Oraciones de gratitud e intercesión

  • “Bendeciré al Señor con toda mi alma; no olvidaré ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas mis maldades, quien sana todas mis enfermedades”. Salmo 103:2-3. DHH

    El Salmo 103 es la expresión de gratitud de David hacia Dios. No es una expresión casual. Proviene de lo profundo de su alma. David comunica a sus lectores tres razones de su alabanza de júbilo:

    • Dios ha bendecido a David con muchas bendiciones (versículo 2)
    • Entre ellas, Dios perdona todos sus pecados (versículo 3)
    • Dios sana todas sus enfermedades (versículo 3)

    El perdón de Dios

    David entiende profundamente el perdón de Dios. El robó la esposa a su soldado Urías. No solamente robó a Betsabé, sino que también asesinó a Urías (2 Samuel 11:15). David merece el implacable juicio y rechazo de Dios, pero Dios lo perdona.

    Un analista de la Biblia ilustra el perdón de Dios hacia David de esta manera:

    David merece la ira; recibe misericordia.

    Merece el rechazo; recibe aceptación.

    Merece el infierno; recibe el cielo.

    Merece un adversario; recibe un abogado. (The Preacher’s Commentary – Vol. 14: Salmos 73-150).

    Puedo identificarme con David encuanto a la profundidad de la misericordia de Dios. Al igual que él, yo también soy un pecador; he cometido muchos errores. Todos los días confío en el perdón de Dios. Estoy profundamente agradecido por esto.

    La sanidad de Dios

    Sin embargo, lucho con la proclamación de David de que Dios sana “todas las enfermedades” (versículo 3).

    ¿De verdad? Tengo dos amigos de mi edad, de unos 50 años, ellos perdieron la batalla contra el cáncer. Uno murió de linfoma y el otro de un tumor cerebral. ¿Cómo puede decir David que Dios sana todas las enfermedades? ¿Está ciego a la realidad de que las desgracias ocurren?

    Pero David no era ignorante: su primer hijo con Betsabé murió (2 Samuel 12:18).

    Quizás, David está describiendo un tipo diferente de sanidad.

    Puede estar señalando la presencia sanadora de Dios. Aunque nuestro cuerpo puede sufrir una enfermedad debilitante, Dios no está ausente en nuestro sufrimiento. Job confiesa esto mientras sufre una terrible enfermedad: “Yo sé que mi defensor vive” (Job 19:25, DHH).

    ¿Nos está invitando David a darnos cuenta de que cada momento en nuestras vidas está marcado con la bendición de Dios? Nuestra realidad externa puede ser dolorosa, pero interiormente podemos experimentar la presencia sanadora de Dios y su fortaleza en nuestras necesidades.

    Habilidades únicas para el desarroll

    Recientemente, leí sobre el Liparidae (el pez baboso).Vive en una profundidad de 8.000 m (26.000 pies) en el lecho marino del Océano Pacífico. Aproximadamente del tamaño de la mano humana, estos pequeños peces pueden desarrollarse en condiciones difíciles: cerca de temperaturas de congelación y presión extrema mil veces mayor que a nivel del mar. Sobreviven debido a sus características especiales: cráneos y huesos flexibles.

    Dios proporciona a estas diminutas criaturas oceánicas habilidades únicas de desarollo. ¿No nos dará también todo lo que necesitamos para superar nuestro sufrimiento?

    A medida que avanzamos en esta época de Advenimiento, ¿podemos esperar la respuesta a nuestras oraciones con agradecimiento y fe?

    David nos da estas razones para nuestra expectativa de esperanza: los dones de Dios del perdón y la sanidad. Mientras esperamos sus milagros, podemos tener la confianza de que Dios nos dará todo lo que necesitamos para seguir desarrollándonos.

    Como sucedió en el primer Advenimiento, Dios cumplió su promesa con la llegada de su Hijo como el Mesías. Por lo tanto, esperemos con agradecimiento y fe, y por todo ¡demos gracias!

    —Un comunicado del Congreso Mundial Menonita por Sunoko Lin. Es pastor y hombre de negocios originario de Indonesia que ahora vive en los Estados Unidos, Sunoko Lin se desempeña como tesorero del CMM.

  • Quienes hemos visto de cerca la migración, sabemos que es un problema que nos atañe como pueblo de Dios.

    Quien migra dejando su seguridad y comodidad, se expone a la adversidad y a un futuro incierto. Quien migra puede ser que lo haga por voluntad propia, pero la historia reciente nos dice que la migración actual es forzada. Hay circunstancias que obligan a las personas a desplazarse y aventurarse con cierta esperanza de que lo que suceda a futuro puedque a ser favorable para ellos y los suyos.

    Para la mujer es una situación más difícil cuando decide emprender ese camino cargando a sus hijos menores para protegerlos de un ambiente desesperanzador, y el esfuerzo se duplica o triplica según el número de hijos.

    Lo lamentable es que del otro lado del muro, de la barrera, de la frontera o como le llamemos, no se está encontrando esa idea, promesa o solución.

    La realidad es que antes de salir ya algunos están advertidos; otros, mientras van de camino provocan una reacción negativa; puertas cerradas por decirlo de alguna manera.

    El contexto

    En Honduras, un promedio de 250 a 300 personas emigran a diario; según encuestas realizadas por la Comisión de Acción Social Menonita (CASM)*, la mayoría se va por situaciones que obedecen a la violencia, falta de oportunidades y reunificación familiar. Dentro de este grupo, hay jóvenes que se van con código verde, lo que significa que por diversas razones están marcados para morir; las noticias evidencian, a través de los periódicos, que los jóvenes en estas condiciones que regresaron porque su migración se frustró, están muertos.

