• Timo Doetsch, pastor de jóvenes de Evangelisch Mennonitsche Freikirche, Dresden, Alemania, y miembro del Concilio General por Arbeitsgemeinschaft Mennonitischer Brudergemeinden in Deutschland (AMBD), entrevistó a Henk Stenvers, exsecretario de la Comisión de Diáconos y nuevo presidente del CMM.

    ¿Cómo fue su experiencia al dirigir la Comisión de Diáconos?

    He sido secretario de la Comisión de Diáconos durante diez años. Fue inspirador y siempre disfruté el trabajo. Aunque a veces era mucho, es maravilloso poder visitar tantas iglesias, a veces muy pequeñas, a veces en zonas bastante rurales.

    No solo se lleva a cabo la labor de la Comisión de Diáconos, no solo se transmiten saludos, digamos del Congreso Mundial Menonita, también se procura transmitir a las personas que puedan sentirse parte de la familia.

    Pero además, para mí fue personalmente enriquecedor. Cambió mi fe en el buen sentido. Supongo que me he vuelto más fiel.

    ¿Cómo comenzó la Hora de oración en línea?

    En el primer período del confinamiento en 2020, la Comisión de Diáconos se reunió con Comunicaciones del CMM. Mucha gente se vio afectada y pensamos que sería bueno organizar una oración en línea solo para orar sobre cómo sobrellevar la situación. La primera vez, se conectaron inmediatamente sesenta o setenta personas. La respuesta fue tan positiva que dijimos que lo haríamos de nuevo en septiembre. Aumentó a noventa el número de participantes, así que lo hicimos nuevamente en noviembre. Estuvo todo a cargo de Arli Klassen (coordinadora de representantes regionales), Karla Braun (del equipo de comunicaciones) y yo (de parte de la Comisión de Diáconos).

    Posteriormente, el CMM decidió convertirlo en un evento internacional oficial. Fue maravilloso organizarlo con todo el equipo técnico de la Asamblea, con Liesa (Unger) y todos los demás. Entonces, se convirtió en un evento fijo cada dos meses.

    Después de la Asamblea, el equipo técnico ya no estará allí pero ya hemos decidido que continuaremos.

    ¿Podría describir algunos de los proyectos de la Comisión de Diáconos?

    Lo primero que me viene a la mente es, por supuesto, el grupo de trabajo de COVID-19.

    La Comisión de Diáconos, junto con el secretario general, es responsable del Fondo de Ayuda de la Iglesia Mundial, a fin de que las iglesias miembros del Sur global soliciten dinero para proyectos. En 2020, en colaboración con el Comité Central Menonita, decidimos convertirlo en un grupo de trabajo de COVID-19, lo cual fue realmente exitoso.

    Apoyamos alrededor de 54 proyectos relacionados con COVID en muchos países. Desembolsamos más de USD500.000, aunque nunca le dimos a un proyecto más de USD10.000.

    Y la respuesta de las iglesias, de las personas, de los fondos, fue realmente alentadora.

    Entonces, al final, pudimos apoyar todos los proyectos que cumplieron con los criterios.

    Fue una gran colaboración, ya que el grupo de trabajo convocó a todas las diferentes organizaciones menonitas de ayuda a reunirse por Zoom, para informar lo que se estaba haciendo en relación al COVID-19, a fin de que también pudieran coordinar algunos de sus proyectos.

    Creo que fue maravilloso cómo el CMM llegó a ser la organización que conectara todas aquellas organizaciones que llevaban a cabo todos los proyectos.

    ¿Considera que hay un vínculo con las otras Comisiones?

    Hay un vínculo fuerte, especialmente con la Comisión de Paz. A lo largo de los años, hemos realizado varios proyectos juntos. Dos veces hicimos visitas [de solidaridad] juntos. Hemos redactado cartas conjuntamente cuando una iglesia nacional tenía problemas, especialmente relacionados con guerras o conflictos.

    Todos los meses nos reunimos con los secretarios de las Comisiones. Las discusiones son abiertas y hay muy buena cooperación.

    Está retirándose de la Comisión de Diáconos. ¿Cuáles cree que son los desafíos futuros y los temas clave para los diáconos?

    El bastón del pastor fue obsequiado a J. Nelson Kraybill en Pensilvania por Calvin Greiner, un predicador carismático que recorrió la ciudad anfitriona de la Asamblea 16, orando. “Después de varios viajes, Calvin Greiner se enteró de que los menonitas iban a realizar una Asamblea allí, y que un nativo de Pensilvania asumiría como presidente. ¡Entonces tenía sentido por qué Dios lo enviaba a Harrisburg tan a menudo!”, comentó J. Nelson Kraybill. En la foto: Hens Roesita Sara Dewi (intérprete: inglés-indonesio), Miekje Hoffscholte-Spoelder, Henk Stenvers, J. Nelson Kraybill. Foto: Nelson Okanya

    Por supuesto, el desafío del cuidado de la creación.

    Además, se ve que en cada vez más países hay violencia, división o polarización. En los próximos años, habrá más trabajo para la Comisión de Diáconos, especialmente con visitas de delegaciones con el fin de dar aliento; y también, para que las iglesias miembros sepan simplemente que son parte de la iglesia mundial.

    Por ejemplo, visitamos a los wounaan, un pueblo indígena que vive en la selva entre Panamá y Colombia. Muchos de ellos son Hermanos Menonitas. Tienen problemas con la tala ilegal en sus tierras. Nos pidieron que fuéramos, pero dijeron, muy seriamente: “No les pedimos que resuelvan nuestros problemas, porque no pueden. Les pedimos que oren por nosotros y le digan al mundo lo que está pasando”. De eso se trata exactamente.

