Oraciones de gratitud e intercesión

  • Algunos recordamos que el término “anabautista” fue ante todo un insulto. Esta palabra, que literalmente significa “rebautizadores”, pertenece al arsenal de otros insultos que les fueron lanzados a nuestros ancestros, no por paganos o musulmanes, sino por otros cristianos en Europa. Nos decían, “entusiastas, herejes, sediciosos y blasfemos”. Nuestros antepasados respondían al trato que recibían, por lo menos de palabra. El líder anabautista George Blaurock dijo ante el tribunal: “El Papa y su séquito son ladrones y asesinos; Lutero y sus seguidores son ladrones y asesinos, y Zwinglio [y sus colegas] son ladrones y asesinos de Cristo”.

    Este tipo de lenguaje no era nuevo para los cristianos en el siglo XVI. El lenguaje y las actitudes violentas también impregnaron la comunidad en la cual había nacido Jesús. En su Rollo de Guerra, los esenios del primer siglo, quienes se retiraron al desierto para formar una comunidad pura, describieron sus expectativas de una gran guerra en la que Dios los dirigiría contra sus enemigos: “El primer ataque de los Hijos de la Luz será realizado contra las fuerzas de los Hijos de las Tinieblas”. Con frecuencia se compara este texto con I Tesalonicenses 5:5, en el que el apóstol Pablo llama al pueblo de Jesús “hijos de luz”. Ahora bien, generalmente I Tesalonicenses no se considera fuente de enseñanza en cuanto al conflicto dentro de la iglesia. Los estudiosos de la Biblia que procuran mayor claridad respecto a esta cuestión suelen recurrir a I Corintios. Dicha carta plantea múltiples cuestiones problemáticas: creyentes que se denuncian ante los tribunales, gente que argumenta que el matrimonio es malo, miembros ricos de la comunidad que comen en exceso en la Cena del Señor, y, si la resurrección es realmente el núcleo central de su fe.

    O recurrimos a Filipenses, donde Pablo presenta a Cristo, quien tomó la naturaleza de esclavo, como nuestro modelo. Luego, Pablo nos insta a “tener esa misma manera de pensar”, y luego, a dos mujeres líderes en la congregación a que “se pongan de acuerdo”. O recurrimos a la gran carta a los Romanos, en la que Pablo procura ayudar a los creyentes judíos y gentiles, a quienes no conoce, a que se den espacio entre ellos a pesar de las muchas diferencias.

    Pero, ¿y I Tesalonicenses? Ciertamente, esta primera carta no fue una respuesta a los conflictos entre los creyentes de Jesús. De hecho, el tema principal de la carta parece ser que ellos esperaban tan fervientemente el inminente regreso de Jesús que los asuntos de la vida cotidiana parecían de poca importancia, hasta que murieron algunos creyentes. Pero incluso aquí, en medio de todo el fervor escatológico, la importancia de la vida comunitaria diaria de los creyentes constituye el núcleo básico de las convicciones de Pablo.

    Algunas de las imágenes de la Tesalónica de Pablo podrían haberles parecido familiares a los moradores del desierto de Qumrán, porque, como ellos, estaba usando los escritos del Antiguo Testamento para reflexionar sobre “el día del SEÑOR”. Pero Pablo tiene un enfoque diferente al del Rollo de Guerra de Qumrán. Para los miembros de la comunidad de los Rollos del Mar Muerto, los líderes corruptos de Jerusalén y sus brutales amos romanos representaban físicamente a los “hijos de las tinieblas”. Pablo reconoce la realidad del poder de las tinieblas en la sociedad al señalar que, “la gente que se embriaga se emborracha de noche” (v. 6). Él critica directamente a las tropas romanas que mantienen la “paz y seguridad” (v. 3). Pero para Pablo, ser “hijos de luz” es una tipificación de la comunidad, en medio de las fuerzas de oscuridad, que no son personas sino poderes. En ese mismo contexto, los seguidores de Jesús bien pueden esperar el día del SEÑOR con confianza, sin violencia ni temor.

    Pablo sabe que los profetas del Antiguo Testamento, refiriéndose al día del Señor, con frecuencia definen a Dios como guerrero. En Isaías 59:17, Dios se pone la “rectitud/justicia como coraza”, el “casco de la salvación”, “vestiduras de venganza”, y “mantos de celo”. Según Tom Yoder Neufeld, quien hablara ayer, las vestiduras de guerra de Dios demuestran la respuesta de Dios a la injusticia.

    En tal caso, las imágenes de “mantos de celo” representan la pasión necesaria para responder a situaciones de profundo sufrimiento humano. Al mismo tiempo, Pablo reconoce que el celo, o la pasión, incluso en procura de lo que es bueno, puede ser malo. Pablo podría haber estado pensando en el “celo de Finees”, quien mató a un israelita y a su esposa extranjera (Números 25). Quizá reflexionaba sobre la matanza de los profetas de Baal por parte de Elías. (Como la bendita memoria de Millard Lind nos lo ha recordado, aunque Dios le ordenara a Elías que desafiara a los profetas de Baal, Dios no le ordenó que los matara.) Pablo sin duda incluyó su propio pasado en dicha oscura compañía y, ciertamente recordó el asesinato de Esteban: “En cuanto al celo, [fui] perseguidor de la iglesia” (Filipenses 3:6).

    Según gran parte de nuestro análisis de los contextos políticos, económicos, culturales y religiosos en que vivimos, el pueblo de Jesús es semejante a los autores del Rollo de Guerra. Sabemos que los tiempos son sombríos. Sin embargo, al describir las cosas particulares que suceden en nuestras comunidades y nuestro mundo, la mayoría estaría de acuerdo en que los acontecimientos del mundo, o incluso los acontecimientos en nuestras iglesias, no parecen seguir el plan de Dios. Los creyentes de Tesalónica es probable que tuvieran vivencias de su mundo de una forma parecida. Así que es muy significativo que en esta carta, Pablo describa al pueblo de Dios, más que a Dios mismo, poniéndose una armadura. Ahora somos nosotros los apasionados, los henchidos de celo, que ingresamos al mundo donde Dios nos ha puesto. La imagen verbal de Pablo sobre la armadura cristiana tiene una sorprendente perspectiva en relación a su fuente en Isaías 59. En efecto, nos ponemos esta armadura, pero en vez de “vestiduras de venganza” y un “manto de celo”, lo que los seguidores de Jesús se ponen parecen las virtudes destacadas en I Corintios 13: la “coraza de la fe y del amor, y por casco la esperanza de salvación”.

    Entonces, de qué manera esta carta a los tesalonicenses—una de las primeras escritas por Pablo—nos brinda una guía para vivir como hijos de luz, especialmente cuando estamos en desacuerdo. Sabemos en qué momento vivimos. No importa qué más se podría incluir en nuestras creencias y prácticas; sabemos que es hora de que los seguidores de Jesús se encuentren en lugares donde la oscuridad sea una amenaza, ya sea con víctimas de violencia racial, religiosa o sexual; donde estén aquellos atrapados por el aplastante peso de la pobreza o de los demonios del abuso de sustancias psicoactivas. Debemos estar presentes incluso con la gente sentada junto a nosotros en la iglesia, ávida de una experiencia más profunda con Dios ante el trabajo excesivo, el entretenimiento excesivo o la comida excesiva. El consejo de Pablo parece sencillo: “Anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo” (v. 11).

    Uno de los propósitos fundamentales del Congreso Mundial Menonita ha sido que los miembros de nuestra familia cristiana de fe se edifiquen mutuamente. Pero todos sabemos que en muchas ocasiones y lugares no lo hemos cumplido muy bien. La selección del lugar para la primera Asamblea del CMM en el Sur global generó cuestionamientos importantes sobre la conveniencia “política” del lugar para una reunión del CMM. La presidencia del CMM, reunida en 1969 en Kinshasa, Rep. Dem. del Congo, confirmó los planes para realizar la Asamblea de 1972 en Curitiba, Brasil. Motivados por el deseo de realizar la próxima reunión en el “Tercer Mundo”, los miembros de la presidencia consideraron que una reunión en cualquier país de América del Sur, África, o Asia “significaría que las condiciones políticas y de otra índole serían diferentes de aquellas que generalmente prevalecen en Europa o América del Norte”, y que tales diferencias, “no se consideraban insalvables”. Sin embargo, a fines de 1969, un dossier presentado al Papa Paulo VI por sesenta líderes eclesiales europeos, reprobaba la tortura y represión de disidentes políticos en Brasil. En respuesta, los luteranos cambiaron su sede para la reunión mundial en 1970 de Brasil a Francia, y los menonitas de los Países Bajos comunicaron públicamente la posibilidad de que no enviaran delegados a la Asamblea de 1972 si se realizaba en Curitiba.

    A lo largo de 1971 y hasta la Asamblea de Curitiba en julio de 1972, se dio un debate por medio de cartas al director, comunicados de prensa y declaraciones oficiales del CMM sobre la acción apropiada a realizarse, que fue difundido a través de las páginas de publicaciones menonitas norteamericanas. Un grupo menonita internacional se reunió en Curitiba en enero de 1971, y anunció la continuidad de los planes para realizar la Asamblea allí. Además, el grupo comunicó que las autoridades brasileñas le habían informado acerca de las reglamentaciones vigentes respecto a las discusiones políticas durante la Asamblea. El secretario ejecutivo del CMM comentó, en aparente acuerdo con dicha prohibición: “Hablar de política sería (para la mayoría de los menonitas de todo el mundo) vulnerar los propósitos fundamentales del Congreso Mundial Menonita”. Los menonitas de América del Sur estaban de acuerdo, calificando los informes sobre la represión como “propaganda y medias verdades inspiradas por los comunistas”. Varios meses después, y en respuesta a un informe oficial del CMM, un profesor menonita canadiense comentó irónicamente que tampoco se harían presentaciones sobre “el señorío de Cristo, dado que siempre ha sido claramente una categoría política”. Un escritor de Ohio pronto criticó la opinión del profesor, calificándola de “extrema”.

    Las respuestas oficiales del CMM respecto a la controversia se esforzaban por defender la idea de una reunión “no política”. Sin embargo, en el transcurso del debate, el llamado a fraternizar con hermanas y hermanos, parecía un argumento más convincente a favor de la reunión en Brasil. El presidente de la Convención Menonita de América del Sur dijo que aquellos que querían retirarse de Curitiba no manifestaban un “espíritu fraterno”, mientras que el secretario ejecutivo del CMM señalaba que los menonitas sudamericanos, “anhelan nuestra fraternidad y aliento”. Un escritor, al reflexionar previamente sobre el tema elegido para la Asamblea, “Jesucristo reconcilia”, extendió un llamado a los menonitas de todo el mundo a que derribaran las barreras entre ellos mediante expresiones prácticas de los vínculos que los unían, siendo éste un llamado indirecto a participar en la Asamblea.

    En la redacción del material elaborado para la propia Asamblea de 1972, aún se sentía el escozor de las heridas causadas por el conflicto. Refiriéndose a Curitiba como la “ciudad sonriente”, el folleto del programa preparado por los menonitas brasileños describía las atracciones turísticas de la ciudad, y mencionaba brevemente la llegada a Brasil de menonitas provenientes de Rusia, en 1929 y 1930. El folleto del programa además afirmaba que, “por primera vez los menonitas realizarán su Asamblea en un país perteneciente al llamado ‚ÄòTercer Mundo‚Äô,” y agregaba: “Los que vivimos en Brasil no tenemos conocimiento de un gobierno ‚Äòcorrupto‚Äô, ‚Äòterrorista‚Äô o ‚Äòabusivo‚Äô.” El mensaje oficial de la Asamblea, sin embargo, reconoció indirectamente los cuestionamientos que habían sido planteados respecto a la reunión en Brasil: “Como seguidores de Jesucristo, levantamos una voz profética contra todo ejercicio de represión violenta, persecución y encarcelamiento injusto, tortura y muerte, especialmente por razones políticas… Como menonitas, que en su historia han vivido lo que representa la persecución, creemos que el agradecimiento por una vida tranquila y sin perturbaciones no puede llevarnos a que cerremos los ojos a las muchas injusticias inherentes a las estructuras sociales y económicas del mundo actual”.

    Aunque esta tensión entre menonitas se resolvió sólo parcialmente, en otras partes de nuestra historia y en la historia de los ancestros cristianos de otras culturas, las historias de edificación mutua se tejen como diminutas hebras de oro en el tejido de los problemas institucionales. Estas historias nos señalan algunos caminos, no fáciles ni sin obstáculos, sino lugares para subir por senderos escarpados y pedregosos, en medio de conflictos profundos y no resueltos.

    Uno de estos ejemplos es el de Hilda de Whitby, una abadesa inglesa del siglo VII. Desde el principio, había grandes discrepancias entre los cristianos respecto a cuándo celebrar la resurrección del Señor. Algunos cristianos honraban sus orígenes en el judaísmo, mientras que otros se negaban totalmente a celebrar la Pascua judía el mismo día que se celebraba la Pascua [cristiana]. Muchos cristianos celtas, enraizados en su propio calendario ancestral, establecieron la fecha de la Pascua judía de acuerdo con sus antiguas costumbres. Pero recibieron presiones por parte de los dirigentes de Roma, que insistían en que la Pascua [cristiana] nunca pudo acontecer en la Pascua judía.

    Se realizó un sínodo decisorio en el monasterio de Hilda en 664. Aunque Hilda favorecía el calendario celta, la perspectiva romana fue dominante. El liderazgo de Hilda fue una razón importante por la que los cristianos celtas aceptaran la decisión romana, aun cuando se contraponía a sus creencias y cultura. Asombrosamente, después de la reunión, Hilda siguió siendo recordada como una líder respetada y consultada por todos, incluso aquellos que discrepaban con ella. Hilda estaba motivada por el mandamiento, “edifíquense unos a otros”, aun cuando diera lugar a perspectivas distintas a las suyas.

    Más de mil años después, algunos cristianos de Estados Unidos empezaban a tomar conciencia sobre su complicidad en el tráfico de esclavos en el Atlántico. Los cuáqueros, al igual que los anabautistas, protestaron contra la coerción del Estado y el uso de la violencia, pero tenían también entre sus miembros quienes poseían, compraban y vendían esclavos. John Woolman, un comerciante cuáquero, escribió en su diario en la década de 1750, sobre el extenso y penoso debate en su comunidad de fe en relación a este asunto.

    Según Woolman, “el asunto de la tenencia de esclavos me pesaba mucho”, a sabiendas de que algunos colegas cuáqueros poseían esclavos. Así pues, Woolman asistió primero a la Reunión Cuatrimestral de los Amigos de Philadelphia y luego a la Reunión Anual. Aunque el lenguaje de Woolman suena pesado y florido, escuchar sus palabras directamente también nos ayuda a comprender la importancia de este proceso: “En esta Reunión Anual se consideraron varios asuntos de suma importancia y, hacia el final lo referente a las personas que compran esclavos. Durante varias sesiones de dicha reunión, mi mente estaba frecuentemente protegida por la oración silenciosa, y podría decir con David, ‚Äòque las lágrimas fueron mi pan de día y de noche‚Äô. El asunto de la tenencia de esclavos me pesaba mucho, ni tampoco encontré alguna oportunidad para hablar directamente de cualquier otro asunto antes de la reunión”.

    Sin embargo, finalmente Woolman habló sin reservas: “En las dificultades que nos acompañan en esta vida, nada es más precioso que la apertura de la manifestación de la verdad interior; y es mi ferviente deseo que en este importante asunto podamos sentirnos verdaderamente honrados al ser bendecidos con un entendimiento claro de la verdad interior, y que podamos seguirla; esto podría ser de mayor provecho para la Sociedad que cualquier médium sin la claridad de la sabiduría divina. El asunto es difícil para quienes tengan esclavos, pero si dejaran de lado su egoísmo, y llegaran a desprenderse del deseo de obtener fincas, o aun de apoderarse de ellas, cuando la verdad exige lo contrario, creo que se allanaría el camino de tal modo que sabrían cómo conducirse en medio de dichas dificultades”.

    A pesar de tal desafío a los intereses económicos de los cuáqueros esclavistas, en la reunión no se pudo resolver el desacuerdo. Pero sí se pusieron de acuerdo en formar un grupo de Amigos que visitaran a sus hermanos y hermanas que fueran dueños de esclavos. En 1758, los cuáqueros de Pennsylvania, “establecieron como un acto de inconducta involucrarse en el tráfico de esclavos”. Y aunque continuaron debatiendo durante décadas la cuestión en sus reuniones, los cuáqueros desempeñaron un papel cada vez mayor en el movimiento abolicionista.