    En una entrevista, uno de estos jóvenes detenido para ser devuelto a su país, dijo lo siguiente: “Estoy consciente de que tengo orden de captura, y estoy aquí con mi madre y mis hermanos. Es cierto que maté a una persona miembro de una mara porque abusaba de mi mamá y mis dos hermanas; estoy amenazado y por eso nos vinimos. No importa si me matan a mí, pero quiero que mi familia esté segura.”

    Otra realidad es el drama que viven las personas que regresan, que no les dan ni el derecho a cambiarse la ropa para regresar. Al momento de apresarlos, les quitan la ropa así de sucia como la llevaban y les ponen el uniforme de la cárcel, como si la migración no fuera un derecho humano. Al excarcelarlos a los dos o tres meses, les devuelven la ropa sucia con la que se tienen que venir de inmediato.

    Mujeres y niños vienen llorando, madres con veinte días de haber dado a luz, en un viaje en el que hicieron un recorrido de catorce horas desde México.

    Las Escrituras

    Esta es la realidad que encontramos; usted y yo algo podemos y debemos hacer frente a esta situación.

    La pregunta es, ¿qué queremos hacer? Bueno… cada quien decide cómo responder ante situaciones de la vida desde su papel como líder eclesial, líder comunitario, líder político, familia, pastor, amigo o ciudadano.

    Para los hijos de Dios, él tiene una demanda de amor y obediencia.

    No hagan sufrir al extranjero que viva entre ustedes…” (Levítico 19:33)

    Pero yo no lo hago sufrir, solo cerré mi puerta; es mi derecho. Solo me libro de la amenaza porque me pueden atacar.

    No sé cuál podría ser una buena excusa, aceptada socialmente y hasta en el ámbito eclesial.

    La realidad es que en la vida cristiana no hacemos lo que queremos, hacemos lo que debemos. La palabra es clara en esta situación específica.

    ¿Cómo debo comportarme respecto a la migración?

    Fui forastero y me dieron alojamiento” (Mateo 25,35): Dios en su palabra apela a la condición que nos sensibiliza, la empatía; pienso particularmente que es la mejor forma de comprender la situación que vive el migrante. Cuando procuro comprender cómo se sentirá la persona, la palabra de Dios dice: “También ustedes fueron extranjeros en Egipto” (Levítico 19:34a).

    Dicho de otra manera, ustedes ya saben lo que se siente cuando no se está en su tierra, en la comodidad de su casa.

    Conclusión

    Hay que brindar amor, para identificarnos de la mejor manera con las personas que tienen la necesidad de migrar y con las que están sufriendo las consecuencias de la migración. Aunque ahora no nos afecte, sí quizá más adelante. Debemos tener una posición frente a este problema social, y lo mejor sería que siempre obedezcamos la palabra de Dios, les demos alojamiento, no las hagamos sufrir, nos pongamos en su lugar.

    —Adriana Belinda Rodríguez, psicóloga, casada, integra la Comisión de Paz. Es estudiante de Teología en SEMILLA y miembro de la Iglesia Menonita “Caminando con Dios” en La Ceiba, Honduras, donde participa en la enseñanza. Dirige el Proyecto Paz y Justicia, organización de servicio social de la Iglesia Evangélica Menonita Hondureña, que promueve la cultura de paz.

    Disertó en Renovación 2027, En pos de la justicia: Migración en la historia Anabautista-Menonita, en San Rafael de Heredia, Costa Rica, el 6 de abril de 2019. Este artículo es una adaptación de su presentación.

    La Comisión de Acción Social Menonita (CASM) es una organización ecuménica que ayuda a fortalecer los procesos de democratización, y desarrollo local y regional en Honduras.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2019.

  • Isisu somhambi asinganani, singangophondo lwempunzi, que literalmente significa: el estómago de un viajero es tan diminuto como el cuerno de un macho cabrío.”

    Barbara Nkala, representante regional del CMM para el sur de África, aprendió a ser generosa desde su infancia.

    Su madre, “quien tenía poco y era fastidiosamente generosa”, solía citar el anterior proverbio al dar comida a los visitantes; “aun así, nunca nos íbamos a dormir con el estómago vacío”.

    La amplia vivienda de su abuelo era un refugio y un lugar de celebración, no solo para la familia extendida, sino también para los vagabundos y cualquiera que tuviera menos que él.

    De modo que Barbara Nkala planifica su presupuesto para dar, y en su plan de donaciones incluye a las personas necesitadas del barrio, a las personas vulnerables que intentan ganarse la vida, los proyectos de la iglesia, la hospitalidad en el hogar y también al CMM.

    Además, “muchas veces, hago donaciones espontáneas con la guía del Espíritu”.

    Desde 2009, Zimbabue ha sufrido una crisis continua de hiperinflación. Recientemente, el gobierno prohibió el dólar estadounidense que servía a falta de una moneda nacional estable.

    “A pesar de vivir en uno de los países con más dificultades económicas, Barbara da generosamente a los más necesitados, y al CMM”, afirma Arli Klassen, directora de Desarrollo del CMM.

    “Todo lo que hagamos por las personas más humildes, lo entregamos a Dios”, expresa Bárbara Nkala. “Una profunda relación con Dios, su asombroso amor y sus numerosas bendiciones, me hicieron dar cuenta de que nada de lo que dé podría compararse con los dones y bendiciones gratuitas que he recibido de Dios.”

    “Valoro realmente el impulso de establecer relaciones significativas a nivel mundial”, dice Bárbara Nkala. “Es a través del CMM que he aprendido a comprender que la diversidad nos brinda un rico mosaico de perspectivas en el reino de Dios”.

