• Los padres de Ben estaban perplejos y sumamente preocupados. Por una llamada telefónica, se enteraron de que su hijo, de veintidós años, estaba siendo trasladado al hospital para un examen psiquiátrico.

    Era un chico normal: inteligente, creativo, divertido y solidario. Pero ahora se comportaba de manera inusual para él: hacía acusaciones infundadas, parecía paranoico y pasaba días sin dormir.

    Ben se había quejado de las presiones académicas y sus notas se resintieron en el trimestre anterior. No mantenía contacto con sus amigos porque estaba abocado a un proyecto secreto.

    La sala de espera del hospital estaba colmada de gente, y allí estaba Ben, esposado, sentado entre dos oficiales de policía. Tenía la mirada alocada y el cuerpo hundido en el asiento, como derrotado.

    Miró furiosamente a sus padres y les acusó de querer que lo arrestaran. Los padres de Ben se sorprendieron de que su hijo dijera y pensara tales cosas.

    Estaban mortificados, dado que conocían a muchas de las familias sentadas en la sala de emergencias de su pequeño pueblo.

    Ben tenía trastorno bipolar.

    ¿Qué es el trastorno bipolar?

    El trastorno bipolar consta de dos componentes: episodios depresivos y episodios maníacos. Existen diversos tipos de trastorno bipolar, que comprenden diferentes expresiones de episodios depresivos y maníacos.

    Un episodio depresivo incluye síntomas tales como: estado de ánimo depresivo, pérdida de interés o de la capacidad de disfrute de lo que solía ser placentero, irritabilidad, cambios drásticos de peso o de apetito, insomnio, fatiga, la sensación de vergüenza o autoestima baja, dificultad para concentrarse, y pensamientos recurrentes sobre la muerte o el suicidio.

    Durante un episodio maníaco, una persona se siente grandiosa, necesita dormir poco, es más locuaz de lo usual, tiene pensamientos inconexos, está alterada físicamente y es impulsiva, haciendo cosas que podrían tener consecuencias dolorosas (derroches de dinero, indiscreciones sexuales, apuestas, imprudencia al conducir).

    A veces una persona con trastorno bipolar tiene también psicosis, escucha y ve lo que los demás no escuchan o ven, o tiene ideas extrañas o raras. Generalmente, estos síntomas son tan inquietantes que una persona no puede funcionar o quizá necesite ser internada.

    La respuesta de la iglesia

    Puesto que la iglesia procura ser una luz compasiva para el mundo, entonces, ¿cómo se manifestará en su actitud hacia las personas o familias afectadas por un trastorno bipolar? Una comunidad eclesial comienza reconociendo e identificando el sufrimiento de una persona. Se esfuerza por incluir en la congregación a personas con diversos estados de salud física o mental.

    La Biblia nos insta a cuidar a quienes tienen menos (p.ej. Filipenses 2,1–8; Santiago 1,22–27; I Juan 3,16–18; Deuteronomio 15,7–11; Mateo 25,34–46). Muchos de los sin techo tienen enfermedades mentales. Muchos con trastorno bipolar no pueden trabajar, y aun con subsidio del gobierno sólo pueden acceder a viviendas precarias (o incluso peligrosas), y no tienen suficiente dinero para satisfacer todas sus necesidades.

    Las personas que se desenvuelven mejor, podrían necesitar apoyo para terminar sus estudios, volver a trabajar o encontrar un empleo adecuado. ¿Podrá la iglesia procurar cómo ayudar a la gente a que se ayude a sí misma?

    Eden Health Care Services, una organización perteneciente a la Iglesia Menonita con sede en Manitoba, ha integrado viviendas económicas en dos comunidades, y servicios vocacionales y viviendas transitorias en otra. Se podría y se necesita hacer muchísimo más en lo que a asistencia se refiere.

    La lista de valores cristianos fundamentales podría extenderse: amor, perdón, restauración, inclusión, y no juzgar. Son innumerables las formas de practicar dichos valores con personas que lidian con trastorno bipolar y otras enfermedades mentales. La iglesia en general tiene como único límite la imaginación y la determinación.

    Valorar los dones

    Si tomamos en serio la imagen de la iglesia como un cuerpo, debemos preguntarnos qué podría ofrecer cada persona a la comunidad. “De hecho, algunas partes del cuerpo que parecieran las más débiles y menos importantes, en realidad, son las más necesarias…Por eso, Dios ha conformado el cuerpo de tal manera que reciban más honor y cuidado las partes menos respetadas”. (1 Corintios 12,22.24)

    Con frecuencia, consideramos a quienes tienen trastorno bipolar como una carga para la iglesia. Sin embargo, cada persona tiene dones: entusiasmo, dramatismo, honestidad respecto a la vulnerabilidad, experiencia con el sistema de salud mental y otros más.

    Una de las mejores maneras para que una persona tenga un sentido de pertenencia es ser participante, o tener algo que brindar a los demás. El cuerpo está compuesto por muchas partes, y nos enriquece cuando estamos abiertos a la diversidad.

    No juzgar

    Como mencionamos anteriormente, el trastorno bipolar puede causar alteraciones del pensamiento, que lleven a la persona a actuar impulsiva o destructivamente. En la iglesia, con frecuencia, tenemos una manera muy sencilla de abordar comportamientos no deseados o pecaminosos: le decimos a la persona que deje de pecar. La complejidad del trastorno bipolar desafía un enfoque tan básico de los cambios de comportamiento, y plantea preguntas sumamente difíciles.

    ¿Cuándo, si es que fuera posible, una persona no es responsable de su comportamiento? ¿Qué rol cumplen los factores físicos respecto a las emociones y vínculos? ¿Nuestro cerebro cuánto afecta nuestros vínculos? ¿Y qué hay del poder de decisión y la tolerancia? Si una persona elige un comportamiento que nos resulta problemático, ¿lo podemos tolerar por el bien del vínculo?

    Hay consecuencias naturales y a veces legales para los comportamientos que están fuera de las normas. ¿Cómo podríamos tomar en serio las palabras de Jesús, “No juzguen a nadie para que nadie los juzgue a ustedes”? ¿Podríamos defender a una persona en el sistema de atención médica, el sistema judicial, ante un empleador, en una tienda, con miembros de la familia?

    Salud mental en el culto

    Un aspecto muy perjudicial del diagnóstico de salud mental es el estigma que conlleva. La sociedad y la iglesia a veces perpetúan dicha marginalización por temor y/o incomprensión.

    ¿Cuán liberador podría ser escuchar las Escrituras, oraciones, cantos y sermones que toman la enfermedad mental tan seriamente como la enfermedad física? ¿Y si se hiciera referencia a las problemáticas de salud mental empleando la primera persona del plural (nosotros) en vez de la tercera persona del plural (ellos)?

    Cuando tengamos la valentía de pronunciarnos compasiva, inteligente y públicamente respecto a la salud mental, empezaríamos a promover nuestras congregaciones como lugares seguros para las personas cuyas vidas no están del todo en orden (¬°todos nosotros!).

    Cuando las cosas se hablan en voz alta, se vuelven menos herméticas, menos vergonzosas, menos vinculantes; existe menor posibilidad de generar temor y reacciones temerosas.

    Muchos pasajes bíblicos expresan palabras reconfortantes a quienes están en una situación apremiante de angustia o sufrimiento. Algunas organizaciones de salud mental disponen de listas de recursos que se pueden usar en el culto.

    Prevenir agotamiento/fatiga

    Aunque todos tengan capacidades para ofrecerle a la iglesia, hay quienes requieren mucho apoyo y atención. En pequeñas iglesias o pueblos, pareciera como si la misma persona o pocas personas están disponibles para prestar ayuda o apoyo en momentos de crisis. Después de un tiempo, dichas personas quedan agotadas por sus esfuerzos.

    Existen maneras de prevenir la fatiga. Se requiere un gran esfuerzo para implementarlas, pero finalmente aumentan la calidad del cuidado y de la vida personal del cuidador.

    Primero, encuentren un grupo de personas que apoye a un individuo con un alto nivel de necesidades. Si una persona no está disponible en un momento dado, se puede llamar a otra. Las personas podrán tener capacidades y roles específicos: brindar asistencia práctica, contacto social o atención espiritual.

    Segundo, establezcan los límites personales. Si el sábado es el día que están con la familia, fijen un límite a las actividades del cuidado que puedan ofrecer. Ser franco es útil, dado que brinda claridad a la relación.

    Tercero, conozcan sus límites. Dichos límites pueden implicar factores de tiempo (no puedo dedicarle más de dos horas por semana), comodidad (puedo llevar comida pero carezco de una gran capacidad de escucha), y conciencia del propio bienestar (yo mismo he estado lidiando con depresión últimamente y no cuento con los mismos recursos emocionales que solía tener).

    La iglesia está conformada por seres humanos, que nos caracterizamos por nuestra diversidad, singularidad, habilidades y dificultades. Es un lugar donde podemos reunirnos para examinar nuestra común humanidad y crecer juntos, desarrollarnos y así convertirnos en personas que expresan su máximo potencial.

