Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial 2026
El CMM invita a las iglesias a levantar una ofrenda especial el Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial destinada al movimiento de la iglesia anabautista mundial.
Una manera de pensar en esta ofrenda es invitar a cada miembro a contribuir con el costo de por lo menos un almuerzo en su propia comunidad con el fin de apoyar a las redes y recursos de nuestra familia de la iglesia anabautista mundial.
Este regalo de “un almuerzo” (el valor dentro el propio país) por persona, una vez al año, es algo que la mayoría de los miembros del CMM pueden hacer, excepto en tiempos de hambruna o violencia. Las personas que tienen más recursos pueden dar mucho más que esto y se les podría animar a que lo hagan. Otros con recursos más escasos podrían considerar dar el valor monetario de un alimento que normalmente incluirían en una comida.
A continuación, se ofrecen algunas ideas sobre cómo planificar una ofrenda especial del CMM en su congregación.
Organizar que las ofrendas de Un Almuerzo se coloquen en una canasta especial al frente o en bolsas/recipientes de almuerzo culturalmente apropiados durante el servicio de adoración como una ofrenda separada de la ofrenda normal.
Planear una comida congregacional compartida antes o después del culto del Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial.
Esto podría ser una “comida compartida”, en la que cada familia traerá platos de comida para compartir, con una canasta de ofrendas para que el CMM “pague” la comida.
También podría ser subastar o vender un almuerzo preparado y llevado por las familias a la iglesia. Estos almuerzos para llevar están disponibles para subasta, compra o donación por parte de cualquier persona para llevarlos a casa o comer juntos después del culto.
Programar un tiempo de ayuno y oración compartidos para la iglesia global durante una comida antes o después del culto del Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial. Incluya una ofrenda para el CMM durante ese tiempo. Esta ofrenda se aproxima al valor de la comida que no comen los participantes en el ayuno.
Los fondos que se recaudan a través de esta ofrenda especial en cada congregación se pueden enviar directamente al Congreso Mundial Menonita utilizando los diversos mecanismos que se muestran en nuestro sitio web (mwc-cmm.org/es/done-ahora).
O bien, estos fondos pueden enviarse a la oficina nacional de su iglesia con una solicitud para transferirlos al CMM. Marque claramente la ofrenda como designada para el Congreso Mundial Menonita e indique que es una ofrenda dominical de la Fraternidad Anabautista Mundial.
En las congregaciones Doopsgezind (menonitas) de los Países Bajos, la ofrenda se recoge pasando las bolsas de tela. La gente deposita monedas o dinero en efectivo en las bolsas. Estas bolsas se sujetan a un asa corta de madera y se pasan de mano en mano, o se sujetan al extremo de largas varas que un acomodador extiende hacia la congregación.
Una bolsa suele destinarse a la congregación local, mientras que la otra se destina a un ministerio fuera de la iglesia. Para la segunda bolsa, todas las iglesias menonitas del país suelen recaudar para la misma organización cada domingo.
Hoy en día, la mayoría de las congregaciones también publican un código QR y un número de banco para que las personas puedan donar electrónicamente.
Las donaciones superiores a cierta cantidad pueden optar a una deducción de impuestos del gobierno al final del año.
Vikal Pravin Rao, nuevo representante regional para el Sur de Asia, afirma, “He sido testigo directo del poder de ‘Vivir la Unidad’ en comunidades diversas y de la constante necesidad de ‘Construir la Paz’ a través del diálogo y la comprensión”.
Los representantes regionales del CMM son voluntarios a tiempo parcial que desarrollan y apoyan las relaciones con las iglesias miembros, miembros asociados y potenciales miembros del CMM, congregaciones locales; y agencias y socios relacionados con la CMM. Este año se producen varios cambios en el equipo de representantes regionales.
César García, Secretario General, expresa que, “nuestros representantes regionales brindan un vínculo vital entre la labor del Congreso Mundial Menonita y la de nuestras iglesias miembros en todo el mundo. Estos líderes tienen un profundo conocimiento de las iglesias en su región. Trabajan para profundizar estas relaciones para que podamos compartir dones de manera aún más profunda dentro del CMM”.
Los representantes regionales no solo explican el Congreso Mundial Menonita a las iglesias nacionales, sino que también llevan las inquietudes de las iglesias nacionales a la familia global a través del CMM.
Después de más de una década de servicio, Cynthia Peacock se ha retirado de su papel como representante regional para Asia del Sur.
Janet Plenert, coordinadora de representantes regionales, comparte que, “Cynthia ha ejemplificado el trabajo de un representante regional desde la creación del rol. Se ha reunido persistentemente con líderes de la iglesia, escuchando atenta y sabiamente muchos desafíos de las iglesias, y animando a los líderes a seguir a Jesús, construir la paz y vivir en unidad”.
En su contexto de iglesia local, Vikal Pravin Rao se ha desempeñado como secretario ejecutivo de la Iglesia Menonita de la India, con sede en Chhattisgarh. Su mandato finalizará en diciembre justo antes de comenzar como representante regional. Él y su esposa Roopam Rao tienen un hijo y una nuera.
Vikal Pravin Rao asumirá este importante cargo en diciembre de 2025. Fue el representante para Asia en la primera Cumbre Global de Jóvenes en Zimbabue en 2003. Habiendo trabajado en el equipo de siervos globales (líderes jóvenes) que ayudaron a organizar la Aldea de la Iglesia Global para la Asamblea en India en 1997, coordinó la experiencia de exhibición inmersiva para la Asamblea de Pensilvania en EE. UU. en 2015. Acaba de completar un mandato en la Comisión de Diáconos (2018-2025). Dado su papel en Diáconos, a menudo acompañó a Cynthia Peacock en visitas a las ocho iglesias miembros del CMM en India y una iglesia miembro en Nepal.
Además añade, “mi trabajo con la Comisión de Diáconos, acompañando a la Sra. Cynthia Peacock en sus visitas a las iglesias miembros del CMM en India y Nepal, ha consolidado aún más mi compromiso con estos principios (el lema del CMM). Creo que mi capacidad para conectar con diversos grupos, comprender los desafíos locales y promover soluciones colaborativas será invaluable para fortalecer la presencia y el impacto del CMM en el Sur de Asia, todo ello mientras ‘seguimos a Jesús’ como nuestra guía”.
Otros dos representantes regionales han completado su servicio. Gerald Hildebrand, pastor por un largo tiempo en la denominación Menonita Hermanos en Canadá, se retiró como representante regional del CMM para América del Norte en junio, después de las reuniones del Consejo General en Alemania. Había servido desde las reuniones del Consejo General en Kenia en 2018.
Janet Plenert, cuenta que, “Gerald es un pastor de corazón y aportó ese corazón a su trabajo. Navegando por las relaciones a veces conflictivas entre las denominaciones norteamericanas, vino como una presencia pacífica, paciente y oyente”.
Cynthia Dück, quien co-representaba la gran región del Cono Sur de América Latina, también ha completado su servicio, el cual comenzó justo antes de la Asamblea de Indonesia. La enfermera capacitada y miembro de la iglesia Hermanos Menonita había servido previamente como coordinadora de alojamiento para la Asamblea global en Paraguay en 2009.
Freddy Barrón, quien sirve conjuntamente en la región del Cono Sur con Cynthia, dice que, “Cynthia aportó energía juvenil y conocimientos de redes sociales junto con su habilidad multilingüe (inglés, español y alemán). Su empuje forjó nuevos caminos de conexión con las iglesias de la región”.
César García, secretario general de la CMM, expresa que, “Estamos agradecidos por estos fieles siervos que aportan su sabiduría y experiencia para construir la iglesia global como representantes regionales. Sabemos que cada uno continuará siguiendo a Jesús, viviendo la unidad y construyendo la paz en el próximo capítulo de sus vidas”.
“Siempre he deseado ver y comprender el mundo más allá de mi entorno inmediato, aprender de diversas comunidades. Cuando conocí la visión de YAMEN para los jóvenes de aprendizaje y servicio a nivel global, lo entendí como una plataforma que me expondrá, formará y capacitará para el mejoramiento de mí mismo, de la iglesia y de mi comunidad —afirma Moses Johnson Jumbo—.
Moses Jumbo, miembro de la Iglesia Menonita del distrito de Inen, Nigeria, se desempeñó como asistente de sociedades y presentación de informes para el CCM Chad a través del programa YAMEN desde agosto del 2024 hasta julio del 2025.
La Red de Intercambio anabautista– menonita para Jóvenes (YAMEN) es un programa conjunto entre el Congreso Mundial Menonita (MWC) y el Comité Central Menonita (CCM). Enfatiza la expansión del compañerismo entre las iglesias de la tradición anabautista y el desarrollo de los jóvenes líderes alrededor del mundo. Los participantes pasan un año en una asignación intercultural que empieza en agosto y termina el siguiente julio.
