• El 18 de enero de 2014 nuestra hermana Leonor de Méndez descansó en la paz del Señor. Esta líder latinoamericana de Guatemala sirvió en el Comité Ejecutivo del Congreso Mundial Menonita durante la década de los 90. El siguiente escrito que ella nos dejó relata un poco de su experiencia en su paso por el Congreso Mundial Menonita. Es nuestra oración que Dios continúe levantando mujeres latinoamericanas que sirvan a nuestra comunidad global siguiendo este legado. – César García

    “Allí es donde predicarás”. dijo la mujer que había venido a recogernos a Mario y a mí al aeropuerto, señalando el estadio de Winnipeg. Cuando recibí la invitación a predicar en la Asamblea 12 del Congreso Mundial Menonita en 1990, no tenía idea de la magnitud del acontecimiento. Pensé en unas 300 personas. Mi experiencia pastoral no me había preparado para un auditorio de 10,000 personas, pero me hizo sentirme completamente confiada el pensamiento de que aunque esas personas eran de diferentes culturas, razas y lenguas, estábamos unidas por nuestra fe y nuestro amor hacia Jesús.

    Linda Shelly hizo un fantástico trabajo al traducir mi sermón del español al inglés. No sé cómo me fue, pero lo que sé es que no solo prediqué sino que compartí mi vida. Sentí la necesidad de darme a mí misma a toda esa gente por la que había orado aun sin conocerla. Era el primer encuentro con la iglesia menonita mundial, una gran multitud que compartió el compañerismo en Cristo escuchando atentamente. También llevo en mi memoria y oraciones a Jack e Irene Suderman, quienes nos hospedaron en su hogar de Steinbach y compartieron su cálido amor menonita con nosotros. A todos ellos transmito mi eterno amor y aliento.

    “Nos veremos otra vez en India” era un estribillo que escuché con frecuencia. La Asamblea 12 en 1990 concluyó con la Cena del Señor. Hubo un tiempo durante aquel culto en el que sentí que el Espíritu Santo se movía para hacernos más enteramente uno en nuestra diversidad. Mi segunda convicción fue que nuestra comunidad menonita en Guatemala no estaba trabajando sola para Dios. Eramos parte de algo y de Alguien; y ese sentimiento de pertenencia todavía está en nosotros.

    Una Asamblea es un gran encuentro después del cual todos regresamos a nuestros hogares a continuar con nuestra misión, pero siempre mantenemos la esperanza de que nos volveremos a reunir para renovar la visión y el compañerismo.

    Mi siguiente experiencia fue en Puerto Rico, donde tuve el honor de ser elegida miembro del Comité Ejecutivo del Congreso Mundial Menonita. Ese nombramiento fue muy importante para las mujeres centroamericanas. Era la primera vez que una mujer centroamericana representaría a América Latina en el Comité Ejecutivo del CMM. ¿Podemos considerar mi participación en la Asamblea 12 como una señal de que espacios ministeriales y pastorales se están abriendo para el sexo femenino?

    Contrastes dolorosos. Antes de la Asamblea 13 en la India, la agenda incluyó un viaje preparatorio a África, con escalas en EE.UU, Europa y Brasil. Durante aquel tiempo, mientras viajaba por una ciudad europea, me vi frente a frente con los grandes contrastes económicos que existen entre las ciudades europeas y la ciudad de Calcuta y algunas de nuestras ciudades centroamericanas. Todavía no comprendo el misterio del sufrimiento humano. Por qué no pueden todos los seres humanos vivir en las mismas condiciones de dignidad?

    Una cosa es cierta. Aquellos que viven en condiciones de abundancia, lo mismo que aquellos que viven en la adversidad, son llamados por el Espíritu Santo a seguir a Jesús con fidelidad y llevar a cabo de manera extraordinaria nuestra vocación como Iglesia de Jesucristo.

    Cuando partí de Guatemala hacia Canadá, Europa, África e India, salí con una pequeña imagen mental de mi comunidad menonita y de mi propio papel ministerial. La iglesia de nuestro Señor va más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y nuestras manos tocar. Trasciende barreras de raza, idioma y cultura. Dios está edificando el cuerpo de Cristo en todas las naciones, y nosotros somos partes de ese divino proyecto.

    Leonor de Méndez, Guatemala

    Leonor de Méndez y Milka Rindzinski Gulla. Leonor solía decir que Milka fue su voz y sus oídos en las reuniones del CMM. Leonor no hablaba ni entendía inglés, entonces ellas siempre se sentaban juntas.

  • Desigualdad económica: Examinemos nuestro compromiso común en pos del Shalom

    Como comunión mundial de iglesias afines al anabautismo, compartimos el compromiso de procurar el shalom. En dicha búsqueda, creemos en la necesidad de intentar alcanzar la justicia y de compartir nuestros recursos, sean materiales, económicos o espirituales. Nuestra enorme diversidad implica llevar a la práctica este compromiso de muchas maneras. En el número de abril 2014 de Courier/Correo/Courrier, líderes de toda nuestra hermandad –promotores del shalom y seguidores de Cristo–relatan cómo los anabautistas abordan las problemáticas relacionadas con la desigualdad económica y las brechas de riqueza en nuestras comunidades.

    Cristo, ejemplo de misión

    La enciclopedia define “desigualdad económica” como la diferencia entre individuos y poblaciones en la distribución de bienes, riquezas o ingresos. El término se refiere generalmente a la desigualdad entre individuos y grupos en una sociedad. De modo más polémico se podría afirmar que la desigualdad económica en una sociedad no es accidental. De hecho, a cierto nivel, dicha desigualdad es el resultado de actitudes humanas como la codicia y el egoísmo.

    Más allá de sus causas, la desigualdad económica es real. En la India, la desigualdad está profundamente arraigada, y afecta a gran parte de la sociedad. Y este sector sufre por ello.

    No es fácil responder por qué la mayoría en una sociedad sufre la desigualdad económica. Habría algunas teorías. Los factores varían según el lugar, momento histórico y sociedad; el factor determinante en una situación puede no serlo en otra.

    De todos modos, ésta es la realidad: la desigualdad económica ha dejado actualmente a muchos en una situación apremiante: falta de vivienda, hambre y pobreza, dificultad para acceder a la educación y atención médica. Los que sufren esta situación no tienen los mismos privilegios que los que están en las altas esferas de la sociedad, y su presencia frecuentemente pasa desapercibida por las élites. Los ricos se hacen más ricos, los pobres más pobres. En consecuencia, la brecha entre estos dos grupos crece rápidamente de modo alarmante.

    La Biblia tiene mucho que aportar sobre la desigualdad económica y la brecha entre ricos y pobres. En el Antiguo Testamento, por ejemplo, Dios crea el mundo perfectamente y le dice al pueblo que mantenga una sociedad justa y equilibrada (Génesis 1:10, 12, 18, 21, 25). Pero la humanidad se rebela contra Dios y su voluntad, y el pecado ingresa al mundo (Génesis 3:13-19). La actitud de Caín en Génesis 4 es un ejemplo fundamental de cómo el pecado le suma miseria e injusticia a la historia humana, las que han sido transferidas de generación en generación hasta el presente.

