• Miércoles a la mañana

    «Aprender juntos a discernir la voluntad de Dios”: desde el principio, los primeros cristianos afrontaron este desafío. ¡En efecto, “aprender juntos a discernir la voluntad de Dios” no es un deseo piadoso! No es un proceso cómodo. De hecho, es el gran desafío de la vida cristiana, de nuestra vida personal y en la vida de nuestras congregaciones, de nuestras iglesias locales.

    Para reflexionar sobre este desafío, propongo que volvamos a un momento fundamental, un momento originario: el momento en que a los discípulos se les llamó cristianos (en Hechos 11,26); “fue en Antioquía donde por primera vez a los discípulos se les llamó cristianos”. (NVI)

    Para mi gran sorpresa, al leer y meditar sobre este episodio de la historia de la iglesia, me vi obligada a cuestionar lo que creía saber. Este cambio ocurrió cuando observé que la época en que se les dio el nombre de cristianos a los creyentes fue todo menos idílica. La amenaza más peligrosa para la nueva iglesia cristiana no era tanto el contexto de persecución, o de “sufrimiento” descrito en el texto. No, lo más impactante para mí fue este hermoso momento, este momento en que recibieron un “nombre” –además, un nombre que contenía el de Cristo–, y correspondía en realidad a una situación en la cual la mayor amenaza para los nuevos creyentes era la de la división, la división interna.

    En efecto, por un lado, está la comunidad de Jerusalén: la comunidad madre, más antigua y culturalmente judía. Por otro lado, está la comunidad de Antioquía: ¡de cultura griega, una comunidad más joven y dinámica con mayor crecimiento y frutos más visibles! Por un lado, están los que anuncian la Palabra exclusivamente a los judíos y, por otro lado, los que anuncian las buenas noticias a los paganos, los griegos. Dos estilos: los ancianos más ligados a la tradición; ¡y los más jóvenes, sin duda más ingeniosos y con mayor libertad! Dos formas de ser y dos proyectos evangelísticos. En esta situación, ¿cómo pueden seguir aprendiendo juntos? ¿Cómo pueden discernir juntos la voluntad de Dios?

    Desde el comienzo, los primeros cristianos afrontaron dolorosamente dicho desafío. Esto lo podemos aplicar a nuestra situación actual. ¿Qué tienen los menonitas de la antigua Europa donde se inició el anabautismo en común con los menonitas de otros continentes, con las iglesias más jóvenes y dinámicas?

    Volvamos a la historia de los Hechos de los Apóstoles: ¿cuáles son las razones por las que no se produjo la escisión, al menos no en ese momento, aunque estaban presentes todos los factores de la división? ¿Cuáles fueron los pasos que se dieron en el proceso de discernimiento?

    En primer lugar, notamos que la iglesia madre (la de Jerusalén) opta por enviar a un hombre, Bernabé, que al menos en aquel entonces no era un hombre de alto rango. El factor decisivo es la actitud de este hombre que hará posible los lazos de unidad. “Cuando llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos …” (v. 23 NVI). De esta manera, Bernabé comienza tomándose el tiempo para mirar, no con una mirada crítica, sino de asombro. ¡No tiene miedo a lo nuevo! Sin duda, podría haber estado celoso del crecimiento de esta nueva comunidad. Sin duda, vio –y con razón, ya que de lo contrario Jerusalén no lo habría enviado– todos los riesgos que corría esta joven y dinámica comunidad, todas las posibles desviaciones… Pero su primera mirada fue una de asombro ante lo que el otro estaba viviendo, dando gracias por el fruto nacido por la obra de los demás.

    Este es el primer paso del proceso: mirar y admirar lo bueno en los demás, lo bueno en la iglesia de los demás. Si nos atreviéramos a asombrarnos ante los demás, ¿no cambiarían las relaciones entre nuestros países y las diferentes culturas? ¿Están los occidentales dispuestos a admirar lo que sucede en otros lugares y aprender de los demás? ¿Estamos preparados para esta conversión en nuestra manera de ver?

    Una vez más, ¡volvamos a nuestra historia! Bernabé no está dichosamente optimista frente a lo que está dando frutos. La verdadera bondad y la verdadera amabilidad no excluyen la obra de la verdad que consolida las cosas. Y así, en segundo lugar, vemos cómo Bernabé toma la iniciativa de buscar a Pablo y traerlo de vuelta a Antioquía para que durante un año los dos puedan enseñar a esta nueva comunidad joven.

    Sin embargo, hay un pequeño detalle, que en realidad no es pequeño. Pablo y Bernabé no están solo en calidad de maestros. Se menciona que “se reunieron con la iglesia” (v. 26). No tienen miedo de estar entre los demás como iguales, en una relación de reciprocidad donde todos toman parte en la conversación. Esto se lleva a cabo por un período de un año, lo que les permite construir lazos y conocer la situación desde adentro. Este es el segundo paso del proceso.

    Regresemos a Antioquía, la iglesia joven. No tiene miedo de acoger a alguien enviado por la iglesia madre, aceptando la enseñanza de parte de una persona que proviene de una comunidad mucho menos dinámica, aparentemente menos fructífera. No tiene miedo de ponerse en la posición de recibir de los demás.

    Pero la historia no ha terminado: la iglesia joven, a su vez, cuidará de la iglesia madre. Durante un tiempo de hambruna, organizará una recaudación de fondos y enviará dinero a Judea (ver v. 27-30). ¡Hay verdadera reciprocidad en esta demonstración concreta del cuidado mutuo!

    El momento en la historia en que los creyentes reciben el hermoso nombre de “cristianos”, es por consiguiente, el momento en que aceptan no quedarse estancados en su manera de ver solo en términos de su etnia, de su cultura, de su realidad local. “Aprender juntos” es correr el riesgo de vencer fronteras, porque pertenecemos a un mismo cuerpo, porque “somos miembros los unos de los otros” (Romanos 12,5). Somos la misma carne, la del Cuerpo de Cristo.

    —Anne-Cathy Graber, pastora y teóloga menonita, es hermana consagrada de la comunidad Chemin Neuf de París, Francia. Se desempeña en la Comisión de Fe y Vida de CMM como representante del Foro Cristiano Mundial y de la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias. Asiste a la Église Évangélique Mennonite de Châtenay-Malabry, París, Francia.

    Aprendiendo Juntos – Mañana Plenario: 6 de julio 2022


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en Octubre de 2022.
  • Miércoles a la noche

    Cuando tenía 17 años, mi abuelo se vio obligado a combatir en la Segunda Guerra Mundial. Cuando comencé a hablar sobre mis planes de estudiar sobre la paz y teología de la paz, se molestó un poco. Me dijo: “¡Hablas de paz y guerra, pero no sabes de lo que estás hablando! Cuando llega la guerra, no tienes otra opción. ¡No hay nada que puedas hacer!” En ese momento, creía que lo que le había faltado a Europa Occidental durante la Segunda Guerra Mundial era una buena teología de la paz. Ahora la tenemos, así que estaremos bien, o eso pensaba.

    Hace unos meses (y unos ochenta años después de la Segunda Guerra Mundial), estalló la guerra en Ucrania. Y mientras nuestros hermanos y hermanas de Ucrania enfrentan los males de la guerra, muchos menonitas de Europa Occidental están conmocionados por la cercanía y la realidad de la guerra. Los años de buena teología de la paz se olvidaron. Ahora nos volvemos a sentir como se sentía mi abuelo: “No hay nada que podamos hacer”. De repente, para muchos cristianos que creen en la paz, la única opción posible es la participación violenta. Cuando nuestro contexto era pacífico, afirmábamos la no violencia, pero ahora frente a la guerra vemos la resistencia no violenta como ingenua y poco realista. Tenemos muchos buenos teólogos de la paz, pero para este momento lo que decían se ha vuelto irrelevante. Hoy tenemos miedo de que la guerra se apodere de Europa. De repente, nuestra teología y nuestras creencias se consideran obsoletas. Una tormenta se apoderó de Europa y nuestras convicciones se derrumbaron. Las tormentas tienden a hacer eso: rompen las cosas que pensábamos que eran sólidas y fuertes.

    La Escritura que leemos hoy es el argumento final del Sermón del Monte. Dicho sermón es una colección de enseñanzas de Jesús, dirigidas a personas que viven tiempos difíciles. En ese momento, Palestina estaba bajo la ocupación romana y los judíos luchaban bajo la opresión de un régimen violento: fuertes impuestos, trabajos forzados y abusos sexuales eran parte de su vida cotidiana. Sin embargo, Jesús le hace un llamado al pueblo oprimido por la Roma imperial, a amar colectivamente a sus enemigos y a no resistir al malhechor. Y les advierte que esto será muy difícil de hacer, y que podrían pagarlo con sus vidas.

    De alguna manera, a las multitudes parece gustarles lo que escuchan. “¡Vaya, Jesús sí que tiene mucho carisma, miren cómo enseña! ¡Qué autoridad!” Jesús probablemente sabe que muchos de sus oyentes son simplemente curiosos, están aquí para ver de qué se trata el alboroto, para escuchar, discutir, comentar… y no actuarán sobre sus enseñanzas ni las practicarán. Pero se avecina una tormenta que pondrá a prueba todas sus ideas y creencias. Para las personas sentadas en el monte escuchando a Jesús, la guerra con Roma está a punto de empeorar. Es así que, para los lectores de Mateo, la persecución aquejará a quienes decidan seguir el Camino de Cristo, y estas tormentas romperán algunas de las opiniones y creencias que parecían tan sólidas.