“Durante mi año de YAMEN, experimenté una profunda transformación espiritual. Antes, vivía según ciertos patrones sociales que consideraba normales, pero gracias a mi conexión con el centro de alabanza, los devocionales frecuentes y las conversaciones con los representantes del país, mi mentalidad se iluminó” —expresa Moses Jumbo—. “Ahora, sirviendo en la iglesia, comparto esta transformación sobre la necesidad de una mente renovada, incluso con mis amigos”.
Estaba profundamente entusiasmado por aprender sobre Gestión de Proyectos, Evaluación e Informes (PMER) a través de su asignación.
“Aprendí a planificar, gestionar y evaluar proyectos reales y a marcar la diferencia. Para mí, esto es más que una habilidad; se convierte en una vocación y me encanta”, afirma. “Cada vez que visitaba el terreno con el equipo, veía la importancia de escuchar las perspectivas de los demás y valorar sus contribuciones. Gracias a esto, aprendí que construir la paz no se limita a resolver conflictos, sino que también es un estilo de vida que implica comprender al prójimo”.
En mi casa, en Nigeria, “estoy trabajando en un Proyecto de Iniciativa de Paz para establecer Clubes de Paz en mi comunidad con el fin de educar y sensibilizar a los jóvenes sobre la necesidad de rechazar el sectarismo y la violencia y abrazar la paz, la unidad y la comprensión”.
Sueña con una red en escuelas secundarias de todo el estado de Akwa Ibom. “Esta visión nació cuando me di cuenta de que muchos de los comportamientos negativos entre los jóvenes de la comunidad se deben a cierto grado de ignorancia. A través de este club, espero crear conciencia y alternativas positivas”.
“Servir con CCM en Chad ha tocado mis sentidos y me ha llenado de amor y propósito para continuar con el programa durante años, si eso fuera posible”, declara Moses Jumbo.
Moses Jumbo con el coordinador del programa de CCM, Jonathan Nguerassem, y su compañera YAMENer, Beatrice Uwase, de Ruanda, trabajando en la oficina de CCM en Chad, donde sirvió como asistente de sociedades y presentación de informes.
Moses Jumbo durante una visita de campo, reuniéndose con una organización socia de CCM Chad.
Jonathan Nguerassem (coordinador del programa CCM) le otorga a Moses Jumbo un certificado de la Asociación Evangélica para la Paz y la Justicia, Chad, por un año de servicio y sociedad exitosos.
Desde el momento en que llegué al aeropuerto, vi el cariño del equipo. Su cálida recepción me hizo sentir como en casa de inmediato. Continué viendo ese amor cada día en cómo valoraban mis opiniones, me animaban y siempre estuvieron dispuestos a apoyarme.
El equipo siempre está abierto a mis ideas y a menudo me dicen: “Moses, si necesitas ayuda, no dudes en decírnoslo”. Estas palabras aumentaron mi confianza y fortalecieron nuestra relación.
“Sentí la calidez de la amistad diariamente dentro del equipo; esto era genuino y me dio un sentido duradero de pertenencia”.
“Vivir y servir con personas de diferentes culturas me ha enseñado a ver a Cristo en los demás y a extender su amor más allá de las fronteras. A través de YAMEN, he descubierto que seguir a Jesús significa convertirme en un canal de esperanza para alguien cercano a mí, mi comunidad y dondequiera que vaya.
“Al principio, no fue fácil estar en un entorno nuevo, escuchando un idioma que no entendía y conviviendo con personas cuya doctrina era diferente a lo que estaba acostumbrado. Pero con el tiempo, comencé a ver la unidad a través de mi aprendizaje de adaptarme, amar, respetar y valorar al otro a pesar de nuestras diferencias” comenta.
Para mí, “la valentía de amar” se hizo realidad durante mi experiencia de YAMEN en Chad. Venir de Nigeria y tomar la decisión de servir en Chad nació de la valentía. Vivir en un país, un idioma y un entorno nuevos no fue fácil al principio, pero aprendí que el amor va más allá de la comodidad o la familiaridad. Comencé a expresar mi amor a través de mi servicio a la comunidad.
“Poco después de regresar, organicé un programa de tres semanas de capacitación en mi iglesia, ofreciendo capacitación gratuita para jóvenes en peluquería, decoración, tejido de cabello, diseño gráfico y repostería. Esta iniciativa, inspirada por la pasión por el servicio comunitario que experimenté en YAMEN, ya está dando frutos”.
En la actualidad, Moses Jumbo trabaja como profesor voluntario en las Mennonite Star Schools de Nigeria, donde utiliza las habilidades lingüísticas que perfeccionó durante su inmersión en Chad para enseñar francés y estudios de informática.
“Me genera gozo ver el entusiasmo y la emoción de los alumnos por aprender estas materias con ejemplos prácticos. A través de esta enseñanza, sigo compartiendo mi experiencia, forjando relaciones y fomentando una generación pacífica y con propósito”, declara Moses Jumbo.
La Red de Intercambio anabautista– menonita para Jóvenes (YAMEN) es un programa conjunto entre el Congreso Mundial Menonita y el Comité Central Menonita. Enfatiza la expansión del compañerismo entre las iglesias de la tradición anabautistay el desarrollo de los jóvenes líderes alrededor del mundo.
Los participantes pasan un año en una asignación intercultural que empieza en agosto y termina el siguiente julio.
Ella era una joven esclavizada. No sabemos su nombre, pero sí sabemos que era prisionera de guerra. Tan solo podemos imaginar la vulnerabilidad, la pérdida y el trauma que debió haber sufrido como persona desplazada y como refugiada esclavizada en una tierra extranjera.
Se cuenta la historia en 2 Reyes, capítulo 5. Naamán, comandante del Ejército arameo, acababa de obtener una importante victoria militar sobre el pueblo de Israel. Como parte del botín de guerra, se apoderó de una joven y la obligó a servir como sierva de su esposa.
Pero ahora Naamán, el que la esclavizó, está enfermo. Y la joven sabe exactamente lo que se necesita para curarlo.
Este es el momento de la verdad: la joven se enfrenta a una decisión fundamental ya que vive con las personas que destrozaron sus sueños, cortaron sus vínculos, destruyeron su familia y quitaron sus posesiones, su libertad e identidad cultural.
¿Cómo responderá a quienes han representado una grave amenaza a su bienestar?
Hace unos quinientos años, Ulrich Zuinglio se enfrentó a la misma pregunta: ¿Cómo debía responder a quienes ponían en peligro su bienestar y el de su ciudad? Las circunstancias eran muy diferentes. Él era el líder de la Reforma en Zúrich y pastor de esta misma iglesia.
En la primavera de 1529, las autoridades católicas amenazaban con aplastar la Reforma en Zúrich. Preocupado de que sus reformas estuvieran a punto de derrumbarse —y que se frenaran los avances del Evangelio—, un Zuinglio frustrado redactó un llamado urgente al Concejo municipal, instándolo a movilizar un ejército.
En la carta al Concejo, Zuinglio incluyó una frase que más tarde se convertiría en lema de la Reforma suiza. “¡Por el amor de Dios!”, escribió Zuinglio, “¡hagan algo valiente!”
Para Zuinglio, el enfoque era claro: la valentía, ante los enemigos del evangelio, significaba movilizarse para la guerra.
¿Cómo se manifiesta la valentía cuando afrontamos decisiones difíciles? Esta pregunta es tan relevante actualmente como lo fue hace quinientos años o en el siglo IX antes de Cristo.
Todo indicaba que la sierva de Naamán debería haber permanecido en silencio. Después de todo, era joven, era mujer, era israelita, y estaba esclavizada. No tenía derecho a hablar.
Por otra parte, Naamán era gentil y era un opresor, razones suficientes para ser odiado por los israelitas. Y su enfermedad de la piel lo hacía aún más impuro, según la perspectiva de la ley judía.
Ella no tenía autoridad para hablar, y aun así lo hizo. Encontró la valentía para actuar de una manera que trascendió su condición de víctima… encontró la valentía para responder con compasión e incluso con amor.
“Hay un profeta en Samaria —la tierra de tus enemigos— que tiene el poder espiritual para devolverte la salud”, dijo.
La valentía es precisamente lo que las víctimas necesitan para encontrar su voz y resistir el silencio que otros quieren imponerles.
No obstante, la valentía —especialmente en respuesta a quienes abusan de nosotros, en respuesta a los perpetradores o enemigos— se presenta de muchas formas.
