Oraciones de gratitud e intercesión

  • La Comunidad Internacional de los Hermanos Menonitas (ICOMB, por su sigla en inglés) está compuesta por 21 iglesias nacionales en 19 países con aproximadamente 450.000 miembros. ICOMB existe para fomentar las relaciones y los ministerios, para resaltar el testimonio y el discipulado de sus iglesias nacionales miembros – conectando, fortaleciendo y ampliando.

    David viajó a Kenia para el Consejo General de la Conferencia Mundial Menonita (CMM), del 18 al 28 de abril. Durante los primeros días tuvimos una celebración con gran variedad musical dirigida por un grupo de Etiopía, y conferencistas de todos los continentes. El CMM conmemorará el 500 aniversario de la Reforma Radical con una reunión así cada año hasta el 2027, llamada “Renovación 2027”.

    —David Wiebe, director ejecutivo

  • La Comunidad Internacional de los Hermanos Menonitas (ICOMB, por su sigla en inglés) está compuesta por 21 iglesias nacionales en 19 países con aproximadamente 450.000 miembros. ICOMB existe para fomentar las relaciones y los ministerios, para resaltar el testimonio y el discipulado de sus iglesias nacionales miembros – conectando, fortaleciendo y ampliando.

    Dios está haciendo algo increíble entre nosotros

    He trabajado para ICOMB como Director durante 7 años. Durante ese tiempo, traté de construir la comunidad y la identidad como base para una misión sostenible.

    Vimos la Confesión Internacional de Fe traducida a muchos idiomas diferentes: los más recientes fueron Chichewa en Malawi y Rusia para la Iglesia de Ucrania. La confesión es una herramienta importante para construir identidad y comunidad.

    Hicimos visitas fraternales a todas las conferencias. Estas visitas también crean identidad y comunidad.

    Tailandia 2017 fue el mejor momento para mí. Un rol central del ministerio para mí es unir al pueblo de Dios para discernir hacia dónde quiere dirigirnos. Esto fue maravillosamente evidente en Tailandia. ¡Nos empujamos unos a otros cuando pensamos en la misión!

    Como resultado directo de Tailandia 2017, casi 20 redes emergentes se unirán oficialmente a ICOMB en el futuro.

    Cuando veo la visión de Rudi Plett de fortalecer cada conferencia hacia su capacidad para la misión, estoy muy emocionado de darle el bastón. Creo que Rudi tiene los dones para despegar con velocidad y habilidad.

    —David Wiebe, director ejecutivo

  • ¿Hay alguna manera de ganarse la vida sin matar el medio ambiente?

    Este es un gran interrogante para un país que presencia miles de muertes cada año debido a los efectos agravados de los súper tifones. Ha costado vidas humanas y dañado miles de millones en infraestructura debido a las intensas inundaciones y deslizamientos de tierra provocados por la denudación de los bosques, la sedimentación de los ríos, la acumulación excesiva de basura, y la explotación indiscriminada de las industrias extractivas.

    En este momento, la cubierta forestal en las Filipinas pierde 262.500 hectáreas cada año. Las prácticas agrícolas en las Filipinas son en su mayoría monocultivos, cortando árboles a cambio de cultivos comerciales, que en gran medida dependen de fertilizantes inorgánicos y pesticidas. La gente sabe la destrucción que están causando al medio ambiente, pero “¿hay alguna alternativa?”

    Este es un problema que Peacebuilders Community Inc. (PBCI, por sus siglas en inglés) encuentra en la mayoría de las comunidades con las que trabaja. Como consecuencia de la labor de los obreros Dann y Joji Pantoja de Menonite Church Witness, PBCI se inició en 2006 en Mindanao, la parte sur de la Filipinas, que ha enfrentado décadas de conflicto armado. Los grupos armados no estatales son muy activos allí, alimentados por la corrupción, la distribución desigual de la riqueza, la discriminación y las injusticias históricas, que comenzaron con la conquista colonial y continúan hasta el presente.

    A medida que PBCI se relaciona con las comunidades allí, la gente pregunta, “¿cómo podemos hablar de paz cuando nuestros estómagos están vacíos?” Por lo tanto, existe la necesidad de buscar soluciones que encaren las necesidades económicas de la gente y, al mismo tiempo, cuiden el medio ambiente de acuerdo con la siguiente definición bíblica de paz:

    • Armonía con el Creador: transformación espiritual
    • Armonía con el ser: transformación psicosocial
    • Armonía con los demás: transformación sociopolítica
    • Armonía con la creación: transformación económica y ecológica

    Una de las soluciones que surgió fue la producción de café. PBCI observó que los cristianos, musulmanes y lumads (pueblo originario de Mindanao) ofrecían café a los visitantes. El café se convirtió en un ícono de la paz porque estos tres grupos, que suelen estar en desacuerdo, tenían esto en común. Por consiguiente, en 2008 se concibió Coffee for Peace Inc.

    Por otra parte, el café se desarrolla mejor en una ecología equilibrada ya que el café absorbe el sabor de su entorno. Entonces, el café fomenta la reforestación y las prácticas agrícolas que respetan el medio ambiente.

    Utilizando principios de comercio justo para crear una cadena de valor justo y sostenible, PBCI capacita a los agricultores en temas tales como paz y reconciliación, producción y procesamiento del café, comercio justo y emprendimientos sociales.