    “Considero que cada vez más debemos cuidarnos unos a otros.”

    —Comunicado del Congreso Mundial Menonita

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2019.

  • Testimonio para Renovación 2027: Los anabautistas de hoy

    Renovación 2027 es una serie de eventos que se llevarán a cabo durante 10 años, con la finalidad de conmemorar el aniversario 500 de los inicios del movimiento anabautista. Esta serie destaca a los líderes del movimiento desde épocas históricas hasta el presente.

    El Gunungan es una figura del teatro tradicional de Indonesia que representa al mundo. Este arte en forma de hoja de un árbol se utiliza frecuentemente alrededor del país, incluso en la iglesia Menonita en la costa de Jepara.

    “Esta escultura de madera expresa la misión y la visión de la iglesia”, explica el artista Harjo Suyitno a través de la interpretación de su pastor Danang Kristiawan. Con la cruz superpuesta en la parte superior del gunungan, el símbolo visual de adoración representa al Cristo cósmico (Colosenses 1: 15-23).

    “Cristo reconcilio a toda la creación consigo mismo”, afirma Harjo Suyitno, al señalar al tigre, al toro, al pez, al simio, y las aves en su obra de arte. “La cruz reconcilia al cosmos con la familia de Dios, quien ofrece la paz al mundo. Es una perspectiva de la iglesia”.

    El gunungan generalmente tiene una máscara en el medio la cual representa el mal y la tentación. En la cruz de Jepara, ha sido reemplazada por un árbol que representa la vida, con la cruz encima de todo. “Todo está bajo la autoridad de Cristo, incluso las cosas malas”, expresa Harjo Suyitno.

    Algunos cristianos le preguntan por qué colocó una serpiente en el dibujo. También es un símbolo de sabiduría, señala, y repite que esta se encuentra debajo de la cruz.

    La iglesia Gereja Injili de Tanah Jawa, miembro del CMM, es una iglesia javanesa, comenta Danang Kristiawan. “La buena noticia es que Jesús ama este mundo. Queremos representar esto dentro de nuestra cultura – el pueblo javanés”.

    En el presente, muchos jóvenes se han distanciado de su propia cultura, por lo que la obra de arte javanesa les ayuda a conectarse, explica Danang Kristiawan. Los pastores predican en una mezcla del idioma javanés e indonesio los domingos por la mañana, con un culto más pequeño y moderno en indonesio por las tardes.

    Los anabautistas a menudo han puesto énfasis en la separación del mundo, pero “la cultura javanesa y la cristiandad tienen muchos valores compartidos”, afirma Harjo Suyitno. En la iglesia, “aceptamos la cultura pero debemos modificarla, cultivarla y re-imaginarla”.

    Harjo Suyitno ha cambiado su propia cultura por Cristo. Nacido en una familia musulmana, se hizo cristiano a mediana edad. Era un padre divorciado con cuatro hijos, no sentía paz, pero un colega cristiano le instó en buscar a Jesús como su camino hacia la paz.

    Harjo Suyitno es un artista – de danza, música y artes visuales – que además de servir en la iglesia al mostrar el mensaje reconciliador de Cristo a través del arte javanés, también diseñó el logotipo de GITJ con el estilo de Pancasila, un símbolo indonesio.

    —Comunicado del Congreso Mundial Menonita

  • Desde que se inició en Europa, el movimiento anabautista ha tenido una identidad migrante. El fundamento teológico que le dio vida se entrecruza con la realidad migrante del mundo actual, presentando desafíos para la labor misionera, pastoral y social de nuestra familia anabautista mundial.

    El poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade nos ha dejado un bello poema*, con el cual deseamos iniciar y conducir estas breves reflexiones:

    “…Camino por un camino
    que pasa por muchos países…
    Yo preparo una canción,
    que despierte a mujeres y hombres
    y que haga soñar en paz a niños y niñas.”

    *Traducción libre de Jaime al español del poema original en portugués.

    Jesús el migrante perenne

    Carlos Drummond de Andrade clama a los cuatro puntos del universo, diciendo: “Camino por un camino (…)”. Sus palabras nos recuerdan la poesía nahúalt de Mesoamérica, en que el poeta se ve a sí mismo caminando, permitiendo que la luz de quien tiende flores blancas y rojas, ilumine su camino.

    El primer verso: “Camino por un camino”, nos recuerda de inmediato también, la poesía y la vida de Jesús en relación al camino. Pues Jesús se nos presenta en los cuatro Evangelios como el “migrante perenne” cuyo mensaje, vida y misión se encuentran siempre en el camino.

    El evangelio de Mateo nos describe una escena común a muchos migrantes en Centroamérica: Jesús, María y José regresando a Nazareth con miedo, de hurtadillas, del exilio en Egipto, después de la muerte del emperador Herodes (Mateo 2,13–18).

    La vida pública de Jesús se desarrolló en el camino al recorrer las ciudades y aldeas, predicando el evangelio del Reino, y curando toda enfermedad y toda dolencia (Mateo 9,35). Él cruzó los caminos de Samaria y traspasó las culturas judías, siro-fenicias, griegas y romanas, llevando pan, vida y paz. Haciéndose a sí mismo el camino, reveló el Camino: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14,6).

    Su muerte ocurrió en Jerusalén, después de enfrentarse a las autoridades políticas y religiosas judías del templo, y de ser llevado a juicio ante Poncio Pilatos. Después de su pasión y muerte, Jesús resucitado aparece caminando con los discípulos en Emaús para confortarles y explicarles las Sagradas Escrituras.