    A partir de nuestro pasado, profundos desacuerdos que llevaron a la separación de los anabautistas de las iglesias patrocinadas por el Estado en Europa, todavía dificultan nuestras relaciones con otros cristianos. Pero ahora estamos conversando con antiguos enemigos cristianos sobre los asuntos que hace quinientos años solían separarnos violentamente. Los teólogos del CMM, junto con teólogos luteranos y católicos romanos, mantienen actualmente diálogos sobre el significado del bautismo. Ser anabautista aún significa, para la mayoría de nosotros, ser bautizados cuando tengamos la edad para comprender el compromiso que asumimos. Un participante menonita señalaba: “Todos procuramos repensar los temas en términos del siglo XXI, no sólo del siglo XVI… [Todos] somos conscientes de que sólo a través de la obra del Espíritu Santo es que este diálogo nos aproximará más a la manera de pensar de Cristo”.

    Cuando analizamos el pasado, o las iglesias muy lejos de nosotros, quizá pensemos que sus conflictos sean ridículos. ¿Será que la fecha de la Pascua realmente tiene importancia? ¿Será que el bautismo por aspersión o inmersión realmente tiene importancia? Cuando surgen preguntas respecto a quién puede ser ordenado pastor, o si los miembros pueden prestar servicio en las fuerzas militares, o si hablar en lenguas determina nuestros cultos, o quién está a cargo de los ingresos provenientes de las propiedades de la iglesia, o qué idioma tendrían que hablar los líderes, es mucho más complicado.

    Actualmente, algunos líderes menonitas del Congo les enseñan a sus hermanas y hermanos a cimentar su labor en la paz con Dios. Dichos líderes requieren dos disciplinas en su labor: “la disciplina del discernimiento”, y una “vida Cristocéntrica radical”. Algunos líderes de Estados Unidos llaman a avanzar como “una comunidad unificada aunque diversa”, “unificada debido a la centralidad de la persona de Jesucristo”, y negándose a “permitir que nuestras discrepancias tengan el poder de provocar divisiones entre nosotros”.

    El apóstol Pablo nos dice que sabemos en qué momento vivimos: es hora de que [los hombres y mujeres] del pueblo de Dios en Cristo Jesús sean los hijos de luz en nuestro mundo. Sus palabras referentes al fin de los tiempos no son un llamado al temor, a la violencia ni a la división. Él quisiera que todas sus iglesias hagan lo que él está haciendo: edificarse mutuamente. Se vuelve incluso más insistente sobre este aspecto en la sección del pasaje que sigue: “Vivan en paz unos con otros…. amonesten a los holgazanes, animen a los desalentados, sostengan a los débiles y sean pacientes con todos. Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no sólo entre ustedes sino a todos. Estén siempre alegres, oren sin cesar” (I Tesalonicenses 5:13‚Äì17). En muchos contextos del mundo menonita, en lugar de continuar lo que hemos venido haciendo, nos vemos tentados a pelearnos, dividirnos, y hablarnos con un lenguaje duro y violento. Es hora de tomar en serio el consejo de Pablo y las singulares historias cristianas que hemos escuchado. Nos recuerdan que podemos “edificarnos unos a otros”, aun en medio de las desgarradoras diferencias de la vida.

    Ojalá que podamos aproximarnos más al corazón pastoral Cristocéntrico de Pablo y a aquellos que escucharon su llamado, a fin de que nuestra luz como hijos de Luz, haga un aporte significativo, hoy, este año, y mientras Dios nos convoque a su misión en esta tierra.

    —Nancy R. Heisey, profesora de Estudios Bíblicos e Historia de la Iglesia en Eastern Mennonite University, y presidenta del CMM de 2003 a 2009.

  • Tom: Caminamos con Dios tanto con dudas como con convicciones. Ambas son parte de nuestro camino de la fe. Después de todo, tal como nos lo recuerda Hebreos 11:1, “la fe es la certeza de las cosas que se esperan, la convicción de las cosas que no se ven”. Según las palabras de Pablo en 1 Corintios 13:12, si es que vemos algo, es “como por un espejo, indirecta y borrosamente”. Así es la fe: consiste en dudas y convicciones.

    Rebecca y yo abordaremos este tema a partir de ámbitos muy diferentes, ya que Rebecca es oriunda de Kenia y yo de Canadá. Estamos aprendiendo que ésta es la mejor manera de profundizar nuestras convicciones: escuchar la palabra de Dios desde distintas perspectivas y distintos contextos de vida.

    Rebecca: En mi idioma, la palabra para expresar ‘duda’ es kiawa. Los luo de Kenia emplean kiawa en una situación cuyo proceso o resultado final es incierto. A falta de una traducción clara y directa, kiawa significa sencillamente “puede ser”. No es necesariamente negativo ni positivo.

    Las dudas están determinadas por el contexto. Se ha acuñado la frase, jakol kudho (el quita-espinas), junto con kiawa, para afirmar lo positivo y neutralizar los aspectos negativos de las dudas en nuestro viaje. El término jakol kudho (el quita-espinas), se refiere literalmente a quien quita la espina del pie del viajero. Como concepto, el término se refiere a un asistente, facilitador o compañero.

    En mi país, caminar a través de bosques y matorrales todavía es algo común, sobre todo en medios rurales. No se trata de un paseo corto, sencillo y placentero, sino de un camino lleno de incertidumbres y peligros. No se pueden evitar ataques de inadaptados sociales y criminales, clanes y tribus hostiles, reptiles venenosos, animales salvajes o arbustos espinosos. En dichas circunstancias, sería comprensible que uno dudara de llegar a salvo a su destino.

    En este entorno, aun los pinchazos menos peligrosos requieren algún tipo de asistencia, ya que las espinas generalmente se clavan profundamente en la carne. El quita-espinas acompaña e interviene ante el peligro, siendo útil en circunstancias tanto tranquilas como peligrosas: brinda seguridad, comprensión y orientación al viajero, según la situación lo requiera.

    Igualmente, la característica dual de kiawa (duda) es representada en la traducción de la Biblia a la lengua luo. En Mateo 14:31, por ejemplo, Jesús le preguntó a Pedro por qué dudaba. Allí dudar no era algo elogiable. La traducción literal al luo es, “¿Por qué agregaste la duda?” Es una reprimenda.

    Por otro lado, en Hechos 12:11, en la historia del encarcelamiento de Pedro, al traducir ‘duda’ al luo se convierte en algo positivo: “¡Ahora sé en verdad!”, en vez de, “¡Ahora sé sin lugar a dudas!” Las traducciones de Mateo y Hechos se correlacionan con el uso cultural de la ‘duda’, que puede ser una reprimenda o un elogio.

    Pedro estaba profundamente dormido, pese a que aguardaba el momento de su ejecución al día siguiente en una cárcel fuertemente custodiada (Hechos 12:6). Esto es paradójico. ¿Podría haber sido un acto de fe que Pedro aguardara tranquilamente estar con Cristo, según escribe Pablo en Filipenses 1:21: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”? El camino de la fe de Pedro en la tierra estaba por concluir de manera terrible, y, sin embargo, dormía profundamente, el sueño profundo propio de alguien que no dudaba de su destino.

    Para mi tribu luo, la aparente tranquilidad de Pedro ante el desastre que lo aguardaba, se podría captar mejor mediante la siguiente frase: wuoth gi jakok kudho, que significa ‘caminar con el quita-espinas’. Pedro debe de haber estado caminando todo el tiempo con jakol kudho, su compañero y facilitador. El quita-espinas estaba junto a Pedro por medio de Rode, la niña criada (v.13), del grupo de oración (v.5 y 12), y del ángel de Dios (v.7). Varios aspectos de jakol kudho nos acompañan hoy día, listos para dar respuesta a nuestras necesidades si sólo pudiéramos ser escuchas activos.

    Kwame Wiredu, escritor africano, señala acertadamente que la filosofía y pensamiento africanos se transmiten oralmente por medio de proverbios y del folclore. Al igual que en los Evangelios, encontramos el uso idiomático del oído y la escucha: “el que tiene oídos… que oiga…” En Hechos 12:7 y 8, jakol kudho se le apareció a Pedro, lo tocó y le habló. El rol de Pedro fue ser un escucha activo y obedecer: “Levántate pronto…. Vístete y ponte las sandalias…” Pedro luego siguió a jakol kudho (el ángel) desde la cárcel hacia la libertad.

    Jakol kudho (el quita-espinas), se convierte en la frase proverbial mediante la cual el aspecto dual de kiawa (duda) se armoniza. La posibilidad de que esté presente la duda en el wuoth (camino), es sustituida por las convicciones plenamente esperanzadoras.

    Con jakol kudho, la manera de emplear kiawa implica convicciones firmes. Jakol kudho interviene en situaciones difíciles para permitirle al caminante tiempo para expresar cualquier cuestión y poder responder consecuentemente. Esto es semejante a la demora en la ejecución de Pedro, dándole tiempo a los hermanos para que oraran por él insistentemente. Así como la obediencia total de Pedro ante cada indicación dada por el ángel (v.7–10) apuntaba a lograr su libertad, así también un forastero estaba en deuda con un jakol kudho a fin de lograr resultados positivos. Hace falta la oración ferviente o la fraternidad de una comunidad de fe y la obediencia de los fieles que procuran obtener la intervención de Dios.

    En tanto el forastero y el jakol kudho emprenden su viaje, sus familiares se dedican a la invocación de los poderes supernaturales. No dejan nunca de recitar las palabras para asegurar un seguro retorno, tras lo cual se realiza una ceremonia comunitaria de acción de gracias. En Hechos 12, la hermandad de creyentes aún estaba conmovida por la pérdida de Santiago, y por tanto oraban permanente y fervientemente (con compasión) por Pedro. La oración comunitaria o colectiva es de fundamental importancia en nuestro camino de la fe.

    Actualmente, la iglesia se encuentra en medio de fuerzas que amenazan su propia existencia, de la cual proviene su crecimiento numérico y espiritual. Ésta, a su vez, está fuertemente custodiada por sistemas económicos y sociopolíticos que perpetúan la hegemonía cultural en detrimento de la armonía y tranquilidad de la sociedad en su conjunto. Es necesario la invocación constante e intensa de Jesucristo a fin de que nos pueda facilitar y liberar por medio del Espíritu Santo.

    Jesús, el mayor jakol kudho, siempre intervendrá dado que intercede por nosotros ante el Padre (Hebreos 7:25).

    Dediquémosle esta semana a la oración, en agradecimiento y súplica. Dios, a través del CMM, nos ha brindado un foro para fraternizar. No es el momento de ser críticos ni de distanciarnos unos de otros.

    En 1 Corinthians 11:18, Pablo advirtió sobre las divisiones en la iglesia, dirigiéndose especialmente a quienes (cuya facción o modalidad litúrgica) tienen la aprobación de Dios (v.18). Es el momento para la oración de intercesión por nuestros/as hermanos/as cristianos/as que sufren debido a su fe, tales como los objetores de conciencia; por quienes languidecen en la prisión de la pobreza; por quienes están amenazados por la fuerte presencia del secularismo y radicalismo religioso, etc. Es hora de que nuestra teología ayude a constituir el bienestar socioeconómico global en nuestro esfuerzo por establecer una iglesia mundial de “paz justa”.

    Cristo, el mayor jakol kudho, nos acompaña incluso cuando parece no haber una salida. No olvidemos que está más oscuro justo antes del amanecer. Con jakol kudho, las dudas no son más que oportunidades para las convicciones. Dudar es saludable, pero no cuando causa divisiones entre nosotros en lugar de reunirnos para seguir indagando, revisando y analizando, en un ambiente fraternal. La duda es un elemento de la fe, dado que al dudar surge la pregunta, y en la búsqueda llegamos a la verdad. Jakol kudho nos guiará a la seguridad desde la cárceles custodiadas (Hechos 12:6), acompañándonos en el camino (v.11, 12 y 17).

    Tom: Rebecca, me hago eco de tus reflexiones. Para quienes somos del Norte del mundo las dudas son inevitables, y como dices, con frecuencia son buenas y necesarias. La duda nos mantiene en estado de alerta frente al peligro, e incluso la desconfianza a las falsas certezas es algo bueno. Cuando anhelamos respuestas sencillas, dichas “dudas buenas” pueden evitar que tengamos una fe “ciega” e impedir que nuestras

    convicciones se endurezcan y nos volvamos insensibles, incapaces de responder a las cuestiones complejas de la fe y el discipulado. Estas dudas son esenciales a las convicciones que surgen de la fe, no del temor.

    Pero, también existen dudas que han dejado rastros de devastación en las iglesias del Norte del mundo. Permítanme mencionar sólo algunas de las espinas en nuestro camino:

    En tanto sufrimos mucha pobreza y racismo en el Norte del mundo, la riqueza y el privilegio son dos de las espinas más peligrosas. Si la pobreza y la opresión constituyen la prisión de muchos del Sur del mundo, como dice Rebecca, demasiados de nosotros estamos encarcelados dentro de la fortaleza de nuestra propia riqueza, privilegio y poder. Solemos considerarlos “bendiciones”, y entonces, como Israel, transformamos a Dios en un becerro de oro de la prosperidad, la codicia y la violencia. ¡Deberíamos‚Äîno, debemos‚Äîdudar de este dios! No es de extrañar que muchos se aparten indignados, y rechacen dicha fe.

    El conocimiento, la ciencia y la tecnología‚Äîtambién supuestas “bendiciones” de nuestra cultura‚Äînos llevan a la ilusión de que somos artífices de nuestro propio destino. Como es de esperar, un Dios innecesario tiene poco sentido, impulsando a muchos a dejar la fe totalmente.

    Ése es nuestro mundo. ¿Y la iglesia? ¿Y nuestra fe? Hay muchas más espinas allí. Por ejemplo, confesamos que la Biblia es la Palabra de Dios. Pero dicha convicción se ve alterada al pensar que tenemos que ser especialistas para encontrarle sentido, o ante la dificultad de acordar qué es lo que dice, o al escandalizarnos por la manera en que vemos cómo otros la utilizan. Sólo pensemos en nuestra lucha actual en el Norte del mundo respecto a la sexualidad. Entonces, la duda fácilmente da lugar a la indiferencia, e incluso al desprecio. Muchos de nosotros hemos dejado de leer la Biblia del todo. Así, las dudas llevan a la negligencia, y la negligencia nada menos que a la pérdida colectiva de la memoria.

    Para algunos, la fuente más perjudicial de las dudas es, paradójicamente, la iglesia misma. Nuestra complicidad de larga data ante la esclavitud, el colonialismo y con las acciones genocidas en contra de pueblos originarios, nos atormenta hasta el día de hoy. Sólo en el siglo pasado, millones de cristianos han matado a millones de cristianos. Destruimos insensiblemente la creación de Dios igual que los demás. ¿Es posible que éste sea el cuerpo de Cristo, a quien un Dios bondadoso envió para salvar al mundo, y no para condenarlo?

    Nuestras propias congregaciones pueden hacer tambalear nuestras convicciones, o porque son demasiado cerradas y temerosas, o porque son demasiado abiertas e imprudentes. Y en términos más cercanos, alguien de la iglesia a quien usted admiraba como maestro y ejemplo de vida, pudo haberle hecho daño. El daño y la traición han llevado con demasiada frecuencia a las dudas que quebrantan las convicciones y destruyen la fe.

    En esos momentos resulta tentador señalar a los demás. Aunque, para ser sincero, a mí también me resulta tan difícil creer, amar, perdonar, compartir el Evangelio, compartir mis bienes, solidarizarme con quienes sufren, promover la paz, bregar por la justicia. ¿Dónde está el poder transformador del Espíritu en mi vida? ¿Es mi propia fe una ilusión? Yo mismo me convierto en la fuente de mis dudas.

    Este tipo de peligros convierten nuestro camino de la fe en una lucha por sobrevivir, al igual que cualquier espina o animal salvaje.

    Entonces, ¿cómo caminamos, no sólo con dudas, sino también con convicciones firmes y enérgicas?

    Las palabras que leemos al principio de Hebreos 11 son realistas respecto a la fe: la fe es la certeza de las cosas que no podemos ver (v.1). “Por fe andamos, no por vista”, nos recuerda Pablo en 2 Corintios 5:7.

    Pero Hebreos insiste en que hay alguien que nos acompaña en el camino de la fe: Jesús. ¡Vemos a Jesús! (Hebreos 2:9), el “autor de nuestra fe”, según Hebreos 12 (v.2), nuestro jakol kudho, como expresó Rebecca, siendo él probado de la misma manera que todos nosotros (Hebreos 2:14–18).

    Sí, algunos días todos vamos en la misma dirección, cantando las mismas canciones, como aquí en esta Asamblea. ¡Alabado sea Dios! Otras veces, andamos a los tropezones, procurando brindarnos apoyo mutuo o muy probablemente discutiendo qué camino seguir. Junto con Tomás, el Incrédulo, preguntamos: “Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo, pues, podemos conocer el camino?” (Juan 14:5). ¿Recuerdan cómo respondió Jesús? “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (v.6). Él es nuestro autor. Es Dios quien camina con nosotros con dudas y convicciones. Ésta es seguramente la convicción más fundamental que necesitamos: no que nosotros caminemos con Dios, ¡sino que Dios camine con nosotros!