    Sin embargo, hay una manera de que las creencias sobrevivan a la tormenta. Jesús habla de dos casas, una construida sobre la roca y la otra sobre la arena. La tormenta afectó a ambas, “cayó la lluvia, y vinieron los torrentes, y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa”, pero una casa cayó y la otra no. La diferencia entre las dos casas es su base. El fundamento de la casa no es creer o no en Jesús; Él nos dice que los cimientos de roca son la práctica de sus palabras.

    La historia cuenta que ambos hombres han escuchado las palabras de Jesús, pero solo el sabio actuó en base a dichas palabras. Otras traducciones tienen “ponerlos en práctica”. Es actuar en base a las palabras de Jesús, una y otra vez, día tras día, lo que nos prepara para la tormenta, porque la tormenta vendrá de todos modos. Solo hay una forma de mantenernos firmes en la tormenta: ¡practicar! Practicar el amor a los enemigos, practicar la resistencia no violenta, practicar desarmar al opresor sin dañar al opresor. Esto es algo que todos podemos hacer juntos.

    Si practicamos juntos, aprendemos juntos. Antes de ser pastora, era terapeuta ocupacional. La idea central de la terapia ocupacional es que el cerebro y el cuerpo aprenden haciendo. Cuando hacemos algo nuevo, las neuronas de nuestro cuerpo se conectan de nuevas maneras, así que cuando repetimos y practicamos, las conexiones se fortalecen. Después de un tiempo, podemos hacer esa cosa nueva en diferentes situaciones, sin tener que pensar más en ello.

    Cuando practicamos, aprendemos, lo cual también significa que, si queremos aprender, necesitamos practicar. En teoría, creo que podría correr una maratón, pero solo podré hacerlo si practico correr. Lo mismo ocurre con un testimonio de paz radical o resistencia no violenta. En Europa occidental, cuando los menonitas hablamos de paz, pasamos mucho tiempo hablando de cómo deberíamos actuar en diferentes situaciones. Y la mayoría de las veces, eso es todo lo que hacemos. Cuando llega realmente la guerra, es cuando deberíamos empezar a hacer lo que hemos estado discutiendo, pero en medio de la tormenta no es el momento adecuado para aprender a actuar.

    Entonces, no esperes a que la tormenta descubra si tus cimientos son sólidos, asegúrate de que lo sean. ¿Cómo? ¡Con práctica! Los menonitas están acostumbrados a escuchar llamados a la resistencia no violenta en la Asamblea.

    En la Asamblea del CMM de 1967 en Ámsterdam, Vincent Harding llamó a los menonitas a unirse a sus hermanas y hermanos negros en la lucha por la libertad, y a unirse a los numerosos movimientos revolucionarios de todo el mundo.

    En la Asamblea de 1984 en Estrasburgo, Ron Sider instó a la iglesia a formar un grupo de trabajo de pacificación altamente capacitado, lo que motivó la creación del Equipo de Pacificadores Comunitarios.

    Pero la mayoría de nosotros nos hemos quedado al margen, donde las cosas son cómodas. En una linda casita en la playa.

    ¿Cómo es practicar amar al enemigo a nivel colectivo en nuestro tiempo y lugar? Podría ser la resistencia a la guerra no violenta. Tal vez los menonitas podrían prepararse para la resistencia a la guerra con un “servicio antimilitar”, como un campo de entrenamiento de resistencia no violenta. Las naciones se preparan para la guerra con el servicio militar. Hay capacitación en primeros auxilios para atención médica de emergencia. Podría ser hora de que creamos una capacitación generalizada para que la gente de la iglesia aprenda y practique los conceptos básicos de la resistencia civil.

    Algunas personas se comprometen y se comprometerán toda su vida a la pacificación no violenta, y necesitamos desesperadamente a personas así, pero también necesitamos una base de práctica para toda la iglesia.

    En la mayor parte de Europa, tenemos más experiencia en la discusión y el debate que en el activismo, la resistencia a la guerra, la revolución o el cambio social. Necesitamos la ayuda de la iglesia mundial si queremos encontrar una base en el campo de la práctica. Sabemos que tenemos hermanos y hermanas que tienen experiencia en la resistencia no violenta. Así que, por favor capacítenos, practiquen con nosotros para que podamos aprender juntos. Así es como nos sostendremos cuando vengan las tormentas.

    —Salomé Haldemann es una terapeuta ocupacional y graduada en teología y estudios de la paz en el Seminario Bíblico Anabaptista, Elkhart, Indiana, Estados Unidos. Realiza prácticas como pastora de Eglise Evangélique Mennonite de Béthel, Neuf-Brisach, Francia.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en Octubre de 2022.
  • Martes a la noche

    ¡Jsús está exhausto, probablemente frustrado! Recientemente planeó un retiro con sus discípulos, pero multitudes que claman se interponen en el camino. Entonces, pasa un día entero enseñando y organizando el alimento para cinco mil personas.

    Luego viene una noche de oración y después un paseo por el Mar de Galilea. Ve a sus discípulos luchando contra el viento. Su plan es acercarse a ellos y relevar su identidad divina, pero no entienden la cuestión. ¡Entonces, milagrosamente calma la tormenta y suspira que simplemente no entienden nada!

    A continuación, hay una confrontación acalorada con los líderes religiosos de mente cerrada y una conversación decepcionante con sus discípulos de mente obtusa (¡palabras de Jesús, no mías!).

    Necesita un respiro. Entonces, se dirige a la ciudad turística más cercana en la costa mediterránea, algo así como un balneario en la costa de California, o Bali, o Tenerife o Río. De nuevo, sus planes se frustran: (cito textualmente) “No quería que nadie lo supiera; ¡sin embargo, no podía mantener su presencia en secreto!”

    ¿Notan cómo el aspecto humano y divino de Jesús se entrelazan en esta sección del Evangelio de Marcos? Jesús multiplica milagrosamente los panes, camina sobre el agua, se identifica como “YO SOY”. Sin embargo, está cansado, frustrado, incapaz de cumplir con los planes elaborados cuidadosamente.

    “Jesús es el centro de nuestra fe.”

    • El Jesús humano, que aprendió y vivió y sirvió y sufrió y experimentó todo tipo de limitaciones humanas, como todos nosotros.
    • El Jesús divino, que existe desde toda la eternidad como la segunda persona de la Trinidad, creador del cielo y de la Tierra, digno de todo honor y adoración como DIOS.

    Este “Jesús divino-humano” es el centro de nuestra fe. 

    La iglesia fiel siempre ha confesado que Jesús es plenamente humano y plenamente divino. Ese es el misterio que llamamos “la encarnación”: Dios se hizo humano, uniendo para siempre en la persona de Jesús, la divinidad y la humanidad.

    La encarnación es el mayor acontecimiento de superación de barreras en la historia del universo. Por medio de Jesús, se ha vencido la barrera entre la eternidad y el tiempo, el espíritu y la materia, el Creador y la creación. Y, debido a esto, podemos estar seguros de que la gran barrera que aún separa a Dios y al pueblo fiel de Dios, algún día desaparecerá para siempre.

    Después del gran acontecimiento de superar barreras que llamamos “encarnación,” Jesús continuó venciendo barreras: entre ricos y pobres, poderosos e indefensos, varón y mujer, sagrado y secular, limpio e inmundo, judíos y gentiles.

    Debido a que Jesús es plenamente divino y plenamente humano, hacemos bien en examinar los relatos del Evangelio teniendo presente dos preguntas:

    1. ¿Qué nos revela Jesús, el Jesús encarnado, Dios hecho carne, sobre cómo es Dios?

    2. ¿Qué revela Jesús, el Jesús plenamente humano, acerca de cómo debemos relacionarnos con Dios y entre nosotros?

    En muchos textos, los aspectos divinos de Jesús parecen estar en primer plano. En el texto de Marcos sobre Jesús y la mujer sirofenicia, los aspectos humanos se destacan con bastante claridad.

    Dios manifestado en la carne ni siquiera puede mantener su presencia en secreto. Aparece una mujer, una candidata muy poco probable para el ministerio de Jesús. Una mujer, gentil, sirofenicia; ¡el equivalente bíblico más cercano sería la reina Jezabel! Para Jesús no es nada divertido. Y si no escuchamos con atención, ¡parece que Jesús simplemente la insulta! “¿Qué? ¿Tirarle buena comida a un perro? ¡De ninguna manera!”

    ¡Un momento! ¿Qué? ¿Es Jesús quien está hablando?

