La realidad ecuménica en los países latinoamericanos es muy diversa por los contextos sociopolíticos, históricos, y por supuesto, económicos. Así, el factor religioso tiene sus propios matices y desafíos en la dinámica ecuménica. Lo abordaré en relación al contexto de la Ciudad de México.
Oportunidades de cohesión
Es importante el contexto en que mi país se encuentra en 1997, con los cambios políticos que fueron relevantes. Las elecciones de ese año provocaron que llegara a ser regente de la ciudad un hombre de la izquierda mexicana, el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Esto llevó a que se promovieran oportunidades de cohesión y búsqueda de diálogos para seguir impulsando la unidad entre los sectores sociales como así también las diferentes instituciones religiosas, y proponer procesos alternativos de cambio social, económico y político en ese tiempo. Asimismo, surge un movimiento social más fuerte que aprendió a ser más inteligente frente a los poderes del país.
En este contexto, surgieron reuniones ecuménicas con personalidades de las diferentes instituciones religiosas con la intención de buscar el diálogo interreligioso, procurando que su voz pudiera ser escuchada en medio de ese movimiento social.
Una visión teológica anabautista
Como anabautista, siempre me sentí seguro de que la propuesta cristiana desde nuestra visión teológica, pudiera ser pertinente en esta circunstancia. Fue un encuentro donde se escuchó la voz de todos y todas. Más allá de la idea que se tenga en relación a la intervención o no en asuntos sociales y políticos como el mencionado, el contacto con quienes sean diferentes siempre será enriquecedor.
En México hay un rechazo generalizado de las iglesias cristianas al movimiento ecuménico. Sin embargo, existen líderes denominacionales que entienden el movimiento ecuménico como un espacio de diálogo, trabajo y de acompañamiento mutuo en el caminar de nuestra fe. En este sentido, surgieron varios encuentros de diálogo donde asistieron luteranos, metodistas, presbiterianos, episcopales o anglicanos, bautistas, pentecostales y católicos, compartiendo experiencias eclesiales y sociales. Varios de estos líderes aún son mis amigos y hermanos en la fe y en la construcción del Reino en la Tierra.
Este acompañamiento nos ayudó a tener más visión respecto al significado de lo ecuménico, no sólo en reuniones de negocios, sino en la elaboración de proyectos de servicio, y de incidencia social y política.
Sigamos a Jesús, nuestra esperanza
El imperativo ecuménico se funda en la oración de Jesús y el compromiso irreversible de que los cristianos se amen según la voluntad de Jesús. En el Getsemaní, en la vigilia de su pasión, Jesús oraba a Dios y le pedía por sus discípulos: “Que todos sean uno para que el mundo crea” (Juan 17,21). Una oración siempre abierta al tiempo, cuestionando al cristianismo en general y, por supuesto, al anabautismo en particular.
La respuesta depende de la manera intencional con la que estamos realizando el ministerio del Reino de Dios en este mundo. El encuentro intercultural e interreligioso nos dará la respuesta. No es con buenas intenciones con las que se hará realidad el sueño ecuménico, sino forjando caminos intencionalmente (con actos) con quienes sean diferentes.
—Fernando Pérez Ventura, mexicano, fue pastor en la Ciudad de México durante 34 años. Ha trabajado en la Red Menonita de Misiones en varios países de América Latina. Actualmente, sirve en la Conferencia Menonita de Mountain States en Denver, Colorado, EE.UU.Junto con su esposa Rebeca González Torres, coordinan la Comunidad de Instituciones Teológicas Anabautistas (CITA), una red teológica anabautista para América Latina.
Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2020. Haga clic aquí para leer otros artículos de este número
“¡Los primeros anabautistas practicaban el lavado de pies tal y como lo hacen los benedictinos hoy día!”, exclamó el [Padre] Augustinus [Sander], monje benedictino que conocí en Suiza, quien acababa de encontrar a Michael Sattler en Internet.
“No es de sorprenderse”, le dije, “puesto que Sattler pertenecía a la orden benedictina”.
Sattler fue el autor principal de los influyentes Artículos de Schleitheim de 1527. Allí, los anabautistas convocaban a decir la verdad, a rechazar la violencia, a rendir cuentas a la comunidad, a la separación de la Iglesia y el Estado, y a una vida santa en obediencia a Jesús. Para el hermano Augustinus todo aquello reflejaba las prácticas de su orden religiosa.
Los primeros anabautistas se marcharon o fueron expulsadas de los monasterios y congregaciones de la Iglesia Católica Romana, a menudo en circunstancias dolorosas o incluso fatales. Pero los anabautistas retuvieron este ideal muy monástico: que era posible –esencial– que los cristianos tomaran en serio el Sermón del Monte (Mateo 5–6) y otras enseñanzas del Nuevo Testamento sobre la ética, la no violencia, la comunidad y la santidad.
Padre Augustinus y J. Nelson Kraybill
Los anabautistas no querían tanto deshacerse de los ideales monásticos de un estilo de vida disciplinado, sino más bien que todos los cristianos vivieran en obediencia a Jesús semejante a la de un monje.
Me alegra que actualmente las personas de tradición menonita, católica, luterana, reformada y otros cristianos a menudo encuentren formas de comunión y colaboración como hermanas y hermanos en Cristo. Tenemos mucho que aprender de Augustinus y de otras personas de todo el mundo, que comparten el más elevado nivel de obediencia al camino de Jesús.
Augustinus y yo fuimos invitados ecuménicos en una reunión de luteranos. Si les preguntáramos qué es lo distintivo de su tradición, lo más probable es que les escuchemos decir, “la salvación por la fe mediante la gracia”.
Los menonitas también lo creen.
Pero a veces enfatizamos tanto la construcción de la paz y el servicio como sellos distintivos del evangelio, que nos olvidamos de la gracia. Nos olvidamos que todavía somos pecadores cuya relación correcta con Dios y con otros seres humanos viene solo por la gracia mediante el poder del Espíritu Santo, no por nuestras buenas intenciones.
—J. Nelson Kraybill, presidente del CMM (2015–2021), reside en Indiana, EE.UU.
Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2020. Haga clic aquí para leer otros artículos de este número
Agosto de 2020 marca el 75 aniversario de los ataques nucleares en Hiroshima y Nagasaki, Japón. El Congreso Mundial Menonita (CMM) se ha unido a una amplia coalición de comunidades, basadas en la fe de todo el mundo, quienes hicieron un llamado a los gobiernos para que ratifiquen el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
“Las armas nucleares no crean paz, sino que intensifican el flagelo y la amenaza de guerra en nuestro mundo, vidas y comunidades”, dice el comunicado.
“Como una iglesia histórica de paz, el CMM se opone a la guerra y a la violencia como un medio para resolver problemas a nivel personal o estatal”, dice el secretario general del CMM, César García. “Las armas nucleares – que causan la destrucción indiscriminada de humanos y de la creación mucho después de su descarga – no deben ser una herramienta para ningún país. El CMM ha hablado formalmente en contra de las amenazas nucleares por décadas.”
