• Colombia 

    ¿Qué pide de ustedes el Señor su Dios? Solamente que lo honren…, que lo amen y lo adoren de todo corazón,…y que cumplan sus mandamientos y sus leyes, para que les vaya bien. Tengan en cuenta que del Señor su Dios son los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella.  Deuteronomio 10,12-14)  

    ¿Qué significa honrar a Dios y seguir sus caminos teniendo en cuenta que “de Dios son los cielos y la tierra y todo lo que hay en ella?” ¿Y qué implicaciones tiene esto para nosotros como iglesia, en una era como la presente?

    Desde 2016, un pequeño grupo de nuestra congregación menonita de Teusaquillo en Bogotá, Colombia, comenzó a reunirse para estudiar el cuidado de la creación. Nos inquietaba la crisis ambiental que veíamos en el país y en el mundo, las frecuentes sequías e inundaciones en diferentes lugares, y el grave impacto que ello tiene especialmente en comunidades menos privilegiadas, donde también están presentes hermanas y hermanos nuestros. 

    Comenzamos a poner en común lo que sabíamos de la crisis climática y su impacto, y a estudiarlo a la luz de la Biblia. 

    Leímos juntos secciones de libros tales como: La salvación de toda la Creación de Howard A. Snyder, Earth Trek: Celebrating and Sustaining God’s Creation de Joanne Moyer, La creación: La niña de los ojos de Dios de Justo L. González y el Llamado a la Acción de la Red Latinoamericana Lausana por el Cuidado de la Creación. De este grupo ad hoc de estudio inicial, surgió más adelante un “Comité por el Cuidado de la Creación” para trabajar e impulsar este tema en la congregación. 

    Desde el principio teníamos claro que queríamos llevar el tema a toda la congregación, y no solo en forma teórica sino para ponerlo en práctica en nuestras propias vidas.  

    Se nos dio la oportunidad de dirigir un culto: escogimos cantos, textos bíblicos y una predicación acorde al tema del cuidado de  la creación.  

    Una segunda acción fue contratar a una modista de nuestra congregación para hacer bolsos de tela que sirvieran a los miembros de la iglesia para cargar sus compras. Estos bolsos llevaban como leyenda: “Cuidando la creación seguimos a Jesucristo. Génesis 9.16: Reevaluar, Rechazar, Reducir, Reutilizar y Reciclar”. 

    Los bolsos tenían doble función: educar en el tema, y ser una alternativa práctica a las bolsas de plástico desechables al momento de hacer compras. Algunos bolsos se dieron como regalo de agradecimiento a personas que sirvieron durante el año en diferentes ministerios de la iglesia, y otros se vendieron a miembros de la congregación que los solicitaban. 

    La pandemia por COVID-19 activó la transmisión por YouTube, de servicios dominicales de nuestra congregación. Nos brindó la oportunidad hermosa de continuar ofreciendo información y sugerencias prácticas a la congregación.  

    Durante meses preparamos videos cortos de dos o tres minutos, y los presentamos antes del cierre de cada culto virtual. Incluimos temas como: el “consumo consciente”, “el cuidado del agua”, “minimización y manejo de basuras en nuestros hogares”, “la deforestación” y  “la minería”.  

    Organizamos talleres presenciales sobre “alimentación saludable” y sobre cómo hacer reciclaje. Este último se hizo en colaboración con miembros de la congregación que se dedican al reciclaje. Llevamos empaques, frascos y envases, e hicimos el ejercicio de distinguir cuáles se podían reciclar y cuáles no. Descubrimos a la vez, cuánto material innecesario recibimos al hacer compras en supermercados y almacenes. 

    También aprendimos de nuestros hermanos, lo duro y mal pago que es el trabajo para quienes se ganan la vida reciclando. Muchas personas recicladoras viven en situaciones precarias, aunque prestan un servicio fundamental. 

    Tratamos así de enseñar lo que cada uno puede hacer desde su hogar; además, examinamos nuestras prácticas como congregación. 

    Por ejemplo, los domingos al finalizar el culto, las personas toman un café mientras conversan y se saludan. Nos preguntamos: ¿qué pocillos usar para servir el café? ¿De poliestireno expandido, papel, plástico? Al fin nos decidimos por la vajilla plástica reutilizable, reconociendo que esta alternativa requiere del uso de agua, aunque sea en mínima cantidad, y de que alguien la lave cada vez. Nos damos cuenta de que no hay acciones puras y libres de afectación ambiental, y de que siempre hay que evaluar los pros y los contras, pero procuramos mejorar cada vez. 

    Recientemente realizamos en grupo, una autoevaluación metódica y dirigida, del impacto de nuestra edificación y de nuestras prácticas sobre el ambiente, lo cual nos llevó a identificar varias áreas a mejorar. Cambiamos la iluminación a luces LED, incluimos elementos ahorradores en nuestros tanques de inodoro, entre otros, lo que nos está ayudando a una mayor coherencia congregacional.  

    El Comité de Cuidado de la Creación ha tenido sus propios desafíos. Muchas veces las ocupaciones laborales y familiares dificultan mantener la constancia que quisiéramos, pero esta estructura mínima nos ha ayudado a sostener el tema en la congregación. 

    También ha sido clave el reconocimiento y apoyo recibido del pastor y del grupo de liderazgo de la iglesia. 

    Nuestro énfasis ha sido mayormente en nuestras prácticas personales y congregacionales para cuidar de los cielos y la tierra de Dios. Pero somos conscientes también de que gran parte del daño ambiental y su solución radica en acciones y políticas de empresas, gobierno y prácticas sociales que van más allá del alcance de nuestros esfuerzos individuales. 

    ¿De qué manera nos corresponde incidir en políticas y prácticas sociales y empresariales hacia una mayor responsabilidad ambiental? 

    ¿Cómo podemos como iglesia solidarizarnos y ayudar a quienes más sufren el impacto de la escasez o del deterioro ambiental?  

    Seguimos preguntándonos y aprendiendo cómo honrar a Dios y seguir sus caminos.  

    —Por el Grupo Cuidado de la Creación, Iglesia Menonita de Teusaquillo, Bogotá, Colombia 


  • Indonesia

    No puedo olvidar la inundación de la marea alta del 23 al 25 de mayo de 2022. 

    Como pastor de GKMI Sidodadi en Semarang la provincial de Java Central, Indonesia, todavía recuerdo las ansiedades y el pánico de la comunidad. El edificio de nuestra iglesia está solo a 10 minutos a pie del aeropuerto marítimo de Tanjung Mas, de donde vino la inundación. 

    El agua de mar corrió muy rápido, golpeando el embarcadero del muelle e inundando la zona. Nuestra iglesia y los asentamientos se inundaron. El nivel del agua era tan alto que llegaba a la altura de la cadera de una persona adulta. Nos quedamos horrorizados, especialmente los que trabajaban cerca del muelle. 