    En 2013, en la parte central de Filipinas, la comunidad de Immanuel Christian Assembly of God Church (ICACG, por sus siglas en inglés) de Pres. Roxas, Capiz, sufrió los efectos devastadores del tifón Haiyan. Como consecuencia, sus fuentes de ingresos y sus viviendas resultaron terriblemente dañados. Era necesario rehabilitar su economía y, a la vez, desarrollar sus propias capacidades para que pudieran ayudar de inmediato cuando ocurriera otro desastre. También era necesario abordar el tema de la denudación del bosque en las colinas, donde se cultiva principalmente maíz.

    En febrero de 2017, ICACG invitó a integrantes de PBCI para que se capacitaran. A partir de diciembre, han reforestado las colinas con 5.000 árboles de café, que se espera que den fruto en 2020. Para ayudar con sus necesidades diarias, en su finca de café intercalaron diversas hortalizas sin utilizar fertilizantes inorgánicos y pesticidas. En los próximos cinco años, ICACG va a reforestar 25 hectáreas más con 25.000 árboles de café. Cuatro barangayes (aldeas) cercanas que tienen los mismos problemas de pobreza y deforestación intensiva, le han pedido que les enseñen los principios de la agricultura orgánica, en el marco de la paz y la reconciliación.

    Estas comunidades son un vivo testimonio de que no hace falta matar nuestro medio ambiente para vivir. Podemos estar en armonía con la creación tal como el Creador nos ordenó que hiciéramos.

    —Twinkle A. Bautista, misionera por la paz y la reconciliación de Kalinga, Filipinas, donde trabaja con Peacebuilders Community Inc., de raíces anabautistas

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2018.

  • “¡El avión! ¡El avión!” Así empezaba un programa de televisión que veía en Bogotá cuando era niño. Se trataba de una isla donde todo aquel que llegaba podía cumplir los deseos que quisiera. “La Isla de la Fantasía” era su título en español.

    Es posible vivir en la isla de la fantasía hoy por hoy, anhelando que todos nuestros deseos materiales se cumplan. Muchos comerciales de televisión dicen: “¿Te gustaría tener esto o aquello? Entonces lo único que tienes que hacer es…” Estrategias de marketing, redes sociales, medios de comunicación y hasta iglesias plantan en nosotros deseos disfrazados de necesidades que antes no existían.

    La vida de consumo es importante para Dios. Nuestro estilo de vida –y lo que consumimos–siempre predica un mensaje. Jesús mismo nos advierte sobre los riesgos que corremos con las cosas materiales. Poseerlas –o no poseerlas– puede producir afán y ansiedad, e incluso puede llegar a desplazar a Dios. ¡Cuán difícil es distinguir entre verdaderas necesidades, deseos y lujos!

    En nuestra tradición anabautista creemos que la forma de administrar el dinero y lo que consumimos es profundamente espiritual. Es por eso que el concepto de “simplicidad” se desarrolló muy tempranamente en nuestras comunidades. “Vivir en simplicidad” requiere de un estilo de vida opuesto a mucho de lo que nuestras sociedades enseñan.

    Una de las personas que me impactó profundamente al respecto era miembro de nuestras iglesias en Canadá. Siendo dueño de una poderosa empresa, había decidido limitar su salario como gerente y donar todas las ganancias adicionales de su empresa a proyectos de carácter eclesial. ¡Su vida era un ejemplo concreto de rechazo a la acumulación material y opción voluntaria por una vida simple!

    Sin embargo, también he encontrado en nuestras iglesias y entidades personas que malentienden lo que es “simplicidad”. Vivir simplemente a veces se confunde con pobreza. Pero no todo aquel que es pobre tiene una vida simple, por cuanto los pobres también necesitan optar por este estilo de vida. Es diferente vivir en simplicidad porque se ha decidido vivir así a hacerlo porque no hay otra opción.

    Vivir en simplicidad a veces se confunde también con falta de aseo y orden. El querer aparentar simplicidad a veces conduce al descuido personal, a la suciedad, al desorden y al mal gusto. Sin embargo, aparentar simplicidad no necesariamente resulta en opciones más económicas. ¡Qué especial es encontrar personas y entidades que practican un estilo de vida simple que atrae por su sentido estético, por su orden y limpieza!

    La vida en simplicidad abarca muchas cosas. Tiene que ver con nuestra administración del tiempo y el uso del dinero. Enseña que menos realmente puede ser más. La práctica de una vida simple afecta nuestras prioridades, el uso de créditos, el propósito del ahorro, la forma en que administramos nuestro tiempo de trabajo y de descanso. Nos invita a la generosidad y a revaluar la idea de “poseer”. Vida simple tiene que ver con el cuidado del medio ambiente, lo cual a su vez está relacionado con desarrollo sostenible, comercio justo, agricultura orgánica y reciclaje, entre otras cosas.

    En este número de Correo hemos querido enfocarnos en este último aspecto: el cuidado del medio ambiente. En los últimos años muchas de nuestras iglesias han sufrido por causa de desastres naturales. Sin lugar a dudas, lo que hacemos para saciar nuestros deseos consumistas termina por

    afectar negativamente a sociedades completas en otras partes del mundo y a miembros de nuestra propia familia de fe que habitan en ellas.

    Esta es una de las razones por las cuales necesitamos recordar que lo opuesto a la vida simple es el individualismo, el egocentrismo y el consumismo. Todos estos “-ismos” refuerzan la idea de que tú eres lo más importante en la Tierra, alejándonos así de Jesús y de su mensaje de compasión; mensaje que nos invita a centrarnos en los demás, compasión que se extiende y abarca toda la creación.