    Si eso es todo lo que oímos, no estamos escuchando con atención. Es cierto que los judíos a veces llamaban a los gentiles “¡perros! (kunes)”. No mascotas domésticas: perros salvajes, sucios que deambulan por las calles. Sin embargo, ¡Jesús aquí usa una palabra diferente! Si la traducción no lo demuestra con toda claridad, revise las notas al pie. Se refiere a cachorros (kunaria), “queridos cachorritos”, animales domésticos junto a “los niños” que están sentados a la mesa comiendo. El texto ya tiene un tono diferente, ¿no? Y nótese que Jesús en realidad no la llama cachorra; ¡está usando una metáfora! ¿Y notaron que en inglés acabo de llamar a los niños, cabritas? (¡Es lo que realmente significa la palabra “cabritas”!)

    La metáfora de Jesús no está pensada para ser ofensiva, como tampoco lo fue la mía. No la está denigrando; sabe que un día los gentiles y los judíos serán pares en pie de plena igualdad en el pueblo de Dios.

    El verdadero problema de este texto no es que Jesús hable de cachorros, sino que Jesús rechace su pedido. “¡Estoy de vacaciones! No es un buen momento. Lo siento, ¡tu pedido ha sido denegado!” Pero nuevamente, escuchemos con más atención. “Primero, dejen que los niños coman todo lo que quieran.”

    “Primero…” Jesús no está diciendo, “No”; está diciendo, “¡Todavía no!” ¡Primero tienen que suceder algunas cosas! Jesús conoce el plan divino para la salvación del mundo. “Primero el judío, luego el gentil.” Primero la bendición a Abraham y su descendencia, luego a través de ellos al resto del mundo. ¡Jesús vino a salvar al mundo entero! ¡Es por eso que comienza con Israel, incorporando y capacitando a quienes comisionará para llevar las buenas nuevas hasta los confines de la Tierra!

    ¡Y esta mujer valiente, persistente y llena de fe está de acuerdo! “¡Sí! ¡Sí, Señor! ¡Primero, los niños! Entonces, no pediré un lugar en la mesa … ¡todavía no! Esperaré a que una pequeña migaja caiga de la mesa ya mismo. ¡Eso es todo lo que necesito!” ¡Su respuesta inteligente y llena de fe es suficiente para que Jesús cambie de opinión!

    Martín Lutero lo expresó de esta manera: “Detrás del “No” de Jesús, ella escuchó el “Sí” secreto de Dios.

    Jesús no vino a Tiro a ministrar, pero terminó haciéndolo. Jesús no planeó comenzar a ministrar a los gentiles, todavía no, pero termina haciendo exactamente eso. Jesús tiene todo planeado, pero cambia de opinión. O tal vez deberíamos decir que ella lo hace cambiar de opinión.

    De hecho, ella hace aún más que eso. Se convierte en el instrumento a través del cual Jesús aprende cuál es el “próximo paso” que debería dar para hacer la voluntad de Dios.

    ¿Por qué eso debería sorprendernos? Nos está mostrando cómo responder a las necesidades de los demás, a quienes Dios usará a menudo para ayudarnos a descubrir nuestro propio llamado al ministerio. Jesús nos está mostrando cómo debe ser nuestra humanidad redimida. Al mismo tiempo, es un representación de cómo es Dios, escuchando las súplicas de los necesitados, rompiendo barreras con una respuesta plena de gracia generosa.

    Que aprendamos de Jesús cómo es realmente Dios, elaborando un plan para salvar al mundo, obrando en el tiempo y el espacio para llevar ese plan a su glorioso cumplimiento y de paso derramando gracia sobre las personas. Que aprendamos de Jesús lo que estamos llamados a ser, personas que superan las barreras y ministran la gracia de Dios a los demás. Que aprendamos de la mujer sirofenicia lo que se necesita para superar barreras, acercándonos con fe valiente para vincularnos al corazón de Jesús, el Jesús divino-humano, que es el centro de nuestra fe.

    Y que todo lo que hagamos juntos en estos próximos cuatro días (escuchar, orar, cantar, adorar y celebrar la diversidad de la familia de Dios), nos permita entrever lo que Jesús está haciendo entre nosotros y en todo el mundo al que vino a salvar.

    —Timothy J. Geddert, profesor del Nuevo Testamento de Fresno Pacific University (Seminario Bíblico), Fresno, California, EE.UU., y miembro de North Fresno Mennonite Brethren Church, California, EE.UU.

    Ceremonia de Apertura y Tiempo de Adoración: 5 de julio de 2022


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en Octubre de 2022.
  • Siguiendo a Jesús juntos, superando las barreras

    Las Asambleas globales del Congreso Mundial Menonita (CMM) son el equivalente de una reunión de Domingo en una congregación local. A través de la liturgia, declaramos la soberanía de Cristo en nuestra iglesia global, desafiando nacionalismos, racismo y otras falsas ideologías que reclaman nuestra obediencia y seguimiento. Gracias a enseñanzas, talleres y predicaciones afirmamos nuestra identidad anabautista y facilitamos la formación del carácter de nuestras iglesias al exponerlas a diferentes perspectivas y énfasis bíblicos moldeados por el contexto de muchas culturas diferentes. En actividades informales, apreciamos la importancia de cada individuo y de su comunidad, compartimos los dones que hemos recibido y nos enriquecemos mutuamente por las nuevas relaciones que surgen. A través de los momentos de oración, apoyamos a quienes enfrentan persecución, violencia, pobreza extrema y desastres naturales. Descubrimos que no estamos solos, que somos un organismo vivo, y que somos parte del cuerpo de Cristo.

    Estas son apenas algunas razones por las cuales las Asambleas del CMM han sido una parte esencial de nuestra comunidad global por décadas. En 2022, celebramos la segunda Asamblea mundial en Asia y la número 17 desde el inicio del CMM en 1925.

    Cuando empezamos a planear la Asamblea 17, jamás nos imaginamos la magnitud de barreras que tendríamos que cruzar. Indonesia 2022 pasará a la historia como uno de los eventos más complejos y retadores que hemos desarrollado. En adición a las diferencias culturales, de clase social y de perspectivas teológicas, algunas barreras que tuvimos que superar incluyeron lo siguiente:

    • Finanzas: trasladar el evento de 2021 a 2022 debido a la pandemia tuvo como consecuencia enormes gastos económicos.
    • Salud: un número significativo de personas tuvo que guardar cuarentena – yo mismo incluido – debido al COVID-19 y a otros virus. Eso impidió la participación completa de muchos asistentes.
    • Tecnología: siendo esta la primera Asamblea oficialmente híbrida, muchas actividades se planearon para facilitar la participación en línea. Sin embargo, fallas técnicas obstruyeron la transmisión en vivo e impidieron la traducción simultánea en el lugar del evento a pesar de muchos ensayos y la aparente certeza de los expertos en que la tecnología no fallaría.

    El liderazgo de la Asamblea se preparó por siete años para llevar a cabo un evento exitoso. La evaluación que desarrollamos después de la Asamblea y la experiencia de los participantes revelará el nivel de éxito del evento. Sin embargo, como iglesia, vale la pena recordar que estamos llamados a tener eventos fructíferos más que simplemente eventos exitosos.

    Es en el sentido de fruto que podemos apreciar lo valioso de la Asamblea en Indonesia. Gracias a la diversidad de barreras discípulos de Cristo de muchas naciones aprendieron a practicar paciencia unos con otros. Gente de muchas culturas diferentes se movilizó para trabajar en unidad y buscando el bienestar de quienes estaban enfermos y necesitaban apoyo. El amor e interés por los demás, en muchos casos, fue evidente. Los malentendidos y conflictos inesperados nos llevaron a practicar el ministerio de la reconciliación en medio nuestro. Descubrimos una vez más la importancia de la vulnerabilidad y de la confesión de faltas cometidas. Entendimos cuán crucial es pedir y recibir perdón con humildad.

    Consecuentemente, la Asamblea en 2022 profundizó la relación intercultural de muchos miembros de nuestras iglesias y facilitó la unidad en medio de la diversidad. La Asamblea 17 pudo no haber sido la más exitosa en parámetros humanos que miden la calidad de eventos. Aun así, ha sido una de las más fructíferas para crecer en nuestro llamado a ser una comunión global en la tradición Anabautista.

    —César García, secretario general del CMM, oriundo de Colombia, reside en Kitchener, Ontario, Canadá.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en Octubre de 2022.
  • India

    Los misioneros de Estados Unidos iniciaron su labor misionera menonita en noviembre de 1899, en India Central, actualmente conocido como el estado de Chhattisgarh. Cabe señalar que comenzaron con obras filantrópicas, brindando ayuda a las personas afectadas por la sequía. El primer bautismo de los cuarenta y tres nuevos creyentes se realizó en diciembre de 1900. En sus inicios, la membresía creció rápidamente. En 1949, al celebrarse el Jubileo de Oro de la obra misionera, los miembros bautizados sumaban 1579.

    Durante los años siguientes, la Iglesia Menonita de India (MCI) no creció numéricamente como se esperaba. Los primeros líderes de MCI hicieron algunos intentos por establecer nuevas iglesias en regiones nuevas. Sin embargo, en general estaban conformes con mantener el statu quo; entonces, MCI decidió no hacer una autoevaluación. Posiblemente, Dios no quedó conforme con la preservación del statu quo, y así surgió el movimiento pentecostal.

