Oraciones de gratitud e intercesión

  • Hace menos de un año, no tenía la menor idea de que iba a estar en Indonesia este mes de febrero, y mucho menos con cuatro amigos nuevos de cuatro continentes diferentes. Pero eso es lo que sucede cuando uno participa en su comunidad de fe a nivel mundial: uno termina en lugares inesperados –física, espiritual, mental y emocionalmente.

    Los cinco – Jantine Huisman, Makadunyiswe Ngulube, Dominik Bergen, Ebenezer Mondez y yo – no estábamos seguros de qué esperar en las reuniones del Comité Ejecutivo del CMM en Indonesia como parte de nuestras nuevas responsabilidades en el Comité de Jóvenes Anabautistas (YABs). Afortunadamente, en este peregrinar, contamos con un miembro del comité anterior, Tigist Tesfaye Gelagle, como nuestro guía y mentor.

    Nuestras primeras reuniones en Indonesia pueden resumirse como reuniones de orientación y planificación. Los primeros dos días, aprendimos mucho sobre la historia y la visión del Congreso Mundial Menonita y cómo encaja YABs en ellas. Valoramos las lecciones de historia sobre cómo nuestra identidad como anabautistas ha sido formada por el pasado. Aprendimos sobre el reciente desarrollo de YABs y cómo ha evolucionado desde que comenzó como comité de planeación de la Cumbre Mundial de la Juventud en 2001.

    No solo aprendimos sobre el CMM y YABs, también aprendimos a conocernos mutuamente y cómo trabajar juntos en el plano transcultural, algo en lo que continuamente vamos a seguir creciendo en los siguientes cinco años.

    Una vez que recibimos algo de orientación sobre nuestro papel como brazo de los adultos jóvenes del CMM, comenzamos a planear y a hacer un borrador del plan de trabajo para los siguientes cinco años. Ajustamos el proyecto original del comité de YABs anterior para que coincidiera con nuestra visión y metas, pero cinco puntos principales del enfoque del comité de YABs permanecen iguales: las redes, el compañerismo, la capacitación, la toma de decisiones y la identidad anabautista.

    Una iniciativa principal para cultivar y promover el compañerismo entre los jóvenes anabautistas es nuestra primera Semana de Fraternidad YABs anual, que se llevará a cabo del 19–26 de junio de 2016. Siguiendo el modelo del Domingo de la Fraternidad Mundial el propósito es fomentar un mayor sentido de koinonia (compañerismo) entre los jóvenes anabautistas en el mundo mediante la oración y el compartir historias, canciones y la Escritura. Los materiales a ser utilizados por los grupos de jóvenes y de adultos jóvenes para la Semana de Fraternidad YABs están en internet. Nuestra visión es que los jóvenes anabautistas compartan motivos de oración y oren específicamente por sus hermanos y hermanas en diferentes países, así como conectarse mediante el uso de los nuevos recursos en la adoración y utilizar las redes sociales como una plataforma y medios de comunicación.

    Lo que es emocionante de ser parte del comité de YABs en esta etapa es que tenemos una buena estructura en marcha que continuará desarrollandose durante los siguientes años donde tendremos la oportunidad de darle forma y continuar ampliando la esfera de influencia para los adultos jóvenes en la comunidad anabautista mundial.

    ¡Asegúrese de seguirnos en Facebook e Instagram (@younganabaptists) mientras trabajamos en fortalecer la red de jóvenes anabautistas alrededor del mundo!

    Larissa Swartz, representante de YABs de América del Norte

    *Para obtener más información sobre la Semana de Fraternidad YABs, cómo puede participar o por cualquier otra pregunta sobre la labor que realizamos, favor de hacer clic aquí o envíe un correo electrónico a yabs@mwc-cmm.org.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

  • “Mientras el viento despliegue las velas. . .”

    Larry Miller recuerda nítidamente el momento cuando a los 38 años, estaba sopesando si aceptaba lanominación para encabezar el Congreso Mundial Menonita. Corría el año 1988, y se encontraba en una biblioteca univer- sitaria en Estrasburgo, Francia.

    “Trabajaba en mi tesis, cuando levanté la vista y observé el libro de uno de mis profesores en el estante. Estaba cubierto de polvo y nadie jamás lo había leído. “¡De repente me di cuenta que me estaba perfi- lando para escribir ese tipo de libros!”

    Larry estaba terminando el Doctorado en Nuevo Testamento, y era candidato para ocupar el cargo de docente de pos- grado en la Facultad protestante de la Universidad de Estrasburgo. Pero se le presentó algo inesperado. Las iglesias menonitas de Europa lo habían nomina- do como Secretario Ejecutivo del CMM.

    Larry y su esposa Eleanor, habían tra- bajado con estudiantes internacionales en París (para los menonitas europeos y la Junta Menonita de Misiones de América del Norte), y en actividades por la paz y relaciones entre iglesias (para el Comité Central Menonita). “Trabajaba en el ámbito internacional y ecuménico, y cre- cían mi interés y experiencia en esas áreas. Pero me preguntaba si el CMM –que para el entender de la mayoría de la gente significaba asambleas espectaculares reali- zadas cada seis años– encajaba con mis dones y mi personalidad.”

    “¡Mi creciente interés en el CMM sor- prendió a los que me conocían, incluyen- do a Eleanor! Sin embargo, percibí que podía ser un llamado a recibir vida a tra- vés de la iglesia mundial.”

    Larry se convirtió en el Secretario General durante el acto de cierre de la 12a Asamblea en julio de 1990, en Winnipeg, Canadá. El ambiente, la música y la cere- monia tenían un toque de espectaculari- dad, pero al concluir la semana de reunio- nes, Larry y el CMM debían afrontar un alarmante déficit.

    A pesar de la carga financiera, Larry no se sintió desbordado en ese momento. “Si bien el CMM tenía que enfrentar esa realidad –y lo logramos– nunca sentí la presión de conseguir el “éxito” constru- yendo una gran institución. Más bien, el enfoque era ayudar a este pequeño barco –el CMM– a mantener las velas desple- gadas. El viento claramente estaba soplando, así que la tarea era ajustar las velas para que atraparan el viento.”

    Larry siente que ha servido a los ana- bautistas de todo el mundo en tiempos de cambios fundamentales. “Mi principal vocación ha sido amplificar la voz del Sur del mundo y alentar su surgimiento. Esa voz, esa capacidad, necesita más espacio y oportunidades. Muchas veces, como Juan el Bautista, he sentido que algo más gran- de estaba por venir.”

    Un gran riesgo

    En enero de 1997, bajo el liderazgo de Larry Miller, se realizó el primer Congreso Mundial Menonita en carpas dentro de un predio educativo ubicado en el centro de Calcuta. Este paso audaz contrastaba totalmente con la 12a Asamblea realizada anteriormente en un bien equipado centro de convenciones en Winnipeg.

    “Teníamos desastres en potencia por todas partes”, reflexiona Larry sobre el evento en Calcuta. Antes de mi incorpo- ración al CMM, se habían hecho prepa- rativos para que la Asamblea se realizara en el sector diplomático y aristocrático de Nueva Delhi. Ese sitio no me parecía el correcto. “No existía modelo alguno para realizar una Asamblea mundial en Calcuta. Era algo contracultural. Ninguna otra denominación mundial había acudido a Calcuta para su asamblea mundial. Así que teníamos que crear la nuestra de cero.

    “¿Vendría la gente? ¿Podríamos llevar a cabo un evento tan complejo aquí? ¿Sería viable económicamente? ¿Los asistentes se verían desbordados por la ciudad en sí?”?Las iglesias nacionales de la India,

    miembros del CMM, junto con el perso- nal del CMM, trabajaron diligentemente y con extraordinaria perseverancia para recibir a unos 4.500 menonitas y Hermanos en Cristo.

    Esta audaz decisión y el marcado con- traste con las asambleas anteriores, despe- jaron el camino para que nacieran aspec- tos nuevos del plan programático de las asambleas. Por primera vez se incluyó la Aldea de la Iglesia Mundial en el encuen- tro, un lugar donde los delegados pudie- ran aprender sobre la vida de las iglesias en cada región continental mediante muestras culturales y gastronómicas. También se brindaron oportunidades para que los delegados visitaran las igle- sias en la región por medio de la “Asamblea Dispersa”. De hecho, estas novedades tuvieron tan buenos resulta- dos que han continuado en las asambleas subsiguientes.

    “Me sorprende que ninguna parte de la Asamblea de Calcuta terminara en un desastre”, comenta Larry ahora, “y como fue una experiencia positiva, ese evento le permitió al Congreso Mundial Menonita dar un salto. Hizo posible una reorienta- ción del CMM. Lo considero un hito, una divisoria de aguas”.

    Larry y su equipo acompañaron la segunda Asamblea que se realizó en Bulawayo, Zimbabwe. A pesar de la ines- table situación política, económica y ali- menticia del país, las iglesias de los Hermanos en Cristo brindaron una extraordinaria hospitalidad.

    “Zimbabwe generó muchas de las mis- mas preguntas que surgieron en Calcuta. ¿Fue un acto de valentía o una estupidez llevar a miles de personas a estos lugares? Pero si habíamos sobrevivido a Calcuta, un modesto fracaso en Zimbabwe no hubiera arruinado el CMM.”

    La Iglesia es tanto local como mundial

    Quizá uno de los mayores aportes de Larry Miller a los menonitas y Hermanos en Cristo de todo el mundo haya sido su convicción y acciones consecuentes, de que la Iglesia nunca es solamente la con- gregación local, o la denominación, o el cuerpo mundial

    “La Iglesia es tanto local como mun- dial. Siempre lo ha sido y siempre lo será. La tarea especial y fundacional del CMM durante estos años ha sido recuperar esta visión de la Iglesia del Nuevo Testamento. El CMM necesita ayudar a la iglesia mundial a que siga siendo real, para que pueda verse, tocarse, sentirse y vivenciarse.”

