En Cristo, libres para amar

Queridos amigos, hermanas y hermanos, buenos días y namaste.

En esta Asamblea 16 del Congreso Mundial Menonita 2015, nuevamente estamos celebrando nuestra común fe y vida anabautista-menonitas en el Señor y Salvador Jesucristo. Así que, en esta ocasión les deseo, “lo mejor”, en nombre de la Comisión de Diáconos del CMM. También en nombre de las iglesias anabautista-menonitas y del pueblo de la India, les saludo en el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Quisiera agradecer a la Comisión de Diáconos del CMM la invitación a dirigirme a esta Asamblea en el día de la Comisión de Diáconos.

Para la meditación de hoy, el texto de las Escrituras es Gálatas 5:13–14: “Les hablo así, hermanos [incluidas las hermanas], porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor. En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’.”

Estos versículos, creo yo, resumen acertadamente nuestra anticipada vida juntos en la comunidad de fe, brindando una base apropiada para el tema de nuestra meditación, “Caminemos con autonomía y en comunidad”, y bajo el tema general de esta Asamblea, “Caminemos con Dios”. Así que les invito a que me acompañen durante esta meditación. Las citas bíblicas para la traducción al español, se han tomado de Dios Habla Hoy y la Nueva Biblia Española. 

Meditación

En estos dos versículos de Gálatas 5, hay tres frases que corresponden a las tres palabras del tema de esta meditación. Centremos nuestra atención en dichas frases.

La primera frase dice, “llamados a ser libres”, y esto implica autonomía. El Dios de la Biblia, el Padre de nuestro Señor, es un Dios maravilloso. Es su voluntad y su plan que aquellos que estén en Cristo Jesús sean liberados de toda esclavitud, incluyendo el sometimiento a “tutores y administradores” y “a las fuerzas y principios que rigen este mundo” (Gálatas 4:2–3). Es decir, en Cristo Jesús somos liberados de las ataduras a todas las reglas y normas humanas de este mundo: sociales, religiosas, éticas, espirituales y políticas.

De hecho, en Cristo Jesús somos liberados para la libertad que Dios mismo goza, porque en Jesucristo, el Hijo de Dios, somos llamados a ser Hijos de Dios (Gálatas 4:4–7). Esta es la     autonomía, es decir, la libertad de autogobierno y autodeterminación, que cualquier persona o comunidad está llamada a disfrutar habiendo estado en Cristo Jesús.

La segunda frase dice “sírvanse por amor”, y esto define ‘caminar’. El Dios que nos ha liberado en Jesucristo para la libertad divina es un Dios de amor. Este Dios en Jesucristo, por causa de su amor, se volvió esclavo para servirnos a los seres humanos, y murió en la cruz (Filipenses 2:6-9) para liberarnos para la libertad divina. Por lo tanto, caminar con Dios, implica caminar como hijos de Dios, en amor, comprometiéndonos libremente al servicio de los demás, como lo hizo Jesús, nuestro Señor.

Vale la pena señalar que en Filipenses 2:7, el sustantivo griego que se traduce “esclavo” al referirse a nuestro Señor, se emplea aquí en Gálatas como verbo y se traduce “sírvanse”. En Marcos 10:44, empleando la misma palabra como sustantivo, Jesús nuestro Señor nos amonesta a los líderes cristianos a ser “esclavos” de todos.

El mandamiento de Levítico 19:18: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (v.14) es fundamental para la frase “sírvanse por amor”. El amor de esta ley del Antiguo Testamento, llamada “ley suprema” en Santiago 2:8, la explica nuestro Señor en Mateo 5:43–44, la cual no solamente incluye a la gente que pertenece a la comunidad de fe, sino también a los enemigos.

El profesorado del Seminario Teológico de Bienenberg, en un documento publicado el 15 de octubre de 2014, en el sitio web del CMM, declaró lo siguiente: “El terrorismo del Estado islámico no convierte en obsoleto el pacifismo”. Esto significa que no hay ninguna acción terrorista que pueda obligarnos a recurrir a la violencia, ni pueda impedirnos amar y hacer el bien a otros, incluso a aquellos que nos atemorizan. Éste es nuestro caminar.