    Dios también camina con nosotros en la propia Biblia que tantos problemas nos da. Allí está la base en la que se apoyan nuestras esperanzas y convicciones. Por medio de la larga historia de Israel y de los primeros seguidores de Jesús que narra la Biblia, es que conocemos a un Dios que camina con nosotros, al hijo de Dios que nos enseña cómo caminar, a un Espíritu que nos anima y empodera; y, conocemos las convicciones respecto a nuestra identidad, nuestro llamado, nuestra misión. No osemos desperdiciar tan preciado don.

    Mas, la Biblia también es Dios quien camina con nosotros de otra manera, muchas veces con brutal sinceridad, expresando nuestra propia lucha con la duda. La historia de Job ha consolado a innumerables personas que luchan con fe ante el sufrimiento incomprensible. El himnario de los Salmos de Israel contiene gritos de ira, resentimiento, lamentos y desconcierto. “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, palabras del Salmo 22, pronunciadas por el propio Jesús en la cruz. Cuántas veces he transformado mi propia oración desesperada en la respuesta del padre que le ruega a Jesús que sane a su hijo. Cuando Jesús le pregunta, “¿Crees?”, él responde, “Sí, Señor, creo; ayúdame en mi incredulidad” (Marcos 9:24).

    A veces nuestra fe es poco más que la duda expresada sinceramente a Dios. Aunque, al fin y al cabo, es la fe: ¡la fe como la confianza más profunda expresada en la más oscura de las noches!

    La Biblia quizá no sea siempre un mapa claro o una luz brillante, pero es siempre un fiel testimonio de un Dios que camina solidariamente con nosotros aun cuando no veamos nada, recordándonos que no somos los primeros para quienes la fe es una lucha.

    ¿Y la iglesia? Por supuesto que la iglesia probará nuestra fe. Después de todo, ¡tú y yo estamos dentro de ella! Pero así como la iglesia pone a prueba nuestra fe, es la creación de Dios: la obra de arte de Dios en desarrollo; somos un pueblo que camina y aprendemos a caminar todos juntos. Compartimos convicciones y compartimos dudas. Cuando Pablo les dice a los gálatas que deben sobrellevar mutuamente las cargas, esto incluye seguramente cargar la frágil fe. Nos lamentamos unos con otros cuando las dudas nos abruman y se debilita la fe. Nos alegramos cuando se fortalece la fe. Agradecemos a Dios por quienes tienen fe y convicciones firmes. Los necesitamos en el camino de la fe.

    Sólo piensen en sus hermanas y hermanos de hace mucho tiempo y aquellos que les acompañan en el camino. ¡Muchos están aquí, junto a ti, desde todas partes del mundo! Son ejemplos de testimonio valiente y gozoso, amor paciente, perdón sobrecogedor, pasión por la justicia y la paz. Te sostienen cuando estás débil; te toman de la mano cuando no ves el camino. Son el cuerpo del quita-espinas. No, tú eres el cuerpo de Cristo, ustedes, todos juntos somos Dios quien camina junto a nosotros con fe, dudas y convicciones. ¡Demos gracias a Dios!

    Rebecca: Finalicemos así como comenzamos, con palabras de Hebreos, esta vez del capítulo 12:

    “Levanten las manos caídas y las rodillas paralizadas, y hagan sendas derechas para sus pies, para que lo que es cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.

    Sigan la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

    Miren bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios.” (Hebreos 12:12–15)

    Amén.

    ‚ÄîRebecca Osiro, pastora de la Iglesia Menonita de Kenia, Congregación EFC, Nairobi, Kenia, fue elegida vicepresidenta del CMM en las reuniones del Concilio General en 2015. Tom Yoder Neufeld, profesor menonita de Biblia, ahora jubilado, reside en Waterloo, Ontario, Canadá.

  • Los organizadores de esta Asamblea fueron tan amables que no impusieron una temática, sino que respetuosamente me dieron la posibilidad de elegir entre una amplia variedad de temas. Como todos saben, tomar decisiones sobre distintas opciones es una elección difícil, pero no lo fue en esta ocasión.

    Sin dudar, elegí “Caminando con dudas y convicciones”. Elegir dudas sin siquiera dudar, aunque parezca una ironía, fue lo que realmente pasó. Quizá por curiosidad ustedes podrían preguntarse: “¿Por qué será que este tema me resultó tan interesante? Parte de la respuesta es porque el tema está muy cerca de mi corazón, porque representa mi vida. De algún modo, mi vida manifestaba ideales aparentemente contradictorios: dudas y convicciones.

    Les ruego que sigan teniéndome paciencia mientras expongo mis conceptos.

    Por supuesto, las dudas y las convicciones no siempre tienen el mismo peso. En ocasiones, experimento ambas al mismo tiempo y, otras veces, cualquiera de las dos se vuelve más fuerte que la otra: siento que camino por una montaña de convicciones firmes o me encuentro en el profundo pozo de las dudas.

    Creo que mi peregrinaje no es exclusivamente mío. Mucha gente joven comparte las mismas luchas en mi pueblo natal de Addis Abeba, Etiopía, y en el resto del mundo, en África, Asia, América Latina, América del Norte y Europa. Pienso que ésta es nuestra vida. Especialmente cuando vivimos en una era tan posmoderna, en la que todo tiene derecho a ser debatido, todo es correcto y todos son saca-espinas, es común encontrar a jóvenes de mi iglesia, de tu iglesia, de la iglesia de ella, de la iglesia de él y de la iglesia de ellos que viven con dudas y convicciones. Les ruego, sigan teniéndome paciencia mientras respondo con una metáfora en primera persona que, quizá, represente a la gente joven de nuestra comunidad mundial de fe.

    La fe es como caminar con dudas y convicciones. Valoro profundamente la tradición africana que hemos escuchado; como jóvenes enfrentamos muchos animales salvajes y reptiles venenosos llamados dudas, mientras caminamos como peregrinos con Dios. De hecho, a pesar de nuestros deseos y de varios ingeniosos intentos, es imposible que como caminantes logremos evitar las espinas.

    Sobre la metáfora de recorrer un camino espinoso, quisiera también agregar una dimensión positiva. Coincido con Timothy Keller, quien escribió en su libro intitulado, The Reason for God, que:La fe sin algunas dudas es como el cuerpo humano sin anticuerpos”. Por lo tanto, las dudas, aun si no las buscamos activamente en nuestra vida, también son una clave para profundizar nuestras convicciones al caminar con Dios. Semejante declaración tampoco es una manera de negar que las dudas podrían empujarnos a un extremo en el que las convicciones fueran sustituidas por la incredulidad, que sería la antítesis de la fe.

    Por supuesto, el límite entre la incredulidad y la duda no siempre está tan claro. En la siguiente sección, procuraré exponer brevemente los orígenes de mis dudas.

    “¿Cuál es el origen de mis dudas?” Como todos ustedes saben, en la vida siempre hay personas que significan mucho para nosotros. En nuestro peregrinaje espiritual, algunas de ellas son nuestros antepasados. A veces, sentimos que la fe no es digna de una búsqueda apasionada. Se equipara con la religión. Siento que no fue por elección propia, sino más bien una herencia no merecida. El hecho de que haya una continua disminución del compromiso de la membresía del Norte, y que el crecimiento de los miembros del Sur no alcance la esperada calidad de vida en Cristo, siembra dudas en mi corazón, dudas negativas, que me alejan de mis convicciones en lugar de reforzarlas.

    Reitero, aparte de que la fe se haya convertido en religión, también hay factores contextuales. Lamentablemente, parece que a nadie le importara suficientemente cultivar ni proteger la semilla de la fe en mi corazón. Mi contexto tampoco es tan amable conmigo. Más bien, es bastante hostil. La época en la que vivo es cualitativa y cuantitativamente distinta de la de mis progenitores. Nuestra visión del mundo está cambiando radicalmente. Ahora todos nos estamos volviendo o ya somos posmodernos. El pensamiento dominante de la era me intimida cada día. Por ejemplo, predicar el Evangelio se percibe más y más como la imposición de mis opiniones sobre los demás. El mundo reconoce cada vez más el pluralismo religioso, una visión del mundo que enseña que todos los caminos son igualmente válidos, pese al hecho de que, lógicamente, a veces tienen perspectivas contradictorias. Por tanto, mi ser interior es bombardeado continuamente por la duda.

    Quizá ustedes se pregunten por el rol de la iglesia en mi camino de la fe. Permítanme compartir brevemente mi historia.

    Crecí en la iglesia y pertenezco a la tercera generación. La razón por la cual mi vida fuera un poquito diferente a la de mis hermanos africanos es que no tuve conocimiento de la colonización porque Etiopía nunca fue colonizada. Sin embargo, mientras cursaba el segundo año de la universidad, leí un libro y encontré una cita de Jomo Kenyatta sobre la oración y la Biblia: “Cuando llegaron los blancos, ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos nuestra tierra… Pero ellos nos enseñaron a orar con los ojos cerrados, y luego cuando los abrimos, ellos tenían nuestra tierra y nosotros teníamos su Biblia”. Quedé totalmente impactada. Nadie me lo había informado antes. Sentí la duda como un virus en mis células, que me carcomía poco a poco.

    Este fue el momento cuando comencé a indagar los fundamentos de mi fe. La mayoría de mis amigos, que son cristianos ortodoxos, de inmediato me juzgaron y señalaron que mi fe era importada, y más que nada una invención maliciosa de los colonizadores. Estaba confundida y corrí a mi mamá, y comencé a preguntar e indagar. Aun cuando no haya sido así en mi país, ésta es una de las dudas que me quedó grabada por mucho tiempo.

    Tampoco tenía muy clara mi identidad. La impronta de diferentes agencias misioneras y una contextualización acrítica del cristianismo, me han transmitido un extraño sentido de identidad. A veces, reflexiono y me pregunto: ¿Seré una cristiana etíope? ¿Puedo referirme a mí misma así? Si así fuera, ¿habré perdido muchas de mis buenas tradiciones? Me persiguen muchas preguntas más. En mi tradición cristiana, no puedo expresar mi cultura porque soy cristiana, no puedo divertirme y salir con amigos, porque me dicen que soy cristiana… Está bien, pero, ¿dónde está la vida sin mi identidad? Ah, la iglesia… Muy bien, entonces… Estoy de todos modos en la iglesia… Reitero, fui criada con prácticas religiosas: bautismo, conversión, etc. No estoy tan segura de que todas estas cosas tengan sentido.

    Sin embargo, independientemente de estas cuestiones, todavía estoy en la iglesia con todas mis dudas. Una cosa es clara, no quisiera que mis dudas me vuelvan loca ni que me aparten de caminar junto al Señor. También, es igualmente claro que, como persona joven, hay muchas cosas que me rondan por la cabeza. A veces, las dudas que tengo son tan fuertes que siento que están a punto de derrumbarme o que ya lo han logrado. Me siento totalmente impotente.

    No obstante, en medio de todas estas experiencias, hay una luz de esperanza: la persona de Jesús. Jesucristo, que es el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2). Quisiera conocerlo y que nos enseñe sobre el jakol kudho, el quita-espinas. Por lo tanto, le ruego al cuerpo de Cristo que nos muestre cómo se manifiesta la obra de Jesús en la vida de ustedes, para que pueda emularla y experimentarla verdaderamente en mi vida.

    Jesús es Emanuel, Dios con nosotros, quien camina con nosotros en medio de altibajos. ¿Cómo podría transformar esta proposición cognitiva en convicciones de vida que superen mis dudas? Se lo pregunto al Señor. Él está presente para ayudarme y compartir mis luchas. A medida que crezca en él, ‚Äì “Señor, ayúdame en mi incredulidad” ‚Äì se habrá convertido más que nunca en el ruego sincero de mi corazón.

    Ahora comprendo que la duda es duda, aunque su resultado sea positivo o negativo. En nuestro contexto, refiriéndome a los jóvenes, es común tener dudas respecto a nuestras creencias. Como hemos escuchado, necesitamos llamar al jakol kudho. Podremos obtener una respuesta a nuestras dudas o podremos aprender a vivir con nuestras dudas al caminar con Dios. La cuestión es que Cristo está más allá de nuestra cultura, del legado de nuestra religión y también del entendimiento de nuestra fe. Si las dudas son abordadas adecuadamente con la ayuda de la comunidad de fe y nuestra lealtad a Cristo, éstas nos ayudarán a alcanzar discernimiento y profundizar nuestra fe.

    Mas, debemos discernir nuestras dudas destructivas, dudas que surgen de nuestros deseos carnales de indulgencia, de nuestra naturaleza caída. A veces, las dudas podrían ser una excusa para la desobediencia, un medio para rechazar intencionalmente las demandas de la Palabra de Dios. En tales casos, debería reaccionar. Siempre procuro comprobar que la Palabra de Dios sea siempre un medio por el cual examino mis dudas: una duda que refuerce mi convicción o una duda que me arrastre a la incredulidad.

    Que esta semana sea una oportunidad de compartir nuestras dudas, seamos del Norte del mundo, donde la abundancia se convierta en una razón para dudar de nuestra fe; o del Sur del mundo, donde la carencia e inestabilidad se conviertan en una razón para dudar de nuestra fe. Compartamos nuestras convicciones unos con otros ante el Señor Jesús, para que podamos superar nuestras dudas. A medida que fortalezcamos nuestra relación con él, con la ayuda de la comunidad de fe, las dudas reforzarán nuestras convicciones.

    En resumen: caminar con dudas y convicciones, es como andar en bicicleta. Un pedal representa las dudas, y el otro las convicciones. Sin ambas, no sería posible andar por el camino de la fe.

    Que Dios les bendiga y bendiga nuestro tiempo juntos.

    Tigist Tesfaye Gelagle, sirve a su iglesia en Addis Abeba, Etiopía. Ha sido pasante del CMM en la Oficina del Comité Central Menonita en las Naciones Unidas en Nueva York, y en Etiopía con la Asociación Menonita para el Desarrollo Económico (Mennonite Economic Development Associates) y Compassion International.

  • En nombre de nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia Menonita Integrada de las Filipinas, así como de las iglesias de todo el sudeste de Asia, a las cuales represento como oradora de Jóvenes Anabautistas (YAB, según su sigla en inglés), quisiera saludarles con un afectuoso: “¡Buenos días!”

    Hace diez años, también en julio, me despedí de este país donde viví durante un año como participante del Programa Internacional de Intercambio de Voluntarios (IVEP, según su sigla en inglés): nueve meses aquí en Pennsylvania y casi tres meses en Colorado. Considero a Estados Unidos como mi segundo hogar pues es el único lugar en el que he vivido fuera de mi país natal. Así que quisiera reunirme y saludar otra vez a los oriundos de Chambersburg, Pennsylvania, especialmente los que son de Shalom Christian Academy donde colaboré como voluntaria en 2004. Quisiera también saludar a los miembros de la Iglesia Menonita Marion, donde asistí varios meses con mi primera familia anfitriona.

    A mediados de mayo de 2005 viajé a Divide, Colorado y trabajé en el Campamento Menonita de las Montañas Rocallosas o Rocosas (Rocky Mountains) durante casi tres meses antes de terminar mi año en IVEP. Así que, si alguno de ustedes estuvo allí en 2005, o fue campista ese verano, es probable que nuestros caminos ya se hayan cruzado, y me gustaría saludarles y reunirme nuevamente con ustedes durante esta Asamblea.

    IVEP fue para mí una impresionante experiencia transformadora, que enriqueció mi cosmovisión y perspectivas sobre muchos temas internacionales, tales como la diversidad cultural y las prácticas religiosas. Fue durante IVEP que participé en muchas iglesias distintas, incluidas iglesias no menonitas de la fe cristiana. También, tanto en IVEP, como en la Asamblea Reunida del CMM en Paraguay, en 2009, pude comprobar y testificar que el modo en que adoramos a Dios en espíritu y en verdad, aunque con estilos muy diferentes, está muy influenciado por el trasfondo geográfico y cultural: desde los armoniosos himnos europeos a la música alegre de Asia; desde la música festiva de los sudamericanos a la dinámica danza de África. Ningún estilo está mal, sencillamente son distintos. Al entremezclarlos, Dios debe de estar sonriendo desde lo alto, cuando saborea el dulce aroma de la adoración que se eleva hasta su trono, ofrecida por sus hijos en todo el mundo.

    De modo que, me pregunto: ¿Será que Dios llora cuando esos mismos hijos no pueden caminar juntos en paz? ¿Qué piensa Dios cuando nos ve caminar en medio de conflictos, luchando por reconciliarnos y, demasiadas veces, elegimos separarnos porque es la mejor opción?