    La pobreza también muestra su rostro atroz en el Antiguo Testamento. Dado que los pobres siempre serán parte de la sociedad (Deuteronomio 5:11), Dios ordena a su pueblo que sea generoso con ellos. El Antiguo Testamento nos recuerda la gran preocupación de Dios por la suerte de los pobres. No cumplir con su mandato genera la ira de Dios (Ezequiel 16:48-50; Isaías 1:16-25).

    El Nuevo Testamento centra la preocupación de Dios en la desigualdad y ordena el cuidado de los pobres y oprimidos. Por ejemplo, Jesús se identificaba con los pobres cuando decía: “el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza” (Mateo 8:20). Optó por la gente común –los pobres, los oprimidos, los sufrientes– como principio fundamental de su ministerio (Lucas 4:18-19). Le enseñó al joven cómo podía seguir a Jesús renunciando a las riquezas terrenales y cuidando de los pobres (Mateo 19:21). Echó a los prestamistas del templo y condenó su avaricia e hipocresía (Marcos 11:15-17). Y abundan muchos ejemplos más. Claramente, una parte del ministerio terrenal de Cristo se centró en desafiar las normas de la sociedad y exponer sus injusticias.

    En su visión de la primera iglesia, el Nuevo Testamento también brinda quizá el ejemplo más claro de un estilo de vida que lleva a la práctica la justicia e igualdad entre las personas. En Hechos 2:42-47, se describe a la primera iglesia como un lugar donde se compartían las posesiones y recursos entre sí, donde las comidas eran motivo para confraternizar, y donde el crecimiento espiritual iba de la mano con la satisfacción de las necesidades físicas.

    Como Hermanos en Cristo y menonitas, nuestro legado anabautista también brinda una perspectiva en cuanto a nuestra responsabilidad a la hora de ayudar a los pobres y necesitados. En los inicios del movimiento anabautista, los creyentes practicaban la obediencia en los asuntos económicos. H. B. Musser, líder de los Hermanos en Cristo en el siglo XIX, manifestó: “Creo que el deber de la iglesia es ayudarnos mutuamente ante las pérdidas sufridas. . . . Creo que ese deber nos corresponde, porque las Escrituras dicen: Ayúdense mutuamente a llevar sus cargas.” Nuestro trasfondo anabautista nos enseña claramente –de acuerdo a las Escrituras– que la iglesia tiene un papel vital en reparar la brecha entre los ricos y los pobres, y en promover la justicia y la igualdad en la sociedad.

    ¿Cuál es la naturaleza de dicho papel? La Biblia nos dice que la iglesia debe ser la sal de la tierra y la luz del mundo (Mateo 5:13-16); debe ayudar a las viudas y los huérfanos (Santiago 1:27); debe procurar la transformación –no sólo del corazón de los individuos, sino de las estructuras injustas y opresivas de la sociedad. De hecho, en tanto la iglesia forma a los creyentes en la fe, los creyentes a su vez procurarán la justicia en su propia vida, en su familia y en la sociedad en general. Aunque enfrente desafíos, la iglesia debe ser la voz que le recuerda a la sociedad la preocupación de Dios por la justicia y la rectitud.

    La Iglesia de los Hermanos en Cristo de Odisha, India, procura crear justicia e igualdad de dos maneras. Primero, enseñamos la Palabra de Dios. Segundo, implementamos proyectos en relación a la educación, generación de ingresos, salud e higiene, mejoras en la agricultura, asistencia y rehabilitación. Nuestro objetivo a largo plazo es mejorar las condiciones socioeconómicas de nuestras regiones locales.

    Específicamente, una manera de implementarlo es a través de la labor de las Castas Programadas (Scheduled Castes, SC) y las Tribus Programadas (Scheduled Tribes, ST), en los ocho distritos del estado de Odisha. Constituyen dos de los grupos más empobrecidos de la sociedad india, e históricamente han sido reconocidos como personas marginadas. Muchas personas de SC y ST viven de manera muy precaria. Tienen ingresos bajos; a veces cuentan con una sola comida diaria. Les sugerimos a los miembros de nuestra comunidad que compartan la carga de estas personas. Por supuesto, no es una tarea fácil fomentar equilibrio, igualdad y justicia; se trata de un proceso largo y continuo. Pero perseveramos, confiando en el Espíritu para que nos provea de fortaleza y capacidad.

    Consideramos que nuestra misión refleja la misión de nuestro Señor Jesucristo: los pobres pueden serlo económicamente pero son ricos en espíritu, en fe, en obra y en acción (Santiago 2:5). Esta oportunidad de servir a otros y procurar justicia ha sido brindada por Cristo, quien, siendo rico, se hizo pobre por causa de ustedes, para que por su pobreza fueran ustedes enriquecidos (2 Corintios 8:9).

    Bijoy K. Roul, Odisha, India.

  • Bogotá, Colombia– El Congreso Mundial Menonita ha designado a tres representantes regionales para promover los vínculos con iglesias miembros e iglesias miembros asociadas en Asia y el Pacífico. Los representantes iniciarán su labor el 1 de septiembre.

    El anuncio fue comunicado por César García, Secretario General del CMM. “Contar con estas personas para vincular iglesias miembros en una extensa región, servirá para fortalecer nuestra identidad e interdependencia como cristianos anabautistas.”

    La propuesta para designar a tres representantes a tiempo parcial, se elaboró en el Caucus de Asia, y fue apoyada por el Comité Ejecutivo del CMM en la reunión de mayo de 2013.

    Los tres representantes son: Timothius Adhi Dharma, de Indonesia; Cynthia Peacock, de la India; y Kyong-Jung Kim, de Corea del Sur.

    Adhi Dharma es Secretario General de la Iglesia Cristiana Muria de Indonesia (Persatuan Gereja-Gereja Kristen Muria Indonesia, GKMI). Fue uno de los escritores del Proyecto de Historia Menonita Mundial sobre Asia. Como representante del sudeste de Asia, se encargará de promover los vínculos con las iglesias de Indonesia, Australia/Nueva Zelanda, Myanmar, Singapur, Filipinas, Vietnam y Tailandia.

    Cynthia Peacock prestó servicios como trabajadora social con el Comité Central Menonita durante 38 años, antes de jubilarse en 2006. Es presidente de la Comisión de Diáconos del CMM. Como representante de Asia del Sur, se encargará de promover los vínculos con las iglesias de la India y Nepal.