    El surgimiento migrante de las comunidades anabautista-menonitas

    Esa frase poética puede bien resumir la experiencia migratoria que ha caracterizado el surgimiento y la identidad de las comunidades anabautista-menonitas desde el siglo XVI. Estas comunidades se formaron con el modelo del camino que presentó Jesucristo, y tomando el ejemplo de los primeros seguidores y seguidoras de Jesús en Hechos 9,2, se autodenominaron como “los del camino”.

    En medio de la corrupción de la cristiandad medieval del siglo XVI ‚Äíque mantenía prisionero el cuerpo y el espíritu de campesinos, campesinas, textileras y mineros‚Äí, se concretó el testimonio renovador de anabautistas y reformadores radicales.

    Seguidores y discípulas de Jesús se vieron estremecidos por la experiencia del Espíritu Santo, que les hizo salir del temor provocado por las fuerzas del mal, el poder romano de Poncio Pilatos y de las autoridades religiosas y políticas de los fariseos, que dieron muerte a su maestro Jesús.

    La experiencia del Espíritu Santo gestó las primeras comunidades anabautistas, que se formaron en el sur de Alemania, Suiza, Austria, Tirol y en los Países Bajos. La lectura de las Sagradas Escrituras de los reformadores Calvino, Lutero, Melanchton y Zwinglio resaltan el evangelio de la gracia y tuvo gran impacto entre los anabautistas. Pero lo propio y característico de anabautistas y menonitas fue el seguimiento de Jesús a través de la experiencia confortadora del Espíritu Santo.

    El carácter migrante de los anabautistas se gesta en la decisión de imitar a Jesucristo. Históricamente hablando, las comunidades anabautista-menonitas del siglo XVI hicieron suyas las palabras del poeta, migrando por innumerables caminos, siguiendo el ejemplo de su maestro Jesús, anunciando shalom (la paz) y el evangelio del Reino, y creando comunidad solidaria con pobres, campesinos y migrantes.

    Expansión migratoria del anabautismo en el mundo

    El surco migratorio de familias anabautistas y menonitas de origen europeo continuó hacia América Latina. Encontramos grandes y medianos desplazamientos, que incluyen familias enteras de menonitas de origen europeo, quienes se han desplazado hacia México (1922–1926), Paraguay (1926–1958), Brasil (1930–1958) y Uruguay (1948–1959). Desde 1953 Bolivia se ha convertido en lugar de migración para colonias menonitas de origen europeo.

    En Asia como en África no podemos hablar de migraciones de grupos étnicos anabautistas de origen europeo, como los descritos para el caso de América Latina, donde el espacio geográfico sirvió para el asentamiento de colonias menonitas. Sin embargo, podemos afirmar que los ideales anabautistas, el mensaje de Jesucristo, la conformación de iglesias y los servicios de paz germinaron en el contexto de los poderes coloniales europeos y norteamericanos; también migraron a Asia, África y América Latina a través de juntas misioneras y organismos como el Comité Central Menonita.

    Ya fuese que la migración anabautista se realizara a través de desplazamientos masivos o medianos de familias étnicas de origen europeo, o por el envío de matrimonios de misioneros, las comunidades, iglesias, familias y los movimientos menonita-anabautistas se expandieron, recorriendo muchos caminos y pasando por fronteras y países del mundo entero.

    Las canciones del migrante

    Y nos remite a la realidad de los migrantes del mundo actual. Un total de unos 250 millones de personas, es decir el 3,4 por ciento de la población mundial está constituida por migrantes que cruzan las fronteras de sus países, huyen de las injusticias y la violencia, escapan de la muerte, en procura de trabajo para mejorar su situación económica y llevar sustento a sus familias pobres, o en busca de mayor tolerancia religiosa. Todo ello a fin de encontrar mejores oportunidades sociales y esperanzas de vida lejos de su patria.

    Se trata de los desplazamientos de un país a otro, como el caso de los migrantes venezolanos a Brasil y Colombia, a causa de la crisis política y económica que atraviesa su país. El caso dramático de miles de hondureños, guatemaltecos, salvadoreños y mexicanos, quienes procuran cruzar la frontera y el muro en México, huyendo de la violencia en sus países, en busca del “sueño americano”. De las migraciones masivas de africanos agobiados por las sequías, la violencia, y el hambre en sus países, desplazándose de sus fronteras y procurando refugio en Europa, Estados Unidos y otros continentes. En todo este drama humano, las familias, mujeres, niñas y niños sufren tremendas situaciones de injusticia e indignación.

    La dura realidad que viven millones de migrantes en el mundo, ha hecho que sean objeto constante de las noticias nacionales e internacionales. Poemas y canciones con ritmos populares, africanos, latinoamericanos, asiáticos e hispánicos están despertando a mujeres y hombres sobre la situación del migrante.

    El verso final del poema de Carlos Drummond de Andrade pone el acento en el elemento utópico de la canción migrante que “hace soñar a los niños y las niñas en paz”. Y nos hace pensar en la figura materna de Dios, que el profeta Isaías utilizó refiriéndose al exilio del pueblo judío en Babilonia. Dios aparece como mujer en parto, diciendo:

    “El Señor me abandonó, mi Dios se olvidó de mí.

    Pero, ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo?

    Pero, aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré” (Isaías 49,14–15).»

    Las preguntas decisivas son: ¿Cómo contribuiremos desde las iglesias para ofrecer un futuro mejor a los migrantes, sus niños y niñas? ¿Será posible que podamos imitar y seguir a Jesús en el camino de los migrantes? ¿Permitiremos la unción de su Santo Espíritu para crear y cantar canciones a las niñas y niños migrantes, que les permita soñar en paz?

    Conclusiones: recomendaciones pastorales

    Las enseñanzas de Jesús, las experiencias migratorias de nuestra tradición anabautista-menonita y los cantos del migrante, deben entonces llevarnos a la acción pastoral.