    Los trabajadores entraron en pánico cuando vieron que el agua del mar entraba repentinamente en la fábrica. Ninguno de ellos salió de la fábrica con la ropa seca. Algunos incluso necesitaron la ayuda de vehículos pesados. Fue muy caótico.

    La ruptura del dique de agua (debido a la gran presión y al aumento del nivel del mar) inundó los asentamientos por tres días. 

    Por la tarde, el mar comenzó a subir e inundar los asentamientos de los residentes; el agua del mar comenzó a retroceder nuevamente a medianoche, antes del amanecer. Esta creciente duró tres días; se tuvo que cortar la electricidad. Durante la inundación la gente no pudo trabajar

    No fueron pocas las personas que por razones de salud o seguridad se vieron forzadas a trasladar temporalmente  su residencia.  

    Culpable del cambio climático 

    Según la Agencia de Meteorología, Climatología y Geofísica (BMKG), la causa de la crecida de la marea fue el fenómeno natural del perigeo, en el que la tierra se encuentra a la distancia más cercana  a la luna. 

    En los últimos años, la altura del nivel del mar aumentó y el terraplén del puerto no pudo contener el agua. También se cree que el aumento del nivel del mar se debió al calentamiento global. 

    La gente de la zona del puerto sabía que las zonas costeras del norte de Semarang y la zona vecina de Sayung, Demak, a menudo se ven muy afectadas por las inundaciones producidas por la marea alta. 

    Muchas casas en la zona costera debieron ser abandonadas por los propietarios porque la zona, que alguna vez fue una zona cómoda para vivir, se inundó con el agua del mar. 

    Esta inundación producida por la marea interrumpió las actividades de la comunidad. Las actividades diarias se convirtieron en actividades sobre cómo salvar a los miembros de la familia y la propiedad; muchas casas y electrodomésticos sufrieron daños permanentes. 

    Hoy agradecemos que el terraplén se haya reparado para que el agua del mar no pueda llegar a nuestras casas. Las actividades comunitarias han vuelto a la normalidad. Sin embargo, la gente debe estar atenta porque en cualquier momento pueden ocurrir inundaciones inesperadas. Somos conscientes de que el aumento del volumen y la presión del agua de mar en medio del calentamiento global y el cambio climático pueden destruir nuevamente nuestro vecindario. 

    Llevando las cargas los unos a los otros 

    Durante la marea alta, 55 familias de la congregación GKMI que viven a los alrededores de la iglesia sufrieron a causa del desastre. Algunos de ellos se vieron obligados a huir a otro lugar más seguro. 

    En el primer y segundo día de la inundación, estas familias no contaban con suficientes alimentos porque sus casas se inundaron con agua de mar. Al tercer día, la situación mejoró porque comenzaron a recibir ayuda de diferentes grupos y de otras congregaciones de GKMI. 

    Como mi casa no se inundó con agua de mar, la usé para cocinar y distribuir artículos de necesidad a nuestra congregación y a las comunidades aledañas afectadas por el desastre. 

    Recibimos artículos de primera necesidad como arroz, huevos, fideos, artículos de limpieza, colchones. Nuestros miembros empaquetaron y distribuyeron los artículos a las 55 familias y a otros sobrevivientes en nuestra comunidad. 

    Fue conmovedor ver que los miembros de nuestra iglesia, aunque experimentaron dificultades debido a la inundación, pudieron ayudarse unos a otros y a los demás más allá de las barreras religiosas  y étnicas. 

    Creo que Dios quiere que nos sirvamos mutuamente con amor en tiempos de dificultad. El apóstol Pablo dice que debemos “llevar las cargas los unos de los otros” porque así “cumpliremos la ley de Cristo” (Gálatas 6,2-5). Durante la inundación producida por la marea, el poder de Dios se hizo visible a nuestra congregación. No solo servimos a nuestros miembros, sino también a los necesitados. 

    Mientras contemplo el desastre natural, puedo ver que el ministerio del amor nos invita a contribuir a hacer justicia hacia los demás. Pero también sé que la ruptura del terraplén muestra que la naturaleza y nuestro medio ambiente no están bien. 

    Por muy sólido que sea el terraplén, un día no podrá contener el fuerte oleaje y la presión del mar cuyos volúmenes siguen aumentando como consecuencia del cambio climático global. 

    Nuestra tierra está sufriendo. El comportamiento humano ha causado daños ecológicos. Además, nuestra codicia trae consigo la explotación de la tierra. Como pueblo de Dios, debemos recordar que Dios les dio a los seres humanos el deber y la responsabilidad de “trabajar y cuidar” la tierra y todo lo que en ella hay. No debemos destruir sus riquezas, debemos restaurarlas. Si la naturaleza está enojada, los seres humanos recibirán las consecuencias. 

    Basaria Sianturi es ministra en Gereja Kristen Muria Indonesia (GKMI) Sidodadi en el norte de Semarang, Java Central, Indonesia. 


  • Canadá

    Aprincipios de enero, llevé a mis hijos a la pista de hielo cubierta para patinar. El lugar estaba lleno y la gente estaba frustrada. Muy pronto nos sacaron del hielo para dar paso a un partido de hockey por la tarde. El acceso a patinaje público, de solamente una hora, claramente no era suficiente para satisfacer las necesidades de la comunidad. No fue hasta que llegamos a casa que caímos en cuenta de que la pista estaba repleta porque nadie tenía la posibilidad de patinar afuera.  

    En esta parte del mundo, no es raro que un parque tenga una capa de hielo al aire libre; que las familias inunden parte de su patio; o que los estanques congelados se conviertan en pistas de hockey. 

    Este año, nada de eso ha funcionado. Simplemente el clima no ha estado lo suficientemente frío. Ahora dependemos de la refrigeración. 

    Cuando se desborda un río que no se inunda muy a menudo, cuando un bosque arde con más intensidad o más rápido de lo esperado, cuando una tormenta trae más viento y lluvia de lo normal, cuando una sequía parece no terminar, cuando los estanques no se congelan, nos preguntamos: “¿Es esto el cambio climático?” E inevitablemente los meteorólogos tropiezan y tartamudean y tratan de explicar conceptos que  no encajan. 

    Los meteorólogos saben que la gente quiere una respuesta definitiva, aunque no es posible atribuir eventos climáticos individuales al cambio climático. La gente quiere una respuesta porque quiere reunir más apoyo para sus políticas. La historia del cambio climático en la Norteamérica anglófona es una historia de desacuerdo y partidismo. 

    Katharine Hayhoe, una climatóloga canadiense que vive en Texas, a menudo explica el impacto del cambio climático diciendo que es como jugar con dados tramposos. En el juego de mesa del clima y la vida, ahora es más probable que obtengamos números peligrosos. 

