• Una nueva solidaridad expresada de diferentes maneras 

    Nuestra comunidad menonita de Pfastatt está ubicada a cinco minutos de una megaiglesia, que tuvo uno de los brotes más grandes de la pandemia del Covid-19, durante una semana de ayuno y oración en sus instalaciones. Por mucho tiempo fueron acusados injustamente de haber causado la mayor propagación del virus en Francia. La desconfianza de las autoridades hacia las iglesias evangélicas aún persiste.

    Una situación sin precedentes

    Como todos los demás, nos sorprendió y desconcertó la orden de confinamiento que dio el Gobierno. Era una situación sin precedentes y no teníamos ningún punto de referencia.

    La necesidad de conservar el vínculo fraternal surgió de inmediato, especialmente para las pocas personas en aislamiento que no tenían conexión a Internet. Era necesario encontrar nuevas maneras de apoyar y fortalecer espiritualmente a los miembros de la comunidad.

    Como pastor, fue necesario que aprendiera a asistir a las personas y enseñarles individualmente por teléfono o por Internet. Esto se debió sobre todo a que estuve acompañando a algunos jóvenes que se habían convertido recientemente, y tuve que esperar el fin del confinamiento para encontrarme con ellos y conocerlos mejor.

    Con el fin de estar disponibles y ser eficaces en todo momento, los ancianos y diáconos de la congregación nos reunimos semanalmente por videoconferencia. Nos organizamos para comunicarnos regularmente, compartir contactos, ofrecer meditaciones bíblicas todas las semanas por correo electrónico y postal, para animarnos y fortalecernos mutuamente. Algunas personas sufrieron ansiedad o depresión durante este período, mientras que otras no; pero, los sentimientos de malestar eran extraños y, hasta ese momento, desconocidos.

    “¡Nunca antes habíamos orado tanto!”

    Una persona de la iglesia organizó una cadena de oración por WhatsApp que resultó ser muy efectiva. Algunos miembros me dijeron: “¡Nunca antes habíamos orado tanto y por tanta gente!”

    Se creó otro grupo de WhatsApp para padres e hijos, con el fin de ayudar a las familias con la educación de sus hijos durante la vida diaria en confinamiento, y sugerir ideas para la enseñanza bíblica y actividades organizadas. Muchos se beneficiaron de ello.

    A pesar de la situación se llevó a cabo una semana de ayuno y oración, a través de una guía diaria distribuida por correo electrónico, y varios comunicaron sus experiencias a través del grupo de Cadena de Oración. Juntos pudimos seguir de cerca la evolución de la salud de una de las personas mayores de nuestra congregación que se había enfermado gravemente por el coronavirus; pudimos observar cómo fue avanzando el proceso de su recuperación hasta que regresó con su familia.

    El dolor del duelo

    Durante este tiempo oficié dos funerales para personas que fallecieron por Covid-19. Se permitió asistir a un máximo de veinticinco personas, y la asistencia se limitó a media hora afuera del cementerio. Algunos miembros de la familia no pudieron venir, lo cual hizo especialmente difícil poder expresar el dolor del duelo y compartir sus emociones.

    La gente aprendió un nuevo tipo de solidaridad, diferentes maneras de apoyarse. En medio de su soledad, las personas redescubrieron una relación personal con Dios. También volvieron a compartir el culto familiar, intercambios que hacía tiempo que no tenían y que echaban de menos.

    Al principio, los cultos dominicales realizados por Zoom y YouTube fueron como un soplo de aire fresco. Ver los rostros de hermanos y hermanas reunidos y escuchar sus voces fue motivo de alegría.

    No obstante, nada puede reemplazar un encuentro presencial. Aun con todas las indicaciones a seguir y medidas preventivas a tomar, el hecho de reencontrarnos y saludarnos, escucharnos cantar y alabar, es todo un lujo. Dicho esto, aún no es fácil para todos volver al culto. Constituye un nuevo desafío para los líderes: los hábitos, el formato, la enseñanza de los niños, todo ello requiere inventar algo nuevo.

    Estamos convencidos de que a Dios nada lo toma por sorpresa, y que la venida de su Reino nunca ha sido más relevante.

    Philippe Figuière, pastor, miembro de la junta de diáconos y ancianos de la iglesia Evangélica Menonita de Pfastatt, Francia.

    Conmovidos por el testimonio

    Nuestra iglesia de Birkenhof está ubicada a unos 30 km de Mulhouse, Francia. Tuvimos cuatro muertes por Covid-19 antes de agosto. Tres personas tenían entre 75 y 80 años y una de 86 años. Los funerales tuvieron lugar al aire libre frente al cementerio o en el cementerio mismo, en un círculo reducido de personas.

    Acompañar a las familias de duelo en tales circunstancias es algo realmente particular. La ausencia de la familia extendida, la iglesia, los amigos, los vecinos, y además realizar una ceremonia reducida, es todo muy doloroso para los que están afectados por esta dura experiencia. No les es posible hacer el duelo en condiciones normales, por lo tanto, la separación se hace aún más difícil.

    Es muy importante mantenerse al día con las noticias, hacer llamadas telefónicas, enviar mensajes, expresar afecto y apoyo a los dolientes.

    En dos ocasiones se pudieron filmar los servicios funerarios y luego ponerlos a disposición de quienes no pudieron asistir. Nos sorprende la cantidad de visitas que recibió uno de estos videos. Aunque seamos una congregación de 130 miembros, la ceremonia del funeral de uno de los miembros tuvo 785 visitas antes de agosto. Nos animamos a creer que un público no cristiano también ha sido conmovido por el testimonio que dejó este hermano fallecido.

    Luc Nussbaumer, pastor de la Iglesia Evangélica Menonita de Birkenhof, Francia.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2020.
  • Impactos climáticos

    ¿Qué recursos sobre el cuidado de la creación serían más útiles? El recientemente formado Grupo de Trabajo para el Cuidado de la Creación (CCTF, por sus siglas en inglés) del Congreso Mundial Menonita, hizo esta pregunta en una encuesta para las personas anabautistas de todo el mundo. Muchas de las personas encuestadas querían aprender más sobre cómo el cambio climático afecta a las personas alrededor del mundo.

    Costas vulnerables

    A principios de noviembre, el huracán Eta arrasó Centroamérica, seguido por el huracán Iota varias semanas después. Estas tormentas, de categoría 4 y 5 respectivamente, causaron una enorme destrucción que incluyó la muerte de cientos de personas, miles de millones de dólares en daños y, la pérdida de recursos agrícolas y comerciales.

    Desafortunadamente para las iglesias del CMM en Centroamérica, es probable que esta área del mundo experimente los peores aspectos del cambio climático y también tenga menos recursos financieros para hacer frente a estos cambios.

    En la encuesta, Karen Flores Vindel, integrante de la Iglesia Evangélica Menonita Central de La Ceiba en Honduras, escribió sobre su ciudad natal amenazada por el clima. “El edificio de la iglesia se inunda con cada lluvia intensa”, informó.

    Otros impactos del medio ambiente cambiante incluyen cortes de energía eléctrica, ríos desbordados, deslizamientos de tierra, inundaciones, infraestructura destruida y el aumento del nivel del mar que devora la costa. Estos, a su vez, provocan crisis económicas, perturban el comercio y la distribución de productos, aumentan el costo de vida y la presión migratoria y, conducen a la violencia social.