    Kyong-Jung Kim colaboró con el Centro Anabautista de Corea durante los últimos once años; también es miembro activo de Jesus Village Church, y comparte el liderazgo de dicha iglesia. Como representante del noreste de Asia, se encargará de promover los vínculos con las iglesias de Japón, Corea, Taiwán y Hong Kong/China.

    Comunicado de prensa del CMM

    Foto: Adhi Dharma

    Foto: Cynthia Peacock

    Foto: Kyong-Jung Kim

  • Para muchos jóvenes en el mundo actual la movilidad y la flexibilidad son necesarias: asistir a la universidad en otra ciudad, encuentros interculturales durantes los viajes, ampliar horizontes personales. Y en alguna parte, entre todo esto, está esa “característica menonita” que moldea parte de lo que eres.

    Estas experiencias describen perfectamente mi realidad. Proveniente de una pequeña localidad y de una iglesia menonita aún más pequeña, he aprovechado todas las oportunidades posibles para ver algo del mundo. Esto me ha llevado a varios países en Europa, Israel/Palestina, Siria, Jordania y los EE.UU. Cuando me pidieron que viajara a Corea del Sur estaba sumamente emocionada, pero ¿cuál era la razón del viaje? Era para asistir a la 10ª Asamblea General del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) del 30 de octubre al 8 de noviembre de 2013.

    Después de investigar un poco, me enteré de que iba a ser delegada de la iglesia menonita de Alemania en una reunión mundial cristiana, que se lleva a cabo cada siete años, para discutir asuntos teológicos y seculares. ¡Acepté el desafío!

    En el proceso de preparación me di cuenta de que, para mí personalmente, era más difícil de lo esperado descubrir qué era exactamente lo que yo, como joven menonita de Alemania, podría contribuir al movimiento ecuménico mundial. Descubrí que lo que había moldeado mi fe era un colorido conjunto de influencias, provenientes de una gama de tradiciones de fe e iglesias. En la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) pude apreciar la sensibilidad que había hacia las diferentes confesiones y denominaciones, sus especialidades y tradiciones, lo que fue toda una experiencia nueva para mí. En este contexto y junto a otros menonitas, se me hizo más claro que el compromiso teológico a la no violencia y las consecuencias reales que se derivan de ella es lo que nos define como iglesia de paz.

    Los menonitas fueron factor desencadenante del último gran enfoque programático del CMI, que fue la década para superar la violencia del 2001 hasta 2010. Algunos menonitas, que han participado en el movimiento ecuménico por más tiempo, compartieron conmigo su experiencia de recibir consultas de varios colegas por sus puntos de vistas sobre varios asuntos. Tuve la impresión de que a pesar de contar con una membresía muy pequeña, la tradición menonita es de mucho aprecio para el CMI y para las personas en general. El hecho de que la paz y la justicia ahora son asuntos centrales en el CMI demuestra de que lo que históricamente siempre han sido temas de los menonitas, son ahora (¡y que también lo han sido antes!) temas centrales del cristianismo mundial. Esto también se puso en muestra cuando se juntaron y oraron la oración lema de la Asamblea: “Dios de vida, condúcenos hacia la justicia y la paz.”

    Uno de los momentos más impresionantes y conmovedores para mí, fue cuando un joven surcoreano se unió a una de nuestras reuniones de paz de nuestras iglesias (junto a participantes cuáqueros y de la Iglesia de los Hermanos). Pronto se convertiría en una persona que por motivos de conciencia objetaría el servicio militar en Corea del Sur debido a sus creencias en la no violencia. Lo que se ha convertido en algo normal en Alemania, objetar por motivos de conciencia, en Corea del Sur todavía sigue siendo castigado con prisión por 18 meses y discriminación de por vida. A pesar de estas consecuencias, este joven coreano se puso de pie y compartió sobre su vida y su compromiso a vivir de acuerdo a sus convicciones, pidiendo nuestro apoyo y nuestras oraciones. Desafortunadamente, este joven no fue escuchado por toda la asamblea y por ciertas iglesias, incluyendo las de Corea, que no ven la necesidad de cambiar el status-quo. Aún así, podemos orar por aquellos que sufren por sus creencias y de este modo luchar por la paz y la justicia.

    Ahora bien, este mega-evento parece estar muy lejos todavía y los que leen esto podrían preguntarse qué implicación tiene esto para ustedes. El resultado de la Asamblea del CMI servirá de guía para el trabajo de programación del CMI para los próximos 8 años: ¡Nosotros, los creyentes, estamos en una peregrinación en pos de la justicia y la paz! Esto incluye a los creyentes de todo el mundo, los que son parte del CMI, y los que no lo son. Cualquiera sea la razón que lo llevó a leer este blog, anímese a conocer a otras personas en su contexto y a hablar con ellos sobre cuál es su papel en la hermandad mundial cristiana y cómo se puede contribuir a un mundo más justo y pacífico.

    Cuando asistí por primera vez a la Asamblea del CMI vine con una pregunta en mente, “¿Qué puede hacer este CMI por mí?” En su lugar, me di cuenta de que el CMI no sólo está haciendo algo por mí sino que también por cada uno de nosotros, los miembros de la familia de Dios, que forman la iglesia mundial y que en conjunto son un impacto. Espero con ansias viajar con ustedes en este peregrinaje.

    Por Lydia Funck

    * Los puntos de vistas expresados en la sección de Testimonios expresan las convicciones de fe y las experiencias de los autores y no reflejan necesariamente las opiniones del Congreso Mundial Menonita.

  • SP needed – Meeting of the 4 MWC Commissions in the Netherlands: Deacons, Faith and Life, Mission, and Peace

  • Las últimas dos semanas de agosto fueron muy agitadas para el Congreso Mundial Menonita. Elaboramos cientos de documentos para respaldar los trámites para solicitar visas para varios de nuestros miembros. La Comisión de Diáconos organizó una delegación de los cinco continentes a fin de realizar una visita fraternal a las Iglesias de Angola. Los miembros directivos planearon su reunión en Zimbabwe y yo, como secretario general, programé una visita a nuestras iglesias de Malawi. (Unas semanas después, enviamos solicitudes de visas para mi próximo viaje a las embajadas de Japón, Corea, Indonesia, los Países Bajos y Suiza.)

    Pese al incansable esfuerzo de mucha gente, parecía que algunas visas serían negadas. Cundía la frustración, mientras todos los que habíamos trabajado incansablemente recordábamos el tiempo invertido en innumerables correos electrónicos y llamadas telefónicas a las embajadas, y el costo económico que todo este esfuerzo implicaba. ¿Cómo podremos descansar en Dios en medio de obstáculos que nos imponen como iglesia los gobiernos seculares?

    En medio de esta frustración, recuerdo un intercambio reciente con un colega de Bogotá. “Necesitamos hacer esto otra vez”, fueron las palabras de un pastor después de nuestra celebración del Domingo de la Fraternidad Mundial, en enero de este año. La celebración reunió –¡por primera vez!– a todos los Hermanos Menonitas, Hermanos en Cristo y las congregaciones de la Iglesia Menonita de Bogotá. Cada congregación local canceló sus reuniones y cerró los edificios para facilitar el encuentro de estas Iglesias en un mismo lugar.