“Reafirmamos que la presencia, incluso de un arma nuclear, viola los principios básicos de nuestras diferentes tradiciones de fe… Las armas nucleares no son solo un riesgo futuro, su presencia aquí y ahora, socava los fundamentos éticos y morales del bien común”.
El comunicado llama a los gobiernos a comprometerse a que el mundo sea “más pacífico, seguro y justo” – sin armas nucleares.
A finales de 1945, 213.000 personas habían muerto como resultado de los bombardeos en Japón. Los ataques causaron dolor, sufrimiento y más muerte, tanto de humanos como de la creación, en los años siguientes. El comunicado reconoce a las personas, sobrevivientes de esos ataques, quienes dan testimonio del daño de las armas nucleares.
“Lamentamos el racismo y el colonialismo que llevó a los estados, con armas nucleares, a probar dichas armas en aquellas comunidades, cuya existencia ellos consideraban innecesarias, vidas muy alejadas de las suyas, vidas que importaban menos, vidas que fueron tomadas en busca del poder destructivo para unas pocas personas”. Reconocemos el inmenso sufrimiento, la opresión y la explotación que enfrentan las comunidades indígenas de todo el mundo cuyos cuerpos, tierras, aguas y aire han servido como campo de pruebas para las ambiciones de quienes dominan con la fuerza”, dice el comunicado.
Las Naciones Unidas adoptaron el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares en 2017; este Tratado entrará en vigor 90 días después de ser ratificado por 50 estados.
Algunas palabras del CMM en contra de las amenazas nucleares:
Mensaje del Comité de Paz, XI Asamblea Mundial, Estrasburgo 1984
“… La amenaza de una guerra nuclear y la posible contaminación nuclear del medio ambiente se han descrito como los principales problemas morales de nuestro tiempo. Las armas nucleares no solo matan; ellas destruyen toda la vida. Como pueblo de Dios, servimos con esperanza incluso ante la amenaza nuclear…”
Carta de Preocupación, Tercera reunión de la Conferencia Menonita de Asia, Taipéi, 1986
“… Como personas cristianas, independientemente de nuestra nacionalidad, política o puntos de vista, nos sentimos con la obligación de hablar en contra de la producción de energía nuclear…”
No hubo “teología anabautista” en el siglo XVI – hubo muchas teologías anabautistas, dice Astrid von Schlachta.
La historiadora menonita encabeza la conmemoración del 500 aniversario del anabautismo en el 2025. “Osadía” es el nombre de este proyecto conjunto de personas menonitas y bautistas, quienes comprenden lo que un movimiento anabautista significa para la iglesia hoy a la luz de su historia.
“Hubo diferencias en la teología, diferencias en las actitudes hacia la utilización de la espada, y diferencias en otras áreas”, dice von Schlachta. “En 500 años desde 1525, las personas anabautistas, en diferentes partes del mundo, han tenido experiencias totalmente diferentes. Podemos tener satisfacción por esta diversidad pero, esto también crea desafíos”.
“Queremos recordar el pasado, pero mirar hacia el futuro”, dice von Schlachta. “¿Cuáles son los desafíos actuales y cómo podría ayudarnos la historia para ir al futuro? No hay renovación sin osadía”.
Menonitas, bautistas y otros grupos anabautistas, de mentalidad ecuménica, junto con el Consejo de Iglesias Cristianas en Alemania, han planeado una serie de eventos a lo largo de cinco años:
2020: Osadía para vivir de manera madura: bautismo, libertad de voluntad, libertad de religión
2021: Osadía para amar en forma conjunta: igualdad, responsabilidad, autonomía.
2022: Osadía para vivir consistentemente: con orientación a Jesús, no conformes, confesando fe, martirio.
2023: Osadía para vivir de manera no-violenta: iglesia de paz, resistencia, reconciliación.
2024: Osadía para vivir con esperanza: reino de Dios, utopía, renovación.
Anualmente, las iglesias colaboradoras publicarán un volumen sobre los temas anteriores. Los eventos culminarán con una celebración en Zúrich el 29 de Mayo del 2025.
El evento del 2020 está previsto para el 10 de Octubre del 2020 en Hamburgo, Alemania. Se ha publicado el resumen del libro temático de las personas menonitas desde la Reforma hasta el siglo XXI, editado por Astrid von Schlachta. El evento explorará preguntas como: “¿Cómo es la libertad de religión sin restricciones en una sociedad religiosamente pluralista?” “¿Qué impulsos de la tradición anabautista abren perspectivas sobre la interacción humana para una convivencia justa?” “¿Qué significa vivir fielmente como personas cristianas maduras en la actualidad?”
Von Schlachta es directora del Centro Menonita de Investigación de Weierhof, Alemania, y autora de varios libros sobre historia anabautista.
Otras personas menonitas involucradas en la planificación del evento son: Liesa Unger (CMM), Johannes Dyck (Bibelseminar Bonn), Walter Jakobeit (Arbeitsgemeinschaft Mennonitischer Brüdergemeinden Deutschland) y Ulrike Arnold (Mennonitischer Geschichtsverein). Para obtener más información, visite www.taeuferbewegung2025.de.
—Comunicado del Congreso Mundial Menonita
Actualizado 25 Agosto 2020: añadido «Consejo de Iglesias Cristianas»
“La intervención de la iglesia es única ya que no se hace solo una entrega, sino un acompañamiento que permite caminar juntos y juntas como también alimentar el cuerpo y el alma en este tiempo en el que la desesperanza hace que muchos pierdan el sentido de vida”, afirma Yanett Palacios, presidenta de la Iglesia Evangélica Menonita de Guatemala.
El grupo de trabajo interinstitucional de respuesta al COVID-19 del Congreso Mundial Menonita ha aprobado 21 propuestas de ayuda, incluyendo la de Yanett Palacios de la IEMG, una iglesia nacional en Guatemala que es miembro del CMM.
Alimentos y materiales sanitarios son parte de todas las propuestas de las iglesias anabautistas miembro en África, Asia y América Latina. Con la ayuda del fondo del COVID-19, las congregaciones locales en cuatro países brindarán socorro a miles de familias, compartiendo el amor de Cristo de manera tangible con los miembros de la iglesia y sus vecinos.
Alimentos, apoyo psicosocial y oración en favor de aquellas personas que todavía se están recuperando de la erupción volcánica que ocurrió en el 2018 en Guatemala.
Artículos de higiene y para el hogar, talleres de gestión de conflictos y microempresas para refugiados venezolanos en Colombia.
Suministro de alimentos, formación en la prevención de infecciones y apoyo psicosocial para familias vulnerables en la República Dominicana.
Alimentos, tapabocas y jabón para los hogares en Ghana.
Suministro de alimentos para familias en Bolivia.
