Evangelizar con el cuidado de la creación en el corazón

Este artículo surgió de una conversación dentro del Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación del CMM con respecto a si una guía práctica de energía solar para iglesias, que La Red Menonita Para el Cuidado de la Creación había producido para un contexto de EE. UU., sería apropiada para una audiencia global. 

Cómo la energía solar en el Sur Global  mejora vidas  

La ansiedad climática puede ser un término nuevo acuñado en el Norte Global, pero no es una experiencia nueva para las comunidades que dependen de la agricultura de subsistencia alimentada con precipitaciones de lluvia. Me uní a los adultos de mi familia por primera vez en la preocupación por el clima cuando tenía 8 años.

En las comunidades agrícolas, hablar del clima no es algo trivial, lo es todo. El clima es un determinante importante para la calidad de vida: afecta la seguridad del agua, los alimentos y la energía. Cuando la temporada de siembra llega tarde, hay ansiedad. En mi niñez, cada día después del 25 de noviembre era presagio de fatalidad: la cosecha potencial de maíz se reduce significativamente cada día. 

En mis primeros años, me sentí interesada por las complejidades de la sequía y las implicaciones para el bienestar y la supervivencia de mis familiares y sus comunidades en la zona rural de Matabeleland. Otros miedos también acecharon mi infancia. Temía la propagación de los asesinatos genocidas y el discurso traumático de las comunidades urbanas hacia los migrantes climáticos. Oleadas de mis parientes fueron desplazados tanto por la sequía como por la muerte. 

Todas estas cosas estaban inextricablemente entrelazadas. 

Cuando era niña, quería ser lo suficientemente poderosa para ser parte de la solución a los problemas complejos que veía. Por lo tanto, estudié planificación rural y urbana y he trabajado e investigado en el área de desarrollo rural y urbano desde 1996. He pensado mucho sobre que significaría una sostenibilidad y resiliencia auténticas en mi contexto. Creo que estos principios también se pueden adaptar a otras regiones.

Mi visión para el sur de África tiene tres elementos interrelacionados: acceso general a soluciones alternativas, como la energía solar; empoderamiento de mujeres y niñas como agentes dignos en espacios locales de paz y desarrollo; reequipamiento y re-agrarización para mitigar los impactos negativos de la emigración de las comunidades rurales. 

En este artículo, me gustaría mostrar cómo estos tres temas están interrelacionados y lo que significaría para las comunidades rurales de Zimbabue si pudieran acceder a los paneles solares y las habilidades para mantener estos sistemas. 

En los Estados Unidos, una iglesia de clase media que empieza a usar energía solar tiene la satisfacción de saber que están manteniendo el carbono fuera de la atmósfera. Una vez que los paneles hayan sido pagados, es posible que tengan más dinero para sus ministerios; pero no es probable que el uso de energía renovable cambie el nivel de vida de los miembros o afecte sus oportunidades de empleo y educación. 

En Zimbabue, casi la mitad de la población no tiene acceso a la electricidad.1 Sin embargo, con más de 320 días de sol al año, es una solución alternativa obvia. El acceso a la energía renovable puede empoderar a las mujeres, transformar la vida de las personas, posibilitar la educación, impulsar el desarrollo y sanar la tierra. 

La energía solar puede ayudar a las comunidades rurales a proteger sus ecosistemas y cuencas hidrográficas locales. Los paneles solares no son perfectos, pero en este punto, son la forma de energía más limpia y menos destructiva que conocemos. Una iglesia alimentada por energía solar es un testimonio del deseo de Dios de shalom para todas las personas. Las vidas se enriquecen con energía, producida a un menor costo ambiental, en una escala que invita a vivir dentro de los límites de los dones gratuitos de Dios.    

La energía solar es un asunto  de mujeres 

En el sur de África durante el período colonial, los trabajadores, en su mayoría hombres, eran contratados como mano de obra para la minería y el trabajo urbano remunerado. La guerra de los matorrales y, más tarde, una limpieza tribal que afectó a las tierras medias y la región occidental del país obligaron a más hombres a huir en busca de refugio en los países vecinos. Según las normas culturales patriarcales, las mujeres se quedaban en casa para ocupar ese espacio y atender sus demandas.    

En Zimbabue, casi el 70% de la población es rural y la mayor parte de esa población está compuesta por mujeres y niñas. Por ende, les corresponde a ellas hacer la mayor parte del trabajo de producción de alimentos, encontrar leña, transportar agua y buscar comida. Todas estas tareas pueden llevar horas y requieren recorrer grandes distancias. 

Esto hace que la transformación energética sea un asunto de mujeres que requiere su participación. 

La energía solar abre caminos para la educación y el desarrollo 

Cuando las mujeres y las niñas de las comunidades rurales pueden acceder a la energía, se libera tiempo para otras tareas. Con una bomba y un pozo para agua potable limpia, otros tipos de desarrollo de infraestructura como el riego también se vuelven más fáciles.