    El sitio web Carbon Brief, con sede en el Reino Unido, tiene un mapa útil que vincula los eventos climáticos severos en todo el mundo con estudios formales que exploran la relación de estos eventos con el cambio climático. Al observar la sección de América del Norte uno puede ver referencias sobre las inundaciones de Columbia Británica del 2021, las lluvias de la tormenta tropical Imelda en 2019, los incendios forestales de Alberta del 2016, los numerosos incendios forestales de California en las últimas décadas, la reducción relativamente reciente en el flujo del río Colorado, el huracán Katrina en el 2005 y muchos, muchos otros eventos climáticos devastadores.

    Cuando se pone todo esto junto, está claro que los dados no están saliendo como lo hacían antes. El clima en América del Norte está más cargado de extremos. Estamos perdiendo más que tradiciones como el patinaje al aire libre. 

    Hace un par de años, entrevisté a más de una docena de líderes cristianos para averiguar qué barreras impedían que sus comunidades hicieran más para cuidar la creación de Dios. Algunos dijeron que su comunidad no veía la conexión entre el cuidado de las personas y el cuidado de su hogar natural. Algunos dijeron que, con la disminución de la participación en la iglesia, no tenían la energía ni los recursos para emprender nada nuevo. Lo que casi todos dijeron, sin embargo, fue que el cuidado de la creación era visto como un tema político divisorio. 

    El cambio climático está afectando a nuestro mundo, pero muchos líderes dudan en comprometerse. 

    Parte de la razón por la que el cuidado de la creación, incluida la respuesta al cambio climático, es tan polémico es que muchos norteamericanos todavía están en el proceso de aceptar su historia. Un artículo reciente publicado en La salud pública de lanza postula que el Norte Global es responsable del 92% del exceso de emisiones de CO2 del mundo. Es difícil para nosotros saber cómo responder a tal acusación, por lo que nos ofuscamos, lo negamos y contraatacamos. 

    Sin embargo, es aquí, frente a la injusticia y la complacencia, que nuestra teología y prácticas anabautistas nos presionan a involucrarnos. 

    Los anabautistas se unen a otros cristianos para creer que la historia de la creación implica que el papel de las criaturas humanas es cuidar y preservar la creación de Dios. Nuestra teología anabautista nos impulsa a actuar ante el sufrimiento causado por la riqueza y el consumo descontrolado de nuestra nación. 

    Oramos también por un movimiento del Espíritu de Dios que saque a la luz los trucos divisivos del maligno y llame a nuestras comunidades al arrepentimiento, que nos llame a pasar de una codicia que induce al daño a un cuidado que genere shalom

    —Anthony Siegrist, es un antiguo pastor menonita que ahora trabaja para A Rocha Canadá, que forma parte de una familia mundial de organizaciones ambientales cristianas. 


  • Una noticia alentadora sobre el cuidado de la creación es que hay un número cada vez mayor de buenas organizaciones y sitios web con excelentes recursos.

    El Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación del CMM recomienda especialmente los siguientes sitios como punto de partida para investigar los recursos disponibles:

    La Red Menonita de Cuidado de la Creación y la organización Anabaptist Climate Collaborative tienen su sede en América del Norte, pero tienen recursos que son relevantes para todos los lugares del mundo.

    Para conocer más sobre organizaciones de cuidado de la creación desde una perspectiva de fe, consulte la red de cuidado de la creación de The Lausanne Movement, A Rocha International, y  Faith for Earth.

    El Proyecto de Reducción (Drawdown Project), y el Proyecto Regeneración (Project Regeneration) son buenas fuentes para una variedad de soluciones prácticas climáticas y de sostenibilidad.


  • Este artículo surgió de una conversación dentro del Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación del CMM con respecto a si una guía práctica de energía solar para iglesias, que La Red Menonita Para el Cuidado de la Creación había producido para un contexto de EE. UU., sería apropiada para una audiencia global. 

    Cómo la energía solar en el Sur Global  mejora vidas  

    La ansiedad climática puede ser un término nuevo acuñado en el Norte Global, pero no es una experiencia nueva para las comunidades que dependen de la agricultura de subsistencia alimentada con precipitaciones de lluvia. Me uní a los adultos de mi familia por primera vez en la preocupación por el clima cuando tenía 8 años.

    En las comunidades agrícolas, hablar del clima no es algo trivial, lo es todo. El clima es un determinante importante para la calidad de vida: afecta la seguridad del agua, los alimentos y la energía. Cuando la temporada de siembra llega tarde, hay ansiedad. En mi niñez, cada día después del 25 de noviembre era presagio de fatalidad: la cosecha potencial de maíz se reduce significativamente cada día. 

    En mis primeros años, me sentí interesada por las complejidades de la sequía y las implicaciones para el bienestar y la supervivencia de mis familiares y sus comunidades en la zona rural de Matabeleland. Otros miedos también acecharon mi infancia. Temía la propagación de los asesinatos genocidas y el discurso traumático de las comunidades urbanas hacia los migrantes climáticos. Oleadas de mis parientes fueron desplazados tanto por la sequía como por la muerte. 

    Todas estas cosas estaban inextricablemente entrelazadas. 

    Cuando era niña, quería ser lo suficientemente poderosa para ser parte de la solución a los problemas complejos que veía. Por lo tanto, estudié planificación rural y urbana y he trabajado e investigado en el área de desarrollo rural y urbano desde 1996. He pensado mucho sobre que significaría una sostenibilidad y resiliencia auténticas en mi contexto. Creo que estos principios también se pueden adaptar a otras regiones.

    Mi visión para el sur de África tiene tres elementos interrelacionados: acceso general a soluciones alternativas, como la energía solar; empoderamiento de mujeres y niñas como agentes dignos en espacios locales de paz y desarrollo; reequipamiento y re-agrarización para mitigar los impactos negativos de la emigración de las comunidades rurales. 

    En este artículo, me gustaría mostrar cómo estos tres temas están interrelacionados y lo que significaría para las comunidades rurales de Zimbabue si pudieran acceder a los paneles solares y las habilidades para mantener estos sistemas. 

    En los Estados Unidos, una iglesia de clase media que empieza a usar energía solar tiene la satisfacción de saber que están manteniendo el carbono fuera de la atmósfera. Una vez que los paneles hayan sido pagados, es posible que tengan más dinero para sus ministerios; pero no es probable que el uso de energía renovable cambie el nivel de vida de los miembros o afecte sus oportunidades de empleo y educación. 

    En Zimbabue, casi la mitad de la población no tiene acceso a la electricidad.1 Sin embargo, con más de 320 días de sol al año, es una solución alternativa obvia. El acceso a la energía renovable puede empoderar a las mujeres, transformar la vida de las personas, posibilitar la educación, impulsar el desarrollo y sanar la tierra. 

    La energía solar puede ayudar a las comunidades rurales a proteger sus ecosistemas y cuencas hidrográficas locales. Los paneles solares no son perfectos, pero en este punto, son la forma de energía más limpia y menos destructiva que conocemos. Una iglesia alimentada por energía solar es un testimonio del deseo de Dios de shalom para todas las personas. Las vidas se enriquecen con energía, producida a un menor costo ambiental, en una escala que invita a vivir dentro de los límites de los dones gratuitos de Dios.    