    Llegada de pentecostales a zonas de la convención de MCI

    Antes de la década de 1970, recuerdo que algunos predicadores pentecostales fueron invitados por las iglesias locales a predicar en ocasiones especiales, y también por la convención de MCI. En su mayoría eran predicadores que podían conmover emocionalmente a la gente.

    A principios de la década de los setenta, la presencia pentecostal fue más sentida en algunas iglesias menonitas urbanas, donde los miembros provenían de diferentes denominaciones. En la Iglesia Menonita principal, los cultos pentecostales comenzaron en una casa particular a mediados de los años setenta. Empezaron a reunirse para adorar y fraternizar en casas particulares, especialmente los jóvenes menonitas que no estaban al frente de las actividades de MCI. Asimismo, las personas que no eran cristianas también comenzaron a asistir a dichas reuniones pentecostales.

    Las reuniones se caracterizaban por sus oraciones y cantos muy animados y emotivos. Lentamente el movimiento cobró impulso, centrándose en el nuevo nacimiento, el bautismo por inmersión, el diezmo y hablar en lenguas. Se animaba a la gente a exclamar “Aleluya”, “Amén” y “Alabado sea el Señor” durante la predicación. En los cultos se animó a las personas a compartir lo que el Señor había hecho en sus vidas durante la semana anterior. Y, a veces, se servían generosamente comidas sencillas después de los cultos.

    Durante los días de la semana, los pastores pentecostales hacían visitas regulares a las casas, incluso casas menonitas, orando con valentía por los enfermos. Los pastores procuraban que en cada oportunidad se hiciera notar su presencia, como en los funerales. A menudo, se hacían amigos de miembros acomodados de MCI que no eran muy activos. Poco a poco, las iglesias pentecostales que se reunían en casas se multiplicaron. Se extendieron rápidamente a más ciudades y pueblos, y creció el número de miembros. Se alentó a los líderes laicos que estaban desbordantes de entusiasmo, a que asistieran a las escuelas bíblicas pentecostales; al finalizar, se les asignaban congregaciones donde tuvieran la posibilidad de servir.

    Al parecer no había un sistema institucionalizado. Los pastores eran quienes tomaban las decisiones en todos los asuntos y tenían libertad para dirigir las congregaciones locales.

    La Iglesia Menonita de India y la presencia pentecostal

    Al principio, aunque los líderes de las iglesias menonitas invitaran a predicar a los pastores pentecostales distantes, los pentecostales locales estaban desanimados. Los miembros menonitas que se habían unido al movimiento pentecostal, fueron obligados a dejar las iglesias menonitas. Pero la presencia constante y el número creciente de pentecostales, ha cambiado tácitamente la mentalidad de MCI. Además, muchos de los miembros de MCI se casaron con mujeres de trasfondo pentecostal, que se han vuelto activas en las iglesias menonitas de India.

    Actualmente, la presencia de las iglesias pentecostales y sus líderes es conocida y aceptada. No hay más rivalidades abiertas entre las dos denominaciones. De hecho, MCI ha aceptado cambios en sus propias modalidades de culto. Hay más cantos en el culto y se invita a las personas a compartir lo que el Señor ha hecho en sus vidas durante la semana anterior.

    Los pastores pentecostales son aceptados con el debido respeto. Se anima a los pastores menonitas a orar por los no cristianos que llegan después de los cultos. Las peticiones de oración de los no creyentes son incluidas en las oraciones pastorales, y también se les permite compartir sus testimonios durante el culto del domingo.

    Esto ha alentado a los grupos pentecostales no afiliados de las aldeas a procurar el liderazgo de MCI. A su vez, MCI establece dichos grupos, primero como centros de oración, apoyando a sus líderes; luego, y cumpliendo con ciertas condiciones, los reconoce como iglesias unitarias de pleno derecho del MCI.

    Asimismo, se están realizando esfuerzos en MCI para revitalizar a los miembros para el ministerio de evangelización.

    Sugerencias para las relaciones con los pentecostales

    1. Dado que el movimiento pentecostal es un fenómeno mundial, debemos reconocerlo como obra de Dios. Haríamos bien en aceptar el consejo de Gamaliel, profesor de derecho judío, mencionado en Hechos 5,33-39.

    2. Es necesario hacer una autoevaluación respecto al motivo por el que Dios ha impulsado el crecimiento del pentecostalismo, pese a la presencia de las iglesias establecidas. Es similar al surgimiento del movimiento anabautistamenonita a principios del siglo XVI.

    3. Debemos ser capaces de regocijarnos con lo que Dios ha estado haciendo, acercando cada vez más personas al rebaño de Jesucristo a través de los ministerios de los pentecostales.

    4. Las iglesias establecidas deberían encontrar maneras de desarrollar relaciones de trabajo con los pentecostales y otras iglesias.

    5. Deberíamos aceptar la ineptitud de cualquier denominación eclesial, incluyendo la Iglesia Menonita de India, ya que ninguna por sí sola es capaz de proclamar la “multiforme sabiduría de Dios” (Efesios 3,9-11). Es necesaria la unidad de espíritu y cooperación de las iglesias para cumplir dicho llamado.

    — Shantkumar Kunjam, obispo de la Convención de la Iglesia Menonita de India, vive en Rajnandgaon, Chhatisgarh, India.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2022.
  • Canadá

    Hace veinte años mi esposo y yo nos lamentábamos por el declive complicado de nuestra iglesia, que se había desestabilizado durante la renovación de la década de los noventa.

    Tenía una actitud cínica y, a la vez, nostálgica, respecto a lo carismático. En busca de cordura, estabilidad y una enseñanza sólida, nos llamó la atención una iglesia cercana de los Hermanos Menonitas. ¿Podría llegar a ser nuestra congregación?

    Me estremecí interiormente: no quería renunciar al ímpetu audaz de lo profético, a los picos extáticos de la adoración, a los encuentros intensamente personales en el ministerio de la oración; y a la diversión.

    Algunos de mis conocidos se dirigieron a la iglesia pentecostal más cercana, solo para quejarse de la falta de enseñanza sólida. Otros se volvieron evangélicos convencionales, solo para quejarse de la falta de vida infundida por el Espíritu. ¿Estábamos condenados a unirnos a algún remanente de elitistas espirituales descontentos que no hacían más que quejarse de cualquier iglesia en la que se encontraran?

    Oramos, respiramos hondo, y optamos por los Hermanos Menonitas.

    Esto no me lo esperaba.

    Anabautistas carismáticos

    Ese primer domingo vi manos levantadas en señal de adoración, ancianos orando por los demás y un fuerte enfoque comunitario que cuestionaba mi ensimismamiento. Además, el pastor acababa de regresar de una experiencia de YWAM (Juventud con una Misión), deseoso de ver el movimiento del Espíritu Santo en su iglesia. ¿Pentecostales no declarados? No, Hermanos Menonitas.

    La Iglesia de los Hermanos Menonitas se originó hace ciento cincuenta y cinco años, fruto de un matrimonio improbable entre una ‘madre’ menonita ferviente y un ‘padre’ más carismático (un híbrido de bautista alemán y pietismo luterano apasionado); su unión produjo –fuera del matrimonio– un hijo inmanejable, propenso a saltar literalmente de alegría.

    Los primeros Hermanos fueron una fuerza evangelizadora a tener en cuenta, centrada en una intensa experiencia personal de Dios.

    ‘Mamá meno’ estaba un poco desconcertada. Esperó a ver qué pasaba; cuando surgieron la sensualidad y el pecado, reprimió el exceso de demostraciones emocionales con mano dura. Desde ese entonces, su niño saltarín ha estado considerablemente más contenido.

    Pero en Canadá, algunos dedos de los pies de los Hermanos Menonitas se están crispando. ¿Qué es lo que pasa?

    Diversidad llena del Espíritu

    No fue hasta fines del siglo XIX que Canadá alentó activamente la inmigración desde fuera de la esfera de los europeos blancos de habla inglesa. Luego, un auge económico posterior a la Segunda Guerra Mundial llevó a ampliar la gama de tonos de los inmigrantes aceptables, para incluir a asiáticos, africanos subsaharianos y sudamericanos. La Iglesia de los Hermanos Menonitas canadiense –que había enviado misioneros al extranjero durante años– comenzó a comprometerse con la diáspora en su propio umbral, lo que tuvo como resultado ministerios étnicos en las iglesias y la fundación de iglesias étnicas específicas.

    Metafóricamente, la comida compartida de la iglesia tenía un dim sum teológico, papadum y tortilla agregados a la salchicha y platz de los granjeros.

    Pese a las dudas de larga data con respecto al pentecostalismo tradicional, los músculos “para saltar” ya atrofiados de los Hermanos Menonitas se flexionaron bajo la influencia sutil pero creciente del Sur global, donde el pentecostalismo es una expresión dominante del cristianismo protestante. Hoy en día, esa influencia carismática es como un pedernal chispeante en busca de leña bien colocada; dentro del fogón de los Hermanos Menonitas ‚Äícálidamente nostálgico pero construido sólidamente‚Äí yacen las brasas del fuego que una vez nos dio a luz.

    Algunas iglesias se encienden; otras, como la nuestra, arden lentamente.