    Las iglesias anabautistas en Centroamérica, Latinoamérica, América del Norte, Europa, África y Asia, el Congreso Mundial Menonita, el Comité Central Menonita, todas las instituciones de educación y de servicio social anabautistas, debemos orar, reflexionar y tomar acciones concretas sobre la realidad migratoria de nuestros países y la región donde vivimos.

    • Fortalecer la reflexión teológica y pastoral sobre el tema de las migraciones.
    • Avivar la reflexión en nuestras iglesias sobre los derechos de los migrantes y las motivaciones políticas, económicas, sociales de las migraciones.
    • Ofrecer espacios de amistad, apoyo psicológico-espiritual, ayuda y hermandad a los migrantes que visitan nuestras iglesias.
    • Separar ofrendas en nuestras iglesias para financiar proyectos de apoyo a migrantes.
    • Poner especial atención en la salud, alimentación, bienestar y educación de niños y niñas migrantes.
    • Acompañar espiritualmente a los migrantes.
    • Entrar en contacto con otras organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales que están trabajando en el tema migratorio.¬†
    • Estudiar, planificar, desarrollar y evaluar actividades y proyectos en torno a la migración junto con entidades y otras organizaciones eclesiales afines a este trabajo pastoral.
    • Poner las reflexiones y proyectos sobre temas migratorios a disposición de iglesias en otros continentes, a fin de enriquecer la experiencia internacional y la tarea pastoral con migrantes.
    • Recrear con cantos, relatos, juegos y risas la vida de niños y niñas migrantes.¬†

    El tema migratorio nos hace meditar que Dios se presentó en la Torá y otros libros del Antiguo Testamento, como el Dios de los pobres, de los huérfanos, de las viudas y de los extranjeros. El Nuevo Testamento nos remite a las palabras de juicio y promesa de Jesús en Mateo 25,34-36: Vengan ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. Pues tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojamiento. Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a verme”.

    ‚ÄJaime Adrián Prieto Valladares, historiador menonita y líder eclesial de la Asociación Iglesias Cristianas Menonitas de Costa Rica.¬†Disertó en Renovación 2027, En pos de la justicia: migración en la historia anabautista-menonita, en San Rafael de Heredia, Costa Rica, el 6 de abril de 2019.¬†Este artículo es una adaptación de su presentación.

     

    Este artículo apareció por primera vez en¬†Correo/Courier/Courrier¬†en octubre de 2019.

  • Como canadiense, generalmente me agrada sentirme identificada con mi país. Soy consciente también de que mis antepasados llegaron a este país desde Ucrania hace cien o ciento cincuenta años. Sin embargo, ellos no eran ucranianos; habían salido de Prusia, y anteriormente de los Países Bajos.

    La migración forma parte de mi historia.

    Como anabautistas, trazamos nuestra historia de migración por toda Europa y hacia el resto del mundo como colonos y misioneros. Como cristianos, podemos trazar el hilo de la migración hasta la iglesia primitiva, extendiendo el cristianismo a través del Imperio romano al dispersarnos más allá de Jerusalén. El Antiguo Testamento nos lleva aun más allá: el exilio en Babilonia, los años en Egipto, los viajes de Abraham; incluso, Adán y Eva abandonando el jardín del Edén es una especie de migración.

    La migración forma parte de la historia humana.

    Un migrante se define sencillamente como una persona que se desplaza a través de una frontera internacional, independientemente de que la estadía sea voluntaria o involuntaria, del motivo de dicho desplazamiento o de cuánto durará la estadía.

    Por lo tanto, quizá no sea sorprendente que el número de migrantes hoy en día sea el más alto registrado en la historia. En 2017, había alrededor de 258 millones de personas, es decir, casi una de cada treinta viviendo fuera de su país de nacimiento por diversas razones: desde compartir el evangelio, buscar oportunidades económicas, huir de la guerra o la violencia, hasta procurar una vida más sostenible dados los efectos del cambio climático, entre muchas otras.

    Los migrantes son vulnerables cualquiera sean sus razones para desplazarse. La ONU informa que a menudo son los primeros en perder sus empleos en caso de una recesión económica, se les suele pagar menos que a los ciudadanos nacionales y tienen más probabilidades de sufrir la vulneración de sus derechos humanos.

    Conscientes de los muchos desafíos que enfrentan los migrantes en sus propios países, los líderes de las iglesias de América Latina elaboraron el tema, “En pos de la justicia: migración en la historia anabautista-menonita” para el evento de Renovación 2027, llevado a cabo en Costa Rica en 2019. El contenido de este número se basa en las presentaciones realizadas allí.

    El Antiguo Testamento contiene exhortaciones específicas sobre el trato justo al extranjero que vive entre nosotros, y en el Nuevo Testamento hay muchos llamados a brindar hospitalidad y a amar a los marginados de la sociedad.

    Citando este antecedente bíblico, Adriana Belinda Rodríguez llama a los lectores a responder a los migrantes que les rodean, obedeciendo el mandamiento de Dios de amar a los extranjeros.

    También en el artículo de fondo, Jamie Prieto Valladares llama a los lectores a soñar en paz y a seguir a Jesús en busca de justicia para aquellos que han sido desplazados o marginados de la sociedad.

    En los artículos de la sección Perspectivas, se podrá leer historias sobre nuestra familia anabautista brindando hospitalidad a través de la iglesia a los migrantes en Kenia, India, México, Alemania y Estados Unidos.

    Los migrantes adoptan diversas formas y tienen muchas motivaciones. Algunas veces somos nosotros, otras veces son “los otros”, pero siempre el llamado de Dios es a amar. ¿De qué manera responderán los anabautistas de todos los rincones del mundo a dicho llamado?