Para Zuinglio, la valentía ante los enemigos del evangelio significaba movilizarse para la guerra.
Para algunos cristianos, la valentía a menudo incluye la expectativa de una justicia punitiva, que exige que los perpetradores paguen por sus acciones y sufran represalias justas por sus crímenes violentos.
Para muchos líderes políticos, la valentía incluye tomar represalias justas contra los enemigos.
Algunas personas exigen justicia de tal manera que se cierra la posibilidad de perdón y transformación para el opresor, garantizando así que los ciclos de violencia simplemente continúen en la siguiente generación.
Jesús, sin embargo, ofreció un modelo diferente. No negó ni ignoró la violencia, opresión e injusticia terribles de su época. Pero tampoco buscó represalias ni venganza. En Lucas 4, inmediatamente después de anunciar su ministerio en la sinagoga leyendo Isaías 61, Jesús menciona la historia de Naamán y su sanación milagrosa.
Aunque no la menciona, en las acciones de la joven reconocemos algo que apunta al centro mismo del evangelio. Jesús nunca tuvo miedo de confrontar la injusticia; sin embargo, la justicia que predicó permite la transformación del opresor. En los Evangelios, la justicia no es retributiva; no da a los opresores lo que merecen, sino más bien lo que necesitan: verdad, amor, compasión, la posibilidad de transformación y perdón.
En la historia de 2 Reyes, la joven se niega a ver la vulnerabilidad de su opresor como una oportunidad para la venganza o represalias. En cambio, su voz encarna la esperanza y la inclusión para alguien que le ha causado un daño increíble.
Ella tuvo la valentía de amar, ofreciendo a su agresor lo que no podía obtener por medio de su poder: sanación, libertad y la posibilidad de un nuevo comienzo. Le dio a Naamán no lo que merecía sino lo que necesitaba: la oportunidad de ser transformado.
Es un amor que escapa a toda comprensión humana.
Hace quinientos años, un nuevo movimiento en la Iglesia de Zúrich y en otras regiones de Europa encontró valentía en su relación con Jesús, en su vida y enseñanzas, en su muerte y resurrección, afirmando que el llamado de Dios a amar al enemigo no es “idealista” ni “ingenuo”. Para ellos, la valentía de amar, que había sido posible debido a la obra del Espíritu Santo, era el único camino hacia una nueva humanidad. Este movimiento llegó a conocerse como anabautismo. Ésta es la tradición cristiana que conmemoramos hoy aquí. Lamentablemente, Zuinglio y otros líderes de la iglesia europea de esa época consideraron el movimiento anabautista como una amenaza y respondieron con violencia y persecución.
¡Por el amor de Dios, hagan algo valiente!
Temprano por la mañana del 11 de octubre de 1531, Zuinglio condujo a un grupo de soldados de Zúrich hacia un campo de batalla en las afueras de la ciudad, para enfrentarse al Ejército católico que ponía en peligro su visión de una Zúrich reformada. Casi de inmediato, fueron rebasados. Al intentar retirarse, Zuinglio fue asesinado, junto con al menos quinientos ciudadanos de Zúrich.
Hoy, al honrar la memoria de los primeros anabautistas, les invito a que nos preguntemos, como individuos y como iglesias: ¿qué significa, “hacer algo valiente, por el amor de Dios”?
Foto: Tras la “perturbación”, César García, secretario general del CMM, predicó sobre La valentía de amar/Preshit Rao
Fortalecidos por el Espíritu Santo, ¿tendremos la valentía para romper los ciclos de violencia?
¿Podremos enfrentar directamente nuestro pasado, no para afirmar y revivir nuestra victimización, sino como una forma de sanar nuestras heridas y las de los demás, y reparar las relaciones rotas?
¿Podremos convertirnos en faros de esperanza en un mundo donde la fragmentación y la división parecen avanzar por todos lados?
¿Podremos imaginar nuestro futuro apuntando hacia una nueva creación, en que la compasión y el amor permitan nuevos comienzos?
La valentía de amar —de manera activa, imaginativa y vulnerable— es más que una técnica de resolución de conflictos; es una espiritualidad profundamente arraigada, una estrategia notablemente original. En un mundo donde el mal engendra el mal y la violencia genera más violencia, el amor tiene el poder de romper esas cadenas. El amor tiene el potencial de sanar tanto a quien ama como a quien es amado.
Amigas y amigos cristianos, al seguir los pasos de Jesús, tengamos juntos la valentía de amar, ¡por el amor de Dios!
César García, secretario general del CMM, oriundo de Colombia, reside en Kitchener, Ontario, Canadá.
“Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor” (1 Corintios 13:13).
¿Cómo se manifiestan estas tres cualidades cuando las ponemos en práctica? Se manifiestan como lealtad, anticipación y solidaridad. Y la mayor de ellas es la solidaridad.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres, y el mayor de ellos es el amor.
La fe a veces se entiende como algo en lo que simplemente se puede creer. Pero lo que Pablo quiere decir con fe es una relación mucho más profunda. Significa que las personas confían entre sí y se mantienen leales. Es una relación de confianza entre las personas, o entre las personas y Dios.
La fe realmente significa lealtad.
La esperanza se dirige a algo que no poseemos, pero que intentamos alcanzar. Lamentablemente, algunas personas la pierden porque no saben qué esperar. O se decepcionan porque aquello que esperan parece escapar de su alcance.
Pero la anticipación es una esperanza que tiene una estrategia.
Tenemos un plan para alcanzar nuestra esperanza. No se trata de aferrarnos a un clavo ardiendo, sino de alcanzar un plan ya establecido, cuyo cumplimiento esperamos con ansias.
¿Y el amor?
El amor perdura. Cuando soñamos nuestros sueños más audaces —la sanación de todas las relaciones, la renovación de la confianza en la sociedad, la presencia de Dios entre nosotros con alegría—, cuando todos estos sueños se hayan cumplido, ya no necesitaremos fe, confianza ni esperanza. Pero el amor perdurará.
Incluso en una sociedad perfecta, si alguna vez existiera, necesitaríamos amor.
Y el lado práctico del amor es la solidaridad.
Mantenernos unidos con quienes están cerca y lejos de nosotros. Sí, incluso quienes creen, actúan, se ven, hablan y comen de forma diferente recibirán nuestra solidaridad. Y nosotros recibimos la suya, porque el amor también significa ayuda mutua.
La mayor de ellas es la solidaridad.
En la isla griega de Lesbos, menonitas alemanes y holandeses han desarrollado una profunda solidaridad con los migrantes y los griegos que buscan un mundo mejor. Un mundo que supere barreras y muros. Donde las personas se cuiden mutuamente y respeten su dignidad. En cooperación con los Equipos Comunitarios de Acción por la Paz, el Comité Menonita Alemán por la Paz (DMFK) lleva más de 10 años enviando voluntarios y delegaciones a Lesbos. Actualmente, ayudamos a financiar un equipo de cuatro “solidarios” griegos.
El trabajo se ha vuelto más difícil. Aunque ya no es noticia, la labor de estos solidarios es fundamental. Migrantes obligados a conducir una embarcación llegan a Europa con la etiqueta de “traficantes de personas” y suelen ser condenados a más de 100 años de prisión. Nuestro equipo los visita, los conecta con sus familias, les proporciona abogados, organiza manifestaciones y documenta abusos. Nuestro equipo demuestra amor y solidaridad.
—J. Jakob Fehr es miembro del Deutsches Mennonitisches Friedenskomitee (DMFK), el Comité Menonita Alemán por la Paz.
En junio de 2023, me diagnosticaron un aneurisma cerca del bazo. Me operaron, pero seis meses después, me desperté con un dolor abdominal casi insoportable. Astrid (mi esposa) y yo estamos muy agradecidos de vivir en una casa donde la solidaridad es una realidad.
Nuestros vecinos estuvieron allí.
Benny, un ex bombero, me abofeteó para evitar que cayera en coma.
Josiane ayudó a Astrid a llamar a urgencias.
Pasé dos días y medio entre la vida y la muerte mientras una hemorragia interna y una infección se extendían por mi abdomen.
La situación fue escuchada por amigos, miembros de nuestra iglesia, miembros de la congregación y más allá. ¡Se formó una cadena de oración y solidaridad sin que yo lo supiera!
Astrid, por su parte, era muy consciente de la gravedad de la situación. Ella testifica: “¡Cuánta fuerza y poder tuvieron estas oraciones! Permitieron a nuestra familia soportar esta dura prueba y mantener viva la esperanza. Cada palabra, cada aliento, cada súplica fue escuchada por nuestro Señor Todopoderoso, y por la gracia de Dios, Dios respondió positivamente. Nuestra oración es que esta dura prueba no termine con un solo nombre, Max, sino que el poder todopoderoso del Señor se revele”.