    La energía solar es un asunto  de mujeres 

    En el sur de África durante el período colonial, los trabajadores, en su mayoría hombres, eran contratados como mano de obra para la minería y el trabajo urbano remunerado. La guerra de los matorrales y, más tarde, una limpieza tribal que afectó a las tierras medias y la región occidental del país obligaron a más hombres a huir en busca de refugio en los países vecinos. Según las normas culturales patriarcales, las mujeres se quedaban en casa para ocupar ese espacio y atender sus demandas.    

    En Zimbabue, casi el 70% de la población es rural y la mayor parte de esa población está compuesta por mujeres y niñas. Por ende, les corresponde a ellas hacer la mayor parte del trabajo de producción de alimentos, encontrar leña, transportar agua y buscar comida. Todas estas tareas pueden llevar horas y requieren recorrer grandes distancias. 

    Esto hace que la transformación energética sea un asunto de mujeres que requiere su participación. 

    La energía solar abre caminos para la educación y el desarrollo 

    Cuando las mujeres y las niñas de las comunidades rurales pueden acceder a la energía, se libera tiempo para otras tareas. Con una bomba y un pozo para agua potable limpia, otros tipos de desarrollo de infraestructura como el riego también se vuelven más fáciles.

    ¿Qué podrían hacer las mujeres y las niñas con el tiempo adicional? Puede ser reapropiado. La iluminación eléctrica puede significar más tiempo para estudiar después de terminar las tareas. Las mujeres y las niñas también experimentarán mejores resultados de salud cuando las fogatas humeantes se reemplacen con energía limpia. El acceso a la energía también puede atraer a los maestros a las escuelas rurales que carecen de energía y agua. El acceso a la energía supone también una mejora de la funcionalidad de los centros de salud.   

    La energía solar reduce la deforestación y las emisiones de carbono 

    Las mujeres son parte de la deforestación por falta de leña para cocinar. Necesitan ayuda para desconectarse de fuentes de combustible no sostenibles. 

    La electrificación rural ha sido un programa estratégico continuo del Gobierno de Zimbabue desde el 2002; sin embargo, no ha ido tan rápido como estaba previsto. La deforestación rampante se cierne sobre las zonas rurales y urbanas. Las soluciones alternativas, como los proyectos de energía solar, son una opción más rápida para cerrar la brecha energética que continúa debido a la dependencia excesiva de la leña para uso doméstico

    La energía solar puede sanar la relación entre la tierra y su gente 

    Creo que debemos acompañar a las comunidades rurales a medida que estas nutren sus espacios, sanan su suelo, sanan las relaciones interpersonales e intergrupales y ayudan a las personas a abrazarse entre sí y con la tierra. Me encantaría que nuestras comunidades siguieran pensando más en lo que podemos hacer con los recursos disponibles a nivel local. La hierba no es necesariamente más verde en otros lugares; el cambio climático está golpeando al mundo entero. Las soluciones alternativas pueden reorientar la producción y ofrecer un camino para innovar con lo que tenemos.  

    Caminos hacia el acceso a la energía solar 

    Las mujeres deben ser parte de  la solución  

    Las iglesias están en deuda en cuanto a la participación de las mujeres. Las estructuras gubernamentales en su mayoría tienen hombres al frente y parecen marginar a las mujeres. Sin embargo, los programas de base dependen en gran medida de la participación de las mujeres como parte mayoritaria de la población residente. 

    Brindar a las mujeres acceso al aprovechamiento de la energía solar es una forma muy directa de re-humanizar y re-dignificar a las mujeres y las niñas como parte honrada e igualitaria en el desarrollo. Un – poder con – que proporcione acceso responsable a los medios de producción tiene el potencial de contribuir en gran medida a conectar a las mujeres con la economía local y su monetización. 

    Este – poder con – podría recibir un impulso a través de un liderazgo que cruce barreras que apoye los roles, la participación y las visiones de las mujeres y las niñas. Las niñas en la escuela y fuera de ella necesitan escuchar que necesitamos que sean poderosas y reciban apoyo mientras toman su lugar como productoras, cuidadoras y consumidoras en las comunidades locales y más allá. 

    El poder productivo auténtico debe estar disponible para las mujeres y las niñas como productoras de bienes y servicios dignos del mercado. Me encantaría ver a mujeres y niñas convertirse en ingenieras solares, creando herramientas, implementos y soluciones alternativas. Quiero que tengan los medios para mantener una represa y obras hidráulicas; o para mantener el equipo de riego en funcionamiento. Necesitan ser partes iguales en la contribución a los medios de subsistencia de los hogares.   

    Las iglesias y las escuelas son parte de la solución  

    Las iglesias han tenido un largo poder de permanencia a nivel de las bases. Si la solarización de las iglesias puede comenzar, esto fortalecería el trabajo de los clubes de mujeres, los grupos de ahorro y préstamo y otros importantes esfuerzos comunales que se reúnen en los espacios seguros de las estructuras de las iglesias.  

    Otras estructuras comunitarias también serían buenos socios. Las escuelas locales, incluidas las escuelas bíblicas y los seminarios, pueden funcionar de manera más sostenible al producir sus propios alimentos. Esto diversificaría las fuentes de ingresos, reduciría los costos de matrícula y aumentaría la retención del personal a largo plazo. La solarización puede funcionar simultáneamente con una intensa reforestación y otras intervenciones de curación de cuencas hidrográficas.  

    Redes de apoyo  

    Las redes vibrantes que comparten información, comparten historias de sus contextos y establecen coparticipaciones que pueden ayudar a las comunidades a acceder a recursos para aprovechar la energía solar son un punto esencial de la organización para la sostenibilidad. A través de representantes regionales y conexiones globales, el CMM ofrece esos puentes y conductos de apoyo.  

    Estoy interesada en dar a luz una colaboración de este tipo entre las organizaciones anabautistas como parte de los medios estratégicos para sostener el cuidado holístico de la creación en todo el continente africano. Las iglesias anabautistas, escuelas, organizaciones y sus comunidades adyacentes pueden ponerse en contacto conmigo en okuhlen@ icloud.com para la construcción de un movimiento hacia una mejor manera de compartir el evangelio con el cuidado de la creación en el corazón.  

    ‚Äî‚ÄØSibonokuhle Ncube, de Bulawayo, Zimbabue, es miembro del Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación del Congreso Mundial Menonita y directora co-regional de la Red Menonita de Misión en África y Europa.   