    Migración y recuperación

    broken musical instrument
    Instrumentos del programa de música en Bezaleel dañados,
    la escuela intermedia y secundaria de la Iglesia Menonita Kekchi
    en San Juan Chamelco, Guatemala. Esta marimba dañada es
    un instrumento tradicional guatemalteco hecho
    a mano con madera de un árbol especial.
    Foto:Ted Smoker

    La migración es uno de los resultados directos de los mayores efectos del cambio climático para las personas con escasos recursos económicos y marginadas. Después de los recientes huracanes, muchas personas están optando por dejar sus hogares para poder satisfacer sus necesidades básicas.

    En Honduras, comités de la Iglesia Menonita están organizando labores para la recuperación después de las tormentas que sucedieron en noviembre. En diciembre, Karen Flores Vindel informó que José Fernández (Presidente Nacional de la Iglesia Evangélica Menonita Hondureña y pastor local de las Iglesias Menonitas Vida en Abundancia y Central de San Pedro Sula) está colaborando con las labores de limpieza y ayudando a las personas en las zonas más afectadas. Varios edificios de las iglesias menonitas sirven como viviendas temporales para personas que han perdido hogares y recursos.

    Karen Flores Vindel se siente “frustrada, desanimada, impotente por toda la destrucción que sucedió y, por toda la muerte, el dolor y el sufrimiento que causó. He llorado muchas veces durante mis oraciones”. Sin embargo, ella cobra ánimo gracias a la gente que trabaja para lograr cambios en las generaciones futuras.

    Factores humanos

    Según James P. Kossin, un científico del clima de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, “es muy probable que el cambio climático causado por la humanidad haya contribuído a que ese océano esté anormalmente cálido”, y junto con otras personas científicas, dice que esto es “absolutamente responsable de la temporada hiperactiva”.

    Debido a las temperaturas oceánicas más cálidas, las tormentas están desarrollando velocidades de viento más altas, más lluvia y rangos más amplios de ocurrencia. Además, las tormentas son cada vez más lentas y volátiles. Todos estos factores contribuyen a un aumento de los daños causados por el viento y las inundaciones.

    Oración para el cambio

    La oración es una forma importante de actuar hacia el cambio, así también encontrar “la fortaleza para enfrentar todo esto y los medios para sobrevivir”, dice Karen Martínez.

    Martinez, estudiante del Seminario Biblico Anabautista Menonita e integrante de la Iglesia College Mennonite en Goshen, Indiana, EE. UU., está preocupada por su familia que vive en la costa de Honduras. Ella es parte de las comunidades de inmigrantes Garífunas (algunas iglesias Garifuna en Centroamérica y los EEUU son parte de la red con la LMC).

    “Mucha gente vive por debajo del umbral de la pobreza y ha perdido lo poco que tiene”, dice Martínez.

    Ella, junto con otras personas inmigrantes Garífunas en los EE.UU., envía apoyo económico a sus familiares, especialmente en tiempos de necesidad. El Comité Central Menonita (CCM) ha respondido a la crisis enviando ayuda de emergencia en alimentos y suministros y, continuará realizando regularmente trabajo de recuperación.

    Respuesta del grupo de trabajo

    A medida que el CCTF (por sus siglas en Inglés) recopile los resultados finales de la encuesta del Cuidado de la Creación, este ofrecerá más recursos para el trabajo a largo plazo para abordar el cambio climático en el mundo.

    ¡Estén atentos/as para obtener más información y recursos del CCTF!

    —Un comunicado del Congreso Mundial Menonita de Kristen Swartley, integrante de la iglesia Joy Mennonite en Oklahoma City, EE.UU. Es estudiante de MDiv en el Seminario Bíblico Anabautista Menonita en Elkhart, Indiana, EE.UU., y se desempeña como pasante del Grupo de Trabajo para el Cuidado de la Creación.


    Lea también

    El canto permanece


    Fuentes (en inglés):


    Click here to watch the Mennonite church in Honduras worshipping amid the flood waters

  • Nindyo Sasongko cree que la teología debería estar disponible públicamente para una audiencia más amplia. Su experiencia con discusiones virtuales comenzó en noviembre de 2018. Cuando apareció la pandemia, Theovlogy aumentó su frecuencia para satisfacer la demanda de medios de conexión en línea. 

    “El propósito inicial era que fuera para personas laicas de Indonesia que no tuvieran conocimentos de teología. Comenzamos con episodios de quince a veinte minutos sobre temas teológicos accesibles a un público general. Con el tiempo, nos dimos cuenta que nuestra audiencia había crecido, no solo en Indonesia, sino también entre mis colegas.” 

    El profesor de teología y candidato a doctorado invitó a otros estudiantes de teología –provenientes de Indonesia, pero repartidos por todo el mundo, de Australia a Estados Unidos–, a que se sumaran a sus sencillas conversaciones en línea. Tres de los seis fundadores son menonitas: Nindyo Sasangko y otro estudiante de teología, Adi Widya Nugroho, se formaron en la Iglesia GKMI de Indonesia; Perdian Tumanan estudia en el Seminario Bíblico Anabautista Menonita (AMBS), Elkhart, Indiana, EE.UU. Dicha reunión se convirtió en Theovlogy, un canal de discusión en línea sobre teología que ya tiene casi 2.500 seguidores. 

    Preocupado por la accesibilidad de aquellos con malas conexiones a Internet, Nindyo Sasongko convierte las grabaciones en audios que se retransmiten mediante podcasts (archivos multimedio). Pero, se da cuenta de que las trabas de acceso van desapareciendo poco a poco. Durante la pandemia, a veces los habitantes de las zonas rurales de Indonesia tienen una mejor conexión que él en Nueva York. 

    Theovlogy se lanzó en inglés –y para un público más amplio– en 2019, en el Festival Mundial Menonita de Construcción de la Paz del Congreso Mundial Menonita, en los Países Bajos, cuando conversaron con Ben Goossen, historiador menonita.  

    La audiencia proviene de una variedad de tradiciones diferentes; “probablemente cristianos más progresistas, pero también conservadores”.  

    Entre los invitados había expertos reconocidos en sus especialidades, pero al principio invitaban  a sus amigos. 

    “Queríamos ofrecer un formato no elitista. Invitamos a estudiantes universitarios con pasión por la teología, personas que hayan publicado artículos.” 

    Un nuevo anhelo de diálogos teológicos 

    La pandemia fue “una bendición disfrazada” para Theovlogy, afirma Nindyo Sasongko. Los organizadores estaban ocupados con el trabajo académico; habían pasado seis meses sin un nuevo episodio. Luego, se produjo el confinamiento a mediados de marzo y todos tenían más tiempo en casa. “Pensé que estaría loco si solo me preparaba para las clases.” Entonces, Theovlogy revivió. Pronto Nindyo Sasongko se enteró de otros podcasts en Indonesia que seguían su ejemplo. 