Mirando hacia atrás, puedo decir lo valioso que es tener una comunidad y amigos que se comprometieron con amor con mi recuperación. Los cirujanos lo llaman un milagro, ¡y estamos de acuerdo! Josiane dejó a Astrid con las palabras de Lamentaciones 3:22-23: «El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad!
La solidaridad de Dios es la más grande.
—Max Wiedmer, Iglesia Menonita de Altkirche, Francia
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9). Este versículo inspira a la junta directiva de GAMEO.
En el 2025 y el 2026, la Enciclopedia Mundial Anabautista Menonita en línea (GAMEO, por sus siglas en inglés) se centrará en mejorar la experiencia del usuario y la participación de los autores.
Una de las iniciativas para este año es aumentar el apoyo disponible para los escritores de GAMEO ampliando los recursos de formación y estableciendo conexiones entre los autores.
Otros proyectos futuros se centrarán en la experiencia del usuario.
Tras las modificaciones realizadas el año pasado para que el sitio web de GAMEO fuera más accesible desde dispositivos móviles, este año las personas integrando la junta se han centrado en la estructura de los artículos. Las nuevas políticas aclaran los procedimientos para la actualización de artículos, los créditos de los autores, las citas y las secciones de notas. De este modo, GAMEO se equipara a otras enciclopedias en línea y la información actualizada resulta más clara y accesible para los lectores.
GAMEO espera añadir nuevos artículos este año.
La junta directiva de GAMEO celebró su reunión anual el 9 de mayo del 2025 con las personas integrantes de Canadá, Estados Unidos y los Países Bajos.
Anicka Fast (Congreso Mundial Menonita) compartió que la serie, basada en biografías, (Global Anabaptist Forebears series) documentará las historias de fe de personas menonitas de alrededor del mundo, lo que ayudará a GAMEO a representar de mejor manera, a la iglesia anabautista global.
De este proyecto está surgiendo ahora una primera serie de biografías de menonitas congoleños.
La junta también se complació en contar con la presencia de Ian Kleinsasser, de la colonia hutterita Crystal Springs, Manitoba, Canadá, como invitado. Los artículos sobre las colonias huteritas se encuentran entre los más vistos en GAMEO, y Kleinsasser aporta su experiencia y sus profundas conexiones con las personas usuarias huteritas de GAMEO.
Los integrantes de la junta directiva celebraron el valor que GAMEO ha aportado este año a sus 386,000 personas usuarias y previeron el trabajo que queda por delante para garantizar que GAMEO pueda seguir prestando servicio a sus lectores y prosperando como una asociación internacional y multi-denominacional.
La junta directiva de la GAMEO
Aileen Friesen, presidenta ‘D. F. Plett Historical Research Foundation’ (Fundación de Investigación Histórica D. F. Plett)
Elizabeth Miller, editora general ‘Institute for the Study of Global Anabaptism’ (Instituto para el Estudio del Anabautismo Global)
Bert Friesen, editor asociado
Alf Redekopp, editor asociado
Anicka Fast ‘Mennonite World Conference’ (Congreso Mundial Menonita)
Laureen Harder-Gissing ‘Mennonite Historical Society of Canada’ (Sociedad Histórica Menonita de Canadá)
Ken Sensenig ‘Mennonite Central Committee’ (Comité Central Menonita)
Richard Thiessen ‘Mennonite Brethren Historical Commission’ (Comisión Histórica de los Hermanos Menonitas)
* La Enciclopedia Mundial Anabautista Menonita en línea (GAMEO, por sus siglas es inglés) es una enciclopedia gratuita en línea. Es probablemente la fuente de información más fidedigna sobre los menonitas anabautistas, los huteritas y los amish que se encuentra disponible en Internet.
GAMEO es una enciclopedia virtual, creada con la finalidad de facilitar el acceso digital a los cinco volúmenes de la Mennonite Encyclopedia (Enciclopedia Menonita), la cual contiene 12.000 entradas originales en inglés, muchas de ellas actualizadas con información reciente, asimismo cuenta con nuevas entradas aportadas por editores voluntarios y comités regionales de alrededor del mundo.
El Congreso Mundial Menonita es uno de los seis propietarios institucionales de GAMEO junto con el Comité Central Menonita, Mennonite Historical Society of Canada (Sociedad Histórica Menonita de Canadá), Mennonite Church USA (Iglesia Menonita de Estados Unidos), Mennonite Brethren Historical Commission (Comisión Histórica de los Hermanos Menonitas) y el Institute for the Study of Global Anabaptism (Instituto para el Estudio del Anabautismo Mundial). Un consejo administrativo, compuesto por representantes de estas organizaciones, supervisa las operaciones. El Congreso Mundial Menonita provee servicios de contabilidad para el proyecto.
Cynthia Peacock sirvió como representante regional del Congreso Mundial Menonita para el Sur de Asia del 2014 al 2025. También fue presidente de la Comisión de Diáconos del 2009 al 2015. En las reuniones del Concilio General llevadas a cabo en Alemania en mayo del 2025, Timo Doetsch (delegado al Concilio General de Arbeitsgemeinschaft Mennonitischer Brüdergemeinden de Alemania – AMBD) le pidió que compartiera su experiencia.
Seguir a Jesús como mujer de la India
No tenía ni 20 años cuando me uní al Comité Central Menonita como recepcionista, y fue allí donde supe lo que significa ser un verdadero cristiano, un discípulo.
Más tarde llegué a conocer qué y quiénes eran los menonitas y los anabautistas y me di cuenta de que realmente tenía hambre de saber más.
Luego comencé a leer materiales. Mis representantes del CCM me enviaron a talleres y luego me conecté con iglesias anabautistas de India, y así empecé a saber más sobre lo que significa ser menonita.
Jesús se hizo más real para mí en mi vida cotidiana y quise ser su discípula en el sentido pleno, aunque era bastante joven.
Con el tiempo, me asignaron la responsabilidad de trabajar con mujeres. Luego me convertí en madre soltera de dos niños pequeños, criándolos con muchas dificultades. Mientras tanto, seguí trabajando con grupos de mujeres y me hice cargo del Departamento de Educación, que patrocinaba educación para los niños. También conocí sus familias y sus dificultades.
A pesar de todo, Jesús se volvió cada vez más real para mí.
Y así me convertí en menonita de corazón.
Siempre sentí que debía presentar a Jesús a quienes sufren, a quienes siguen dioses falsos y no tienen esperanza. Así que buscaba oportunidades para que me hicieran preguntas y luego les compartía.
De esa manera mi fe se fue fortaleciendo a medida que iba trabajando en diferentes cargos y finalmente llegué a un puesto de liderazgo en CCM y luego me jubilé.
Trabajo con el Congreso Mundial Menonita
Nunca imaginé que el CMM me llamaría, ya que es una red global y yo estaba en una iglesia local en India. Empezamos una iglesia casera, muy pequeña, de dos habitaciones. Surgió una oportunidad y ahora se ha convertido en una iglesia completa con cristianos de primera y segunda generación.
Pero cuando llegó el llamado (a servir en el CMM) dije sí, debo unirme y hacer todo lo que mi experiencia me ha enseñado.
El CMM me invitó a servir primero en el grupo de trabajo de la Red de Servicio Anabautista Mundial (GASN), para formarla por un año.
Luego me invitaron a ser presidente de la Comisión de Diáconos. Serví en ese puesto durante seis años. Allí, de nuevo, interactué con la iglesia global y descubrí las diversas necesidades de las iglesias alrededor del mundo, comprendiendo sus dificultades.
Solía pensar que éramos una pequeña minoría [en India] y que teníamos todas las dificultades. Pero no, de diferentes maneras, otros países también sufren debido a su fe. Así que eso fue una revelación para mí.
Después de eso, me preguntaron si podía servir como Representante Regional. Eso me ayudó a acercarme a nuestras iglesias nacionales.
Desde que represento al CMM, he sentido que la perspectiva que los líderes de la iglesia tenían sobre mí ha cambiado. Al principio, les costó aceptarme por ser más joven y mujer. Pero poco a poco eso cambió y ahora puedo decir que todos los líderes me aceptan bien y me han dado su respeto.
Me jubilé satisfecha y le doy todo el crédito y la gratitud a Dios, pero después de eso al CMM.
Vivir la unidad en India
En virtud de mi condición de miembro del personal del CCM, y más tarde como representante regional del CMM, interactué con las ocho conferencias de las iglesias anabautistas de la India a través de talleres y conferencias.