    Han transcurrido veinte años desde nuestro primer domingo con los Hermanos Menonitas. Recientemente, el actual pastor principal confesó su anhelo de renovación. Él señalaba que el elemento que le faltaba en su vida –ya abundante en oración, en la Palabra y en comunidad–, era el riesgo. En el otoño de 2021, presentó una serie de sermones sobre el don del Espíritu Santo, impulsando en nosotros expresiones carismáticas que honrarían la teología y los valores de los Hermanos Menonitas.

    ¿En qué consistía?

    Imagínense: Un culto contemporáneo dinámico con letras cuidadosamente seleccionadas que expresaran verdades antiguas; introspección espiritual subjetiva discernida por medio de una hermenéutica comunitaria; varias posturas sobre elementos teológicos no esenciales que no susciten hostilidad ni evasión; iniciativas radicales de justicia social defendidas por pacificadores radicales; la Palabra predicada valientemente pero con humilde reconocimiento de las ambigüedades bíblicas; la oración que es audaz pero evita las agendas transaccionales; dones espirituales captados y enseñados a través de la capacitación intencional, y espacio para encuentros personales con Dios mediante el ministerio de la oración.

    Imagínense: Un culto contemporáneo dinámico con letras cuidadosamente seleccionadas que expresaran verdades antiguas; introspección espiritual subjetiva discernida por medio de una hermenéutica comunitaria; varias posturas sobre elementos teológicos no esenciales que no susciten hostilidad ni evasión; iniciativas radicales de justicia social defendidas por pacificadores radicales; la Palabra predicada valientemente pero con humilde reconocimiento de las ambigüedades bíblicas; la oración que es audaz pero evita las agendas transaccionales; dones espirituales captados y enseñados a través de la capacitación intencional, y espacio para encuentros personales con Dios mediante el ministerio de la oración.

    —Nikki White, escritora de MULTIPLY (la organización internacional de misiones de los Hermanos Menonitas) y autora de Identity in Exodus. Asiste a North Langley Community Church en Columbia Británica, Canadá, donde supervisa el desarrollo del currículo y la capacitación para el ministerio de oración.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2022.
  • Zimbabue

    En la actualidad, el pentecostalismo se ha convertido en la expresión del cristianismo de más rápido crecimiento en el mundo. Los anabautistas en el contexto africano no son ajenos a esta realidad. El deseo de liberarse del control misionero, o mejor dicho, “la búsqueda de la libertad espiritual”, ha dado un impulso a la expresión pentecostal en los ámbitos anabautistas.

    En el sur de África, durante los últimos veinte años, el ambiente espiritual se inclina más hacia el pentecostalismo, y se aleja del anabautismo y de otras iglesias tradicionales/ principales. Gran parte del carácter, pensamiento y práctica de la iglesia africana toma como referencia a los movimientos pentecostales o los imita. Las iglesias tradicionales tratan de competir por conseguir mayor número [de miembros] con las iglesias pentecostales, cuyo fervor espiritual está vinculado con la religión tradicional africana.

    ¿Cómo afecta esto a las iglesias anabautistas de África?

    Los anabautistas deben aceptar el crecimiento del pentecostalismo dentro del contexto africano. No es algo que las iglesias anabautistas puedan eliminar porque ha llegado para quedarse.

    Con el tiempo, la máxima expresión de espiritualidad en las iglesias africanas se ha idealizado como la espiritualidad pentecostal. La clave es su fervor. Muchos cristianos africanos consideran a las iglesias tradicionales, con su estilo de fe, culto y práctica enseñado por los misioneros, como carente de fervor espiritual. Ahora, los creyentes africanos procuran una expresión apasionada de fe y espiritualidad, y el pentecostalismo se los ofrece.

    Al ofrecer dicho fervor, la iglesia anabautista observa a creyentes que abandonan su congregación o le infiltran prácticas del pentecostalismo. En la actualidad, los sermones dramáticos, las oraciones fervientes, los cantos, los bailes, la expulsión de demonios, el llamado al Espíritu Santo, los momentos de efusión y todas las demás expresiones pentecostales, son más atractivas para muchos creyentes africanos que las expresiones sombrías y sutiles de adoración que se ven comúnmente dentro de las iglesias anabautistas. Estas características le sientan bien al africano promedio, haciendo que el pentecostalismo parezca más africano que extranjero.
    La oportunidad que parece ofrecer el pentecostalismo es una expresión verdaderamente africana de la fe en el Dios Triuno. A diferencia de las iglesias tradicionales africanas, el pentecostalismo cree firmemente en la mayoría de las verdades fundamentales a las que adhieren los cristianos conservadores, quienes a veces son culpables de no ponerlas en práctica. Se presenta la oportunidad para la iglesia anabautista de relacionar estas verdades bíblicas y teológicas en expresiones más significativas que sean relevantes para los creyentes africanos.

    Pero, la desventaja de este movimiento pentecostal es la creación de movimientos de iglesias escindidas. El ambiente africano está saturado de movimientos pentecostales que se tradujeron en tantos movimientos carismáticos de los cuales incluso otras iglesias pentecostales se están divorciando. Estas iglesias escindidas se han convertido en una amenaza para la estabilidad del cristianismo en la región del sur de África. Los que se oponen a la fe cristiana en nuestra región culpan al pentecostalismo de crear falsos pastores, profetas, hombres de Dios y el evangelio de la prosperidad.

    Es fundamental que exista un diálogo entre el pentecostalismo y el anabautismo. La clave es definir puntos de confluencia y puntos de divergencia. Para desarrollar un contexto cristiano más eficaz y ferviente, debe existir un diálogo entre sectores. El pentecostalismo debe fortalecerse con los fundamentos de la doctrina, pensamiento y práctica cristianos, en lugar de simplemente sentir, expresar y vivenciar.

    Las relaciones ecuménicas ahora están iniciando diálogos, seminarios, capacitaciones y talleres, sobre las mejores maneras de comunicar una expresión cristiana africana que no sea contraria a la enseñanza bíblica. Las iglesias se están uniendo hoy para criticar ciertos movimientos disidentes que buscan transmitir un mensaje bíblico de expresión cristiana que no está en línea con la doctrina, el pensamiento y la práctica del cristianismo. Líderes y docentes de las iglesias pentecostales y misioneras están colaborando a fin de elaborar y publicar artículos y literatura que eduquen a las masas cristianas sobre los auténticos valores y prácticas cristianos. Por televisión y radio se transmiten diálogos con pastores, líderes y docentes de diversas iglesias para debatir las verdaderas enseñanzas cristianas.

    Los anabautistas deben darse cuenta hoy día de la necesidad de dialogar con los movimientos pentecostales. En nuestro contexto africano, el deseo es de vivenciar una espiritualidad cristiana que sea verdaderamente africana. Sin embargo, la enseñanza anabautista sobre el abordaje correcto y eficaz de los textos bíblicos también es fundamental. Si no comunicamos más eficazmente la espiritualidad africana que abarque lo mejor del anabautismo y del pentecostalismo, entonces los creyentes africanos se verán influenciados por expresiones espirituales mal interpretadas.

    —Mfakazi Ndlovu es Licenciado en Teología, con un diploma de posgrado en Gobierno Corporativo y una maestría en Administración de Empresas. Fue profesor y decano académico del Instituto Bíblico Ekuphileni (colegio bíblico de la Iglesia de los Hermanos en Cristo de Zimbabue, BICC) y profesor adjunto del Colegio Teológico de Zimbabue; también ha sido empleado administrativo de BICC Zimbabue.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2022.
  • Brasil

    Para muchos evangélicos brasileños, el Pentecostés no es un acontecimiento aislado del pasado; para ellos hay una clara conciencia del Espíritu en su vida diaria. Alrededor del 70% de las iglesias evangélicas de Brasil son pentecostales y las demás están influenciadas por el movimiento pentecostal.

    Factores que influyen en nuestra perspectiva del Pentecostés

    No tenemos una tradición de pensamiento crítico en Brasil. Vivimos con la expectativa de que Dios cambiará nuestras vidas a través de la obra maravillosa del Espíritu Santo, como se evidenció por medio del primer derramamiento en Pentecostés.

    Otro factor que influye es el espiritismo. Debido a las influencias de las prácticas de umbanda, en que ocurren manifestaciones sobrenaturales, los brasileños tienden a aceptar lo que está pasando sin cuestionarse o discernir si están tratando con el Espíritu Santo o con otros espíritus.

    Cuando escuchamos informes sobre las manifestaciones sobrenaturales en la iglesia, queremos verlas con nuestros propios ojos para experimentar lo que Dios está haciendo hoy. Con frecuencia leemos sin consciencia histórica. En Hechos 2, pasamos por alto el viento y el aspecto de la proclamación: lo “real” son las lenguas, prueba de que Dios está obrando y que somos su pueblo especial. Si sucedió en aquellos días, podría y debería volver a sucedernos hoy (Marcos 16,17–18).

    Esta percepción es tan fuerte que aquellos que no son del ámbito pentecostal sienten que algo les falta. A menudo, algunos se preguntan por qué las manifestaciones sobrenaturales no les ocurrieron a ellos o en su iglesia hoy día, se culpan a sí mismos por no estar abiertos al Espíritu. Otros se ponen a la defensiva, preguntando si las manifestaciones (de lenguas, sanación y profecías) realmente cambian la vida de aquellos que dicen tener dichos dones.