Instalación de dispositivos públicos de lavado de manos fuera de las edificaciones de la iglesia y provisión de mercados para hogares vulnerables en Java Central, Indonesia.
Impresión y distribución de folletos y carteles en las zonas rurales de Tanzania de modo a informar a los miembros de la comunidad sobre cómo protegerse.
Materiales de protección y abastecimiento de alimentos para hogares con niños, ancianos o mujeres como cabeza de familia en Malawi.
Suministro de alimentos para 300 familias más vulnerables en las tres iglesias miembro del CMM en Nicaragua.
Respuesta alimentaria de emergencia para las familias de 5 conferencias miembros nacionales del CMM en México (representan 43 iglesias locales, cerca de 1300 personas), que han perdido trabajo.
Alimentos para 1 500 viudas y adultos mayores en las áreas rurales más alejadas de Guatemala quienes no reciben ayuda del gobierno.
Apoyo con medios de subsistencia y materiales de bioseguridad para 80 familias y con alimentos para 350 niños en el ministerio de la iglesia Menonita de Iquitos, Perú.
Materiales de trabajo escolar de modo que los alumnos los realicen en casa y medidas de bioseguridad para que las escuelas administradas por la iglesia puedan volver a abrirse en Zambia.
“En la mayoría de los casos, los miembros de la iglesia han establecido relaciones con sus vecinos más vulnerables. La repartición de alimentos y suministros se basa en esas conexiones y enfatiza el mensaje del amor de Jesús a través de la ayuda en tiempos de necesidad y escasez”, explica el secretario de la Comisión de Diáconos Henk Stenvers.
Las pérdidas de empleos y la escasez de comida también afecta a los miembros de la iglesia. “El apoyo del Fondo de Ayuda de la Iglesia Mundial empodera a los líderes eclesiales y a sus congregaciones a servir a sus miembros y vecinos en una época con múltiples crisis: la pandemia, la recesión económica, el desastre ambiental”, expresa Joji Pantoja, miembro del grupo de trabajo y secretaria de la Comisión de Paz.
Beneficiarios del fondo del COVID-19 del Fondo de Ayuda de la Iglesia Mundial para los proyectos mencionados anteriormente:
Guatemala: Iglesia Evangélica Menonita de Guatemala – Convención
Bolivia: Iglesia Evangélica Menonita Boliviana
Colombia
Républica Dominicana: Conferencia Evangélica Menonita, Inc.
Ghana Mennonite Church
Guatemala INEMGUA
Malawi: Brethren in Christ Church / Mpingo Wa Abale Mwa Kristu
México: Conferencia de Iglesias Evangélicas Anabautistas Menonitas de México, Conferencia Cristiana Anabautista Menonita, Conferencia Evangélica Misionera de México, Conferencia Evangelica Anabautista Mision Esperanza, Iglesia Cristiana de Paz en México (Mennonite Brethren)
Nicaragua: Comité Anabautista de Emergencia CAE
Perú: Iglesia Cristiana Menonita de Colombia
Zambia Brethren In Christ Church
Sobre el fondo de respuesta del COVID-19 del CMM
El Congreso Mundial Menonita formó el grupo de trabajo del COVID -19 con el apoyo de más de 10 organizaciones anabautistas mundiales para responder a las necesidades derivadas de la pandemia en el hemisferio sur.
Bajo el liderazgo de la Comisión de Diáconos del CMM y de los delegados de alrededor del mundo, el equipo determina los criterios de rendición de cuentas y coordina las respuestas a las propuestas de proyectos. Esta respuesta interinstitucional maximiza la fuerza de las diferentes organizaciones, se basa en las redes existentes de relaciones primarias y mitiga la competencia por los escasos fondos.
Las respuestas al cambio climático están creciendo en muchas congregaciones miembros del CMM.
Aquí están algunos ejemplos.
En Etiopía, las congregaciones de la Iglesia Meserete Kristos (MKC, por sus siglas en Inglés), participan en el Desafío del Legado Verde, del gobierno nacional, para plantar 5 mil millones de árboles durante la temporada de lluvias del 2020. “Creemos que plantar árboles es parte de nuestra mayordomía del medio ambiente”, declara el boletín informativo de la Iglesia Meserete Kristos.
Participación de miembros de la iglesia de MKC
en un proyecto etíope de reforestación
Por ejemplo, las congregaciones de Mehal Asella y de Arbaminch, de la MKC, han plantado árboles frutales dentro de los recintos de sus iglesias. Las personas miembros cuidan los árboles que están destinados a proporcionar alimentos y al mismo tiempo mejoran el suelo.
El personal de la oficina central de la MKC y de la iglesia local de Misraek plantó 2.000 árboles en el 2019. Esperan plantar otros 3.000 este año.La MKC espera movilizar a las personas jóvenes en sus congregaciones, no solo para plantar en los terrenos de la iglesia sino que también para trabajar con las partes interesadas de las tierras públicas para plantar árboles allí también.
El MDS Indonesia alienta a las personas quienes se dedican
a la agricultura a vivir de manera sostenible
En la aldea Toro o Ngata Toro en Sulawesi Central, el Servicio Menonita de Desastres (MDS, por sus siglas en Inglés) encabezó el reverdecimiento de la ladera de la montaña Kulawi con el fin de mitigar el riesgo de deslizamientos de tierra durante la temporada de lluvias. Junto con una iglesia local, también desarrollaron la capacidad de la tribu local para proteger su bosque y vivir de la tierra de manera sostenible.
La aldea ahora exige por cada árbol cortado para construir una casa, se debe plantar cinco árboles jóvenes. La educación en permacultura está en curso: fomentar el uso de fertilizantes orgánicos y de la siembra de arroz, cria de ganado y de piscicultura.
“Estos son nuestros esfuerzos para garantizar que la comunidad pueda vivir de manera sostenible desde la tierra y mitigar el riesgo de cambio climático”, dice el presidente del MDS, el Rev. Paulus Hartono.
Los paneles solares proporcionan energía solar
para la iglesia canadiense
En Winnipeg, Manitoba, Canadá, la Fort Garry MennoniteFellowship instaló paneles solares en el techo de su iglesia para proveer electricidad. La congregación, la cual no tiene personal remunerado, pudo recaudar el costo de $ 40.000 para instalar los paneles, aumentado por una subvención de la autoridad de energía local.
Peter Sawatzky encabezó el proyecto para su congregación porque, como seguidor de Jesús, “es lo correcto que se debe hacer”. Los paneles solares se ocupan en gran medida de las necesidades de energía electrica de la iglesia, dice Sawatzky. “Es parte de una estrategia más amplia con el fin de vivir de manera más sostenible, incluyendo el compostaje, la jardinería y el reciclaje de baterías”.
Este año, el proyecto de la congregación es plantar árboles.
Un día estaba cruzando un puente y vi a un hombre parado en el borde a punto de saltar. Entonces, corrí y le grité: “¡Alto! ¡No lo haga!”