    1 Cifras de 2019, www.macrotrends.net/countries/ ZWE/zimbabwe/electricity-access-statistics 


  • Aleja de mí la falsedad y la mentira, y no me hagas rico ni pobre; dame sólo el pan necesario,  porque si me sobra, podría renegar de ti y decir que no te conozco; y si me falta, podría robar y ofender así tu divino nombre. (Prov. 30,8-9 DHH) 

    Cuando comencé a escribir estas palabras el Ciclón Freddy estaba causando estragos en Malawi y Mozambique. Mientras pensaba en nuestras congregaciones allí recordé las palabras que escuché de un participante en nuestra última asamblea: “El cuidado de la creación es un tema de interés para las iglesias del norte. Nosotros estamos más interesados en asuntos espirituales”. Con esa frase un líder de una de nuestras iglesias declaró su desacuerdo con que el Congreso Mundial Menonita incluyera el cuidado de la creación como un tema esencial en la Asamblea mundial del 2022. 

    Dada la realidad del cambio climático y las crisis provocadas por el mismo en los últimos años, tal afirmación me sorprendió. Los temas climáticos se han convertido en un tema más de polarización política en nuestras sociedades. En medio del miedo y la culpa, de discusiones sobre hechos y noticias falsas, ¿es posible encontrar esperanza y sanidad para un mundo dividido? ¿Podemos hablar de nuestro llamado a cuidar la creación como un tema profundamente espiritual que va más allá de la crisis climática actual? 

    Seguir las enseñanzas de las Escrituras, las disciplinas espirituales de la vida sencilla y el contentamiento han sido parte de la espiritualidad anabautista durante muchos años. Podemos recordar aquí las ideas bíblicas de vivir con lo necesario (Lucas 11,3), dejar de trabajar para descansar (Éxodo 20,10), evitar la acumulación (Lucas 12,15-21), no estresarse con respecto a las necesidades económicas (Lucas 12,22-31) y el practicar la generosidad (Lucas 18,22-25). Dichas enseñanzas bíblicas junto con otras han dado forma a las disciplinas cristianas de una vida sencilla y contentamiento durante siglos. Estas disciplinas van directamente en contra de los valores de una sociedad que desperdicia y consume excesivamente, que fomenta la búsqueda de la felicidad en las cosas materiales y que anima la acumulación egocéntrica de riqueza como medio para alcanzar la seguridad. La crisis climática que hoy amenaza con destruir nuestro planeta es principalmente el resultado de nuestro apetito voraz que consume sin saciarse y no escatima las consecuencias de una vida que siempre necesita más en su vana búsqueda de satisfacción, identidad y afirmación. 

    En nuestra tradición anabautista, el cómo vivimos nuestra vida cotidiana es un tema profundamente espiritual. Las decisiones que tomamos con respecto a nuestro estilo de vida son profundamente espirituales. Hablar de cómo afectan ambos el medio ambiente, teniendo en cuenta la invitación divina de cuidar y administrar la creación (Génesis 2,15) no es sólo espiritual; es un imperativo urgente ante las crecientes calamidades climáticas que afectan a las comunidades más vulnerables del mundo, donde, por cierto, hoy se encuentran la mayoría de nuestras congregaciones locales. 

    Estas son algunas de las razones por las que el Congreso Mundial Menonita estableció un grupo de trabajo mundial y multicultural (Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación) para guiar a nuestra Comunión en este asunto. Por tal motivo, en este número de Courier se abordan temas relacionados con el cuidado de la creación desde diferentes perspectivas culturales y teológicas. Por eso celebramos la creación de recursos e iniciativas como las que se muestran en el video Transmisión América Latina (mwc-cmm.org/es/resources/ transmission-2022-america-latina), donde iglesias de varios lugares comparten cómo su fe impacta su relación con la naturaleza. 

    Es mi oración que nuestra comunidad mundial crezca en el cuidado de la creación y que mi propia vida pueda desarrollar más y más las disciplinas de la vida simple y el contentamiento porque, como dijo Gandhi, necesitamos “vivir simplemente para que otros puedan simplemente vivir”. 

    — César García, secretario general del CMM, oriundo de Colombia, reside en Kitchener, Ontario, Canadá.   


  • Inspiración y reflexión

    Perspectivas

    Perfil de país

    Recursos

    Secretario General

    De la Redacción

    En tiempo de crisis, una comunidad de esperanza  

    More with Less (Más con Menos) es el título de un conocido libro de cocina menonita. La economista doméstica, y ex trabajadora de servicio del CCM, Doris Longacre Janzen elaboró este contracultural libro de cocina en la década de 1970. El libro ejemplifica los ideales menonitas de simplicidad y se inspira en las formas de ser en partes del mundo donde el tiempo y los bienes materiales se valoran de manera diferente. 

    Más con menos” puede parecer una promesa destinada a romperse. Puede parecer una carga: pedir un mayor esfuerzo para obtener un producto reducido. 

    Sin embargo, ¿no es “más con menos” hacia lo que Jesús nos insta cuando nos llama a considerar los lirios del campo (Lucas 12,27)? 

    Cuando Jesús nos anima a amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro semejante como a nosotros mismos (Lucas 10,26-28), ¿no es ese un llamado a encontrar más comunidad con menos cosas? ¿Y podría nuestro semejante incluir a todos los seres vivos? 

    Después de años de advertencias, las personas en todas partes del mundo están comenzando a ver los frutos del cambio climático. Pasamos de una temporada sin precedentes a otra. 

    El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, afirma: “nuestro mundo necesita acción en todos los frentes: todo, en todas partes, al mismo tiempo”. 

    Esta edición de Correo comparte algunas historias de cómo están actuando nuestras comunidades de “más con menos”. 

    Podemos leer acerca de una congregación en Colombia que llama a los miembros a examinar sus hábitos diarios y elegir formas de desperdiciar menos. Vemos sus esfuerzos para motivar a una comunidad. 

    Leemos cómo la creatividad y la belleza pueden motivar a los jóvenes en Francia a elegir una vida sencilla al seguir a Jesús. 

    Leemos sobre comunidades afectadas por fenómenos meteorológicos en Indonesia y Zimbabue, donde las personas se unen para apoyarse mutuamente. 

    Leemos cómo el cuidado de la creación, la dignidad y la esperanza pueden entrelazarse en África para comunidades florecientes donde el evangelio se comparte con palabras y acciones. 

    En Jesús tenemos un modelo de “más con menos”. También tenemos un marco para la acción tanto individual como comunitaria. Dios nos llama a cada uno de nosotros al arrepentimiento y al cambio de vida, y nos equipa con el Espíritu Santo y con una comunidad de fe para caminar juntos. 

    A medida que nos alejamos del consumo, como comunidad eclesial podemos hacernos responsables respecto a nuestras elecciones. Juntos podemos buscar el gozo en las acciones que protegen la creación de Dios (humana, animal y mineral), tanto cerca de nosotros como alrededor del mundo. 

    En nuestra fe, podemos encontrar también el lenguaje de confesión y arrepentimiento para este desafío al cambio personal y la revolución sistémica. Como nuestras comunidades de fe, podemos alzar una voz colectiva para transformar los sistemas de codicia y consumo que hacen que las mejores decisiones sean tan difíciles. 