    En nuestra reunión hubo cientos de personas de los tres grupos anabautistas de Bogotá, junto con representantes de las organizaciones anabautistas de misiones, paz, desarrollo de la comunidad, salud y educación.

    En dicha reunión, cada iglesia y sus líderes participaron de una celebración unida. Todos fueron servidores según sus dones e identidad singular. ¡Fue una bendición tremenda!

    ¿Por qué será una ocasión tan especial celebrar el Domingo de la Fraternidad Mundial? ¿Qué tendrá que ver con el antedicho trámite de visas?

    Personalmente creo que el culto especial que conmemoramos el domingo del mes más cercano a la fecha del primer bautismo en Zúrich (21 enero 1525), sólo es comparable a las reuniones de la Asamblea Mundial que el CMM realiza cada seis años. En estas reuniones centramos nuestra atención en Dios, a fin de expresarle nuestra gratitud por su presencia en medio de nuestra comunidad mundial.

    Estamos agradecidos por los dones que compartimos en nuestra familia de fe: misioneros que han ofrecido sus vidas para dar testimonio de Cristo; hermanos y hermanas dispuestos a servir a los necesitados; maestros que forman discípulos con el ejemplo de su vida y carácter; pastores que velan por las congregaciones locales; voluntarios que donan generosamente a la obra de Cristo; pacificadores que demuestran una manera nueva de resolver conflictos a la manera de Jesús. ¡Nuestra comunidad mundial es enormemente bendecida por Dios! El Domingo de la Fraternidad Mundial nos concede la oportunidad de reconocer y expresarle nuestra gratitud a Dios.

    El Domingo de la Fraternidad Mundial transmite un claro mensaje respecto a aquellas barreras que impiden la tarea de la iglesia, incluidos los problemas con las visas. Al reunirnos para celebrar, recordamos que somos uno en Cristo, y que Cristo ha derrotado en la cruz las diferencias administrativas, teológicas, culturales, geográficas, nacionales, políticas, de género, raciales y económicas. Él nos ha hecho un solo cuerpo, y por su Espíritu ahora es posible el milagro de la unidad.

    Por todo lo que se mencionó anteriormente, descubrimos a Jesús de un modo especial el Domingo de la Fraternidad Mundial. Es allí que sentimos que nuestro carácter se transforma de muchas maneras.

    Cuánto consuelo siento al recordar todo esto, y de cuánto consuelo serán tales pensamientos la próxima vez que me sienta frustrado por el trámite de solicitud de visas. ¡Qué bueno es cuando hermanos y hermanas conviven en unidad!

    Por César García, secretario general del CMM

     

  • Hace unos años una amiga mía con acento extranjero llamó a la puerta de una de nuestras iglesias en Bogotá. El pastor de la iglesia –también amigo mío– abrió la puerta. La mujer estaba evangelizando en ese barrio y comenzó a hablar con mi amigo sin conocer su compromiso cristiano. Él la invitó a conversar, pensando que podría dar su testimonio a esta misionera extranjera, quien quizá perteneciera a alguna extraña religión.

    Conversaron varios minutos antes de descubrir su fe en común. La sorpresa fue aún mayor cuando se dieron cuenta que pertenecían a la misma tradición –el anabautismo– y que además eran miembros de la misma denominación menonita. Ella se asombró al enterarse que había alrededor de doce iglesias anabautistas en Bogotá. Durante varios años, esta mujer proveniente de un país europeo, había servido en esta ciudad como misionera bajo los auspicios de su iglesia menonita, sin tener contacto con los menonitas colombianos pertenecientes a su misma familia eclesial.

    Me gustaría poder decir que la historia de mi amigo-pastor y su visitante misionera europea fuera sólo un caso aislado. Sin embargo, historias similares se repiten una y otra vez alrededor del mundo en lugares donde las iglesias y organizaciones anabautistas sirven sin conocer lo que hacen otros miembros de nuestra comunidad mundial en ese mismo lugar. La presencia anabautista carece de fuerza e impacto cuando la comunicación mundial entre nuestros miembros e instituciones no es fluida. Ésta es una de las razones por las cuales el Congreso Mundial Menonita ha reconsiderado y revisado su estrategia comunicacional. Este número del Courier/Correo/Courrier describe cómo se está implementando esta nueva estrategia, aprovechando el poder de los nuevos medios de comunicación e invirtiendo prudentemente nuestros recursos donde sean más necesarios. Esperamos que el resultado sea una mejor comunicación entre nuestros miembros alrededor del mundo.

    La comunicación tiene la misma raíz que otras palabras importantes de la misión y visión del CMM: comunión y comunidad. No es posible tener una verdadera comunión con quienes no nos comunicamos. Es imposible construir una comunidad mundial si no nos hablamos periódicamente. No es posible alegrarse con aquellos que se alegran y llorar con los que lloran (Romanos 12:15), si no conocemos sus alegrías y sufrimientos.

    La buena comunicación hace posible compartir recursos, experiencias, dones y debilidades, fortaleciendo nuestro servicio y testimonio. La buena comunicación nos permite la articulación de equipos para lograr mayor eficiencia y eficacia en la fundación de iglesias, la promoción de la paz, el desarrollo social y la educación. ¿Qué pasaría si esta labor se realizara de forma multicultural y como expresión de la iglesia de Cristo? ¿Qué pasaría si consideráramos nuestra familia mundial como un cuerpo orgánico que está interconectado e intercomunicado, en vez de ser sólo una red de instituciones? ¿Qué pasaría si evitáramos duplicar esfuerzos, mientras celebramos las diferencias y la diversidad?

    Hace algunas semanas fui a una reunión de pastores menonitas en Bogotá. Allí estaban mis dos amigos: el pastor y la misionera europea. Estos dos líderes han aprendido a comunicarse y a colaborar. Como resultado, la iglesia ha crecido de muchas maneras. ¿Podremos imitar este ejemplo? ¿Podremos seguir construyendo una comunidad mundial a través de una mejor comunicación? Seamos uno solo, para que el mundo crea que Jesús fue enviado por nuestro Padre (Juan 17:12).

    César García, Secretario General del CMM, desde la oficina central de Bogotá, Colombia

  • Alemania – Judy DaSilva, una mujer de First Nations de Grassy Narrows, Ontario, Canadá, ha sido galardonada con el Premio Michael Sattler de la Paz de la Comisión de Paz menonita alemana.

    “Queremos otorgar el premio a Judy DaSilva con el fin de honrar la resistencia no violenta de Grassy Narrows First Nation en contra de la destrucción de la naturaleza y por la preservación de su cultura indígena,” dijo Dr. James Jakob Fehr del Comité de Paz menonita alemán.