    Procurar la presencia del Espíritu Santo

    Sin embargo, ninguna de las respuestas nos ayuda a entender lo que el apóstol Lucas intentaba decirnos. De modo que no procuramos que nuestra lectura sea una búsqueda del significado en el texto, sino del significado “para mí”.

    Cuando hablamos del Espíritu Santo, a menudo no nos interesa el Espíritu Santo, sino aquello que el Espíritu podría darnos: poder.

    Esa misma cosmovisión es la que domina nuestra lectura de los Evangelios. No existe un interés en la pregunta decisiva que los escritores del Evangelio procuraban transmitir: “¿Quién es realmente este Jesús?” Nuestra lectura es: “¿Qué podría hacer este Jesús por mí?”

    Lo que nos asusta es que esta pregunta ya había surgido en los Evangelios cuando los líderes judíos querían que Jesús hiciera un milagro ante ellos (Mateo12,39), o cuando Herodes deseaba ser entretenido con un milagro (Lucas 23,8-9). La respuesta de Jesús a los líderes judíos fue la señal de Jonás, y a Herodes, Jesús no respondió palabra alguna.

    En nuestra indagación pragmática del poder del Espíritu, buscamos beneficios personales del Espíritu en vez de la adoración auténtica. En este sentido, es necesario escuchar las palabras de A.W. Tozer: “Quien busca a Dios como un medio para alcanzar los fines deseados, no encontrará a Dios”. Esto plantea una pregunta intimidante: si estas personas no encuentran a Dios, ¿a quién o qué encuentran?

    La obra de transformación del Espíritu

    No obstante, la gracia de Dios está más allá de nuestras deficiencias. Aunque todos leamos la Biblia con nuestras presuposiciones, Dios se acerca a nosotros y cambia nuestras vidas. Quienes estén abiertos a la obra del Espíritu a través de la Palabra, las conversaciones personales, las situaciones diarias e incluso las manifestaciones sobrenaturales y procuren discernir lo que Dios está haciendo, son transformados. Con frecuencia, esperamos que este crecimiento en la fe sea mucho más rápido; sin embargo, el proceso de maduración es lento.

    No cambiamos fácilmente nuestra visión de que Dios está a nuestra disposición para satisfacer nuestras necesidades. Debemos aprender lo que la Biblia enseña sobre la vida cristiana, acompañados de personas que modelan este estilo de vida. No necesitamos héroes, necesitamos cristianos comunes que desafíen los modelos de éxito y tengan a Jesús como su modelo.

    Me alegro de que a medida que mis compatriotas brasileños –tanto pentecostales como menonitas– sean receptivos a la obra del Espíritu en sus vidas, serán convencidos de sus pecados (Juan 16,8) y el Espíritu les guiará a toda la verdad (Juan 16,13).

    Sabemos que la obra del Espíritu está lejos de terminar en nuestras propias vidas, así que oramos para que el proceso de transformación continúe hasta que “nos parezcamos más y más a Cristo” (Efesios 4,15, Nueva Traducción Viviente). Esto podría llevar más de una generación. Estamos llamados a modelar nuestras vidas según Jesús e influir en quienes nos rodean. Solo Dios podrá cambiar el mundo.

    —Arthur Duck, profesor de Faculdade Fidelis, una escuela bíblica afiliada a los Hermanos Menonitas en Curitiba, Brasil. Una versión de este artículo apareció en MB Herald, el 1 de junio de 2011.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2022.
  • Alemania

    El camino recorrido en la iglesia entre la tradición menonita y la tradición pentecostal comenzó antes de que naciera. Debido a un comentario desconsiderado y francamente vergonzoso que se hizo sobre mi madre desde el púlpito cuando ella tenía quince años, dejó la iglesia menonita a los dieciocho años.

    Mi padre y mi madre criaron a sus hijos en iglesias evangélicas, hasta que finalmente llegó la sanación emocional gracias a una iglesia fundada en New Holland, Pennsylvania, EE.UU. Curiosamente, aunque clasificada como no denominacional, esta congregación fue establecida por menonitas y se caracterizaba por los dones del Espíritu Santo que surgieron del movimiento pentecostal.

    Tras ingresar a un instituto bíblico, mi propio camino en la iglesia me llevó a recorrer una gran variedad de movimientos, que algunas personas podrían considerar problemáticos en el mejor de los casos, y otras personas podrían denominarlos de carácter sectario en el peor de los casos. Finalmente, encontré estabilidad al fundar mi fe en mi relación con Dios y en el estudio de la Palabra de Dios, no en un movimiento o denominación.

    La investigación anabautista abre interrogantes

    Cabe señalar, asimismo, que es precisamente por la investigación que hice sobre la historia anabautista —un movimiento que enfatizaba los principios de la verdad a partir de la Palabra, el pacifismo y la justicia social—, que comencé a cuestionar algunas cosas. ¿Por qué tanto el movimiento pentecostal como el menonita relegaron a un segundo plano las cosas que eran características del movimiento de otros, cuando claramente surgían cosas buenas de ellas?

    A saber, ¿por qué parecía que las iglesias carismáticas enviaban a sus hijos a campamentos menonitas y calvinistas para memorizar las Escrituras y aprender más historias bíblicas?

    Por otro lado, ¿por qué parece que los predicadores menonitas a menudo relegan la enseñanza del Espíritu Santo a un sermón de pasada una o dos veces al año?

    Aunque haya cuestiones doctrinales secundarias que nos definan de manera diferente como pentecostales y menonitas, finalmente me di cuenta de que no se trataba de pensar en términos de “esto o lo otro”, sino de “esto y esto/ambos”.

    El celo pentecostal aviva la fe

    Me di cuenta de ello cuando investigué la historia del movimiento anabautista, y vi el celo que encendió a tantas personas en los primeros días del movimiento, a fin de dar su vida por la verdad en la que creían. Cambió mi manera de pensar porque comprendí que su fuego encendía un celo igual o mayor por el Señor que el que sentía en cualquier iglesia pentecostal o carismática.

    En lo que se refiere a mi propia historia, más de uno de mis antepasados perdieron familias enteras en Francia por no retractarse de sus creencias protestantes, o huyeron de Alemania con otros anabautistas perseguidos.

    Así como se cerró el círculo del recorrido de mi madre para recibir sanación emocional y espiritual a través de una iglesia fundada por menonitas, también la sanación de mi familia continúa en los lugares a los que Dios me está guiando. Actualmente, integro el equipo de liderazgo de una iglesia internacional multicultural en Halle, Alemania, establecida por medio de la cooperación entre Verband Deutsche Mennoniten, Misiones Menonitas del Este, y Deutsches Mennonitisches Missionskomitee.

    El equilibrio guía la acogida multicultural

    Me ayudó mucho aprender a alcanzar un equilibrio al reconocer al Espíritu Santo tanto como amar al Padre por medio de Jesucristo, como una parte viva y activa del Dios que adoro.

    En la Iglesia Soli Deo realizamos cultos en varios idiomas en casi todas las reuniones, incluidos los cultos dominicales, por lo que hemos aprendido que es necesario un equilibrio similar. Tenemos que ser pacientes y estar abiertos a personas de trasfondos diferentes, así como ellos tienen que ser pacientes con nosotros.

    Se logra un equilibrio cuando, por un lado, nos aferramos a las creencias que podrían estar basadas en la cultura de la iglesia occidental y, por otro lado, reconocemos que otras culturas contienen expresiones de Jesús basadas en su trasfondo cuando se acercan al Padre por medio del Hijo y del Espíritu Santo. Tal vez nos veamos diferentes, pero somos uno cuando fijamos nuestra mirada en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12,2).

    Es muy importante aprender a escucharnos unos a otros mediante el amor. Algunos de los que se han unido a nosotros no se sienten cómodos con las expresiones abiertas del Espíritu Santo que surgieron del movimiento pentecostal, mientras que otros lo encuentran esencial para la práctica de sus creencias. Y, sin embargo, ambos grupos han encontrado un hogar con nosotros. Todos quisieran adorar juntos, así que encontramos la manera de hacerlo aunque algunos dirían que es imposible.

    Lo que me prepara para ayudar a liderar una iglesia internacional es precisamente mantener en equilibrio la valoración de los principios anabautistas de seguir a Jesús y la espontaneidad de la presencia y acción del Espíritu Santo.

    Este tipo de amor y valoración de las diferencias constituye el mensaje mismo del evangelio y es lo que nos mantiene en comunión a pesar de nuestro trasfondo multicultural. Y creo que aprender a alcanzar este equilibrio nos impulsará al próximo gran movimiento de Dios en esta Tierra.

    —Kellie Swope, miembro del equipo de liderazgo de la Iglesia Soli Deo, una iglesia menonita de Halle, Alemania.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2022.
  • El Comité Ejecutivo es elegido entre los miembros del Concilio General y se reúne anualmente. Dos personas de cada región continental son elegidas entre los miembros del Concilio General, que también elige al presidente/a y vicepresidente/a. El presidente electo o presidenta electa inicia su mandato tres años antes del traspaso de responsabilidades. El tesorero/a y secretario/a general también son integrantes del Comité Ejecutivo. Consulte el número de Correo correspondiente a octubre de 2021 para conocer a los directivos.