    ¿Puede compartir uno de sus pasajes bíblicos preferidos?

    Esa es siempre una pregunta difícil porque depende de la situación. 1 Corintios 12 –sobre el cuerpo de Cristo– en este momento, para mí, es uno de los más importantes.

    También el Sermón del Monte, porque son pasajes claves para procurar ser pacificadores, trabajar por la paz, la reconciliación y para prestar atención a quienes tienen menos oportunidades.

    Y Filipenses 4,7: Existe una paz que no podemos entender y no necesitamos entender, pero que cuida nuestros corazones y pensamientos.

    ¿Puede recomendar un libro, una canción o una película?

    Jonathan Sachs, ex rabino principal de United Hebrew Congregations of the Commonwealth, ha escrito libros maravillosos sobre los libros del Torá, los primeros cinco libros de la Biblia. Fue realmente revelador leer acerca de la mirada que tiene la tradición judía sobre todas esas historias, que a veces nos parecen confusas.

    Será el nuevo presidente del CMM. ¿Qué pasa por su mente al respecto?

    Siento una gran responsabilidad. Sin embargo, después de cuatro años como presidente electo, no sé si estoy listo, pero comencemos. En el CMM, trabajamos en equipo: los miembros directivos, el Comité Ejecutivo, el personal, todos trabajamos juntos.

    Me siento honrado de estar en dicho grupo de presidentes.

    Usted proviene de los Países Bajos y, entre las iglesias del CMM, la iglesia europea es diminuta. ¿Cuál es su opinión al respecto?

    En el CMM es habitual no darle importancia al lugar de dónde uno proviene. Las personas no te eligen por el país de procedencia; te eligen porque te conocen.

    Creo que las personas me eligieron porque me conocen. He participado a nivel mundial desde 2003. Siendo miembro del Concilio General, llegué a ser secretario de la Comisión de Diáconos en 2012. A la vez he sido representante de Europa de 2014 a 2020, así que he estado en muchos lugares y he conocido a muchas personas de la iglesia mundial.

    El CMM es una plataforma en la que deberíamos poder hablar de cualquier cosa. Si no es por medio del diálogo oficial, entonces de persona a persona, con respeto, sin juzgar, sin dividir. Esto es importante, creo, si nuestro deseo de ser una iglesia de paz es real. Por lo tanto, no deberíamos resolver los problemas dividiéndonos. Aceptar que las personas provienen de diferentes contextos, comenzar a leer la Biblia juntos y tratar de explicar lo que uno lee y lo que ellos leen; luego, tal vez, se pueda llegar a una mejor comprensión.

    ¿Qué será importante para usted durante su presidencia?

    Pienso que una de las cosas que observamos más son los problemas relacionados con el liderazgo de las iglesias. Y creo que el CMM puede desempeñar un papel al tratar de brindar recursos a las personas para el liderazgo de la iglesia. Quisiéramos fomentar líderes que no estén pegados a sus sillas, sino que estén listos para ceder a otra persona sin entrar en conflicto. Estas cosas serán importantes.

    Ha utilizado la imagen de la catedral de la Sagrada Familia para la iglesia. ¿Podrías detallar más al respecto?

    Me gusta la idea de una catedral como la casa de Dios.

    Las personas que comenzaron a construir una catedral nunca la vieron terminada. Así que hay que tener mucha confianza para empezar a construir. Se cuenta que el arquitecto Antoni Gaudí realmente no quería terminarla; quería seguir con la construcción todo el tiempo.

    Creo que es un paralelo maravilloso. La casa de Dios nunca se termina. Es sólida, pero hay que seguir construyendo.

    Pero el otro aspecto es que cuando paseas por la Sagrada Familia, primero ves una parte que fue diseñada por Gaudí. Es desenfrenada, con todo tipo de imágenes interesantes. Das la vuelta y luego ves la parte que fue diseñada después de su muerte. Totalmente diferente. Y hay más partes diseñadas por otros arquitectos.

    Esta es una construcción muy diversa; y aun así, es una sola. Llega hasta Dios y nunca se termina.


    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en Octubre de 2022.
  • El Congreso Mundial Menonita inició el primer diálogo formal con la Alianza Bautista Mundial en 1989. Desde entonces, el CMM ha emprendido conversaciones con la Federación Luterana Mundial, Adventistas del Séptimo Día, católicos, y más recientemente, el diálogo trilateral de cinco años con luteranos y católicos. Al reconocer cuán valiosos eran dichos diálogos, la Comisión de Fe y Vida elaboró este documento a fin de que contribuya a que las iglesias nacionales y las congregaciones locales tengan una mejor comprensión del fundamento teológico de la hospitalidad ecuménica, y para señalar por qué pensamos que tales conversaciones son compatibles con los valores anabautistas. El documento fue aprobado como recurso didáctico por el Concilio General en Limuru, Kenia, en abril de 2018.


    Cuando hablamos de la iglesia mundial de Cristo en el contexto del Congreso Mundial Menonita, la primera carta del apóstol Pablo a la iglesia de Corinto brinda un punto de referencia valioso. En el capítulo 13, que se centra en el tema del amor, Pablo reconoce que todo el conocimiento humano –incluso el conocimiento cristiano, teológico y denominacional– es limitado. Cuando hacemos teología, conocemos solo “en parte” (1 Corintios 13,9), viendo la verdad como un “reflejo en un espejo” (1 Corintios 13,12). Nuestro conocimiento, al igual que nuestra capacidad de entender, siempre está influenciado por nuestra perspectiva. En la eterna presencia de Dios, las cosas serán diferentes (1 Corintios 13,12). Pero, por ahora, es todo lo que tenemos. En nuestro peregrinaje como seres humanos –limitado por el tiempo, el espacio y nuestros cinco sentidos–nuestro conocimiento es siempre parcial, y nuestra comprensión de la Verdad está determinada por nuestro contexto y perspectivas personales.