“¿Por qué no debería hacerlo?”, preguntó el hombre.
“Bueno, porque hay muchas razones para vivir.
“¿Cómo qué razones?”
“Veamos, ¿es usted religioso?”, pregunté, a lo que él asintió. Entonces le dije, “¡Yo también! ¿Es usted cristiano o budista?”
“Cristiano.”
“¡También yo! ¿Es usted católico o protestante?”
“Protestante.”
“¡Yo también! ¿Es usted episcopal o bautista?”
“Bautista.”
“Increíble, ¡Yo también! ¿Es usted de la Iglesia Bautista de Dios o de la Iglesia Bautista del Señor?”
“¡De la iglesia Bautista de Dios!”
“¡Yo también! ¿Es usted de la Iglesia Bautista de Dios original o de la Iglesia Bautista de Dios Reformada?
“¡Iglesia Bautista de Dios Reformada!”
“¡Yo también! ¿Es usted de la Iglesia Bautista de Dios Reformada, de la Reforma de 1879, o de la Iglesia Bautista de Dios Reformada, de la Reforma de 1915?”
El hombre respondió, “Iglesia Bautista de Dios Reformada, Reforma de 1915.”
Entonces le dije, “Muere, hereje”, y lo empujé del puente…”
Divisiones en el cuerpo de Cristo
La historia anterior es una broma, escrita por el comediante Emo Phillips, nombrada la 44ª broma más divertida de todos los tiempos por la revista GQ en 1999.
De manera graciosa, Phillips ilustra muy bien cómo el mundo percibe las divisiones en el Cuerpo de Cristo. Simplemente, no tienen sentido en una entidad que habla acerca del amor, del perdón y de la reconciliación. Es más, la fragmentación de la iglesia pone en duda la validez de todo su mensaje.
De hecho, Jesús mismo relacionó la credibilidad de su vida con la calidad de las relaciones entre sus seguidores: “que lleguen a ser perfectamente uno, y que así el mundo pueda darse cuenta de que tú me enviaste”. (Juan 17,23).
La manera en que nos relacionamos con otras iglesias tiene un impacto directo en nuestro testimonio misional. Es una de las razones, entre muchas otras, por las cuales el Congreso Mundial Menonita dialoga con iglesias de otras tradiciones cristianas. La credibilidad de Jesús es más importante para nosotros que nuestro orgullo doctrinal, ético o de martirio.
Demasiado valioso para guardárnoslo solo para nosotros
Esto no significa que negociemos lo que nos identifica como anabautistas. Valoramos nuestras convicciones, nuestra ética y nuestro pasado de una manera que nos permita compartirlos con los demás sin ningún temor. Lo que hemos recibido en nuestra experiencia al seguir a Cristo es demasiado valioso como para guardárnoslo solo para nosotros.
Otros cristianos de diferentes tradiciones aprenden de nosotros a través de nuestros diálogos, como nosotros también aprendemos de ellos y de la riqueza de dones de sus tradiciones.
Este intercambio nos hace fuertes en nuestra identidad y humildes en nuestra experiencia de seguir a Cristo.
En este número de Correo, hemos elegido resaltar nuestra experiencia de diálogo con otras iglesias cristianas porque es al conversar que forjamos identidad y valoramos nuestra propia tradición.
Mi oración es que como iglesia mundial siempre podamos recordar que el Espíritu de Dios ha estado obrando a través de su iglesia desde antes de la Reforma del siglo XVI, y más allá de los límites geográficos de nuestra iglesia.
—César García, secretario general del CMM, oriundo de Colombia, reside en Kitchener, Ontario, Canadá.
Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2020. Haga clic aquí para leer otros artículos de este número
El 19 de enero de 2020, con motivo del Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial, menonitas de la Republica Dominicana descendieron al río a orar. La Iglesia Evangélica Menonita de Santo Domingo celebró a la familia anabautista local y mundial con bautismos y recursos para el culto del Congreso Mundial Menonita. Veintidós personas expresaron su devoción por seguir a Jesús y su compromiso con la familia eclesial local e internacional.
A lo largo y ancho de la República Dominicana, miembros de 75 congregaciones menonitas recordaron los bautismos de George Blaurock, Conrad Grebel y Felix Manz en 1525, junto con los suyos.
A partir de la década de 1940, el anabautismo fue introducido en el Caribe por misioneros menonitas estadounidenses. Hoy en día hay iglesias menonitas nacionales en Cuba, República Dominicana, Jamaica y Puerto Rico, que pertenecen a la membresía del CMM. La iglesia de Trinidad y Tobago es miembro asociado, y en otras islas hay grupos de congregaciones que se identifican con los anabautistas.
A continuación presentamos un panorama general de las iglesias miembros del CMM del Caribe.
Cuba
Fundación y extensión
A principios de la década de 1950, llegaron misioneros anabautistas de EE.UU. a Cuba: los Hermanos en Cristo a Cuatro Caminos, cerca de La Habana, y los menonitas (Conferencia de Franconia) cerca de Cárdenas.
Los Hermanos en Cristo evangelizaron en los pueblos, e iniciaron una escuela bíblica y clases de escuela dominical, que se inscribieron oficialmente en 1954. Los misioneros menonitas diseñaron una estrategia de autoapoyo económico, administración propia y autopropagación del evangelio. No solicitaron la inscripción oficial.
En 1959 tras el triunfo de la Revolución, continuaron funcionando las 55 iglesias inscritas y muchas iglesias no inscritas. Sin embargo, solo se aceptó a un grupo selecto de nuevos inscritos desde fines de la década de 1990. Después de 1959, los misioneros norteamericanos se fueron del país junto con muchos líderes de la iglesia cubana. Pese a los desafíos, surgieron otros líderes cubanos como Juana M. García, para continuar sirviendo a la Iglesia de los Hermanos en Cristo de Cuba.
En 1992, la Constitución cubana pasó de ser un Estado ateo a un Estado secular (laico). Este cambio produjo un rápido crecimiento de las iglesias, especialmente de la rama evangélica. Diversos grupos llegaron a Cuba como resultado de este cambio.
Hoy en día, la iglesia de los Hermanos en Cristo es la única iglesia anabautista inscrita oficialmente en Cuba. La mayoría de sus cien iglesias se reúnen en casas. Además de las congregaciones establecidas, funcionan más de setecientos pequeños grupos. Tienen un centro de capacitación de líderes en Palmira, Cuba. El Comité Central Menonita y la Iglesia de los Hermanos en Cristo de Canadá están ayudando a brindar capacitación en liderazgo para pastores y líderes.
Otro grupo menonita, en las cercanías
de Holguín y Santiago, se vincula con la Conferencia Conservadora Menonita de Rosedale, Ohio, EE. UU. Continúa también la obra original iniciada por la Conferencia de Franconia. Dichos grupos menonitas reducidos participan activamente como testigos del evangelio. Ninguno de los dos está inscrito oficialmente.