    DaSilva es madre de cinco hijos y ha organizado un sinnúmero de reuniones de jóvenes, de mujeres, protestas, giras y participó en bloqueos para abogar por la justicia y por un medio ambiente sano. Su defensa humilde, ferviente e implacable ha tenido como resultado la suspensión de la explotación forestal en el territorio de Grassy Narrows por casi cinco años.

    Cuando estuvo en Alemania Judy habló por todo el país para promover el popular boicot de Grassy Narrows a la Corporación Weyerhaeuser – la única compañía multinacional de tala en la región que se niega a respetar el derecho de Grassy Narrows a decir no a la explotación forestal.

    La entrega de premios se realizó el 20 de mayo en el resplandeciente Salón de los Príncipes de estilo rococó de la Abadía de San Pedro en la Selva Negra cerca de Friburgo, Alemania. El premio, que lleva el nombre de un líder anabautista del siglo XVI, reconoce a grupos o individuos que trabajan por la paz, para el testimonio cristiano a la no violencia, para el trabajo de la reconciliación y por el diálogo entre las religiones. Los miembros alemanes del Comité de Paz se enteraron por vez primera sobre estas luchas durante una delegación a Grassy Narrows que co-organizaron con los Christian Peacemaker Teams (Equipos Cristianos de Acción por la Paz.)

    «Estoy encantado de que Judy DaSilva y Grassy Narrows hayan sido reconocidos por su liderazgo valiente y comprometido,» dijo Peter Haresnape de Christian Peacemaker Teams (ECAP) de Canadá. «Gracias, Judy, por su continua defensa de su tierra y su gente y por recibir tan bien el apoyo de los demás.»

    «Nosotros, el Jefe y el Consejo de Grassy Narrows quedamos muy contentos de saber que Judy DaSilva ha sido elegida para recibir el Premio Michael Sattler de la Paz de Alemania. Judy dedica su tiempo libre y su vida a vivir sus valores como protectora de nuestro entorno natural, » dijo Lucille McKenzie, Concejala de Grassy Narrows First Nation.

    «Grassy Narrows se encuentra actualmente en proceso de apelar a la Corte Suprema de Canadá para escuchar del Caso Keewatin, también conocido como litigios de los cazadores con trampas, que afirma los derechos inherentes de nuestro pueblo a la tierra para la caza y la captura con trampas. El Caso Keewatin también ha sido un motor para la provincia para elevar sus estándares en la consulta y la acomodación de nuestro pueblo,» dijo McKenzie.

    Los gobiernos de Canadá y Ontario han ignorado por mucho tiempo los derechos de los pueblos de Grassy Narrows en su tierra natal, imponiendo la extracción industrial que ha dado lugar a la intoxicación por mercurio y la pérdida de la cultura. Los gobiernos sólo reconocen la jurisdicción de Grassy Narrows en la pequeña reserva que incluye sólo una minúscula porción del territorio.

    Artículo presentado por el Dr. James Jakob Fehr, director de Deutsches Mennonitisches Friedenskomitee (Comité de Paz menonita alemán)

  • Angola– La delegación del Congreso Mundial Menonita (CMM) recibió una entusiasta y alegre bienvenida junto con una larga lista de necesidades, en su visita a las iglesias miembros de Angola durante la primera semana de septiembre de 2013; ésta fue una visita de seguimiento a la anterior realizada en abril (véase nota por separado).

    El objetivo, según Henk Stevens (de los Países Bajos), secretario de la Comisión de Diáconos, fue escuchar, animar y asegurarles a las iglesias miembros de que eran una parte importante de la comunión mundial que el CMM procura ser.

    La delegación también estuvo integrada por Janet Plenert (de Canadá), Vicepresidente del CMM, y Enock Shamapani (de Zambia), miembro de la Comisión de Diáconos, quien estuvo a cargo de un seminario sobre el rol de los diáconos. Se les negó la visa de ingreso a otras personas designadas para integrar el grupo (Samuel Martínez Leal de El Salvador y Shant Kunjam de la India).

    Un grupo de líderes y un coro de las iglesias menonitas recibieron a los visitantes en el aeropuerto de Luanda. Las canciones y danzas se intensificaron la siguiente mañana durante un largo culto dominical, cuando cinco coros aparecieron entre la congregación, cantando mientras pasaban al frente.

    “Hubo muchas reuniones inspiradoras”, observó Stenvers. “Me sentí inspirado por los miembros de las iglesias locales, la alegría que les da su fe y cómo siguen adelante a pesar de ser muy pobres. Fue inspirador el relato del estudiante de la escuela bíblica, que todas los días se levanta a las 4 de la mañana para vender jabón y pasta dentífrica, lavar ropa, cerca de la estación de autobuses, y así ganar dinero para pagar la escuela.”

    Después de conocer a algunos líderes de la iglesia, Plenert comentó, “nos impresionó la visión de los líderes, la dedicación de los profesores y su capacidad de destacar lo que tenían, por encima de lo que no tenían.”

    A la vez, los miembros de la delegación se sintieron abrumados y afligidos por algunos pedidos de asistencia, ya que parecían asumir que la solución completa a sus necesidades vendría desde afuera de su país.

    Durante un culto a principios de la visita, los miembros de la delegación enfatizaron que venían como hermanos y hermanas, y no como padre o madre de las iglesias angoleñas. Esa misma semana, relató Plenert, “un líder juvenil declaró públicamente que a pesar de lo que habíamos predicado el domingo… éramos su padre y madre, nos guste o no, porque los menonitas son (originalmente) una iglesia blanca de Europa y América del Norte. Dijo que conocíamos nuestra historia y éramos responsables de enseñárselas, y de cuidar de ellos porque nosotros les trajimos esta iglesia.”

    El comentario fue hiriente, señaló Plenert. En respuesta, ella se refirió a la iglesia como “un cuerpo de muchos miembros, no una jerarquía de propiedad histórica”. Refiriéndose a su propia experiencia de incorporarse a la iglesia menonita, no habiendo sido criada en un hogar menonita, agregó que, “todos somos adoptados, gentiles que por la gracia somos parte del pueblo de Dios.”

    La delegación se reunió con los líderes de los mismos grupos a los que visitó la delegación en abril de 2013. Además, Stenvers, Plenert y Shamapani pudieron reunirse con el líder descontento de la Igreja Evangélica Menonita em Angola (IEMA), y alentar el restablecimiento de la fraternidad con los otros grupos menonitas.

    Comunicado de prensa de Ron Rempel

  • Reflexionamos sobre nuestro compromiso de celebrar el culto

    Como comunión mundial de iglesias afines al anabautismo, compartimos el compromiso de reunirnos regularmente para celebrar el culto. Aunque nuestra enorme diversidad nos lleva a asumir este compromiso de maneras muy distintas. En el número de octubre 2013 de Correo, líderes de toda nuestra hermandad exponen sobre las diferentes maneras en las que los anabautistas abordan el culto: lo que se ve y se escucha, los desafíos y las bendiciones.