    Gradual pero persistentemente, Larry ha creado las formas para que esta reali- dad diaria se manifieste. Ayudó a conce- bir, y después a crear, el Fondo de Ayuda de la Iglesia Mundial, a través del cual las iglesias miembros del CMM solicitan y reciben fondos para sus ministerios, como expresión de la redistribución del Jubileo. Aportó lo suyo en la elaboración de la declaración del CMM denominada “Convicciones Compartidas”, breves párrafos que documentan las conviccio-

    nes centrales que sostienen las iglesias anabautistas dispersas. Ha supervisado la formación de cuatro Comisiones dentro del CMM, cada una integrada por miem- bros de las cinco regiones continentales, cada una comprometida a promover una mayor fidelidad de las iglesias miembros del CMM y el apoyo entre sí. (Las cuatro Comisiones son Diáconos, Fe y Vida, Misión y Paz.)

    “Al mismo tiempo, dice enfáticamente, la iglesia mundial sin la iglesia local tam- poco es plenamente la Iglesia. Una sin la otra es una herejía.”

    Larry pasó rápidamente a otro tema que ha caracterizado su liderazgo en el CMM. “Aunque apenas hemos empezado a comprender lo maravilloso que significa pertenecer a nuestra particular familia mundial de fe, solos aún somos un fragmento. Lo que está emergiendo es nuestra creciente vinculación con otras denominaciones cristianas mundiales. Debemos considerar otras iglesias cristianas mundiales como parte de la iglesia universal toda, a la cual nosotros también pertenecemos. Debemos vivir dentro de la totalidad de esta Iglesia, o no viviremos.”

    Las luchas y los dones

    ¿Qué dificultades enfrentó Larry como Secretario General del CMM?

    “He vivido una constante serie de despedidas”, dice. “Y si bien he tenido muchos puntos de contacto, casi todos son muy distantes.” El personal de la oficina del CMM en Estrasburgo, donde reside Larry, incluye como promedio sólo cuatro empleados administrativos. Todo el resto del personal y el liderazgo ejecutivo está disperso por todo el mundo.

    “El trabajo a veces es pesado y solitario”, reflexiona. “¡Pero siempre es estimulante! √âste ha sido un lugar generador de vida para mí, un don de vida.”

    ¿Qué inquietudes tiene Larry con respecto al CMM, que él reconoce como una comunión de fe con incertidumbres, pesadumbres y fragilidades?

    “Estamos en un momento de transición histórico”, dice Larry. “Existe un declive en las iglesias del Norte. Pero cuando perteneces a un organismo de fe mundial, siempre hay una parte que está experimentando nueva vida y visión que nos puede impulsar a todos hacia adelante. El centro de gravedad de la iglesia mundial se ha desplazado hacia el Sur. Debemos continuar ajustando nuestras velas adecuadamente para atrapar este nuevo viento del Espíritu.”

    “Con gratitud y gozo me imagino a César García (nuevo Secretario General electo del CMM), y a los que lo acompañan, retomando la visión para el futuro. Espero ver cómo ellos la habrán de encarnar. La oportunidad de trabajar con César ha sido una de mis mayores alegrías y está entre mis mejores experiencias en el CMM. √âl y su equipo vivirán hacia el futuro a partir de sus propias palabras y contextos, avanzando con el Espíritu. Está en ellos imaginarlo.”

    El 1 de agosto de 2011 los directivos del Congreso Mundial Menonita, junto con algunos integrantes del personal y representantes de las cuatro iglesias de América del Norte (miembros del CMM), se reunieron alrededor de una gran mesa en Grantham, Pennsylvania. Fue el puntapié inicial para organizar la planificación de la próxima Asamblea del CMM a realizarse en 2015 en Harrisburg, Pennsylvania.

    Danisa Ndlovu, Presidente del CMM, abrió la reunión con una meditación, reconociendo dos motivos para sentir ansiedad ese día: el inicio de la planificación para la nueva Asamblea, y el primer día oficial de César García como Secretario General electo.

    Cuando le tocó a Larry Miller dirigirse al grupo, afirmó: “¡Después de 22 años en el Congreso Mundial Menonita, puedo atestiguar que no es un lugar que provoca ansiedad, sino un lugar que genera vida!” Y lo dijo con convicción.

    Phyllis Pellman Good, Lancaster, Pennsylvania, EE.UU., es consultora en comunicaciones del CMM.

    Bendiciones al emprender el camino, Larry!

    Recuerdo los días difíciles de 1996, cuando no tenías visa para la India. Gracias a tu actitud, fe, espíritu y visión, las cosas siguieron avanzando.–Margaret Devadason, coordinadora de la Asamblea de 1997

    Cuando Marlin [Miller] falleció, Larry me eligió como su hermano mayor. Bendiciones… y gracias por ayudar a la administración para que el CMM prosperara en el mundo. Dios te bendiga. –Mesach Krisetya, Presidente del CMM, 1997- 2003

    Cuando me impacientaba con alguien o con algunos grupos del CMM, Larry siempre me recordaba que a pesar de todo, era mejor que esas personas o grupos estuvieran dentro y no fuera del círculo del CMM?–Paulus Widjaja,), secretario del Comisión de Paz

    Larry se destaca por promover la creación de espacios para los jóvenes y su capacitación para el liderazgo y la toma de decisiones en la Iglesia.–Elina Ciptadi-Perkins, presidente del primer Comité de Jóvenes del CMM, 2004-2009

    Uno de los mayores logros de Larry fue llevar las Asambleas al Sur del mundo para que éstas vigoricen a las iglesias anfitrionas. Larry, que la chispa que le diste a la iglesia mundial prenda la antorcha de César al guiarnos hacia el futuro.?–Ray Brubacher, organizador de las Asambleas de Zimbabwe (2003) y Paraguay (2009)

    “Mantén la fe”, es la frase que expresaste con frecuencia durante los últimos meses. Has demostrado cómo finalizar una carrera de la mejor manera.–César García, Secretario General entrante del CMM

    Estábamos sentados en la sala de mi casa, considerando una serie de temas del futuro, cuando Larry se ofreció a acompañarme al hospital a visitar a mi padre. Su presencia pastoral fue una bendición para papá y me ayudó a superar mi sensación de fragmentación.–Nancy R. Heisey, Presidente del CMM, 2003- 2009

    Larry, un visionario por excelencia, un administrador inspirador, alguien que valora la amistad y un hermano discípulo de Cristo.–J. Lorne Peachey, Redactor responsable de Courier-Correo-Courrier, 2002–2010

    Una muestra de mensajes de amigolas dentro y fuera del CMM

    Quizás no quedó ningún rincón del planeta donde las comunidades afines al anabautismo no hayan sido convocadas a explorar la posibilidad de unirse al CMM como iguales.–Milka Rindzinski, Redactora responsable y traductora del CMM 1992–2008

    Una de las cosas que admiro de Larry es su discernimiento en sus contactos con la Iglesia Menonita de todo el mundo.?–Raúl García, MWC President 1990–1997

    Cuando fue nombrado la primera vez, Larry tuvo que afrontar un déficit muy grande… Un año después me llamó para decirme que el déficit había sido saldado. Ambos estábamos muy satisfechos.–Reg Toews, Tesorero del CMM, 1990-1996

    Recuerdo el culto de reconciliación con la Iglesia Protestante Reformada en Zurich en 2004, cuando Larry, predicando desde el púlpito de Zwinglio, afirmó que pertenecíamos a un solo cuerpo, pese a todo lo ocurrido a lo largo de la historia. –Markus Rediger, miembro actual del Comité Ejecutivo

    Larry, eres la persona más diligente y dedicada que jamás haya visto en el Congreso Mundial Menonita. Trabajas intensa y rápidamente. Ningún detalle se te escapa.–Bedru Hussein, MWC Vicepresidente del CMM, 1997–2000

    Larry, tu liderazgo sereno y prudente ha bendecido a la familia anabautista mundial. Seguirás, como Dios lo prometió, bendiciendo a los demás.–Willard E. Roth, Redactor responsable del CMM 1990-1997

    Que Dios te acompañe al transmitir tu pasión por la fe anabautista y la iglesia mundial en los círculos ecuménicos mundiales.–Ferne Burkhardt, Redactora del Servicio de noticias, 2001-2010

    A Larry y Eleanor les encanta el vínculo internacional entre las iglesias, y realizan silenciosamente muchas tareas misionales de las que casi nadie se entera.–Ernst Bergen, Tesorero del CMM

    Entre los Secretarios Generales de las comuniones cristianas mundiales, Larry ha sido un gran colega y fuente de inspiración. –Rev. Dr. Setri Nyomi, Secretario General, Comunión Mundial de Iglesias Reformadas

    Mi interpretación preferida [del significado de la reconciliación entre luteranos y menonitas en 2010] fue el artículo de Larry en Correo: “¿Qué ocurrió en el cielo el 22 de julio?” Así era Larry: combinaba la profundidad teológica con una visión generosa.–Kathryn L. Johnson, Secretaria General Adjunta para Asuntos Ecuménicos, Federación Luterana Mundial

    Larry, ha sido un privilegio trabajar contigo en el diálogo menonita-católico. Valoro tu profundo compromiso ecuménico y amistad al abocarnos a dicha tarea.–Mons. John A. Radano, ex integrante del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

    Al reflexionar sobre la historia del origen de los menonitas en Europa y el de las Iglesias Independientes de √Åfrica, nos dimos cuenta que ambas familias eclesiales tenían mucho en común.–Nicta Lubaale, Secretario General, Organización de Iglesias Instituidas de √Åfrica

    Agradezco la presencia amable, sensata, perspicaz [en reuniones de la Conferencia de Secretarios de Comuniones Cristianas Mundiales]. Como representantes de dos Iglesias Históricas de Paz, compartimos muchos valores y enfoques.–Nancy Irving, Secretaria General, Comité Mundial de Consulta de los Amigos

    El espíritu gentil que Larry expresaba en su trato con los demás, dio lugar a la consolidación de vínculos que honran a Cristo y el Evangelio.–Dr. Geoff Tunnicliffe, Secretario General, Alianza Evangélica Mundial

  • Sindy Novoa Caro reside en Bogotá, Colombia, donde pertenece a la Iglesia Casa de Oración, una congregación de los Hermanos Menonitas. En 2010-2011 Sindy participó en ¡YAMEN! como asistente de la maestra en una escuela para niños que viven cerca de un basurero en Tegucigalpa, Honduras. Desde que regresó a Colombia, Sindy ayuda a coordinar una red de apoyo local para anteriores, actuales y nuevos participantes de ¡YAMEN!, y otras personas que han participado en el Programa Internacional de Intercambio Voluntario del MCC. Sindy trabaja para la Corporación Belcorp como líder zonal para vendedoras por catálogo. A principios de año conversó sobre su experiencia con Jana Meyer, voluntaria del MCC en Colombia.