    Este es un camino que debemos recorrer juntos, en tanto nos encontramos con un mundo que suele ser complejo, y también encantador. Disfrutemos de nuestras relaciones mutuas.

    ‚ÄîJoanne Klassen, Maestría en Terapia de Pareja y de Familia, y Maestría en Teología. Este artículo fue escrito originalmente para Meetinghouse, una asociación de editores anabautistas de Canadá y Estados Unidos.

    Este artículo apareció en Correo/Courier/Courrier en abril de 2017.

  • ¿Cómo debería la iglesia plantearse la salud mental?

    Nuestro estado mental está conectado al cuerpo y al espíritu, y por tanto, podemos padecer mala salud mental. En esta sección de Perspectivas, líderes y profesionales de la salud de las congregaciones afines al anabautismo de todo el mundo, abordan el rol de la iglesia en el cuidado de la salud mental de sus miembros.

    Las iglesias como comunidades sanadoras

    Desde mediados de la década de 1960, Colombia ha participado en un conflicto armado que ha desplazado a aproximadamente siete millones de hombres, mujeres y niños de sus hogares, tiene más de 60.000 personas desaparecidas y casi 600.000 civiles muertos. Cuando la gente huyó a las grandes ciudades, muchas personas se acercaron a nuestras iglesias. Llegaron portando todas las fortalezas y los recursos que la vida les había brindado, aunque también con la carga de tristeza, pérdida de lazos comunitarios, interrogantes acerca de cómo un Dios bondadoso pudo haber permitido que esto les sucediera; un anhelo de justicia; y el temor –muchas veces justificado– de que el peligro del cual huían resurgiría en la ciudad.

    Las iglesias y organizaciones anabautistas de Colombia reconocimos la importancia de abordar las necesidades espirituales, psicológicas y sociales de la gente que se nos acercaba. Conjuntamente con el Comité Central Menonita (MCC), empezamos a considerar cómo proceder, recibiendo una valiosa capacitación del Programa STAR de Eastern Mennonite University, y del material del MCC sobre Sanación del Estrés y Situaciones Traumáticas.

    Al definir las congregaciones locales como el centro de nuestras iniciativas, vimos el potencial de las comunidades de fe como lugares de sanación. Como iglesias menonitas, de los Hermanos en Cristo y Hermanos Menonitas, aunamos esfuerzos en una iniciativa denominada, Coordinación Eclesial para la Acción Psicosocial (CEAS): un recurso para las congregaciones locales con el fin de responder a las víctimas que iban llegando.

    Cómo ser un lugar de sanación

    En 2012, CEAS inició un proyecto de entrevistas para personas en condición de desplazamiento forzado y que participaran activamente en una iglesia anabautista. Las entrevistas pretendían identificar las cualidades de la iglesia que permitieran a la gente tener experiencias sanadoras (espirituales, psicológicas, sociales e incluso físicas) en medio del desplazamiento forzado, y lo que un mayor número de iglesias podía estar haciendo.

    Las respuestas de la gente demostraban las maneras increíblemente sencillas por las cuales la congregación local se convertía en canal de sanación. Los miembros posibilitaban que la presencia de Dios ministrara a personas traumatizadas, y que tuviera sentido recibir y expresar interés sincero en quienes se acercaban a la iglesia, al brindarles un lugar seguro, escuchar sus penas y su dolor, ofrecer la oportunidad de servir a los demás, y animarlosles a reconstruir su vida. La congregación se convierte en el cuerpo por medio del cual la gente conoce a Cristo y fortalece su vínculo con Dios.

    Los testimonios de la gente que reflejaban la importancia de la seguridad, del reconocimiento de todo lo sucedido y de volver a conectarse socialmente, son elementos decisivos de un proceso de sanación, según la psiquiatra Judith Herman y la terapeuta Carolyn Yoder del Programa STAR. Cuando el sentido del valor de una persona se ha visto afectado, la reconstrucción del concepto de la vida en presencia de una comunidad de fe comprensiva ayuda a avanzar hacia la recuperación.

    Al leer la Biblia a través de la perspectiva del trauma y la resiliencia, vemos la angustia y el anhelo de Dios cuando los israelitas fueron expulsados de su hogar (Lamentaciones 3, Salmos 79.137) y cuando Jonás lo perdió

    todo (Job 2.19), la fe y resiliencia en los Salmos (Salmos 23.91), la esperanza en los mensajes de los profetas (Miqueas 4,1–4), la venida de Jesús para encarnar el amor de Dios (Juan 1,1–14; Efesios 2,17–19) y, como iglesia, nos han dejado el mandato de cumplir con la labor del amor y la reconciliación (Efesios 1,23; 2 Corintios 5,18–20).

    La dignidad transforma

    Como quien ha sufrido, Andrés (nombre ficticio) llegó a la Iglesia Menonita de Teusaquillo de Bogotá lleno de ira y temor, sintiendo que en cualquier momento aparecerían en las calles de Bogotá las personas que habían asesinado a su padre. Al ser recibido y aceptado por quien era, Andrés empezó a abrirse a la comunidad de la iglesia. Dada la oportunidad de profundizar nuevos conceptos, se liberó del odio y encontró dignidad al reconstruir su vida. El testimonio de Andrés demuestra la importancia de una iglesia acogedora, dispuesta a escuchar las historias de la gente y a brindar un espacio para crecer en comunidad y en la fe.

    El resultado final del proyecto de entrevistas es una guía de estudio para una iglesia sanadora, a ser utilizada por las congregaciones locales. Las iglesias menonitas y de los Hermanos Menonitas de diferentes partes de Colombia la han empezado a usar. Dicho folleto resulta provechoso no sólo para las víctimas de situaciones traumáticas, sino para todos los que hayan sufrido dolor, rechazo y pérdidas, y necesitan transformarse y gozar de una vida plena. Los testimonios, los textos bíblicos y los ejercicios del folleto son aplicables a todos.

    Colombia está iniciando la implementación de los acuerdos de paz. Las comunidades locales enfrentan hoy día el desafío de reinsertar a los ex combatientes y avanzar hacia la reconciliación. Las víctimas buscan verdad y justicia. Surgen nuevas formas de violencia armada. En este contexto, las iglesias locales, en tanto sean comunidades sanadoras, podrán contribuir considerablemente a la promoción de la paz. Propiciar las condiciones para el perdón y el arrepentimiento puede ayudar a romper el ciclo de violencia. La sanación de situaciones traumáticas puede poner fin al daño internalizado y a la victimización. La aceptación puede promover los lazos sociales y fomentar la comunidad.

    Las congregaciones locales hace tiempo que constituyen lugares de sanación y esperanza, brindando un mensaje de salvación. Este proyecto documenta las experiencias concretas de las iglesias, identificando los aprendizajes que sirvan como herramientas didácticas para las congregaciones, a fin de fortalecer su capacidad para fomentar la comunidad y la sanación.

    Nathan Toews y Pablo Stucky trabajaron juntos con la Coordinación Eclesial para la Acción Psicosocial (CEAS), de Colombia, financiada por el MCC. Nathan presta servicios actualmente con MCC en Bolivia. Pablo coordina CEAS, y también es representante regional del CMM para la región andina.

    Haga clic aquí para ver el PDF de Iglesia Acogedora y Sanadora, una guía de estudio para una iglesia sanadora.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2017

  • ¿Cómo debería la iglesia plantearse la salud mental?

    Nuestro estado mental está conectado al cuerpo y al espíritu, y por tanto, podemos padecer de mala salud mental. En esta sección de Perspectivas, líderes y profesionales de la salud de las congregaciones afines al anabautismo de todo el mundo, abordan el rol de la iglesia en el cuidado de la salud mental de sus miembros.

    Iglesias y psiquiatría: “un tema complicado”

    Una de las cosas que más me sorprende al trabajar en Psiquiatría es el gran número de personas creyentes internadas en nuestros servicios; y más precisamente el número de cristianos.

    “Sin duda, los pacientes hablan sobre sus creencias y esperanzas más que en otras especialidades.” Pero si nos valemos de un indicador objetivo tal como la presencia de la Biblia al lado de la cama del paciente, pareciera confirmarse esta impresión: los cristianos rebasan los servicios psiquiátricos. Existe el rumor de que, incluso, los menonitas han sido hospitalizados.

    Temor a la pérdida de control

    Es difícil aceptar que un cristiano pueda padecer de una enfermedad psiquiátrica. Comprendemos que la gente sufra de Alzheimer o de confusión mental que aparece después de una enfermedad, porque contamos con la explicación para ello. Por otra parte, los trastornos psiquiátricos no se explican por una causa directa. Esto nos asusta porque implica que no somos inmunes. Si la causa es desconocida, ¿por qué no podría pasarme a mí? ¿Y quién sabe qué podría decir en un momento de delirio? Aun los anabautistas más pacifistas, podrían volverse amenazantes si se sintieran objeto de una intensa persecución. Nos sentimos abrumados y procuramos respuestas.