    Dar clases en línea hacía que Nindyo Sasongko se sintiera sobrecargado de trabajo. “Antes de la pandemia [para discutir asuntos teológicos], nos reuníamos con nuestra audiencia y nos planteaban preguntas directamente. Ahora, solo podíamos ver sus escritos y preguntas breves; no podíamos ver las expresiones de su rostro.” 

    Pero en Theovlogy, “nuestras conversaciones han sido muy saludables para mí”. 

    “Nos dimos cuenta que las personas podían prestar atención e interactuar mientras veían nuestras conversaciones”, comenta Nindyo Sasongko. “Antes de la pandemia, el lapso de atención habitual de personas de la iglesia era de veinte a veinticinco minutos. Durante la pandemia, la gente mantenía su atención durante casi una hora respecto a temas teológicos difíciles que discutíamos. Y podían volver a ver o escuchar. No vi que esto sucediera antes de la pandemia.” 

    “A través de este podcast, nos dimos cuenta de que habíamos creado una comunidad”, expresa Nindyo Sasongko. Los anfitriones e invitados interactúan con la audiencia durante la sesión en vivo de preguntas y respuestas, y con el intercambio de comentarios en las sesiones grabadas. La audiencia incluye a personas que ninguno de los creadores conoce, “incluso de diferentes tradiciones religiosas”. 

    “Este es un espacio seguro”, afirma. Los anfitriones e invitados hablan de la fe y la religión, “sin ser juzgados por doctrinas, dogmas o reglas”. 

    “Nuestra audiencia tiene la posibilidad de acceder a cuestiones teológicas que antes no tenía. Muchas personas de nuestra audiencia esperaban una teología que defendiera y justificara la fe.” Pero el podcast muestra diferentes puntos de vista teológicos. La audiencia ve cómo se puede abordar la teología, no desde un punto de vista justificativo, sino desde un punto de vista más amistoso, coloquial y hospitalario.  

    Theovlogy ha tenido como invitados a un académico musulmán y a un agnóstico. “Nunca nos habíamos encontrado con este tipo de apertura y hospitalidad en el cristianismo”, les dijeron tanto los invitados como los oyentes. 

    “En este sentido, puedo ver que esta es una manera menonita de facilitar la reconciliación”, expresa Nindyo Sasongko.

    ¿Lecciones para la nueva normalidad? 

    “Cuando podamos, sentémonos y hablemos”, dice Nindyo Sasangko.  

    Pero, mientras tanto, ha visto el potencial de que incluso una experiencia a distancia, mediada por la pantalla, proporcione una conexión: el concepto de comunidad que los anabautistas creen que es imprescindible para la iglesia. 

    “La iglesia derriba barreras”, afirma Nindyo Sasongko. Los cultos virtuales lo han hecho de una nueva manera, haciendo posible que personas de todo el mundo participen juntas en la iglesia. Según Nindyo Sasongko

    , “esto quizá sea lo que dice el apóstol Pablo: en Cristo todas las barreras son derribadas, ya no hay judío ni griego”. 

    Los diálogos virtuales brindan la oportunidad a personas de diferentes tradiciones religiosas de dialogar y aprender. “En Manhattan Mennonite Fellowship, invitamos a una persona sufí a hablar con nosotros. Sus discípulos lo vieron desde Indonesia.” En otra ocasión, un rabino judío invitó a sus colegas a que lo vieran. 

    “Considero que éste podría ser el futuro de la iglesia.”  

    “Hay una apertura que no existe cuando nos reunimos en persona dentro de cuatro paredes”, expresa. 

    Reunirme en línea “representa un desafío para mi propia teología”. “Soy vulnerable; debo abrirme a la posibilidad de ser conmovido, desafiado, interrumpido, cambiado y transformado por mis encuentros con los demás. Aprendo que todavía estoy en proceso de transformarme, y este proceso a veces es doloroso.” 

    “Como todos los seres humanos estamos conectados hoy en día a través de Internet, me pregunto qué significa que seamos humanos. Se trata de que aceptemos nuestra vulnerabilidad, porque solo así aprendemos a descubrir nuevas posibilidades.”

    creation care task force nindyo sasangko—Nindyo Sasongko es un fundador de Theovlogy. Es pastor ordenado en la Conferencia Gereja Kristen Muria Indonesia (GKMI) en Indonesia, actualmente es estudiante de doctorado en teología sistemática y profesor en la Universidad de Fordham, Nueva York, EE.UU. También es teólogo residente en la Manhattan Mennonite Fellowship, Nueva York, y miembro del Grupo de Trabajo para la Creación del CMM.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2020.
  • “Todo comenzó con las pequeñas ambiciones de un corazoncito”, comenta Sibonokuhle Ncubenokuhle Ncube. Cuando era una niña de 10 años en Zimbabue, “al escuchar que mis padres nunca tenían suficiente dinero para ayudar (a mis parientes) porque todo el pueblo pasaba hambre, mis sueños se volvieron ambiciosos… Cuando crezca, seré útil.

    Tanto en las zonas rurales como urbanas de Zimbabue, la mayoría de los hogares cultivan algunos de sus alimentos. Por tal motivo, los cambios en los patrones climáticos son evidentes para todos. Las sequías solían ocurrir cada diez años, luego cada cinco. “Hoy en día, las sequías se van sucediendo a lo largo de las estaciones, de lo cual somos muy conscientes”, afirma.

    Al sumarse una pandemia mundial, la situación se vuelve aún más crítica.

    Liderazgo eclesial en la comunidad

    Al igual que con las cuestiones relacionadas al coronavirus, las razones del cambio climático no siempre se comprenden, explica Sibonokuhle Ncube, y a menudo se politizan. Las divisiones políticas se traducen en acciones que causan daño.

    La mala gestión y la politización del desarrollo también pueden afectar la manera en que la asistencia y los recursos fluyen de una región a otra. “Aparte de los problemas estructurales, [en Zimbabue] hubo disturbios civiles; violencia estructural, cultural y física, y desplazamiento”.

    Sus estudios y su vocación se han centrado en el desarrollo, la construcción de la paz y la gestión financiera climática en Zimbabue, donde ha trabajado con organismos gubernamentales, ONG nacionales e internacionales, y organizaciones religiosas.

    “Abordar la pobreza rural a través de intervenciones agrícolas fue mi primera estrategia. Trabajamos conjuntamente con las comunidades (afectadas por la falta de alimentos) para que juntos podamos crear los medios que les ayuden a obtener un aprovisionamiento adecuado. Además, abordamos las cuestiones que suelen dividir a las comunidades.”

    La iglesia necesita líderes que comprendan sus dinámicas locales y puedan compartir información transformadora desde el púlpito. “El Cuerpo de Cristo se enriquece más, no solo en términos de conocimiento espiritual, sino en un amplio intercambio de habilidades para la vida”, agrega. Por ejemplo, la iglesia podría promover la restauración ecológica de tierras comunales (el cuidado de los bosques locales, los potreros compartidos) en su comunidad.

    La esperanza surge de la acción

    Es necesaria una acción de alto nivel como respuesta climática. En toda época, hay problemáticas que “convocan a las personas de fe a llevar a la práctica acciones radicales de discipulado. En el presente, la respuesta ante la crisis climática implica algunas de dichas acciones”. Es necesaria una postura profética frente a los poderes que reproducen la marginalidad.