    El texto de la Palabra en el que quisiera basar mi respuesta a la presentación anterior, se encuentra en Efesios 4:1–7.

    Demasiadas veces, la iglesia se regodea con la idea de ser una oveja, descansando en verdes prados junto a un arroyo tranquilo. Cuando otros rebaños se cruzan en el camino, a menudo huyen al otro lado de la cerca donde el prado parece “más verde”. ¿Y, si usáramos otra imagen de la iglesia, como un batallón del ejército del Dios vivo, como se describe en el himno “Firmes y adelante, huestes de la fe”?

    Es desalentador que muchos cristianos en la actualidad no se comporten como soldados, sino que actúen como niños: polemizando, debatiendo, peleando, viviendo en medio de conflictos en la iglesia; y recurriendo a la división como la única solución a sus problemas. Y en lugar de multiplicarse a través de la fundación de iglesias, se extienden mediante la división de iglesias.

    ¿Qué le sucedió al cuerpo de Cristo que se mantenía unido en una esperanza, un Señor, una fe y un bautismo, que adoraba y servía a un solo Dios y Padre de todos? ¿Qué le sucedió al entusiasmo de mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz? Permítanme discutir tres puntos que ocasionan conflictos en la iglesia. Primero, suceden cuando el cuerpo de Cristo se vuelve presumido, reflejando la cultura selfie (de la autofoto) y la tendencia narcisista de la moda actual; y, tratando las cuestiones menores como mayores, y las cuestiones mayores como menores. La iglesia tiene conflictos cuando pierde noción de los propios cimientos sobre los cuales está construida, o aun peor, debido a su arrogancia, construye su propio fundamento. Por último, los conflictos en la iglesia suceden cuando los soldados de Dios deponen toda su armadura y se rinden en la lucha.

    Nº1: Cultura selfie

    En Efesios 6:10–18, el apóstol Pablo exhorta a las iglesias de Éfeso a ponerse toda la armadura de Dios a fin de combatir las artimañas del diablo. Los soldados cristianos son llamados al ejército del Dios vivo a luchar en una guerra espiritual. El problema es que el enemigo se disfraza tan seductoramente que muchos cristianos no lo reconocen, al grado que el mismo soldado cristiano termina atacando no al enemigo, sino a otro compañero.

    Nº2: Jesús, nuestro fundamento

    Para que la iglesia viva mediante el vínculo de la paz, no debe dejar de aferrarse al fundamento sobre el cual está construida, “porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios 3:11). En ocasiones, la iglesia cree que incluir a Jesús (el fundamento mismo de nuestra fe) en su estructura no es algo bueno para la generación joven. Sólo causaría discordia con los que suscriben otras creencias, y una mención osada de su nombre impediría el crecimiento de la iglesia. Por tanto, la iglesia pone a Jesús entre bastidores y le advierte que se quede en las sombras, en medio del frenesí de actividades y otros rituales religiosos. Y puesto que la iglesia ha dejado de lado el enfoque central y la única razón de su existencia, no es de extrañar que, cuando los individuos comiencen a atender sus propios asuntos, finalmente esto los lleve al conflicto.

    A Jesús no le interesaba la religión. Lo único que él quería era un vínculo con la iglesia por la que murió. A menos que la iglesia vuelva a predicar el Evangelio de Jesucristo y su poder salvífico, seguirá impotente en medio del conflicto y del dolor. Recordemos que, “…el mensaje de la cruz es locura para los que se pierden; en cambio, para lo que se salvan, es decir para nosotros, este mensaje es el poder de Dios (I Corintios 1:18, NVI).

    Nº3: Toda la armadura de Dios

    Efesios 6:11 dice, “Pónganse” toda la armadura de Dios. A veces, la armadura puede ser una carga que impulse a los soldados cristianos a deponerla para “descansar”. Pero la batalla no es contra carne ni sangre sino contra poderes cósmicos y fuerzas espirituales de la maldad. Un verdadero soldado cristiano siempre está ceñido con el cinturón de la verdad, la coraza de la justicia, el calzado del Evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación, y la espada del Espíritu. No luchan para provocar el conflicto, sino que luchan contra el conflicto para mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.

    Jesús da paz, no como la paz que el mundo da. Nos ha llamado a la guerra, pero no a la guerra que provoca el mundo. Jesús nos llama a combatir las injusticias, conflictos y dudas. La buena noticia es que la batalla ha sido ganada en la cruz hace más de dos mil años, cuando Jesús murió y resucitó. Ha derrotado al enemigo conquistando la muerte y el infierno: resucitando a nueva vida para que la iglesia viva una vida victoriosa. ¿No podrá entonces hacer aun más que eso, y ganar esas batallas para nosotros?

    Conclusiones

    Iglesia, dejemos de soñar con una iglesia perfecta e ideal. A todos los soldados cristianos que andan por ahí, suenen el grito de batalla de la iglesia que Cristo ha redimido: la iglesia salvada por la gracia mediante la fe y no por medio de obras; la iglesia, que vive no con sus propias prioridades promoviendo la religión, sino más bien promoviendo un vínculo con el Salvador.

    Permítanme concluir con una breve historia de una niña de Filipinas llamada Lenlen.

    Los padres de Lenlen conocieron a los primeros misioneros menonitas en la década de 1970. De hecho, fue en una pequeña escuela bíblica donde sus padres se habían conocido y después se casaron.

    Lo curioso fue que dos grupos de misioneros menonitas con creencias y prácticas divergentes llegaron casi en la misma época y establecieron iglesias por separado. La primera, [que tenía la escuela bíblica] se conocía como “liberal”, porque las mujeres no usaban vestidos largos ni se cubrían la cabeza, y cantaban cantos contemporáneos. La otra era “conservadora”; sus miembros llevaban un estilo de vida modesto, bastante parecido a la manera en la que vivían en América del Norte, y cantaban himnos.

    Los padres de Lenlen, así como la mayoría de sus abuelos maternos y paternos, tíos, tías, primos y primas, decidieron unirse a los “conservadores” cuando ella tenía dos años de edad. Al crecer en esta iglesia, ella pensó que era la iglesia más “perfecta” y la única que obedecía exactamente lo que la Biblia decía en el más mínimo detalle: la vestimenta conservadora, el velo para cubrirse la cabeza, el ósculo (beso) santo, etc.

    Sin embargo, algo terrible sucedió que cambió su vida y su percepción sobre esta iglesia “perfecta”.

    Toda su familia materna, incluyendo sus abuelos, tías, tíos, primos y primas, se retiraron de la iglesia debido a diferencias irreconciliables. ¡Fue un éxodo enorme que me causó gran amargura! Había alrededor de nueve descendientes, y la mayoría estaban casados, tenían sus propias familias, siendo miembros activos de la iglesia.

    Esto puso patas para arriba el mundo de Lenlen. Ella había escuchado a escondidas cuando los adultos hablaban sobre otros adultos de la iglesia, y desconcertada se preguntaba por qué estaban tan enojados y molestos con ellos, ¡principalmente con los misioneros blancos! Era algo trágico porque afectaba las relaciones mutuas de la familia.

    Unos años más tarde fueron sus padres, incluyendo toda la familia de sus abuelos paternos, los que decidieron retirarse de la iglesia de los menonitas conservadores. Su padre, diácono ordenado de la iglesia, se llevó a la familia. Una de las principales razones era que en unos años, Lenlen habría de ingresar a la universidad, y los menonitas conservadores no se lo hubieran permitido. Así que, esta vez, su mundo ya de por sí al revés, se le vino abajo.

    Esta decisión de separarse de la iglesia menonita conservadora cortó cruelmente el vínculo con sus amistades más estrechas e incluso la relación con su mejor amiga. Ya no se le permitía participar en los campamentos de jóvenes, orden que provino de los líderes de la iglesia, motivo por el cual fue más dolorosa. La razón que le dieron, incomprensible para ella, fue que podía influenciar a otros a que se fueran también de la iglesia. Este rechazo la enfureció porque no entendía de qué se trataba todo eso, y no podía comprender por qué los mismos líderes de la iglesia que decían que querían que toda la familia volviera, a su vez la marginaban al no permitirle que socializara y fraternizara con sus amistades.

    Fue aun más doloroso para Lenlen porque su mundo giraba en torno a esa iglesia, incluso su escuela estaba dentro del mismo edificio. De hecho, para ella no había distinción entre la iglesia y la escuela. Así que cuando su familia se retiró de la iglesia, su mundo no sólo se le vino abajo, sino que desapareció, y ella se encontró flotando como en una burbuja.

    Esa burbuja en la que flotaba sobrevivió a la nueva escuela y a la nueva iglesia adonde fue transplantada. Se sentía débil, confundida y retraída. Fue el período más oscuro, más triste y más desgarrador de su vida. Lo consideraba su “valle de sombra de muerte”. Lloró muchísimo, contenida y silenciosamente, en la profundidad de la noche, cuando todos en la casa estaban profundamente dormidos.

    Por la gracia de Dios, después de varios años, su familia volvió a la iglesia de los menonitas “liberales”, donde sus padres habían sido miembros anteriormente. Poco a poco, ella logró recuperarse de la ansiedad de la separación de sus amigos de la iglesia de los menonitas “conservadores”. Comenzó a aceptar y amar a la nueva iglesia adonde se había transferido su familia e hizo nuevas amistades en la congregación. Pero, le llevó seis años poder estar finalmente feliz en una iglesia otra vez.

    Lamentablemente, no sucede lo mismo con algunos de sus tíos, tías y otros amigos que sabe que han abandonado la iglesia. En la actualidad, algunos de sus parientes son personas “sin iglesia” y no tienen ningún deseo de unirse a una iglesia nuevamente. Lo que resulta más triste aún es que han escuchado hablar de Jesús, pero no tienen ningún vínculo con él.

    Con esta historia, quisiera hacer un llamado a los líderes de la iglesia que son protagonistas de las luchas y conflictos de la iglesia. Ustedes tienen grandes responsabilidades y no podrán ganar esas batallas si: 1) se atienen a sus propias prioridades; 2) se olvidan de enfocar la mirada en Jesús, y 3) deponen toda la armadura de Dios porque están muy fatigados. Recuerden que hay niños y jóvenes que quedan atrapados en medio de los conflictos de la iglesia. Generalmente, son los que crecen odiando la iglesia. ¿Es de extrañar por qué estamos perdiendo a nuestros jóvenes en la iglesia?

    Para aquellos de ustedes, especialmente a los jóvenes aquí presentes, que actualmente estén atrapados en medio de los conflictos de la iglesia, sepan que el amor de Dios es constante, nos cuida y acompaña. Permanezcan en su amor, ríndanse a él, y nunca pierdan de vista el Evangelio de Jesucristo. Recuerden siempre la obra concluida de Jesucristo en la cruz. Él ya ha obtenido la victoria sobre nuestros pecados y problemas. Nuestros líderes también son seres humanos. Necesitan nuestras oraciones y quizá incluso nuestro perdón.

    No nos detengamos sólo en la muerte de Jesús, sino también disfrutemos de la victoria de su gloriosa resurrección. Mantengamos la mirada en él, en quien hallaremos sanación. Él es el autor y el perfeccionador de nuestra fe. Den una buena pelea por la fe, siendo soldados valientes y audaces.

    Ya lo ven, mis amigos, yo también fui “víctima” de los conflictos y de la división en la iglesia. Yo era esa niña. Mi apodo es Lenlen.

    ‚ÄîRemilyn G. Mondez, profesora adjunta de Inglés y estudiante de posgrado en Comunicación. En 2004 participó en IVEP, programa del Comité Central Menonita. Fue delegada de Filipinas en la Cumbre Mundial de la Juventud del CMM en Paraguay, en 2009.

  • Saludos a mis hermanas y hermanos anabautistas. Les agradezco la invitación y gracias por venir. Me siento honrado y feliz de estar juntos. Vivo sólo a 45 minutos de aquí, en una ciudad llamada Lancaster, que algunos quizá ya hayan sentido nombrar y donde muchos de ustedes permanecerán esta semana. Siento que verdaderamente puedo decirles, “¡bienvenidos!” Estoy muy contento que esta Asamblea se esté realizando en mi comunidad. Recuerdo cuando fui a Zimbabwe en 2003 a la Asamblea del Congreso Mundial Menonita, y la alegría de estar rodeado de un grupo de creyentes tan diverso. Viví dicha Asamblea como una reunión familiar.

    Soy el hijo de Dale Ressler y Dorca Kisare, ambos criados en hogares de pastores menonitas: mi padre en el estado de Ohio en Estados Unidos, y mi madre en la región norte de Mara en Tanzania. Se conocieron siendo mi padre misionero en Tanzania. No sólo soy de origen birracial sino también binacional. Aunque esta categoría nunca aparece en los formularios del censo, me encantaría que algún día hubiera un casillero que dijera: “suba-luo-tanzano-estadounidense-suizo-alemán-anabautista-menonita”. Lo que quisiera que notaran es que allí incluí “menonita”. A algunos les gusta usar el término “menonitas étnicos”, refiriéndose a los descendientes biológicos de la región de Europa donde el anabautismo surgió originalmente. Aunque las raíces de mi padre se remontan a esa época, no así las de mi madre. Sin embargo, soy menonita étnico por parte de ambos.

    Pese a las diferencias raciales y culturales en un trasfondo “suba-luo-tanzano-estadounidense-suizo-alemán-anabautista-menonita”, el mío está unificado no sólo en Cristo, sino en base a un determinado conocimiento de Cristo y al llamado de Cristo. En tal sentido, soy unicultural. Como Shant ya lo ha mencionado esta mañana, hay aquí mucha gente de muchos lugares. Quiero decir que tenemos muchos nombres de padres y muchos lugares de madres, pero todos compartimos una cosa: la historia y el pensamiento anabautistas. Somos todos étnicamente anabautistas porque llevamos esa versión de Cristo adondequiera que vayamos a visitar o a vivir, anabautismo que se convierte en nuestra nueva identidad fundamental.

    Agradezco a la Comisión de Diáconos del CMM que me haya invitado a hablar hoy, porque es muy importante que nos centremos en este tema del mundo actual. Caminar con autonomía y en comunidad no es tarea fácil. El cristianismo enfrenta muchos desafíos en todo el mundo. En algunos lugares, se acosa y se mata a gente por su fe en Jesús. En otros, las iglesias se dividen porque no logran ponerse de acuerdo con sus hermanos creyentes, y, en algunos sitios, las puertas se cierran a medida que el número de creyentes disminuye y envejece. Me interesa saber cómo podría la iglesia anabautista recuperar la confianza y volver a ser audazmente profética.

    Esta mañana he estado meditando sobre Mateo 23:1–29 (NVI).

    “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!…” (v.13, 15, 23, 25, 27, 29). “¡Ay de ustedes, guías ciegos!…” (v.16).

    Hermanas y hermanos, ésta es la iglesia actual. Muchos de nosotros nos hemos convertido en escribas y fariseos tan bien versados en las Escrituras de la Biblia que nuestras palabras carecen de significado. Por ejemplo, ser cristiano en Estados Unidos hoy día se relaciona más con la imagen que con la sustancia. Se debe sostener la visión correcta (popular). Se debe actuar de la forma correcta (popular). Se debe decir que se cree en las cosas correctas (populares). Lo que termina ocurriendo es que nos protegemos tanto a nosotros mismos como nuestro poder y privilegio, al crear un antagonismo entre nosotros y ellos. No permitimos lo novedoso y diluimos nuestra propia singularidad.

    Muchos menonitas de Estados Unidos han abandonado el pacifismo, por querer adaptarse al cristianismo estadounidense. Así que guardamos silencio, pese a que nuestro país es el traficante de armas más grande del mundo, con el ejército más grande y con las políticas exteriores, económicas y ambientales más destructivas. El interior de la copa está sucio. Sin embargo, lo que se escucha desde los púlpitos y en las noticias es el pecado de los demás, cómo el exterior de la copa de los demás está más sucio que el nuestro.

    Con nuestras ansias de comodidad y poder, hemos convertido a la iglesia en una cuestión de individuos más que del Reino de Dios. Nos hemos olvidado que el pecado no es sólo algo personal sino que también concierne a toda la comunidad. Ay de nosotros que hemos elegido tomar el poder de Jesucristo y usarlo egoístamente para provecho propio, y excluir a quienes son diferentes a nosotros, para que podamos sentirnos más justos.