En aquellos tiempos, las iglesias tenían muy poca idea del desarrollo. Realizaban su labor eclesial solo entre cuatro paredes: predicaban y enseñaban solo para cristianos.
Ahí es donde me involucraba con ellos para ayudarlos a comprender que el papel de las iglesias también es trascender las cuatro paredes. Y no solo predicar, sino también satisfacer sus necesidades sociales, espirituales, mentales, y todo ese tipo de necesidades.
Pero cuando me nombraron miembro de la Comisión de Diáconos, asumí la responsabilidad de enseñar a mis hermanos y hermanas sobre el anabautismo. Hablé con los líderes y les propuse reunirnos, tener una biblioteca y también impartir enseñanzas. Y me permitieron hacerlo gracias al CMM.
Construir la paz
El conflicto me ha enseñado algo nuevo para poder relacionarme con todo tipo de personas. Mi experiencia trabajando con la gente de los pueblos, con los hindúes, me ha enseñado mucho. Ellos tienen muchas luchas: necesidades de comida, tantas peleas en casa por problemas económicos, pero aun así viven juntos en paz. ¿Cómo lo hacen? Esas son algunas cosas que he aprendido y que he podido compartir con mis hermanos y hermanas cristianos.
Hay muchos desafíos para promover la paz o demostrar que se cree en ella. Primero, es construir una relación con vecinos de otros trasfondos y luego respetar quienes son, independientemente del grupo religioso del que provengan.
Cuando simplemente predicamos, no están dispuestos a tragar lo que les damos de comer. Primero, también debemos estar abiertos a recibir; relacionarse es una forma de demostrar lo que entiendo como el evangelio de la paz. Y luego, cuando me preguntan qué significa para mí, mi fe, qué significa para mí ser una constructora de paz, entonces les hablo de Jesús como constructor de paz, dador de paz, como el Príncipe de paz.
Es un proceso de aprendizaje.
A lo largo de mi vida aprendo. Hay mucho más por aprender y comprender.
Ginny Hostetler, de Kitchener, Ontario, Canadá, expresa: “Siempre me voy de la Hora de Oración en Línea sintiéndome animada”.
Cada dos meses, el Congreso Mundial Menonita organiza esta reunión en línea. Los participantes pasan la mayor parte de la hora compartiendo y orando juntos en pequeños grupos según su idioma.
Este septiembre, se habilitaron salas de reuniones en inglés, francés, español, hindi y, por primera vez, en portugués.
Al final de la hora, los líderes compartieron con el grupo un tema de oración desde su sala.
En la sala facilitada por Jumanne Magiri Mafwiri, representante regional del CMM para África Oriental, un participante de Nepal compartió sobre la convulsa situación política. (Haga clic aquí para leer más). Los demás participantes de Tanzania, EE. UU. y Suiza elevaron oraciones.
En salas de habla hindi, con participantes de cuatro iglesias nacionales diferentes de la India, se oró por la persecución, especialmente en Chhattisgarh. Hay noticias frecuentes de agresiones físicas contra pastores o edificios de iglesias.
En las salas de reuniones, tanto en inglés como en español, participantes de más de una docena de países oraron por unas elecciones justas y equitativas y por el fin de las guerras en todo el mundo.
“¿Cómo podemos seguir viviendo como menonitas en un mundo cada vez más violento? ¿Cómo seguir el buen ejemplo de nuestros predecesores hace 500 años?”, preguntó Siaka Traoré, representante regional del CMM para África Central y Occidental, quien dirigió un grupo de francés de países como Francia, Benín, República Democrática del Congo, Suiza y Burkina Faso. También añadió: “Esto es un desafío y una oración”.
George Broughton, representante regional para el Caribe, dirigió una reunión en inglés con participantes de EE. UU., Uganda, Canadá, India y Jamaica. “Estamos agradecidos por esta reunión, ya que podemos orar juntos en un mismo sentir y orar en línea cada dos meses para presentar estos asuntos al Señor”.
YAMEN 2024/2025 orientación en Camboya. Foto: Sarah Sarauniya Adamu
“Esta experiencia de servicio, sin duda, fue un hermoso regalo. Descubrí que anhelaba seguir creciendo y sirviendo. Al regresar [de mi asignación de servicio], me di cuenta de que mi lugar estaba en casa, con mi comunidad de fe, pero mi corazón ardía por regresar a las comunidades indígenas mayas popti’ donde había pasado mi tiempo de servicio. Sentí que había encontrado un lugar donde podía seguir siendo parte de la construcción del reino de Dios”.
—Febe Madrigal, participante de YAMEN de Nicaragua, Jacaltenango Huehuetenango, Guatemala, 2022–2023
A primera vista, el programa YAMEN (Red de Intercambio de Jóvenes Anabautistas Menonitas) del CCM, operado en nombre del Congreso Mundial Menonita (CMM), podría entenderse como un programa de voluntariado e intercambio multicultural. Sin embargo, si vemos a YAMEN como un espacio para jóvenes que, con curiosidad, vocación de servicio y un ardiente deseo de poner en práctica sus dones y habilidades profesionales, buscan ser parte de la construcción del reino de Dios en diferentes partes del mundo, entonces YAMEN se convierte en una oportunidad para experimentar la complejidad y riqueza de la iglesia global.
La mayoría de los países donde opera el programa YAMEN enfrentan diferentes crisis: guerra, desplazamientos masivos, catástrofe económica, el impacto devastador de la crisis climática y combinaciones de estos diferentes desafíos. Las iglesias anabautistas rinden culto y testimonio dentro de estos contextos con el afán de responder y generar cambios en sus contextos inmediatos, llevando un mensaje de paz en medio de la violencia que las rodea.
En algunos contextos, las iglesias se esmeran para evitar que sus personas jóvenes sean reclutadas por grupos armados. Otras comunidades se esfuerzan por transmitir su conocimiento de la tierra a las generaciones más jóvenes para que las personas jóvenes no abandonen el campo. Las iglesias anabautistas de estos contextos ven los programas del CCM como YAMEN, IVEP y Seed como oportunidades para que sus jóvenes establezcan conexiones y adquieran conocimientos de la iglesia anabautista mundial y del mundo en general que puedan llevar de regreso a sus comunidades.
Diversas habilidades
En la orientación de YAMEN en 2024, me alegré de conocer a varios jóvenes que en sus países objetan por conciencia el servicio militar. Conocí a jóvenes que se dedican a mejorar sus comunidades mediante la agricultura, música, arte, enseñanza, contabilidad, administración e ingeniería.
Las diversas habilidades de las personas participantes de YAMEN nos invitan a pensar en lo rica que es la iglesia global.
La iglesia global está formada por congregaciones en comunidades tanto urbanas como rurales, y estas diferentes comunidades eclesiales nos enseñan nuevas formas de ver el anabautismo y nos muestran nuevas formas de encarnar el llamado a la construcción de la paz en contextos donde las personas se enfrentan a la negligencia o incluso a la violencia del estado.
Para las comunidades eclesiásticas, enviar a sus jóvenes lejos para un año de servicio en uno de los programas de intercambio del CCM es un paso considerable. Que un líder o lideresa joven de una congregación se ausente durante un año o más de servicio requiere un cambio, pero ese cambio puede convertirse en una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades de liderazgo. Después de que las personas jóvenes adultas participantes en YAMEN amplían su pensamiento y adquieren conocimientos más allá de sus fronteras, regresan a sus comunidades de origen para compartir con ellas nuevas formas de ser el cuerpo de Cristo. Hace unos años, una congregación envió a uno de sus jóvenes a YAMEN, una persona con muchos dones utilizada en el equipo de alabanza y en la escuela dominical de la congregación. Para la iglesia, la partida de este joven por un año de servicio en YAMEN significó una pérdida temporal, pero con la certeza y orgullo de ser representados por ese joven en un país diferente. Este joven, proveniente de un pueblo con una población de aproximadamente 800 personas, dio la vuelta al mundo para compartir sus valores, cultura y forma de ser iglesia que había aprendido en su congregación de origen. A través de su recorrido en YAMEN, no solo encontró oportunidades para visibilizar las fortalezas y adversidades de su comunidad de origen, sino también para compartir las similitudes y diferencias de su hogar temporal.
Ajustes de reingreso
La experiencia de cada participante de YAMEN es tan profunda que, a menudo, el regreso a sus países es un desafío; algunas personas tienen dificultades para encontrar su lugar mientras se readaptan a sus propias culturas. Para las iglesias de envío, el regreso de las personas participantes de YAMEN puede ser un desafío al ver cómo sus jóvenes han cambiado a lo largo del año de servicio. Las comunidades de las iglesias de envío, a veces, pueden sentir que las personas participantes de YAMEN han cambiado tanto que están casi “perdidas”, con sus nuevas perspectivas que desafían las formas tradicionales de funcionamiento de la iglesia.