La tercera frase dice, “unos a otros” y significa comunidad. Dicha frase implica reciprocidad, y representa una comunidad unida y fraterna. Dios llama a las personas a la fe en Cristo Jesús a unirse a una nueva humanidad, el cuerpo de Cristo Jesús, que es la Iglesia, la comunidad de fe. La exhortación: “Sírvanse por amor unos a otros” significa que, a pesar de nuestra libertad divina en Jesucristo, todos los que pertenecemos a esta comunidad de fe tenemos necesidad del servicio bondadoso de los demás; y que todos tenemos dones y habilidades para servirnos amablemente unos a otros.

Así como nuestro Señor está incompleto sin su cuerpo, la Iglesia, y la necesita para su ministerio en el mundo (Efesios 1:23), así también nosotros estamos incompletos sin la vida del otro. Necesitamos la colaboración conjunta de los demás en nuestra comunidad mundial de fe para nuestra vida, testimonio y ministerio cristianos en el mundo.

Por tanto, la comunidad de fe es la vida que comparte la gente liberada en Cristo Jesús, unida para servirse unos a otros por amor. Esta libertad no sólo es para servirse mutuamente, sino también para servir y hacer el bien a la gente fuera de la comunidad de fe, y aun a aquellos que nos odian. Este es el estilo de vida de la ley suprema divina que estamos llamados a vivir, tanto individual como colectivamente, y es nuestro caminar en autonomía y comunidad.

El desafío

El desafío ahora es, “mantenernos firmes en la libertad por la que Cristo nos liberó” (Gálatas 5:1). Este desafío fundamental de Gálatas es vivir en la libertad del Espíritu y no buscar satisfacer los malos deseos. En Cristo Jesús, habiendo sido liberados para una vida con autonomía, y unidos en una comunidad de fe, nuestro caminar, tanto individual como colectivamente, es por medio del amor, al servir libremente tanto a amigos como a enemigos por igual (Mateo 5:43–48).

En esta Epístola a los Gálatas, considero que hay cuatro tipos de desafíos que necesitamos mantener firmes en la libertad de nuestra vida personal y comunitaria.

Por medio del amor, “somos todos uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28). El Congreso Mundial Menonita es una fraternidad mundial de más de 1,3 millones de miembros   bautizados dispersos en los seis continentes, que viven en diversos países y pertenecen a más de cien iglesias nacionales que reúnen a miles de congregaciones locales. Es probable que seamos diferentes unos de otros. Dicha diversidad y singularidad son valores positivos que enriquecen nuestra comunidad mundial de fe para la vida y ministerio en el mundo.

Como la Nueva Jerusalén, a la que traerán “la gloria y el honor de las naciones” (Apocalipsis 21:24–26), hoy día esta comunidad mundial es más rica gracias a nuestra diversidad y singularidad. Por lo tanto, aceptemos, agradezcamos, disfrutemos y valoremos la singularidad, la diversidad, los dones y servicios mutuos de nuestra comunidad.

Por medio del amor, “caminemos guiados por el Espíritu” (Gálatas 5:25). En lugar de satisfacer los malos deseos que se enumeran en Gálatas 5:19–21, se nos insta en Gálatas 5:22–23 a llevar el fruto del Espíritu en nuestra vida personal y comunitaria. El fruto del Espíritu, un espectro característico de la vida llena del Espíritu: “amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo”, debe ser característico de la vida de las personas y la comunidad de fe evidente para los demás. 

Nuestros primeros antepasados anabautista-menonitas, adondequiera que fueran, eran reconocidos por su honestidad, laboriosidad, carácter pacífico, servicio, moralidad bíblica y estrechos vínculos comunitarios. Se solía decir acerca de los primeros cristianos: “Vean cómo se aman unos a otros”.

Las iglesias menonitas en Taiwán, en el marco de la Fraternidad de Iglesias Menonitas de Taiwán (FOMCIT), “están en busca de nuevas perspectivas a partir de sus raíces teológicas, esperando demostrarle al mundo la vida bajo el señorío de Cristo”. Procuremos desarrollar, en nosotros mismos y en nuestras comunidades, especialmente los que somos líderes, el estilo de vida que refleje la vida piadosa en Jesucristo nuestro Señor, ofreciendo alabanzas a nuestro Padre celestial (Mateo 5:16).

Por medio del amor, “ayúdense mutuamente a llevar sus cargas” (Gálatas 6:2). Pertenecemos a una comunidad mundial de fe. Por lo tanto, es casi imposible para muchas iglesias y convenciones relacionarse directamente con iglesias y convenciones hermanas de otros países y continentes. El CMM, con sus Comisiones, especialmente la Comisión de Diáconos, es nuestro foro y la vía para dichas relaciones.

