Amados hermanos y hermanas:
El 7 de octubre de 2025 es el trágico aniversario de un brote de violencia que ha causado la pérdida de cientos de miles de vidas en las tierras llamadas Israel y Palestina y también en la región más amplia.
Reconocemos que la imagen de Dios se encuentra en cada hombre, mujer y niño: cada muerte resultante de la opresión, el hambre, el encarcelamiento y la violencia es una tragedia.
Nos apena la represión, el desprecio por la dignidad humana y el despojo durante décadas que condujeron a la crisis actual.
Denunciamos los actos genocidas que buscan extinguir a un pueblo y su cultura. Denunciamos las enseñanzas cristianas que justifican y sustentan la crueldad, la superioridad y la violencia.
Abrimos los ojos para ver y los oídos para escuchar el clamor de quienes sufren. Confesamos nuestro fracaso a la hora de responder ante su dolor.
Nos hacemos un llamado a actuar en solidaridad con quienes se encuentran heridos y oprimidos. Nos comprometemos a decir la verdad y a practicar la justicia que conducen a la paz y la seguridad para todos en la región y más allá.
Junto con nuestros hermanos cristianos palestinos del movimiento de teología de la liberación Sabeel:
Dios todopoderoso, recordamos que “cuando los justos claman, el Señor escucha y los libra de todas sus angustias” (Salmo 34: 17). Señor, ¿dónde está tu mensaje de libertad en medio del sufrimiento de quienes son detenidos y torturados injustamente?
Ayúdanos a dar testimonio ante quienes sufren y a aumentar nuestras acciones para que tu justicia se cumpla.
Señor en tu misericordia…escucha nuestra oración.
Oh Señor, cuánto anhelamos ver tu paz reinar en nuestro mundo.
Anhelamos ver tu paz en Palestina e Israel, así como para las iglesias miembros del CMM en otras partes del mundo que también sufren violencia política o guerra en la República Democrática del Congo, India, Myanmar, Ucrania y Estados Unidos; y la violencia social persistente en muchas partes de Latinoamérica.
Que venga tu reino de paz, y que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. ¡Y que seamos participantes de tu reino de paz!
Nuestras palabras parecen pequeñas e insuficientes ante la crisis, pero aun así reafirmamos nuestra convicción de que:
“El Espíritu de Jesús nos llena de poder para confiar en Dios en todos los aspectos de la vida, de manera que lleguemos a ser hacedores de paz que renunciamos a la violencia, amamos a nuestros enemigos, procuramos justicia, y compartimos nuestras posesiones con los necesitados..”
(Convicciones Compartidas 5)
Señor, en tu misericordia, escucha nuestra oración.
En el nombre de Jesús, amen.

Tigist Tesfaye secretaria, Comisión Diáconos

Andrew Suderman secretario, Comisión de Paz
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