    “Una respuesta climática enérgica consta de múltiples niveles. En función de las políticas gubernamentales, hablemos con personas en el poder para que tomen medidas financieras a favor de la innovación, mitigación y adaptación”, propone Sibonokuhle Ncube. “Las comunidades de fe deben orar por las personas en el poder que controlan los recursos. Necesitamos orar por aquellos que no tienen un sentido de responsabilidad ecológica.”

    La gente también debería considerar la acción civil. “Los individuos y las comunidades podrían actuar en sus ámbitos respectivos, lo cual evitaría que nos invadiera la desesperación.”

    Sibonokuhle Ncube asesoró al Gobierno de Zimbabue en el período previo al acuerdo climático de París, en 2015. Algunos de los compromisos asumidos entonces por las potencias mundiales no se han cumplido. Sin embargo, “he optado por la esperanza y seguir actuando desde las bases”.

    “Al abordar la respuesta climática, nuestro enfoque debería ser tan consensuado, coordinado e intergeneracional como la atención que le dedicamos al VIH y el SIDA”, asevera.

    Una perspectiva desde un nosotros

    Para una respuesta climática profunda y significativa, “sería necesario que convergiéramos en una mesa redonda tan grande como la circunferencia de la Tierra. Esto nos afecta a todos como humanidad”, afirma Sibonokuhle Ncube.

    “Es muy valioso que no hablemos desde una perspectiva polarizada que tenga un nosotros y un ellos. También considero las cosas a nivel generacional.”

    “Me encantaría partir de una visión sistémica encarnada del mundo, en que les pediría a todos que nos consideremos beneficiarios de la era del carbono. Invito a las comunidades a pensar en lo que podríamos hacer para cambiar algunas de las maneras en que fomentamos el desarrollo y la economía. La información colectiva libera recursos y abre la participación.”

    Ejercer una mayordomía mundial

    Sibonokuhle Ncube hace un llamado a las personas de fe para que consideren la justicia y la mayordomía en su respuesta climática. “El impacto de nuestras reducciones individuales puede ser mínimo, pero debemos considerar cómo nuestra excesiva dependencia de combustibles fósiles causa malestar al otro lado del mundo.”

     “La perspectiva sistémica hace que las Escrituras cobren vida. Las comunidades desfavorecidas por el cambio climático y debido a nuestras acciones, son nuestros prójimos” (Mateo 25).

    “Es necesario que reflexionemos profundamente sobre qué implica una transición justa. En el Norte global o el Sur global, es necesario que todos hagamos algo. Es necesario que hagamos que las autoridades rindan cuentas con una fundamentación teológicamente sólida. No solo somos un pueblo que obra de manera oculta, sino que también somos capaces de denunciar la verdad ante los que están en el poder, como lo tuvieron que hacer muchos personajes de la Biblia.”

    Ante las catástrofes naturales y el impacto del clima cambiante a futuro, es necesario que las comunidades sean resilientes, trabajen con energías alternativas, sepan cómo comunicar nuestra mayordomía ecológica como parte de nuestra fe”, expresa Sibonokuhle Ncube.

    Compartir los dones

    Para el Congreso Mundial Menonita, existe una perspectiva de “compartir los dones”. “La vida que vivimos es un don de Dios. Nos brinda dones tales como el orden creado. Somos responsables de cuidar dichos dones, dejando mejores dones ecológicos como legado a las generaciones venideras, para garantizar que compartamos una mejor calidad de vida para la posteridad.”

    “Ruego que este pensamiento generacional pueda ayudarnos a reorientar nuestras mentes: pidamos al Espíritu Santo que reconfigure nuestros espíritus. Miremos al mundo de manera redentora a través de los ojos de Dios. Miremos a los hermanos y hermanas y la creación en todo el mundo a través de los ojos de Dios”.

    —Sibonokuhle Ncube, miembro de la iglesia de los Hermanos en Cristo de Zimbabue, actualmente transita su proceso de construcción de la paz a través de estudios de teología y paz en el Seminario Bíblico Menonita Asociado, Elkhart, Indiana, USA. También es miembro del Grupo de Trabajo para el Cuidado de la Creación del CMM.

     

    Para más información sobre el Grupo de Trabajo para el Cuidado de la Creación del CMM visite: 

    Grupo de Trabajo para el Cuidado de la Creación

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2020Haga clic aquí para leer otros artículos de este número.

  • Abramos nuestras mentes 
    y abracemos 
    los anchos hombros
    de una iglesia
    más grande de lo que
    podamos imaginar.
     
    ¿Cómo es que 
    el diálogo en la iglesia 
    es tan difícil 
    y aun así 
    tan pleno 
    de gozo? 
     
    Los miembros
    de la familia de Dios
    desempeñan un papel
    tan diferente
    del mío;
    ayúdanos a confiar en ti.
     
    Te rogamos 
    que nos ayudes
    a cumplir
    esta santa labor
    de ser
    la iglesia 
    unida; 
    adorando juntos,
    trabajando juntos, 
    amando juntos. 
     
     

    —Oraciones enviadas por Carol Penner, profesora adjunta de estudios teológicos, Universidad Conrad Grebel, Waterloo, Ontario, Canadá. Escribe en el blog leadinginworship.com.

     

    Este artículo apareció por primera vez en Courier/Correo/Courrier Abril 2020

  • Hemos recopilado voces de todo el mundo respecto a la iglesia durante la pandemia del COVID-19. Consulte la barra lateral para ver las biografías de los encuestados.


    ¿Cómo estamos aprendiendo nuevas maneras de ser iglesia debido a las restricciones por la pandemia?

    “Como nunca antes, tomó protagonismo la tecnología en sus diferentes formas, constituyéndose en una herramienta de gran importancia para mantenernos activos y en comunión como iglesia”, afirman Sergio y Paula Mendoza.

    Sin embargo, se destacan las disparidades existentes. “La comunidad eclesial se vio afectada por la posibilidad de que algunos fueran dejados de lado, especialmente aquellos que han tardado en adoptar la tecnología”, explica Clement Ndlovu.

    No obstante, las congregaciones han encontrado los medios para contactarse con sus miembros.

    “En algunas zonas, se alentó a las personas a que procuren buscar a Dios individualmente en las cimas de las montañas y en sus hogares. Los programas de radio y televisión han animado a la gente a que procure buscar a Dios más que antes”, señala Nkunda John Bosco.

    “Nuestras iglesias menonitas utilizan WhatsApp para comunicarse con los miembros. Una nueva manera de hacer las cosas ha sido llamar regularmente por teléfono a los cristianos para hacerles saber que los líderes piensan en ellos”, comenta Siaka Traoré.

    “A través de la tecnología en sus diferentes formas, se pudieron mantener las reuniones juveniles durante el período de cuarentena total y establecer contacto con las diferentes realidades de los jóvenes”, explican Sergio y Paula Mendoza.

    Dios está obrando, pese a las dificultades.

    “La obra de la iglesia es más eficaz fuera de las cuatro paredes, en lugar de la forma moderna de hacer todo dentro de los edificios de la iglesia”, expresa Okoth Simon Onyango.