    Karla Braun, redactora jefa de Correo y escritora para el Congreso Mundial Menonita, reside en Winnipeg, Canadá.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2019.

  • La Comunidad Internacional de los Hermanos Menonitas (ICOMB, por su sigla en inglés) está compuesta por 21 iglesias nacionales en 19 países con aproximadamente 450.000 miembros. ICOMB existe para fomentar las relaciones y los ministerios, para resaltar el testimonio y el discipulado de sus iglesias nacionales miembros – conectando, fortaleciendo y ampliando.

    Tailandia

    Las nueve iglesias HM en ese país, lideradas por el pastor Naat (primera fila, tercero desde la izquierda en la foto), se han organizado recientemente y han recibido el reconocimiento de la Asociación Evangélica de Tailandia. Las nuevas iglesias están siendo plantas por obreros tailandeses. Ellos están también deseosos de tomar más pasos hacia un desarrollo interno y una membresía completa con ICOMB.

  • Así como las partes del corazón, las cuatro comisiones del CMM sirven a la comunidad mundial de iglesias afines al anabautismo, en las áreas de diaconado, fe y vida, paz y misiones. Las comisiones preparan materiales para la consideración del Concilio General, brindan guía y proponen recursos a las iglesias miembros, además, propician redes y compañerismo en relación al CMM trabajando juntos en temas de interés y enfoque común. A continuación, una de las comisiones comparte un mensaje de la perspectiva de su ministerio.

    El pasaje de Génesis 1–11 es considerado el prólogo a todas las escrituras hebreas y cristianas. La intención de Dios de que los seres humanos se multipliquen y se dispersen sobre la faz de toda la tirera es un tema central en el mismo.

    “Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo” (Génesis 1:28). Esta intención se ve repetida en Génesis 8:15–17; 9:1; 9:7. También se ve reflejada en lo que se ha denominado “la tabla de las naciones” en Génesis 10. La misma celebra la diversidad de culturas y naciones de los decendientes de Noé (Gén. 10:5, 20, 31).

    La celebración de la diversidad de la creación, incluidas las culturas y las naciones, refleja el anuncio de celebración de Dios al final de la creación, “estaba muy bien” (Génesis 1:31).

    Esta diversidad también puede convertirse en una barrera.

    Esta gráfica fue diseñada por la Dra. Betsy Glanville
    del Seminario Teológico de Fuller

    La cultura es el modo en que las personas dan sentido al mundo. Es “creado y contaminado por los seres humanos”, señala Sherwood Lingenfelter. “La cultura busca mantener el control social a través de las reglas, normas y sanciones para el comportamiento y por ende limita cierto tipo de comportamiento pecaminoso o desviado. Sin embargo, las reglas de la cultura reflejan un conocimiento natural de Dios (Romanos 2:14–15) que sirve para exponer el pecado en lugar de llevar a las personas a la justicia”.

    Vemos el mundo a través de los lentes de la cultura.

     

    El antropólogo Paul Hiebert define la cosmovisión como “las hipótesis y estructuras cognitivas, afectivas y de evaluación fundamentales que un grupo de personas se forma sobre la naturaleza de la realidad que utilizan para ordenar sus vidas”. También escribe, “La cosmovisión bíblica de los demás y la alteridad afirman la humanidad común de todas las personas…. No hay otros, solo somos nosotros…somos una humanidad”.

    Como pueblo de Dios en una misión en el mundo, debemos dedicar tiempo a estudiar, comprender y construir relaciones con los demás para desarrollar entendimientos mutuos y barreras interculturales exitosas para encarnar las buenas noticias de Dios de reconciliación y shalom.

    La Comisión de Misiones del Congreso Mundial Menonita reúne a la Red de Servicio Anabautista Mundial (GASN) y a la Fraternidad Mundial Misionera (GMF) para permitir el diálogo en torno a cuestiones urgentes y brindar oportunidades de testimonio y servicio a nivel mundial.

    Al hacer esto, seguimos el ejemplo y respondemos en obediencia a Jesús, quien cruzó muchas barreras culturales en su propio ministerio como se ilustra a continuación (figura 1). Culminó con una comisión a sus discípulos para que también vayan así como el Padre lo envió a Él (Juan 20:20).

    Una forma efectiva para cruzar barreras culturales que he encontrado es el comer junto a personas de diferentes culturas. Sin embargo, en la misión intercultural, para poder comer de manera significativa, aquellos de culturas dominantes que tienden a operar desde una teología anfitriona (derivada del dinero, el poder y el privilegio) deben aprender a cultivar una teología de visitante (normalmente la teología de los recipientes de las misiones). Al hacerlo, podríamos facilitar una misión con un enfoque en lugar de una misión en, como ha sido la norma en las misiones interculturales por más de 200 años del movimiento misionero moderno.

    Reimaginar la misión intercultural para el siglo XXI implicará un diálogo sobre aspectos relacionados al cruce de barreras, como el origen étnico, el poder, la ética, la doctrina, el liderazgo, las relaciones de parentesco, la herencia, los rituales, etc. A través de sus 72 socios mundiales, la Fraternidad Mundial Misionera desea facilitar dicho diálogo.

    Ejercicio:

    1. ¿Dónde está su cultura de origen?

    2. ¿Qué barreras necesita cruzar?

    3. ¿Cómo podría la GMF proporcionarle recursos en su labor intercultural?

    —un Comunicado del Congreso Mundial Menonita por Nelson Okanya, presidente de la Fraternidad Mundial Misionera y miembro de la Comisión de Misiones.