    Esta es la razón por la cual deberíamos ser considerados, pacientes, tener empatía, y sobre todo, ser bondadosos unos con otros. “Donde hay conocimiento”, escribe Pablo, “este desaparecerá … Ahora vemos de manera indirecta, como en un espejo, y borrosamente … Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día conoceré a Dios como él me ha conocido siempre a mí. Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor.” (1 Corintios 13,8–13). Entonces siempre que cristianos de diferentes tradiciones teológicas nos encontremos y dialoguemos, deberíamos hacerlo con el espíritu de las tres grandes virtudes cristianas que son permanentes.

    Pablo también señala que como cristianos hablamos diferentes idiomas, tanto literalmente como en el sentido de nuestras diversas identidades teológicas, acontecimientos históricos y realidades contextuales. “Sin duda”, escribe Pablo, “hay muchos idiomas en el mundo, y ninguno carece de 2significado. Pero si no conozco el significado de las palabras, seré extranjero para el que habla, y él será extranjero para mí”… (1 Corintios 14,10–11).

    Estas son limitaciones genuinas. Pero reconocerlo también puede volverse una experiencia liberadora: soy libre de reafirmar mi identidad y mi punto de vista, ya que “es la única que tengo”. Pero también soy libre de reconocer la posibilidad de que otros tengan su propia perspectiva, su propio punto de vista, sus propias limitaciones contextuales e históricas. Y es también liberador saber que todo esto puede pasar con el espíritu y el poder de “la fe, la esperanza, y el amor”.

    1. Necesitamos identidad confesional y denominacional

    Uno podría lamentar la división de la iglesia cristiana en tantas denominaciones y tradiciones. Pero después de dos mil años de cristiandad, esta realidad no es necesariamente mala en sí, siempre y cuando recordemos la oración del Señor por la unidad cristiana en Juan 17. De hecho, las identidades denominacionales podrían resultar útiles o incluso necesarias.

    1.1 Ninguna iglesia o denominación es capaz de captar toda la riqueza de Dios; la diversidad es esencial para construir unidad.

    Para que el cuerpo funcione bien, el ojo debe ser ojo; el oído debe ser oído; la mano debe ser mano (1 Corintios 12,15–20). Si se eliminan estas diferencias, el cuerpo no puede sobrevivir.

    1.2 A lo largo de la historia, las denominaciones han ayudado a aplicar el evangelio a situaciones específicas.

    Por ejemplo, en un tiempo en que la iglesia era adinerada y se veía envuelta en políticas mundanas, los franciscanos querían vivir las palabras de Jesús en el Sermón del Monte de modo radical.En un tiempo en que algunos cristianos pagaban por el perdón de los pecados, Lutero redescubrió el evangelio de la gracia gratuita. Los anabautistas se atrevieron a hacer hincapié en la práctica bíblica del bautismo voluntario y la no violencia, rompiendo con el estatus quo respaldado por las iglesias estatales católicas y protestantes, incluso a costa de una dura persecución y del exilio. Los metodistas surgieron en un momento en que se necesitaba una renovación; y los pentecostales surgieron en un contexto de discriminación racial y rigidez institucional.

    1.3 Las denominaciones aportan correctivos: en sus comienzos, cada denominación surgió como un correctivo a los problemas éticos o espirituales de la iglesia.

    Por tal motivo, las denominaciones deben mantenerse flexibles. Lo que era verdadero y necesario en un momento, podría convertirse en algo incorrecto e inútil en un contexto histórico o cultural diferente. Esto le ocurrió al pueblo de Israel con la serpiente de hierro, que una vez fuera símbolo de salvación, y luego se convirtió en un objeto de idolatría. Por eso, las denominaciones deben ser receptivas a la renovación –para corregir lo que está mal y abordar posibles carencias bíblicas–si quieren mantenerse fieles al espíritu de sus padres y madres fundadores.

    1.4 Cada denominación tiene dones y virtudes específicos que deben ser compartidos para beneficio de todos.

    El “banquete” cristiano interdenominacional es un don verdadero y maravilloso para la iglesia mundial dado que podemos aprender mucho unos de otros: por ejemplo, la erudición de los jesuitas, o el estilo de vida sencillo de los franciscanos; el misticismo centrado en Cristo de Meister Eckhart, Juan de la Cruz y Gerhard Tersteegen; el celo por las misiones, la educación cristiana y la espiritualidad de los pietistas; el biblicismo, la no violencia y las convicciones de los creyentes de la iglesia de los anabautistas; los principios de sola fide, sola gratia y sola scriptura de los luteranos; la soberanía y gloria de Dios en la tradición calvinista; el “método” cristiano de los metodistas; la evangelización personal de los bautistas; la comunidad de discernimiento de los cuáqueros; la vida simple de los Amish; la dimensión trascendental del poder divino de los pentecostales; el reino “al revés” de las “comunidades de base” latinoamericanas, etc.

    Por lo tanto, no es la uniformidad sino la diversidad la que contribuye a la edificación del cuerpo único de Cristo (Efesios 4,1–16).

    2. Necesitamos un ecumenismo centrado en Cristo

    Las iglesias y denominaciones no deberían permanecer solas o aisladas unas de otras. Necesitan hospitalidad y diálogo intereclesiales.