    “En cierta forma, todos los cambios que experimentamos como iglesia durante este tiempo nos llevaron fuera de nuestra zona de confort”, afirman Alba y David Irala. “Sin embargo, la tecnología a su vez posibilitó que se crearan nuevos espacios de mayor intercambio y participación. En ello pudimos ver a Dios usando una situación de dificultad e incertidumbre para hablarnos y afirmarnos en nuestra fe, al mismo tiempo que pudimos fortalecer nuestros lazos como grupo.”

    “Estamos aprendiendo a ser verdaderamente iglesia, que no se define por un lugar sino por ser un cuerpo en distintos lugares pero persiguiendo los mismos objetivos, siguiendo al mismo Jesús”, aseguran Alba y David Irala.

    ¿Cuáles son los desafíos teológicos de depender de la tecnología?

    Aún hay algunas personas de nuestras comunidades que no tienen acceso a la tecnología moderna. En zonas rurales, la electricidad no es accesible y tampoco se pueden utilizar televisores. Por tanto, depender de la tecnología dificultó el trabajo de la iglesia en algunas zonas durante la pandemia”, comenta Okoth Simon Onyango, que tuvo que caminar muchos kilómetros para mantenerse en contacto con los miembros de la iglesia.

    La variedad de opciones también es un desafío.

    “Creo que la gran exposición a tantas enseñanzas disponibles sacudió nuestros fundamentos teológicos”, señala Clement Ndlovu.

    “Tener acceso a las reuniones mediante ‘un solo clic’ en cierta forma convierte ese espacio, destinado a la comunión entre hermanos y a vivir juntos la misma fe, en una opción más entre el variado menú de entretenimiento que nos ofrece el mundo en sus diferentes plataformas digitales”, explican Sergio y Paula Mendoza.

    Aun así, “con o sin tecnología, Jesucristo es nuestra ESPERANZA”, afirma Okoth Simon Onyango.

    “Al inicio algunos se preguntaron cómo se realizaría la “Santa Cena”; sin embargo, esto no fue un problema. Vimos que la comunión simbolizada en la Santa Cena es con Cristo; esta comunión rompe nuestras barreras, nos hace uno y encontramos paz al cumplir con este mandato a pesar de la distancia. Creo que la distancia, en cierto sentido, está fortaleciendo nuestros conceptos teológicos y bíblicos de manera positiva”, comentan Alba y David Irala.

    ¿Cómo ha crecido la iglesia en esta época?

    Clement Ndlovu lamenta la pérdida de la influencia espiritual de la iglesia en aquellos sin conexión tecnológica. Sin embargo, “el culto virtual posibilitó una apertura de la iglesia más allá de sus áreas de influencia”.

    “Es difícil medir el crecimiento, especialmente en lo que se refiere a lo espiritual. Sin embargo, el momento en el que nos encontramos ha sensibilizado a las masas sobre la importancia y el valor de la vida. Vemos que ahora las personas procuran más la intervención divina, tanto creyentes como no creyentes. En términos de comunicación, hemos ido más allá de la norma; hemos podido vincularnos con más personas numérica y mundialmente”, explica Bryn M Maphosa.

    “Para algunos cristianos, fue un período de relajación porque ya no habían actividades formales y periódicas en la iglesia: un tiempo de adormecimiento espiritual. En cambio, para muchos cristianos, esta pandemia fue un mensaje de las señales de los últimos tiempos, y por eso algunos han puesto en orden sus vidas”, expresa Siaka Traoré.

    Sin embargo, el Espíritu Santo está obrando, impulsando incluso a aquellos que no son evangelistas conocidos, a compartir acerca de Dios con sus vecinos. “Mientras recorría largas distancias a pie, tres días a la semana durante dos meses consecutivos, conocí a otras personas que también caminaban, y el tema de discusión siempre era el mismo: ‘Que Dios nos ayude y elimine este virus que ha traído este sufrimiento’”, relata Okoth Simon Onyango. “La evangelización está en su apogeo: cada uno animaba al otro a creer en un acto sobrenatural del Dios Todopoderoso.”

    “Creemos que el crecimiento, por sobre todo, ha sido en calidad. Calidad que se refleja en nuestras actitudes ante las necesidades; hermanos y hermanas han respondido a esta pandemia con servicio, y se ha creado una nueva oportunidad para servir a la comunidad”, señalan Alba y David Irala.

    ¿Qué significa ser un grupo de creyentes “centrado en la comunidad” cuando no podemos reunirnos en persona?

    “Exige que pensemos con perspectivas novedosas para promover aun más nuestra misión. El grupo de creyentes todavía necesita ser visto y escuchado de una forma u otra, ya que es el corazón de la comunidad”, afirma Bryn M Maphosa.

    “La práctica del cristianismo solo se puede hacer acercándonos a otros. Nuestra vida cristiana es verdadera cuando estamos en comunidad; sin embargo, reunirnos en persona no es la única manera. Nuestras acciones no están destinadas a ser un espectáculo público”, señala Okoth Simon Onyango.

    “‘¡Qué bueno y agradable es que los hermanos convivan en unidad!’ (Salmos 133,1) ‘No dejemos de reunirnos’. (Hebreos 10,25) Estamos acostumbrados a este tipo de cultos, pero la Biblia también nos anima a orar individualmente porque somos el templo de Dios y el Espíritu Santo habita en nosotros”, dice Francis Kamoto.

    “Los jóvenes y adultos deseamos vernos nuevamente muy pronto. A pesar de ello, sabemos que es necesario respetar las normas, y hemos encontrado que la comunidad es estar verdaderamente unidos”, afirman Alba y David Irala.

    “Podemos estar en un mismo lugar, pero no necesariamente tener un mismo sentir. Sin embargo, ahora estamos lejos, pero atentos a las necesidades de hermanos/as, en contacto constante a través de llamadas y reuniones virtuales”, explican Alba y David Irala.

    La distancia forzada por el aislamiento o el confinamiento ha reforzado lo que significa ser iglesia: “Animarnos y exhortarnos los unos a los otros, ser conscientes de las situaciones a las que se enfrentan nuestros propios hermanos en la fe, como también las personas que integran nuestro entorno y ver sus necesidades para suplirlas según nuestras posibilidades. Con todas estas acciones, reflejamos el amor de Cristo y al mismo tiempo demostramos ser creyentes comprometidos con nuestra comunidad”, expresan Sergio y Paula Mendoza.

    En cuanto a estos cambios: ¿Cuáles esperamos que sean temporales? ¿Cuáles esperamos que permanezcan después de que la vida “vuelva a la normalidad”?

    “Sin lugar a dudas, la recomendación de evitar el contacto físico es uno de los detalles que esperamos con ansias que quede sin efecto. Con ello, volverían los abrazos y demostraciones de cariño que nos caracterizan en nuestro compartir como hermanos; y, más aún, el levantamiento de la restricción que limita el número de asistentes a los templos, para volver a compartir juntos como cuerpo de Cristo”, dicen Sergio y Paula Mendoza.

    Pero quisiéramos que permanezcan los hábitos de higiene.

     “Los hábitos de limpieza deberían estar siempre presentes, nos ayudan a cuidarnos, pero por sobre todo, a cuidar a otros”, concuerdan Alba y David Irala.