    Vivir en simplicidad y compasión no es algo sobre lo que necesitemos legislar. Jesús no nos llama a elaborar un listado universal de qué vestir, gastar o consumir. No es lo mismo vivir en simplicidad en el campo que en la ciudad; no es lo mismo vivir simplemente en el Mundo mayoritario que en el Mundo minoritario. Estas son decisiones que necesitamos tomar en cada contexto. Corresponde a cada iglesia, en el medio en que se encuentre, discernir y decidir en dependencia del Espíritu Santo y en diálogo con otras comunidades de fe, lo que significa practicar una vida simple en su contexto concreto. Es mi oración que este número de Correo pueda servir para continuar creciendo en dicho intento.

    —César García, secretario general del CMM, desde su oficina en la sede central en Bogotá, Colombia.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2018.

  • Bogotá, Colombia – Agradecemos las constantes contribuciones de apoyo al Congreso Mundial Menonita, ya sea de nuestras iglesias miembros nacionales, congregaciones locales o individuos. Estamos un tanto sorprendidos de que se esté donando menos del promedio, lo que ha resultado en un retraso del presupuesto a fines de agosto. Las contribuciones que presentan mayores retrasos son las de individuos y congregaciones en comparación con las tendencias normales. Nos representa un desafío poder prever cuánto habremos de recibir cuando tantas contribuciones se reciben en diciembre.

    Les solicitamos que tengan a bien considerar cómo podrían seguir apoyando actualmente el ministerio y la presencia del CMM, especialmente en estos años entre las Asambleas mundiales.

    Véase www.mwc-cmm.org/donar 

    —Len Rempel, Director de Operaciones


    Contribuciones recibidas según porcentaje del presupuesto al 31 de agosto de 2016

    Presupuesto total de 2016
    US$663.451
    Contribuciones recibidas
    US$256.740
    39%

    Donaciones promedio por mes

    Enero–agosto 52%
    Septiembre–noviembre 22%
    Diciembre 26%
  • Los primeros anabautistas en Augsburgo, Alemania, pagaron un alto precio por reunirse en la gran casa blanca que aparece a la izquierda en esta foto. El historiador, teólogo y activista por la paz alemán Wolfgang Krauss, relata la historia a los anabautistas modernos que recorren los sitios históricos en Augsburgo, durante las reuniones del Comité Ejecutivo del Congreso Mundial Menonita en el mes de febrero de 2017.

    El domingo de Resurrección de 1528, 100 anabautistas se reunieron de forma secreta en esta casa para celebrar la resurrección de Jesús. Algunos escaparon cuando se enteraron que las autoridades los estaban vigilando, pero 88 se quedaron. La policía allanó el edificio y se llevó encadenados a todos los fieles adoradores. Las autoridades expulsaron a todos los visitantes que estaban en el lugar que no eran originarios de Augsburgo, además azotaron a los lugareños. Torturaron a algunos y ejecutaron al líder del grupo que se negó a retractarse de sus convicciones.

    “Afortunadamente, hoy en día los anabautistas no son perseguidos,” comentó alguien – lo que dio lugar a una respuesta inmediata de un hombre de otro continente. “¡Sí, lo somos!” dijo.

    La conversación empezó a girar en torno a las costosas decisiones que los anabautistas toman en la actualidad para seguir a Jesús en países donde los cristianos son una minoría despreciada o marginada.

    J. Nelson Kraybill, Presidente del CMM

  • Bogotá, Colombia – A lo largo de la historia de la iglesia cristiana, los seguidores de Jesús han sido transformados y renovados por la presencia viva del Espíritu Santo. Perseveramos esperanzados ante desafíos abrumadores.

    Actualmente, las iglesias del Sur global prestan especial atención a la presencia y el poder del Espíritu Santo. Los representantes regionales de África ante el Congreso Mundial Menonita prepararon el material litúrgico para el Domingo de la Fraternidad Mundial 2018.

    El Domingo de la Fraternidad Mundial del CMM es la oportunidad de ayudar a nuestra congregación a comprender lo que significa pertenecer a una comunidad de fe anabautista mundial. Es el momento en el que todos los años celebramos en espíritu el culto con hermanas y hermanos anabautistas de todo el mundo.

    “Este día celebramos que en Cristo y por el poder de su Espíritu, las barreras culturales y los nacionalismos que antes nos separaban han sido vencidos en la cruz”, dice el secretario general del CMM César García.

    Mediante oraciones, cantos, interpretación bíblica, historias personales y sugerencias culturales para el culto incluidos en el paquete, se invita a todos a adorar al estilo de las iglesias anabautistas africanas actuales.

    “El DFM es un día especial para evidenciar que vivimos una nueva vida y en una nueva sociedad donde nos apoyamos mutuamente, sostenemos a aquellos que sufren, servimos al mundo y, en forma interdependiente, aprendemos unos de otros lo que significa seguir a Jesús”, dice García.

    Podrán descargar este recurso para celebrar el Domingo de la Fraternidad Mundial en su congregación local conjuntamente con la familia anabautista mundial en enero, o en el momento en 2018 que sea más oportuno para su congregación.

    Vaya a mwc-cmm.org/domingofraternidadmundial para descargar los recursos para el culto, fotos y videos.

    El CMM invita a las iglesias a levantar una ofrenda especial el Domingo de la Fraternidad Mundial destinada al movimiento de la iglesia anabautista mundial. Una manera de encarar esta ofrenda es invitar a cada miembro a contribuir con el costo de por lo menos un almuerzo en su propia comunidad con el fin de apoyar a las redes y recursos de nuestra familia de la iglesia anabautista mundial. 