    Por lo tanto, preguntamos: “¿No cree que los que sufren una enfermedad mental están con frecuencia/por lo general/a veces poseídos?” Es difícil aceptar que las enfermedades psiquiátricas sean muchas veces una consecuencia de la Caída. La persona debe de haber hecho algo malo para perder el control de sus pensamientos, palabras o acciones. Procuramos tranquilizarnos atribuyendo la responsabilidad de la enfermedad a quien la sufre.

    Según un estudio de 2013 de la Asociación Francesa Federativa de Estudiantes de Psiquiatría (Association Française Fédérative des Etudiants en Psychiatrie), el número de creyentes internados en Psiquiatría es considerablemente menor que en otras especialidades. Y, sin embargo, hablan más de su fe que en otras áreas del hospital.

    Nuestros pacientes oran. Nuestros pacientes van a misa.

    Y los médicos preguntan: estas personas vulnerables, ¿no estarán en riesgo de ser captadas por desviaciones sectarias? ¿Es necesario que las protejamos, y si así fuera, cómo? ¿Cuál es el límite entre la fe y el delirio místico?

    La fe en medio de la enfermedad

    Cuando una persona ingresa al hospital psiquiátrico donde trabajo, pronto notará la capilla. No es una simple habitación convertida en capilla, sino una verdadera iglesia que celebra

    cultos religiosos, dotada de capellanes. Recientemente, un psicoanalista le dijo a los pacientes internados que los curas se destacaban por sus diagnósticos de delirio místico justamente porque la experiencia de fe aportaba otra perspectiva.

    ¿Las iglesias desempeñan un papel respecto a personas con enfermedades mentales? Y bien, ¿por qué no habrían de hacerlo? Todas las iglesias ya albergan a personas que tienen esquizofrenia, trastornos bipolares, depresión crónica, etc. Me atrevo a decir que si una iglesia recibe a más de un centenar de personas y ninguno de sus miembros presenta trastornos psicológicos, entonces la iglesia no conoce demasiado bien a sus miembros o debería cuestionarse su capacidad de ser hospitalaria.

    La iglesia se ve afectada, lo sepa o no. Se estima que el 0,8% de la población sufre de esquizofrenia, que comprende alrededor de 600.000 personas en Francia. Hagan los cálculos: ¿cuántas personas con esquizofrenia debería haber en su iglesia? ¿Cuántas hay en realidad? No se trata de culpar a la iglesia por no acoger a estas personas. En la mayoría de los casos, la evolución de la enfermedad las lleva a retraerse y rechazar el trato social.

    ¡Qué desafío para nuestras iglesias!

    Y luego está la ansiedad, común denominador de todos los trastornos de la salud mental. La iglesia brinda un marco tranquilizador que puede contribuir a que las personas se afiancen en la realidad: la regularidad y liturgia del culto, el reencuentro semanal con personas de apoyo, la pertenencia a una familia que no se rinde.

    Como psiquiatra en un país secular, mi trabajo consiste en ayudar a la gente a sentirse mejor, a poder comunicarse con los demás, a estar presentes en el mundo y a llevar “una vida normal”.

    La tarea de la iglesia respecto a la gente que lidia con la salud mental es la de ser un ámbito de relaciones seguras y saludables, donde cada uno encuentre un lugar de pertenencia y los miembros estén listos para recibir y acompañarlos. Nuestro rol es considerar a quienes tengan una enfermedad mental como personas creadas, amadas y capaces de recibir la gracia mediante la fe en Cristo. No subestimemos el impacto de expresar un interés compasivo en los demás, libre de temor. De hecho, integrar en la iglesia a dichas personas es a la vez posible y extraordinario. Estoy convencida de que son exactamente las personas entre las cuales habríamos hallado a Cristo cuando él estuvo en la tierra. Así que, iglesia: ¡manos a la obra!

    Alexina Yoder, oriunda de la región de Belfort-Montbéliard (iglesia de Delle), miembro de la Iglesia Menonita de Estrasburgo, Francia, y pasante en Psiquiatría.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril 2017.

  • ¿Cómo debería la iglesia plantearse la salud mental?

    Nuestro estado mental está conectado al cuerpo y al espíritu, y por tanto, podemos padecer de mala salud mental. En esta sección de Perspectivas, líderes y profesionales de la salud de las congregaciones afines al anabautismo de todo el mundo, abordan el rol de la iglesia en el cuidado de la salud mental de sus miembros.

    Salud mental: manejar el estrés

    El estrés es un grave problema en Japón; cuando alguien se enferma física o mentalmente, solemos decir que es por estrés. Cuando más sentimos estrés es en las interacciones interpersonales: con compañeros de trabajo, miembros de la familia o incluso miembros de la iglesia. Cuando esto sucede, perdemos la paz interior. En tal sentido, es importante “manejar el estrés”. Es necesario que aprendamos a manejar nuestro estrés para crear la paz interior.

    El estrés no sólo causa enfermedades mentales sino también enfermedades físicas, porque nuestro cuerpo y mente están conectados entre sí. Asimismo, si tenemos una enfermedad física, nuestro estado mental también se puede debilitar.

    Mente y cuerpo están conectados

    Por tanto, cuando pensamos en la salud mental es importante que recordemos que cuerpo y mente no están separados. Aunque se suele entender el estrés como algo que sentimos mentalmente, nuestro cuerpo es el primero en reaccionar al estrés.

    Imaginen que sientan estrés. Los músculos de algunas partes del cuerpo se tensionarían y endurecerían. Es necesario que sepamos cómo relajarnos. Quisiera darle un vistazo a las “emociones” y a los “límites de la relación”, a fin de liberarnos del estrés, enfocándonos en el cuerpo y la mente.

    Primero, el tema clave es “sentir”, es decir, las emociones, sobre todo las emociones negativas. Cuando surge un conflicto en una relación, es probable que sintamos estrés, con sentimientos negativos hacia otras personas. Cuando tenemos sentimientos negativos, nos sentimos mal e incluso culpables porque se supone que, especialmente si somos cristianos, debemos ser buenos, simpáticos, amables, etcétera. Perdemos la paz interior.

    De algún modo, necesitamos controlar o renunciar a los sentimientos negativos. Es difícil y puede llevar mucho tiempo, pero primero es necesario que tomemos conciencia y reconozcamos que como seres humanos tenemos sentimientos negativos. Luego, necesitamos aprender a lidiar con ellos.

    Meditar y mover el cuerpo –hacer ejercicio, bailar, caminar y así sucesivamente– son maneras de liberar nuestras emociones. Mi esposo y yo practicamos aikido. Este arte marcial japonés se creó como autodefensa; sin embargo, lo practicamos para entrenarnos mentalmente. Para mí, es más fácil meditar mientras muevo el cuerpo, practicando aikido o caminando. Y como especialista en quiropraxia, creo que es beneficioso cuidar físicamente nuestro cuerpo. Cuando el cuerpo está relajado, nuestra mente está relajada. El cuerpo influye en la mente.

    El poder de la confesión

    El desafío que representa para los cristianos asumir los sentimientos negativos, se debe probablemente a la dificultad de reconocer el hecho de que los tenemos. Porque significa que no tenemos paz con nosotros mismos o con los demás. Si tenemos la posibilidad de reunirnos periódicamente con amigos en espíritu para compartir y orar juntos, ésta sería una manera maravillosa de superar estos sentimientos y reducir el estrés.

    Como comunidad cristiana, es necesario crear un espacio seguro para confesar nuestros sentimientos negativos y elevarlos a la Luz de Dios. Quisiera realizar un retiro silencioso con mi congregación, que diera lugar a una profunda introspección, para luego compartir y orar.

    Otro tema clave son los límites de la relación. Necesitamos aprender a tener límites saludables. A los japoneses les cuesta decir que “no”. Esto es estresante. Como queremos mantener la paz o la armonía con

    los demás, muchas veces dudamos en decir que “no”. Veo los problemas que causan los límites poco saludables en las iglesias.

    Coordino un grupo de personas que quisiera aprender sobre los límites. Para ello, estudiamos un libro titulado, “Límites: cuándo decir que sí, cuándo decir que no, para asumir el control de tu vida” (Boundaries: When to Say Yes, When to Say No To Take Control of Your Life) por el Dr. Henry Cloud y el Dr. John Townsend. También estamos viendo historias bíblicas que se refieren a los límites; es bueno saber que Dios plantea la cuestión de los límites en la Biblia.

    He descubierto que el aikido es otra manera de aprender sobre los límites. Maai, espacio y momento oportuno en relación a los demás, es importante en las artes marciales japonesas. Logramos el sentido del maai en dicha práctica. Y ai en aiki significa momento oportuno y conexión; ki es una energía en nuestro cuerpo. Tenemos que conectarnos con el oponente a través del ki. El oponente no es un enemigo sino que se convierte en parte de mí. Podremos derribar a nuestro oponente únicamente si estamos conectados y llegamos a ser uno. Este sentido del momento oportuno, del espacio y de la interconexión, serían convenientes para nuestra relación con los demás.

    Creo que es útil aprender a lidiar con el estrés a fin de crear paz interior para la salud mental. Descubrí que meditar y mover el cuerpo servían para abordar los sentimientos negativos y aprender sobre límites.