    “Los hábitos de higiene nos protegen de una gran cantidad de gérmenes que nos transmitimos unos a otros. Si seguimos usando tapabocas, nos protegerán del polvo y humo de la contaminación”, explica Siaka Traoré.

    Sin embargo, le preocupa el impacto del distanciamiento social en “los valores socioculturales africanos. La sociedad africana se expresa a través de relaciones, de lo concreto y no lo virtual. En la iglesia, el calor fraternal se expresa mediante el contacto físico”.

    “Esta etapa nos enseña varias lecciones. La iglesia tiene que aprender que debe abocarse conscientemente a sus actividades en comunidad. Las enseñanzas de la iglesia deben preparar a los miembros a que sean luz y sal en tiempos difíciles. Aprendamos el arte de estar bien dispuestos a la comunión física y virtual”, expresa Clement Ndlovu.

    “Definitivamente, esta pandemia tiene sus aspectos positivos. Nos ha desafiado en cuanto a nuestra definición de lo que es ser iglesia. Muchos han relacionado a la iglesia con un espacio o lugar. Sin embargo, la situación actual nos ha llevado a profundizar nuestra definición de iglesia, y entender que, si estamos unidos y velando por las necesidades de otros, en oración y en comunicación constante, podemos estar verdaderamente unidos y actuando realmente como iglesia”, afirman Alba y David Irala.

    “Espero que sea algo permanente la exigencia de ser flexibles cuando surja la necesidad. El uso de plataformas multimedia es una gran herramienta que debe perfeccionarse para extender la difusión mundial del evangelio”, señala Bryn M Maphosa.

    “Ha sido un desafío pensar más en la belleza de la humanidad, en esta idea de cohesión comunitaria. Estemos atentos a los que tienen pocos recursos. Procuremos ayudarlos”, insta Sibonokuhle Ncube.

    “La iglesia continúa a pesar de la situación, creemos que seguimos practicando el “ser iglesia” y ahora con mucha más fuerza que antes, ya que estamos aprendiendo que no nos define un lugar”, afirman Alba y David Irala.

    ¿Cómo nos ha desafiado este tiempo a repensar el modo en que solíamos vivir? ¿Qué lecciones nos depara este período?

    “Creo que me ha ayudado a ser flexible cuando hago cosas. A veces damos por sentado que las cosas se tienen que hacer de cierta manera. Podemos adorar a Dios en cualquier lugar y en cualquier momento”, expresa Francis Kamoto.

    “La iglesia no debe perder su relevancia y estima en un momento como éste. Es necesario que la iglesia se adhiera a las leyes terrenales. La iglesia necesita tener muchos recursos para intervenir en la vida de sus miembros y la comunidad, habiendo identificado sus necesidades. La innovación y la gestión del cambio son elementos estratégicos críticos para incorporar a nuestra administración de los asuntos de Dios”, señala Clement Ndlovu.

    “Este período nos mostró la fragilidad de nuestros sistemas médicos, económicos e incluso administrativos. La pandemia confirmó la idea de que el mundo es una familia mundial dado que una enfermedad que comenzó en un punto de la Tierra, se extendió por todo el planeta”, señala Siaka Traoré.

    Sin embargo, ha demostrado nuestra capacidad de solidaridad en medio de la fragilidad. “Todos los sectores sociales han hecho contribuciones, ya sea en especie o financieras, para combatir la pandemia del coronavirus. Hemos descubierto un potencial interno de recursos locales que posibilita acciones conjuntas”, comenta Siaka Traoré.

    “La pandemia planteó algo positivo: ‘sé consciente de ti mismo y de los que te rodean y mantente seguro para ellos’”, dice Sibonokuhle Ncube. La distancia física es un recordatorio para que “también mantengamos la distancia de las cosas que no son saludables en las relaciones interpersonales”.

    “Nos vemos obligados a comprometernos a cumplir con las medidas que sean impuestas para el bienestar común y de esa manera, a través de una conducta ejemplar ante la sociedad, reflejar las enseñanzas de Cristo en el entorno en el que estemos. Como iglesia, pudimos ver la mano de Dios guiándonos a través de las dificultades. Debemos volver a tener una completa dependencia del Señor, que al fin y al cabo es nuestra mayor riqueza y esperanza en este mundo”, expresan Sergio y Paula Mendoza.

    “Creemos que esta situación nos está ayudando a pensar mejor sobre el manejo de la vida entera, las relaciones, el servicio, la economía y la salud. Esta pandemia nos ha enseñado que no podremos volver a la normalidad, sino más bien, a una nueva normalidad, en la que tengamos una perspectiva de la vida más cauta, más sabia e inteligente, donde podamos comprender la importancia de ser iglesia, una comunidad que no se define por espacios, sino por un cuerpo que vive con sabiduría y en verdadera unidad”, concluyen Alba y David Irala.


    Encuestados

    bryn Maphosa Bryn M Maphosa, supervisor nacional, Iglesia de los Hermanos en Cristo, Sudáfrica
    clement ndlovu Clement Ndlovu, Iglesia de los Hermanos en Cristo, sede en Krugersdorp, Sudáfrica
    david y alba irala Alba and David Irala, pastores de jóvenes, Iglesia Cristiana de la Paz, Hermanos Menonitas, Asunción, Paraguay
    Francis Kamoto Francis Kamoto, obispo, Iglesia de los Hermanos en Cristo, Zimbabue
    Siaka Traore

    Siaka Traoré Traoré, Iglesia Evangélica Menonita de Burkina Faso

    sergio y paula mendoza Sergio and Paula Mendoza, pastores de jóvenes, Iglesia Sinaí de los Hermanos Menonitas, San Lorenzo, Paraguay
    nkunda john bosco

    Nkunda John Bosco, pastor, Iglesia Menonita de Uganda

    bishop simon onyango

    Okoth Simon Onyango, obispo, Iglesia Menonita de Uganda

    sibonokuhle ncube Sibonokuhle Ncube, estudiante de teología, Iglesia de los Hermanos en Cristo de Zimbabue

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2020.

  • Tiempos de incertidumbre. En tales momentos, las personas procuran orientarse; como en una tormenta, necesitan un faro que les ayude a navegar a través de aguas peligrosas. La pandemia del Covid-19 ha sido un período de enorme incertidumbre, ahora agravado por una crisis financiera, desafíos ambientales y en muchos países, inestabilidad política.

    Incluso antes de la pandemia, muchos amigos de todo el mundo manifestaban una creciente tendencia a consultar las redes sociales en busca de consejos sobre salud, alimentación e incluso ética. Las personas deciden cómo responder a la pandemia según la opinión de los llamados “influentes” (influencers) tan populares, más que en lo que dicen los expertos cuyas fuentes son confiables. Al escribir este artículo, hablé con dos amigos de Colombia que consultan las redes sociales sobre política y teología.

    Internet se parece a los relámpagos en una tormenta. Sus centellos y destellos son impresionantes, pero contemplarlos no sirve de mucha ayuda para ver lo que realmente está delante de uno. Peor aún, esta “luz” no es espontánea sino controlada; ilumina en diferentes direcciones con el objetivo de manipular o incluso engañar. Es increíble ver cuántas mentiras he recibido de miembros de nuestras iglesias, enviadas en formato de video e incluyen vocabulario cristiano para respaldarlas bíblicamente. Cuando respondo para desenmascarar las falsedades del video, descubro también que han sido reenviadas a mis amigos por otros cristianos. Esto refuerza falsamente la supuesta veracidad del video.