    Envíen fotos e historias de su celebración a: photos@mwc-cmm.org.

    —Comunicado del Congreso Mundial Menonita

  • El redescubrimiento de las Escrituras fue raíz, y a la vez fruto de la Reforma, movimiento del cual surgió el anabautismo. No era que la Biblia se hubiese perdido, sino que no era accesible a la persona común. Muchos que se definían como cristianos tampoco estaban convencidos de que la Biblia tuviera algo que decir sobre cómo vivían. Los anabautistas en particular nos caracterizamos por centrar nuestra atención en las Escrituras, hasta el punto incluso de apropiarnos del apelativo “pueblo del Libro”.

    El Congreso Mundial Menonita nos convoca a reconocer el quincentenario del comienzo del movimiento que dio a luz al anabautismo, instándonos a que examinemos las Escrituras como una guía en nuestra vida cotidiana. Es un recordatorio que, aunque hubiese mucho para celebrar respecto a la Reforma, existió una gran escisión que debemos lamentar. El lapso de diez años de eventos conmemorativos del CMM se denomina Renovación 2027.

    El primer evento de Renovación 2027 se realizó en febrero de 2017 y se llamó, “Transformados por la Palabra: la lectura de la Biblia desde diversas perspectivas anabautistas”.

    El presente número de Correo comparte presentaciones del primero de diez eventos anuales que conmemoran el nacimiento del movimiento anabautista.

    ¿Cómo es actualmente la lectura de las Escrituras, quinientos años después de la Reforma radical? Quizá las leamos desde nuestro celular, en vez de la hoja impresa. Tal vez podamos optar por diferentes traducciones para leerlas en nuestro idioma de origen. Algunas cosas han cambiado, pero las historias siguen siendo las mismas.

    No se ha debilitado nuestra convicción de que se trata de la Palabra de Dios. Sin embargo, podría haberse enriquecido nuestro entendimiento sobre cómo fue escrita y por tanto, cómo es nuestra lectura.

    Antonio Fernández González, de la Comisión de Paz, nos lleva de nuevo a la clave interpretativa fundamental de los anabautistas: la Palabra de Dios, Jesucristo. Dios encarnado. La sencillez de las palabras podrían inducirnos a sacar conclusiones simples a partir de nuestra lectura, pero González nos anima a mantener a Jesús como nuestro guía. Dios inspiró la Biblia, aunque la Biblia no es Dios mismo.

    Valerie Rempel, de la Comisión de Fe y Vida, desafía a los anabautistas a que abordemos la Biblia con el fervor radical de los primeros reformadores que tanto admiramos. Pero, nos insta a hacerlo plenamente consciente del mundo en que vivimos. Nos invita a llevar a la práctica nuestra fe con el afán de reunirnos con otros creyentes –que a veces sostienen perspectivas diferentes a las nuestras– “a fin de indagar, estudiar, aprender unos de otros, e impulsarnos a amar y realizar buenas obras”.

    En la sección “Perspectivas”, los miembros del Comité de Jóvenes Anabautistas analizan la Palabra misma. Estos jóvenes líderes, que representan a las cinco regiones continentales, interpretan el Gran Mandato de acuerdo a la comprensión de su entorno.

    Argentina –lugar de la primera misión anabautista en América Latina– conmemora el centenario en 2017. En la sección “Perfil de país”, Mario Snyder, líder de la iglesia, nos relata la historia de la Iglesia Evangélica Menonita Argentina.

    Phyllis Tickle, académica religiosa norteamericana, señaló que cada quinientos años se observa un cambio en el cristianismo. Con la Reforma comenzamos a centrarnos en las Escrituras, la cual duró quinientos años. ¿Quizá sea tiempo de comenzar otro cambio de enfoque? Algunos sugieren que los próximos quinientos años podrían ofrecernos la oportunidad para que aprendamos más sobre el Espíritu Santo. Estemos atentos al evento de Renovación 2027, a realizarse en 2018 en Kenia, en torno a “El Espíritu Santo nos transforma”.

    —Karla Braun, redactora jefa de Correo y escritora para el Congreso Mundial Menonita, reside en Winnipeg, Canadá.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2017.

  • Hablar de futuro, en Europa, puede parecer a veces sombrío. La crisis económica, la falta de visión política y la situación religiosa, puede dar poco lugar para la esperanza. La secularización parece haberse impuesto sobre las viejas iglesias nacionales, e incluso algunos atisban un porvenir donde el islam sería la religión mayoritaria del continente. Hablar del futuro de la interpretación bíblica puede sonar como algo casi sin sentido.

    Se podría pensar, por un lado, que ya todo está dicho en torno a los modos en los que la Escritura puede ser interpretada. Y, por otro lado, la misma secularización tiende a relegar la Biblia a un texto apenas relevante, si no es más que para conocer formas religiosas ya preteridas.

    Esta decadencia de la autoridad de la Escritura no es mero fruto de la secularización. Las dinámicas tradicionales de interpretación bíblica han contribuido decisivamente a este proceso. En la perspectiva católica clásica, el texto bíblico es la base de la construcción dogmática protagonizada por las autoridades eclesiásticas, que continúa a lo largo de los siglos produciendo nuevos estratos de conocimiento que cubren con su autoridad al texto original.

    En la perspectiva protestante liberal, la autoridad tampoco pertenece al texto bíblico, entregado a la crítica histórica. La verdadera autoridad pertenece a las distintas construcciones culturales y teóricas desde las cuales se juzga al texto. A lo largo del tiempo, la “actualidad” se va desplazando y, de este modo, va negándose a sí misma.