Recuerden esto… pero el que siembra muchas semillas, obtendrá una gran cosecha (2 Corintios 9:6b, EASY). Si bien el servicio a través de YAMEN puede traer desafíos, también puede entenderse como plantar una semilla para el futuro de las congregaciones locales, la iglesia global y el CCM. Al final del año de servicio, las semillas que se plantaron florecieron de formas nuevas, a veces inesperadas, y las personas jóvenes traen consigo nuevos dones, ideas y esperanzas para sus iglesias y comunidades de origen.
Al hablar con ex participantes de YAMEN, he aprendido mucho sobre cómo YAMEN moldea y transforma sus entendimientos de la iglesia. Malin Yem, quien sirvió en Haití durante el año 2018-2019, regresó a Camboya para servir como pastora asistente, incorporando lo aprendido durante su año de servicio a su ministerio. “Para mí, YAMEN me enseñó otras formas de adorar, otras formas de ser iglesia, y eso cambió la forma en que pienso y cómo veo el mundo”, compartió.
A lo largo de la historia de YAMEN, muchas personas jóvenes han fortalecido sus habilidades de liderazgo, ministeriales y profesionales, así como sus habilidades interpersonales y culturales. Febe Madrigal de Nicaragua explica así la naturaleza transformadora de su año en YAMEN en Jacaltenango Huehuetenango, Guatemala: “La experiencia me transformó. La convivencia con personas de diferentes culturas y la inmersión en un nuevo entorno fueron moldeando mi forma de ser, me reconstruí y aprendí mucho. Descubrí facetas de liderazgo que no sabía que tenía en mí, junto con una responsabilidad que me hizo sentir más cerca de Dios y de mi prójimo”.
Durante más de dos décadas, la experiencia de YAMEN ha ayudado a muchas personas jóvenes a discernir sus vocaciones y ha ampliado su visión de cómo pueden contribuir a la iglesia en sus contextos de origen. Al mismo tiempo, las personas participantes de YAMEN han ampliado la visión de las iglesias en las que han servido, abriendo una ventana a la riqueza de la iglesia global.
—Carolina Pérez Cano coordina los programas de servicio para personas jóvenes adultas YAMEN y Semilla del CCM. Vive en Bogotá, Colombia.
La Red de Intercambio anabautista– menonita para Jóvenes (YAMEN) es un programa conjunto entre el Congreso Mundial Menonita y el Comité Central Menonita. Enfatiza la expansión del compañerismo entre las iglesias de la tradición anabautistay el desarrollo de los jóvenes líderes alrededor del mundo.
Los participantes pasan un año en una asignación intercultural que empieza en agosto y termina el siguiente julio.
¿Qué significa ser una Iglesia de Paz Histórica, o más bien, una iglesia dedicada a los caminos de la paz de Cristo?
Esta es la pregunta con la que lucha la Iglesia Menonita en Myanmar mientras el conflicto en curso continúa afectando a muchas personas dentro de su país.
Hace varios años, el ejercito derrocó al gobierno elegido democráticamente e instaló a un presidente y una administración designados por los militares. Las violaciones de los derechos humanos aumentaron, especialmente cuando el nuevo gobierno respaldado por los militares (junta) reprimió cualquier disidencia y trató de eliminar toda oposición. Esto ha dado lugar a importantes ataques y asesinatos, detenciones arbitrarias, desplazamiento de personas de sus hogares y restricciones a la libertad de expresión y/o de reunión. Esto ha generado ansiedad en torno a las reuniones para cultos religiosos y otros actos. La junta también introdujo el servicio militar obligatorio.
¿Cuál es el papel de la iglesia en un contexto tal? ¿Qué significa estar dedicados al camino de paz de Cristo en medio de estas realidades?
Una iglesia de paz en medio de la guerra
Éstas son las preguntas que los miembros de la Iglesia Bíblica Misionera Menonita (BMC por sus siglas en inglés) en Myanmar han estado haciendo.
La BMC contactó al Congreso Mundial Menonita (CMM), del cual es miembro, para solicitar ayuda. Se preguntaban si sería posible que el CMM enviara una delegación en una visita de solidaridad para explorar estos asuntos juntos.
Del 25 al 29 de noviembre del 2024, una delegación del CMM llegó a Tailandia para pasar tiempo con nuestros hermanos de Myanmar. Se decidió que sería mejor reunirnos en Tailandia, ya que reunirse en Myanmar podría suponer un riesgo para los líderes birmanos. (La junta vigila de cerca quién se reúne con quién).
La delegación estuvo compuesta por César García (Colombia), secretario general del CMM; Tigist Tesfaye (Etiopía), secretaria de la Comisión de Diáconos; Andrés Pacheco Lozano (Colombia/Países Bajos), presidente de la Comisión de Paz; Andrew Suderman (Canadá/EE. UU.), secretario de la Comisión de Paz; y Agus Mayanto (Indonesia), representante regional del CMM para el Sudeste Asiático. Norm Dyck (Iglesia Menonita de Canadá) también formó parte de esta delegación debido a la larga relación que la iglesia Menonita de Canadá ha mantenido con la Iglesia Menonita de Myanmar.
Andrés Pacheco Lozano comparte historias de las luchas por la paz en Colombia con los líderes de Myanmar durante la visita de la delegación de diáconos. Foto: Agus Mayanto
Orígenes e historia del movimiento anabautista
Los líderes de la BMC solicitaron tiempo para profundizar en los orígenes y la historia del movimiento anabautista. César García dirigió estas sesiones cada mañana.
Los pastores también querían explorar lo que la Biblia enseña con respecto a la paz. Andrés Pacheco Lozano y Andrew Suderman facilitaron momentos por la mañana y por la tarde para explorar la historia bíblica y su conexión con la paz y la justicia. Parte de ese tiempo se dedicó a explorar las observaciones de nuestros hermanos de Myanmar sobre la paz desde una perspectiva bíblica y su posible significado para el contexto de Myanmar.
Andrés Pacheco Lozano y Andrew Suderman también compartieron historias de otras iglesias y sus luchas por la paz y la justicia, tales como la iglesia menonita en Colombia y Corea del Sur, así como otras luchas (por ejemplo, el apartheid en Sudáfrica).
Tigist Tesfaye facilitó un momento de oración por cada uno de los líderes presentes y las congregaciones en las que ministran.
Fue un tiempo difícil, pero maravilloso, que pasamos juntos.
Visiones del shalom
Fue difícil ya que el grupo entero procesó el trauma que muchos de los pastores de Myanmar han experimentado y continúan experimentando.
Un pastor, por ejemplo, compartió cómo dos días antes de venir a esta reunión, las instalaciones de la iglesia de un pastor amigo suyo habían sido destruidas.
De la misma manera, al explorar visiones de shalom, y después de dedicar un tiempo a pensar y hablar sobre el poder de la imaginación, un pastor preguntó: “¿Pero, qué pasa si no podemos o no sabemos qué imaginar?” ¡Fue desgarrador!
Y, sin embargo, al final de nuestro tiempo juntos, después de mucha oración, aprendizaje, exploración, lectura de la Biblia y reflexión sobre ella, ese mismo pastor comenzó a resaltar pasos de acción, incluida una oración que están elaborando para ayudar a nuestra comunión mundial a orar por ellos mientras continúan dando testimonio de la paz de Cristo en su contexto.
El camino, sin embargo, está lejos de terminar. La lucha continúa.
Que Dios continúe con ellos. Y que podamos aprender a ser solidarios con ellos y su lucha por la paz.
—Andrew G. Suderman es el secretario de la Comisión de Paz. Reside en Harrisonburg, Virginia, EE. UU.
“Vecina”, “Vecino”. Esta es una de las maneras en las que en Bogotá (Colombia) nos referimos a diferentes personas a nuestro alrededor. Desde quienes viven en nuestro edificio o en una casa cercana, hasta quienes nos encontramos en la tienda o en otros espacios compartidos o públicos. Puede ser que conozcamos bien a la persona, o que ni siquiera sepamos cómo se llama. Pero al llamarle “vecina” o “vecino” hacemos que la relación sea más cálida. Es una manera de ir más allá de lo distante, extraño e incluso conflictivo que puede ser el encuentro con otra persona.