    Debemos recordar que los algoritmos que administran lo que aparece en las redes sociales se basan en la popularidad, los ingresos publicitarios y nuestras búsquedas anteriores. En lugar de apoyar el discernimiento comunitario, este tipo de comunicación termina reafirmando las suposiciones que la gente ya tiene.

    “Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.” (Mateo 5,14–16)

    En muchos países, las redes sociales están definiendo la política. Yo diría que también están definiendo las eclesiologías y la fe cristiana. Pero dicha influencia fluye en la dirección equivocada. Es nuestra fe la que debe definir nuestra política, y es nuestra fe la que debe guiar lo que apoyamos y compartimos en nuestras redes sociales.

    Jesús nos llama a ser luz para el mundo. Es la iglesia la que debe dar el ejemplo al mundo respecto al liderazgo, ética, política, justicia y finanzas, entra otras cuestiones.

    En este número de Correo, destacamos lo que nuestra iglesia mundial ha estado haciendo en respuesta al Covid-19. Compartimos algunos de nuestros desafíos y preguntas al respecto. Hablamos de lo que estamos aprendiendo y lo que necesitamos reafirmar como iglesia mundial. Nuestras sociedades deben ser definidas por lo que hacemos en respuesta a la pandemia -no al revés-, lo cual es, por supuesto, un desafío. En muchos sentidos, no hemos cumplido con nuestro llamado a ser luz.  Espero que este número de Correo les anime a orar por nuestra iglesia mundial y a procurar maneras activas de participación, en función de nuestro propósito mundial de permitir que Dios brille a través de nosotros y en nosotros durante estos tiempos de aguas peligrosas.

    —César García, secretario general del CMM, oriundo de Colombia, reside en Kitchener, Ontario, Canadá.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2020.
     

     

  • Perspectivas

    Indonesia 2022 Noticias

    Perfil de país

    • Nepal

    Recursos

  • Agradecemos a las iglesias miembros nacionales, congregaciones locales e individuos, que al contribuir al ministerio del CMM influyen positivamente en nuestra comunidad anabautista mundial.

    Los fondos designados se utilizan para llevar a cabo ministerios específicos. Este año se agregó un nuevo fondo para apoyar iniciativas que respondan a necesidades derivadas de la pandemia mundial del COVID-19. Además, estamos recaudando fondos para la Asamblea en Indonesia.

    El siguiente/anterior gráfico muestra cómo se están utilizando las donaciones que recibimos en 2019 y 2020.

    Estamos agradecidos por todas las contribuciones en apoyo al Congreso Mundial Menonita. Las contribuciones de fin de año siempre nos ayudan a cumplir con nuestros compromisos financieros. ¡Su donación repercute en la vida de muchas personas!

    Véase: mwc-cmm.org/donar

    —Len Rempel, Director de Operaciones

  • Volverse vulnerable ante los demas

    Hay un momento en que todo cambia para los estudiantes que cursan la materia de Misión y Ecumenismo en la Universidad Vrije de Ámsterdam, Países Bajos. Este curso de carácter obligatorio está compuesto por una gran diversidad de estudiantes. La mayoría representa matices de la tradición reformada: algunos estudiantes (principalmente hombres jóvenes) se consideran “conservadores” o biblistas; otros estudiantes (principalmente mujeres) son  “progresistas”. Hay bautistas (“evangélicos”), menonitas (considerados los más progresistas), pentecostales y estudiantes sin una clara afiliación religiosa.

    La mayoría de los estudiantes son bastante escépticos sobre el ecumenismo. Algunos no creen que haya necesidad de reflexionar sobre su relación con otros cristianos. Otros estudiantes creen que las relaciones entre cristianos son irrelevantes en el contexto de los encuentros multirreligiosos y del secularismo extremo.

    Sentar las bases

    Durante las primeras sesiones del curso, Heleen Zorgdrager -mi colega de la tradición reformada- y yo guiamos a los estudiantes en el estudio de textos bíblicos sobre la unidad de la iglesia, tales como Juan 17 o Efesios 4.

    Al reflexionar sobre la eclesiología (la naturaleza de la iglesia), descubrimos que “ser uno” es una característica esencial de la iglesia en todas las tradiciones.

    Ser receptivo al otro es muy distinto a que trate de convencer a los demás de que mi camino no solo es legítimo sino superior.

    También aprendemos sobre la historia del movimiento ecuménico.

    Hasta entonces la mayoría de los estudiantes prefieren permanecer en terreno conocido. Han aprendido a “tolerar” a los demás, pero puedo percibir que tienen estereotipos unos de otros (y de su profesor menonita).

    Ninguno realmente cuestiona lo que ha creído hasta ahora. Les animo a expresar su propia identidad, y a valorar lo que han aprendido de sus sistemas de creencias y de sus experiencias personales con la iglesia.

    Volverse receptivos

    Entonces llega un momento en el que todo cambia.

    Esto ocurre generalmente cuando introduzco el concepto de “ecumenismo receptivo”. En lugar de preguntar, ¿qué necesitan aprender otras tradiciones de la mía?, la pregunta principal sería, ¿cuáles son las debilidades que percibo en mi propia comunidad? Y, ¿hay “dones” en otras tradiciones que podrían ayudarme a superar estas debilidades? Paul Murray, quien ha desarrollado este enfoque en el Centro de Estudios Católicos de Durham, sostiene la siguiente premisa: “Si todos formuláramos esta pregunta seriamente y actuáramos en consecuencia, entonces todos nos movilizaríamos a fin de profundizar nuestras auténticas identidades, lo cual nos llevaría a establecer vínculos más estrechos”.

    Por supuesto que al principio hay cierta reticencia. Los estudiantes se dividen en grupos de tres o cuatro, conformados por personas de diferentes trasfondos. Esto brinda un espacio seguro para compartir los problemas, dificultades, desafíos e incluso el dolor que atraviesan en su propia comunidad.

    Compartir la vulnerabilidad

    Cuando regresan al grupo más amplio, todo se siente diferente. Los estudiantes ahora expresan, a veces con lágrimas en los ojos, las experiencias que nunca pensaron que fueran a  compartir con nadie, y mucho menos con alguien que no perteneciera a sus propios círculos.

    Los otros estudiantes escuchan con empatía. Toda la arrogancia y la ignorancia de las sesiones anteriores ya no están.

    Ahora se relacionan entre sí, construyendo confianza gradualmente. Ya no se trata de tolerancia en el sentido de indiferencia, sino que implica un interés real en el otro y una búsqueda común y honesta de sabiduría bíblica y reflexión teológica que responda a los desafíos expresados.

    Los estudiantes comienzan a preguntarse unos a otros: ¿Cómo se hace eso en tu comunidad? ¿Por qué motivos? ¿Por qué no puedo hacer/creer lo mismo en mi propia iglesia? ¿O, sí puedo?