    El rol de la Comisión de Diáconos es ayudar a nuestras iglesias a apoyarse unas a otras. Creo que la iglesia lo puede lograr mejor a través de la vulnerabilidad. Debemos apoyarnos mutuamente, no señalando los pecados ajenos, sino reconociendo los propios. Esto es difícil y no resulta natural sin que Jesús nos llame a hacerlo. Quisiera demostrarles e invitarles a que me acompañen. Sin embargo, arrepentirse no es sólo disculparse o buscar el perdón. El arrepentimiento es reconocer lo que he hecho mal, que he pecado, y optar por rechazar dicha acción, ese estilo de vida.

    Los pecados colectivos que comparto por ser estadounidense son diferentes de aquellos que comparto por ser tanzano. No puedo disculparme por nadie sino por mí mismo, así que les invito a que piensen en la manera en que ustedes se han beneficiado injustamente.

    Les invito a acompañarme cuando diga estas palabras: “Nos arrepentimos y procuramos el perdón. Señor, guíanos hacia adelante”.

    Jesús, confieso que el capitalismo me ha beneficiado más que a otros y con demasiada frecuencia he desoído tu llamado a compartir mi abundancia con los que tienen menos. Confieso que esto es sólo por ganancia material sin importarme los que sufren.

    Nos arrepentimos y procuramos el perdón. Señor, guíanos hacia adelante.

    Jesús, confieso que hemos elegido destrucción en lugar de construcción: bombas en lugar de pan. He guardado silencio ante la violencia del Estado y de mis vecinos en contra de otros por temor a la incomodidad.

    Nos arrepentimos y procuramos el perdón. Señor, guíanos hacia adelante.

    Jesús, confieso que la iglesia me ha beneficiado cuando no acepta recibir a otros. Esto sólo debilita el Reino cuando hay quienes quisieran ser parte de él. Hemos elegido la comodidad en lugar de elegir a los hijos de Cristo.

    Nos arrepentimos y procuramos el perdón. Señor, guíanos hacia adelante.

    Jesús, confieso que la Biblia y la oración se usan en demasiadas ocasiones como armas para hacer más estrechas las puertas en lugar de ensanchar el camino. Hacemos que los que tienen preguntas difíciles esperen demasiado e ignoramos demasiado tiempo a los que nos envías para traernos mejor conocimiento.

    Nos arrepentimos y procuramos el perdón. Señor, guíanos hacia adelante.

    El mundo está cambiando rápidamente. La tecnología avanza a una velocidad increíble. Los países que alguna vez fueron poderosos ya no lo son tanto. Los sistemas de justicia y los sistemas económicos han visto que las grietas sobre las que fueron construidos se convirtieron en abismos. Con demasiada frecuencia, la iglesia cristiana en general sólo ha considerado el liderazgo como el medio para obtener poder político para luego imponer sus creencias sobre los demás. Y esto ha sido causa de muchos pecados en los que ha participado la iglesia, siendo quizá el más grande el colonialismo del siglo pasado. A medida que avanzamos en este nuevo siglo, debemos aprender a escucharnos unos a otros. Debemos valorar tanto al beneficiario de la misión como al misionero. Debemos aprender a crecer juntos. Espero ver cómo las iglesias crecerán unidas como iguales, en lugar de sembradores y sembradíos, cuyo poder e influencia son desiguales.

    Siempre es un desafío el equilibrio entre autonomía y comunidad. A veces, se siente más natural hablar de autonomía versus comunidad. Pero crecemos a través de nuestra diversidad, y aunque sólo reconozcamos nuestra autonomía al ver lo diferente que somos respecto de la comunidad en general, la autonomía no tiene valor si no dejamos de priorizarnos como individuos para que la comunidad se beneficie con nuestra singularidad. Esto es cierto, tanto para nosotros como individuos en nuestras comunidades eclesiales, como para nuestras iglesias particulares en esta Asamblea mundial.

    Gracias por haberme invitado a hablar esta mañana. Asante sana. Mungu atubariki. En swahili quiere decir, gracias y que Dios nos bendiga.

    ‚ÄîKevin Ressler es de origen birracial y bicultural, hijo de madre tanzana y padre estadounidense. Tiene una Maestría en Teología, y un título en Estudios sobre Paz, Justicia y Conflictos.

  • Queridos amigos, hermanas y hermanos, buenos días y namaste.

    En esta Asamblea 16 del Congreso Mundial Menonita 2015, nuevamente estamos celebrando nuestra común fe y vida anabautista-menonitas en el Señor y Salvador Jesucristo. Así que, en esta ocasión les deseo, “lo mejor”, en nombre de la Comisión de Diáconos del CMM. También en nombre de las iglesias anabautista-menonitas y del pueblo de la India, les saludo en el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Quisiera agradecer a la Comisión de Diáconos del CMM la invitación a dirigirme a esta Asamblea en el día de la Comisión de Diáconos.

    Para la meditación de hoy, el texto de las Escrituras es Gálatas 5:13–14: “Les hablo así, hermanos [incluidas las hermanas], porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor. En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’.”

    Estos versículos, creo yo, resumen acertadamente nuestra anticipada vida juntos en la comunidad de fe, brindando una base apropiada para el tema de nuestra meditación, “Caminemos con autonomía y en comunidad”, y bajo el tema general de esta Asamblea, “Caminemos con Dios”. Así que les invito a que me acompañen durante esta meditación. Las citas bíblicas para la traducción al español, se han tomado de Dios Habla Hoy y la Nueva Biblia Española.

    Meditación

    En estos dos versículos de Gálatas 5, hay tres frases que corresponden a las tres palabras del tema de esta meditación. Centremos nuestra atención en dichas frases.

    La primera frase dice, “llamados a ser libres”, y esto implica autonomía. El Dios de la Biblia, el Padre de nuestro Señor, es un Dios maravilloso. Es su voluntad y su plan que aquellos que estén en Cristo Jesús sean liberados de toda esclavitud, incluyendo el sometimiento a “tutores y administradores” y “a las fuerzas y principios que rigen este mundo” (Gálatas 4:2–3). Es decir, en Cristo Jesús somos liberados de las ataduras a todas las reglas y normas humanas de este mundo: sociales, religiosas, éticas, espirituales y políticas.

    De hecho, en Cristo Jesús somos liberados para la libertad que Dios mismo goza, porque en Jesucristo, el Hijo de Dios, somos llamados a ser Hijos de Dios (Gálatas 4:4–7). Esta es la autonomía, es decir, la libertad de autogobierno y autodeterminación, que cualquier persona o comunidad está llamada a disfrutar habiendo estado en Cristo Jesús.

    La segunda frase dice “sírvanse por amor”, y esto define ‘caminar’. El Dios que nos ha liberado en Jesucristo para la libertad divina es un Dios de amor. Este Dios en Jesucristo, por causa de su amor, se volvió esclavo para servirnos a los seres humanos, y murió en la cruz (Filipenses 2:6-9) para liberarnos para la libertad divina. Por lo tanto, caminar con Dios, implica caminar como hijos de Dios, en amor, comprometiéndonos libremente al servicio de los demás, como lo hizo Jesús, nuestro Señor.

    Vale la pena señalar que en Filipenses 2:7, el sustantivo griego que se traduce “esclavo” al referirse a nuestro Señor, se emplea aquí en Gálatas como verbo y se traduce “sírvanse”. En Marcos 10:44, empleando la misma palabra como sustantivo, Jesús nuestro Señor nos amonesta a los líderes cristianos a ser “esclavos” de todos.

    El mandamiento de Levítico 19:18: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (v.14) es fundamental para la frase “sírvanse por amor”. El amor de esta ley del Antiguo Testamento, llamada “ley suprema” en Santiago 2:8, la explica nuestro Señor en Mateo 5:43–44, la cual no solamente incluye a la gente que pertenece a la comunidad de fe, sino también a los enemigos.

    El profesorado del Seminario Teológico de Bienenberg, en un documento publicado el 15 de octubre de 2014, en el sitio web del CMM, declaró lo siguiente: “El terrorismo del Estado islámico no convierte en obsoleto el pacifismo”. Esto significa que no hay ninguna acción terrorista que pueda obligarnos a recurrir a la violencia, ni pueda impedirnos amar y hacer el bien a otros, incluso a aquellos que nos atemorizan. Éste es nuestro caminar.

    La tercera frase dice, “unos a otros” y significa comunidad. Dicha frase implica reciprocidad, y representa una comunidad unida y fraterna. Dios llama a las personas a la fe en Cristo Jesús a unirse a una nueva humanidad, el cuerpo de Cristo Jesús, que es la Iglesia, la comunidad de fe. La exhortación: “Sírvanse por amor unos a otros” significa que, a pesar de nuestra libertad divina en Jesucristo, todos los que pertenecemos a esta comunidad de fe tenemos necesidad del servicio bondadoso de los demás; y que todos tenemos dones y habilidades para servirnos amablemente unos a otros.

    Así como nuestro Señor está incompleto sin su cuerpo, la Iglesia, y la necesita para su ministerio en el mundo (Efesios 1:23), así también nosotros estamos incompletos sin la vida del otro. Necesitamos la colaboración conjunta de los demás en nuestra comunidad mundial de fe para nuestra vida, testimonio y ministerio cristianos en el mundo.

    Por tanto, la comunidad de fe es la vida que comparte la gente liberada en Cristo Jesús, unida para servirse unos a otros por amor. Esta libertad no sólo es para servirse mutuamente, sino también para servir y hacer el bien a la gente fuera de la comunidad de fe, y aun a aquellos que nos odian. Este es el estilo de vida de la ley suprema divina que estamos llamados a vivir, tanto individual como colectivamente, y es nuestro caminar en autonomía y comunidad.

    El desafío

    El desafío ahora es, “mantenernos firmes en la libertad por la que Cristo nos liberó” (Gálatas 5:1). Este desafío fundamental de Gálatas es vivir en la libertad del Espíritu y no buscar satisfacer los malos deseos. En Cristo Jesús, habiendo sido liberados para una vida con autonomía, y unidos en una comunidad de fe, nuestro caminar, tanto individual como colectivamente, es por medio del amor, al servir libremente tanto a amigos como a enemigos por igual (Mateo 5:43–48).

    En esta Epístola a los Gálatas, considero que hay cuatro tipos de desafíos que necesitamos mantener firmes en la libertad de nuestra vida personal y comunitaria.

    Por medio del amor, “somos todos uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28). El Congreso Mundial Menonita es una fraternidad mundial de más de 1,3 millones de miembros bautizados dispersos en los seis continentes, que viven en diversos países y pertenecen a más de cien iglesias nacionales que reúnen a miles de congregaciones locales. Es probable que seamos diferentes unos de otros. Dicha diversidad y singularidad son valores positivos que enriquecen nuestra comunidad mundial de fe para la vida y ministerio en el mundo.

    Como la Nueva Jerusalén, a la que traerán “la gloria y el honor de las naciones” (Apocalipsis 21:24–26), hoy día esta comunidad mundial es más rica gracias a nuestra diversidad y singularidad. Por lo tanto, aceptemos, agradezcamos, disfrutemos y valoremos la singularidad, la diversidad, los dones y servicios mutuos de nuestra comunidad.

    Por medio del amor, “caminemos guiados por el Espíritu” (Gálatas 5:25). En lugar de satisfacer los malos deseos que se enumeran en Gálatas 5:19–21, se nos insta en Gálatas 5:22–23 a llevar el fruto del Espíritu en nuestra vida personal y comunitaria. El fruto del Espíritu, un espectro característico de la vida llena del Espíritu: “amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo”, debe ser característico de la vida de las personas y la comunidad de fe evidente para los demás.

    Nuestros primeros antepasados anabautista-menonitas, adondequiera que fueran, eran reconocidos por su honestidad, laboriosidad, carácter pacífico, servicio, moralidad bíblica y estrechos vínculos comunitarios. Se solía decir acerca de los primeros cristianos: “Vean cómo se aman unos a otros”.

    Las iglesias menonitas en Taiwán, en el marco de la Fraternidad de Iglesias Menonitas de Taiwán (FOMCIT), “están en busca de nuevas perspectivas a partir de sus raíces teológicas, esperando demostrarle al mundo la vida bajo el señorío de Cristo”. Procuremos desarrollar, en nosotros mismos y en nuestras comunidades, especialmente los que somos líderes, el estilo de vida que refleje la vida piadosa en Jesucristo nuestro Señor, ofreciendo alabanzas a nuestro Padre celestial (Mateo 5:16).

    Por medio del amor, “ayúdense mutuamente a llevar sus cargas” (Gálatas 6:2). Pertenecemos a una comunidad mundial de fe. Por lo tanto, es casi imposible para muchas iglesias y convenciones relacionarse directamente con iglesias y convenciones hermanas de otros países y continentes. El CMM, con sus Comisiones, especialmente la Comisión de Diáconos, es nuestro foro y la vía para dichas relaciones.

    En el sitio web del CMM se informó que, “La Comisión de Diáconos promueve la actitud y la práctica del servicio entre las iglesias miembro por medio de visitas, enseñanza y materiales”. II Corintios 8:14 nos exhorta a que practiquemos el espíritu de igualdad e interdependencia, que “la abundancia de ustedes supla lo que ellos necesiten, para que a su vez, la abundancia de ellos supla lo que ustedes necesiten”.

    Acerca de Bihar Mennonite Mandali (Iglesia Menonita de India), se dice: “El Fondo de Ayuda de la Iglesia Mundial del Congreso Mundial Menonita fue una bendición para la iglesia: el dinero que Minj recibió de este Fondo, le permitió comenzar nuevos programas para la iglesia”. En una conversación personal, el pastor Emmanuel Minj comentó que el Fondo se había destinado para preparar a pastores y líderes para el ministerio de la Iglesia y para capacitar a jóvenes para las campañas de evangelización. Tengamos en cuenta la Comisión de Diáconos como nuestra vía para compartir mutuamente los dones y talentos en la comunidad mundial de fe, mostrando nuestro amor unos por otros.

    Por medio del amor, “hagamos bien a todos” (Gálatas 6:10). El mandamiento, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, llamado la “ley suprema” (Santiago 2:8), nuestro Señor lo interpreta como un mandamiento de amor dirigido aun a los que nos odian y persiguen.

    En muchos lugares del mundo, los cristianos enfrentan odio y persecuciones, que aparecen también esporádicamente incluso en la India actual. Por otra parte, muchas iglesias sufren a menudo desunión y divisiones internas debido a ambiciones egoístas y choques de personalidad entre los miembros y líderes. Estos problemas internos debilitan la vida y el testimonio de la iglesia.

    Mi propia Convención, la Iglesia Menonita de India, sufrió una división durante seis años, de 1984 a 1990, a causa de conflictos internos. Pero el amor de unos por otros prevaleció y la unidad fue restaurada. Lo mismo ocurrió en Bharatiya, la Convención General de la Iglesia Menonita de India, que permaneció dividida diez años; pero aquí también, al final el amor mutuo prevaleció. Esta ley suprema divina que contiene dos mandamientos: “Sírvanse por amor unos a otros” como esclavos voluntarios, y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, es el único remedio para los males internos de las iglesias y la única fortificación cristiana contra el odio externo y las persecuciones (Romanos 12:18-21)

    Resolvamos aquí todos juntos en nuestros corazones y mentes que, como miembros de la comunidad de fe cristiana anabautista-menonita, practicaremos esta “ley suprema” divina de amar y servir en nuestras vidas personales y colectivas, cueste lo que cueste.

    Por otra parte, tomando en cuenta la determinación de Jesús, que, “se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén”. (Lucas 9:51), su comentario, “los de este mundo… son más astutos que los que han recibido la luz” (Lucas 16:8), su mandamiento: “sean astutos como serpientes” (Mateo 10:16), y enseñanzas similares, nos han encomendado que estemos preparados para enfrentar persecuciones y terrorismo.

    Por lo tanto, insto a las iglesias locales, convenciones y al Congreso Mundial Menonita a elaborar pautas prácticas para vincularnos amable y pacíficamente, tanto individual como colectivamente, con amigos y también con perseguidores y terroristas.

    Cierre

    Amigos, somos liberados en Jesucristo para un estilo de vida divino majestuoso de amor y servicio. La libertad en Jesucristo implica una libertad que nos invita a demostrar en nuestra vida personal y comunitaria el carácter de Dios en Jesucristo; y a compartir mutuamente nuestros dones y talentos, es decir, compartir nuestras vidas unos con otros sirviéndonos amablemente. Esta es la libertad que se extiende a nuestros vecinos mediante el servicio bondadoso, y aun a aquellos que nos odian y quisieran hacernos daño. Todo ello representa el desafío de caminar con Dios, con autonomía y en comunidad.

    Nuevamente, con motivo de las celebraciones de la Asamblea 16 del CMM, Pennsylvania 2015, les deseo “lo mejor”. Gracias a todos. Jai Masih ki! (Victoria/ Alabanza a Cristo).

    ‚ÄîShantkumar S. Kunjam ha sido responsable de la pastoral de varias congregaciones de la Iglesia Menonita de la Convención de la India, y también ordenado obispo.