¿Qué podrían hacer las mujeres y las niñas con el tiempo adicional? Puede ser reapropiado. La iluminación eléctrica puede significar más tiempo para estudiar después de terminar las tareas. Las mujeres y las niñas también experimentarán mejores resultados de salud cuando las fogatas humeantes se reemplacen con energía limpia. El acceso a la energía también puede atraer a los maestros a las escuelas rurales que carecen de energía y agua. El acceso a la energía supone también una mejora de la funcionalidad de los centros de salud.   

La energía solar reduce la deforestación y las emisiones de carbono 

Las mujeres son parte de la deforestación por falta de leña para cocinar. Necesitan ayuda para desconectarse de fuentes de combustible no sostenibles. 

La electrificación rural ha sido un programa estratégico continuo del Gobierno de Zimbabue desde el 2002; sin embargo, no ha ido tan rápido como estaba previsto. La deforestación rampante se cierne sobre las zonas rurales y urbanas. Las soluciones alternativas, como los proyectos de energía solar, son una opción más rápida para cerrar la brecha energética que continúa debido a la dependencia excesiva de la leña para uso doméstico

La energía solar puede sanar la relación entre la tierra y su gente 

Creo que debemos acompañar a las comunidades rurales a medida que estas nutren sus espacios, sanan su suelo, sanan las relaciones interpersonales e intergrupales y ayudan a las personas a abrazarse entre sí y con la tierra. Me encantaría que nuestras comunidades siguieran pensando más en lo que podemos hacer con los recursos disponibles a nivel local. La hierba no es necesariamente más verde en otros lugares; el cambio climático está golpeando al mundo entero. Las soluciones alternativas pueden reorientar la producción y ofrecer un camino para innovar con lo que tenemos.  

Caminos hacia el acceso a la energía solar 

Las mujeres deben ser parte de  la solución  

Las iglesias están en deuda en cuanto a la participación de las mujeres. Las estructuras gubernamentales en su mayoría tienen hombres al frente y parecen marginar a las mujeres. Sin embargo, los programas de base dependen en gran medida de la participación de las mujeres como parte mayoritaria de la población residente. 

Brindar a las mujeres acceso al aprovechamiento de la energía solar es una forma muy directa de re-humanizar y re-dignificar a las mujeres y las niñas como parte honrada e igualitaria en el desarrollo. Un - poder con - que proporcione acceso responsable a los medios de producción tiene el potencial de contribuir en gran medida a conectar a las mujeres con la economía local y su monetización. 

Este - poder con - podría recibir un impulso a través de un liderazgo que cruce barreras que apoye los roles, la participación y las visiones de las mujeres y las niñas. Las niñas en la escuela y fuera de ella necesitan escuchar que necesitamos que sean poderosas y reciban apoyo mientras toman su lugar como productoras, cuidadoras y consumidoras en las comunidades locales y más allá. 

El poder productivo auténtico debe estar disponible para las mujeres y las niñas como productoras de bienes y servicios dignos del mercado. Me encantaría ver a mujeres y niñas convertirse en ingenieras solares, creando herramientas, implementos y soluciones alternativas. Quiero que tengan los medios para mantener una represa y obras hidráulicas; o para mantener el equipo de riego en funcionamiento. Necesitan ser partes iguales en la contribución a los medios de subsistencia de los hogares.   

Las iglesias y las escuelas son parte de la solución  

Las iglesias han tenido un largo poder de permanencia a nivel de las bases. Si la solarización de las iglesias puede comenzar, esto fortalecería el trabajo de los clubes de mujeres, los grupos de ahorro y préstamo y otros importantes esfuerzos comunales que se reúnen en los espacios seguros de las estructuras de las iglesias.  

Otras estructuras comunitarias también serían buenos socios. Las escuelas locales, incluidas las escuelas bíblicas y los seminarios, pueden funcionar de manera más sostenible al producir sus propios alimentos. Esto diversificaría las fuentes de ingresos, reduciría los costos de matrícula y aumentaría la retención del personal a largo plazo. La solarización puede funcionar simultáneamente con una intensa reforestación y otras intervenciones de curación de cuencas hidrográficas.  

Redes de apoyo  

Las redes vibrantes que comparten información, comparten historias de sus contextos y establecen coparticipaciones que pueden ayudar a las comunidades a acceder a recursos para aprovechar la energía solar son un punto esencial de la organización para la sostenibilidad. A través de representantes regionales y conexiones globales, el CMM ofrece esos puentes y conductos de apoyo.  

Estoy interesada en dar a luz una colaboración de este tipo entre las organizaciones anabautistas como parte de los medios estratégicos para sostener el cuidado holístico de la creación en todo el continente africano. Las iglesias anabautistas, escuelas, organizaciones y sus comunidades adyacentes pueden ponerse en contacto conmigo en okuhlen@ icloud.com para la construcción de un movimiento hacia una mejor manera de compartir el evangelio con el cuidado de la creación en el corazón.  

— Sibonokuhle Ncube, de Bulawayo, Zimbabue, es miembro del Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación del Congreso Mundial Menonita y directora co-regional de la Red Menonita de Misión en África y Europa.   

1 Cifras de 2019, www.macrotrends.net/countries/ ZWE/zimbabwe/electricity-access-statistics 


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