     

    Fuentes utilizadas (en inglés):

    Hiebert, Paul G. 2008. Transforming Worldviews: An Anthropological Understanding of How People Change. Grand Rapids, Mich.: Baker Academic. http://catdir.loc.gov/catdir/toc/ecip085/2007048743.html.

    ____. 2009. The Gospel in Human Contexts: Anthropological Explorations for Contemporary Missions. Grand Rapids, MI: Baker Academic.

    Lingenfelter, Sherwood G. 1998. Transforming Culture: A Challenge for Christian Mission. Grand Rapids, Mich.: Baker Books.

  • La Directora de Desarrollo, Arli Klassen, dejará su cargo a finales de enero de 2020. Empezó con este cargo en diciembre del 2012 después de servir como Directora Ejecutiva binacional del Comité Central Menonita. Klassen apoyó al CMM a través de la recaudación de fondos y el lanzamiento de estrategias.

    “Ha sido un gran gozo servir a la familia anabautista mundial a través de este rol”, expresa Arli Klassen. “Sin embargo, para poder invertir más tiempo en mi iglesia regional (La Iglesia Menonita del Este de Canadá) y en otras responsabilidades de la junta directiva, estoy cediendo este rol”.

    “Apreciamos el arduo trabajo de Arli como Directora de Desarrollo”, afirma el Secretario General César García. “Su capacidad, de buen relacionamiento en entornos interculturales, ha sirvido mucho al CMM para desarrollar y mantener una financiación sostenible. El personal del CMM y los líderes eclesiales con quienes trabajó están agradecidos por su liderazgo tranquilo y compasivo”.

    Arli Klassen continuará sirviendo en el CMM a tiempo parcial como Coordinadora de Representantes Regionales, un rol que desempeña desde julio de 2015.

    El Congreso Mundial Menonita actualmente está buscando un Director de Desarrollo. Haga clic aquí para leer la descripción laboral (únicamente en inglés).

    —Comunicado del Congreso Mundial Menonita

  • Este poema de esperanza fue escrito originalmente para el domingo de pascua 2019. Representa la esperanza en Jesús reflejada en la creación.

    Desde las cenizas,
    donde una vez ardió el fuego
    dejando tierra negra chamuscada,
    se elevan los tallos con sus puntas color magenta,
    ágil y delicada,
    inclinándose en el viento
    luego poniéndose de pie otra vez, riendo ante la muerte.

    Oh, Salvador,
    nivelas el camino,
    floreciendo en la tierra perturbada,
    trayendo la vida de nuevo donde una vez
    la muerte reinó.
    Un milagro de gracia
    llevado a cabo en semillas sedosas
    llevadas por el viento
    a paisajes en necesidad de
    salvación.

    Cristo resucitado,
    germinas semillas de
    nueva vida en los quemados y
    estériles lugares de nuestro mundo,
    y en el quebrantamiento de nuestras vidas,
    creciente belleza, esperanza y amor.
    en tallos delicados subiendo
    de la ceniza.

    *Fireweed (Hierba de fuego) es una de las primeras plantas en restablecerse en terrenos que han sido quemados por el fuego o que de otro modo han sido despojados de otra vegetación. Es nativa en toda América del Norte de clima templado. Era común donde crecí, en las praderas canadienses y en las montañas rocosas.

    — Wendy Janzen, pastora, Iglesia Menonita St Jacobs, St Jacobs, Ontario, Canadá

    Este poema hace parte de los recursos para la adoración del Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial 2020. Haga clic aquí para ver más.

  • De pie en una de las oficinas regionales de la iglesia miembro del CMM, Meserete Kristos (MKC, por sus siglas en inglés), el antiguo presidente de la iglesia, Tewodros Beyene, presentó a varios líderes del LMC (Conferencia Menonita de Lancaster) al personal administrativo de la iglesia. A la vez, les explicó que la delegación del LMC había venido a escuchar a la MKC.

    Al mirar hacia los líderes del LMC, a Tewodros Beyene se le llenaron los ojos de lágrimas. Por lo general, cuando los europeos y los norteamericanos van a Etiopía, lo hacen para decirles cómo hacer algo.

    Tewodros Beyene expresó a los líderes del LMC cuánto significaba para él que vinieran solo para escuchar y aprender de la iglesia. “Me pareció un momento muy sagrado”, explicó el obispo Rodney Martin.

    La anteriormente conocida como Conferencia Menonita de Lancaster, LMC – una comunidad de iglesias anabautistas, miembro del CMM – se embarcó en un recorrido de aprendizaje que incluyó a varios de sus líderes: el delegado global Tom Eshleman, el obispo Glenn Kauffman, el obispo Rodney Martin, el obispo Alvin Motley, el obispo James Sutton y el moderador Keith Weaver.

    El propósito del viaje, del 27 de agosto al 6 de septiembre del 2019, del LMC fue el de “representar a la iglesia que los enviaba (LMC), iglesia que fue usada por el Espíritu Santo para comenzar la MKC y establecer una relación, en nuestra generación, que honre dicho legado, además, aprender de los líderes de la MKC lo que Dios impartiera al grupo y así llevar este apredizaje a casa, a los EE.UU. y enseñarlo en el LMC”, indicó Tom Eshleman.

    En 2018, el vicepresidente de la MKC, Kelbessa Muleta y el presidente de la junta directiva de la universidad de Meserete Kristos estuvieron en los Estados Unidos en una gira promocional y de recaudación de fondos. Durante este tiempo, también se conectaron con varios líderes del LMC.

    Kelbessa Muleta expresó que el LMC era como un padre o madre para ellos y preguntó por qué el LMC se había olvidado de su hijo. Esta edificante reflexión dio inicio a la planificación para que una delegación de líderes del LMC viajara a Etiopía.

