Las campanas resonaron por toda la ciudad, la cual estaba llena de anabautistas. Se estima que unas 3500 personas o más llenaron las calles del casco antiguo de Zúrich el Día de la Ascensión, el 29 de mayo del 2025, para conmemorar el aniversario 500 del anabautismo.
“Hoy en día, como menonitas en Suiza somos una comunidad pequeña”, afirmaron Gladys Geiser y Lukas Amstutz, copresidentes de la Konferenz der Mennoniten der Schweiz, en la apertura del culto. La ciudad anfitriona es el lugar de los primeros bautismos de adultos conocidos del movimiento anabautista. Pero como podemos ver en este culto, somos parte de un movimiento que se ha vuelto diverso e internacional”.
Todas las naciones juntas
Desde sus inicios con unos pocos creyentes valientes en Europa, ahora el Congreso Mundial Menonita tiene 111 iglesias miembros después de la reunión del Comité Ejecutivo celebrada unos días antes en Alemania, en 61 países alrededor del mundo.
“Hoy podemos reunirnos aquí todos: todas las naciones, como dice la Palabra: todas las naciones, todas las tribus, todos los idiomas. Esto es especial porque únicamente el Señor puede hacer cosas así” expresó Jean-Claude Ambeke, de los hermanos menonitas de Angola, que actualmente vive en Francia.
Una mañana ligeramente nublada se convirtió en un día soleado para caminar por las calles históricas, abarrotar las salas de conferencias o escuchar coros. Incluso hubo un vendedor ambulante que repartía helados, cortesía de la Iglesia Reformada.
Los participantes pudieron estirar las piernas mientras seguían un recorrido histórico a pie representaban escenarios de un juego de roles llamado “senderos con historia”, mientras que más de una docena de talleres ofrecieron perspectivas sobre el anabautismo: testimonios, estudios históricos y asuntos actuales. Además, la teóloga y periodista suiza Judith Wipfler reflexionó sobre “un mundo en llamas”. Los líderes anabautistas de hoy que viven en zonas de conflicto y desafío.
Cinco coros de alrededor del mundo dieron un concierto en espacios cerrados y al aire libre y se unieron a un coro masivo para el culto. Lideraron temas favoritos de las Asambleas como “Ewe Thina” y “Kirisuto no heiwa ga”. Songs of Peace presentó una nueva canción con un coro que decía “¡Queremos justicia, queremos paz!”.
Una iglesia importante
Las filas para el culto de clausura comenzaron a media tarde. La iglesia Grossmünster, con capacidad para 1.200 personas, estaba a tope de capacidad, al igual que los lugares adicionales para ver el culto. (Predigerkirche 350, Friedenskiche 250, FEG 100 y ampliación ad hoc Helferei 130) Y aun así quedaron cientos de personas afuera, sentados en la plaza o dispersos en los cafés, mirando desde las pantallas de sus teléfonos celulares.
Mientras tanto, alrededor del mundo, miles de personas se conectaron en línea en sus pantallas personales o junto con otros en iglesias, oficinas (como Everance y CCM) o museos (como Mennonite Life y el Museo de la Aldea del Patrimonio Menonita).
Con representantes de 13 comuniones globales y 3 organizaciones ecuménicas multilaterales como invitados de honor, el culto no sólo trató sobre el anabautismo sino también sobre otro paso en el camino de la reconciliación.
Un caminar de reconciliación
“Todos heredamos un legado de dolor de las divisiones de la Reforma. Sabemos que las diferencias teológicas y prácticas persisten, pero nos gozamos en el camino de reconciliación que hemos compartido juntos”, declaró Janet Plenert en la liturgia del culto.
El culto contó con la presencia de líderes de la Federación Luterana Mundial y de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas y un mensaje del Papa León XIV traído por el cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. “les aseguro que oro para que nuestras relaciones fraternales se profundicen y crezcan” leyó el cardenal.
Mientras John D. Roth, del CMM, y Hanns Lessing, del CMIR, confesaron el “testimonio común de su comunión sobre la unidad de la iglesia”, los secretarios generales César García y Setri Nyomi se lavaron los pies mutuamente “en una expresión tangible de nuestro compromiso con la reconciliación”, explicó J. Nelson Krabyill.
Otra expresión concreta de apoyo fue el uso gratuito de las instalaciones de las iglesias reformadas, incluyendo la emblemática iglesia Grossmünster.
“Reencontrarnos en la Grossmünster 500 años después de la división, ahora como una “familia reconciliada”, creó un momento nuevo y poderoso en nuestra memoria colectiva que espero cambie la forma en que la próxima generación cuente nuestra historia”, expresó John D. Roth.
El evento, estratégicamente enmarcado como una conmemoración, concluyó con un tono de celebración. Coros de cinco regiones formaron un túnel de canciones desde la iglesia hasta la plaza mientras los invitados salían cantando “Siyahamba” (Caminamos en la luz de Dios).