  • Nuestro hermano Hippolito nos ha recordado algo que jamás debemos olvidar: la misión es holística, y, por lo tanto, la evangelización es integral. Concretamente, entendemos que eso significa que las Buenas Noticias deben ser anunciadas en cada área de la necesidad humana. Y, quizá esto sea equivalente a decir que el Reino de Dios no se habrá completado hasta que cada aspecto del sufrimiento humano haya sido sanado, reconciliado y transformado. Por eso decimos que el Reino ya está presente aunque aún no, porque en tanto el Señor no haya completado su Reino, nuestra tarea será seguir sirviendo, sanando, reconciliando y transformando.

    Entonces, hay que enfatizar que para evangelizar y hacer la misión, es necesario hablar de un proyecto completo, puesto que hablar del Reino de Dios es hablar del aquí y el ahora, de dar una respuesta espiritual, material, social, económica para el mundo (“Arrepiéntanse, porque el Reino de Dios—esto es, Su proyecto de una nueva humanidad—está cerca.” Marcos 1:15).

    También entendemos que pertenecer al Reino significa un llamado que no puede permanecer sólo a nivel de la teoría, sino que más que nada es acción: el momento en el que se traslada la teología de la “silla” a la teología del “camino”. Nuestro papel como constructores del Reino es en el aquí y en el ahora; no tiene sentido si no responde a necesidades concretas, en el presente concreto que nos ha tocado vivir. Los Evangelios nos muestran esto claramente: el Señor Jesús estaba al tanto de las necesidades concretas de una sociedad desgastada.

    Y ahí está la cuestión. En los procesos sociales e históricos hay muchas cosas que perduran, pero al mismo tiempo las sociedades van cambiando. Nos enfrentamos como iglesia a problemas nuevos que antes no existían, y que sinceramente, quizá nos superen. La cosa es compleja, y como jóvenes nos preguntamos cómo podemos llevar a la práctica todo lo que se ha dicho.

    Quizá nuestra inquietud gire en torno a una pregunta muy puntual: ¿de qué sirve nuestra teología, muy bien formulada, si no se convierte en una práctica del Evangelio, si no nos ayuda a encarnar las enseñanzas de Jesús?

    Entonces, recordamos algo que algunos pastores nos han enseñado: a la doxa hay que añadirle la praxis. Jesús así nos lo enseñó: se trata de un estilo de vida (ético-práctico) que incluye una renovación de la mente (doxa). Si queremos seguir los pasos del Maestro en la vida diaria, nuestra práctica debe ser para el aquí y el ahora. Y aquí y ahora significan tener una fe activa, pero, ¿cómo?

    Creemos que Mateo 10:7–8 es un texto clave: “Vayan y anúncienles que el reino del cielo está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, curen a los leprosos y expulsen a los demonios. ¡Den tan gratuitamente como han recibido!” (NTV). Parece claro lo que hay que hacer: simplemente estar dispuestos a dar sin esperar nada a cambio. Sin embargo, ¿cómo dar si no sabemos qué es lo que se necesita? Al dar, ¿somos antes transformados por nuestra propia necesidad? ¿Nuestra misión es una misión encarnada o llegamos como si fuéramos dueños de la verdad, imponiendo programas, objetivos, estructuras y presupuestos?

    Nuestro hermano habló de cuidarse de no caer en, o de seguir practicando un evangelio que parta de una ideología impuesta. Esto es: un evangelio que no sabe escuchar el contexto, las necesidades concretas, el sufrimiento y dolor concretos, o la búsqueda de una esperanza concreta. Y, una vez más, pensando en el ejemplo del Maestro, no era coincidencia de que Jesús se moviera en la periferia de la sociedad, ahí, donde abundaba el sufrimiento, pero también donde crecía la esperanza.

    Por eso, nuestra pregunta clave es, al mismo tiempo, una pregunta fundamental: ¿quiénes son ahora nuestros leprosos? ¿Quiénes son los hombres y las mujeres que la sociedad considera leprosos? ¿Acaso nuestra comodidad nos impida verlos?

    Pues bien, podemos decir al menos que ahora nuestros leprosos son todos los que nos rompen el esquema, aquello que nos hace salir de la zona de comodidad puramente teológica o doctrinal, recordándonos que lo que se tiene que hacer es no sólo creer en el Reino, sino precisamente realizar el Reino.

    Son justamente nuestros leprosos los que nos hacen sentir incómodos, todos aquellos que nos hacen cambiar de paradigma, quienes nos hacen regresar al Evangelio (¡siempre fresco!), mujeres y hombres a los que se nos hace difícil imaginarles sentados al lado de nosotros en un culto “normal”.

    Habrá muchas preguntas incómodas a las que el mundo espera que respondamos, y no siempre tendremos las respuestas a todas. Pero, lo cierto es que nuestras raíces como anabautistas y discípulos de Jesús no nos permitirán promover, justificar o sancionar situaciones que generen discriminación, exclusión, violencia, o aun la muerte de cualquier hombre o mujer en base a su origen, grupo étnico, condición socio-económica, género, estado civil, orientación sexual u otra forma de exclusión.

    Si sabemos mirar, y sobre todo escuchar, sabremos que de ahí es de donde proviene el avivamiento. Así como Jesús no vino a los sanos, sino a los enfermos; y a escuchar a los desposeídos y dar esperanza a los que ya no la tenían, así debemos acompañar a aquellos que andan como ovejas sin pastor, y entonces convertirnos, como iglesia, en los primeros en amar a aquellos que nadie quiere amar, a quienes se han quedado sin esperanza.

    Y esto no es teoría. No podemos hacer esto sino haciéndolo, ya que es lo que el Señor nos exige como discípulas y discípulos. Así nos indica el mandamiento: amarás a tu prójimo como a ti mismo; dignificarás a tu prójimo de la misma forma en que Dios lo ha hecho contigo.

    El año pasado tuvimos la oportunidad de viajar a Colombia y visitar uno de los poblados llamado San Nicolás, donde viven muchos desplazados. En ese lugar hay una comunidad de creyentes que ha entendido que es en la práctica donde todo cobra sentido. En esta comunidad, se dedican a abrazar a toda la gente que, por diferentes razones, está marginada del resto de la sociedad—incluso personas que habían cometido delitos, o que se las define como violentas o como escoria—, y se les acepta sin importar su pasado. Sin esperar nada a cambio, su vida transformada ha empezado a irrumpir en un sistema violento, siendo signos visibles de una nueva humanidad. Y estos son los frutos de la acción.

    En este sentido, damos por hecho que la misión es holística. Y así como Jesús dijo que a los pobres SIEMPRE los tendrán entre ustedes (Mateos 26:11), así todos tenemos a alguien con quien indudablemente nos cuesta trabajar. Sin embargo, es justamente ahí, siguiendo los pasos del Maestro, que Dios nos pide que nos acerquemos a anunciar las Buenas Noticias del Reino de Dios. Y esto nos hace pensar, de modo radical, que la gracia que se nos dio verticalmente, es la misma gracia que nosotros debemos dar horizontalmente, sin esperar nada a cambio, arriesgándonos quizá a amar a quien no quiera amarnos.

    Ahora entendemos bastante bien lo que hay que hacer. Y si de pronto perdemos el enfoque, sólo hay que echar un vistazo a nuestra historia de lucha por mantenernos fieles al Evangelio de Cristo. Pero, nos parece que el Señor también apela a nuestra creatividad al preguntarnos: ¿cómo harás para que la misión se concrete? Quizá sea derribando todas aquellas barreras institucionales que las iglesias anquilosadas nos han legado, yendo más allá de las agencias y programas, ubicando la misión no en términos de planes, presupuesto y números, sino en algo más práctico que requiera de toda nuestra creatividad: abriéndose al contexto mismo de cada lugar y persona. Y por cierto, curarnos del fantasma de la misión económica occidental; muchas veces ni siquiera es necesario el dinero donde el Espíritu Santo obra a través de nosotros.

    Quizá lo único que tengamos que hacer es tan sólo saber escuchar al afligido. Al escuchar, ya estamos dando. Al escuchar, estamos dignificando al otro y, a la vez, nosotros nos dignificamos, o en otras palabras, somos transformados al mismo tiempo que presentamos el Evangelio de la paz.

    No podemos pretender llegar simplemente con las pancartas de “Dios te ama”, porque sin saber escuchar las necesidades de los que sufren, caeríamos en el pecado de querer imponer la evangelización. √âsta es quizá una evangelización “pasiva”, pero al mismo tiempo “testimonial” y radical, en la que a través de nuestros actos, atraemos a la gente a nuestro estilo de vida. Es una evangelización de la escucha, al igual que cuando Jesús preguntaba: ¿qué quieres que haga por ti? (Marcos 10:51).

    Finalicemos con un pasaje que ilustra cómo debe ser nuestra misión:

    Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me dieron de comer. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”. Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te dimos de comer, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”. Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de estos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!” (Mateo 25:34–40 NTV).

    Que el Señor Jesús siga en medio de nosotros, y nos anime diariamente.

    – Marc Pasqués nació y se crió en Barcelona, España; luego, de joven se mudó a Australia, donde conecta valores con decisiones de marketing. Es miembro del Comité de Jóvenes Anabautistas del CMM. Rodrigo Pedroza, escritor e ilustrador de cuentos para niños, es pastor menonita en México y miembro de un equipo de resolución de conflictos de su Convención. También integra el Comité de Jóvenes Anabautistas del CMM.

  • Presentaciones matutinas – PA 2015

    Dios camina con nosotros (Rebecca Osiro, Kenya y Tom Yoder Neufeld, Canada)

    Las dudas están determinadas por el contexto. Se ha acuñado la frase, jakol kudho (el quita-espinas), junto con kiawa, para afirmar lo positivo y neutralizar los aspectos negativos de las dudas en nuestro viaje. El término jakol kudho (el quita-espinas), se refiere literalmente a quien quita la espina del pie del viajero.

    Las dudas fortalecen nuestras convicciones (Tigist Tesfaye Gelagle, Etiopía)

    La fe es como caminar con dudas y convicciones. Valoro profundamente la tradición africana que hemos escuchado; como jóvenes enfrentamos muchos animales salvajes y reptiles venenosos llamados dudas, mientras caminamos como peregrinos con Dios. De hecho, a pesar de nuestros deseos y de varios ingeniosos intentos, es imposible que como caminantes logremos evitar las espinas.

    Hijos de luz (Nancy Heisey, EE.UU.) 

    Ojalá que podamos aproximarnos más al corazón pastoral Cristocéntrico de Pablo y a aquellos que escucharon su llamado, a fin de que nuestra luz como hijos de Luz, haga un aporte significativo, hoy, este año, y mientras Dios nos convoque a su misión en esta tierra. 

    Soldados en el ejército del Dios vivo (Remilyn Mondez, Filipinas)

    No nos detengamos sólo en la muerte de Jesús, sino también disfrutemos de la victoria de su gloriosa resurrección. Mantengamos la mirada en él, en quien hallaremos sanación. Él es el autor y el perfeccionador de nuestra fe. Den una buena pelea por la fe, siendo soldados valientes y audaces.

    En Cristo, libres para amar (Shant Kunjam, India)

    Somos liberados en Jesucristo para un estilo de vida divino majestuoso de amor y servicio. La libertad en Jesucristo implica una libertad que nos invita a demostrar en nuestra vida personal y comunitaria el carácter de Dios en Jesucristo; y a compartir mutuamente nuestros dones y talentos, es decir, compartir nuestras vidas unos con otros sirviéndonos amablemente.

    Arrepentimiento y perdón (Kevin Ressler, EE.UU.)

    Siempre es un desafío el equilibrio entre autonomía y comunidad. A veces, se siente más natural hablar de autonomía versus comunidad. Pero crecemos a través de nuestra diversidad, y aunque sólo reconozcamos nuestra autonomía al ver lo diferente que somos respecto de la comunidad en general, la autonomía no tiene valor si no dejamos de priorizarnos como  individuos para que la comunidad se beneficie con nuestra singularidad.

    La misión de la iglesia debe ser integral (Hippolyto Tshimanga, Canadá)

    Jesús nos ofrece participar en su Reino; es un regalo que debemos recibir con gratitud. Y gratitud (hakarat ha’tov, como se traduce al hebreo), se refiere a despertar al bien que nos ha sido dado y dar gracias por él. Seamos agradecidos a Dios por ofrecernos su Reino, porque la gratitud es contagiosa.

    Dar y recibir: una actividad concreta en la misión de la iglesia mundial (Marc Pasqués, España/Australia y Rodrigo Pedroza, México)

    No podemos pretender llegar simplemente con las pancartas de “Dios te ama”, porque sin saber escuchar las necesidades de los que sufren, caeríamos en el pecado de querer imponer la evangelización. Ésta es quizá una evangelización “pasiva”, pero al mismo tiempo “testimonial” y radical, en la que a través de nuestros actos, atraemos a la gente a nuestro estilo de vida.

     

  • Desde la Conferencia de Misión Mundial en Bangkok, Tailandia, a fines de 1972 y principios de 1973, existe en las iglesias del mundo occidental cierta inquietud respecto a la “misión”. En Bangkok, los representantes de los países recién descolonizados acusaron a los misioneros occidentales de haber vinculado la proclamación del Evangelio con la difusión de la civilización occidental, que había destruido las culturas autóctonas en nombre de la evangelización. A fin de que las iglesias locales de África, Asia, América Latina y el Pacífico, pudieran establecer sus propias prioridades respecto a la misión, se hizo la propuesta de una “moratoria” provisoria en cuanto al envío de dinero y misioneros provenientes del Norte. Los delegados a dicha Conferencia reconocieron el rol de la cultura en la formulación de teologías contextualizadas. Fue también en Bangkok donde los delegados destacaron que el Evangelio debía ser proclamado en términos holísticos, incluyendo en igual medida los aspectos espirituales, socioeconómicos y políticos.

    Tras casi 43 años desde aquella Conferencia en Bangkok, uno podría creer que ese debate sobre la misión estuviera definitivamente superado, pero lo cierto es que no lo está. El alboroto sobre la misión y la inquietud que aún suscita siguen preocupando a la iglesia.

    Este es ciertamente el caso en mi propia iglesia, la Iglesia Menonita Canada. De vez en cuando, me invitan a hablar en nuestras congregaciones sobre mi labor. En ocasiones, se me acercan personas que me preguntan por qué seguimos realizando la tarea misionera en países extranjeros. A veces surge la cuestión del respeto por las culturas y religiones en el extranjero. Algunos menonitas se preguntan: ¿Quiénes somos para evangelizar a otros pueblos? Lo que hace aun más insoportable y difícil de abordar estas cuestiones es nuestra propia historia nacional, y cómo nuestro gobierno dominado por blancos, y las iglesias cristianas han tratado a nuestros pueblos originarios en Canadá.

    Otra dificultad que enfrentamos cuando nos referimos a la misión se relaciona con el concepto mismo de misión. La pregunta principal es la siguiente: ¿qué deberían hacer los obreros de la misión, evangelizar o servir? Dicha controversia comenzó con el misiólogo holandés Johannes Christian Hoekendijk, como resultado de la Conferencia de Bangkok, que divide a los llamados “evangélicos” y “ecuménicos” hasta el día de hoy.

    Respecto a la gente sentada en los bancos de nuestras iglesias menonitas en América del Norte, generalmente está dispuesta a apoyar la ayuda, el servicio y el desarrollo en el nombre de Cristo. Pero, la “evangelización” y la “fundación de iglesias” se consideran una imposición, mediante una agenda controladora. Un líder de la Iglesia Menonita, muy amigo mío, nos decía recientemente que es alérgico a palabras tales como “fundación de iglesias”, etc. Hace cuatro años, en las sesiones de delegados de la Iglesia Menonita USA, André Gingrich Stoner comentó que, “los menonitas aman el servicio, coquetean con la paz, y son alérgicos a la evangelización”.

    Me preocupa esta actitud que se opone a compartir nuestra fe verbalmente y con entusiasmo. Sin embargo, no puedo evitar pensar en el consejo de la Primera Carta de Pedro: “Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto” (1 Pedro 3:15). Y al reflexionar sobre este consejo, no encuentro mejor respuesta que examinar nuevamente lo que Jesús, el fundador de la iglesia, dijera e hiciera respecto a esta institución de la que soy parte. ¿Qué pretendía cuando envió a los doce a las ovejas perdidas de la casa de Israel? ¿Qué quiso decir Jesús, en definitiva, cuando dio a sus discípulos la así llamada Gran Comisión?