    El LMC quería aprender cómo la MKC cultiva “un compromiso tan profundo con la multiplicación en todo su sistema y regresar con ese aprendizaje”, afirmó Weaver.

    Alvin Motley celebró la unidad que la iglesia dió como ejemplo: “Vi la solidaridad: el valor de trabajar como uno… ellos no operaban como entidades separadas”. La MKC tiene una estructura administrativa adaptable la cual abarca regiones y grupos lingüísticos a lo largo de Etiopía.

    La estructura cambia para mantenerse a la par con el crecimiento que están experimentando. Tewodros Beyene indicó que realmente se trata de la oración.

    “Eso no significa que no se organicen”, explicó Glenn Kauffman. “Tienen más estructuras, objetivos específicos y cuantificación de resultados… que nosotros, [pero] también tienen mucha más oración que nosotros”.

    James Sutton se sintió particularmente inspirado por el compromiso de la MKC de hacer discípulos de Jesús: “La iglesia MKC siente pasión por Cristo y… por buscar y salvar a los que están perdidos”.

    “Nos mostraron lo que significa ser anabautista”, afirmó Tom Eshleman. “Mantienen juntas algunas cosas, que en occidente tendemos a separar, como el evangelismo, la paz y la justicia… Una prioridad para la organización y el procedimiento con libertad en el Espíritu”.

    El Consejo Ejecutivo del LMC designó un grupo de trabajo para analizar la estructura de gobierno del LMC. Keith Weaver cree que las ideas aprendidas de su viaje a Etiopía han influido en esta conversación.

    Fue esencial para el cumplimiento de esta visión, que los líderes del LMC aprendieran de la MKC, una generosa donación por parte de la Primera Iglesia Menonita de Berna, EE. UU.

    —un comunicado de prensa del Congreso Mundial Menonita escrito por Micah Brickner, Eastern Mennonite Missions

  • “Ellos merecen lo que están sufriendo” –dijo una persona–, durante una reunión en una iglesia local en Colombia, al hablar de los inmigrantes que llegaban a ese país. “Dichas personas – continuó– lo hacen huyendo de las políticas de gobiernos que ellas mismas han elegido. Además, tomaron la decisión de llegar aquí ilegalmente. Por todo eso, digo que merecen lo que están sufriendo.”

    La realidad de la migración no es algo que afrontan solamente los países del Mundo Minoritario. Este es un fenómeno global. Como tal, muchas de nuestras iglesias en diferentes culturas enfrentan el mismo dilema: ¿debemos respaldar las leyes antimigratorias de nuestro país o debemos ayudar a aquellos que han llegado a pesar de su estatus legal? Dicho dilema se complica aún más cuando recordamos que en la sociedad no siempre lo legal es justo y lo justo algunas veces puede ser ilegal. Como diría Jesús, refiriéndose a las leyes de su época: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado”. (Marcos 2,27)

    Inmigrante es aquella persona que vive su realidad entre dos mundos: su cultura original y la del lugar donde ahora se encuentra. Un término equivalente en las Escrituras sería “peregrino”. Dicho término nos recuerda que como miembros del Pueblo de Dios vivimos en la dispersión, como exiliados en el mundo. Estamos llamados a no amoldarnos a la sociedad (Romanos 12,2) sino a vivir de acuerdo a los valores del Reino de Dios, Reino en el que ahora tenemos una nueva ciudadanía.

    Lo anterior implica que como comunidades de fe –aun cuando hayamos nacido en el país en el cual nos encontramos–, compartimos con otros inmigrantes la misma experiencia de no pertenecer al lugar donde vivimos. En nuestro continuo peregrinaje podemos identificarnos fácilmente con aquellos que han dejado su tierra y cultura. Podemos crear espacio y ofrecer la gracia a otras personas que como nosotros se encuentran en la periferia de la sociedad. Al fin de cuentas, Dios no nos ha dado lo que merecemos sino que nos ha hecho nuevos ciudadanos de su Reino. Parte de dicha ciudadanía se aprecia al renunciar a paradigmas humanos de dominio y poder, y al compartir con otros la hospitalidad que hemos recibido.

    Puede haber razones políticas e ideológicas para deportar inmigrantes, puede haber explicaciones económicas del porqué existen leyes antimigratorias, pero no hay razones teológicas o bíblicas para sustentarlas. Tal vez, algunos de los inmigrantes que llegan a nuestros países hayan tomado decisiones equivocadas que les llevaron a tener que salir de su hogar; tal vez, algunos de ellos merezcan el sufrimiento que enfrentan. Sin embargo, los seguidores de Jesús creemos en un Dios que no nos da lo que merecemos sino lo que necesitamos. Como cristianos estamos llamados a ser un pueblo de nuevos comienzos, un pueblo de esperanza, un pueblo en que el cuidado y el amor por el extranjero fluya naturalmente, aunque se considere ilegal en algunos contextos.

    En este número de Correo, hemos querido recordar este tema tan relevante para nuestro mundo hoy; un mundo en el que las políticas proteccionistas implican el trato inhumano de millones de personas. Se trata de inmigrantes que, como muchos anabautistas en siglos pasados, partieron de su tierra presionados por la violencia, la persecución o la falta de oportunidades. En nuevos contextos procuran comunidades de esperanza, anticipos del Reino de Dios que les permitan un nuevo comienzo. ¡Es mi oración que como iglesia mundial recordemos siempre que somos ciudadanos del Reino, peregrinos y extranjeros en medio de nuestra sociedad!

    César García, secretario general del CMM, oriundo de Colombia, reside en Kitchener, Ontario, Canadá.

    Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en octubre de 2019.