    Integra todas las áreas de la vida

    ¿Fundar una nueva iglesia? Sí, pero ¿qué estilo de culto seguiremos? Esta pregunta se la hicieron varias personas interesadas en iniciar la iglesia Menonita de Quito hace doce años. Ellas provenían de diferentes tradiciones de fe.

    La respuesta a tal pregunta era un reto por varias razones. Una de ellas es que en Ecuador, como en el resto de Latinoamérica, los cultos de las iglesias evangélicas reflejan la influencia del «movimiento de adoración y alabanza” traído desde los Estados Unidos durante los años 80: músicos profesionales, instrumentos clásicos, canciones cuyas últimas notas empatan con la siguiente, un tiempo de canciones con ritmos suaves llamado “tiempo de adoración”, y otro tiempo de canciones más alegres llamado “tiempo de alabanza”, cantos proféticos llamados “nuevo canto”, danza hebrea, uso de banderas, gritos de júbilo –al estilo de los guerreros que ganan una batalla-, canciones con contenido guerrerista, entre otros aspectos. Otra razón es que las iglesias de origen histórico (católicas, luteranas, anglicanas y presbiterianas) seguían un culto inflexible a la improvisación. Otra, muy fuerte, es que los asistentes apreciaban la tradición anabautista. Y otra es que los asistentes a la nueva iglesia, aunque tenían diferentes procedencias, deseaban que la identidad latinoamericana se reflejara en el culto.

    Dado lo anterior, la iglesia de Quito rescató los ritmos latinoamericanos: son (de Cuba), chamamé y tango (de Argentina), sanjuanitos y pasillos (de Ecuador), y guabinas y cumbias (de Colombia), entre otros. Estos ritmos son acompañados por instrumentos autóctonos: guitarra acústica, charango, bombo, maracas y palo de lluvia. Pero la música de los cantos no lo es todo; también se tiene cuidado que la letra de las canciones no contradigan el evangelio.

    Los símbolos también identifican la adoración. Dado que para los pueblos latinoamericanos la cruz -vacía- es una expresión de identificación con los sufrientes y al mismo tiempo de esperanza. Además, la cruz recuerda la confrontación de Jesús a los poderes y que somos Cristocéntricos. Asimismo, se usan los colores litúrgicos, matizados por los tejidos indígenas ecuatorianos. Éstos, puestos sobre una mesa, invitan a meditar en la belleza y el valor de la diversidad en medio de modelos imperantes que tratan de homogenizar el mundo. Igualmente, la vela recuerda que somos luz y que estamos comprometidos con la paz de Cristo. Además, las sillas ubicadas en forma semicircular y la ausencia de una tarima son símbolo de contracorriente en un contexto religioso que relaciona la santidad con la cercanía al púlpito.

    Otro aspecto de la adoración es la revisión de la vida de quienes adoran, o confesión. Esta se expresa en una letanía inspirada en los textos bíblicos correspondientes al calendario litúrgico. Ayuda a saber cómo estamos caminando en las huellas de nuestro Maestro e invita a las personas involucradas en grupos armados a seguir a Cristo y el camino de la paz. Es decir, la confesión no llega a ser una mera recitación o hacer un mea culpa sino una confrontación con el evangelio de la paz. Esta parte de la adoración termina con un canto de paz y el saludo entre todos los asistentes.

    La lectura de textos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento es otra parte de la adoración. Así, se vive el principio anabautista de que la Escritura se interpreta a sí misma. Esta etapa culmina con la hermenéutica comunitaria donde se comparten otras interpretaciones y otras experiencias de la vida.

    En conclusión, la adoración en la iglesia Menonita de Quito incluye a todas las personas sin distinción de edad, raza, clase social, género o raza y consta de varios momentos: introducción, convocatoria, confesión, liturgia de la Palabra, respuesta a la Palabra y ofertorio, intercesión y acción de gracias, y anuncios y bendición pastoral. Entre todos y todas nos bendecimos pastoralmente al final del culto, con el compromiso de anunciar el evangelio de la paz y servir en el contexto donde estemos.

    Es decir, la iglesia de Quito entiende que el culto integra todas las áreas de la vida en una entrega a Dios y al prójimo, sobre todo a los más necesitados.

    César Moya es pastor de la Iglesia Menonita de Quito en Ecuador con su esposa, Patricia Urueña.

  • La comunidad menonita de Indonesia es diversa y dinámica. Al discutir sus orígenes y desarrollo podrían surgir muchas preguntas, especialmente para los del Norte del mundo: ¿Cómo echó raíces el menonitismo en Indonesia? ¿Cómo se convirtió Indonesia en el quinto centro menonita más grande del mundo? ¿Y cómo personas con nombres como Dharma, Widjaja, Pasrah, Arum y Sutrisno llegaron a identificarse como menonitas, dado que los nombres menonitas conocidos son Yoder, Roth, Neufeld y Rempel?

    Como otros países del Sur del mundo, Indonesia tiene una historia singular respecto al encuentro de sus habitantes con el anabautismo. Por cierto, su historia es clave para entender el crecimiento explosivo del anabautismo fuera de los “lugares de origen” como Europa y América del Norte. Y,  sin embargo, esta historia en particular también refleja los desafíos y oportunidades que enfrentan los cristianos en todo el mundo.

    Un mosaico de culturas y religiones

    Para poder comprender plenamente la comunidad menonita de Indonesia, primero tenemos que analizar (brevemente) la cultura, historia y cambios religiosos en nuestro país.

    Indonesia es un país archipiélago, conformado por más de 17.000 islas dispersas en una región de 1.183 kilómetros cuadrados en el sudeste de Asia. A lo largo de su historia se ha convertido en un crisol de varias culturas, tradiciones, idiomas y religiones. Mercaderes chinos trajeron elementos de su cultura a la región a partir del siglo I hasta el VI. Entre los siglos V y XV, el hinduismo dominó el horizonte religioso y cultural de la nación. Al comienzo del siglo XIII, el islam se convirtió en la mayor influencia en la región, y actualmente es la religión mayoritaria.

    El cristianismo llegó a Indonesia en 1522, cuando los colonizadores portugueses construyeron un puerto en la isla de Ternate, en las Molucas de Indonesia oriental. El cristianismo estaba estrechamente vinculado con la cultura moderna europea, que tuvo gran influencia en Indonesia durante el período colonial (del siglo XVI a principios del siglo XX). Durante la mayor parte de este período, Indonesia estuvo controlada por los holandeses, quienes llevaron el menonitismo –entre otras tradiciones– a la región.