    —Miwako Katano, miembro de la Iglesia Menonita, Sapporo, Japón.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2017.

  • ¿Cómo debería la iglesia plantearse la salud mental?

    Nuestro estado mental está conectado al cuerpo y al espíritu, y por tanto, podemos padecer de mala salud mental. En esta sección de Perspectivas, líderes y profesionales de la salud de las congregaciones afines al anabautismo de todo el mundo, abordan el rol de la iglesia en el cuidado de la salud mental de sus miembros.

    La salud integral de una persona

    Muchos creyentes creen que los problemas emocionales y psicológicos implican una falta de fe. Este no es el caso. Por una parte, está claro que la fe en Jesús mejora el elemento emocional de nuestra vida, así como lo hace con todos los demás aspectos. Por otra parte, he trabajado con personas que tienen una fe extraordinariamente sólida y profunda, e igualmente sufren graves trastornos emocionales.

    Es difícil saber cómo responder cuando ocurren problemas emocionales, pero al insinuar que los problemas sólo se deben a la falta de fe podría en realidad agravar dichos problemas.

    La descripción bíblica de la humanidad

    Para comprender los problemas emocionales, es necesario que comprendamos a las personas. En las Escrituras, se define al ser humano como una unidad.

    En el relato de la creación en Genésis 2, vemos que Dios creó a Adán del polvo (elementos físicos) y lo llenó con el propio aliento o espíritu de vida de Dios (elementos espirituales). Adán piensa (por ejemplo, nombra a los animales) y siente (por ejemplo, alegría cuando ve a la mujer). También es muy claro que fue creado para relacionarse con otras personas y, sobre todo, para relacionarse con Dios.

    A Adán se lo describe como una persona integral, en la que mente, cuerpo y espíritu están interconectados. Esta interconexión implica que, así como problemas físicos como el dolor de espalda crónico puede (aunque no tiene por qué) obstaculizar el crecimiento espiritual, problemas psicológicos como la depresión pueden (aunque no tienen por qué) obstaculizar el crecimiento espiritual. Implica también que el crecimiento espiritual puede contribuir al crecimiento físico y emocional.

    La historia de Elías relatada en I Reyes 19 lo ilustra perfectamente.

    La depresión de Elías

    El capítulo 10 de I Reyes comienza mostrando a Elías emocionalmente agotado. Tras la conmoción por su victoria en el Monte Carmelo, se siente decepcionado, lo que sería normal. Además, está físicamente extenuado después de haber corrido junto a la carroza del rey de regreso a Jezreel. Para colmo, en lugar de que lo alabaran como un héroe espiritual, ¡se entera a su regreso de que la reina había ordenado su muerte!

    Las Escrituras refieren que Elías presenta síntomas de un trastorno psicológico denominado “depresión mayor”. Está temeroso y triste, y evita la interacción con otras personas. Está desesperanzado y desea morir. Presenta un pensamiento confuso. Cree que es el único que aún sigue a Dios, concepto erróneo que podría reflejar un trastorno del pensamiento. La depresión también afecta su fe, como lo indica su falta de confianza de que Dios pudiera protegerlo.

    Elías sabe que Dios es su única esperanza; por lo tanto, acude al desierto en busca de Dios. Aunque Elías está desanimado, deprimido y débil en la fe, Dios responde con gracia y amor.

    Es importante reconocer la respuesta de Dios al dirigirse a Elías tomando en cuenta la integralidad de su persona. Dios asiste a Elías física, emocional, cognitiva, relacional y espiritualmente. Dios no le habla inmediatamente. Sabe lo que Elías necesita y, por ende, antes de asistirle espiritual y emocionalmente, Dios satisface las necesidades físicas de Elías. Le envía un ángel a darle de comer y a ayudarle a dormir. Luego, Dios envía a Elías al Monte Horeb. No es hasta que haya llegado allí descansado, alimentado y fortalecido físicamente, que Dios se dirige a él.

    Cuando finalmente Dios le habla a Elías, lo enfrenta, cuestionándole el comportamiento y pensamiento que habían contribuido a su depresión y aislamiento, ordenándole que se una a otros fieles creyentes (Eliseo y Jehú). También le cuestiona su errónea creencia de que fuera el único que aún servía al Señor, afirmando, “Y yo haré que queden en Israel siete mil; todas rodillas que no se encorvaron a Baal.” Y, mediante su presencia, Dios restaura la fe de Elías.

    Qué podemos hacer

    Entonces, ¿qué se puede hacer para ayudar con los problemas emocionales o relacionales que afrontamos, tales como depresión, ataques de pánico, trastornos alimenticios o crisis matrimoniales? Hay pasos prácticos que un cristiano puede dar:

    • Orar. Jesús es el Señor y fuente de toda sanación.
    • Leer las Escrituras: tienen mucho que decir respecto a numerosos temas.
    • Procurar apoyo y aliento de amigos.
    • Pedir consejo a su pastor, ancianos u otros creyentes maduros.
    • Leer buenos libros que brinden información fiable.
    • Y, Dios se podrá valer de la terapia para lograr sanación y crecimiento.

    Cuando es necesario, es mala mayordomía no valerse de todo lo que Dios haya provisto para lograr sus objetivos.

    Es un error intentar explicar los problemas emocionales y relacionales como si fueran consecuencia de haber desobedecido a Dios. Además es un error que le digamos a Dios cómo tendría que ayudarnos a lidiar con dichos problemas. Tal como me explicara un profesor hace años, “Jesús no evita que tengamos que sufrir los mismos problemas que enfrenta el resto del mundo. Lo que hace es ayudarnos a afrontar dichos problemas cuando aparecen”.

    David Bruce Rose, profesor de Estudios sobre Matrimonio y Familia, Seminario Bíblico Fresno Pacific (universidad de los Hermanos Menonitas). Una versión de este artículo se publicó previamente en la revista MB Herald.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2017.

  • Expresiones anabautistas entremezcladas florecen en el duro suelo de Tailandia

    “Tailandia: el cementerio de la misión.” Esta frase descriptiva ha resonado durante décadas en los oídos de los misioneros con destino a Tailandia. Felizmente, Dios ofrece una historia diferente que está surgiendo al fin, ¡y en la que los anabautistas ocupan un lugar! 

    Semillas de la iglesia 

    Hace 201 años, Anne Judson (esposa de Adoniram Judson, misionero estadounidense) aprendió el idioma lo suficientemente bien como para compartir el evangelio con los prisioneros siameses (tailandeses) en Birmania [actualmente Myanmar]. Doce años después, en 1828, llegaron a Tailandia los primeros misioneros protestantes, 260 años después de los primeros curas católicos residentes. 

    Tanto para católicos como protestantes, el siglo XIX representa una historia de increíble dedicación y perseverancia. Los misioneros enfrentaron factores que aún hoy día son decisivos: una casi impenetrable cohesión social basada en una mezcla de budismo y brahmanismo, como así también un fuerte arraigo en el animismo, un motivo más para temer el cambio. Así como el pueblo tailandés ha demostrado una capacidad inigualable de resistencia a la colonización por medio de una diplomacia perfectamente avenible, así también ha dado prueba de tener un firme compromiso con la declaración de identidad de facto: “Ser tailandés es ser budista”.  

    En 1880, Dios nuevamente se valió de los cimientos establecidos en Birmania a fin de bendecir a Tailandia. Tres evangelistas de la tribu karen fueron llevados de Birmania por un misionero veterano, a una aldea en Tailandia donde conocieron a un hombre que había soñado la noche anterior que tres maestros estarían llegando con la Palabra de Dios. Había esperado todo el día. Quinientos miembros de la tribu karen se arrepintieron y creyeron.  

    El siglo XX significó nuevos desafíos del liberalismo por un lado, y un evangelio trunco por el otro. Surgieron estructuras eclesiales, siendo la más notable la Iglesia de Cristo de Tailandia (CCT), fruto de un siglo de labor de los presbiterianos. Los misioneros establecieron instituciones educativas. El clima social predominante continuó siendo reticente al testimonio del evangelio. En la segunda mitad del siglo XX se generó nueva energía y una visión holística: la afluencia de obreros de la Fraternidad Misionera en el Extranjero (Overseas Missionary Fellowship, OMF) expulsados de China, posibilitó que el norte de Tailandia surgiera como un nuevo centro para una fructífera labor entre las “tribus montañesas”. Luego, las influencias pentecostales fueron avanzando hacia Tailandia. En la década de 1980, la población del centro de Tailandia presenció el primer ejemplo del rápido crecimiento de un movimiento eclesial autóctono. 

    Primer testimonio anabautista  

    El primer testimonio anabautista surgió cuando el Comité Central Menonita (MCC) comenzó una modesta relación con Tailandia en 1960. En el transcurso de los siguientes quince años, el MCC pudo asignar a algunos voluntarios de PAX (servicio alternativo de objetores de conciencia estadounidenses en el extranjero), y adquirir artesanías para ser vendidas en Estados Unidos.  