Vecina/vecino es un término que denota cercanía o proximidad. En inglés, es este término de vecino/vecina, neighbour, el que aparece en Mateo 22:34-40. Mientras que en español y francés, el término “prójimo” es comúnmente empleado en este pasaje bíblico. Si bien el hablar de “prójimo” o “prójima” se deriva de la noción de proximidad, de quien está cerca o al lado, este término parece ser a veces demasiado abstracto o desconectado de nuestro diario vivir. Comúnmente, el término prójimo/prójima es empleado cuando hacemos referencia a un pasaje bíblico o cuando buscamos dar cuenta de las implicaciones éticas de nuestra fe cristiana, no cuando nos referimos a otras personas en nuestro diario vivir. ¿Qué pasaría si enfatizáramos la cercanía, calidez y cotidianidad que hacen parte del referirnos a otras personas como vecino/vecina (como pasa en Bogotá) para releer las implicaciones de este pasaje bíblico?
Este texto de Mateo es muy conocido. En principio el texto parece muy claro y contundente. Y, sin embargo, hay muchos diferentes énfasis que se pueden hacer o dar a lo que Jesús dice.
Uno de los énfasis del texto puede ser resaltar la interconexión entre la dimensión “vertical” y la dimensión “horizontal” de la fe; entre el amor a Dios y el amor a otros seres humanos, respectivamente. En su comentario sobre bíblico sobre este pasaje de Mateo, Richard B. Gardner5 argumenta que estos principios que Jesús presenta no son necesariamente nuevos. El amor a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente puede encontrarse ya en Deuteronomio 6:5. Mientras que el amor al prójimo como a sí misma(o) puede identificarse en Levítico 19:18.2 Lo que hace a esta respuesta de Jesús tan particular es la interdependencia entre estos dos mandamientos. Es imposible separar la dimensión vertical de la horizontal de nuestra fe.
Otro énfasis en la lectura del texto puede ser la interconexión entre cómo entendemos la fe y cómo la vivimos. No sería consistente que afirmemos amar a Dios y que actuemos con apatía ante el sufrimiento de nuestra vecina y vecino. Tampoco será muy lógico decir que creemos en un Dios de paz y justicia cuando seguimos actuando de formas opresivas o injustas hacia las y los demás. De hecho, Richard B. Gardner propone que una de las conclusiones que se podría sacar del texto es que el amor al prójimo es el área de acción en la cual que podemos corporizar o demostrar nuestro amor a Dios.3 La vida de Jesús es expresión encarnada del amor de Dios al mundo. A su vez, como humanos estamos invitadas e invitados a encarnar nuestro amor a Dios en el amor hacia otras personas—y hacia el resto de la creación. Nuestras acciones hacia el prójimo (especialmente hacia quienes han sido marginadas y marginados) son las que dan cuenta de nuestro amor a Dios. Por ello, no podemos separar cómo entendemos y cómo vivimos nuestra fe.
La respuesta de Jesús en Mateo 22 también puede servir como una clave de lectura bíblica. Sirve como lentes para ayudarnos a discernir sobre textos, leyes y mandamientos que pueden estar en conflicto o que son ambivalentes. Richard B. Gardner cuenta que de acuerdo con la tradición rabínica que data al siglo segundo, la Torá contiene aproximadamente 613 leyes (365 prohibiciones y 248 mandamientos).4 El que Jesús ubique al amor a Dios y al prójimo como los mandamientos más importantes hace que todo este gran número de leyes y reglas estén supeditados o tengan que ser leídos con estos lentes de amor a Dios y al prójimo.
Si bien estos énfasis son valiosos, este pasaje de Mateo 22:34-40 sigue siendo un texto cuya interpretación no termina. Nuestro mundo requiere constantemente que reinterpretemos qué quiere decir esto del amor a Dios y el amor al prójimo. Esto es particularmente cierto en tiempos en los cuales la emergencia climática, las elecciones de gobiernos de derecha, la reaparición de sentimientos xenófobos, y las violencias en nuestras sociedades, guerras y genocidio en nuestro mundo se han convertido en realidades a las cuales debemos enfrentarnos día a día.
¡Qué pena vecina! ¡qué pena vecino!
Siguiendo la lógica de referirnos a otras personas como vecinas/vecinos en Bogotá, es común que empleemos la expresión “¡qué pena vecina/vecino!” cuando queremos pedir algo, cuando necesitamos ayuda de otra persona, o para excusarnos.
Vivimos en un mundo en el cual nuestras relaciones de proximidad y cercanía han sido profundamente distorsionadas y violentadas. En muchas ocasiones, hemos sido cómplices de esos daños. Por ello, debemos revisar cuidadosamente cómo hemos transgredido nuestras relaciones de proximidad, de “vecindad”. Tal vez, debemos confesar: perdón vecina, perdón vecino.
Inundaciones en las calles de Piura, Perú, tras unas fuertes lluvias. El cambio climático nos llama a amar a nuestros vecinos. Foto: Henk Stenvers
Vivimos en tiempos en los que se ha normalizado sospechar de quien está próximo, bien sea porque tiene un bagaje diferente, o porque es es una persona migrante, desplazada, o marginada. No importa que viva cerca nuestro, que haga parte de nuestra misma sociedad o que provenga de un lugar, país o región aledaña, igual no le consideramos “vecina/vecino” sino como persona “extraña”, “hostil” e incluso “enemiga” o “criminal”. Muchas guerras en nuestra historia y en nuestro mundo actual han sido o son entre vecinos y vecinas.
Con la naturaleza, nuestras relaciones de proximidad también se han visto severamente afectadas. Hemos convertido relaciones de interdependencia en relaciones de domino y control. Vemos a la naturaleza simplemente como un “recurso” que pueden ser explotado y capitalizado. El cambio climático es una de las señales de los daños que hemos causado y que seguimos generando como seres humanos. Nuestra relación con nuestro espacio vital, con la tierra y las aguas, ha sido fatalmente herida.
Perdón vecina, perdón vecino…
En medio de estas realidades conflictivas, la pregunta del experto en la ley a Jesús sobre cuál es el mandamiento más importante parece tomar mucha relevancia. ¿Cómo encontrar guías y puntos de referencia en nuestra fe para lidiar con estas distorsiones? ¿Cuáles son las leyes que debemos seguir? ¿Qué hacemos si como humanidad contamos con marcos legales como el Derecho Internacional y como los DDHH y sin embargo gobiernos, poderes económicos y políticos deciden saltarlos impunemente? ¿Cómo hacemos si medidas que tomamos para limitar nuestra afectación al medio ambiente son revertidas por los gobiernos de turno?
Como en los tiempos de Jesús, el dilema no es sólo que existan miles de leyes y marcos de referencia éticos hoy en día. El dilema se agudiza por la existencia de realidades de opresión y violencia que hacen aún más urgente la necesidad de encontrar puntos de orientación, de re-conectarnos con elementos centrales de nuestra fe para discernir cómo actuar.
“Buenos días vecina”, “buenos días vecino”.
Cuando hablo sobre lo que es típico de Bogotá (Colombia) con personas que no han estado o vivido en la ciudad, frecuentemente viene a mi mente el saludar a otras personas diciendo “buenos días vecina” o “buenos días vecino”. Usualmente me toma unos minutos (y un par de ejemplos) poder comunicar cómo suena y qué quiere decir. Entre risas, nunca estoy seguro si termino por hacer un buen trabajo explicando el uso de “vecina/vecino” para referirnos a otras personas—¡incluso si esas personas no viven cerca de donde vivo yo!. Al leer una vez más el pasaje bíblico sobre el amor a Dios y a quienes están en nuestra proximidad (énfasis del término “prójimo” en español), trato de considerar conscientemente algunos posibles matices de este mandamiento cuando es leído a través del término vecina/vecino (énfasis que el texto tiene en inglés) y a cómo lo empleamos en nuestra cotidianidad en Bogotá. En ese sentido, la respuesta de Jesús es una invitación a re-pensar nuestras relaciones de proximidad.
Los miembros de la Comunidad Cristiana Menonita de Girardot, Colombia, comparten pan con sus vecinos —prójimo y vecino— en Pan y Paz, el «domingo del pan y la paz». Foto: Comunidad Cristiana Menonita de Girardot
En un mundo en el cual barreras visibles e invisibles de segregación abundan, un mundo en el cual se promueve el utilizar a poblaciones marginadas como chivos expiatorios para dar cuenta de los problemas de una comunidad o un país, un mundo en el cual se estimula ver a la otra persona como enemiga, el llamar y relacionarse con alguien como vecina/vecino, con la calidez y proximidad que la expresión denota, es una acción contra-corriente. Es ir en contra del status quo.
Puede parecer que llamar a alguien vecina/vecino suene superficial, sea un código social, o simplemente una expresión que nos acostumbramos a usar en Bogotá. Y, sin embargo, al referirnos a otra persona como vecina o vecino lo que hacemos es crear un lazo de cercanía. Un lazo que no necesariamente existía antes. Esto hace que sea más difícil verle como extraña o enemiga.