    Menonitas indonesios en la actualidad

    Hoy día, aproximadamente 108.000 menonitas viven en Indonesia. Celebran sus cultos en más de 350 congregaciones menonitas afiliadas a una de tres convenciones o sínodos: Gereja Injili di Tanah Jawa (Iglesia Evangélica Javanesa, o GITJ); Gereja Kristen Muria Indonesia (Iglesia Cristiana Muria de Indonesia, o GKMI); y Jemaat Kristen Indonesia (Congregación Cristiana de Indonesia, o JKI).

    La historia de GITJ: de iglesia-misión a sínodo independiente

    El menonitismo llegó a Indonesia durante la última mitad del período del dominio colonial holandés, por iniciativa de Pieter Jansz. En 1851, Jansz –enviado por Doopsgezinde Zending Vereniging (DVZ), una junta de misiones holandesa– desembarcó en la isla de Java, y pronto se estableció cerca del Monte Muria. Al principio, no tuvo mayor éxito ya que tuvo que enfrentar tres grandes desafíos. Primero, la zona alrededor del Monte Muria no era propicia para la evangelización. Segundo, surgieron conflictos con el gobierno de las Indias Holandesas. Y tercero, las luchas anticolonialistas se fueron intensificando. La tarea en medio de este dilema político-cultural no fue fácil, y finalmente Jansz se dio cuenta de que la labor misionera no podía depender de extranjeros. La evangelización y la obra de la iglesia tenían que surgir de las convicciones de los pueblos autóctonos.

    Lamentablemente, los esfuerzos de Jansz para que el pueblo autóctono participara en el ministerio no tuvo mayor impacto, dado que Jansz seguía procediendo según el concepto occidental del liderazgo, concepto que no siempre concordaba con la cultura javanesa. Dicha realidad nos ayuda a aclarar el conflicto de Jansz con el misionero autóctono javanés Tunggul Wulung, cuyas creencias místicas Jansz consideraba demasiado rigurosas (muy unidas a su trasfondo cultural). Ni la labor misionera de Jansz ni la de Wulung resultó en un crecimiento significativo.

    La política también jugó un papel en el crecimiento lento de las iniciativas misioneras menonitas. A diferencia de otras organizaciones misioneras que obraban entonces en el país, los menonitas se negaron a valerse de la autoridad política para extender el cristianismo. Estudiantes de historia indonesia han señalado que por mucho tiempo la autoridad política tuvo un protagonismo clave en el crecimiento y propagación de religiones particulares, incluso el cristianismo. Debido a sus creencias respecto a la separación de la Iglesia y el Estado, los menonitas no ambicionaban poder político, confiando en cambio en obras educativas y médicas para extender el evangelio en Indonesia.

    El crecimiento de la Iglesia Menonita de Indonesia comenzó en serio luego que la congregación GITJ fuese autorizada en 1925. La cuestión de la autonomía –que el pueblo autóctono asumiera el liderazgo de los misioneros occidentales– había sido motivo de tensión durante muchos años. Al ir madurando la congregación GITJ en los años 1920, hubo quienes comenzaron a señalar la dependencia de la iglesia con la junta de misiones, particularmente  respecto a finanzas y liderazgo. De a poco, los creyentes locales determinaron que la autonomía era la única salida de la dependencia. Además, la crisis política causada por la Segunda Guerra Mundial, terminó de convencer a la junta de misiones de la necesidad de entregar el liderazgo a los líderes de las congregaciones autóctonas. La autonomía finalmente fortaleció la GITJ. Un informe de 1957 destacó que había once congregaciones consolidadas con 2.410 miembros adultos y 2.850 niños. Un crecimiento de tal magnitud se mantuvo bien entrado los años ochenta.

    Aun así, el crecimiento generó problemas. Lograr independizarse de la junta de misiones no fue fácil, dado que las congregaciones habían dependido de este organismo como guía espiritual y para la ayuda financiera durante muchos años. Pese al duro trabajo, los conflictos por el liderazgo y las finanzas alcanzaron su punto máximo en los años ochenta. El sínodo se esforzó por decidir a quién convocar como líder y generar fuentes de ingresos para reemplazar los de la junta de misiones. Aun hoy, la iglesia lucha con estas cuestiones. Y a la vez, experimenta una gran vitalidad: en 2012, el sínodo tenía 43.250 miembros en 104 congregaciones.

    La historia de GKMI: una iglesia autóctona desde el inicio

    Mientras GITJ avanzaba hacia la autonomía a principios del siglo XX, surgía otro grupo menonita indonesio: GKMI. A diferencia de GITJ, que se inició con los auspicios de una junta de misiones occidental, GKMI comenzó a través de la iniciativa de un empresario chino, Tee Siem Tat, en Kudus, Java Central. Antes de su conversión, Tee era adepto al confucionismo; conoció a Cristo durante una enfermedad, de la cual fue liberado. Tee afirmó que había sanado de cuerpo y alma, y decidió compartir el evangelio con sus parientes y amigos chinos en Kudus, y los alrededores del Monte Muria.

    En 1920, tres años después de su conversión, Tee y veinticuatro de sus amigos fueron bautizados en la casa de Tee, por Nicolai Thiessen, misionero menonita holandés. Después de ser bautizados, siguieron compartiendo el evangelio con sus amigos de la zona.

    Tee decidió identificarse con los menonitas por sus valores, y pronto comenzó a colaborar con los misioneros cerca del Monte Muria. Sin embargo, la obra de su ministerio –el sínodo de GKMI– desde el comienzo fue financiera, teológica y administrativamente independiente de la junta menonita de misiones.

    Al reconocer el llamado de Dios a compartir el evangelio con toda la gente y en todo país, Tee y sus amigos extendieron su ministerio más allá de sus amigos y parientes chinos, a los javaneses que vivían en la zona. En 1958, cambiaron el nombre de su iglesia, de “Iglesia Cristiana Menonita China” a “Iglesia Cristiana Muria de Indonesia”, y eligieron a un pastor javanés, Soedarsohadi Notodihardjo, como secretario general del sínodo.

    Actualmente, el ministerio de GKMI se extiende a siete islas en Indonesia, y su membresía incluye personas de diversas tribus. El sínodo aún procura expresar claramente su identidad menonita, crear un orden eclesial apropiado y formar liderazgo confiable.

    La historia de JKI: acercarse a la juventud

    La comunidad menonita más nueva de Indonesia es JKI.  En un lapso de menos de cuarenta años, JKI estableció  más de cincuenta congregaciones; hoy, la iglesia tiene 45.000 miembros en un total de 189 congregaciones. Las iglesias están agrupadas en las ciudades cerca del Monte Muria, como también en Java Oriental y Occidental, y en algunos lugares en el exterior.

    Este sínodo comenzó mediante el esfuerzo de un grupo de jóvenes de GKMI llamado Keluarga Sangkakala (Familia Trompeta), que inició varios ministerios creativos. Este grupo combinó reuniones de renovación con el ministerio social, y usó los medios de comunicación para dar a conocer el mensaje del evangelio. Con el tiempo, el grupo creció, y pronto se hizo evidente la necesidad de formar una iglesia independiente. El 4 de marzo de 1979, en Ungaran, Java Central, el bautismo de varios creyentes llevó al establecimiento formal de la iglesia JKI.