    Los compromisos del MCC en la región aumentaron considerablemente durante “la guerra americana”, como la denominan los vietnamitas. En 1975, en coparticipación con la Iglesia de Cristo de Tailandia (CCT), el MCC empezó a brindar asistencia a los refugiados y a estudiar las posibilidades de asignar a maestros, y participar en el desarrollo agrícola. Se esperaba que el MCC pudiera ayudar a la CCT a discernir el rol de la iglesia en la sociedad tailandesa respecto a la promoción de los derechos humanos, dado que no había sido un punto fuerte de la iglesia. La presencia del MCC en Tailandia continuó esporádicamente en los años siguientes. Aunque se llevaba a cabo un genocidio en Camboya, un informe de campo del MCC de 1977, sólo señalaba que, “lo que está ocurriendo… no es siempre verificable”. Hacia 1979, se reveló el horror y hubo un drástico aumento en el número de refugiados ingresando a Tailandia. El MCC asumió un rol clave en los campamentos y en los procedimientos de reasentamiento de los refugiados laosianos, hmong, camboyanos y vietnamitas.  

    Según un obrero veterano de dicha época, estos fueron años de renovación. “Palabra y labor” iban de la mano, y Dios le sumaba sus maravillas. Muchos de los actuales líderes tailandeses se contagiaron de su pasión por el testimonio holístico en dichos campamentos. Esta tarea entre refugiados, además de la educación para la paz y la promoción de los derechos humanos en relación a acontecimientos en Birmania, continuaron hasta que el MCC cerró su oficina en 1995.  

    Para entonces, otras entidades anabautistas de la misión habían comenzado a concebir una visión para la fundación de iglesias en Tailandia. Miembros del personal de Misiones Mundiales (World Missions) de los Hermanos en Cristo realizaron un viaje exploratorio en 1986, seguido por el nombramiento de una pareja de misioneros en 1987, que consiguió empleo en un instituto técnico en las afueras de Bangkok. El mandato en este modelo autosustentable era procurar establecer vínculos multiculturales, a fin de compartir el evangelio y alentar el desarrollo del liderazgo autóctono por medio del discipulado.  

    En 1990, las Misiones Menonitas del Este (Eastern Mennonite Missions, EMM) asignaron a un obrero para iniciar el trabajo exploratorio. En 1992 se estableció un equipo para fundar iglesias, dado que los Tobin habían asumido un compromiso de diez años. Para el año 1995, estaban listos para vivir entre los habitantes de Isan que hablan laosiano, en una de las provincias menos accesibles de la zona rural de Tailandia. Surgió la Iglesia Life Enrichment, que estaba muy contextualizada, con cultos de adoración en pequeños grupos y líderes locales plenamente empoderados, y que se sigue extendiendo a nuevas aldeas y distritos.   

    De manera similar, las Misiones y Servicios Internacionales de los Hermanos Menonitas (actualmente MB Mission) realizaron un viaje exploratorio en 1991. Los obreros pioneros que enviaron poco después de este viaje, decidieron mudarse a la Provincia de Nan al norte de Tailandia, para trabajar entre los khmu. Los Schmidt y sus compañeros de equipo llevaron a cabo un ministerio centrado en la evangelización de las aldeas, y su desarrollo educativo y agrícola. Sus vínculos permanentes les han permitido observar un amplio movimiento de personas entre los khmu que se acercan a Cristo, a lo largo de la frontera entre Tailandia y Laos.  

    La labor se consolida 

    Ninguna de dichas entidades terminó colaborando con la CCT, pese a la buena relación que el MCC había fomentado a lo largo de los años. Cada entidad forjó su propio camino junto con nuevos asociados y programas de visas. La Fraternidad Evangélica (Evangelical Fellowship) de Tailandia surgió como aliado y portavoz, promoviendo la fundación de iglesias en todo el país. David Shenk, director de Ministerios Mundiales de las Misiones Menonitas del Este (Eastern Mennonite Missions Global Ministries), alentaba a los obreros de EMM a que priorizaran los vínculos con sus pares anabautistas como clara expresión del valor de la “comunidad”. Por tanto, los líderes del equipo viajaban frecuentemente a fin de reunirse para orar y darse ánimo. Se estableció una modalidad de encuentros en retiros, que dio lugar al recibimiento de nuevos obreros.  

    En 1998, la Convención General de la Iglesia Menonita (General Conference Mennonite Church) envió a una pareja canadiense/laosiana a colaborar con el equipo de EMM. Después de un período, llevó adelante su propia labor de fundación de iglesias en otro lugar de Isan con la Iglesia Menonita Testimonio Canadá (MC Canada Witness).   

    En enero de 2001, llegó el Equipo 2000 [Team 2000], tres parejas de la iglesia de los Hermanos Menonitas que se comprometieron a trabajar juntos durante diez años. Fundaron un orfanato e iglesias al sur de Bangkok, y han continuado desde entonces hasta forjar una visión para los 28 obreros que actualmente se vinculan con numerosos líderes locales e incipientes comunidades eclesiales en varias partes del país.  

    En esa misma época, llegaron los Myer, nuevos líderes de la labor de la Iglesia de los Hermanos en Cristo (BIC). A invitación y recomendación de EMM, iniciaron una labor en la ciudad capital provincial de Ubon Ratchathani, a sólo 50 kilómetros del equipo de EMM. Además de desarrollar planes para el ministerio con visión de futuro sumamente compatibles, la cercanía resultó providencial, permitiendo que los equipos se apoyaran en circunstancias de trágicas pérdidas.  

    Mientras tanto, la Red Menonita de Misiones envió obreros a otro lugar en Isan, y la Misión Menonita de Rosedale (Rosedale Mennonite Mission, RMM) fortalecía su presencia en Bangkok con líderes de segunda generación de América Central, surgidos de compromisos de muchos años que RMM tenía allí. La Misión Menonita de Virginia (Virginia Mennonite Missions) ha participado recientemente como asociada de la Iglesia Life Enrichment, para el establecimiento de un puesto misionero entre las personas oriundas de Isan en Bangkok. Un grupo de anabautistas conservadores ha establecido una escuela misionera anabautista de capacitación ‚Äìel Instituto de Oportunidades Mundiales (Institute of Global Opportunities, Igo)‚Äì en Chiang Mai. Así, al menos en Chiang Mai, los anabautistas son conocidos por tener familias numerosas y por el velo de la mujer, sin mencionar su celo por el evangelio.  

    Todos estos grupos hacen mucho hincapié en el discipulado; todos han adquirido amplia experiencia en cuanto a discernir la presencia y el poder del Espíritu Santo mediante la sanación y la liberación de la opresión demoníaca.  

    Conexión relacional 

    Aunque periódicamente surgen debates acerca de un registro anabautista conjunto, se tomó la decisión de no sujetarse a una estructura que podía parecer voluminosa o artificial. En cambio, ha habido un compromiso, compartido por la mayoría de los grupos, de simplemente conectarse por medio de las relaciones que se vayan forjando.  

    Además de la iniciativa de los líderes del equipo de reunirse dos veces al año como Consejo Anabautista de Referencia (Anabaptist Reference Council), se han realizado tres encuentros muy animados de creyentes anabautistas tailandeses y laosianos. Ha sido emocionante ver el buen entendimiento que se ha ido logrando con tanto entusiasmo, más allá de las diferencias culturales y sociales de larga data, como también de las diferencias generacionales respecto a la “cultura de la iglesia” menonita-anabautista. Dichos encuentros han impulsado la traducción de recursos anabautistas al tailandés: la Confesión menonita de fe, ¬øQué significa ser cristiano anabautista? por Palmer Becker. Se ha traducido también al tailandés, la Confesión Internacional de Fe de los Hermanos Menonitas (ICOMB). Más recientemente, se encuentra disponible en tailandés un libro de Richard Showalter, que incluye historias de las primeras iniciativas misioneras en Asia, y también historias de los primeros mártires anabautistas.  

    En un contexto donde la prosperidad consumista resulta cada vez atractiva, esta manera de entender la fe anabautista es sumamente valiosa.   

    Identidad anabautista 

    Los recursos y las relaciones saludables a largo plazo son importantes para fomentar la identidad anabautista; sin embargo, hay un sello de identidad que depende sencillamente de la experiencia.  

    Aún conmovida por el accidente que le costó la vida a John Hertzler, líder del equipo de EMM, la Iglesia Life Enrichment Church del sur de Ubon Ratchathani, se sintió llamada a llevar a la práctica una importante historia de perdón. Le dedicó meses a compartir el evangelio y discipular al conductor, cuya imprudencia había causado el accidente. El punto culminante fue la presencia de los padres de John el día de su bautismo. La iglesia fue testigo cuando los padres -creyentes incondicionales-, lo recibieron amablemente en la familia de fe.  

