La Tierra en toda su diversidad, vitalidad y abundancia es un don que ha sido eclipsado por el abandono, la explotación y el consumo insostenible.
Los valores anabautistas, por el contrario, nos llaman a la mayordomía (cuidado atento), sencillez y dignidad de todas las personas creadas a imagen de Dios. En nombre del Congreso Mundial Menonita, el Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación (CCTF por sus siglas en inglés) se ha sumado al llamado interreligioso para un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles.
“Para ser buenos guardianes de nuestra casa común, debemos actuar y eliminar gradualmente la producción de combustibles fósiles”, se afirma en la carta interreligiosa.
Se exige a los gobiernos que diseñen un plan global vinculante para
- Poner fin a la expansión de cualquier nueva producción de carbón, petróleo o gas.
- Eliminar progresivamente la producción actual de combustibles fósiles de manera justa y equitativa.
- Garantizar una transición global justa hacia el 100% de acceso a la energía renovable a nivel mundial.
La carta, dirigida a los gobiernos nacionales de alrededor del mundo, se envió por primera vez a los líderes mundiales en la COP27. (Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 en Sharm El Sheikh, Egipto). Este llamado, iniciado en 2015 por los países insulares del Pacífico cuyas fronteras se están reduciendo rápidamente por el aumento del nivel de los océanos, intenta impulsar a las naciones a abordar la producción de petróleo, gas y carbón y negociar una transición justa hacia las energías renovables.
“Es importante que los anabautistas hagamos oír nuestra voz en apoyo de acciones para cuidar el planeta”, expresa Doug Graber Neufeld, presidente del Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación. “Alejarnos de los combustibles fósiles es una de las formas más efectivas de apoyar a nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo cuyos medios de subsistencia se ven amenazados por el cambio climático”.
“Para los anabautistas del Sur Global, la producción y el uso de recursos naturales no renovables como los combustibles fósiles, el gas y el carbón plantean varios problemas éticos, incluidas nuestras responsabilidades para con las futuras generaciones. Tenemos el desafío no sólo de buscar energías alternativas sino también de garantizar que todos puedan disfrutar de la abundancia de los recursos naturales de manera justa. “Creemos que la creación de Dios puede satisfacer todas las necesidades humanas, pero no la avaricia humana”. declara Nindyo Sasongko, representante del CCTF en Asia.
“Toda la creación es obra del amor de Dios”, afirma Thomas R. Yoder Neufeld, presidente de la Comisión de Fe y Vida. “Apartarnos de nuestra imprudente explotación de los combustibles fósiles no sólo es beneficioso para nuestro propio interés humano, sino, lo que es más importante, la participación del amor de Dios por el mundo”.
“Los anabautistas creemos que los patrones humanos de avaricia, egoísmo y consumo excesivo son pecados que requieren arrepentimiento y transformación. Este es un trabajo espiritual y a la vez es un trabajo social. Este llamado a la no proliferación de combustibles fósiles pide a los gobiernos que utilicen su poder para reducir los efectos de estos pecados en los más vulnerables y en toda la humanidad”, explica César García, secretario general del CMM.
El CMM se une a cientos de otros grupos religiosos, desde el Movimiento Laudato Si’ (católico romano) hasta el Parlamento de las Religiones del Mundo, para pedir a los gobiernos que desarrollen e implementen un tratado de no proliferación de combustibles fósiles.
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