    JKI sigue evidenciando gran crecimiento, especialmente en la juventud. Mientras la mayoría de las congregaciones rurales son pequeñas, las congregaciones más grandes están en las ciudades. De hecho, las cuatro congregaciones más grandes del sínodo son urbanas: Yakarta Praise Community Church en la capital del país, tiene 10.000 miembros; JKI Injil Kerajaan en Semarang, tiene 15.000 miembros; JKI Bukit Zion en Surabaya, tiene 5.000 miembros, y JKI Maranatha en Ungaran-Semarang, tiene 1.800 miembros.

    Desafíos y oportunidades

    Estas tres comunidades menonitas enfrentan desafíos similares; cuatro merecen ser mencionadas específicamente aquí.

    1. El menonitismo no tiene raíces profundas en la cultura, sociedad o política indonesia.        

    La mayoría de los indonesios ve el cristianismo como ligado y asociado al colonialismo occidental. Por tal motivo, para la mayoría de la gente la religión tiene una connotación negativa. A diferencia de otras religiones, integradas sin problemas a las culturas locales, el cristianismo se considera un “intruso”. Por lo tanto, reelaborar la “oscura” historia del colonialismo, mientras introducimos la visión menonita, es un gran desafío para nuestras comunidades.

    2. Las iglesias perciben cierta “competencia” con otras denominaciones cristianas.

    No se puede negar que las iglesias de hoy perciben cierta “competencia” con otras denominaciones cristianas. Más aun, en las ciudades, muchas iglesias tienden a dirigir su ministerio hacia organizaciones interdenominacionales, en vez de desarrollar proyectos en sus comunidades locales. Con el tiempo, estas “para-iglesias” se convierten en sus propias iglesias, eclipsando aun más las congregaciones locales. Por lo tanto, fortalecer las congregaciones locales se ha transformado en una cuestión de suma importancia para los menonitas de Indonesia.

    3. Los ministerios tienden a enfatizar el pragmatismo, el ritual (entretenimiento) y la satisfacción de las necesidades de la gente.

    Según mi opinión, muchas iglesias contemporáneas se esfuerzan mucho por satisfacer las necesidades de la gente, en cuanto a su deseo de que se la entretenga y ministre personalmente. Por supuesto que esta tendencia hacia el pragmatismo en el ministerio no está mal, en tanto mantengamos los valores del cristianismo. Como menonitas, tenemos el desafío de mantener firme el énfasis comunitario, mientras le damos a la gente lo que desea (o espera).

    4. Los políticos consideran la religión como una mercancía.

    Tras la renuncia del presidente Suharto en 1998, la reforma transformó el escenario político de Indonesia. El proceso democrático tuvo como resultado la conformación de muchos grupos sociales y políticos nuevos. Particularmente, los grupos políticos nuevos han procurado crear redes para concentraciones masivas, habiendo intentado ganar a muchos grupos religiosos para sus fines. Las iglesias –especialmente las iglesias menonitas– deben estar atentas a dichas intenciones, y resistir la intención de convertir la religión en una mercancía política viable.

    En medio de estos desafíos, la comunidad menonita de Indonesia también aprovecha muchas oportunidades para un ministerio renovado y revitalizado. Una oportunidad que se presenta es la de recuperar los cuatro pilares fundamentales de la iglesia: historia, teología, eclesiología y misiología. Necesitamos recordar y examinar la historia y los valores de nuestros antepasados menonitas. Hacerlo nos fortalecerá para enfrentar los desafíos actuales.

    Además, es necesario fortalecer nuestra identidad menonita. Esto sucederá, en parte, al abocarnos a traducir y publicar libros sobre historia y teología menonita. A la vez, es necesario pensar cómo contextualizar más eficazmente los valores menonitas para la realidad de Indonesia. √âsta no es tarea fácil, aunque sabemos que nada es imposible para nuestro Dios.

    Otra oportunidad que valora la comunidad menonita indonesia se relaciona con la familia mundial de fe. Los tres sínodos menonitas son miembros del Congreso Mundial Menonita. Agradecemos el apoyo de nuestros hermanos y hermanas del CMM en todo el mundo, confiados en que podamos corresponder dicho  apoyo al invertir más y más en la obra del CMM.

    Muchos rostros y una misma misión

    La comunidad menonita de Indonesia tiene tres “rostros” –GITJ, GKMI y JKI. Cada  “rostro” refleja un trasfondo diferente y un conjunto de experiencias. A la vez, los desafíos y oportunidades que enfrentan estos tres grupos son –de algún modo– los mismos desafíos y oportunidades que enfrentan otras comunidades menonitas en todo el mundo. En este mundo moderno todos tenemos nuestras luchas: todos procuramos contextualizar la fe cristiana de manera adecuada; todos nos esforzamos por llevar adelante ministerios locales sin suscitar un espíritu de competencia; todos luchamos con panoramas culturales cambiantes y expectativas personales; todos luchamos por comunicar la verdad con fuerza, ya sea en pobreza o en abundancia. Como familia mundial de fe, ¿trabajaremos juntos –de la mano– para ayudarnos unos a otros? De este modo, no sólo luchamos juntos sino también aprendemos y servimos juntos.

    Por Adhi Dharma, Secretario General del Sínodo GKMI

  • Desde hace cuatro años soy coordinador del Capítulo Argentino de la Red Juvenil Interreligiosa de Religiones por la Paz. (función que por motivos de edad estaré dejando para fin de año).

    Nuestra comunidad (Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires) forma parte de dicha red. Entendemos que como iglesia histórica de paz estamos llamados al diálogo y a la cooperación interreligiosa.

    El viernes 9 de Agosto fuimos invitados para participar de la celebración del Id Al Fitr Al Mubarak, la Fiesta del Desayuno en la Culminación del Sagrado Mes de Ramadán, organizada por el Centro Islámico de la República Argentina (CIRA).

    En esta oportunidad aprovechamos la presencia del joven Cristian Vidal, miembro de la Iglesia Anabautista Menonita Puerta del Rebaño (Concepción – Chile) que actualmente se encuentra en Argentina junto a su esposa Danitza por motivos de estudios a que se sume a la delegación, que estabá integrada por referentes del Movimiento de los Focolares, la Asociación Cristiana de Jovenes, la Pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal Argentina y el Consejo Judío Latinoamericano.

    Fuimos cálidamente recibidos por el Secretario General, Omar Ahmed Kabbara. Estaban también presentes Autoridades del Gobierno Nacional, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Diplomáticos de los diferentes países de tradición islámica, políticos, funcionarios y representantes Religiosos de distintas confesiones.

    Paz

    Luis Ma. Alman Bornes