Todos somos llamados

“Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”

En Renovación 2027, Transformados por la Palabra: la lectura de las Escrituras desde una perspectiva anabautista, en Augsburgo, Alemania, el 12 de febrero de 2017, el Comité de YABs Jóvenes Anabautistas) reflexionó sobre Mateo 28,19–20 según las perspectivas locales. Las columnas de esta sección se adaptaron de acuerdo a sus presentaciones. 


Me crié en Zimbabwe, en el sur de África, donde el cristianismo se introdujo a mis antepasados junto con la civilización y el comercio. En este contexto, nunca sentí la obligación de transmitir el mensaje de Cristo a persona alguna.

El Gran Mandato era para la élite, aquellos que habían sido “llamados” para ello. Como miembro del cuerpo de Cristo, sencillamente tenía que acabar con el pecado, leer la Biblia, orar y esperar para entrar al cielo. Difundir el mensaje era la obligación de quienes habían llevado el cristianismo a nuestras iglesias en Zimbabwe. El misionero era una persona cuya piel era más clara que la mía; que hablaba un idioma que se consideraba superior al mío porque no tenía chasquidos; y que había llegado desde muy lejos. Nunca se me ocurrió que fuera necesario que un hombre negro o una mujer negra tuvieran siquiera que pensar en ser misioneros.

Un mandato a seguir

Hoy día, me doy cuenta de que una vez que te arrepientes, tienes que cumplir una obligación y adherirte a un mandato, es decir, hablar a los demás de Jesús.

Como cristianos, una vez que empezamos a seguir los pasos de Jesucristo, deseamos también amar como él, vivir como él, y sobre todo, compartir acerca del reino de Dios precisamente como lo hacía él cuando anduvo en esta tierra. Nuestro deber es ayudar a los que están perdidos, presentándoles a Jesús para que él los pueda salvar.  

A mi entender, Mateo 28:19 se centra en el hecho de que el Gran Mandato es para todos los que siguen a Jesucristo. Y este mandato es decisivo para la extensión del reino de Dios.

Formar discípulos

Formar discípulos tiene que ver con una serie de acciones que nos convoca a salir de nuestra rutina. Implica ir más allá de lo que estamos acostumbrados. A veces tendremos que acercarnos a extraños y contarles de Jesucristo. En mi país, la recepción varía. Si intentas compartir individualmente el mensaje de Cristo, te podrían confundir con un ladrón o alguien que no tiene nada importante que hacer. En mi contexto, podrías compartir el mensaje de Cristo en campañas de evangelización o programas de divulgación en las que la respuesta es generalmente positiva.

Formar discípulos significa también que los seguidores de Cristo no sean selectivos respecto a aquellos con quienes comparten. El evangelio es para todos. No existe la segregación cuando se trata del mensaje de Cristo, ni para quienes lo compartan ni para quienes lo reciban: Jesucristo nos instruyó que fuéramos y formáramos discípulos de todas las naciones. Independientemente de su raza, tribu, idioma, género o edad, nunca se es demasiado joven ni demasiado anciano para hablarle a alguien de Cristo.

Nuestra percepción de los demás y nuestra visión de su mundo jamás debería afectar nuestra decisión en cuanto a si merecen recibir el mensaje de Cristo. No puedes ser nunca suficientemente bueno ni demasiado malo para recibir la gracia de Dios: es un don. El Espíritu Santo transformará a cada persona en tanto transite el camino personal de la fe.

En tanto andas por la faz de la Tierra, ¿adhieres al mandato de Cristo? Una vez que todos reconozcamos que se trata de una cuestión de vida eterna y castigo eterno, seremos firmes en nuestro empeño por formar discípulos, a fin de contarles de Jesucristo a tantas personas como podamos. Si estás siendo selectivo respecto a quién o dónde predicarás el mensaje de Cristo, piensa detenidamente y ora, dado que el reino de Dios está abierto a todos.

—Makadunyiswe Ngulube, miembro del Comité de YABs (Jóvenes Anabautistas), pertenece a la Iglesia de los Hermanos en Cristo Mount Pleasant, una congregación de Ibandla Labazalwane kuKristu eZimbabwe en Harare, Zimbabwe.

Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2017.

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