    Luego, la congregación se reunió para escuchar las enseñanzas de Truman Hertzler sobre historia anabautista. Contó historias de fracasos en los que sus antepasados habían perdido oportunidades misionales debido a legalismos y apatía. Sin embargo, enfatizaba la perseverancia ante las dificultades y el compromiso con el único fundamento, Jesucristo (I Corintios 3,11), como el camino a una visión renovada y obediencia al llamado de Dios. Uno por uno, los creyentes en la sala se pusieron de pie: “¡Esto también representa quiénes somos! No importa cuánto tengamos que sufrir o cuántas veces vacilemos y fracasemos, si esto es lo que significa ser anabautista, entonces somos anabautistas.” ¡De esta tumba surgió la vida!  

    Además de las comunidades que surgen por medio de los obreros que están en el lugar de la misión, los ex refugiados hmong que se radicaron en EE.UU., constituyen otra corriente que da cuenta del surgimiento del testimonio anabautista autóctono en Tailandia. Muchos se afiliaron a la Iglesia Menonita USA (MC USA). Establecieron su propia Misión de Iglesias Menonitas Hmong e imaginan con entusiasmo el día en que los hmong de las aldeas que salpican el paisaje  montañoso del noroeste de Tailandia, abracen la identidad anabautista.  

    A partir de 2005, este impulso fue apuntalado por un número de visitas de pastores norteamericanos y obreros de la Red Menonita de Misiones con fines de enseñanza, y también  proyectos de construcción. Así, dichos cristianos hmong, que han formado parte de la CCT durante mucho tiempo, han empezado a percibir que su propia teología tiene gran afinidad con el anabautismo. El año 2016 resultó ser importante dado que el Distrito Hmong 20 recientemente consolidado, como distrito de CCT, se ha unido ahora al CMM. Han procurado asociarse porque, según Nelson Kraybill, “quisieran afirmar y promover explícitamente los conceptos anabautistas de la iglesia, incluyendo la no violencia”.  

    Quienes conocen estas iglesias, han comprobado la variedad de prácticas que hace de su presencia en el CMM un don: promoción de la paz como parte de la evangelización, hospitalidad, mayordomía financiera, generosidad, enseñanza bíblica ferviente y el desarrollo del liderazgo. Tanto los representantes del CMM como los de la Red Menonita de Misiones estarán presentes en Tailandia cuando se les dé la bienvenida oficial en abril de 2017.  

    Aunque los cristianos aún conforman un escaso 1,2 por ciento de la población de Tailandia, esperamos bendiciones a medida que estas diversas corrientes de testimonio anabautista se entremezclen y se nutran mutuamente en los años venideros, y que Dios siga permitiendo que, mediante su belleza y resurrección, ¡la vida surja de este “cementerio!”    

    ‚ÄîCarol Tobin y su esposo Skip prestaron servicios en Tailandia de 1989 a 2009, tanto en la fundación de iglesias como en la administración regional para EMM. Actualmente radicados en Harrisonburg, Virginia, EE.UU., Carol sigue estrechamente vinculada a Tailandia como directora regional de Asia con Virginia Mennonite Missions.  


    Este artículo apareció por primera vez en Courier/Correo/Courrier April 2017


    Nombre: Hmong 7th District of the Church of Christ in Thailand* 
    Miembros: 1.733
    Congregaciones: 23
    Presidente: Pornchai Banchasawan
    Nombre : Khmu Mission
    Miembros : 39.250
    Congregaciones : 430
    Presidente : Phone Keo Keovilay
    Nombre : Life Enrichment Church
    Miembros :199
    Congregaciones : 16
    Presidente : Pastor Somchai Phanta
    Nombre :Thailand Mennonite Brethren Foundation
    Miembros : 1.600
    Congregaciones: 20
    Presidente Ricky Sanchez
    *El Comité Ejecutivo aprobó la membresía en votaciones realizadas en las reuniones de febrero de 2017. Cifras del Directorio Mundial del CMM, 6 de febrero de 2017.  
    Fuente: Guía del CMM de 2015 
     
     
     
     
     
  • La Comunidad Internacional de los Hermanos Menonitas (ICOMB, por su sigla en inglés) está compuesta por 21 iglesias nacionales en 19 países con aproximadamente 450.000 miembros. ICOMB existe para fomentar las relaciones y los ministerios, para resaltar el testimonio y el discipulado de sus iglesias nacionales miembros – conectando, fortaleciendo y ampliando.

    Asamblea General de Igreja Evangélica Anabaptista em Angola (IEIMA)

    José Arrais (Portugal) y Emerson Cardoso (Brasil) representaron a ICOMB en la Asamblea HM de Angola. Convenção Brasileira das Igrejas Evangélicas Irmãos Menonitas (COBIM) está preparando una nueva pareja misionera para los proyectos agrícolas y la formación teológica. Emerson entrenó a 200 pastores. Oramos para que la Asamblea resuelva algunos conflictos y asegure el futuro equipo ejecutivo. Ore por Jean Claude Ambeke, elegido presidente.

    —David Wiebe, director ejecutivo

  • Bogotá, Colombia – Parece una convergencia providencial que el representante regional para la Región Andina del Congreso Mundial Menonita Pablo Stucky haya planeado visitar el Perú a principios de abril. Sus reuniones previamente programadas con líderes eclesiales tuvieron lugar poco después de que las lluvias inundaran la región desierta ocupada por las iglesias de los Hermanos Menonitas, matando cerca de 100 personas y dejando al menos 100.000 casas totalmente destruidas y 900.000 damnificados por daño de la propiedad. A la vez que informaba a los líderes de 13 iglesias de los Hermanos Menonitas sobre el Congreso Mundial Menonita (CMM), Stucky también ofreció cuidado pastoral.

    “La fecha de esta visita hizo también posible acompañarlos en este momento de dolor y carga como resultado de la perdida y el daño que sufrieron y continúan sufriendo, lo cual hace parte del llamado de CEAS,” dijo Stucky. Se reporta que 370 familias de 13 congregaciones de los Hermanos Menonitas fueron afectadas. El representante regional voluntario del CMM también es coordinador de CEAS (Coordinación Eclesial para la Acción Psicosocial) un proyecto de las iglesias Anabautistas de Colombia, especializados en respuesta al trauma.

    El primero de abril de 2017, Stucky se reunió con 21 pastores y lideres de la Conferencia Peruana Hermanos Menonitas, algunos que habían viajado hasta tres horas. Stucky presentó y recibió preguntas sobre el CMM, y facilitó el compartir sobre las secuelas que dejaron las inundaciones, y ellos oraron unos por otros.

    La región ha experimentado inundaciones catastróficas antes (el trabajo de los Hermanos Menonitas en Perú comenzó con la respuesta de socorro a las inundaciones de 1983), pero los lideres informaron que esta vez el agua devastó áreas que previamente no habían sido afectadas. “Ha sido una experiencia intensa,” dijo un líder que vio gente arrastrada por la corriente. “Fue un tiempo de llanto por nuestros vecinos. Hemos rescatado personas, tratando de ayudar al máximo”.

    “No estoy asustada,” les dijo una lider de la iglesia a sus amigos quienes estaban preocupados por su salida durante la tormenta. “Elías oró y la lluvia se detuvo. Fui a través del agua que me llegaba a las rodillas para ayudar en el nacimiento de un bebé. La niña nació sana y salva.”

    “Vi que el agua estaba a punto de llegar a mi casa,” la misma líder relató el momento en que ella necesitaba conseguir medicina para sus nietecitos. “Señor, tu eres el ángel que acampa alrededor nuestro,” ella oró y salió sin preocuparse. “Tengo que enseñarles a mis nietos el valor que el Señor nos da”.

    “Hemos aprendido que desde nuestras debilidades, podemos ayudar a otros”, dijo un pastor. Todos los miembros de su pequeña iglesia han perdido sus fincas “y sin embargo están llevando comida a la gente en necesidad. Estamos felices porque podemos ayudar.”

    Aunque ellos mismos están sufriendo perdidas, los miembros de la iglesia están ayudando a sus vecinos, protegiendo a la gente en las edificaciones de las iglesias y en las casas de misioneros.

    “Una semana después, el impacto del agua era [todavía] evidente y dramático: inmensas cantidades de barro; paredes hechas de adobe fueron disueltas por el rio, muebles, colchones y animales se perdieron,” dice Stucky. “Había hambre y desesperanza.”

    Se necesitan alimentos de emergencia, así como suministros a largo plazo para cultivos destruidos que no pueden ser rápidamente reemplazados. Mosquitos portadores de enfermedades proliferan en el barro y el agua estancada. La gente también necesita cuidado emocional para superar el trauma experimentado; Stucky planea regresar en mayo para facilitar capacitación sobre auto cuidado y acompañamiento en tiempos de crisis.

    “Gracias por venir y estar con nosotros,” los lideres le dijeron a Stucky. “No estamos solos; Dios está con nosotros. Hoy [el desastre] nos ha afectado. También podemos unirnos en favor de otras iglesias que pueden sufrir en otros lados.”

    Haga clic aquí para apoyar el trabajo de los representantes regionales del CMM para hacer conexiones con nuestras Iglesias en tiempos de necesidad. Los representantes regionales del CMM son voluntarios de tiempo parcial. El CMM cubre los gastos de viaje para que se reúnan con líderes de iglesia en sus regiones.