    2.1 Las iglesias deberían celebrar el cuerpo de Cristo.

    Efesios 4,4–6 nos recuerda que hay un solo Espíritu, una sola esperanza, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo y un Padre divino. Cuando Cristo regrese, gente de “todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas” se unirán como una comunidad de alabanza para darle la bienvenida (Apocalipsis 7,9). Otros pasajes de las Escrituras afirman que hay una sola “esposa del Cordero” (Apocalipsis 19,7); un solo “pueblo de Dios” (1 Pedro 2,9–10); una sola “familia de fe” (Gálatas 6,10); un solo “cuerpo de Cristo” (Romanos 12,5); un solo “reino celestial” (Mateo 16,19). Más allá de la historia de las denominaciones, la iglesia es una unidad existencial unida mediante su redención en el trino Dios.

    2.2 Esto significa que como hijos e hijas de Dios, somos todos “hermanos y hermanas”.

    Según Efesios 3,14–15, nuestro parentesco común con Dios nos convierte en familia y parientes. El dicho, “puedes elegir a tus amigos, pero no puedes elegir a tu familia”, es válido para las relaciones intereclesiales: quien pertenezca a Dios es mi hermano o mi hermana. Desde un punto de vista eterno, no hay “primos hermanos”, ni “primos segundos”, ni “parientes lejanos” en la “familia de Dios”.

    2.3 Las distintas iglesias y tradiciones podrían complementarse.

    En Romanos 12,4-5 y 1 Corintios 12,12–20 se hace hincapié en que los miembros de un cuerpo son diferentes, pero que su diversidad le permite al cuerpo funcionar como debería. Desde luego, no todos los miembros son iguales en cuanto a su carácter y funcionamiento: una sola cabeza coordina una labor divina. Pero si el cuerpo va a funcionar bien, las diferencias entre los miembros son esenciales. Nadie puede desechar a otro miembro del cuerpo de Cristo como si pudiera prescindir de él. Nadie tiene todos los dones necesarios. El cuerpo es más que oídos, boca u ojos. Esto es cierto tanto para la comunidad local como para el peregrinaje común de diferentes tradiciones cristianas.

    2.4 Las iglesias están llamadas a ayudarse y a edificarse unas a otras.

    Los miembros débiles necesitan a los fuertes; y hay momentos en que la debilidad o la vulnerabilidad de un miembro del cuerpo revela el carácter de Cristo. Como escribe Pablo, “los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y los miembros del cuerpo que nos parecen menos dignos, a estos vestimos más dignamente” (1 Corintios 12,22–23).

    Conclusiones

    En la familia de Dios (ecúmene) es necesario que estemos preparados para vivir en la “diversidad reconciliada”: que seamos valientes para reafirmar nuestra herencia, legado y contribución denominacionales y, a la vez, humildes para reconocer nuestro conocimiento limitado.

    Sea cual fuere la verdad que Dios les haya confiado a las diferentes denominaciones y su historia, necesita ser escuchada, preservada y expresada. Las minorías no deberían ser dominadas por la mayoría.

    Pero incluso cuando reconocemos que la diversidad es saludable, también es necesaria la humildad. No todo de nuestras historias denominacionales particulares es bueno, bíblico o agradable a Dios. Se podría haber evitado muchas rupturas. Es necesario que muchos recuerdos se sanen. Muchas condenas requieren arrepentimiento y reconciliación. Los pecados y errores del pasado deben ser confesados y perdonados. Después de todo, la iglesia ha recibido el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5,18–19). Si nuestro testimonio va a ser creíble para el mundo entero, la tarea de reconciliación debe comenzar en la “familia de Dios” (Efesios 2,19).

    Este compromiso con el ministerio de la reconciliación, tomará indudablemente muchas formas. En algunas instancias, podría implicar la unidad formal y plena en todos los aspectos de la vida y la práctica eclesial; con otros grupos, podría ser simplemente una unidad funcional, en que acordemos colaborar en un número limitado de iniciativas. Pero en todas las instancias, nuestra orientación eclesial será con miras a la reconciliación, más que a una identidad que esté anclada principalmente en nuestras diferencias.

    Alfred Neufeld Friesen, de Asunción, Paraguay, presidente de la Comisión de Fe y Vida del CMM, y anciano de la Iglesia de los Hermanos Menonitas. Además, es decano de la Universidad Evangélica del Paraguay (al momento de la redacción).


    “Ecumenismo” es la tendencia o movimiento que busca la restauración de la unidad de los cristianos, es decir la unidad de las distintas confesiones religiosas cristianas “históricas”, separadas desde los grandes cismas. Del griego antiguo Œø·º∞Œ∫ŒøœÖŒºŒ≠ŒΩŒ∑, (oikoumenƒì, “tierra habitada”).

    1 Corinthians 13,12: “reflejo en un espejo” – literalmente “como un enigma” (del griego ainigmati).



    23 de julio de 1955–24 de junio de 2020

    El Congreso Mundial Menonita (CMM) perdió a Alfred Neufeld Friesen, un prolífico autor, teólogo, historiador y maestro que moldeó la teología anabautista a nivel mundial. Neufeld falleció el 24 de junio de 2020 en Muenster, Alemania, después de un tratamiento por cáncer de hígado.

  • Expresiones anabautistas entremezcladas florecen en el duro suelo de Tailandia

    “Tailandia: el cementerio de la misión.” Esta frase descriptiva ha resonado durante décadas en los oídos de los misioneros con destino a Tailandia. Felizmente, Dios ofrece una historia diferente que está surgiendo al fin, ¡y en la que los anabautistas ocupan un lugar! 