    En este contexto, la solución “fundamentalista”, no proporciona demasiadas esperanzas de futuro. Se trata de una solución que parece exigir una especie de sacrificio intelectual, cuando espera de los “verdaderos” creyentes una ruptura con la cultura científica. La alternativa fundamentalista ignora su propio proceso de interpretación bíblica. De este modo, se confunde la idea anselmiana de la redención, o la doctrina calvinista de la justificación, o la concepción arminiana de la gracia, o la oposición a Darwin del siglo XIX, o las especulaciones modernas sobre el milenio, con doctrinas que siempre estuvieron en la Escritura, con independencia del contexto en el que fueron formuladas.

    Por supuesto, algunas personas siempre preferirán las interpretaciones otorgadas por la autoridad religiosa al riesgo de su propia responsabilidad en el proceso interpretativo. Otros, desengañados con diversas formas de abusos religiosos, encontrarán su “nicho” en aquellos ámbitos en los que se niega el autoritarismo sufrido, y se permite una conciliación con la cultura dominante, convertida en criterio sobre la Escritura. Y, siempre habrá un “nicho” fundamentalista, porque humana es la tendencia a confundir las doctrinas temporales con aquello que se quisiera que el texto bíblico dijera de una vez por todas.

    Sin embargo, los nichos son justamente eso: nichos o tumbas. No son lugares donde la interpretación bíblica pueda esperar caminos de futuro.

    ¿Dónde mirar entonces hacia el porvenir? A mi modo de ver, algunos elementos del modo en que los anabautistas se aproximaron originariamente a la Escritura nos ofrecen caminos que tal vez merezca la pena explorar. Explorarlos como caminos relativamente nuevos, muchas veces formulados, pero pocas veces practicados.

    La autoridad de la Palabra

    Ante todo, habría que recordar que, en la perspectiva anabautista, la autoridad interpretativa no es primeramente la autoridad eclesiástica, ni la autoridad de un “papa de papel”, como decía Karl Barth. La autoridad es la autoridad de la Palabra, el Verbo, Jesús mismo, el Mesías. La interpretación bíblica presupone, no una especie de aceptación ciega, o meramente cultural o pseudo-científica, de la autoridad de determinados textos. La interpretación bíblica presupone el acontecimiento del encuentro del creyente con su Señor, y la confesión de que este Señor es Jesús.

    De ahí el carácter primeramente relativo de toda Escritura: las Escrituras son relativas a Jesús, el Señor, y no el Señor relativo a las Escrituras.

    Y lo decían los primeros anabautistas del siglo XVI: las Escrituras son el odre, pero no el vino. Si las Escrituras no son “el vino”, ellas no son tampoco primeramente una especie de manual de doctrina intemporal, ni necesitan ser sustituidas por otra doctrina intemporal; sino que, toda doctrina contenida en las Escrituras, está últimamente referida al Señor, quien es la Palabra por excelencia, y quien confiere a toda Escritura el carácter de Palabra.

    La referencia de la Palabra

    La referencia o relatividad de las Escrituras respecto al Señor Jesús implica entonces otro elemento esencial a la hermenéutica del futuro. Es lo que podemos llamar su carácter histórico-práctico. El encuentro con el Señor resucitado, y el reconocimiento de su autoridad, lleva al uso de las Escrituras en función del seguimiento de ese Señor. No se puede conocer al Señor, si no se le sigue en la vida, decían los anabautistas. Las Escrituras, antes que un libro de teología, son un manual de instrucciones para seguir al Señor. No se trata de negar los aspectos doctrinales, o “cosmovisionales” que las Escrituras pueden contener. De lo que se trata es de caer en la cuenta de que esos aspectos están siempre referidos al seguimiento de Jesús, que es un proceso práctico, históricamente situado, en el que tiene lugar toda interpretación.

    De hecho, el reconocimiento del carácter práctico de toda interpretación implica una cura de humildad necesaria para la misma unidad del cuerpo de Cristo. Nuestras interpretaciones, en el seguimiento de Jesús, están vinculadas a un contexto determinado. Y ese contexto está siempre envuelto en toda significación. Sea el contexto local-eclesial, sea el contexto más amplio de la cultura o de las épocas culturales, los textos siempre significan en relación a ese contexto. Reconocer esta vinculación contextual no implica negar los elementos espirituales presentes en el proceso interpretativo. Solamente se trata de reconocer que el Espíritu, al guiarnos a toda verdad, lo hace de un modo histórico, por medio de las personas, de los contextos, y de las situaciones concretas. Si no fuera así, de hecho no se necesitaría ningún Espíritu Santo: nos bastaría con un manual eterno de doctrina, válido para todos los tiempos.

    El Espíritu y la Palabra

    De hecho, la interpretación bíblica es inevitablemente un proceso espiritual. Esto se puede olvidar fácilmente cuando se confunde la Escritura con un sistema de doctrina, o se evalúa la Escritura desde doctrinas más “modernas”.

    El Espíritu sopla donde quiere. De hecho, esta libertad “espiritual” es la que encontramos en los modos concretos en los que el propio Jesús, Pablo o Juan leyeron el Antiguo Testamento. Lejos de buscar significados definitivos, asentados en el pasado, el Espíritu Santo abre nuevos significados, en función de nuevos contextos, convirtiendo la letra muerta en Palabra viva.