    Representantes de África

    Samson Omondi
    Congregación: Iglesia Menonita Majiwa, Kisumu, Kenia
    “Es un honor servir a la Iglesia mundial a través del CMM, porque brinda una excelente oportunidad para compartir experiencias e ideas de diversas culturas de todo el mundo.”

    Representantes de Asia y el Pacífico

    Paul Phinehas
    Congregación: Gilgal Mission Trust Pollachi, Tamil Nadu, India
    «“Estoy agradecido por ser parte del CMM porque podemos hacer más juntos que como un rebaño individual, y nos reunimos para adorar a Dios de la manera que Él ha puesto de manifiesto en la Biblia.”
     

    MZ Ichsanudin
    Congregación: GITJ Semarang, Java Central, Indonesia
    «Es un honor participar en el ministerio de la iglesia a nivel mundial a través del Congreso Mundial Menonita (CMM). Desde el punto de vista organizativo, el CMM es el único foro para iglesias que promueven específicamente la paz a pequeña escala y a nivel mundial, entre religiones, tribus y naciones. Es un gran desafío para el CMM cómo lograr la paz sin ir a la guerra usando armas y medios políticos. No solo pensamos en nosotros mismos sino en todos los seres humanos de esta Tierra.»

    Representantes de Europa

    Alexander Neufeld
    Congregación: EvangelischMennonitische Freikirche Dresden, Alemania
    «Estoy agradecido por ser parte del CMM porque profundiza mi sentido de pertenencia a una maravillosa familia de fe y me brinda la oportunidad de conocer e interactuar con tantas personas bondadosas e interesantes. Mi oración por la iglesia anabautistamenonita mundial es que podamos glorificar a Cristo, y dar a conocer el Evangelio de Jesús, su manera de relacionarse y vivir.»

    Wieteke van der Molen
    Congregación: Doopsgezind Gemeente Schoorl, Países Bajos
    «Lo más hermoso del CMM es que procuramos: vincularnos, escuchar realmente (unos a otros, a nosotros mismos, a Dios), para ver la mirada de Cristo a través de los ojos de un hermano o una hermana. Fracasamos absoluta, completa y constantemente: en la comprensión, la comunicación, la verdadera ayuda mutua, la creación de un espacio seguro para que todos nuestros hermanos y hermanas se unan a esa singular historia sobre Dios y la humanidad. Y aun así, seguimos intentando. Al intentar y fallar y volver a intentar, se edifica el reino de Dios.»

    Representantes de América del Norte

    Lisa Carr Pries
    Congregación: Iglesia Menonita Nith Valley, New Hamburg, Canadá
    «Como voluntaria, deseo comprometer a las personas con la visión del Congreso Mundial Menonita, ofreciendo la esperanza de Jesús y la luz de Cristo para que sean transformadas, sabiendo que son hijas e hijos amados de Dios, reconociendo la acción de Dios.»

    Representantes del Caribe, América Central y América del Sur

    Carlos Martínez García
    Congregación: Fraternidad Cristiana/Vida Nueva (CIEAMM), México.
    «Es una gran oportunidad y bendición conocer los retos y oportunidades que tenemos como familia global. Es muy enriquecedor intercambiar experiencias y proyectos acerca de ser seguidores y seguidoras de Jesús en el contexto de un mundo crecientemente diversificado»
     

    Juan Silverio Verón Aquino
    Congregation: Iglesia Maranata de los Hermanos Menonitas (Mennonite Brethren), Asunción, Paraguay
    «Mi oración por la iglesia anabautista-menonita mundial es que siga siendo en cada rincón de este mundo portadora de la Paz de Cristo.»

    Vacantes **

    África
    *Steven Mang’ana Watson falleció el 4 de marzo de 2021.
    América del Norte
    *El mandato de Bill Braun llegó a su fin en diciembre de 2021, cuando su congregación local ‘Willow Avenue Mennonite’ fue suspendida como miembro de la Convención de Iglesias de los Hermanos Menonitas de Estados Unidos.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2022.
  • Vietnam

    Historia

    Hay dos expresiones del anabautismo en Vietnam: H·ªôi Thánh Mennonite Vi·ªát Nam (Iglesia Menonita de Vietnam, VMC por sus siglas en inglés) fue fundada en 1964 por la Misión Menonita de Vietnam, un ministerio de las Misiones Menonitas del Este que comenzó en 1957. Después de un período de inactividad tras el cambio de gobierno en 1975, se volvió a reunir en la década de 1980 y fue reconocida oficialmente por el gobierno actual en 2007.

    Vietnam Evangelical Mennonite Church (Iglesia Evangélica Menonita de Vietnam, no inscripta) tuvo sus inicios en 1998 y se estableció formalmente en 2004, combinando varias expresiones autóctonas fomentadas por los menonitas vietnamitas de Canadá.

    Jesús en el centro

    En Vietnam, se considera que ser menonita anabautista es tan solo vivir fielmente el evangelio según las enseñanzas. Jesús es el centro de nuestra fe, la comunidad es el centro de nuestra vida y la reconciliación es el centro de nuestra obra. Este enfoque que enseñó el pastor y maestro norteamericano Palmer Becker, resuena bien entre los vietnamitas.

    Los pastores y líderes menonitas comparten dicho mensaje en su predicación; es atractivo y fácil de entender. Las personas dentro y fuera de la iglesia perciben que resuena en sus corazones.

    La paz y la apacibilidad de las enseñanzas no violentas del anabautismo también son parte del mensaje transformador y constituye la manera en que se relacionan entre sí. “Afecta todos los ámbitos de la vida”, comentan los pastores menonitas. “Seguir a Jesús en paz trae reconciliación a todos.”

    Para los no creyentes, es liberador hablar sobre el pecado y aprender cómo Jesús libera del pecado. Los miembros de la iglesia evangélica tradicional consideran que este enfoque es liberador.

    Este mensaje también es atractivo para los grupos de iglesias autóctonas que se reúnen en casas y que no forman parte de ninguna red de iglesias. Como resultado de haber conocido esta enunciación de la fe, algunos expresaron interés en unirse a la denominación menonita. “Para demostrar nuestras creencias, las vivimos fielmente en Cristo a diario”, afirman los pastores menonitas vietnamitas. “La fe cristiana es una fe ‘vivida fielmente’, no solo un sistema de creencias.”

    Un culto menonita en Hai Phong, Vietnam Todas las fotos gentileza de Misiones Menonitas del Este

    Una fe vivida fielmente

    En el norte de Vietnam, algunas iglesias menonitas participan activamente en la evangelización, testificando su fe en el poder del Espíritu Santo. Las mujeres evangelizan diariamente mientras hacen sus compras en el mercado. Quienes son vendedores comparten el evangelio con sus clientes, y al hacerlo se producen sanaciones. Cuando las personas llegan a creer en Jesús, los evangelistas que son miembros de la iglesia, acercan a dichas personas al pastor a fin de que reciban sus enseñanzas.

    En el centro y sur del país, hay nueve equipos misioneros organizados de miembros de la Iglesia Menonita que realizan actividades misioneras todos los meses.

    Hay un equipo en la frontera de Camboya y uno en la región más occidental (Kien Giang).

    El pastor Hoang Bich dirige un equipo en Da-nang que se vincula con el grupo étnico ka-tu. También están trabajando con un grupo de estudiantes universitarios.

    Es muy activo un equipo en la región central de Quang Ngai.

    Además, hay un equipo en la región oriental, uno en Daklak, dos en Soc Trang y uno en Ca Mau.

    Los equipos van de casa en casa realizando una labor de acercamiento. Se comunican con personas que conocen, familiares y personas en las provincias asignadas. Una vez conformado un grupo que haya mostrado interés, dan inicio a un estudio bíblico de preparación al bautismo.

    En la provincia más meridional (Ca Mau), el pastor Quyen dirige un equipo. Dedicó su vida a servir a Jesús después de que su hija se enfermara y el médico la declaró muerta, pero volvió a la vida mientras su esposa continuaba orando.

    Es muy activo y ha reunido a un grupo de personas para el estudio bíblico. El grupo de estudio es muy disciplinado, propio de un monasterio medieval.

    En la era del COVID-19, el pastor Quyen predica día por medio en Internet (vía Zoom). Su congregación virtual es tan numerosa (1.000 personas al mismo tiempo) que sobrepasa el límite de la plataforma.

    Entre los que se encuentran con Cristo a través del ministerio del pastor Quyen, se producen manifestaciones del Espíritu Santo y de milagros. Algunas personas eligen mudarse para estar cerca de su iglesia. También se comunica con otras iglesias locales para reunirse en persona con quienes hayan hecho contacto a través de su ministerio vía Zoom.

    En las regiones de Quang Ngai, Soc Trang, Thu Duc y Binh Thanh de Vietnam, los miembros ayudan a los pobres.

    Aunque las iglesias no sean muy numerosas, tienen un gran impacto.