    ¿Cómo influyó tu experiencia en YAMEN en tu visión del mundo y de la iglesia?

    Haber conocido a personas que viven de desperdicios de la calle y aún sonríen ante la vida, me hizo tomar conciencia de lo privilegiada que era al tener agua, tres comidas diarias, una vivienda, el abrazo de una madre o padre y tiempo para compartir con mi familia el fin de semana. Llegué a valorar a alguien que no hubiera podido bañarse, pero que necesitaba que lo abrazaran y le dijeran que existe un Ser supremo que lo ama y lo cuida. Trabajo de otra manera con la gente alrededor de mí. Antes, quizá sólo me preocupaba su situación económica. Ahora interactúo con mucha gente, y estoy más interesada en quiénes son como personas, en cómo les va.

    ¿Cómo podría haber sido tu vida si no hubieras participado en YAMEN?

    Estaría haciendo mi vida con la misma falta de conciencia como la de tantos en el mundo. Muchos creen que el mundo les debe algo, que el mundo debería agradecer su existencia, que las bendiciones diarias son respuesta a sus esfuerzos, y no a la misericordia de Dios.

    ¿Cómo se profundizó tu relación con Dios?                                                                                                                       

    Aunque estaba lejos de mi país y no conocía a nadie, nunca me sentí sola. Siempre sentí el apoyo y la guía de Dios. Cada día fue una oportunidad para aprender de Dios, y comprender lo que él esperaba de mí en ese momento.

    ¿Cómo se profundizó tu visión de la iglesia de Colombia?

    Aprendí que la tarea de llevar el mensaje del evangelio a otros debe hacerse de manera integral. No es posible que las personas sepan que Dios los ama y los busca, si han pasado días sin comer, si no tienen acceso a la educación, o si toda la sociedad los rechaza. ¿Cómo puedo pretender hablar  con ellos quince minutos y después irme? Dios quiere que actuemos como Jesús: que renunciemos a nuestras bendiciones, ofreciéndolas al mundo, que enseñemos con el ejemplo y respondamos a las necesidades físicas, emocionales y espirituales.

    ¿Cuál es tu visión de YAMEN?

    Me gustaría que jóvenes de Colombia participaran en este programa, motivándose a hacer algo por sus hermanos y hermanas, sin preocuparse por el sacrificio, dejándose guiar por Dios. Me gustaría ver cómo construimos vínculos con nuestros hermanos y hermanas latinoamericanos, y con personas de países adonde por lo general no estaríamos dispuestos a ir.

    Participantes de YAMEN en 2012-2013

    Patricia Calvimontes Arevalo, de Bolivia, sirve en Guatemala;
    Vichara Chum, de Cambodia, sirve en Sudáfrica;
    Fang Deng, de China, sirve en Indonesia;
    Glenda Aracely, de Guatemala, sirve en Bolivia;
    Humberto Lagos Martínez,
    de Honduras, sirve en Cambodia;
    Mei Ling Dueñas, de Honduras, sirve en Nicaragua;
    Prashant Nand, de la India, sirve en Indonesia;
    Cindy Tristiantari, de Indonesia, sirve en Corea del Sur;
    Galuh Florentina, de Indonesia, sirve en Cambodia;
    Heri Purwanto, de Indonesia, sirve en Bolivia;
    Youa Xiong, de Laos, sirve en Bolivia;
    María Aranda, de Nicaragua, sirve en Honduras;
    Paola Duarte, de Paraguay, sirve en México;
    Shammah NakawesI, de Uganda, sirve en Indonesia;
    Festus Musamba, de Zambia, sirve en Sudáfrica;
    Olivia Muzyamba, de Zambia, sirve en Indonesia.


    La Red de Intercambio de Jóvenes Anabautistas Menonitas (Young Anabaptist Mennonite Exchange Network, ¡YAMEN!) es un programa conjunto del Comité Central Menonita (MCC) y el Congreso Mundial Menonita (CMM), cuyo objetivo es fomentar el servicio y aprendizaje intercultural de jóvenes adultos del Sur del mundo.

     
     
  • Se calcula que hay 9.500 congregaciones en todo el mundo que integran la familia Congreso Mundial Menonita (CMM). Dichas congregaciones se encuentran en todos los continentes y en diversos contextos, lo que significa que existen, potencialmente, miles de comunidades activas de la paz de Cristo ávidas de reconciliación. La visión de la Comisión de Paz del CMM consiste en animar, fomentar y brindar recursos a estas organizaciones comunitarias de paz.

    Al tener presente esta visión, quisiéramos conocernos más como iglesias miembros del CMM. Les formulamos la sencilla pregunta: “¿Considera que su iglesia cumple con el anhelo de ser una Iglesia de Paz?”

    ¿Qué pudimos conocer?

    Las respuestas nos alentaron y conmovieron mucho por su vulnerabilidad y la mirada íntima y profunda de la vida de las iglesias miembros del CMM. Nos pusieron en contacto con sus desafíos y los compromisos que han asumido las iglesias debido a su deseo de ser embajadoras eficaces de la paz en nuestro mundo quebrantado.

    ¿Qué pudimos conocer?

    Todos los encuestados expresaron el profundo deseo de ser “Iglesias de Paz”, es decir, comunidades de discípulos de Jesús que promovieran activamente la no violencia en su contexto particular. Esto es alentador y no se debe dar por sentado.

    Todos los encuestados se refirieron a las iniciativas importantes y creativas que llevan adelante para fortalecer su identidad como Iglesias de Paz.

    La mayoría de los encuestados destacaron las declaraciones “oficiales” importantes que las identificaban como iglesias que compartían la visión de las Iglesias de Paz.

    Todos los encuestados señalaron que existe una distancia entre las declaraciones oficiales de la iglesia y la vida de la iglesia y las congregaciones. Nuestras acciones no coinciden con nuestros dichos.

    Todos los encuestados plantearon desafíos importantes y abrumadores que se les presentan al esforzarse por ser Iglesias de Paz, desafíos enormes que varían según el contexto.

    Todos los encuestados manifestaron que el concepto de paz está cambiando: de la reacción (no le hagas mal a los demás) a la acción (haz el bien a los demás).

    Todos los encuestados dijeron que necesitaban más recursos y fondos a fin de fortalecer su identidad como Iglesias de Paz.

    ¿Cuáles son los desafíos?

    Los aspectos más conmovedores de las respuestas hacían referencia a los desafíos en el contexto de ser Iglesias de Paz. (Para leer el informe completo, visite www. http:// mwc-cmm.org/node/100) Es evidente que nuestra visión para los 9.500 embajadores comunitarios de paz que trabajan con eficacia en cada contexto, responde a una gran vocación. Hay dos cuestiones muy palpables: la vocación de paz es sumamente importante y necesaria, y seguir dicha vocación es extraordinariamente complejo.

    Por razones de espacio no es posible ahondar en los detalles. Pero, a continuación daremos un vistazo a los desafíos que se nos presentan:

    Desde Canadá: El impacto del materialismo, la riqueza y comodidad individualistas nos vuelve insensibles y nos “protege” del mundo quebrantado por la pobreza, la revolución y la violencia.

    Desde Honduras: La influencia constante del machismo en las relaciones sociales y de género opaca la paz de Cristo.

    Desde Taiwán: El ambiente militarizado generado por miles de misiles chinos que apuntan a Taiwán dificulta que amemos a nuestros enemigos según el mandato de Cristo.

    Desde Indonesia: Vacilamos al forjar una identidad como Iglesias de Paz porque los pastores de nuestras iglesias se gradúan de seminarios que no les brindan una formación pacifista.

    Desde España: Compartimos unos con otros un “nido de amor”, pero es necesario que hagamos mucho más.

    Una cuestión apremiante

    Cualquiera de estos desafíos es tremendo. En su conjunto, se puede observar la magnitud de nuestra vocación. Al mundo le hace mucha falta la paz, pero es muy complejo llevarla a la práctica. Quizá la mejor lección que podamos aprender de las respuestas es que no seremos Iglesias de Paz “sin haberlo premeditado”. Si queremos ser Iglesias de Paz, tendremos que bregar por ello, intencionada, abierta y estratégicamente.

    Recuerdo cuando visitamos a los líderes de una congregación semirural de la región central de la India. Nos comentaron que sus hijos y nietos ya no sabían lo que significaba ser “menonitas”. Esto les entristecía y preguntaban: “¿Qué hará el CMM al respecto?”

    Esta pregunta proveniente de la India es profunda. Define una identidad teológica preferencial. También afirma que esta identidad debe ir acompañada de conductas por parte de la congregación y la iglesia que fomenten y fortalezcan intencionadamente dicha identidad.

    ¿Qué hace el CMM al respecto?

    El CMM responde de varias maneras:

    Primero, seguimos promocionando nuestras Convicciones compartidas, elaboradas por el CMM en 2006. Brindan una base común para nuestro deseo de ser Iglesias de Paz anabautistas. Están para que las estudiemos, compartamos e implementemos.