    Haga clic aquí para apoyar los Ministerios de Ayuda Urgente de MB Mission, el fondo del cual la Conferencia Peruana Hermanos Menonitas esta siendo asistida.

    —Comunicado del Congreso Mundial Menonita

  • A medida que el huracán Matthew se abalanzaba sobre Haití en octubre de 2016, los dolores de parto estaban haciendo lo propio a Seurette, esposa del pastor Jean Mario Marelin. Sin la asistencia de una partera, dio a luz de forma segura a su bebé, a pesar del daño que la casa estaba sufriendo al tiempo que ocurría el nacimiento.

    El Pastor Bertrand, obispo de Assemblée de la Grâce, una iglesia asociada en la misión de la Conferencia Menonita de Franconia, informó lo siguiente sobre la familia unos meses después:

    Los vi recientemente, la niña tenía gripe, pero la madre se encontraba bien; han reconstruido parcialmente su casa. Seurette y Jean Mario Marelin viven en una pequeña casa con sus siete hijos. La casa es realmente demasiado pequeña para su gran familia, pero no cuentan con el dinero para ampliarla. Están agradecidos por cualquier ayuda. Alabado sea Dios por cuidar de esta familia.

  • Bogotá, Colombia – “La biblia nos invita a recordar que los miembros del pueblo de Israel también eran extranjeros; eran cautivos y deportados,” dice Carlos Martínez, Conferencia de Iglesias Evangélicas Anabautistas Menonitas de México. “Los [primeros] anabautistas también fueron discriminados y ahora nosotros estamos viviendo parte de ésta historia con la situación de nuestras hermanas y hermanos en Chihuahua.”

    Martínez estaba entre los 21 líderes anabautistas de diferentes partes de México, que se reunieron para llevar a cabo una conferencia de las iglesias Menonitas y Hermanos Menonitas en ese país, el 23 y 24 de marzo del 2017, con la finalidad de enfocarse en una respuesta bíblica con respecto a cuidar de los vulnerables permaneciendo en medio de ellos: los migrantes. La conferencia reflexionó sobre Mateo 1,16–23 y 1ª Pedro 1,1; 2,9–10. Dan González Ortega facilitando un estudio bíblico sobre migración.

    Las conversaciones giraron en torno a la discriminación y las duras condiciones que los migrantes enfrentan durante su viaje. La Ciudad de México es un lugar de paso para los migrantes que se dirigen a cruzar la frontera con los EEUU y también para los que son deportados. Muchos migrantes experimentan asaltos de los agentes de la patrulla fronteriza de ambos gobiernos, violencia sexual, duros trabajos, explotación por parte de los carteles de droga y discriminación entre otras difíciles condiciones mientras viajan..

    “Hay muchos grupos de migrantes, pero el que ha crecido ha sido el de los migrantes indígenas. En Oaxaca, ellos viven en la periferia y en extrema pobreza. El gobierno Mexicano quiere hacerlos invisibles,” dice Leslie Ocampo, Iglesia Cristiana de Paz en México A.R.

    Apremiadas por las necesidades de los migrantes, las Iglesias anabautistas acordaron esta conferencia con el Comité Central Menonita, para aprender cómo responder efectivamente acompañándose unos a otros.

    “En Matamoros, la iglesia no tiene la infraestructura para ofrecer empleo [a los migrantes],” dice Jesús Garza, Conferencia Cristiana Anabautista Menonita. “Hay muchas iglesias, pero no se está haciendo ningún trabajo en el área. Esto es realmente triste porque no hay coordinación para ofrecer apoyo a los migrantes”

    Decididos a encontrar maneras de responder bíblicamente, los participantes convirtieron sus preguntas en una lluvia de ideas y en acción. “Los niños tienen que dejar la escuela para trabajar en la calle. Estamos trabajando en programas de alfabetización para los niños migrantes,” dice Sandra Plett, Iglesia Cristiana de Paz en México A.R.

    “Puebla es una puerta para los migrantes. Estamos pensando en adecuar una casa de huéspedes y tal vez crear trabajos temporales,” dice Mario López, Ministerio Integral de Iglesias Anabautistas de Puebla.

    Varios participantes están interesados en aprender sobre las causas de raíz de la migración. “Prepararnos sobre éste tema es la clave. Necesitamos tener conocimiento de las causas,” dice Martínez. “Una posible herramienta de enseñanza podría ser diseñar un curso de entrenamiento para delegados de las iglesias y conferencias.”

    Las historias desde Génesis hasta el Apocalipsis, mostrando gente en medio de la migración en busca de un hogar “nos retan como iglesia a responder a la injusticia a pesar de la turbulenta controversia en torno al tema,” concluyeron los participantes de la conferencia en un documento de cierre. “El texto bíblico nos pide que respondamos a una ley más alta que la creada por gobiernos humanos. Somos llamados a la ley del amor, especialmente en la luz de la vida de Cristo. ¿Está lista la iglesia para pagar el precio del amor?”

    —Comunicado del Congreso Mundial Menonita por Danielle Gonzales

    Participantes:

    • Conferencia Cristiana Anabautista Menonita: Juan Jesús Garza Ruiz
    • Conferencia de Iglesias Evangélicas Anabautistas Menonitas de México: Ruhama Pedroza y Carlos Martínez
    • Conferencia Evangélica Anabautista “Misión y Esperanza”
    • (Veracruz): John Wall y María De Jesús Gómez Aguila
    • Conferencia Evangélica Misionera de México (Chihuahua): Adrián Ramos y Juan Carlos Véjar Gómez
    • Conferencia Menonita de México (Chihuahua): Ruben Dyck y Johan Klassen
    • Conferencia Menonita de México (Iglesia Anabautista Menonita Unida de México): Isaak Bergen Thiessen
    • Conferencia Misionera Evangélica (Chihuahua): Leonard Plett y Heinrich Rempel
    • Iglesia Cristiana de Paz en México A.R.: Sandra Plett y Leslie Ocampo (Hermanos Menonitas)
    • Comité Central Menonita: Erica VanEssendelft, Fernando Sandoval y Oscar Benavides Calvachi
    • Red Menonita de Misiones: Fernando Pérez Ventura y Rebeca González Torres
    • Ministerio Integral de Iglesias Anabautistas de Puebla: Mario López y Leticia Hernández
    • Mujeres por la Paz: Helena Sánchez
    • Rector de la Comunidad Teológica de México: Dan González
  • Bogotá, Colombia – Una celebración de una fiesta de 15 años en su iglesia, Casa de Oración, sacó de su casa en Manta, Ecuador a la familia de Ignacio y Liliana, más temprano de lo normal, el 16 de abril del 2016, justo antes de que hubiera un terremoto. El temblor de 7.8 grados en la escala de Richter mató casi 700 personas y dejó mas de 6.500 familias sin hogar, incluyendo a Ignacio y Liliana que se quedaron con sus padres después de que la caída de una pared de la casa de sus vecinos afectara sitio de su residencia.

    Usualmente, Ignacio, un voluntario en medios audiovisuales en la Iglesia, sale antes que su esposa y dos hijos, pero con el culto que empezaba mas temprano esa tarde de sábado, los miembros de la familia salieron al mismo tiempo. La pared del segundo piso de la casa vecina cayó sobre la casa de Ignacio y Liliana. Foto: Oscar Suárez

    Estaban en la calle y todo se empezó a mover. El hijo menor de Ignacio cayó debajo del carro y las llantas casi le aplastan los pies. El temblor duró alrededor de un minuto.

    Muchas familias como la de Ignacio y Liliana quedaron sin hogar, pero ésta familia (la de Ignacio y Liliana) pudo ver la mano de Dios representada en la ayuda que llegó desde Fondo de Diáconos del CMM, CCM, la Misión Menonita de Rosedale y otros.

    En nombre de la Comisión de Diáconos del Congreso Mundial Menonita, Henk Stenvers (Secretario de la comisión) de los países bajos, Ephraim Disi Mbewe (obispo de la iglesia de los Hermanos en Cristo) de Malawi y Oscar Suárez (Representante de los YABs para América Latina) de Colombia, visitaron las ciudades de Manta y Portoviejo en la región mas afectada. La visita se realizó del 25 al 29 de enero del 2017 para escuchar historias como la de Ignacio y Liliana y para animar a los miembros de la Iglesia Evangélica Menonita Ecuatoriana.

    La Comisión de Diáconos es responsable del bienestar de la comunidad global; de caminar junto con las iglesias miembros del CMM en sus tiempos de necesidad, ya sea causada por un desastre natural o por los gobiernos opresivos. La comisión de diáconos organiza visitas para “poner las manos sobre los hombros de los miembros y decirles: ‘Estamos con ustedes en estos momentos’”

    En Ecuador, la respuesta de la iglesia Menonita es tanto espiritual como práctica. Miembros de la iglesia en Guayaquil vinieron a ayudar en la búsqueda de víctimas. Los miembros de la iglesia en Manta y Portoviejo formaron círculos de esperanza dando comida y agua a las familias que tenían las necesidades más apremiantes.