    Semillas de la iglesia 

    Hace 201 años, Anne Judson (esposa de Adoniram Judson, misionero estadounidense) aprendió el idioma lo suficientemente bien como para compartir el evangelio con los prisioneros siameses (tailandeses) en Birmania [actualmente Myanmar]. Doce años después, en 1828, llegaron a Tailandia los primeros misioneros protestantes, 260 años después de los primeros curas católicos residentes. 

    Tanto para católicos como protestantes, el siglo XIX representa una historia de increíble dedicación y perseverancia. Los misioneros enfrentaron factores que aún hoy día son decisivos: una casi impenetrable cohesión social basada en una mezcla de budismo y brahmanismo, como así también un fuerte arraigo en el animismo, un motivo más para temer el cambio. Así como el pueblo tailandés ha demostrado una capacidad inigualable de resistencia a la colonización por medio de una diplomacia perfectamente avenible, así también ha dado prueba de tener un firme compromiso con la declaración de identidad de facto: “Ser tailandés es ser budista”.  

    En 1880, Dios nuevamente se valió de los cimientos establecidos en Birmania a fin de bendecir a Tailandia. Tres evangelistas de la tribu karen fueron llevados de Birmania por un misionero veterano, a una aldea en Tailandia donde conocieron a un hombre que había soñado la noche anterior que tres maestros estarían llegando con la Palabra de Dios. Había esperado todo el día. Quinientos miembros de la tribu karen se arrepintieron y creyeron.  

    El siglo XX significó nuevos desafíos del liberalismo por un lado, y un evangelio trunco por el otro. Surgieron estructuras eclesiales, siendo la más notable la Iglesia de Cristo de Tailandia (CCT), fruto de un siglo de labor de los presbiterianos. Los misioneros establecieron instituciones educativas. El clima social predominante continuó siendo reticente al testimonio del evangelio. En la segunda mitad del siglo XX se generó nueva energía y una visión holística: la afluencia de obreros de la Fraternidad Misionera en el Extranjero (Overseas Missionary Fellowship, OMF) expulsados de China, posibilitó que el norte de Tailandia surgiera como un nuevo centro para una fructífera labor entre las “tribus montañesas”. Luego, las influencias pentecostales fueron avanzando hacia Tailandia. En la década de 1980, la población del centro de Tailandia presenció el primer ejemplo del rápido crecimiento de un movimiento eclesial autóctono. 

    Primer testimonio anabautista  

    El primer testimonio anabautista surgió cuando el Comité Central Menonita (MCC) comenzó una modesta relación con Tailandia en 1960. En el transcurso de los siguientes quince años, el MCC pudo asignar a algunos voluntarios de PAX (servicio alternativo de objetores de conciencia estadounidenses en el extranjero), y adquirir artesanías para ser vendidas en Estados Unidos.  

    Los compromisos del MCC en la región aumentaron considerablemente durante “la guerra americana”, como la denominan los vietnamitas. En 1975, en coparticipación con la Iglesia de Cristo de Tailandia (CCT), el MCC empezó a brindar asistencia a los refugiados y a estudiar las posibilidades de asignar a maestros, y participar en el desarrollo agrícola. Se esperaba que el MCC pudiera ayudar a la CCT a discernir el rol de la iglesia en la sociedad tailandesa respecto a la promoción de los derechos humanos, dado que no había sido un punto fuerte de la iglesia. La presencia del MCC en Tailandia continuó esporádicamente en los años siguientes. Aunque se llevaba a cabo un genocidio en Camboya, un informe de campo del MCC de 1977, sólo señalaba que, “lo que está ocurriendo… no es siempre verificable”. Hacia 1979, se reveló el horror y hubo un drástico aumento en el número de refugiados ingresando a Tailandia. El MCC asumió un rol clave en los campamentos y en los procedimientos de reasentamiento de los refugiados laosianos, hmong, camboyanos y vietnamitas.  

    Según un obrero veterano de dicha época, estos fueron años de renovación. “Palabra y labor” iban de la mano, y Dios le sumaba sus maravillas. Muchos de los actuales líderes tailandeses se contagiaron de su pasión por el testimonio holístico en dichos campamentos. Esta tarea entre refugiados, además de la educación para la paz y la promoción de los derechos humanos en relación a acontecimientos en Birmania, continuaron hasta que el MCC cerró su oficina en 1995.  

    Para entonces, otras entidades anabautistas de la misión habían comenzado a concebir una visión para la fundación de iglesias en Tailandia. Miembros del personal de Misiones Mundiales (World Missions) de los Hermanos en Cristo realizaron un viaje exploratorio en 1986, seguido por el nombramiento de una pareja de misioneros en 1987, que consiguió empleo en un instituto técnico en las afueras de Bangkok. El mandato en este modelo autosustentable era procurar establecer vínculos multiculturales, a fin de compartir el evangelio y alentar el desarrollo del liderazgo autóctono por medio del discipulado.  

    En 1990, las Misiones Menonitas del Este (Eastern Mennonite Missions, EMM) asignaron a un obrero para iniciar el trabajo exploratorio. En 1992 se estableció un equipo para fundar iglesias, dado que los Tobin habían asumido un compromiso de diez años. Para el año 1995, estaban listos para vivir entre los habitantes de Isan que hablan laosiano, en una de las provincias menos accesibles de la zona rural de Tailandia. Surgió la Iglesia Life Enrichment, que estaba muy contextualizada, con cultos de adoración en pequeños grupos y líderes locales plenamente empoderados, y que se sigue extendiendo a nuevas aldeas y distritos.   