    Segundo, el CMM aprobó varios libros, informes y ponencias que pueden serles provechosas a las iglesias miembros que se proponen fortalecer su identidad anabautista-menonita. Libros tales como Lo que juntos creemos de Alfred Neufeld, Una cultura de paz de Paulus Widijaia, Alan y Eleanor Kreider, y De semilla anabautista de C. Arnold Snyder, constituyen buen material de estudio sobre la identidad anabautista desde diversos ángulos (histórico, teológico, etc.). (Para obtener una lista completa de los libros, visite http://mwc-cmm.org/node/418) El informe final del diálogo luterano/CMM, Sanación de la memoria: reconciliación en Cristo, y el informe final del diálogo católico/CMM, Llamados a trabajar juntos por la paz, son documentos muy útiles que se podrían adaptar al ministerio educativo de la iglesia. Además, las tres ponencias que discutió y aprobó recientemente el Comité Ejecutivo del CMM, constituyen otros recursos útiles e instructivos que han sido elaborados por el CMM. (Para leer las ponencias, visite www.mwc-cmm.org/ node/224)

    Tercero, la Comisión de Fe y Vida del CMM tiene previsto ofrecer “talleres sobre la identidad” a las iglesias que los soliciten. La Comisión espera que estos seminarios sean encuentros cara a cara, dinámicos e inspiradores, que examinen temas vinculados a la identidad anabautista junto con especialistas idóneos.

    Cuarto, el CMM proyecta establecer representantes regionales en cada continente. Estas personas pueden incentivar que las iglesias miembros de la región juntas aborden cuestiones y desafíos vinculados a la paz.

    Quinto, el CMM tiene como objetivo elaborar y difundir materiales que sean utilizados en las escuelas afines a nuestras iglesias. Este deseo surgió de dos consultas promovidas por el CMM y realizadas por educadores menonitas en las reuniones de Paraguay 2009 y Suiza 2012, durante las cuales surgió la necesidad de producir algunos materiales básicos y comunes para las escuelas, y así aportar a la construcción de la identidad.

    Sexto, la Comisión de Paz del CMM diseñó un atractivo “Afiche de la paz” que servirá como un útil recordatorio sobre la centralidad de la paz en el evangelio de Cristo. (Se incluirá el afiche en la página central de esta edición de la revista.) Esperamos que este recurso visual tenga un lugar destacado en los espacios de culto de las congregaciones del CMM. Además, la Comisión de Paz está abocada a la elaboración de algunas pautas para evaluar y administrar conflictos.

    Finalmente, y quizá como elemento de mayor importancia, el CMM brinda una oportunidad y una estructura real que permiten que las iglesias miembros de todo el mundo manifiesten: “Nos pertenecemos”. Seguramente alguien preguntará: “¿A qué pertenecen? ¿Por qué pertenecen? ¿Por qué es importante pertenecer?” Estas preguntas presentan excelentes oportunidades para aclarar nuestra identidad y vocación como Iglesias de Paz.

    Robert J. Suderman es Secretario de la Comisión de Paz del CMM

    Afiche de Paz

    Haga clic aquí para ver este afiche. Este afiche, elaborado por la Comisión de Paz del CMM y diseñado por Glenn Fretz, tiene por fin recordarles a las iglesias miembros del CMM la centralidad de la paz en el evangelio de Cristo.

    Sidebar

    ¿Quiénes respondieron la Encuesta sobre la paz?

    La Comisión de Paz del CMM formuló la pregunta: “¿Considera que su iglesia cumple con el anhelo de ser una Iglesia de Paz?”. Respondieron 21 iglesias miembros (de cien), de cuatro continentes.

    Participaron las siguientes iglesias:

    Asia y el Pacífico
    1. Brethren in Christ Church Orissa, India
    2. Bihar Mennonite Mandli, India
    3. Gilgal Mission Trust, India
    4. Fellowship of Mennonite Churches in Taiwan
    5. Persatuan Gereja-Gereja Kristen MuriaIndonesia
    6. Gereja Injili di Tanah Jawa (oral), Indonesia
    América Latina y el Caribe
    1. Hermandad en Cristo, Colombia
    2. Convención Iglesias Evangélicas Hermanos Menonitas Nivacle, Paraguay
    3. Iglesia Evangélica Menonita de El Salvador
    4. Iglesia Evangélica Menonita Hondureña, Honduras
    5. Konferenz der Mennonitengemeinden in Uruguay
    6. The Mennonite Church of Trinidad and Tobago
    Europa
    1. British Conference of Mennonites, United Kingdom
    2. Arbeitsgemeinschaft Mennonitischer
    Gemeinden in Deutschland, Germany
    3. Asociación de Menonitas y Hermanos en Cristo en España, Spain
    América del Norte
    1. Evangelical Mennonite Conference, Canada
    2. Mennonite Church Canada
    3. Conservative Mennonite Conference, USA
    4. Mennonite Church USA
    5. U.S. Conference of Mennonite Brethren Churches
    6. Brethren in Christ General Conference, North America
    África
    Lamentablemente, no recibimos ninguna respuesta
  • “¡Soplan los vientos del anabautismo!” Estas entusiastas palabras de Felipe Elgueta, miembro de la Iglesia Menonita de Chile, es una acertada descripción de las iglesias menonitas emergentes en distintas regiones chilenas. Mientras que la mayoría de las iglesias menonitas en América Latina se originaron a partir de migraciones o misiones, las iglesias menonitas chilenas surgieron como resultado del ingenio de sus miembros, similar al de las iglesias pentecostales del siglo XX. Tal como concluyó Jaime Prieto en Misión y Migración (Colección de Historia Anabautista Mundial, América Latina, 2010), “Chile es ejemplo de un país donde las iniciativas anabautistas se desarrollaron internamente conforme los chilenos abrazaban la fe y práctica anabautistas”.

    ¿Cómo prendió el anabautismo en Chile? Algún mérito corresponde al chilenocanadiense Jorge Vallejos, fundador de iglesias y pastor, quien en la década de 1980 sugirió a sus amigos creyentes que adoptaran el nombre “menonita”. Desde un principio, Daniel Delgado, actual presidente de la Iglesia Evangélica Menonita de Chile (IEMCH), se conmovió al escuchar la historia de Dirk Willems, mártir anabautista holandés del siglo XVI.

    También le impresionó el culto integral de los obreros del Comité Central Menonita en la vecina Bolivia, quienes no mostraban parcialidad alguna con respecto a religión, etnia, clase social o género. Carlos Gallardo y Mónica Parada, al aprender sobre la eclesiología anabautista en un curso sobre la Reforma Radical dictado por Titus Guenther, sintieron inmediatamente una afinidad entre su propia interpretación de la vida de la iglesia y la visión histórica de los anabautistas.

    Las congregaciones chilenas, algunas con casi 25 años de existencia, surgieron en diferentes contextos, aunque mayormente de un trasfondo pentecostal. La Iglesia Menonita Puerta del Rebaño, surgió en el contexto de una comunidad universitaria en Concepción, desarrollando su identidad menonita a partir de la influencia de maestros visitantes menonitas, tales como Juan Driver, César Moya y Delbert Erb. Como se mencionó anteriormente, este grupo fue liderado por Carlos Gallardo y Mónica Parada, dos ex estudiantes del seminario. Es importante destacar que estas dos iglesias insertas en distintos contextos sociales, surgieron a cierta distancia una de la otra, diferencias que dificultaron la relación entre ellas. Sin embargo, los últimos acontecimientos –como la participación conjunta en los preparativos del Congreso del Cono Sur 2013, un encuentro de anabautistas de seis países latinoamericanos–, redujeron la “distancia” entre estos grupos.

    Estas congregaciones tienen un ministerio para personas en situación de pobreza crónica. Sus iniciativas comunitarias se dirigen a la familia, mujeres y jóvenes. Las mujeres son mayormente responsables de estos ministerios. Según lo expresado por un líder, están a cargo del 70% del trabajo. Preparan alimentos, visitan a los enfermos, brindan apoyo a familias necesitadas y acompañan a personas con adicciones. Gladys Delgado (esposa de Daniel) nos presenta un vívido ejemplo de ello. Un día, un joven abandonado por sus padres alcohólicos, apareció en la iglesia de la familia Delgado. Gladys lo invitó a su hogar. Cuatro años después, aún vive con ellos y participa activamente en la vida y ministerio de la iglesia.

    Estas iglesias menonitas también demostraron su preocupación por el sufrimiento causado por el terremoto en Chile, en 2010. A pesar de contar con recursos limitados, estos creyentes llenaron tres camionetas de provisiones y las repartieron entre los más afectados por este desastre natural, no sólo menonitas, sino también de otras iglesias evangélicas. Después del sismo, La Puerta inició tareas de socorro similares en las comunidades alrededor de Concepción.

    La identidad de estos menonitas chilenos quedó plasmada en esta breve anécdota de Daniel Delgado. Cuando un oficial de policía le preguntó: “¿Y, al fin y al cabo, qué hace la Iglesia Menonita”?, Daniel respondió: “Hacemos el trabajo que Uds. deberían hacer, sólo que lo hacemos gratis”.

    Además del servicio social, los menonitas de Chile tienen una conciencia cabal de la necesidad de compartir el evangelio con sus vecinos. Samuel Tripainao, pastor de la iglesia de Peñaflor y secretario de la IEMCH, expresa el sentimiento compartido por la mayoría de los menonitas de este país: “Cuando salimos a la calle, acompañamos nuestro testimonio con un sándwich y un café”. Su servicio no se limita solamente a las comunidades más cercanas. Cada tanto, los pastores viajan a lugares más distantes, incluyendo a la vecina Argentina, para fortalecer a congregaciones hermanas, confraternizar con ellas y colaborar en campañas de evangelización locales. Cuando Samuel se enteró del conflicto por la tenencia de tierras en la región donde viven muchos mapuches (pueblo originario), manifestó que, “éste sería un buen lugar para fundar una iglesia”, llevando paz y sanidad a esta comunidad.