    Entonces, el aula se convierte en un verdadero espacio ecuménico, una imagen de la “única casa de Dios” en toda su diversidad. Nos hemos convertido en creyentes que procuran fortalecerse mutuamente en la fe al compartir las dudas en presencia del otro. ¿Podemos recibir juntos aquello que es de Dios?

    Recibir los dones

    Para mí, siempre es un milagro cómo cambia el espíritu, cuán amablemente se comportan los estudiantes entre sí, cuán cautelosos son al señalar las fortalezas de la tradición del otro.

    Después de haber participado en instituciones y diálogos ecuménicos oficiales durante décadas, me doy cuenta de que ser receptivo al otro es muy distinto a que trate de convencer a los demás de que mi camino no solo es legítimo sino superior. A menos que me haga vulnerable frente al otro ‚Äíconfiando en que no destruirá mi fe, sino que se convertirá en un compañero para hacerla crecer‚Äí, no podré recibir los dones de una iglesia mundial que celebra su diversidad reconciliada como una bendición de Dios.

    Además, ¿no es este enfoque exactamente la sabiduría de la iglesia de paz, que enseña la no violencia como otra característica esencial de la iglesia de Cristo? Ser no violento con otra opinión, cultura, mentalidad o tradición, hace que mi propia fe sea vulnerable. Como sabemos por nuestra propia historia, esto requiere mucho valor y una profunda confianza en la guía del Espíritu de Dios.

    ¡Me siento orgulloso de la confianza de mis estudiantes! Aprendo mucho de ellos.

    Fernando Enns, miembro y vicepresidente de Arbeitsgemeinschaft Mennonitischer Gemeinden (Alemania), es docente de la Vrije Universiteit de los Países Bajos y la Universidad de Hamburgo (Alemania). Ha participado en los diálogos trilaterales del CMM con la Federación Luterana Mundial y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana. Además, es miembro del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2020. 
    Haga clic aquí para leer otros artículos de este número
  • Salmos 19

     

    “El cielo proclama la gloria de Dios; de su creación nos habla la bóveda celeste. Los días se lo cuentan entre sí; las noches hacen correr la voz. Aunque no se escuchan palabras ni se oye voz alguna, su mensaje llega a toda la tierra…”

     

    God, when we look around us, we seek to find you.

    The heavens declare your glory, the psalmist proclaims.

    Yet in our changing world, it can be hard to see the stars through polluted skies, or glory in parched air and rainfall that never comes.

    Give us eyes to glimpse heaven’s glory all around us in a fractured world.

    May we remember:

    That the same spirals of the Milky Way are part of our DNA

    That the constellations of our communities that come together in love and care for all your creation is a way of displaying our knowledge of you. 

    That our patterns of coming and going, tending and nurturing, proclaim the work of your hands.

    Give us your wisdom as we seek to honour and reflect your glory, in ourselves, in our communities, and in our world.

    Amen

     

    —Anna Vogt, Directora de MCC Ottawa, anteriormente de CCM SEMILLA y Justapaz en Colombia.

    Las personas cristianas de todo el mundo están caminando en espíritu hacia el cuidado de la creación. Esta celebración de la #SeasonofCreation se llevará a cabo del 1 de Septiembre al 4 de Octubre del 2020.

     

    #SeasonofCreation
    #TiempodelaCreación
    #TempsdelaCréation
    #TempodaCriação

  • Una oración por una vida moderada

    Santo,
    Nuestro mundo está dominado por nuestra codicia por más bienes de los que necesitamos.
    Confesamos nuestro consumo rapaz, obsesión por ganar
    y, nuestra retracción y aislamiento de las personas más vulnerables a nuestro alrededor.

    Espíritu Renovador,
    ayuda a tu iglesia a tener apertura, en fidelidad al evangelio de Jesús,
    a todas las posibilidades en la venida del nuevo parentesco – el parentesco de Dios – en la tierra.
    Ayúdanos a alinear nuestras formas de compartir, cohesión social,
    y convivencia simbiótica entre la humanidad y el resto de la creación;
    ver la creación como una red cósmica de seres vivos,
    en el cual todas las criaturas viven en mutua interdependencia.
    Ayuda a tu iglesia a permanecer en un vínculo armonioso entre la Fuente del ser y todas las cosas.

    Dios Amoroso,
    ayúdanos a verte como el Dios-en-relación.
    Abre nuestros ojos al ministerio de Jesús, un ministerio de cuidado y compasión:
    Para llorar con la pobre tierra que nuestra codicia ha devorado,
    estar en quietud, no tener la distracción de mil cosas inútiles,
    ver que la tierra, el mar, el cielo y todas las criaturas que hay en ella tienen la capacidad espiritual de traernos de regreso a ti y a la armonía de la danza cósmica.

    Dios Viviente,
    ayúdanos a vivir en un devenir dinámico,
    abriéndonos a esta red de relaciones y al futuro.
    Ayúdanos a ver que no podemos vivir sin recibir los dones de las demás personas,
    y también a compartir nuestros dones con ellas.
    Como enseñó el activista budista tailandés Sulak Sivaraksa:
    “Yo soy, luego tú eres; tú eres, luego yo soy: las personas inter-somos”.
    Ayúdanos a decir “Sí” a tu invitación,
    aceptar nuestra «pertenencia» con la exuberancia sin coacción, de una amistad desbordante:contigo, con nuestro propio espíritu, con las personas próximas y con el resto de la creación.

    Que así sea.

    —Nindyo Sasongko es un fundador de Theovlogy. Es pastor ordenado en la Conferencia Gereja Kristen Muria Indonesia (GKMI) en Indonesia, actualmente es estudiante de doctorado en teología sistemática y profesor en la Universidad de Fordham, Nueva York, EE.UU. También es teólogo residente en la Manhattan Mennonite Fellowship, Nueva York, y miembro del Grupo de Trabajo para la Creación del CMM.

    Las personas cristianas de todo el mundo están caminando en espíritu hacia el cuidado de la creación. Esta celebración de la #SeasonofCreation se llevará a cabo del 1 de Septiembre al 4 de Octubre del 2020.

     

    #SeasonofCreation
    #TiempodelaCreación
    #TempsdelaCréation
    #TempodaCriação


    Oraciones: Tiempo de la Creación prayers

     

    Encuesta del Grupo de Trabajo para el Cuidado de la Creación

    ¡Necesitamos su opinión!

    El Grupo de Trabajo para el Cuidado de la Creación le solicita que responda  la encuesta sobre el cuidado de la creación, ¡necesitamos su opinión! A medida que comenzamos nuestra labor, como grupo de trabajo, consideramos importante escuchar de ustedes como congregación perteneciente al Congreso Mundial Menonita, sobre temas relacionados con el cuidado de la creación como el cambio climático, por ejemplo.

    Sus observaciones son fundamentales para la creación de un plan de trabajo que contenga los aspectos del cuidado de la creación que las iglesias consideren más importantes y a medida que vamos proporcionando recursos para las iglesias que desean abordar temas como el cambio climático y otras formas de degradación ambiental que impactan a nuestras congregaciones.

    Por favor, tómese, ya sea en forma individual o junto con otros miembros de su congregación, alrededor de 15 minutos para completar esta encuesta.

    Apreciamos mucho sus aportes ¡Gracias por participar!