    Los relatos del Nuevo Testamento dan testimonio de que Jesús primero se presentó a sí mismo y sus enseñanzas, diciendo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor” (Lucas 4:18–19). Los Evangelios usaron la palabra griega ????????ov. El prefijo ?? que se encuentra en esa palabra griega podría traducirse al español por la palabra ‘buen’, y la palabra raíz ??????ov por la palabra ‘mensaje’. No importa cómo lo traduzcamos, siempre debemos recordar que no sólo es Dios quien está hablando, sino que Dios nos está dando un buen mensaje. El Evangelio de Jesús el Mesías es buenas noticias de gran gozo, tal como anunciaron los ángeles su nacimiento: “No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:10–11). De hecho, gozo es la palabra clave. Con la proclamación de las buenas noticias de Jesús, nuestro gozo es que Dios nos ofrece ser partícipes de su Reino.

    El Evangelio de Mateo nos dice que después de la tentación, cuando escuchó que Juan había sido arrestado, Jesús se retiró a Galilea y se estableció en Capernaúm; y de ahí en adelante comenzó a proclamar su mensaje: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca” (Mateo 4:17). En el Evangelio de Marcos, Jesús define la proclamación de las buenas noticias (????????ov) del Reino de Dios como la razón de su venida al mundo, diciendo: “Para esto he venido” (Marcos 1:38). Y el Evangelio de Lucas destaca: “Es preciso que anuncie también a los demás pueblos las buenas noticias del Reino de Dios, porque para esto fui enviado” (Lucas 4:43).

    De acuerdo con las narraciones del Nuevo Testamento, Jesús no proclamó el Reino solo; él había reunido a un grupo de amigos y los invitó a participar de esta misión. Los escritores del Nuevo Testamento nos dicen que los llamó usando expresiones tales como, “Vengan, síganme” o “Sígueme” como en Mateo 4:19; 9:9: “Vengan, síganme—les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres” (Mateo 4:18–22). El verbo ???????? (seguir) aparece 56 veces en los Evangelios sinópticos y catorce veces en el Evangelio de Juan, y en la mayoría de los casos está asociado con formar discípulos (???????). Para que uno se convierta en discípulo tiene que seguir a un maestro, sentarse a sus pies, aprender de él, a fin de llevar a la práctica todo lo que se haya aprendido.

    No es casual que el Evangelio de Mateo haya dispuesto que el camino del ministerio de Jesús comenzara con la tentación en el desierto, donde Jesús afirma el reinado de Dios y sólo de él. Después de la tentación, vemos que el Evangelio de Mateo nos lleva a las enseñanzas de la ética del Reino, que se encuentran en las bienaventuranzas del Sermón del Monte (Mateo 5–7). Mateo procura que comprendamos que Jesús formaba discípulos. El Evangelio dice: “Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de un monte y se sentó; sus discípulos se le acercaron, y él comenzó a hablar.

    Jesús comienza su proclamación, diciendo: “Arrepiéntanse” (metanoei/te). Esta ???????? está relacionada con un cambio de lealtad y con volver completamente a Dios como el centro de todos nuestros valores. Aun hoy, nosotros también, como iglesia de Jesús, necesitamos cambiar de mentalidad, para que podamos ver este mundo como lo veía Jesús, el fundador de la iglesia. Los autores de los Evangelios dan testimonio de que Jesús miraba el mundo con compasión (rachamim). A semejanza del Dios compasivo que lo envió, Jesús dio de comer a los hambrientos (Mateo 15:32) y proclamó las buenas noticias a la multitud, formó discípulos y les encomendó una misión: “La cosecha es mucha, pero los obreros pocos; rueguen, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su cosecha” (Mateo 9:35–38). Fue justamente debido a dicha compasión que Jesús envió a su iglesia a formar discípulos de todas las naciones. Y prometió acompañar a la iglesia en esta tarea hasta el fin (Mateo 28:18–20).

    La misión estaba en el ADN de Jesús y la misión está en el ADN de la iglesia. No puede haber iglesia sin misión. Debemos llevar a cabo la misión, y la debemos realizar a la manera de Jesús, prometiendo obedecer sólo a Dios, y denunciando cualquier otro principado o poder que amenace la vida humana.

    Hermanas y hermanos, no tomen la Gran Comisión a la ligera. No diluyan el mandato de Jesús, ni reemplazcan el último mandamiento de la iglesia por sus preferencias teológicas individualistas. Teniendo como ejemplo a nuestro Señor y Maestro, Jesús de Nazaret, prediquemos las buenas noticias del Reino de Dios con buen ánimo, proclamando la Palabra y sirviendo al mundo.

    Si no nos entusiasma la Gran Comisión, con su doble propósito de evangelizar y servir, podríamos dejar de ser iglesia. Una iglesia no puede optar por llevar a cabo la misión o no; la iglesia es misional por naturaleza.

    Conclusiones

    Jesús nos ofrece participar en su Reino; es un regalo que debemos recibir con gratitud. Y gratitud (hakarat ha’tov, como se traduce al hebreo), se refiere a despertar al bien que nos ha sido dado y dar gracias por él. Seamos agradecidos a Dios por ofrecernos su Reino, porque la gratitud es contagiosa. Seamos agradecidos a Dios, porque como alguna vez dijera el maestro judío hasídico, Rebbe Nachman de Breslov: “La gratitud se regocija con su hermana alegría, y siempre está lista para encender una vela y hacer una fiesta”.

    —Hippolyto Tshimanga es director del ministerio de África, Europa y América Latina para la Iglesia Menonita Canada.

  • Los jóvenes anabautistas del mundo entero conviven y aprenden entre sí en la Cumbre

    Concluyó la Cumbre Mundial de la Juventud (GYS, por sus siglas en inglés) del Congreso Mundial Menonita (MWC), un evento de tres días, el domingo, 19 de julio de 2015, con un fuerte deseo de impactar al mundo mientras que comparten sus dones.

    Bajo el lema “Llamado a Compartir: Mis Dones, Nuestros Dones” 42 delegados y más de 400 participantes comentaron lo que quisieran ofrecerle a la iglesia global. Durante los tres días, ofrecieron sus dones de presencia, mayordomía, servicio, empatía, creatividad, conocimiento, liderazgo, capacidad para aceptar opiniones diferentes y para utilizar la tecnología, entre muchos más. También pasaron un tiempo significativo en conversación sobre cómo podrían utilizar sus dones para el reino de Dios.

    “Los delegados la GYS ya contribuyen de buena manera en sus iglesias y comunidades respectivas. Trabajan bien como grupo y demuestran la empatía el uno por el otro”, dijo Rodrigo Pedroza, representante latinoamericano y Presidente del Comité de los Jóvenes Anabautistas (YABs, por sus siglas en inglés). “Pero después de tres días de interacciones interculturales y la exploración de los textos bíblicos sobre los dones y los llamados, su confianza y su entendimiento del acto de compartir ha crecido”.

    “Creemos que podrán contribuir de manera aún mayor después de volver [a sus comunidades]”.

    “Ahora, el trabajo suyo es compartir este mensaje y la energía para enriquecer las conferencias de sus iglesias”, dijo Pedroza.

    “Esperamos que los líderes eclesiásticos los vayan a apoyar para que crezcan en su espiritualidad y en su capacidad para el liderazgo. Los dones de las diferentes generaciones que forman parte de la iglesia serán un fuerte testimonio para el reino de Dios”.

    Esta ofrenda de dones a la iglesia fue altamente apreciada por la delegación Koinonia del CMM que consiste del Presidente entrante del CMM Nelson Kraybill, el Tesorero Ernst Bergen y el Secretario General César García. “Estos dones, entregados en las manos de Dios, transformarán el mundo”.

    “Nunca olviden que mientras se necesita la sabiduría de los que son mayores y tienen más experiencia, la revolución comienza con los jóvenes”, dijo García. “Jesús era joven. Y también lo eran los discípulos de Jesús. Y ellos revolucionaron el mundo”.

    Un tiempo para reconectarse con las enseñanzas anabautistas

    Mientras los delegados se enfocaron en discernir cómo utilizar sus dones para la iglesia global, los participantes ofrecieron muchas actividades para aprender más acerca de las raíces anabautistas y de la iglesia por todo el mundo.

    “Queremos que la Cumbre Mundial de la Juventud sea un lugar donde los participantes crezcan espiritualmente, especialmente en el entendimiento de la enseñanza anabautista y de la iglesia global”, dijo Lani Prunés, representante del comite de la Red de Jóvenes Anabautistas en Norte América”. Nosotros hacemos esto dándole a los participantes muchas oportunidades de escuchar y discutir cómo vivimos nuestra fe alrededor del mundo.”

    Los talleres incluían temas entre el engranaje interreligioso y multicultural, incorporación de los medios sociales en la iglesia, el desarrollo de relaciones interpersonales y programas de intercambio, hasta estudios de casos sobre la vivencia de la paz y la justicia en diferentes partes del mundo.

    Actividades entre conciertos, deportes y juegos, un proyecto de arte colaborativo, demostraciones para tocar tambor y danzar, hasta las noches de películas, enriquecieron la experiencia multicultural.

    “Invitamos a todos los participantes de la Asamblea Reunida a visitarnos en el puesto de los Jóvenes Anabautistas en la Aldea de la Iglesia Mundial para más información sobre las experiencias en la Cumbre Mundial de la Juventud. Nuestra mesa se encuentra en la carpa del CMM”, dijo Prunés.

    Momentos destacados de la Cumbre Mundial de la Juventud (GYS, siglas en inglés)

    Wycliff Ochieng Otieno, delegado (GYS), Kenia

    Lo mejor de la Cumbre fue conocer a distintas personas de todo el mundo y aprender grupalmente, porque así se aprende más que individualmente. Como resultado de lo que aprendí en relación al tema, “Llamados a compartir: mis dones, tus dones”, trabajaré con jóvenes de mi iglesia local procurando que tomen conciencia de sus dones singulares, para que puedan ser utilizados para edificar el Reino de Dios, compartiéndolos con toda la comunidad.

    Marisabel Castillo, participante (GYS), Costa Rica

    Para mí lo mejor de la Cumbre fue adorar juntos a Dios en diferentes idiomas pero con una sola mente y a un solo Dios; así como Jesús nos exhorta en Lucas 10:27 a amarlo con todo nuestro corazón, alma, fuerza y mente. Otra cosa importante fue aprender que, a medida que nos reuníamos y respondíamos al amor de Dios, podíamos empezar a ver lo mucho, no lo poco, que podíamos hacer en nuestra iglesia y comunidad.

    Kelvin Jiménez, participante (GYS), Puerto Rico

    Durante la Cumbre, recuerdo un taller en particular en el que compartíamos los desafíos que enfrentaban nuestros respectivos países. Fue muy impactante comprender cuán diversos eran nuestros contextos y luchas. Sin embargo, todos procuramos la guía y sabiduría de la misma fuente, nuestro Dios. Todos fundamos nuestras esperanzas en Jesús y en su mensaje, para que podamos ser luz en medio de la oscuridad, comunidad en medio de la segregación y amor en medio del sufrimiento de nuestro mundo.

    Jantine Huisman, delegada (GYS), Países Bajos

    Lo más inolvidable de la Cumbre fueron las conversaciones en el comedor, donde se podía compartir cualquier mesa y conocer gente de diversos países y trasfondos. A veces las charlas superficiales que eran sólo para conocerse, se convertían en conversaciones más profundas y abiertas sobre temas tales como divorcio, homosexualidad, segundas nupcias, mujeres pastoras y problemas en nuestras iglesias. Aunque no siempre coincidiéramos, siempre se mantuvo el respeto y la comprensión. Vuelvo a casa con la sensación de haber compartido los problemas, sintiendo que no era la única joven menonita del mundo y optimismo por el futuro prometedor de las iglesias menonitas de todo el mundo. La Cumbre tuvo como resultado que ampliara mi comprensión de las personas y sus convicciones. Aprendí más en tres días que lo que aprendo durante un mes en mi vida normal en Holanda. ¡Ya estoy ansiosa de participar en la próxima Asamblea dentro de seis años!

    Nita Purwidaningsih, delegada (GYS), Indonesia

    No sólo confraternizamos mucho durante el evento, sino que también aprendí a sentir pertenencia a la familia mundial por medio de la oración por otros continentes y el apoyo a los objetores de conciencia de Corea del Sur. La Cumbre me recordó que es necesario que nos cuidemos unos a otros, y cuando no podemos estar presentes con ellos, nuestras oraciones nos acercarán a ellos.

    Como eres oriunda del país anfitrión de la próxima Asamblea, ¬øqué quisieras decirnos acerca de Indonesia 2021?

    Indonesia es un archipiélago con una gran riqueza cultural. Tiene tres convenciones menonitas, cada una singular en su manera de adorar a Dios. En Indonesia 2021, podrán ver las hermosas obras de Dios a través de la naturaleza y la cultura. La comunidad anabautista de Indonesia también será bendecida al aprender de ustedes.

    Eliana Ciptadi-Perkins es una redactora y consultora de comunicaciones. Ella es una menonita de Indonesia que vive en Singapur con su familia.

    This article first appeared in Courier/Correo/Courrier October 2015

  • Paulus Hartono, Indonesia

    Ser parte de las multitudes en PA 2015 llevó a Paulus Hartono, de Indonesia, a reflexionar sobre su vida de joven y lo asombroso que haya llegado hasta este lugar.

    Actualmente, es pastor menonita y muy activo en el trabajo por la paz en Solo (Surakarta) Java Central, Indonesia, que tiene una gran comunidad musulmana. Hartono se crió en una familia budista.

    “Me enseñaron el islam en la escuela primaria. Mis amigos iban a la mezquita, así que yo también, y finalmente llegué a ser imán. Ahora me doy cuenta que sentía el llamado a ser pastor, pero no conocía a Jesús.”

    Cuando se convirtió al cristianismo y se bautizó en 1984, adoptó el nombre de ‘Paulus.’

    Compromiso por la paz

    Desde el comienzo de su vida como pastor, el compromiso de Hartono fue claro. “Nuestra congregación nació en 1994 con cuarenta miembros y su visión era ser una iglesia de paz.”

    Varias organizaciones menonitas norteamericanas lo inspiraron a llevar su visión a la práctica. “En 1997, conocí la labor de ayuda humanitaria, servicio y desarrollo del Comité Central Menonita. Y a la vez, fui influenciado por el testimonio y la misión mundiales fomentadas por las Misiones Menonitas del Este.

    “En 2002, conocí el Servicio Menonita de Asistencia a Damnificados por Desastres. En 2005, poco después del tsunami que azotó Indonesia, iniciamos MDS: Servicio Menonita de Diaconía. Como fruto de dicha labor combinamos el testimonio, ayuda humanitaria, desarrollo y transformación de conflictos en bien de nuestra iglesia.”

    “En 2007, participé en capacitaciones sobre ‘Transformación de conflictos y Sanación de traumas’ en Eastern Mennonite University. Adaptamos esas ideas a Indonesia y las combinamos con nuestras iniciativas de testimonio y desarrollo.”

    Escribir el evangelio a partir de nuestras vidas

    “Actualmente, tenemos dos iglesias menonitas en Solo, con un total de 400 miembros. Estas iglesias colaboran activamente en la reconciliación entre musulmanes y cristianos. Tenemos muchos vínculos con nuestros vecinos musulmanes, incluyendo un grupo musulmán radical que participa en una clase especial que damos sobre transformación de conflictos y asistencia en casos de desastre.

    “En este momento el Presidente de Indonesia procura la reconciliación con Papúa, una parte de nuestro país donde los menonitas tienen un programa para la transformación de conflictos y la sanación de traumas. Pidió nuestra ayuda para colaborar con Papúa de maneras pacíficas.

    “Creo que la iglesia debe establecer vínculos con los musulmanes a fin de que puedan leer el evangelio a partir de nuestras vidas.”

    Paulus dirigió dos talleres en PA 2015: “Caminar en medio de la tragedia: la respuesta de la iglesia mundial a situaciones de desastre” y “Diálogo y práctica interreligiosos por la paz en Indonesia”.

    “Estar aquí con tantos pastores y en este ambiente de espiritualidad me ha dado mucha valentía”, reflexionó Hartono.

    Barbara Hege-Galle, Alemania

    Barbara Hege-Galle de Bammental, Alemania, asistió a la Asamblea del Congreso Mundial Menonita (CMM) por primera vez en 1984, en Estrasburgo, Francia, cuando dirigió el programa para niños. Pero estaba tan atareada que pudo participar muy poco de las actividades para adultos en dicho evento mundial.

    “Decidí asistir a la siguiente Asamblea en 1990, in Winnipeg, Manitoba, Canadá, para poder participar plenamente, tras lo cual sabía que no sería la última Asamblea del CMM para mí.”

    Desde entonces, Hege-Galle ha formado parte del CMM de muchas maneras: como miembro del Concilio General, de la Comisión de Diáconos, del Comité Coordinador de la Red de Servicio, y actualmente como miembro de la Comisión de Misiones.