    Un informe sobre los menonitas de Chile estaría incompleto si no se hiciera referencia a la renovación anabautista en la numerosa Unión de Iglesias Bautistas Chilena (UBACH). Omar Cortés –profesor de un seminario bautista, y colaborador en los programas de la Iglesia Menonita Canada Witness y Red Menonita de Misiones (EE.UU.)– tuvo un papel central en este movimiento. Por medio de sus enseñanzas sobre la Reforma Radical, Omar ayudó a la Iglesia Bautista a redescubrir sus raíces como iglesia de paz. En 2008, UBACH y la Iglesia Menonita Canada se vincularon como iglesias hermanas. Está por verse si esto perdurará con el nuevo liderazgo de la UBACH.

    Nuestra experiencia personal al visitar una nueva comunidad eclesial, iniciada por dos profesores de un seminario bautista, nos sugiere que hay mucha vitalidad en este movimiento de renovación. Dichos cristianos están profundamente interesados en la eclesiología y práctica anabautistas, y además son muy inclusivos al enfatizar la paz, justicia y compasión en sus cantos y liturgia.

    Habría que destacar otras dos iniciativas de la iglesia del sur de Chile. Una fue iniciada en Valdivia por tres mujeres – Wanda Sieber, Marlene Dorigoni y Waleska Villa– de la Iglesia Menonita de Argentina (Patagonia). La otra, también en la región de Valdivia, liderada por los obreros Mike y Nancy Hostetter, de las Misiones Menonitas del Este.

    Hasta hace poco, los menonitas de Chile se sentían a menudo aislados del movimiento anabautista más amplio, aunque esto está empezando a cambiar debido a las visitas de administradores de las Misiones Menonitas y maestros de América del Norte y países vecinos. La participación de los miembros en el Congreso bianual del Cono Sur y en la Asamblea del Congreso Mundial Menonita en 2009, también ha contrarrestado apreciablemente esta sensación de aislamiento. Como resultado de estos intercambios, la Iglesia Evangélica Menonita de Chile se ha convertido recientemente en la iglesia miembro número cien de la familia del CMM.

    Otro hito en la vida de las iglesias menonitas chilenas tuvo lugar este año, cuando por primera vez fueron anfitriones del Congreso del Cono Sur. Este evento congregó a hombres, mujeres y jóvenes en las tareas cotidianas de cocinar, servir y limpiar, así como organizar y dirigir el programa.

    Dado su ministerio multifacético e integral, los menonitas de Chile enfrentan varios desafíos. En primer lugar, es necesario preparar a personas nuevas y más jóvenes para asumir roles de liderazgo. La mayoría de los líderes actuales de la iglesia son personas de edad avanzada; una nueva generación deberá surgir pronto para tomar la posta. Sin embargo, en el presente la preparación de la mayoría de los jóvenes para brindar servicio en el futuro se limita a ayudar en el ministerio de niños y jóvenes.

    También existe una carencia en la capacitación y conocimientos bíblicoteológicos de los líderes. Y lo peor es que hay poca evidencia de que la nueva generación tenga acceso a una mayor capacitación en este sentido. La Puerta (Concepción) con un estudiante inscripto en un seminario, es la excepción. Un tercer desafío se refiere a la retención de miembros y congregaciones individuales. Actualmente, se van casi tantos miembros como los que se suman. Otra cuestión es la igualdad de género, que sigue siendo un desafío para muchas de estas congregaciones, especialmente en cuanto al liderazgo pastoral. La participación en la iglesia más amplia ayuda a las congregaciones a superar su aislamiento y las acerca a la gran familia menonita. Esperamos que esto resulte en una mayor apertura a otras familias de fe.

    No obstante, los vientos del anabautismo siguen soplando por medio de las iglesias menonitas de Chile. Estos creyentes chilenos se fortalecen mediante el apoyo de los menonitas de todo el mundo, y a su vez, los chilenos están ayudando a que otros menonitas tomen conciencia de lo que significa ser anabautistas. Estos encuentros son una oportunidad maravillosa para compartir y complementar los diversos dones. Las iglesias más antiguas, basadas en una formación más bíblicoteológica, pueden compartir su sabiduría y experiencia, mientras que las iglesias chilenas más jóvenes les brindan nuevos aportes a sus hermanas y hermanos, como resultado de la relectura de la Biblia con una mirada nueva.

    -Titus Guenther, profesor adjunto de Teología y Misiones de la Universidad Menonita de Canadá (Winnipeg, Manitoba), y Karen Loewen Guenther, escritora free-lance y ex profesora de inglés, asignados actualmente a tareas especiales por la Iglesia Menonita Canada Witness en Chile.

  • En 2012, el CMM se asoció con el Instituto para el Estudio del Anabautismo Mundial, de Goshen College (Goshen, Indiana, EE.UU.), a fin de implementar una investigación de varios años. ¿El objetivo? Expresar los distintos matices de la membresía del CMM en particular, y de la iglesia anabautista mundial en general.

    El proyecto consta de dos partes. La primera, el Perfil Anabautista Mundial, es una encuesta armada a partir de las Convicciones compartidas del CMM con el objeto de recolectar estadísticas demográficas e información sobre creencias y prácticas. La segunda parte, el Proyecto “Damos testimonio: historias personales”, procurará reunir historias personales de discipulado y sufrimiento, según el espíritu de El espejo de los mártires.

    Courier-Correo-Courrier se comunicó recientemente con el personal del proyecto para analizar la iniciativa, cómo se había generado y su progreso hasta ahora.

    ¿Qué motivó esta investigación sobre el anabautismo mundial?

    John Roth (JR): La iglesia anabautista mundial ha experimentado una transformación impresionante en los últimos treinta años, pasando de 600.000 miembros en 1980 a casi 1,7 millones actualmente. Aunque el CMM ha trabajado arduamente para facilitar el intercambio entre los grupos miembros, aún estamos aprendiendo a conocernos mejor. Este proyecto representa un paso más en procura de una mayor comprensión de la información demográfica básica, y brinda a la vez la posibilidad de reunir información mucho más detallada sobre las creencias y prácticas, esperanzas y sueños de las iglesias miembros del CMM.

    ¿Hubo otras iniciativas para estudiar las creencias y prácticas de la comunidad anabautista-menonita internacional?

    Conrad Kanagy (CK): No muchas. Hace algunos años, Richard Showalter (Presidente de Misiones Menonitas del Este y de la Comisión de Misiones del CMM) y yo lanzamos el Perfil Anabautista Multinaciones, cuyo fin era aprender más sobre las creencias y prácticas de la comunidad anabautista mundial, y específicamente las iglesias nacionales vinculadas a Misiones Menonitas del Este. Los resultados de este estudio se publicaron recientemente en el libro, Winds of the Spirit (Herald Press, 2012).

    Alfred Neufeld (AN): Winds of the Spirit es un ejemplo excelente de cómo un estudio de este tipo puede fomentar la labor teológica y contribuir a la renovación de la identidad. Esperamos que del mismo modo el Perfil Anabautista Mundial ayude a nuestra Comisión.

    CK: El Perfil Anabautista Mundial tendrá un alcance más amplio que el Perfil Anabautista Multinaciones, y esperamos que aporte aun mayores conocimientos.

    ¿Cómo se proponen reunir las historias para el Proyecto:” Damos testimonio”?

    JR: Por un lado, el proyecto reunirá de manera más deliberada las historias de los siglos XVIII, XIX y XX (desde 1685, cuando se concluyó El espejo de los mártires, hasta el presente). Pero además, quisiéramos reunir historias de la iglesia contemporánea, y especialmente de las iglesias menonitaanabautistas del sur del mundo.

    En agosto de 2012, alrededor de cuarenta personas de nueve países (representando al menos seis grupos anabautistas distintos), se reunieron en Goshen College para establecer el marco del proyecto. En la consulta quedó claro que la recolección de historias nunca es fácil. Esperamos que poco a poco se vaya generando interés a través de instancias personales, Internet, convocatorias públicas y el uso de redes existentes (como el CMM).

    Hasta la fecha, ¿cuánto ha progresado el proyecto?

    JR: Tras casi un año de diálogo con líderes del CMM, directivos de organizaciones abocadas a la misión, representantes del Comité Central Menonita y un grupo de individuos interesados, el Comité Ejecutivo del CMM otorgó la aprobación preliminar del proyecto del Instituto, en mayo de 2011, confirmándose la aprobación definitiva del Concilio General en mayo de 2012.

    En agosto de 2012, un subgrupo de la Comisión de Fe y Vida del CMM se reunió para revisar la logística del Perfil Anabautista Mundial. También en agosto, Conrad convocó a varios sociólogos menonitas, todos con amplia experiencia en encuestas interculturales, para recibir asesoramiento metodológico. A fines de octubre concluimos nuestra muestra, y en noviembre la oficina del CMM en Bogotá envió notas oficiales a una muestra representativa de 25 iglesias miembros, invitándolas a participar. Actualmente estamos respondiendo preguntas y confirmando los grupos que desean participar del proyecto. Esperamos completar la encuesta en 2013-2014.

    En la actualidad, es común que investigadores norteamericanos realicen este tipo de estudios en el sur del mundo. Seguramente Ud. es consciente de esta percepción con respecto al actual proyecto.

    ¿Qué medidas han adoptado en respuesta a esta percepción?