Desafíos
Crecen los grupos cubanos afines al anabautismo y tratan aspectos de la identidad anabautista. Requieren apoyo y capacitación de líderes, y tienen dificultades para lograr el otorgamiento de terrenos para edificios de la iglesia.
Luis Bermúdez Hernández, obispo de los Hermanos en Cristo, afirma que la Revolución hizo un gran aporte a la iglesia: creó las condiciones para centrarse en las iglesias que se reúnen en casas, ya que así era fácil invitar a los vecinos a dichas reuniones. Este enfoque ha generado un crecimiento espectacular.
República Dominicana
Fundación
La Conferencia Evangélica Menonita Dominicana Inc. comenzó por una iniciativa de Evangelical Mennonite Church de Fort Wayne, Indiana; actualmente figura con el nombre de Fellowship of Evangelical Churches. En 1946 enviaron a los misioneros Omar y Laura Sutton junto con la señorita Lucille Rupp, quienes se establecieron en el suroeste del país en una pequeña comunidad llamada El Cercado. A su llegada, Omar Sutton junto con otros hombres y unos pocos miembros de la naciente iglesia, construyeron el primer acueducto de la ciudad, impactando de manera significativa en la vida de dicho pueblo.
En septiembre de 1949 llegaron dos matrimonios a la República Dominicana para sustituir a Omar y Laura Sutton. Otros misioneros se fueron sumando al trabajo de campo en la fundación de nuevas iglesias. El plan contemplaba tener para el año 1967, veinticinco iglesias y mil miembros. En 1970 el liderazgo nacional se había hecho fuerte por lo que nuestro concilio Evangelical Mennonite Church decidió entregar todo el trabajo de la iglesia nacional al Comité Ejecutivo de la Conferencia Evangelica Menonita Inc., mediante el llamado Acuerdo de Monte Río, firmado en la ciudad de Azua.
Extensión
Hay varias congregaciones anabautistas en la República Dominicana, el Consejo Menonita Dominicano, Faro Divino (miembro del CMM), menonitas conservadores, Iglesia de Dios en Cristo Menonita y Conferencia Evangélica Menonita Dominicana Inc.
Desafíos
Entre los principales desafíos de la iglesia es preservar la sana doctrina llegada hasta nosotros del anabautismo radical del siglo XVI, que decidió ser fiel a la Palabra de Dios sin importar las consecuencias. Otro desafío grande es seguir sembrando la Palabra de Dios en la población dominicana para hacer honor a nuestro símbolo patrio, como la única nación que tiene la Biblia abierta en su bandera en Juan 8,32: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Otro desafío es el desarrollo del liderazgo. Los pastores estudian en el seminario menonita o cursan una licenciatura en teología en la Universidad Evangélica Dominicana, pero la mayoría trabaja fuera de la iglesia para ganar un salario.
El aporte más importante de los anabautistas dominicanos ha sido la formación de miembros dispuestos a ser verdaderos siervos en el entorno que les ha tocado vivir. Por tanto, en la mayoría de las instituciones cristianas de servicio en la República Dominicana encontrarán una fuerte presencia de hermanos y hermanas anabautistas.
La visión y esperanza para el futuro: continuar desarrollando la visión anabautista; crear líderes en vía de sustituir a la generación anterior; fortalecer nuestras iglesias conservando y haciendo crecer la membresía.
Puerto Rico
Fundación y extensión
La Convención de las Iglesias Menonitas de Puerto Rico, Inc. (CIMPR) es la organización que representa y dirige a las iglesias menonitas en Puerto Rico. El origen de la CIMPR data de 1943, cuando la Iglesia Menonita de Norteamérica procuró oportunidades para “servir y edificar”, en lugar de respaldar la Segunda Guerra Mundial. Por tal razón, en 1943 llegaron varios hermanos menonitas al barrio La Plata, del pueblo de Aibonito, para servir en proyectos de agricultura, salud y trabajo social.
Sus testimonios motivaron que muchos entregaran sus vidas a Dios, formándose así una hermandad en La Plata. La Iglesia dio a conocer el evangelio por medio de clínicas de salud, cultos evangélicos, escuelas dominicales, escuelas bíblicas de verano y la obra personal.
Se solicitó luego ayuda a la Junta Menonita de Misiones de Elkhart, Indiana, llegando entonces misioneros para organizar las primeras iglesias. En 1946 nace la Iglesia Betania en el barrio Pulguillas de Coamo; en 1947 se establece la Iglesia El Calvario en el barrio La Plata de Aibonito; en 1948 nace la Iglesia Esmirna en el barrio Coamo Arriba de Coamo; y en 1949 la Iglesia Palo Hincado en el barrio de Barranquitas.
En total se fundaron dieciséis iglesias en toda la Isla, con novecientos miembros; hoy en día se mantienen activas doce de dichas iglesias.
Desafíos
La actual Iglesia Menonita de Puerto Rico enfrenta varios retos, tales como establecer nuevas iglesias para su crecimiento en toda la isla; la influencia de otras doctrinas que desafían la hermandad menonita a discernir, y afirmar su identidad común y unidad como iglesia de Cristo. De igual manera, la influencia de algunas de estas doctrinas ha enriquecido la vida y la misión menonita de múltiples formas.
La Iglesia Menonita Anabautista contribuyó enormemente en el desarrollo de la agricultura, ganado y educación. Pero sus mayores legados fueron la extensión del evangelio y las clínicas de salud; como resultado, hoy día contamos con varios hospitales que surgieron de dichas clínicas. Con la bendición de Dios y el poder del Espíritu Santo, la Iglesia Menonita de Puerto Rico seguirá abriendo caminos y venciendo desafíos para continuar extendiendo el evangelio de Cristo.
Jamaica
Fundación
David H. Loewen, ministro de la Conferencia General Menonita, y su esposa Anna, de Manitoba, Canadá, llegaron a Jamaica. “El Señor nos dijo que debería abrirse un puesto misionero en Jamaica o Cuba”, expresó Anna Loewen. Los Loewen recibieron la confirmación de que debería ser Jamaica y se mudaron en 1954.
No recibieron el apoyo de su iglesia local. Sin embargo, Mahlon Blosser, Myron Augsburger y Warren Metzler de la Misión Menonita de Virginia se encontraron con los Loewen en una visita exploratoria a Jamaica, y pronto establecieron una obra allí.
Después de las deliberaciones y planificación preliminares, el 10 de julio de 1955 la iglesia recibió a quince miembros mediante la confesión de fe y once mediante el bautismo. Dicha celebración de bautismo, realizada en el puerto de Kingston, marca el nacimiento de la Iglesia Menonita de Jamaica.
A finales de la década de 1970, a los misioneros extranjeros ya no se les concedía permisos de trabajo; por consiguiente, actualmente todas las iglesias están dirigidas por pastores locales y laicos.