En el sitio web del CMM se informó que, “La Comisión de Diáconos promueve la actitud y la práctica del servicio entre las iglesias miembro por medio de visitas, enseñanza y materiales”. II Corintios 8:14 nos exhorta a que practiquemos el espíritu de igualdad e interdependencia, que “la abundancia de ustedes supla lo que ellos necesiten, para que a su vez, la abundancia de ellos supla lo que ustedes necesiten”.

Acerca de Bihar Mennonite Mandali (Iglesia Menonita de India), se dice: “El Fondo de Ayuda de la Iglesia Mundial del Congreso Mundial Menonita fue una bendición para la iglesia: el dinero que Minj recibió de este Fondo, le permitió comenzar nuevos programas para la iglesia”. En una conversación personal, el pastor Emmanuel Minj comentó que el Fondo se había destinado para preparar a pastores y líderes para el ministerio de la Iglesia y para capacitar a jóvenes para  las campañas de evangelización. Tengamos en cuenta la Comisión de Diáconos como nuestra vía para compartir mutuamente los dones y talentos en la comunidad mundial de fe, mostrando nuestro amor unos por otros.

Por medio del amor, “hagamos bien a todos” (Gálatas 6:10). El mandamiento, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, llamado la “ley suprema” (Santiago 2:8), nuestro Señor lo interpreta como un mandamiento de amor dirigido aun a los que nos odian y persiguen.

En muchos lugares del mundo, los cristianos enfrentan odio y persecuciones, que aparecen también esporádicamente incluso en la India actual. Por otra parte, muchas iglesias sufren a menudo desunión y divisiones internas debido a ambiciones egoístas y choques de personalidad entre los miembros y líderes. Estos problemas internos debilitan la vida y el testimonio de la iglesia.

Mi propia Convención, la Iglesia Menonita de India, sufrió una división durante seis años, de 1984 a 1990, a causa de conflictos internos. Pero el amor de unos por otros prevaleció y la unidad fue restaurada. Lo mismo ocurrió en Bharatiya, la Convención General de la Iglesia Menonita de India, que permaneció dividida diez años; pero aquí también, al final el amor mutuo prevaleció. Esta ley suprema divina que contiene dos mandamientos: “Sírvanse por amor unos a otros” como esclavos voluntarios, y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, es el único remedio para los males internos de las iglesias y la única fortificación cristiana contra el odio externo y las persecuciones (Romanos 12:18-21)

Resolvamos aquí todos juntos en nuestros corazones y mentes que, como miembros de la comunidad de fe cristiana anabautista-menonita, practicaremos esta “ley suprema” divina de amar y servir en nuestras vidas personales y colectivas, cueste lo que cueste.

Por otra parte, tomando en cuenta la determinación de Jesús, que, “se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén”. (Lucas 9:51), su comentario, “los de este mundo... son más astutos que los que han recibido la luz” (Lucas 16:8), su mandamiento: “sean astutos como serpientes” (Mateo 10:16), y enseñanzas similares, nos han encomendado que estemos preparados para enfrentar persecuciones y terrorismo.

Por lo tanto, insto a las iglesias locales, convenciones y al Congreso Mundial Menonita a elaborar pautas prácticas para vincularnos amable y pacíficamente, tanto individual como colectivamente, con amigos y también con perseguidores y terroristas.

Cierre

Amigos, somos liberados en Jesucristo para un estilo de vida divino majestuoso de amor y servicio. La libertad en Jesucristo implica una libertad que nos invita a demostrar en nuestra vida personal y comunitaria el carácter de Dios en Jesucristo; y a compartir mutuamente nuestros dones y talentos, es decir, compartir nuestras vidas unos con otros sirviéndonos amablemente. Esta es la libertad que se extiende a nuestros vecinos mediante el servicio bondadoso, y aun a aquellos que nos odian y quisieran hacernos daño. Todo ello representa el desafío de caminar con Dios, con autonomía y en comunidad.

Nuevamente, con motivo de las celebraciones de la Asamblea 16 del CMM, Pennsylvania 2015, les deseo “lo mejor”. Gracias a todos. Jai Masih ki! (Victoria/ Alabanza a Cristo).

—Shantkumar S. Kunjam ha sido responsable de la pastoral de varias congregaciones de la Iglesia Menonita de la Convención de la India, y también ordenado obispo. 

 

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