    JR: Sí, es posible que algunos perciban que esto es meramente un proyecto académico norteamericano que “extrae” información de la iglesia mundial. Es una impresión falsa, aunque comprendo su preocupación. Obviamente, el Instituto –ubicado en EE.UU.– es el catalizador del proyecto, y todo el financiamiento proviene de América del Norte. Pero consideramos que es un proyecto que pertenece conjuntamente a todas las iglesias miembros de la familia del CMM. La propia encuesta está basada en las ‘Convicciones compartidas’ del CMM, fruto de un largo proceso de discernimiento, que incluyó el aporte de grupos de todo el mundo. Cada grupo participante tendrá la oportunidad de agregar preguntas al Perfil Anabautista Mundial que sean específicas a su contexto. Y los resultados de la encuesta de cada grupo participante estarán disponibles en forma accesible a los líderes de cada iglesia.

    Reunir información no es un fin en sí mismo; está claro que con esta información se procura ayudar a la iglesia –tanto local como mundialmente (CMM)– a ser seguidores más fieles de Jesús.

    ¿Cómo cree que los datos reunidos a través de este proyecto facilitarían la tarea del CMM de interrelacionar a la comunidad anabautista mundial?

    AN: En el siglo XVI existió una “multigénesis” en los comienzos del anabautismo: el grupo holandés y del norte de Alemania, liderado por Menno Simons, era muy diferente en cuanto a cultura, historia, espiritualidad y contexto político, al grupo suizo y del sur de Alemania que se iniciara en Zúrich, en 1925. Y ambos grupos se diferenciaban del movimiento liderado por Hans Hut y Tomás Müntzer, y del posterior “Reino Celestial” en la ciudad de Münster.

    Actualmente, las iglesias anabautistas nuevas –aquellas insertas en el contexto islámico en Indonesia o Nigeria, o en el contexto católico latinoamericano enraizado en la conquista española, o que forman parte del movimiento de la “iglesia clandestina” en China –tienen una vida espiritual y luchas cotidianas muy diferentes a las de las iglesias miembros menonitas de Ámsterdam, Berna, Lancaster o Winnipeg. Pero nos necesitamos unas a otras y necesitamos entendernos mutuamente.

    CK: En el libro de Apocalipsis, Jesucristo brinda un mensaje o una palabra a las siete iglesias de Asia. Me place imaginar que la labor del CMM en este proyecto será una manera más de escuchar –en parte, por supuesto– el mensaje de Cristo para nosotros en estos primeros años del siglo XXI.

    Participantes
    John Roth (JR) Director del Instituto para el Estudio del Anabautismo Mundial de Goshen College y Secretario de la Comisión de Fe y Vida del CMM
    Alfred Neufeld (AN) Presidente de la Comisión de Fe y Vida del CMM
    Conrad Kanagy (CK) Director Adjunto del proyecto de Perfil Anabautista Mundial
  • Reflexionamos sobre nuestro compromiso de celebrar el culto

    Como comunión mundial de iglesias afines al anabautismo, compartimos el compromiso de reunirnos regularmente para celebrar el culto. Aunque nuestra enorme diversidad nos lleva a asumir este compromiso de maneras muy distintas. En el número de octubre 2013 de Correo, líderes de toda nuestra hermandad exponen sobre las diferentes maneras en las que los anabautistas abordan el culto: lo que se ve y se escucha, los desafíos y las bendiciones.

    Resistir el culto norteamericano del “Reino Mágico”

    En su libro, Unfinished: Believing Is Only the Beginning (Thomas Nelson Publishers, 2013), Rich Stearns plantea la siguiente pregunta: “¿Cómo sería la gente si hubiese nacido y se hubiese criado dentro del parque “Reino Mágico” y nunca hubiese conocido el mundo exterior?» Por «Reino Mágico», Stearns se refiere al parque de diversiones de Disneylandia en los EE.UU., construido por la Corporación Walt Disney; mucha gente lo asocia a un lugar perfecto, con personajes ficticios e imaginaci6n fantasiosa.

    Según Stearns, esta visión del “Reino Mágico» es exactamente la manera cómo se podría describir gran parte de las iglesias del “Primer mundo” (o Norte del mundo). Muchos de nosotros vivimos en una suerte de lugar de fantasía, desconociendo mayormente las luchas cotidianas que tienen un impacto en la vida de aquellos que viven, en lo que Stearns denomina, el “Reino Trágico” (o Sur del mundo).

    A pesar de la disparidad de circunstancias, el Reino de Dios constituye el común denominador del Reino Mágico y el Trágico. Como seguidores de Cristo, y más allá de cuestiones geográficas, políticas, culturales o económicas, nuestra lealtad es al Reino de Dios. Como seguidores de Cristo, compartimos objetivos similares. Quisiéramos dirigirnos a los que están en nuestro contexto cultural, pronunciándonos sobre la esperanza y la gracia. Deseamos crear vínculos a fin de demostrar que Jesús es multicultural y relevante. En su Reino, el culto se desprende de la imagen y entendimiento que tenemos en cuanto a quién es Dios. En el reino terrenal, las acciones de la humanidad suscitan respuestas de sus dioses. En el reino celestial, las acciones de Dios suscitan una respuesta de adoración y asombro ante su Creación.

    Como creyentes, podemos proceder de distintos lugares, pero tenemos en común la ciudadanía del Reino de Dios. Por consiguiente, tendría que haber unidad entre los creyentes, a nivel local, nacional y mundial.

    Ésta es la visión del apóstol Pablo en Efesios 4:4-6. Estos tres versículos contienen siete “unos” de la unidad cristiana; y tienen coherencia tanto vertical como horizontalmente. Existe sólo un cuerpo, una esperanza, una fe y un bautismo (unidad horizontal) porque hay un solo Dios –Padre, Hijo y Espíritu Santo– a quien todos pertenecemos (unidad vertical).

    ¿Pero cómo se manifiesta esto en el culto, especialmente al reflexionar sobre nuestra comunidad eclesial mundial?

    La unidad cristiana se expresa a través del tiempo, el espacio y la cultura. Aunque nuestro estilo del culto, ubicación y liderazgo pueden variar, frente a nuestra diversidad tendríamos que poder discernir la unidad en el tejido común de nuestra teología. Por ejemplo, el acto de reunirnos es una expresión común de nuestra unidad, a pesar de las diferencias culturales.

    La unidad cristiana también se expresa en el modo en que llevamos a la práctica nuestra ciudadanía del Reino del Dios, desafiando la opresión e injusticia, y bregando para que los patrones del individualismo y la riqueza, se transformen en el cuidado de los pobres y de la Tierra, otra expresión de nuestro culto.

    Lamentablemente, en América del Norte vivimos actualmente en una cultura sumamente individualista. Ajenos a su entorno, jóvenes y ancianos caminan, conducen, comen e incluso duermen, inmersos en sus propias conversaciones y combinaciones personalizadas de entretenimiento. Nuestra cultura del “Reino Mágico” nos lleva incluso a mercantilizar el culto. En un artículo de 1992, “El culto es un verbo”, Tom Kraeutner afirma que, «nos interesa tanto hacer las cosas ‘bien’ a fin de que la gente responda ‘bien’, que perdemos de vista lo esencial: adorar a Dios”.

    Nuestra teología anabautista nos puede brindar un enfoque útil al reflexionar sobre esta tendencia. El culto es nuestra respuesta a la Palabra de Dios y su Creación. El culto abarca la vida toda, y esta perspectiva del mundo da cuenta de nuestras elecciones como seguidores de Jesús. Nuestro énfasis en la comunidad y en el valor de la diversidad de dones que cada persona aporta al cuerpo, es inclusivo y participativo.

    La realidad es que muchos de los que vivimos en el “Reino Mágico” necesitamos reconocer que nuestras “cosas” nos distraen del culto. Es necesario que hagamos un mayor esfuerzo por poner en práctica lo que decimos. Esto cobró mayor claridad para mí cuando escuché al pasar dos conversaciones después de sendos cultos. En África: “Ojalá pudiéramos quedarnos otra hora más. Es muy bueno estar juntos.” En América del Norte: “Me encantó el culto de hoy. El líder del culto fue increíble y el sonido excelente. Sólo desearía que pudieran ajustarse más al horario; se me hizo tarde para almorzar.”

    Reconozco que estoy generalizando, y agradezco que muchos en América del Norte se esfuercen concienzudamente por impulsar iniciativas renovadoras. Hay muchos recursos disponibles que nos ayudarían a reflexionar sobre cómo adoramos y a quién adoramos. A continuación algunas preguntas que me planteo respecto del culto anabautista en América del Norte:

    ¿Se ve reflejada nuestra teología en la forma y función de nuestro culto? Por ejemplo, dada nuestra diversidad, el estilo no tendría que constituir un criterio importante a la hora de evaluar el culto (forma). Aun así, una de las maneras en la que se expresa nuestra teología es por medio del estilo que elegimos.

    Al reflexionar sobre el género, estilo o temas de nuestro culto colectivo durante el año pasado, ¿incorporamos la gama completa de emociones humanas en nuestras experiencias del culto? ¿Cantamos sólo canciones alegres, o hay lugar para la reflexión y el lamento en nuestro culto? ¿Estamos tan enfocados en una sola dimensión del culto que no llevamos adelante un ministerio integral?

    ¿Procuramos que nuestro culto colectivo sea una expresión de nuestra comunidad en vez de responder a la tendencia cultural centrada en el individualismo?

    Al congregarnos para celebrar el culto y se incluyen actividades y experiencias específicas, ¿le damos lugar creativamente a la participación de la congregación? La inclusión es multifacética. ¿Somos deliberadamente inclusivos?

    Al planificar nuestras «experiencias» del culto, ¿a veces le prestamos demasiada atención a los detalles de cómo lo “haremos” y le prestamos menos atención a cómo esta elección da testimonio de nuestra interpretación de Dios?

    Quizá, como yo, hayan experimentado algunos “momentos especiales” como participantes de los cultos en las asambleas del Congreso Mundial Menonita. Las voces que entonan al unísono en un culto multicultural, en respuesta a la grandeza de nuestro Creador, Salvador y Señor, me brindan un vistazo del culto tal como se describe en el libro de Apocalipsis. Estoy deseoso de compartir esa visión de la eternidad con muchos de mis hermanos y hermanas de todo el mundo, cuando nos reunamos para la Asamblea 16 en Harrisburg, Pennsylvania, EE.UU., en 2015.