Extensión
Hoy en día las congregaciones de la Iglesia Menonita de Jamaica participan en reuniones evangelísticas al aire libre en zonas donde no hay iglesias; tienen un programa de radio semanal de quince minutos llamado “El Camino a la Vida”, que presenta el evangelio y palabras de aliento; además, brindan periódicamente servicios de salud con profesionales médicos capacitados que ofrecen atención de la salud materno-infantil, vacunación, detección de presión arterial y diabetes. Con la autorización del gobierno, dos congregaciones administran institutos de educación para la primera infancia, y cuatro pastores se desempeñan como orientadores en las escuelas locales.
La Iglesia Menonita de Jamaica (JMC) comparte relaciones fraternas con la iglesia Menonita de Trinidad y Tobago (MCTT) y la Conferencia Menonita de Virginia (VMC).
Desafíos
Jamaica es el país que tiene la mayor cantidad de iglesias por milla cuadrada del mundo, con más de 1.600 iglesias que representan 438 denominaciones inscriptas para una población de aproximadamente 2,8 millones de personas. Sin embargo, son cada vez menos las personas que optan por capacitación teológica y liderazgo de la iglesia.
El éxodo rural en busca de oportunidades educativas y empleo reduce la membresía de las iglesias; además, las influencias de Canadá, Inglaterra y EE.UU. a veces entran en conflicto con lo que es mejor para los jamaiquinos.
Misión
La iglesia Menonita de Jamaica, mediante el poder del Espíritu Santo, se compromete a honrar y glorificar a Dios con nuestra adoración y devoción, a través del estudio de la Palabra de Dios y por medio de nuestro estilo de vida y nuestra comunión juntos, la evangelización y las misiones de paz. Procuramos formar discípulos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Los miembros de la Iglesia Menonita de Chaguanas (Trinidad),
distribuyen regalos y biblias en Navidad,
lo cual forma parte de su ministerio
de extensión comunitaria. Foto: Galen Lehman
Trinidad y Tobago
Los menonitas llegaron por primera vez a Trinidad en la década de 1960, mediante una transmisión de radio y el tratamiento médico para la enfermedad de Hansen (lepra). La primera congregación de la Iglesia Menonita de Trinidad nació en 1974. A lo largo de los años, la Misión Menonita de Virginia envió obreros, aunque hoy en día las congregaciones que conforman la iglesia están en manos de líderes locales.
Contribuidores:
Juan Carlos Colón, moderador, Convención de las Iglesias Menonitas de Puerto Rico, Inc.
William Broughton, presidente, Iglesia Menonita de Jamaica
Contribuidor: Robert J Suderman, jubilado, Iglesia Menonita de Canadá
Otras fuentes: Enciclopedia Mundial Anabautista Menonita en línea (GAMEO), Misión Menonita de Virginia (VMM)
Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2020. Haga clic aquí para leer otros artículos de este número
La Comunidad Internacional de los Hermanos Menonitas (ICOMB, por su sigla en inglés) está compuesta por 21 iglesias nacionales en 19 países con aproximadamente 450.000 miembros. ICOMB existe para fomentar las relaciones y los ministerios, para resaltar el testimonio y el discipulado de sus iglesias nacionales miembros – conectando, fortaleciendo y ampliando.
Noticias de Angola
Jean-Claude Ambeke enfrenta desafíos significativos como líder de las conferencias HM en Angola: Igreja Evangelica dos Irmaos Menonitas en Angola (IEIMA). IEIMA está tratando de recaudar fondos para reabrir las 17 iglesias que el gobierno cerró el año pasado. Los edificios de la iglesia no estaban en buen estado para recibir aprobación a una nueva legislación gubernamental. Los desafíos financieros de la conferencia son significativos, y Jean-Claude está trabajando en la educación y la construcción de relaciones para que los pastores locales comprendan la importancia de apoyar el trabajo de la conferencia nacional.
Debido a la COVID-19, los miembros de la iglesia no tienen libertad de viaje, y la situación económica ha llevado a una importante falta de alimentos. La conferencia está alentando a los miembros a cultivar vegetales en casa para que tengan algo de comer. También han enfatizado la higiene y el lavado de manos. Los miembros han estado celebrando reuniones de oración en sus hogares y profundizando su fe a través del estudio personal de la Biblia. Los miembros han estado evangelizando en sus comunidades locales y han llevado a muchas personas a Cristo.
Ore por IEIMA, por la unidad en tiempos de problemas, por la salud y seguridad de sus miembros y líderes, y por la sabiduría y la guía de Dios a través de la tormenta actual.
—Noticias de ICOMB
“Escuchen a los ángeles mensajeros cantar…”
Las voces resuenan en Nochebuena, en el sector al aire libre de una estación de metro (subte) de Hong Kong.
Durante más de diez años, diez iglesias diferentes de nuestra zona se unen para cantar villancicos en la estación de metro (subte) local.
Nos dividimos en cuatro equipos, cada uno representando a dos o tres iglesias, y juntos cantamos villancicos navideños mientras caminábamos por nuestros barrios. Luego, todos nos unimos para cantar en el espacio abierto de la estación de metro (subte).
Lo mejor para mí fue el año en que dirigí el “coro” que cantaba villancicos. Había quinientas personas cantando juntas estas canciones sobre Jesús. Con toda esta gente, no necesitábamos altavoces para el coro, ya que cantábamos lo suficientemente fuerte. Qué experiencia tan maravillosa.
Culto unido de Pascua
Otra función en la que colaboramos con otras denominaciones es el culto unido de Pascua. Alrededor de diez iglesias de nuestra zona se unen para el Domingo de Pascua. Celebramos juntos nuestro culto matutino de Pascua en una cancha de fútbol. Por la tarde realizamos un festival del evangelio, para las personas no vinculadas a ninguna iglesia a fin de que conozcan a Jesús.
Todo esto comenzó con una reunión de oración de los pastores de la zona. He estado participando de estas reuniones de oración durante más de veinte años. Cuando nos reunimos, compartimos nuestras alegrías y dificultades. Oramos los unos por los otros y por la zona en que vivimos. Además, realizamos juntos un retiro anual.
“¿Quiénes son los menonitas?”
Al ser pastor de una iglesia menonita, con frecuencia me preguntan no solo los recién llegados a mi iglesia, sino también otros pastores: “¿Qué es ser anabautista?”, o “¿Quiénes son los menonitas?”
En este grupo en que realizamos cultos juntos, hay personas de diferentes iglesias (bautistas, del Evangelio Cuadrangular Internacional, pentecostales y presbiterianos de Cumberland). Por supuesto, existen diferencias entre nosotros, pero lo más importante es que nos amamos y podemos trabajar juntos para hacer más por nuestro Señor Jesucristo. Al reunirnos, respetamos nuestras diferentes tradiciones y teologías, y nos centramos en lo que tenemos en común por medio de Jesucristo, nuestra esperanza.