Las relaciones de distancia o proximidad con las y los demás no son estáticas o rígidas. Pueden cambiar, y lo pueden hacer de formas sorpresivas. Incluso personas que se consideran extrañas o enemigas pueden convertirse en vecinas y vecinos. La parábola del buen samaritano (Lucas 10: 25-37), en la cuál Jesús ilustra quién es el prójimo, es un buen ejemplo de esto. Las personas samaritanas y judías no tenían la mejor de las relaciones en los tiempos de Jesús. Y, sin embargo, Jesús identifica en un samaritano, quien seguramente era visto como extraño (e incluso enemigo), el mejor reflejo de lo que quiere decir ser prójimo.
Creo que la respuesta de Jesús nos interpela justamente en ese sentido: a redibujar nuestras relaciones de amor y proximidad. Siempre hay otras personas a quienes podemos hacer nuestras vecinas y vecinos. Si tomamos la idea de que es en el amor a la vecina(o) en el cual nuestro amor a Dios se hace evidente, debemos siempre buscar enriquecer y nutrir cómo vivimos y expresamos ese amor. Por complejo que sea, cada nuevo día, contexto y realidad en la que vivimos con las y los demás es una nueva oportunidad para dar forma a y encarnar/corporizar ese amor a Dios.
¿En qué le puedo ayudar vecina? ¿En qué le puedo ayudar vecino?
En Bogotá, es común que quienes trabajan en una tienda pregunten “¿en qué le puedo ayudar vecina/vecino?” a las personas que entran a la tienda o que parecen estar buscando algo que no logran encontrar. De esa pregunta, lo que me llama la atención no sólo es que nos llamen vecina/vecino sino que además ofrezcan su ayuda. En el mundo en el que vivimos, puede ser que nos sintamos mal por lo que les pasa a otras personas en el mundo, por lo que pasa a nuestras vecinas o vecinos. Pero puede ser que optemos por sentir simpatía con su situación a la distancia, siempre y cuando no afecte nuestra zona de confort.
Si asumimos que el amor al prójimo es el espacio en el que podemos expresar y dar cuerpo a nuestro amor por Dios, la invitación de amar al prójimo es un llamado a actuar en solidaridad, discerniendo lo qué podemos hacer y cómo podemos ayudar. El amor al prójimo no es sólo un tema de palabras, sino de acciones. No se trata de que siempre tengamos las respuestas o soluciones a los problemas. Ni tampoco de que decidamos por las otras personas lo que estas deben hacer. Actuar en solidaridad es un compromiso de caminar con otras y otros, a escucharles, y a discernir con ellas y ellos qué hacer—más allá de darle un like a un post de Instagram o compartir un video de TikTok.
En ocasiones la solidaridad puede ser expresada a través del activismo o participar en demostraciones y protestas noviolentas. En otras, se puede expresar en el reconocer y confrontar nuestros privilegios, y servir como aliados y aliadas en luchas que tienen muchas personas y comunidades. En otros momentos, puede ser que la solidaridad se vea reflejada en buscar crear espacios seguros y espacios valientes (brave spaces) para confrontar las diferentes formas de violencia que muchas personas han experimentado. La idea no es hacer un listado con todas las formas de solidaridad posibles. Estos ejemplos son simplemente indicaciones de cómo la solidaridad implica ir más allá de las palabras o simpatías.
El ser vecinas/vecinos incluye también una serie de responsabilidades y cuidados. En muchas ocasiones, es justamente en las relaciones de cercanía o proximidad en los cuales la violencia se manifiesta con mucha agudeza. No siempre se habla de esas formas de violencia. Y frecuentemente se silencia a las voces que buscan hacerlas explícitas. Violencias de género, violencia sexual, violencia que denominamos “doméstica”, entre otras, muestran cómo la cercanía como tal no es garantía de relaciones saludables o justas. Estos son ejemplos de cómo el pecado de la violencia y los daños profundos que ésta causa pueden expresarse en relaciones de proximidad. El hablar del amor al prójimo como expresión del amor a Dios nos recuerda de la increíble responsabilidad que tenemos por el florecimiento de las otras personas. Así que el considerar a la otra persona como vecina/vecino no es sólo una manera de expresar calidez, sino que implica también el comprometerme a ser responsable con su cuidado y bienestar.
Una vez más, es en el amor a nuestra vecina/vecino, prójima/prójimo, el espacio en el que encarnamos nuestro amor a Dios.
Al conmemorar este año los 500 años del Anabautismo, y al considerar que el tema elegido para tan importante tiempo ha sido “La valentía de amar”, es crucial volver sobre las implicaciones y responsabilidades que el amor a Dios y al prójimo tienen hoy. En un mundo en el cual la muerte o desesperanza parecen dominar, que sea la voz de Jesús la que nos recuerde qué debe estar en el centro de cómo entendemos y vivimos nuestra fe.
Los delegados de YABs (representantes de su conferencia nacional miembro) exhiben sus banderas al final de sus reuniones en Alemania en mayo de 2025. Foto: Irma Sulistyorini
Que sea este un tiempo en el que podamos pensar sobre a quiénes consideramos vecinas/vecinos y en quienes nos consideran así. Que este sea un tiempo que nos invite a tener la valentía para amar, para crear nuevos lazos y relaciones de proximidad con otras personas—incluso con quienes percibimos como improbables o incluso imposibles.
Que sea este un tiempo además para nuevos inicios, para establecer nuevos compromisos de actuar en solidaridad con otras y otros, buscando su bienestar. Y que sea nuestro Dios de amor, quien nos ama tanto y quien nos invita a amarle en nuestras relaciones con las y los demás, con nuestro mundo, quien nos siga desafiando, inspirando y guiando en este camino.
Amén.
— Andrés Pacheco Lozano es el presidente de la Comisión de Paz. Originario de Colombia, vive en Ámsterdam, Países Bajos. Este recurso es una adaptación de un sermón que pronunció en la Iglesia Cristiana Menonita De Teusaquillo en Bogotá, Colombia.
El Concilio General es el órgano decisorio del Congreso Mundial Menonita. Mediante la toma de decisiones por consenso, definen la estrategia, las políticas y las declaraciones que guían a la familia anabautista global.
De los 106 delegados del Concilio General que asistieron a las reuniones trienales en Alemania en 2025, más de 60 representaban a su iglesia por primera vez.
(El CMM cuenta con un total de 111 iglesias miembros nacionales de 61 países. Algunos delegados no pudieron asistir debido a dificultades con el proceso de visa).
Les preguntamos a los nuevos delegados del Concilio General qué pensaban. ¿Qué se llevaron de las reuniones?
Lindos recuerdos de queridos hermanos y hermanas: Aprendí a conocer mejor a los delegados de la Conferencia General de Myanmar, Corea del Sur, Nigeria, Hong Kong, Canadá, Japón y al Secretario General de la Comunión Cuáquera. Además, los talleres fueron inspiradores. —Andreas Ortner, vicepresidente de la junta y delegado de la Mennonitische Freikirche Österreich, Austria.
“He adquirido una mayor apreciación y conciencia de nuestra gran comunidad anabautista mundial”. —Cam Stuart, director nacional y delegado de la Conferencia Canadiense de Iglesias de los Hermanos Menonitas.
Me sentí bendecida por cómo mi grupo regional debatió sobre diversidad y unidad… Hubo mucha amabilidad a pesar de las diferencias. —Jen Kornelsen, delegada de la Conferencia Evangélica Menonita de Canadá.
“Fue una linda experiencia, El compartir con hermanos y hermanas de diferentes países y conocer sus experiencias en el proceso de sus comunidades locales, es muy inspirador y nos anima a continuar nuestro trabajo local. El proceso que se viene realizando con otras comunidades, es una buena experiencia de perdón y reconciliación.”—Carlos Arturo Moreno, Presidente y delegado de la Iglesia Cristiana Menonita de Colombia.
“Fue realmente maravilloso que (usando el acuerdo de consenso) nadie se quedará atrás si no estaba de acuerdo con el resto”. —Brian Maphosa, supervisor nacional y delegado de la Iglesia de los Hermanos en Cristo de Sudáfrica.
César García, secretario general del CMM, expresa que, “como anabautistas, creemos que al orar, estudiar las Escrituras, escuchar juntos y aprender unos de otros, escuchamos lo que el Espíritu dice a las iglesias. Agradecemos a cada líder de la iglesia que se compromete a estas reuniones para escuchar y discernir juntos, superando las barreras de la distancia, tanto geográfica como teológica. Confiamos en que el reino de Dios se construye al adorar juntos”.