    Don McNiven (Kitchener, Ontario, Canadá) se desempeña como Director Ejecutivo de la Asociación Internacional de los Hermanos en Cristo (IBICA), miembro asociado del CMM. Es miembro del Comité de Supervisión Programática para la Asamblea 16, a cargo del area de Planificaci6n de la música y culto.

  • Reflexionamos sobre nuestro compromiso de celebrar el culto

    Como comunión mundial de iglesias afines al anabautismo, compartimos el compromiso de reunirnos regularmente para celebrar el culto. Aunque nuestra enorme diversidad nos lleva a asumir este compromiso de maneras muy distintas. En el número de octubre 2013 de Correo, líderes de toda nuestra hermandad exponen sobre las diferentes maneras en las que los anabautistas abordan el culto: lo que se ve y se escucha, los desafíos y las bendiciones.

    ¿El libro o la pared?

    Si uno participara del culto del domingo en alguna congregación menonita europea, probablemente se encontraría con dos estilos diferentes del culto. En uno, la congregación canta de un libro. Dicho estilo refleja su predilecci6n por la armonía a cuatro voces, que con frecuencia acompaña el canto con el órgano, el armonio o el piano.

    En el otro estilo del culto, la congregación depende de un proyector para exponer la letra de los himnos en la pared. Este estilo responde más al “culto contemporáneo”: las melodías y ritmos se asemejan a la música pop, que, por lo general, va acompañada de guitarras eléctricas, bajo y batería.

    Por supuesto, no es siempre fácil hacer distinciones tan precisas. Por ejemplo, en mi congregación, que es miembro de la Convención Menonita de Francia, los antiguos himnos de evangelización se cantan junto con los cantos evangélicos contemporáneos –por no decir cantos carismáticos– proyectados en la pared. Hace mucho que se dejó de usar el armonio, y la batería funciona bien. Algunos hermanos y hermanas, –mayormente ancianos– aún pueden cantar a cuatro voces, pero entre los más jóvenes va desapareciendo dicha habilidad. Parece que transitamos un proceso de transición: ¿cuánto tiempo seguiremos cantando de estos libros cubiertos de polvo? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que los cambios tecnológicos borren otra parte de nuestra memoria, prácticas y espiritualidad?

    Puede ser que yo suene un tanto nostálgico, pero no considero que así sea. Ni tampoco creo que sea tecnofóbico: los proyectores pueden ser herramientas útiles. Aun así, es necesario que reflexionemos sobre cómo los usamos, ya que los objetos tienen un papel muy importante en nuestros cultos; son instrumentos que moldean nuestra espiritualidad.

    A veces estamos conscientes de este hecho, pero la mayor parte del tiempo no lo estamos. Y cuando esto sucede, entonces la tecnología no se controla y se convierte en amo silencioso a quien obedecemos sin darnos cuenta.

    Existe un contraste cultural entre los estilos del culto de los menonitas europeos, que impacta en las diferentes maneras en las que cultivamos la espiritualidad. Los objetos que usamos cuando nos congregamos para celebrar nuestra fe, domingo tras domingo, juegan un papel importante en dichas diferencias. Y los elementos que empleamos para cantar juntos, expresan la clase de cristianos que podríamos llegar a ser con el tiempo.

    Cantar es una actividad potente que moldea profundamente lo que creemos. Nuestras mentes podrán dispersarse al oír un sermón que probablemente escucha- remos una sola vez. Muy diferente son los Salmos, himnos y cantos de alabanza, que cantamos con frecuencia porque pertenecen al repertorio de nuestra comunidad (que incluye a cada uno de nosotros). Los conceptos teológicos expresados en un sermón podrán aparecer y desaparecer, no importa cuán elaborados sean o cuán interesantes y profundos pudieran sonar. Si se comunicaran por medio de un canto, las mismas ideas probablemente perdurarían, ya que se asientan en algún lugar de nuestro subconsciente.

    Una vez más, las congregaciones menonitas europeas resultan interesantes en este aspecto. Como se comentó anteriormente, algunas cantan de un libro, es decir, de un himnario menonita en el idioma de una convención y que las comunidades emplean para sus cultos.

    En el norte de Europa se conserva la tradición de los himnarios menonitas: los Doopsgezinden holandeses tienen su propio himnario, y los menonitas de habla alemana de Alemania y Suiza comparten el mismo himnario. Por supuesto que los anabautistas no compusieron todos los himnos incluidos en esos libros. Muchos de los cantos son de origen reformado, católico o ecuménico. Sin embargo, el repertorio contenido entre las tapas de dichos himnarios, están en sintonía con la teología y espiritualidad anabautistas. En tal sentido, al celebrar sus cultos, estos creyentes y sus comunidades expresan un modo distintivo de ser cristianos.

    La cuestión es diferente en el sur de Europa. Los menonitas españoles o de habla francesa (pensemos en Bélgica, Francia o Suiza), no disfrutan del privilegio de tener un “libro”. Tienden a cantar lo que aparece proyectado en la pared. Mayormente, su repertorio proviene de fuentes evangélicas y carismáticas. Los rasgos característicos del anabautismo tienden a desdibujarse, especialmente aquellos cantos que destacan el “poderío” de Dios, y con frecuencia le restan importancia al hecho de que, en Jesús, Dios se vació y se hizo débil a fin de acercarse a nosotros.

    Durante la última década, los estudiosos anabautistas han avanzado tremendamente recordándonos a los menonitas europeos la importancia de nuestras raíces históricas. Nos han dado un sentido de identidad. Sin embargo, para lograr que dicho conocimiento se convierta en una espiritualidad más profunda, quizá necesitemos una generación de autores, compositores y teólogos que nos brinden, aquí en el sur de Europa, un “libro” que esté en sintonía con nuestras creencias. Y si dicho libro fuera compatible con un proyector o una Tablet, sería tanto mejor.

    Philippe Gonzalez, pastor no ordenado de una iglesia menonita francesa (Saint-Genis- Pouilly), y conferencista de una universidad suiza.

  • Reflexiones sobre ser discípulo de Cristo

    Al reflexionar sobre mi peregrinación cristiana por la vida, un legado que atesoro de mi iglesia -los Hermanos en Cristo-, es la sencilla enseñanza de ser un discípulo obediente de Cristo. Esta enseñanza cambia la vida pues demanda un compromiso que implica sacrificio y entrega a Cristo y su causa.

    La obediencia significa sencillamente, “sumisión a la autoridad”. Requiere la disposición de cumplir las instrucciones de dicha autoridad. Es así como los anabautistas entendieron el discipulado cristiano. Recorramos las páginas de la historia de los primeros anabautistas –conozcamos las historias de los sacrificios que debieron padecer– y no podremos menos que reconocer que la motivación subyacente era ser obediente y fiel a Cristo, a la iglesia y a las escrituras según su entendimiento.

    Confesar y aceptar a Cristo como Señor, constituye un llamado a considerarlo la máxima autoridad de nuestras vidas. Por consiguiente, los discípulos deben seguir concienzudamente todo lo que él diga. Con dicho espíritu, los primeros anabautistas tomaron en serio las palabras de Cristo –particularmente el Sermón del Monte– porque no cumplirlo podría producir “un gran desastre”, como lo indican los últimos versículos del sermón de Jesús (Mateo 7:24-27).

    Por lo tanto, ¿qué significa practicar el discipulado cristiano?  Dicho de otra manera, ¿qué significa obedecer a Cristo?

    Confianza que a veces lleva al sufrimiento

    La necesidad de obedecer es fundamentalmente la necesidad de confiar en Dios y en el hijo de Dios, Jesucristo. No confiar en Dios lleva potencialmente a la idolatría. Desagrada a Dios. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento de la Biblia contienen muchas historias que destacan la necesidad e importancia de obedecer a Dios y su Palabra.

    Es sorprendente que la obediencia a Dios –aunque elogiada y bendecida– no conduce necesariamente a una vida de felicidad absoluta. De hecho, para muchos cristianos de todo el mundo en el presente y en el pasado, muchas veces derivó en sufrimiento. Los primeros anabautistas descubrieron en esta verdad una fuente de fortaleza, y perseveraron. Estos discípulos, merced a su obediencia a Dios, sufrieron en manos de quienes se oponían a la voluntad de Dios. En medio del sufrimiento hallaron ánimo en las historias bíblicas de personas como Moisés, Elías, Daniel, Jeremías, y Sadrac, Mesac y Abednego, y especialmente en la vida y enseñanzas de Cristo.

    Nuestros antepasados hubiesen respondido con un resonante “¡amén!” a las palabras del pastor y escritor estadounidense Chuck Swindoll, quien escribiera: “Cuando sufres y pierdes, no significa que estés desobedeciendo a Dios. De hecho, podría significar que estás justo en el centro de su voluntad. La senda de la obediencia está marcada con frecuencia por momentos de sufrimiento y pérdida.

    Llevar una vida de obediencia depende de una elección personal. Dios no nos obliga a obedecerle. Le obedecemos voluntariamente en toda circunstancia, al reconocer que Dios siempre sabe qué es lo que más nos conviene, y qué es lo mejor que él puede lograr a través de nosotros mientras transitamos juntos en medio de las pruebas y los triunfos de la vida. Según la misionera Elizabeth Elliot, “Dios es Dios.  Y porque él es Dios, es digno de mi confianza y obediencia. Hallaré descanso sólo en su santa voluntad, que excede increíblemente todas mis expectativas en cuanto a lo que él nos depara”.                               

    Es según este estilo de vida de confianza en Dios que uno puede cantar confiadamente con los fieles: “Seguiré donde él me guíe / Dondequiera, fiel le seguiré”. Como discípulos de Cristo, debemos comprender que el sufrimiento es inevitable. Y aunque no deberíamos aceptarlo ciegamente, es sin embargo un signo del verdadero discipulado, de nuestra confianza en Dios.