    De manera similar, las Misiones y Servicios Internacionales de los Hermanos Menonitas (actualmente MB Mission) realizaron un viaje exploratorio en 1991. Los obreros pioneros que enviaron poco después de este viaje, decidieron mudarse a la Provincia de Nan al norte de Tailandia, para trabajar entre los khmu. Los Schmidt y sus compañeros de equipo llevaron a cabo un ministerio centrado en la evangelización de las aldeas, y su desarrollo educativo y agrícola. Sus vínculos permanentes les han permitido observar un amplio movimiento de personas entre los khmu que se acercan a Cristo, a lo largo de la frontera entre Tailandia y Laos.  

    La labor se consolida 

    Ninguna de dichas entidades terminó colaborando con la CCT, pese a la buena relación que el MCC había fomentado a lo largo de los años. Cada entidad forjó su propio camino junto con nuevos asociados y programas de visas. La Fraternidad Evangélica (Evangelical Fellowship) de Tailandia surgió como aliado y portavoz, promoviendo la fundación de iglesias en todo el país. David Shenk, director de Ministerios Mundiales de las Misiones Menonitas del Este (Eastern Mennonite Missions Global Ministries), alentaba a los obreros de EMM a que priorizaran los vínculos con sus pares anabautistas como clara expresión del valor de la “comunidad”. Por tanto, los líderes del equipo viajaban frecuentemente a fin de reunirse para orar y darse ánimo. Se estableció una modalidad de encuentros en retiros, que dio lugar al recibimiento de nuevos obreros.  

    En 1998, la Convención General de la Iglesia Menonita (General Conference Mennonite Church) envió a una pareja canadiense/laosiana a colaborar con el equipo de EMM. Después de un período, llevó adelante su propia labor de fundación de iglesias en otro lugar de Isan con la Iglesia Menonita Testimonio Canadá (MC Canada Witness).   

    En enero de 2001, llegó el Equipo 2000 [Team 2000], tres parejas de la iglesia de los Hermanos Menonitas que se comprometieron a trabajar juntos durante diez años. Fundaron un orfanato e iglesias al sur de Bangkok, y han continuado desde entonces hasta forjar una visión para los 28 obreros que actualmente se vinculan con numerosos líderes locales e incipientes comunidades eclesiales en varias partes del país.  

    En esa misma época, llegaron los Myer, nuevos líderes de la labor de la Iglesia de los Hermanos en Cristo (BIC). A invitación y recomendación de EMM, iniciaron una labor en la ciudad capital provincial de Ubon Ratchathani, a sólo 50 kilómetros del equipo de EMM. Además de desarrollar planes para el ministerio con visión de futuro sumamente compatibles, la cercanía resultó providencial, permitiendo que los equipos se apoyaran en circunstancias de trágicas pérdidas.  

    Mientras tanto, la Red Menonita de Misiones envió obreros a otro lugar en Isan, y la Misión Menonita de Rosedale (Rosedale Mennonite Mission, RMM) fortalecía su presencia en Bangkok con líderes de segunda generación de América Central, surgidos de compromisos de muchos años que RMM tenía allí. La Misión Menonita de Virginia (Virginia Mennonite Missions) ha participado recientemente como asociada de la Iglesia Life Enrichment, para el establecimiento de un puesto misionero entre las personas oriundas de Isan en Bangkok. Un grupo de anabautistas conservadores ha establecido una escuela misionera anabautista de capacitación ‚Äìel Instituto de Oportunidades Mundiales (Institute of Global Opportunities, Igo)‚Äì en Chiang Mai. Así, al menos en Chiang Mai, los anabautistas son conocidos por tener familias numerosas y por el velo de la mujer, sin mencionar su celo por el evangelio.  

    Todos estos grupos hacen mucho hincapié en el discipulado; todos han adquirido amplia experiencia en cuanto a discernir la presencia y el poder del Espíritu Santo mediante la sanación y la liberación de la opresión demoníaca.  

    Conexión relacional 

    Aunque periódicamente surgen debates acerca de un registro anabautista conjunto, se tomó la decisión de no sujetarse a una estructura que podía parecer voluminosa o artificial. En cambio, ha habido un compromiso, compartido por la mayoría de los grupos, de simplemente conectarse por medio de las relaciones que se vayan forjando.  

    Además de la iniciativa de los líderes del equipo de reunirse dos veces al año como Consejo Anabautista de Referencia (Anabaptist Reference Council), se han realizado tres encuentros muy animados de creyentes anabautistas tailandeses y laosianos. Ha sido emocionante ver el buen entendimiento que se ha ido logrando con tanto entusiasmo, más allá de las diferencias culturales y sociales de larga data, como también de las diferencias generacionales respecto a la “cultura de la iglesia” menonita-anabautista. Dichos encuentros han impulsado la traducción de recursos anabautistas al tailandés: la Confesión menonita de fe, ¬øQué significa ser cristiano anabautista? por Palmer Becker. Se ha traducido también al tailandés, la Confesión Internacional de Fe de los Hermanos Menonitas (ICOMB). Más recientemente, se encuentra disponible en tailandés un libro de Richard Showalter, que incluye historias de las primeras iniciativas misioneras en Asia, y también historias de los primeros mártires anabautistas.  

    En un contexto donde la prosperidad consumista resulta cada vez atractiva, esta manera de entender la fe anabautista es sumamente valiosa.   

    Identidad anabautista 

    Los recursos y las relaciones saludables a largo plazo son importantes para fomentar la identidad anabautista; sin embargo, hay un sello de identidad que depende sencillamente de la experiencia.  

    Aún conmovida por el accidente que le costó la vida a John Hertzler, líder del equipo de EMM, la Iglesia Life Enrichment Church del sur de Ubon Ratchathani, se sintió llamada a llevar a la práctica una importante historia de perdón. Le dedicó meses a compartir el evangelio y discipular al conductor, cuya imprudencia había causado el accidente. El punto culminante fue la presencia de los padres de John el día de su bautismo. La iglesia fue testigo cuando los padres -creyentes incondicionales-, lo recibieron amablemente en la familia de fe.  