    Superar barreras

    Las iglesias menonitas están arraigadas en el campo y la ciudad. Los principales grupos étnicos minoritarios con los que se vincula la Iglesia Menonita de Vietnam son los s’tieng, kor, bahnar, h’mong, ka-tu, ede, de, khmer, cham. Actualmente, alrededor del 50% de los miembros integran al menos diez grupos étnicos minoritarios diferentes; la otra mitad son vietnamitas.

    Los grupos urbanos se vinculan con personas de etnias rurales que se mudan a la ciudad en busca de trabajo, educación y oportunidades.

    Los miembros de la iglesia siguen la guía del Espíritu Santo. “Somos libres y estamos dispuestos a aceptar los dones del Espíritu según las enseñanzas bíblicas”, expresan los pastores vietnamitas. Ello contrasta con las iglesias evangélicas tradicionales que tienden a desalentar o a no reconocer algunos de los dones del Espíritu.

    Aunque no está formalizado, las iglesias menonitas vietnamitas también siguen a Jesús superando barreras, al reconocer que las mujeres pueden desempeñarse como pastoras y ejercer el liderazgo.

    Desafíos y oportunidades

    Una evangelista menonita ora con un miembro de la comunidad en Quang Ninh, Vietnam. Todas las fotos gentileza de Misiones Menonitas del Este.

    Al igual que muchas iglesias que crecen rápidamente, su fuerza presenta una dificultad: la iglesia también necesita capacitar rápidamente a los líderes. El COVID-19 obstaculiza algunas de las actividades financieras de la iglesia dado que los medios de subsistencia de los miembros se ven afectados por la desaceleración de la economía.

    esaceleración de la economía. Muchas personas, incluso en las zonas rurales, han podido vacunarse, lo cual “brinda esperanza”, comentan los pastores.

    La Iglesia Menonita de Vietnam no tiene oficina ni centro de capacitación. Cuando las restricciones por COVID-19 hayan quedado en el pasado, la necesidad de un centro será más apremiante. El fiel acercamiento de la iglesia a los pobres está haciendo crecer a la iglesia, pero su capacidad financiera sigue siendo baja.

    Con el apoyo de los menonitas vietnamitas de Estados Unidos, las iglesias pudieron acercarse a sus vecinos con asistencia médica, ayuda social y alimentos durante los peores momentos de la pandemia. “Demuestra el amor de los anabautistas por el pueblo de Vietnam”, señalan los pastores menonitas.

    Aunque el COVID-19 redujo algunas posibilidades, también creó nuevas oportunidades para el estudio, la capacitación y la fraternidad en línea. Se han realizado estudios bíblicos y otras capacitaciones por medio de Zoom, que reúne a personas a distancia (incluso de Oriente y Occidente), con costos mínimos de tiempo y dinero.

    También ha brindado una oportunidad a los jóvenes. “Vislumbramos la participación de jóvenes de otros países con el corazón dispuesto a la misión, para que puedan relacionarse con los líderes juveniles de Vietnam”, dicen los pastores menonitas. “¬øPodrían los adolescentes de la comunidad del Congreso Mundial Menonita vincularse regularmente con los jóvenes de Vietnam?”

    Los jóvenes vietnamitas, muchos de los cuales saben hablar inglés, están listos para aprovechar al máximo el mundo interconectado por Internet, fraternizando, aprendiendo y vinculándose. “Esto brinda la posibilidad de darle un giro a las misiones; es una oportunidad para los jóvenes de todo el mundo”, comentan los pastores menonitas.

    La familia mundial

    La Iglesia Menonita de Vietnam recuerda con cariño la visita fraterna de la delegación del CMM proveniente de cinco continentes en 2008, con motivo del reconocimiento legal por parte de las autoridades gubernamentales de Vietnam. Se valoró mucho el hecho de que la delegación del CMM pasara tres días con los líderes de la iglesia y visitara congregaciones, realizando el lavamiento de pies entre otras cosas.

    La Iglesia Menonita de Vietnam se alegró de haberse afiliado como iglesia miembro del CMM en 2009, en Paraguay. “Agradecemos la oportunidad de fraternizar con los creyentes de todo el mundo en las reuniones del Concilio General y la Asamblea General. Que estos vínculos se multipliquen y profundicen”, dicen los pastores menonitas.

    Están deseosos de relacionarse con otros menonitas cercanos de Asia y desarrollar más vínculos con las Misiones Menonitas del Este de Estados Unidos.

    Los jóvenes han participado en el Programa Internacional de Intercambio de Voluntarios del Comité Central Menonita, que en 1954 se dio a conocer en Vietnam por primera vez. Según lo que expresan varios de nuestros jóvenes, ellos se han beneficiado mucho con este programa.

    Una iglesia en crecimiento

    La Iglesia Menonita de Vietnam es un testimonio de que Dios está obrando. “La Iglesia Menonita de Vietnam siente el favor de Dios en este momento”, concuerdan los pastores. El COVID-19 no entorpece la idea básica de este mensaje: somos todos pecadores y necesitamos a Jesús. Con Jesús, la gente disfruta de una nueva libertad, paz y protección.

    Durante esta pandemia, muchas personas ha sufrido problemas mentales debido a tanta incertidumbre. Apoyándose en la roca de Cristo Jesús, los menonitas vietnamitas encuentran el consuelo y la seguridad que brindan a los demás. “No hay necesidad de preocuparse; Dios cuida de ti.”

    -Colaboradores de este artículo: pastores vietnamitas Huynh Dinh Nghia, presidente, VMC; Huynh Minh Dang, secretario general, VMC; y Tuyen Nguyen, obispo, LMC; una hermandad de iglesias anabautistas respondió a las preguntas de Gerry H. Keener, obrero internacional de Misiones Menonitas del Este.

    Más información: Para obtener una historia más completa de los menonitas en Vietnam, veáse el capítulo 9 de Iglesias en diálogo con tradiciones asiáticas, Colección de Historia Menonita Mundial: Asia; ¬© 2011, por Good Books.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2022.
  • La Asamblea es una experiencia que cambia la vida. Este evento realizado cada seis años en el marco del Congreso Mundial Menonita, fue durante varias décadas el “congreso”. Sigue siendo un evento destacado, tanto para los miembros que trabajan a diario a fin de fomentar los vínculos en la familia anabautista-menonita como para los que asisten principalmente a los grandes eventos.

    Es el momento en que los menonitas anabautistas de todo el mundo convergen en diferentes estilos de adoración, especialmente los estilos con mayor influencia pentecostal que a menudo caracterizan al Sur global.

    “Una vez que hayan asistido a una, no podrán dejar de participar porque una fraternidad mundial como ésta es poco común”, dice Elina Ciptadi, quien asistió a una Asamblea por primera vez en 2003, en Zimbabue.

    “Mi mejor recuerdo es la exuberancia y alegría de compartir la música con canciones de todo el mundo”, dice Mark Wenger, un pastor de Pensilvania que cantó en el coro internacional de 2015.

    Estos recuerdos impulsan el entusiasmo por la tan esperada Asamblea 17 en Indonesia, que se pospuso un año debido a la pandemia.

    Las consecuencias de la pandemia a largo plazo también afectan la Asamblea: la asistencia está restringida a setecientos participantes, muy por debajo de las miles de personas esperadas. No obstante, esperamos reunirnos como hemos aprendido en estos últimos dos años, conectándonos como diminutos rostros en las pantallas y tenues enlaces de Internet.

    “[La Asamblea] es donde encontramos cómplices en el camino de edificar el reino de Dios, es donde conocemos a otros seguidores de Jesús que tienen un ferviente compromiso con la justicia, la paz y la comunidad; son espíritus afines”, dice Rianna IsaakKrauß, quien conoció a su esposo en la Asamblea de Pensilvania en 2015. “Ese vínculo es realmente poderoso.”

    El Espíritu Santo contribuye a que se plasme dicho vínculo entre diversos pueblos y de manera tan poderosa en el cuerpo de Cristo.

    El Espíritu Santo ha tenido mayor protagonismo en ciertos momentos del movimiento anabautista, y en otros ha sido relegado a un segundo plano de nuestro pensamiento y expresión como iglesias. En las últimas décadas, los movimientos pentecostales han aportado una espiritualidad individual y corporativa que destaca la apertura al Espíritu Santo. Dichos movimientos han revitalizado y amenazado a nuestras iglesias.

    Este número analiza algunos de los desafíos y oportunidades que enfrentamos los anabautistas menonitas cuando nos relacionamos con cristianos de los movimientos pentecostales, y con quienes dentro de nuestra propia familia podrían llamarse “menocostales”.

    Al reunirnos para la Asamblea en julio, tendremos más oportunidades de aprender sobre cómo estar vinculados por el Espíritu Santo (e Internet), con nuestra diversidad de estilos de adoración e inclinaciones teológicas. Que el Espíritu nos haga sentir su presencia a través de las pantallas y nos guíe en nuestro camino como cómplices en tanto edificamos el reino de Dios, animándonos mutuamente a procurar la paz y la justicia.

    —Karla Braun, editora ejecutiva de Correo y escritora para el Congreso Mundial Menonita. Reside en Winnipeg, Canadá.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2022.