    Confianza en Dios, en la pobreza y la plenitud

    El llamado a la obediencia en la iglesia siempre se ha entendido como un llamado de fidelidad a las escrituras. Por tal razón, los anabautistas consideran el Sermón del Monte como una guía normativa de la conducta de sus vidas en relación a Dios, a los demás, a sus enemigos e instituciones terrenales como el Estado.

    Consideremos las vidas de los primeros anabautistas. La mayoría era pobre, y algunos fueron obligados a una pobreza forzosa por la persecución, a causa de su fe en Cristo y su interpretación de las escrituras. No sorprende que estos creyentes fuesen atraídos por pasajes como Mateo 6:25-34, que requieren confianza en Dios para las necesidades de la vida. La sobrevivencia diaria estaba de verdad en manos de Dios. Para ellos, Dios realmente era un Dios que lo abarcaba todo.

    Tales pasajes también atraen a nuestras comunidades que viven situaciones de opresión, conflicto o injusticia. Para aquellos hermanos y hermanas de todo el mundo para quienes la incertidumbre de la vida es el pan de cada día, la obediencia a dichas palabras de Cristo no es una opción, sino un signo de fidelidad que se necesita para seguir perseverando.

    Por otra parte, los que tiene el privilegio de asistir a los necesitados por obediencia a las escrituras, sienten el desafío de dar de modo que su “mano izquierda no sepa lo que hace su mano derecha”; y así son recompensados por el Padre que ve en secreto (Mateo 6:1-4). La obediencia en tal sentido significa fidelidad a las palabras de Cristo al abordar cuestiones éticas. Significa que revisemos constantemente qué motiva las decisiones que tomamos y las acciones resultantes que realizamos en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él (Col. 3:17).

    Vivir la verdad sin necesidad de juramentos

    Los verdaderos discípulos de Cristo viven en la verdad y con la Verdad. Nunca hay excusas para vivir una vida ambigua. La verdad debe ser la rúbrica de la persona.

    Los primeros anabautistas ejemplificaron este tipo de vida honesta. Por ejemplo, dichos creyentes se abstenían de hacer juramentos. En esa época, hacer juramentos se percibía como un reconocimiento de que había ocasiones cuando el “sí” de uno no era un “sí”, y el “no” de uno no era un “no” (Mateo 5:33-37). ¿Los verdaderos cristianos no tendrían que vivir vidas honestas todo el tiempo, no solamente cuando hablan con funcionarios del gobierno o hacen negocios?

    En este sentido la obediencia a Cristo –en un mundo que exaltaba hacer juramentos– significaba negarse a participar en dichos actos, y enfrentar las consecuencias.

    La senda de la obediencia a Cristo está plagada de diversas prácticas, algunas nacionales y otras culturales; algunas aparentan ser inocuas aunque malignas para nuestra fe. Como cristianos, nunca debemos ser ingenuos y de juntos examinar detenidamente nuestros contextos a la luz de las escrituras, abandonando las prácticas que nos impidan vivir la verdad del evangelio de Jesucristo. En otras palabras,  que nuestro “sí” sea “sí”, y que nuestro “no” sea “no”. Nuestra obediencia a Cristo debe manifestarse en el modo en que abordamos las cuestiones éticas y morales de nuestro tiempo. 

    Un espíritu de amor y humildad, y no de temor

    No se puede hablar de obediencia cristiana sin considerar a Cristo como nuestro modelo. Cuando Jesús expresaba su obediencia a Dios el Padre, decía, “Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar su trabajo”.  Jesús se sujetó a la autoridad de Dios el

    Padre, porque lo amaba. En la oración sacerdotal en Juan 17:20-26, se vislumbra la íntima relación entre Jesús y Dios. Frases como, “Padre, así como tú estás en mí y yo en ti”  y “como tú y yo somos una sola cosa”, nos permiten entender muy bien la relación entre los dos. Un comentario final: “yo te conozco y éstos también saben que tú me enviaste. Les he dado a conocer quién eres, y aún seguiré haciéndolo, para que el amor que me tienes esté en ellos”, demuestra cómo dicha intimidad se manifiesta en el ministerio terrenal de Jesús.

    Quisiera dejar en claro que Jesús se vinculó íntimamente con Dios el Padre, y que el amor mutuo era intenso. Al tratar el tema de la obediencia es importante destacar que Jesús obedeció a Dios por amor y no por temor y coerción.       

    Por nuestra parte, nosotros obedecemos a Cristo por amor, con el mismo amor intenso que sentimos por él, y que expresa por nosotros en esta oración poderosa. Jesús estaba dispuesto a seguir hasta el fin y pagar con la vida –muerte de cruz– porque él sabía que Dios lo amaba incondicionalmente. La iglesia de Jesucristo sólo podrá destacarse reflejando la gloria de Cristo al entregarse con total sumisión y amor por él.

    La vida de obediencia que demuestra Cristo no sólo fluye de un corazón bondadoso, sino también requiere que asumamos una virtud muy importante, la humildad. El himno en Filipenses 2:5-11 nos permite ver cómo la humildad se vincula con la verdadera obediencia. De parte de Cristo había una disposición a despojarse de su naturaleza divina para asumir la menos sofisticada naturaleza humana de servidor. √âl sometió su autoridad voluntariamente a la de Dios. Cristo escuchó esa autoridad superior a fin de realizar eficazmente la misión para la cual había venido. Estaba dispuesto a perder aquello que en el presente se consideraría valioso e importante, para ganar lo que todavía no se veía, pero que tenía una importancia cósmica mayor.

    Por consiguiente, la obediencia que Cristo ejemplifica –dicho en términos románticos– está dónde el amor y la humildad se unen. La obediencia verdadera que enseña la iglesia es la buena disposición a sujetarse al señorío de Cristo, por amor a él, y en humilde sumisión a él, estar dispuestos a hacer todo lo que el Señor nos ha encomendado.

    Amar y orar por los enemigos

    Jesús no se disculpaba cuando decía, “si me aman obedecerán mis mandamientos” (Juan 14:15). Por consiguiente, necesitamos tomar seriamente uno de los importantes –aunque a veces difíciles– mandamientos dados a cada verdadero seguidor de Cristo: “También han oído que antes se dijo: ‚ÄòAma a tu amigo y odia a tu enemigo‚Äô. Pero yo les digo: amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen‚Ķ Porque si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué premio recibirán? Y si saludan solamente a sus hermanos, qué hacen de extraordinario?” (Mateo 5:43-44, 46, 47) 

    Estos versículos intimidan, aunque son muy profundos. La iglesia hoy día no puede permitirse la lectura de dichas escrituras sin hacerse un profundo examen de conciencia; la iglesia de antaño hacía lo mismo. Por consiguiente, no sorprende que nuestra teología de la no violencia como anabautistas se base en tales pasajes.

    Uno no puede obedecer el mandato de Jesús de amar al enemigo, y a la vez quitarle la vida al así llamado enemigo. Pablo escribe, “Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores [sus enemigos], Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). En otras palabras, Dios amó a sus enemigos –nosotros– de tal modo que en vez de aniquilarnos, nos dio vida a través de Cristo. Obedecer a Cristo significa que debemos amar a quienes nos persiguen, y como Dios, desearles la vida en vez de la muerte.

    El mandato es que oremos por los que nos persiguen. Muchos cristianos creen en el poder de la oración. Muchos pueden decir sin pensarlo demasiado que, “la oración cambia las cosas”. Muchas veces los cristianos no están dispuestos o son reacios a orar por sus enemigos. Quisiera proponer algunas razones por ello. Primero, saben que la oración cambia las cosas. Tienen temor de que Dios les muestre misericordia a sus enemigos. Preferirían verlos sufrir o morir. Segundo, no quisieran que Dios abra los ojos de sus enemigos para que vean la verdad, y lleguen a aceptar la salvación de Dios. No quisieran compartir con sus enemigos la gloriosa herencia del reino de Dios.

    Cuando oramos por nuestros enemigos, Dios, general y ciertamente aborda las actitudes negativas que tenemos hacia nuestros enemigos. Dichas actitudes fomentan y alimentan el espíritu de venganza. Por lo tanto, albergarlas proviene de un espíritu rebelde que dice, ¡“Dios, déjame solo. Voy a resolver mis problemas a mi manera”!           

    No debería sorprendernos que Cristo, cuando concluye su enseñanza sobre la oración (Mateo 6:5-13), hace una fuerte declaración sobre el perdón: “Porque si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo les perdonará también a ustedes; pero si no perdonan a otros, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus pecados” (Mateo 6:14-15). Esta enseñanza está vinculada a la enseñanza sobre amar a nuestros enemigos y orar por nuestros perseguidores.

    Los que aman y siguen a Dios por medio de Cristo, amarán a sus enemigos hasta el final, aun sacrificando su vida. Orarán por ellos anticipando cuando ellos acepten a Cristo como Señor y Salvador. Al hacerlo, podrán ser “invitados al banquete de bodas del Cordero” (Apocalipsis 19:9).

    Conclusiones

    Esta enseñanza la he denominado mi legado. Es mi tesoro, y procuro pasársela a la próxima generación para que hagan lo mismo.

    El mundo es mejor gracias al servicio de una iglesia obediente: discípulos de Cristo comprometidos a entregarle todo a él a fin de ganarlo todo de él. Así es nuestra iglesia cuando toma conciencia de que tiene todos los recursos necesarios para ser una fuerza transformadora eficaz en el mundo de hoy.  

    por Danisa Ndlovu

     

    Danisa Ndlovu, Presidente del Congreso Mundial Menonita y obispo de la Iglesia de los Hermanos en Cristo de Zimbabwe (Ibandia Labazalwane kuKristu eZimbabwe).