Al corriente: junio 16, 2022
Al terminar mi mandato como presidente del CMM, mi corazón está lleno de gratitud a Dios y a la iglesia anabautista mundial. Esta iglesia con presencia en todo el mundo, se ha convertido en mi hogar; la Asamblea en Indonesia será una reunión, un encuentro de hermanas y hermanos. En un mundo quebrantado por la guerra y la pandemia, anhelo vincularme con personas generosas y pacificadoras, oriundas de cincuenta y ocho países
Los cristianos son “extranjeros y exiliados”, dice la carta de 1 Pedro, lo cual evoca a refugiados y desplazados de aquellas partes del mundo donde actualmente viven anabautistas, tales como Ucrania, la República Democrática del Congo y Venezuela. En otros lugares, anabautistas y otros cristianos enfrentan abusos y la quema de edificios de iglesias. Los primeros anabautistas sufrieron el martirio en Europa, y el martirio continúa en el presente.
En respuesta a estas crisis, los anabautistas de varios países abren sus hogares y billeteras para ayudar a las personas que buscan refugio. “Esperanza viva”, como la llama Pedro, inspira tal amor. La compasión ejemplificada por hermanas y hermanos anabautistas de todo el mundo, me inspira a ayudar a recibir a refugiados que llegan a mi tierra natal.
La alegría abunda en 1 Pedro, porque edificar una comunidad entre las personas que sufren genera esperanza. “Antes no tenían identidad como pueblo, ahora son pueblo de Dios”, se regocija el autor. Pedro escribió su carta porque los cristianos necesitamos la fortaleza que encontramos en la fraternidad, especialmente al enfrentar dificultades. Los anabautistas hoy día necesitamos aprender unos de otros y apoyarnos mutuamente.
¡Vengan a la Asamblea en Indonesia de manera presencial o virtual! ¡Súmense a las reuniones de oración en línea del CMM! ¡Contribuyan económicamente!
La participación en el CMM ha sido vivificante y me ha recordado que mi lealtad más profunda no es con una nación o una tribu, sino con una comunión mundial de personas que conocen a Jesús. Nuestra ciudadanía está en la Nueva Jerusalén, con personas que siguen al Cordero.
Gracias, hermanas y hermanos, por ser familia entre sí. Tal como Pedro les escribe a los “exiliados de la Dispersión”, que Dios les “restaure, sostenga, fortalezca y establezca”.
—J. Nelson Kraybill, presidente del CMM (2015–2022), reside en Indiana, EE.UU.
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