    La crisis climática es para muchos un motivo de desesperación. Al vivir más con menos, Jesucristo nos muestra una ruta para caminar juntos con esperanza y espíritu.  

    — Karla Braun redactora jefa de Correo y escritora para el Congreso Mundial Menonita. Reside en Winnipeg, Canadá. 

  • Una noticia alentadora sobre el cuidado de la creación es que hay un número cada vez mayor de buenas organizaciones y sitios web con excelentes recursos. 

    El Grupo de Trabajo de Cuidado de la Creación del CMM recomienda especialmente los siguientes sitios como punto de partida para investigar los recursos disponibles: 

    La Red Menonita de Cuidado de la Creación y la organización Anabaptist Climate Collaborative tienen su sede en América del Norte, pero tienen recursos que son relevantes para todos los lugares del mundo. 

    La Red Menonita de Cuidado de la Creación

    Anabaptist Climate Collaborative

    Para conocer más sobre organizaciones de cuidado de la creación desde una perspectiva de fe, consulte la red de cuidado de la creación de The Lausanne Movement, A Rocha International, y  Faith for Earth.

    Lausanne Movement

    A Rocha

    Faith for Earth

    El Proyecto de Reducción (Drawdown Project), y el Proyecto Regeneración (Project Regeneration) son buenas fuentes para una variedad de soluciones prácticas climáticas y de sostenibilidad. 

    Drawdown Project

    Project Regeneration

    Escanee aquí para encontrar todos los enlaces 

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  • Francia

    “Felices aquellos a quienes escoges y los llevas a vivir cerca de ti, en las habitaciones de tu templo.” (Salmos 65,4 DHH)

    La “pausa para orar” de la congregación menonita de Châtenay-Malabry (París, Francia), surgió como parte de los preparativos para la Semana Santa de marzo/abril de 2021, en medio de la pandemia del COVID-19. Fue iniciada por nuestra ex pastora Silvie Hege, cuya modalidad era la siguiente: una reunión semanal de una hora durante la hora de almuerzo, de 12:30 hs. a 13:30 hs., por medio de Zoom. Este encuentro virtual se llevaría a cabo todos los viernes. desde el inicio de la Cuaresma hasta la Pascua.

    Hacer una pausa

    Fue una oportunidad para hacer una pausa en nuestra jornada y en nuestra semana, para renovarnos y ser llenos del Espíritu, para caminar con Jesús. Fue un momento para ayunar para quienes así lo deseaban, un momento reservado solo para nosotros, un momento para compartir. La pausa para orar nos permitió realmente sentirnos cerca de Jesús en este momento y cerca unos de otros, unidos por el sacrificio de Jesucristo en la cruz.

    Cuando terminó la Pascua de 2021, nos fue imposible concluir esta cita divina, este encuentro semanal con el Padre que tanto bien nos hace.

    Entonces asumí la responsabilidad de dirigir este momento de oración, que continúa hasta el día de hoy –incluso durante las vacaciones–, turnándonos si es necesario para guiar las oraciones.

    Aunque por conveniencia se cambió el día de los viernes a los miércoles, hemos mantenido el principio original: hacer una pausa a la hora del almuerzo (de aproximadamente una hora y quince minutos) para estar con nuestro Señor, descansar en Su santa presencia y mediar en la brecha.1

    Alabanza, adoración y agradecimiento

    Durante nuestros encuentros, la lectura de al menos un pasaje bíblico nos permite contemplar a nuestro Dios y orar basándonos en su Palabra. Entonces alabamos y adoramos a Dios, agradeciendo e intercediendo por el mundo, por las peticiones de oración compartidas en nuestra iglesia de Châtenay-Malabry y en este grupo de oración.

    Todos los miembros de la iglesia son bienvenidos. El enlace para conectarse es recordado y compartido cada semana a través de los diferentes canales de comunicación de la iglesia. El número de participantes no es muy grande, pero las bendiciones de Dios inmensas; muchas oraciones han sido respondidas.

    Hay un número reducido de personas que asisten fielmente a las reuniones, lo que las convierte en un espacio privilegiado donde se establece la confianza, permitiéndonos compartir temas de oración que no siempre podemos expresar los domingos frente a toda la congregación.

    Cada tanto, tenemos la alegría de contar con la presencia inesperada de alguien a quien el Espíritu Santo ha guiado para vincularse, a veces de manera muy particular.

    Esta “pausa” nos ha permitido ver tantas respuestas y tantas señales de Dios, que ha reforzado la idea de que Él ha estado presente con nosotros en todo este tiempo.

    Cada encuentro es un verdadero momento de renovación. Ya sean dos, cuatro o seis personas conectadas, nos sentimos privilegiados de poder participar de este momento de oración, como está escrito en el Salmo 65,4.

    Una restricción que resultó ser un beneficio

    La idea de este momento de oración virtual a través de Zoom, probablemente no hubiera surgido sin el COVID-19. Este modo de encuentro que inicialmente podríamos haber considerado como una restricción, un obstáculo, resultó ser una verdadera ventaja porque así podíamos participar dondequiera que estuviéramos: desde la casa, la oficina, nuestro lugar de vacaciones, con la única condición de tener acceso a una conexión a internet. Dios verdaderamente hace que todas las cosas obren para el bien de quienes le aman.

    En nuestra asamblea local, la pausa para orar es la única reunión semanal aparte del culto. Damos gloria a Dios verdaderamente por esta oportunidad adicional de comunión fraternal y por todo lo que hemos vivido desde el principio durante estos tiempos plenos de bendiciones.

    Las dificultades son grandes, pero quisiéramos seguir mediando en la brecha, para que el Señor actúe en las naciones, en nuestras vidas, en todas las situaciones que atravesemos, a fin de que podamos ver la manifestación de la gloria de Dios.

    —Nicole Djuissi, miembro del equipo pastoral, líder de las reuniones virtuales de oración y también de un grupo que se reúne en casas. Trabaja como gerente de proyectos digitales. Tiene dos hijos de 13 y 17 años.

    1Salmo 106,23; Ezequiel 22,30, Isaias 11-12


    Correo Febrero 2023  

  • Canadá

    Las Escrituras cobran vida de manera nueva cuando las leemos a cielo abierto.

    Frases como, “el cielo proclama la gloria de Dios” (Salmos 19,1), “todos los árboles del campo aplaudirán” (Isaías 55,12) y “pero que fluya como agua la justicia” (Amós 5,24), adquieren un significado más profundo cuando reflexionamos sobre la creación como participantes en la alabanza o heraldos de la sabiduría de Dios.

    Igualmente, Jesús enseñó al aire libre. A menudo se refería al entorno natural (agua, vides, rocas, pájaros, flores, etc.) para brindar una perspectiva sobre su ministerio y el reino de Dios.