    En su trabajo principal, Hege-Gallee es directora ejecutiva de Christliche Dienst, el Programa Menonita de Servicio Voluntario auspiciado por las iglesias menonitas de Alemania. Además, integra el equipo de liderazgo de la Iglesia Menonita de Bammental, donde fue ordenada como pastora laica.

    Una perspectiva que trasciende las congregaciones

    ¿Por qué no quisiera perderse una Asamblea del CMM? “Porque este encuentro mundial nos brinda una perspectiva que trasciende el pequeño espacio de una congregación menonita. Esta reunión es motivadora.

    “Esta vez me inspiré mucho para enfocarme en los detalles del anabautismo, no con motivo de ninguna de nuestras tradiciones específicas, sino por lo que creemos. Tenemos una gran sensación de paz en Jesús. Si Jesús le brinda fuerza y valentía a personas como Paulus Hartono, cada uno de nosotros puede hacer más que sólo formar parte de una congregación tranquila y pacífica.

    “En mi trabajo, tengo asociados en otros países, y los encuentro aquí. En Alemania colaboramos con estos hermanos y hermanas cuando asigno a jóvenes de 18 a 20 años a proyectos de servicio en sus países.”

    Espiritualidad comunitaria

    ¿Qué se llevará Hege-Galle a su casa desde PA 2015? “Cuando tenga que dar un sermón, incorporaré de alguna manera las experiencias que tuve aquí. Aún no sé cómo. También las incorporaré a las enseñanzas de nuestra congregación.

    “Uno de nuestros líderes está muy comprometido con la práctica y enseñanza de la meditación, enfocada en lo que Dios está comunicando. Pero algunos dicen que es un enfoque muy individualista y que es necesario algo más comunitario.

    “Aquí en PA 2015, comienzo a vislumbrar algo de lo que podríamos necesitar. Hasta ahora es sólo un esbozo. Me gusta este énfasis en la meditación, pero no es la única forma de espiritualidad. Aquí me dí cuenta de ello.”

    Mthokozisi Ncube y Morgen Moyo, Zimbabwe

    Dos administradores de un colegio secundario de los Hermanos en Cristo de Zimbabwe asistieron por primera vez a una Asamblea del CMM en PA 2015.

    Mthokozisi Ncube, de la Escuela Bíblica Eiluphileni, llegó a fin de “fraternizar y aprender qué están haciendo los demás. No soy sólo zimbabwense”, comentó. “Soy anabautista y parte de una familia internacional. Quería interactuar con mis hermanos y hermanas para aprender sobre sus experiencias y cómo Dios obra en sus vidas.”

    “Los Grupos de Amistad [que se reunían todos los días después del culto matutino] son una buena manera de conocer gente. Hemos hecho amistades. Hemos intercambiado direcciones de correo electrónico. Esperamos ampliar esta confraternización.”

    “Me han motivado a participar en la misión, y de estar en paz conmigo mismo y mi familia, con la gente con la que convivo. Eso es lo que me llevo a casa.”

    “Y me recordaron que las dudas no siempre son negativas; pueden ser saludables.” [‘Caminar con dudas y convicciones’ fue el tema el 22 de julio de 2015.]

    Interactuar y aprender

    Morgen Moyo es director del Colegio Secundario Mtshabezi. Ha sido bendecido profundamente por los cantos en PA 2015. “Tengo el deseo de conocer cómo realizan el culto los demás. Quisiera aprender de ellos. He tenido la oportunidad aquí en nuestro Grupo de Amistad, en el que puedo interactuar y aprender.”

    Ncube dijo, “he valorado muchísimo a los jóvenes oradores durante los cultos matutinos y vespertinos. Nos llevaremos dicha idea a casa”.

    Unidad en espíritu

    “Descubrí algo más. Cuando caminábamos por las calles de Harrisburg, nadie nos saludaba. Pero cuando entrábamos al comedor en PA 2015, la gente siempre levantaba la vista, nos sonreía y nos daba la bienvenida. Siempre. Nunca me sentí distinto. Existe unidad aquí.”

    “De hecho, algo que no me gustó fue entrar a los baños del Complejo de Farm Show y verme en los grandes espejos. Entonces me daba cuenta que era distinto, cosa que no había sentido.”

    Celebrar las diferencias

    Moyo tiene una sugerencia para las futuras Asambleas. “¿Por qué no ofrecer comida de diferentes culturas durante la semana? El Día de √Åfrica, servir comida africana, y así sucesivamente. Quizá sea difícil de realizar, ¿pero, por qué no?

    “Este evento ha sido muy bien planificado y organizado. Nos gusta especialmente la falta de énfasis en el glamour.”

    Pero, entonces las desigualdades del mundo afloraron para Ncube al pensar en volver a la realidad de su entorno. “Naturalmente, a menudo los correos electrónicos no nos llegan. No todas las comunicaciones llegan a destino. En el campo, es difícil recibir mensajes. Esperamos que, de todos modos, nuestras nuevas amistades y vínculos perduren.”

    Todd Friesen, EE.UU.

    Todd Friesen es pastor de la Iglesia Menonita East Chestnut Street de Lancaster, Pennsylvania, EE.UU. Un mes después de PA 2015, reflexionó sobre la experiencia de asistir a la Asamblea durante una semana completa.

    “¿Cómo serían nuestras iglesias ‚Äìy nuestros jóvenes‚Äì sin estos vistazos al cuerpo mundial de Cristo, y la experiencia de ser parte de algo mucho más grande que sólo nuestra congregación local?

    “Una semana así rompe nuestro provincialismo y nuestra sensación de ser norteamericanos excepcionales. Este evento constituye una suerte de inmunización contra dichas actitudes, aunque aún seamos susceptibles de tenerlas.”

    Impacto en la juventud

    “No podemos minimizar el gran impacto formativo de estas Asambleas en nuestros jóvenes. A la edad de veinte años asistí a la Asamblea en Estrasburgo, en 1984. Los cantos y cultos me impresionaron muchísimo. Estoy muy agradecido de que nuestra congregación haya hecho la inversión para que nuestro grupo de jóvenes participara en PA 2015. Fue una experiencia muy positiva para ellos.”

    Contacto con realidades eternas

    “Me encantó cómo viajábamos de continente en continente a través de los cultos matutinos y vespertinos. El cielo será más rico y diverso de lo que nos imaginamos. Estuvimos en contacto con realidades eternas a través de dicha experiencia con la iglesia mundial.

    “Para aquellos de nosotros que también fuimos a Kansas City [lugar de la Asamblea 2015 de la Iglesia Menonita USA], ¿por qué PA 2015 nos pareció tan diferente? PA 2015 se centró en el culto, nuestras historias compartidas, la confraternización y el servicio. Estábamos allí simplemente para estar juntos en torno a nuestro centro en Cristo.

    “Aprendí que en medio de nuestra gran diversidad, probablemente lo mejor sería comenzar por adorar juntos a Dios, servir a los demás y contar historias, en vez de centrarnos en nuestras diferencias o debatir cuestiones en las que no coincidíamos.”

    Ecos permanentes en la mente

    “Me acompañarán siempre las voces de los jóvenes oradores en los cultos matutinos.”

    “Aprendí con los valiosos aportes que brindaban maneras nuevas de comprender ciertos pasajes de las Escrituras.

    “Fuimos tan bendecidos al recibir a visitantes internacionales en nuestra congregación el domingo, último día de PA 2015. Entonces, todos ‚Äìincluso los que no habían asistido a la Asamblea Reunida‚Äì pudieron vivenciar que cada creyente tiene aportes valiosos para compartir y puntos débiles para superar.”

    Un don perdurable

    “Fraternizar con estos creyentes mundiales los ha convertido en interlocutores espirituales y emocionales, aunque no hable con ellos. Con frecuencia tengo una noción de lo que piensan, de lo que dirían o harían, y puedo aprovecharlo.”

    Phyllis Pellman Good, escritora y redactora para el Congreso Mundial Menonita.

    Fotos de Paulus, Barbara, Mthokozisi y Morgen porMerle Good. Foto de Todd por Marilyn High.

     

     

     

     

  • Jóvenes anabautistas entran en escena en PA 2015 y establecen planes para su futuro

    Tienen una historia relativamente corta, pero en PA 2015 sus voces fueron firmes y fascinantes.

    De hecho, las presentaciones de los Jóvenes anabautistas durante los cultos matutinos en la Asamblea, generaron algunas de las conversaciones más animadas en el Complejo de Farm Show (FSC), y se compartieron y debatieron ampliamente en las redes sociales y otros medios.

    Conocidos como ‘YABs’ (sus siglas en inglés), estos representantes de los jóvenes de las iglesias miembro del Congreso Mundial Menonita (CMM), expresaron la verdad en términos inequívocos, formularon preguntas incisivas, y sus convicciones fueron muy inspiradoras.

    Esto no fue por casualidad. Los miembros del Comité de Jóvenes anabautistas (‘YABs’), quienes brindan liderazgo para las actividades y misión, conforman un grupo disciplinado y experimentado. La edad promedio es de 28 ½ años.

    El Comité de ‘YABs’ se inició en 2003, justo antes de la Asamblea del CMM en Bulawayo, Zimbabwe. Más de 220 jóvenes (edades de 18 a 30+) de 28 países, se reunieron para la primera Cumbre Mundial de la Juventud (GYS, según sus siglas en inglés), concebida para fraternizar y trabajar en red.

    El encuentro fue muy gratificante y un gran desafío para quienes asistieron, de modo tal que los jóvenes líderes pidieron que se programara una segunda Cumbre.

    Elina Ciptadi-Perkins, de Indonesia, comentó, “cuando nos reunimos en Bulawayo, solicitamos una representación permanente en el CMM. Queríamos crear un grupo de liderazgo integrado por cinco jóvenes para iniciar e implementar nuestra presencia, con un representante de cada región: América Latina, Asia, África, Europa y América del Norte.”

    Ciptadi-Perkins, delegada en 2003 de GKMI, la Convención menonita de Indonesia, fue designada líder del grupo, conocido entonces como Amigos.

    La tercera Cumbre, a la que asistieron más de 400, se realizó en Messiah College, en Grantham, Pennsylvania, EE.UU., 17–19 de julio de 2015, justo antes de la Asamblea del CMM en Harrisburg. Tras los eventos, Ciptadi-Perkins, aún una firme promotora de los Jóvenes anabautistas, reflexionaba junto con dos de sus actuales miembros, Rodrigo Pedroza de México y Marc Pasqués de España y Australia, sobre los ‘YABs’ de hoy día.

    “Llegamos a la Cumbre 2015 más preparados que nunca. Habíamos hecho una encuesta de jóvenes adultos en nuestros países. Sus pedidos y deseos guiaron nuestros cultos, seminarios, juegos y tiempo libre durante el tiempo compartido”, dijo Pedroza.

    Pero los ‘YABs’ también llegaron preparados a la Asamblea que siguió en el Complejo Farm Show. “En Zimbabwe en 2003, a los jóvenes se nos dio sólo un versículo para que leyéramos en las sesiones principales. En el pasado, la gente nos consideraba jóvenes ‘creativos’ y ‘llenos de energía… Quizá puedan hacer un poco de música’. Pero aquí en PA 2015, los ‘YABs’ desempeñaron un papel fundamental en cada una de las mañanas de la Asamblea”, señaló Ciptadi-Perkins.

    “La gente ahora ve que tenemos el don de discernimiento y de pensamiento crítico. Quisiéramos colaborar con nuestras hermanas y hermanos mayores. Ahora, se está dando un diálogo”, expresó.

    En algunos países, los ‘YABs’ tienen responsabilidades importantes en la iglesia. “La mitad de los pastores en México son jóvenes”, indicó Pedroza, presidente del Comité de Jóvenes Anabautistas y uno de los oradores matutinos en PA 2015. “Las iglesias menonitas de México han abandonado la burocracia, así que los jóvenes están muy comprometidos.

    “En mi país, los ideales del anabautismo se han perdido de generación en generación. Nuestros líderes mayores no los han enseñado, y en su lugar han privilegiado un enfoque carismático y el pentecostalismo”, manifestó Pedroza. Estamos ayudando a llevar el anabautismo a la práctica y a descubrir lo que tiene de novedoso.”

    Marc Pasqués fue invitado por primera vez a ser delegado de los Jóvenes anabautistas en la segunda Cumbre realizada en Paraguay, en 2009. “La Convención de la iglesia nacional de Marc fue ratificada como miembro del CMM justo antes de la Asamblea en Paraguay”, recuerda Ciptadi-Perkins. “Además de su clara capacidad, invitamos a Marc a fin de alentar a su Convención a que inmediatamente se vinculase con la iglesia mundial.”

    El Comité de ‘YABs’ consta de un representante de cada uno de los cinco continentes, además de un consejero, integrante del personal del CMM. Los miembros que han completado un período en PA 2015 son: Rodrigo Pedroza, México; Tigist Tesfaye Gelagle, Etiopía; Sumana Basumata, India; Marc Pasqués, España/Australia; Lani Prunés, EE.UU.; y Ayub Omondi, Kenia, consejero.

    Los líderes de los ‘YABs’ han tenido una visión poco común desde el mismo inicio del grupo. “Nuestro primer equipo sembró las semillas respecto a cómo los jóvenes podíamos aportar al CMM”, dijo Ciptadi-Perkins.

    “Nuestro segundo equipo se reunió con diferentes grupos oficiales del CMM, para explicarles quiénes éramos y cuáles eran nuestros dones, y para solicitar mayor colaboración. Ésta fue nuestra etapa de penetración. Queríamos ir más allá de la participación simbólica. “Desde Paraguay, hemos ido armando nuestro plan de acción

    “Siempre hemos tenido el gran deseo de trabajar en red y fraternizar. Muchos de nosotros teníamos correo electrónico, pero en ese entonces pocos del Sur del mundo tenían acceso regular a internet. Ahora esta realidad del pasado está cambiando.”

    Pedroza prosigue, diciendo: “En el presente, estamos incorporando dichos intereses profundos a los proyectos que estamos creando, dado que son parte fundamental de nuestro plan de acción”.

    “Nuestro proyectos son para la gente que representamos, pero también para las personas más jóvenes que quisieran estar vinculados. En las iglesias pequeñas de todo el mundo, las distinciones de edad no son tan importantes”, señaló Tigist Gelagle. “Estamos elaborando actividades específicas para ellos, y, a la vez, los exponemos a los mundos de los demás. Y atravesándolo todo, habrá un gran recordatorio: Pertenecen a una familia más grande. No están solos.”

    “Estamos preparando material didáctico para el libro de Hechos. Será un estudio bíblico que analizará el texto. Pero, también se entretejerá una explicación del anabautismo. Y mostrará cómo integrar las interpretaciones anabautistas de la Biblia a la cultura de uno.”

    El Comité de ‘YABs’ está prestando atención especial a su propio crecimiento como lideres. Ciptadi-Perkins manifestó, “Cuando empezamos, necesitábamos mucha ‘previsión’. No teníamos la experiencia de formar parte de grupos y contextos multiculturales. Hubo tensiones que se podrían haber evitado si nos hubieran advertido. Algunos líderes del CMM nos ayudaron, pero no había ninguno designado específicamente para brindarnos este tipo de ayuda.

    “Entonces, después de la Cumbre en Paraguay, decidimos llevar a dos miembros del Comité anterior al nuevo equipo para hablar sobre estilos personales de comunicación, y para ayudarnos a entendernos mejor y así evitar la pérdida de tiempo y de energía en conflictos.”

    “Designamos a un consejero de un Comité de ‘YABs’ anterior, que nos brindaría las herramientas para organizarnos. Hemos descubierto que el rol del consejero es muy importante.”

    “Ya no quisiéramos ser el futuro de la iglesia”, afirma Pedroza enfáticamente. “Quisiéramos ser la iglesia del presente. Por fin creen en nosotros. Confían en nosotros. Es necesario que usemos esta oportunidad para ser escuchados… sabiamente.

    “Es necesario que sigamos siendo mutuamente respetuosos. Somos diferentes. Pensamos de manera diferente. Pero nos necesitamos. Por ejemplo, debemos mantener vivas nuestras convicciones de paz, especialmente cuando estemos en casa y no juntos.”

    “Mi oración”, comenta Ciptadi-Perkins, “es que los jóvenes no se vuelvan complacientes. Ahora las cosas parecen fáciles ya que nos tomaron en serio en PA 2015. Espero que esto no se torne algo ‚Äòesperable sin trabajo ni esfuerzo.’”

    – Phyllis Pellman Good, escritora y redactora de Lancaster, Pennsylvania, EE.UU.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Futuros Jóvenes anabautistas tuvieron su propia programación durante la Asamblea, para reflexionar sobre el tema “Caminemos con Dios”, en sesiones para niños/as y adolescentes. Foto: Jonathan Charles

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