    Luego, la congregación se reunió para escuchar las enseñanzas de Truman Hertzler sobre historia anabautista. Contó historias de fracasos en los que sus antepasados habían perdido oportunidades misionales debido a legalismos y apatía. Sin embargo, enfatizaba la perseverancia ante las dificultades y el compromiso con el único fundamento, Jesucristo (I Corintios 3,11), como el camino a una visión renovada y obediencia al llamado de Dios. Uno por uno, los creyentes en la sala se pusieron de pie: “¡Esto también representa quiénes somos! No importa cuánto tengamos que sufrir o cuántas veces vacilemos y fracasemos, si esto es lo que significa ser anabautista, entonces somos anabautistas.” ¡De esta tumba surgió la vida!  

    Además de las comunidades que surgen por medio de los obreros que están en el lugar de la misión, los ex refugiados hmong que se radicaron en EE.UU., constituyen otra corriente que da cuenta del surgimiento del testimonio anabautista autóctono en Tailandia. Muchos se afiliaron a la Iglesia Menonita USA (MC USA). Establecieron su propia Misión de Iglesias Menonitas Hmong e imaginan con entusiasmo el día en que los hmong de las aldeas que salpican el paisaje  montañoso del noroeste de Tailandia, abracen la identidad anabautista.  

    A partir de 2005, este impulso fue apuntalado por un número de visitas de pastores norteamericanos y obreros de la Red Menonita de Misiones con fines de enseñanza, y también  proyectos de construcción. Así, dichos cristianos hmong, que han formado parte de la CCT durante mucho tiempo, han empezado a percibir que su propia teología tiene gran afinidad con el anabautismo. El año 2016 resultó ser importante dado que el Distrito Hmong 20 recientemente consolidado, como distrito de CCT, se ha unido ahora al CMM. Han procurado asociarse porque, según Nelson Kraybill, “quisieran afirmar y promover explícitamente los conceptos anabautistas de la iglesia, incluyendo la no violencia”.  

    Quienes conocen estas iglesias, han comprobado la variedad de prácticas que hace de su presencia en el CMM un don: promoción de la paz como parte de la evangelización, hospitalidad, mayordomía financiera, generosidad, enseñanza bíblica ferviente y el desarrollo del liderazgo. Tanto los representantes del CMM como los de la Red Menonita de Misiones estarán presentes en Tailandia cuando se les dé la bienvenida oficial en abril de 2017.  

    Aunque los cristianos aún conforman un escaso 1,2 por ciento de la población de Tailandia, esperamos bendiciones a medida que estas diversas corrientes de testimonio anabautista se entremezclen y se nutran mutuamente en los años venideros, y que Dios siga permitiendo que, mediante su belleza y resurrección, ¡la vida surja de este “cementerio!”    

    ‚ÄîCarol Tobin y su esposo Skip prestaron servicios en Tailandia de 1989 a 2009, tanto en la fundación de iglesias como en la administración regional para EMM. Actualmente radicados en Harrisonburg, Virginia, EE.UU., Carol sigue estrechamente vinculada a Tailandia como directora regional de Asia con Virginia Mennonite Missions.  


    Este artículo apareció por primera vez en Courier/Correo/Courrier April 2017


    Nombre: Hmong 7th District of the Church of Christ in Thailand* 
    Miembros: 1.733
    Congregaciones: 23
    Presidente: Pornchai Banchasawan
    Nombre : Khmu Mission
    Miembros : 39.250
    Congregaciones : 430
    Presidente : Phone Keo Keovilay
    Nombre : Life Enrichment Church
    Miembros :199
    Congregaciones : 16
    Presidente : Pastor Somchai Phanta
    Nombre :Thailand Mennonite Brethren Foundation
    Miembros : 1.600
    Congregaciones: 20
    Presidente Ricky Sanchez
    *El Comité Ejecutivo aprobó la membresía en votaciones realizadas en las reuniones de febrero de 2017. Cifras del Directorio Mundial del CMM, 6 de febrero de 2017.  
    Fuente: Guía del CMM de 2015 
     
     
     
     
     
  • Correo: Perspectivas

    La hospitalidad: Consideremos qué significa brindar hospitalidad como seguidores de Cristo

    En septiembre pasado, el mundo occidental tomó conocimiento de la crisis de los refugiados a través de las fotos impactantes difundidas en los medios informativos. Ante una mayor conciencia del problema, la comunidad anabautista mundial considera qué significa recibir al extraño, en tanto personas de diferentes trasfondos religiosos se integran a nuestros barrios. ¿Cómo el amor de Cristo por nosotros motiva y guía nuestra respuesta a los extraños en nuestro contexto local?

    Los refugiados han formado parte de la historia de la Iglesia de los Hermanos Menonitas de Neuwied desde sus comienzos: la historia de nuestra iglesia está marcada por las iniciativas tendientes a la integración de personas de diferentes trasfondos culturales.

    Evangelische Freikirche Mennonitische Brüdergemeinde Neuwied, Alemania, fue fundada tras la Segunda Guerra Mundial por refugiados de Prusia Occidental (actualmente Polonia), y es la iglesia de los Hermanos Menonitas más antigua de Europa Occidental. Al principio, los menonitas que habían fundado la iglesia tuvieron que resolver la manera de adorar junto con hermanas y hermanos de distintas tradiciones cristianas, tales como protestantes, bautistas y Hermanos de Plymouth. La generación siguiente aprendió a integrar a cristianos de Croacia y América del Sur, que se sumaron a la iglesia en la década de 1960. A mediados de la década de 1970, fue un desafío la integración de un gran número de menonitas de la ex Unión Soviética. Aunque tenían las mismas raíces menonitas, adherían a tradiciones particulares que diferían de la cultura de nuestra iglesia. Pero con Dios, nada es imposible.