    El Espíritu de Dios está continuamente activo en el mundo que nos rodea. Dios se esconde a la vista de todos, y en Burning Bush estamos afinando nuestros sentidos para ser más conscientes de la presencia viva y la inspiración de Dios entre nosotros.

    Reunidos y arraigados

    La Iglesia Burning Bush Forest tuvo sus comienzos en una epifanía inesperada a fines de 2014. Se recibió una semilla de inspiración, se plantó, permaneció inactiva por un tiempo, luego germinó y echó raíces en nuestro primer culto oficial en marzo de 2016. La idea básica que fundamenta quiénes somos y lo que hacemos es que adoramos al aire libre, todo el año, no solo en medio de la creación, ¡sino con la creación! Nos comprometemos con la tierra de Dios como nuestro lugar de culto, como una extensión de nuestra comunidad de creyentes, y como uno de nuestros líderes de adoración.

    Este tipo de culto, invitando a las personas al aire libre a conectarse con el Creador y la creación, parece resonar en muchas personas en una era de diversas crisis ambientales.

    Nuestras reuniones son generalmente pequeñas e íntimas (generalmente entre diez y treinta personas).

    A medida que nos vamos arraigando, nos integramos de cuerpo entero en el lugar donde estamos reunidos, por medio de nuestros sentidos.

    Nuestras reuniones incluyen las Escrituras y la oración, pero no un sermón tradicional. A los participantes se les da tiempo para “recorrer y reflexionar” (generalmente treinta minutos), procurando prestar atención al modo en que perciben la presencia de Dios, que se “expresa” de una variedad de formas.

    Hay tiempo para compartir en ronda.

    Los niños tienen la libertad de explorar y dar rienda suelta a su curiosidad, y participar junto con sus padres y toda la comunidad. Se valoran sus ideas que, a menudo, son profundas.

    En última instancia, adorar al aire libre nos ayuda a tener un sentido más profundo de pertenencia a la “comunidad de la creación” de Dios. A lo largo de los años, nos hemos reunido en diferentes parques públicos de la ciudad. Elegimos como punto principal uno con arroyo y un bosque nativo. Al regresar siempre al mismo lugar, hemos aprendido a conocer los nombres y características de los árboles, las plantas, los pájaros, animales e insectos que nos rodean. Nos hemos visto inmersos en los ritmos de las estaciones a medida que se manifiestan. Hemos aprendido sobre el desapego, la abundancia, interdependencia, muerte, renovación y resurrección, todo inscrito en la creación para que lo veamos.

    Modelo práctico

    Como ya teníamos un modelo bien establecido de reunirnos deliberadamente al aire libre durante varios años antes de que llegara la pandemia de COVID-19, no sentimos las restricciones tan dramáticamente como otras congregaciones que tuvieron que cerrar las puertas de sus edificios por un tiempo.

    Pudimos continuar nuestros cultos con solo algunos ajustes menores, como usar una herramienta de registro en línea (Eventbrite) para pedirles a los participantes que se inscribieran con anticipación. Esto nos permitió mantenernos dentro de los límites permitidos de participantes en cada reunión y, en caso de que fuera necesario, tener información de contacto. También mejoramos nuestro boletín electrónico, agregando más recursos para el compromiso personal y crecimiento espiritual en casa.

    En Burning Bush, no decidimos experimentar con la adoración simplemente para ofrecer algo nuevo y diferente, o para descubrir cómo comportarnos en otro contexto. Seguimos la guía de Dios para volver a vincular el corazón, la mente y el alma con la amada comunidad de la creación, lo cual es algo nuevo y a la vez antiguo. Ha sido un camino de renovación y transformación, enraizándonos en la gran visión de Dios de shalom para toda la creación.

    —Wendy Janzen, pastora de Burning Bush Forest Church e integrante del equipo ministerial de Mennonite Church Eastern Canada; el ministerio de Wendy se caracteriza por inspirar y motivar a cuidar el medioambiente. Reside en Kitchener, Ontario, Canadá.


    Correo Febrero 2023  

  • República Democrática del Congo

    Gloria sea dada a nuestro Señor y Salvador Jesucristo por sus buenas acciones. Por la gracia de Dios, en el Congo la pandemia ha sido menos cruel que en otras latitudes. Entonces, más allá de las lecciones de higiene impartidas regularmente a la población por las autoridades político-administrativas y sanitarias, no hubo nada que vinculara a largo plazo la pandemia con el culto.

    Ante la severidad de las medidas sanitarias, ningún tipo de reunión era posible. Sin embargo, se invitaba a los cristianos a reunirse en sus respectivos hogares y algunos líderes visitaban a los fieles y oraban con ellos.

    Durante la pandemia se nos pidió que redujéramos la duración del culto para evitar los contagios, y esta práctica continúa hasta ahora.

    Para darles la bienvenida a los visitantes solíamos darles abrazos, pero con la llegada de la pandemia esta práctica fue abolida. Ya no abrazamos a los visitantes. Al final de cada culto, teníamos la costumbre de darnos la mano entre hermanos y hermanas, pero esto ya no se hace. Estas no son mejoras, sino solo cosas que han cambiado.

    Con las medidas sanitarias promulgadas por el gobierno, particularmente el cierre de iglesias y la prohibición de reuniones, el contacto entre los niños era inexistente. Esto afectó mucho las relaciones entre los fieles y debilitó considerablemente la comunión fraternal. (Hay que aclarar que dicha situación duró únicamente unos cinco o seis meses.)

    Lo que más nos hizo falta en nuestro culto durante la pandemia fue la imposibilidad de reunirse de los hijos de Dios y sus consecuencias, como la ausencia de intercambio espiritual y material, y no poder ofrendar a Dios.

    La CEM celebra el Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial con bombos y platillos durante un gran culto dominical que reunió a trece parroquias en el distrito de Mbujimayi. Foto: Jean Felix Cimbalanga

    Al haber sido alteradas todas las actividades de los miembros, lo único que era posible para los fieles era la intercesión. En efecto, los hijos de Dios que se habían acostumbrado a reunirse para la oración en familia, oraron por los demás y por el fin de la pandemia. Cuando se levantaron las medidas restrictivas, todas las actividades de la iglesia se reanudaron normalmente.

    Es importante enfatizar que, aunque la pandemia fue grave y peligrosa, nuestra comunidad no fue afectada o sacudida hasta el punto de impactar negativamente en la organización del culto. Agradecemos al CMM por haber brindado a nuestras comunidades, a través de la Misión Intermenonita de África (AIMM en inglés), la posibilidad de informar a sus miembros sobre el COVID 19 y las actitudes a adoptar para evitarlo.

    Durante nuestros cultos de alabanza, la pandemia nos ayudó a comprender mejor la vulnerabilidad humana y confiar siempre en Dios. Aunque ya lo hacíamos antes de la pandemia, ahora se ha reforzado con la pandemia y somos más conscientes de la necesidad de orar por la sanación de los demás.

    Gracia y paz del Señor.