“¿Cuál es el punto de vista de la iglesia?”
Durante el último año, Hong Kong ha atravesado uno de los momentos más difíciles de su historia. En nuestras iglesias, también ha sido difícil. Una pregunta común para las personas de nuestras congregaciones es, “¿Cuál es el punto de vista de la iglesia?” Los pastores han estado muy ocupados respondiendo dichas preguntas y, al mismo tiempo, resolviendo incluso los conflictos que hay dentro de sus iglesias, entre personas que tienen diferentes perspectivas sobre la respuesta a esas preguntas.
Es una bendición que podamos unirnos como pastores de diferentes iglesias y compartir nuestra sabiduría y nuestras cargas. Esto es muy importante porque sabemos que no estamos solos: tenemos a Dios y a estos compañeros de trabajo que permanecen unidos. Cuando la delegación de las Comisiones de Paz y de Diáconos del CMM visitó Hong Kong en diciembre del 2019, sus integrantes impartieron enseñanzas sobre la paz a este grupo de pastores.
Como pastor de una pequeña iglesia, me siento bendecido de tener a tantos pastores orando y trabajando juntos en la zona. Así que, no solo cuento con mis compañeros de trabajo internacionales dentro del círculo menonita, sino que también cuento localmente con compañeros de trabajo ecuménicos. Tendremos diferencias, pero podemos trabajar juntos. Nos amamos como equipo. Somos hermanos y hermanas en el Señor. ¡Aleluya!
—Jeremiah Choi pastor y compositor. Actualmente, es pastor de la Iglesia Menonita Ágape, Hong Kong, y representante regional del Congreso Mundial Menonita para el noreste asiático.
Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2020. Haga clic aquí para leer otros artículos de este número
“Para las personas será un reflejo de nuestro amor por Cristo; les mostrará que son importantes y que estamos preocupados por ellas y también pondrá una sonrisa en sus rostros” afirma el obispo Dr. Bijoy Kumar Roul, presidente de la Iglesia de los Hermanos en Cristo, Cuttack, Odisha, India.
Alimentos y materiales sanitarios son parte de todas las propuestas de las iglesias anabautistas miembro en África, Asia y América Latina. Con la ayuda del fondo del COVID-19, las congregaciones locales en muchos países brindarán socorro a miles de familias, compartiendo el amor de Cristo de manera tangible con los miembros de la iglesia y sus vecinos.
Asistencia para comprar semillas y con microcréditos con el fin de promover una mayor autonomía económica para los agricultores y empresarios en Kennedougou, Burkina Faso.
Suministros de alimentos y productos sanitarios para 700 hogares en seis regiones de Odisha, India, en donde se han presentado pérdidas de empleos generalizadas.
Kits de alimentos y productos sanitarios para 500 miembros de la comunidad que tienen bajos ingresos en Ecuador.
Educación en la República Democrática del Congo: capacitación de líderes de la iglesia como tutores de salud e higiene para sus comunidades; distribución de folletos en francés, kikongo, lingala y tshiluba y difusión de mensajes positivos en la radio; proporcionando suministros de higiene a las iglesias y escuelas.
Alimentos para miembros de una iglesia en un asentamiento en Sumba, Indonesia, una pequeña isla que a menudo escapa a la atención del gobierno indonesio y no tiene otras ONG activas.
Ayuda para más de 900 hogares en seis regiones del condado de Kisumu, Kenia, afectados por graves inundaciones, además de las restricciones de COVID-19.
Apoyo financiero para mujeres y hombres cuyas oportunidades de generar ingresos en la economía informal desaparecieron debido a las medidas de confinamiento implementadas durante la pandemia en Angola.
Compra de jabones, guantes, máscaras y termómetros, así como de escritorios y sillas, para reabrir escuelas e iglesias cumpliendo con las regulaciones gubernamentales de distanciamiento e higiene en las iglesias menonitas de Angola (ICMA).
Talleres de capacitación, implementos sanitarios y distribución de materiales educativos para pastores y líderes para ayudar a sus congregaciones a vivir de manera segura en la época del COVID-19 en Angola.
Bishop Bijoy Roul in a market in pre-COVID-19 times.
“En la mayoría de los casos, los miembros de la iglesia han establecido relaciones con sus vecinos más vulnerables. La repartición de alimentos y suministros se basa en esas conexiones y enfatiza el mensaje del amor de Jesús a través de la ayuda en tiempos de necesidad y escasez”, explica el secretario de la Comisión de Diáconos Henk Stenvers.
Las pérdidas de empleos y la escasez de comida también afecta a los miembros de la iglesia. “El apoyo del Fondo de Ayuda de la Iglesia Mundial empodera a los líderes eclesiales y a sus congregaciones a servir a sus miembros y vecinos en una época con múltiples crisis: la pandemia, la recesión económica, el desastre ambiental”, expresa Joji Pantoja, miembro del grupo de trabajo y presidente de la Comisión de Paz.
Beneficiarios del fondo del COVID-19 del Fondo de Ayuda de la Iglesia Mundial para los proyectos mencionados anteriormente:
Burkina Faso: Iglesia Evangélica Menonita de Burkina Faso
India: Mennonite Church Service Fellowship of India (MCSFI)
Ecuador: Iglesia Evangélica Menonita Ecuatoriana
RD Congo: CONIM (Comite National Inter Mennonite) – una colaboración de tres iglesias Menonitas nacionales: Comunidad de iglesias de los Hermanos Menonitas del Congo (CEFMC), Comunidad Menonita del Congo (CMCo), y Comunidad Evangélica Menonita (CEM)
Indonesia: GKMI Ekklesia (Gereja Kristen Muria Indonesia)
Kenya: Kenya Mennonite Church
Angola: Igreja Evangelica Menonita em Angola (IEMA)
Angola: Igreja da Comunidade Menonita em Angola (ICMA)
Angola: Igreja Evangelica Irmãos Menonitas en Angola (IEIMA)
Sobre el fondo de respuesta del COVID-19 del CMM
El Congreso Mundial Menonita formó el grupo de trabajo del COVID -19 con el apoyo de más de 10 organizaciones anabautistas mundiales para responder a las necesidades derivadas de la pandemia en el hemisferio sur.
Bajo el liderazgo de la Comisión de Diáconos del CMM y de los delegados de alrededor del mundo, el equipo determina los criterios de rendición de cuentas y coordina las respuestas a las propuestas de proyectos. Esta respuesta interinstitucional maximiza la fuerza de las diferentes organizaciones, se basa en las redes existentes de relaciones primarias y mitiga la competencia por los escasos fondos.
Justo al escribir estas palabras, nuestro mundo está envuelto por varias luchas. En primer lugar, hemos sido oprimidos por una pandemia mundial que ha alterado cualquier sentido de normalidad que pudiéramos haber asumido. Nuestra segunda lucha es con expresiones evidentes de un racismo profundamente arraigado que continúa matando y oprimiendo a los hermanos y hermanas negros y morenos. Ninguna de las dos, la pandemia ni el racismo sistémico, son luchas aisladas. Ambas ponen de manifiesto la desigualdad (racial y económica) que continúa causando sufrimiento y dolor.