    El proceso de interpretación

    Esto significa entonces que el proceso interpretativo es siempre un proceso abierto. Incluso en la perspectiva católica, dispuesta a asumir interpretaciones “definitivas”, estas mismas interpretaciones se ven sometidas a un necesario proceso de revisión a lo largo de la historia. Incluso en la perspectiva fundamentalista, que identifica la Escritura con determinadas doctrinas, es imposible evitar la revisión o enriquecimiento de las interpretaciones pasadas. Y esto significa que ninguna interpretación puede pretender un carácter definitivo.

    “Mañana tendremos más luz”, decían los primeros anabautistas. Y precisamente por ello, no es posible ocultar la Escritura bajo la acumulación continua de nuevas capas de sedimentos interpretativos. La apertura de toda interpretación relativiza las interpretaciones acontecidas en el pasado, porque ninguna es definitiva. Y esta relatividad permite la transparencia de todas las experiencias históricas, por importantes que sean, respecto a un acontecimiento originario. Sin embargo, este acontecimiento originario no es la redacción y compilación de los textos que componen la Escritura. El acontecimiento originario es Cristo mismo, como Palabra auténtica y definitiva de Dios.

    El criterio absoluto

    Precisamente por ello, la apertura del proceso interpretativo no aboca al caos. Toda interpretación bíblica tiene un criterio “absoluto” para el creyente, que es Jesús mismo como Palabra definitiva de Dios. La interpretación bíblica no puede reducirse a la interpretación privada. Es un mismo Señor aquél con el que los creyentes se han encontrado. Es un mismo Espíritu el que guía la interpretación.

    De ahí que la interpretación bíblica sea un proceso comunitario, como bien entendieron los anabautistas. No es por ello que pueda ser entregado a una autoridad definitiva. Tampoco es un proceso que pueda delegarse en los teólogos oficiales a sueldo de las iglesias nacionales o del Estado (o de las nuevas interpretaciones que el creyente encuentra en Internet).

    La interpretación comunitaria

    Frente a todas estas perspectivas, la idea anabautista de una interpretación comunitaria goza de enorme relevancia para el futuro. La interpretación comunitaria entiende que la iglesia local es un agente hermenéutico de primer orden, y ayuda a relativizar toda autoridad humana o eclesial en función de la autoridad definitiva del Mesías. La interpretación comunitaria, precisamente porque es interpretación de una comunidad concreta, sabe por propia experiencia de su historicidad y fragilidad, o al menos sabe sobre ellas más de lo que suelen saber los papas, los pastores, o los teólogos. La interpretación comunitaria sabe de su carácter no definitivo, de su necesidad constante de aprender.

    Y sabe también de su necesidad del Espíritu para que tal interpretación no se convierta en un juego intelectual, o en una mera lucha de influencias. Cuando esta interpretación busca penosamente la unanimidad, como hicieron los primeros anabautistas, los procesos interpretativos se entregan a un caminar abierto, necesitado siempre de futuro. Procesos que pueden eventualmente abrirse a horizontes más amplios en un contexto ecuménico, pero que no pueden pasar por alto que el seguimiento de Jesús es un caminar juntos, humildemente, con nuestro Dios.

    ‚ÄîAntonio González Fernandez, miembro de la Comisión de Paz del CMM, pastor de la Iglesia de los Hermanos en Cristo de España, y profesor del Centro Teológico Koinonía.

    Disertó en Renovación 2027, Transformados por la Palabra: la lectura de las Escrituras desde diversas perspectivas anabautistas, en Augsburgo, Alemania, el 12 de febrero de 2017. Este artículo se adaptó de acuerdo a su presentación.

    Este artículo apareció por primera vez en¬†Correo/Courier/Courrier en octubre de 2017.
     
  • “Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”

    En Renovación 2027, Transformados por la Palabra: leer las Escrituras desde una perspectiva anabautista, en Augsburgo, Alemania, 12 de febrero de 2017, el Comité de YABs (Jóvenes Anabautistas) reflexionó sobre Mateo 28,19–20 desde sus perspectivas locales. Las columnas de esta sección se adaptaron en base a sus presentaciones.


    Dios nos ha asignado muchas tareas. Está prohibido robar o matar (Exódo 20,15.13). Se nos instruye a no ser celosos (Exódo 20,17), y a vivir una vida de paz y verdad (Romanos 12,18).

    Muchas de estas instrucciones nos exigen cambiar nuestra manera de vivir: comportarnos mejor, ser más generosos, perdonar a quienes nos hayan agraviado.

    Otras obligaciones se centran más en la vida de los demás: atender a los pobres, a los que sufren hambre o necesitan ropa (Mateo 25,34–36).

    Pero, ¿y qué de la tarea que Jesús les encomendó a sus discípulos en Mateo 28,19–20?: “Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.”

    Muchos cristianos, incluyendo los menonitas, consideran esta tarea como una de las más importantes de las Escrituras. Merced a este mandamiento, hoy día hay muchos cristianos en el mundo. Imaginen si los discípulos hubiesen regresado a sus familias y a sus trabajos. Quizá de vez en cuando habrían pensado en los buenos momentos que pasaron con Jesús, pero seguramente las enseñanzas de Jesús poco a poco se hubiesen perdido.

    Al contrario, vemos que en todo el mundo se reúnen personas comprometidas con las enseñanzas de Cristo. Juntos compartimos nuestra esperanza, fe y visión de amor y paz, y establecemos vínculos fraternales en asociaciones como el CMM.

    Una sociedad multicultural

    Sin embargo, partiendo de mi contexto holandés, me resulta algo problemático llevar a cabo dicha tarea. Los Países Bajos conforman una sociedad multicultural. Tal como en otros países occidentales, el número de inmigrantes ha aumentado constantemente desde la Segunda Guerra Mundial, brindándonos muchas cosas buenas. Nuestra cultura se ha enriquecido mediante el conocimiento de otras creencias.