    — Pastor Jean Félix Cimbalanga, presidente de la Comunidad Evangélica Menonita (CEM). Felo Gracia, miembro del Concilio General de la Comunidad de Iglesias de los Hermanos Menonita del Congo (CEFMC). Ambos líderes contribuyeron sus reflexiones a este artículo.


    Correo Febrero 2023  

  • Corea del Sur

    Corea del Sur tuvo mucho éxito al responder a la pandemia, especialmente durante las primeras etapas. El virus fue contenido y las tasas de mortalidad fueron bajas, aunque el gobierno se abstuvo de emitir medidas drásticas como confinamientos o cierres de negocios.

    Sin embargo, la comunidad protestante fue muy criticada en Corea por su conducta durante los primeros días de la pandemia. Tradicionalmente, una iglesia surcoreana realiza en promedio alrededor de diez cultos por la semana. Las iglesias coreanas le dan mucha importancia al culto presencial público, lo cual hizo que la pandemia del COVID-19 fuera particularmente difícil. Muchas reuniones presenciales continuaron abiertamente o en secreto. Los videos de cristianos infringiendo los códigos de salud pública e ignorando los datos científicos en nombre de la “fe” se volvieron virales. Ya en la década pasada el público consideraba que la iglesia de Corea del Sur era egoísta y ultraconservadora, lo cual llevó a la gente a pensar que era perjudicial para la sociedad.

    Las megaiglesias pudieron prepararse para los cultos virtuales. Con abundantes recursos, crearon modalidades de adoración en línea que eran aun más sistemáticas que los formatos no virtuales y llegan a más personas que antes. Pero para las iglesias pequeñas y medianas que dependen de las reuniones en persona, una gran parte de sus congregaciones no regresó a los bancos.

    Iglesia Menonita Paz y Gozo

    La Iglesia Menonita Paz y Gozo está ubicada en la zona rural de una pequeña ciudad llamada Nonsan, en el centro de Corea del Sur. El lugar está un poco aislado y la mayoría de la congregación vive en los alrededores de la iglesia o en los pueblos cercanos.

    Nuestro culto dominical tuvo que llevarse a cabo en línea durante unos meses al comienzo de la pandemia, y luego de manera presencial con restricciones: no comer juntos; usar mascarillas; distanciamiento en los asientos, etc., cumpliendo las normas gubernamentales. Los hermanos y hermanas que vivían en los alrededores tenían que trabajar y comer juntos incluso entre semana; por lo tanto, se seguían reuniendo pero tomaron medidas para limitar el contacto con el mundo exterior tanto como fuera posible.

    Al ingresar a la “nueva normalidad” después de la pandemia, la mayoría de las iglesias coreanas han reclamado la “reactivación del culto presencial”. En la Iglesia Menonita Paz y Gozo, todos tenemos un sentido de pertenencia y solidaridad sin importar dónde estemos. La cuestión de que si el culto presencial es la manera “verdadera” de adorar no fue un problema tan grande para nosotros. Cuando nos tuvimos que reunir en línea debido a las circunstancias, simplemente discutimos cómo podíamos servir a los más necesitados.

    Por ejemplo, cuando tuvimos casos confirmados entre nosotros o en nuestro pueblo, poníamos los suministros y alimentos necesarios frente a la puerta de las personas que estaban en cuarentena. También comenzamos a grabar los cultos de la iglesia y a subirlos al grupo SNS (servicio de redes sociales) de la iglesia. Queríamos compartir la Palabra y darle continuidad al contexto congregacional para los hermanos y hermanas que no podían asistir al culto. La reunión semanal de todos los miembros donde se discuten y deciden todos los asuntos de la iglesia se lleva a cabo en línea durante la semana.

    La verdadera adoración

    Incluso cuando uno está completamente aislado del mundo entero, aun así se puede adorar a Dios a solas. Los encuentros más significativos de Abraham y Jacob con Dios tuvieron lugar cuando ambos estaban solos.

    La Iglesia Menonita revela su fe en Dios a través de las relaciones que fomenta con sus hermanos, hermanas y vecinos; por lo tanto, la comunidad eclesial es de suma importancia. Sin embargo, el COVID-19 no es un fenómeno único. La codicia humana es cada vez mayor y toda la creación sufrirá.

    Pero incluso entonces, no hay razón para temer o desesperarse. No trataremos de huir de la adoración, ni de soltarnos el cordón de tres hilos con el que Jesús nos ató, sean cual sean las circunstancias. Si los domingos ya no están disponibles para adorar, simplemente adoraremos otro día. No buscamos excusas para no adorar, sino que buscamos diferentes maneras de hacerlo.

    La Iglesia Menonita Paz y Gozo procura asegurarse de que la voz de todos se escuche en el culto de nuestra iglesia. En lugar de un sermón, el facilitador invita a todos a compartir sus puntos de vista sobre la Palabra de Dios (los miembros se turnan para desempeñar dicho papel). Durante la semana se comparten versículos bíblicos, preguntas y comentarios relacionados con el texto para que los hermanos y hermanas que participen en el culto puedan preparar su reflexión e interpretación. La adoración está llena de vida y cada vez más personas están dando los pasos necesarios para convertirse en miembros plenos de la iglesia. Está la posibilidad de que cada persona aporte al esfuerzo de la congregación de poner a Jesús en el centro de la paz y la reconciliación, de una manera menos autoritaria y más comunitaria.

    No estamos a la espera del culto de la iglesia porque es cuando y donde nos encontramos con Dios: estamos a la espera para que podamos escuchar las historias de cómo nuestros hermanos y hermanas han encontrado a Dios en sus vidas. ¡Cuán precioso es el momento en que vemos cómo se iluminan los rostros de los demás al compartir nuestras historias de acción de gracias! ¡Cuán precioso es el momento cuando cantamos al unísono las mismas canciones de alabanza! ¡Cuán precioso es el momento en que todos o cualquiera de nosotros ofrece la oración común que refleja nuestra fe comunitaria! ¡Gracias a Dios que tenemos a nuestros hermanos y hermanas en la fe!

    Las pandemias tienen sus raíces en la codicia humana y, por lo tanto, pueden regresar en cualquier momento y de cualquier forma. No sabemos qué destrucción podrían generar los deseos descontrolados de la humanidad, pero la Iglesia Menonita Paz y Gozo seguirá el camino hacia una comunidad de paz, donde amemos a nuestros hermanos y hermanas y pongamos a Jesús en el centro.

    Las mismas preguntas que la gente plantea en Juan 4:20-23, se escuchan en la iglesia hoy día: “Nuestros antepasados adoraron aquí, pero ustedes dicen…” El lugar y el formato no son importantes. Las respuestas de Jesús son las mismas, en aquel entonces y aun ahora: “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”.

    — Yongha Bae, secretario general de la Iglesia Menonita de Corea del Sur. Este artículo fue traducido del coreano al inglés por Hakjoon (Joe) Ko.


    Correo Febrero 2023