Estas luchas resaltan la comprensión de que el reino pacífico de Dios no es una realidad aquí en la tierra. Sin embargo, si prestamos atención al clamor de aquellas personas que no pueden respirar, debido al COVID-19 o a la brutalidad policial, podemos aprender a responder en solidaridad con quienes sufren y son oprimidas.
La narración bíblica nos cuenta la historia de un Dios que camina con aquellas personas que están desanimadas, privadas de sus derechos y que sufren. También invita a quienes creen en este Dios y que siguen a su Hijo Jesucristo, a ver cómo toda la humanidad está interconectada: cuando uno de nosotros sufre, la creación no está bien. Si nuestro interés es encarnar la paz y la justicia de Dios en este mundo, lo que le pase a una persona de nuestro entorno, también debería importarle a las demás personas. Si buscamos ser una Iglesia de Paz, debemos reconocer nuestra interconexión y acompañar a las personas que sufren.
Sin embargo, reconocer nuestra interconexión significa poner en duda el mito de la “individualidad”. La noción de “la individualidad” sugiere que una persona está “libre” o “separada” de las demás. Este mito da por sentado que una persona puede ser “independiente” del resto; yendo en contra de la idea de que otras personas pueden determinar o afectar las acciones de uno. Por lo tanto, la batalla que se desata cuando tratamos de enfatizar “la individualidad” es una que busca liberarse de los demás.
Aun así, algo que el COVID-19 ha destacado en los últimos meses es la manera en que todas las personas estamos intrínsecamente ligadas. Y esta es una realidad que aquellas que son oprimidas y explotadas ya nos han expresado. En pocas palabras, lo que hacemos afecta a los demás. Lo que las otras personas hacen nos afecta. Para bien o para mal, la humanidad está inseparablemente vinculada. Solo tenemos que ver cómo el COVID-19 se ha extendido para comprender esta realidad.
En Sudáfrica, la noción de Ubuntu proporciona un importante recordatorio filosófico. Ubuntu se ha convertido en la abreviatura de la frase umuntu ngumuntu ngabantu que quiere decir “una persona es persona por causa de las otras persona”.
En Sudáfrica, Ubuntu proporcionó una lógica alternativa a la historia y la experiencia del colonialismo y el apartheid. El apartheid, que literalmente significa “capas separadas”, era la estructura rígida que se basaba en la segregación racial. Surgió de la colonización europea y formó un sistema legal que se basaba y promovía la supremacía de las personas blancas y el privilegio dichas personas al mismo tiempo que suprimía y oprimía a aquellas que consideraba “no blancas”. El apartheid fue una forma de ingeniería social que promovió la separación y el miedo al “otro”, justificando así la opresión y la violencia contra aquellas personas que consideraba “no blancas”.
A lo largo de la lucha contra el apartheid (que terminó oficialmente en 1994) y en los primeros años de la democracia de Sudáfrica, el concepto de Ubuntu proporcionó motivación y visión ¡Destacó cómo el apartheid y su separación y exclusión atacaron no solo la dignidad de la gente, sino su humanidad! Desmond Tutu, por ejemplo, hacía referencia regularmente a la noción de Ubuntu mientras desafiaba la lógica y la práctica de separación del apartheid. “Mi humanidad”, le recordaba él a la gente, “está ligada, está inseparablemente ligada a la tuya; y la tuya a la mía”.[1]
Me parece que esta noción de Ubuntu es un concepto que tal vez queramos adoptar en este tiempo (si no es que de ahora en adelante). Este nos podría ayudar a comprender mejor Filipenses 2,3-4:
No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que a sí mismo. Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.
Cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren.
Sin embargo, adoptar dicha visión de interconexión tiene sus consecuencias: lo que le sucede a otra persona nos importa, y lo que nos sucede a nosotros es importante para los demás. ¡Y esto puede afectar no solo quiénes somos, sino también lo que hacemos! ¡Ofrece, en otras palabras, una visión social, no individualista!
No obstante, encarnar tal visión requiere una postura de solidaridad. Supone que no estamos caminando en soledad sino, con otras personas. Hay muchas alegrías al adoptar dicha postura. Pero también significa que compartimos el sufrimiento: cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren.
Por lo tanto, si queremos estar saludables, también debemos trabajar para asegurarnos que las demás personas puedan estar bien. Si queremos un mundo donde todas las personas sean tratadas con respeto y dignidad, como seres humanos y como dones de Dios, entonces debemos asegurarnos de que el “menor de estos” (es decir, aquellas que no tienen validéz ante los ojos de los principados y los poderes) estén al frente y en el centro de la búsqueda de la dignidad y la humanidad. En el nivel más fundamental, esto es lo que significa ser una persona solidaria con los demás.
Vivir en solidaridad significa entonces que debemos comprender las luchas que las otras personas enfrentan. En otras palabras, una postura de solidaridad con los demás significa que también debemos ser conscientes y cuestionar nuestras realidades sociales construidas para comprender mejor por qué o cómo están sufriendo los demás.
Aquí yace el significado del lamento. Comprender el lamento (el llanto de alguien, el dolor de alguien, el tiempo de angustia de alguien) es reconocer que las cosas no son como deberían ser. Y esto nos anima (o debería animarnos) a investigar por qué algunas personas están sufriendo, como también a explorar cómo podríamos confrontar las problemáticas que causan ese sufrimiento. El lamento ofrece una oportunidad para moldear nuestra visión social; nos desafía a reconocer lo que no está bien, los lugares en que la armonía aún no es una realidad y los cambios que se necesitan para que todas las personas podamos experimentar el Shalom de Dios.
Esto crea una invitación para ser la iglesia, las personas que son “llamadas”, en la actualidad. Ofrece la oportunidad de encarnar la vocación de la iglesia en solidaridad con los demás: luchando para garantizar que todos tengan la atención médica, la alimentación, la seguridad económica y social y la dignidad que necesitan.
Cuando respondemos a la invitación de ser la iglesia, podemos convertirnos en una visión de esperanza: que Dios está con nosotros, trabaja a través de nosotros y no nos ha abandonado. También nos mueve a la acción para abrazar nuestra vocación particular en y para el mundo y nos mueve a ser testigos del camino de paz de Cristo a medida que participamos en el proceso de dar a conocer la sabiduría múltiple de Dios para el mundo.
Que Dios nos ayude a responder fielmente,
Amén.
—Andrew Suderman
Este testimonio hace parte de los recursos para la adoración del Domingo de la Paz 2020. Haga clic aquí para ver más.
[1] Desmond Tutu, No hay futuro sin perdón, 1ra ed. (New York: Doubleday, 1999), 31.