    Con los años, hermanas y hermanos de América del Norte, Asia y África han formado parte también de esta comunidad diversa de seguidores de Cristo.

    Actualmente, somos una congregación conformada por 460 miembros, que alberga a cristianos provenientes de más de catorce naciones. Aunque el trasfondo y las tradiciones de los miembros de nuestra iglesia son a veces muy diferentes, su fe en y compromiso con un solo Señor Jesucristo ayudan a fortalecer los vínculos unos con otros.

    Un nuevo capítulo

    Hace ocho años comenzó un capítulo completamente nuevo en la historia de la iglesia, cuando tuvimos el valor de abrir nuestras puertas a personas con un trasfondo religioso totalmente diferente.

    ¿Cómo sucedió?

    Líderes comunitarios de nuestra ciudad nos hicieron la siguiente solicitud: ¿estaríamos dispuestos a abrir un club para jóvenes y ayudar a la ciudad a atender a jóvenes inmigrantes de 12–17 años? En retrospectiva, somos conscientes de que fuimos muy ingenuos; no obstante, fuimos fieles cuando respondimos que sí a fin de obedecer el mandato de Dios de, “procurar la paz y prosperidad de la ciudad…” (Jeremías 29:7).

    Entonces, así es cómo este club de jóvenes (treinta jóvenes de trasfondo musulmán y yazidí) encontró un hogar en el edificio de nuestra iglesia. Pronto nos dimos cuenta que estos jóvenes daban por sentado que podían asistir a “su lugar de reunión” en cualquier momento. Cuando las puertas estaban abiertas, entraban, aunque hubiera una reunión de mujeres, un momento de oración o algún otro evento. Cuando las puertas estaban cerradas, simplemente se juntaban en los escalones a la entrada, sin importarles si era de noche o de día.

    ¡Los primeros tres meses de apertura del club de jóvenes fueron realmente estresantes para la iglesia! Pudimos sobrevivir esta etapa gracias a mucha oración, paciencia, intercambio de opiniones, y estableciendo algunas reglas y consecuencias para los jóvenes.

    Reconocimiento, respeto y caridad cristiana

    Para nuestra sorpresa, el vínculo con los jóvenes fue mejorando en los meses siguientes. En nuestra iglesia, los jóvenes vivieron algo que no habían conocido hasta ahora: reconocimiento, respeto y caridad cristiana. Los líderes de la ciudad estaban sorprendidos al ver cómo el comportamiento de estos jóvenes cambiaba para bien.

    Por medio de la experiencia con el club de jóvenes, estábamos preparados para recibir con los brazos abiertos a refugiados y a quienes solicitaban asilo, cuando llegaban a la iglesia en busca de ayuda y fraternidad. Para nosotros, su religión era muy extraña. No era fácil oír lo que estas personas habían vivido en su travesía a Alemania, huyendo de la guerra y del terror.

    Pero, por otro lado, tampoco era fácil para ellos establecerse en una cultura totalmente nueva, en vista de todas las experiencias traumáticas que habían tenido. Nos han expresado con frecuencia que no es lo que decimos lo que los hace acudir a la iglesia sino el amor y cuidado que sienten.

    Este amor les abrió los corazones para aprender más acerca de ese Jesús del que hablábamos. Y entonces, iniciamos un grupo de estudio bíblico en farsi, y luego otro en árabe. Cuando personas de estos grupos encuentran la fe en el Dios vivo y son bautizados, sabemos que habrá más cambios en nuestra iglesia a través de estos nuevos hermanos y hermanas.

    Todas las naciones y lenguas

    Todos advirtieron cuando el primer hermano de Irán fue bautizado. Al salir del agua, sus amigos persas respondieron jubilosamente, dejando sorprendidos y sin palabras al resto de los miembros de la congregación.

    Pero, cuando nos dimos cuenta de que éramos testigos de la promesa de Dios que se hacía realidad –“una gran multitud de todas las naciones y lenguas” (Apocalipsis 7:9)– ¡hubo alegría por doquier!

    Mientras tanto, hemos aprendido que es una bendición que características típicas alemanas tales como la puntualidad y el orden, se estén complementando con características de otros países, tales como la espontaneidad y la hospitalidad. Aunque se supone que la hospitalidad sea una marca especial de los cristianos, estamos aprendiendo mucho al respecto de las personas del Medio Oriente. Ellos siempre parecen tener tiempo para conversar y disfrutar de una taza de té mientras fraternizan. Sus puertas siempre están abiertas y sus mesas disponibles para los huéspedes.

    Hace falta valentía para dedicarle tiempo a extraños, porque cuando lo hacemos salimos de lo que nos es familiar. Sin embargo, lo que aprendemos al vivir de esta manera es indescriptible. Los encuentros con mis nuevas amistades de todo el mundo, han cambiado mi vida tan positivamente que no puedo imaginar cómo era cuando aún no formaban parte de mi vida.

    Walter Jakobeit, pastor de la iglesia de los Hermanos Menonitas (Evangelische Freikirche Mennonitische Brüdergemeinde Neuwied, Alemania), es presidente de AMBD (Arbeitsgemeinschaft Mennonitischer Brüdergemeinden Deutschland), una iglesia nacional que fue aceptada para integrar el Concilio General del CMM, en julio de 2015.

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