    El pastor Juan Altamirano en Portoviejo les contó a los diáconos sobre el campamento improvisado para 2.800 personas, en donde unas 200 personas todavía esperan por alojamiento. Muchas gracias a Dios porque el desastre ocurrió el fin de semana cuando las torres de oficinas tenían menos trabajadores dentro, dice Altamirano.

    “Hay mucho trabajo de reparación que se esta haciendo, pero la magnitud del daño es tal que tomará mucho tiempo para que todo vuelva a la normalidad,” dice Stenvers. “Es claro que la comunidad eclesial jugó y aún juega un rol importante en lo que sigue al desastre, [proveyendo] espacio para el lamento y apoyándose unos a otros.”

    “Estas familias pudieron ver mas allá de las dificultades,…pudieron ver la mano de Dios, apoyándolos en todo momento,” dice Stenvers.

    “Ellos perdieron sus casas,” dice Suárez, “pero con el apoyo de la familia anabautista mundial que dio ayuda económica, psicológica, y espiritual, se están recuperando de esta tragedia.”

    “Podemos contar con nuestra familia mundial extendida y con la mano de Dios que nos hace mover en los problemas.”

    Como parte de la visita de los diáconos del CMM a América Latina, Stenvers y Suárez también asistieron a reuniones en el Cono Sur. Miembros de las iglesias Menonitas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay se reunieron del 21 al 25 de enero del 2017 en Buenos Aires. Los temas tratados incluían la identidad anabautista, la formación de lideres eclesiales, el rol de los jóvenes y las mujeres en la iglesia, la celebración de los 100 años de la presencia anabautista en Argentinaademás de presentaciones de organizaciones.

    “Las reuniones estuvieron algunas veces llenas de risas y gozo, algunas veces tuvieron sensaciones de tristeza,” dice Stenvers. “Había un fuerte sentido de comunidad.”

    “Compartir en escasez y en abundancia, en la risa y en la tristeza, fue una experiencia que amplió mi visión de mi familia extendida en el mundo,” dice Suárez.

    De vuelta en Ecuador, el ánimo y el acompañamiento espiritual de la familia mundial anabautista ayuda a la iglesia en ese país “a reconstruir las piezas, sabiendo que nada les separará del amor de Dios que es en Cristo,” dice Disi.

    ¿E Ignacio? Él ha terminado de reconstruir su casa, mas grande y mejor organizada que antes del terremoto.

    “Si un miembro del cuerpo sufre, todos los demás sufren también; y si un miembro recibe atención especial, todos los demás comparten su alegría” (1 Corintios 12,26).

    —Comunicado del Congreso Mundial Menonita

  • Bogotá, Colombia – Cuando alguien pronuncia o escribe mal tu nombre, ¿parece que no se está dirigiendo a ti? Elegimos los nombres cuidadosamente – tal vez para honrar a alguien o para expresar una característica específica; forman parte de nuestro sentido de identidad.

    Cambiar el nombre no es un proceso que se pueda tomar a la ligera: hay pasos legales, además, los amigos y conocidos deben aprender a utilizar el nombre nuevo. Más importante aún, el cambio tiene implicaciones sobre la identidad: algo relevante ha cambiado o el nuevo nombre puede describir mejor quienes hemos sido siempre.

    En los últimos 30 años los líderes del Congreso Mundial Menonita (CMM) han estado dialogando sobre la posibilidad de un cambio de nombre. En 2016 el Comité Ejecutivo encargó a la Comisión de Fe y Vida para liderar el proceso de presentar una recomendación de un nuevo nombre para el CMM, dirigida al Concilio General en 2018, que conduzca a una decisión en 2021. Los Representantes Regionales proseguirán con las conversaciones y el intercambio de ideas.

    La conversación sobre este asunto, se originó debido a una petición formal de los líderes de la Iglesia de los Hermanos en Cristo en los Estados Unidos, argumentando que experimentan una sensación de exclusión. Observaron que cuando la Asamblea se realizó en Pennsylvania, EE.UU., en 2015, los medios de comunicación informaron sobre el evento casi exclusivamente haciendo alusión a los “Menonitas” a pesar de las muchas congregaciones de Hermanos en Cristo que participaron durante el encuentro.

    Con el correr del tiempo la identidad de una organización puede cambiar. En sus comienzos, el CMM era una conferencia que los líderes de la iglesia europea convocaron en1925, 1930 y 1936 para abordar temas específicos, en particular la crisis de los refugiados entre los menonitas en Rusia. Para el año 1948, había surgido una estructura organizativa bajo el nombre de Congreso Mundial Menonita. En 2003, el nombre oficial pasó a ser: “Congreso Mundial Menonita: Una Comunidad de Iglesias Anabautistas”.

    Lograr reconocimiento general de la identidad (o marca) de una organización requiere tiempo y energía. CMM en español o francés y MWC en inglés, es ampliamente conocido por sus siglas; un cambio de nombre necesitaría contemplar las consecuencias en términos lingüísticos en sus tres idiomas (inglés, español, francés).

    Los posibles cambios del nombre CMM tienden a ir en dos direcciones: reemplazar “Menonita” por “Anabautista” y reemplazar “Congreso” por “Comunión,” “Comunidad,” o “Alianza.”

    “Menonita”

    Históricamente y en el contexto de la iglesia mundial, el término “Anabautista” incluye un amplio espectro de grupos con un compromiso al bautismo de los creyentes, una visión de la iglesia como una comunidad visible y un deseo sincero de seguir las enseñanzas de Jesús en la vida cotidiana. Teológicamente, la palabra “Anabautista” se utiliza a menudo para denotar un ideal o un estándar, una tradición de creencias separada de los lazos culturales, vinculados o relacionados algunas veces al término “Menonita.”

    De las 105 iglesias nacionales miembros del CMM, 76 usan la palabra Menonita, 13 son conferencias Hermanos en Cristo y alrededor de 11 emplean “Anabautista” en su título, a menudo conjuntamente con “Menonita.” En lugar de usar una forma del término “Menonita”, algunas iglesias nacionales adoptan un concepto (por ej., Meserete Kristos [Cristo el fundamento] en Etiopía) o una asociación para su nombre (Gereja Kristen Muria [Iglesias Cristianas Muria] en Indonesia).

    El proyecto de investigación sobre el Perfil Anabautista Mundial, encontró que las iglesias en América del Norte tienen una mayor preferencia por el término “Anabautista” como un auto descriptor (58 %) en comparación al 41 % en Europa, 38 % en África, 23 % en Asia y 21 % en América Latina. Para el término “Menonita,” los números fueron los siguientes: 62 % en Europa, 60 % en Asia, 55 % en África, 33 % en América Latina y 31 % en América del Norte. (Nótese que los grupos podían escoger más de una designación de nombre).

    Un inconveniente de la palabra “Anabautista” es que es a la vez demasiado amplia y demasiado llimitada: ésta palabra descriptora – Anabautista – identifica a un grupo mucho más amplio que los asociados del CMM; pero también se centra en el bautismo de los creyentes como el indicador de la identidad menonita, quedando excluidos otros énfasis teológicos importantes como el discipulado y la misión de la reconciliación.

    “Congreso”

    Casi 100 años después de su primera convocatoria, el CMM tiene un mayor reconocimiento por su Asamblea que se realiza cada seis años. Sin embargo, en la actualidad la organización funciona durante todo el año para fomentar las relaciones y el apoyo entre los diversos miembros de la familia anabautista.

    En 2012, el Concilio General reafirmó un documento de la Comisión de Fe & Vida que proporciona una reflexión teológica extensa sobre el concepto griego de koinonia como un descriptor del CMM. Destaca la centralidad de “una identidad y vida compartidas como el ”, escribe Thomas Yoder Neufeld. Koinonia es a la vez “la realidad que sustenta nuestra vida juntos, y…una meta hacia la cual nos estamos dirigiendo…tanto en hechos como en la visión”.

    La palabra que mejor describe este concepto (el concepto de Koinonia) es “comunión”, utilizada en la constitución del CMM y en otros documentos. “Comunión” sugiere un cuerpo comprometido en las relaciones de amor sacrificial, responsabilidad y ayuda mutua con el propósito de fraternizar, adorar, servir y llevar a cabo la misión.

    Alternativamente, “comunidad” o “compañerismo” sugieren una grupo de intereses compartidos, metas y actividades conjuntas, mientras que “alianza” o “federación” sugieren un cuerpo legislativo compuesto por grupos independientes que se reúnen en pos de metas comunes.

    Una última opción sería conservar el mismo nombre. Congreso Mundial Menonita sigue siendo una marca fuerte, y a pesar de que no transmite completamente todos los aspectos de la identidad de la familia, otros nombres también serían una descripción parcial.

    Cualquiera sea el resultado de éste diálogo, el CMM continuará sirviendo a la familia de comunidades de adoradores afines al anabautismo en todo el mundo, a través de oración, apoyo y sujeción mutua, mientras seguimos el ejemplo de Cristo de dar, compartir y vivir las buenas nuevas para el mundo.

    —Comunicado del Congreso Mundial Menonita