    ¿Cómo deben entenderse las instrucciones de Jesús en un mundo multicultural?

    ¿Mi tarea consiste en acercarme a mi vecino musulmán y pedirle que se convierta a mi religión? ¿Me corresponde decirles a mis amigos judíos que están equivocados y que les enseñaré lo que está bien? Esto no me parece correcto.

    Me encanta hablar de mi fe con personas de todas las religiones, culturas y trasfondos. Pero mi fe también es algo personal. Existen muchas diferencias aun entre menonitas; a veces hay tantas cosas en común entre un amigo musulmán y yo, como entre otro cristiano y yo. ¿Se supone que tengo que decirles a los demás que yo estoy en lo cierto?

    Me parece mejor seguir el ejemplo de Jesús con la mujer samaritana en Juan 4. Al sentarse y tomar agua juntos, compartieron historias y, de esa manera, compartían también su fe. Creo que éste es un ejemplo de personas de todas las naciones que conviven en armonía.

    Una sociedad secular

    No obstante, no sólo vivo en un mundo multicultural, sino que vivo en un mundo secular donde mucha gente siente que la “iglesia como institución” está desactualizada, y que la fe ya carece de sentido. Entonces, les digo a todos los que quieran escuchar que soy pastora no ordenado de nuestra iglesia menonita. Invito a la gente a que venga a escuchar, a ver si le interesa mi fe y ser cristiana también.

    Fundamentalmente, creo que las acciones de todos son la manera más potente de dar a conocer lo que significa tener fe, de crear un mundo mejor y más pacífico en derredor.

    Así que llevo a la práctica las demás palabras finales de Jesús:

    Al velar por mis vecinos, actuando siempre amablemente más allá de mis propios sentimientos y ayudando a quienes estén necesitados, procuro poner manos y pies a la obra. Todos podemos.

    —Jantine Huisman, miembro del Comité de YABs (Jóvenes Anabautistas), pertenece a la Iglesia Menonita Joure (Doopsgezinde Kerk Joure), una congregación (Algemene Doopgezinde Societeit) de los Países Bajos.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2017.
  • “Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”

    En Renovación 2027, Transformados por la Palabra: leer las Escrituras desde una perspectiva anabautista, en Augsburgo, Alemania, 12 de febrero de 2017, el Comité de YABs (Jóvenes Anabautistas) reflexionó sobre Mateo 28,19–20 desde sus perspectivas locales. Las columnas de esta sección se adaptaron en base a sus presentaciones.


    Este texto es un llamado y un encargo de Jesús a sus discípulos. Jesús quería que el evangelio llegara a todas las naciones y para eso decidió valerse de las personas. En una primera instancia se valió de sus primeros discípulos. Éstos a su vez hicieron más discípulos, que tenían el mismo encargo: “ir y hacer discípulos”. Así, la misión de la iglesia, como conjunto de discípulos de Cristo, fue acercarse a otras personas con las buenas nuevas.

    La palabra “vayan” tiene una connotación activa. Jesús no dijo: “Esperen que les envíe personas para hacer discípulos”, sino dijo: “Vayan y hagan discípulos.” Por eso, si el discípulo de Cristo quiere hacer más discípulos, necesita ser una persona proactiva. En vez de esperar que otras personas se acerquen a la iglesia, tiene que ir al mundo para compartir las buenas nuevas con sus prójimos.

    Ahora, la pregunta es, ¿cómo voy a compartir las buenas nuevas con las personas que me rodean?

    Existen varios métodos para evangelizar. Los tres más conocidos y usados en Sudamérica son: evangelización casa por casa, evangelización de masas y evangelización a través de amistades. Cada uno de estos métodos tiene sus aspectos a favor y en contra, especialmente al considerar el tiempo y la profundidad del trabajo. Sin embargo, todos son métodos válidos que pueden ser usados según el contexto y la necesidad.

    En el caso de la Asociación Hermanos Menonitas del Paraguay, un método usado es el del impacto social. Es decir, se dedican a fundar hogares para niños carenciados, hospitales, colegios y establecer iglesias, siempre dependiendo de la necesidad de la zona. Además, se fundó una emisora de radio para transmitir el evangelio y valores cristianos.

    A través de estas organizaciones se busca brindar, en primer lugar, un servicio básico a las personas de su alrededor, para luego poder compartir el evangelio con ellos.

    Un método usado en nuestro grupo de jóvenes y en algunas otras iglesias del Paraguay es el fútbol. En Paraguay casi no se juega al vóleibol, al básquetbol o al béisbol; sólo existe el fútbol y todos lo juegan. Por eso, algunas iglesias, entre ellas la nuestra, optan por jugar al fútbol los sábados y domingos por las tardes para atraer a las personas. El propósito principal de este evento no es evangelizar, escuchar una prédica o cantar canciones espirituales, sino solamente jugar al fútbol y entablar amistades con personas nuevas. Se espera que estas personas luego se animen a ir a las reuniones de jóvenes y acepten a Cristo como su Salvador.

    En Latinoamérica creemos que la evangelización debe estar adaptada a la cultura y al contexto de cada iglesia. Independientemente del método, se motiva a los creyentes a transmitir de manera natural y activa su fe personal en Cristo.

    Para nosotros, evangelizar no significa ser intolerante. Creemos que la obra redentora de Jesús en la cruz es el único camino al Padre y al cielo, y por eso es nuestro deber compartir este mensaje de gracia y salvación con las personas que nos rodean.

    —Dominik Bergen, miembro de la Iglesia de los Hermanos Menonitas de Paraguay, fue nombrado representante de América Latina en el Comité de YABs (Jóvenes Anabautistas) durante la Cumbre Mundial de la Juventud en conjunción con la 16ª Asamblea en Harrisburg, Pensilvania, EE.UU., en julio de 2015 y hasta la reuniones del Comité Ejecutivo en Augsburgo, Alemania. A fin de iniciar estudios teológicos en un seminario de Alemania, renunció a su cargo para asegurar la representación local de América Latina. Actualmente, Oscar Suárez, de Colombia, es el representante latinoamericano.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2017.
  • “Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”

    En Renovación 2027, Transformados por la Palabra: leer las Escrituras desde una perspectiva anabautista, en Augsburgo, Alemania, 12 de febrero de 2017, el Comité de YABs (Jóvenes Anabautistas) reflexionó sobre Mateo 28,19–20 desde sus perspectivas locales. Las columnas de esta sección se adaptaron en base a sus presentaciones.


    Me crié en una pequeña aldea de las Filipinas alejada de las ciudades, cerca de las montañas, lagos y fincas. Vivo en una comunidad de estilo de vida sencillo y cuyos integrantes mantienen lazos muy estrechos.

    Somos personas que privilegiamos los vínculos. Compartimos nuestras cosas con los vecinos, esperando que algún día también podamos pedir su ayuda en caso de necesidad. A veces, varias generaciones conviven bajo el mismo techo. Solemos ser muy emotivos: el filipino cuenta con palabras para expresar una variada intensidad de emociones que quizá otros idiomas no tengan.  

    En una comunidad pobre como la nuestra, cuando nos hacen falta ciertas cosas se las pedimos al Señor. Cuando un niño sufre de una enfermedad, rogamos por su sanación porque es nuestra única opción. Cuando no posees nada, lo que tienes son milagros, y valoras cada pequeña acción de la gracia de Dios.  

    Tenemos pastores que apenas han finalizado la escuela secundaria, y sólo pocos líderes de nuestras iglesias lograron acceder a la educación formal. Ninguno de ellos es graduado de un seminario menonita. Mi sueño es que nuestros jóvenes tengan mayor exposición internacional, sean debidamente capacitados y estén más unidos teológicamente.  

    Lo que me lleva a nuestro texto: las instrucciones de Jesús a sus discípulos al final de su vida en la tierra.

    El primer paso del discipulado es permitir que Cristo se adueñe de ti. Depender totalmente de su voluntad, como barquito sin remo, completamente dependiente del viento. Fomentar un corazón dispuesto a vender todas sus posesiones y dárselas a los pobres sólo para seguir a Cristo: éste es el corazón de un discípulo. Al igual que los primeros menonitas, dispuestos a morir por su fe, dispuestos a renunciar a todo para vivir en paz en otras partes del mundo.

    El segundo paso del discipulado tiene que ver con la capacitación, aprender a seguir a Cristo. Uno no se convierte inmediatamente en un discípulo maduro tras el bautismo.  

    Tercero, ser discípulo significa que eres responsable de formar discípulos. El discipulado constituye un mandato para cada uno de los creyentes, no sólo para los pastores. Es tu destino como seguidor de Cristo. Jesús buscaba discípulos deliberadamente, pidiéndoles que le siguieran, enseñándoles, ocupándose de ellos, y luego, pidiéndoles que hicieran lo mismo y formaran más discípulos. No es un don de unos pocos, sino responsabilidad de todos.  

    La pasión por el discipulado proviene de nuestra profunda comprensión y plena experiencia del poder y la gracia de Dios.

    La tarea de orientar o enseñar a los demás debería realizarse de manera sistemática.

    En nuestra organización de jóvenes menonitas en las Filipinas, nos dimos cuenta de que los jóvenes se alejaban, por tanto implementamos un método que, en los últimos meses, ha duplicado el número de nuestros asistentes jóvenes y la formación de muchos líderes. El concepto de esta iniciativa se basa en un ciclo de orientación y enseñanza que promueve los vínculos y la responsabilidad mutua.  

    Elegimos a algunos jóvenes comprometidos con el ministerio. Empezamos a capacitarlos para ser buenos líderes, para enseñar, para ocuparse de los nuevos creyentes, y para dirigir un pequeño grupo. A medida que se les prepara y anima, empiezan a ocuparse unos de otros, a invitar a sus amistades, a realizar sus propios estudios bíblicos, acercándose a sus padres, hermanos/as y amigos/as, formando más discípulos para Cristo.  

    Tengo la esperanza de que nuestra cultura inste a todos a orientar al prójimo y a ser mutuamente responsables. Y pido que quienes sean graduados de un seminario, sean teólogos/as, o personas con más experiencia, tengan la amabilidad de compartir sus conocimientos.

    Si realmente quisiéramos seguir teniendo un rol relevante en este mundo, y ser portavoces y embajadores de paz, es necesario que tengamos un enfoque más consciente en obediencia al mandamiento de Cristo. Debemos sumergirnos profundamente en el amor de Dios a fin de descubrir la pasión indescriptible por el discipulado. Los asiáticos nos multiplicamos por nacimiento, pero como iglesia, nos multiplicamos por medio del discipulado.

    Ebenezer G. Mondez, miembro del Comité de YABs (Jóvenes Anabautistas), pertenece a Lumban Mennonite Bible Church, Integrated Mennonite Churches, Inc., de las Filipinas.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2017.