Fe, historia y acciones

Paraguay

Me llamo Monika. Soy de Paraguay y fui voluntaria en Nazareth Village (Aldea de Nazaret), un museo al aire libre en Nazaret, Israel. Dicho museo recrea la vida del siglo I y su propósito es mostrar a los turistas a Nazaret en la época de Jesús.

Participé en el programa ¡YAMEN!* durante once meses, de 2022 a 2023.

Al recordar y reflexionar sobre dichas experiencias, me doy cuenta de que hubo muchas cosas que me formaron.

La Biblia, y por tanto también nuestra fe, está probada históricamente. Este hecho me quedó claro por primera vez en Israel/Palestina. Y me ayudó a valorar nuevamente mi fe. Para mí, la fe –y especialmente la persona de Jesús– era muy abstracta. Me resultaba difícil entender que Jesús se hiciera humano y viviera aquí en la Tierra.

Durante mi estadía en Nazaret, pasé mucho tiempo explicando la vida del siglo I a turistas. Transmitía la misma información una y otra vez, y de repente dejaba de ser un pensamiento abstracto. Cada vez era más fácil imaginar a Jesús enseñando en la sinagoga de Nazaret o paseando por el mar de Galilea. Me sentía partícipe de los acontecimientos de los Evangelios.

Hasta ese momento tampoco entendía que las escrituras del Antiguo Testamento se referían repetidamente a Jesús. Yo era consciente de que había versículos como el de Isaías 9 que se refieren a Jesús. Pero el hecho de que hubiera tantas promesas que Jesús cumplió era nuevo para mí. Y me entusiasmó descubrir estas conexiones. 

No fueron los lugares en sí –las excavaciones o los lugares donde Jesús les habló a sus discípulos– lo que fortaleció mi fe. Fue el hecho de que lo que leo en la Biblia en muchos casos se ve confirmado por la historia. Me impresionó cómo Dios revela su existencia a través de las personas y de la naturaleza.

El museo es una réplica de un pueblo judío del siglo I, y Nazaret es ahora una ciudad árabe. La mayoría del personal son árabes cristianos, quienes representan a la Aldea.

Aunque no sabía nada de la cultura árabe y no hablaba ni una palabra de árabe, el equipo de la Aldea de Nazaret me acogió como parte del grupo desde el primer día. Siempre he admirado al personal por el tiempo y por la energía que le dedican a entablar un vínculo con los voluntarios, a pesar de que la mayoría solo se quedan unos meses.

La gente de la Aldea me enseñó a cultivar los vínculos y a no juzgar a las personas por su desempeño.

Algo muy típico de las personas árabes es preguntar por la familia. Todos los lunes me preguntaban si había hablado con mi madre por teléfono y cómo estaba ella. Llegó un momento en que procuraba llamar a mi madre el fin de semana para no tener que volver a decir que no había hablado con ella.

Aprendí que no siempre tienen que ser las palabras las que transmitan el amor de Jesús. A veces las acciones hablan más fuerte que las palabras. He llegado a querer y a apreciar al personal de la Aldea de Nazaret, y estoy agradecida por el testimonio que han dejado. 

—Monika Warkentin es miembro de la iglesia Hermanos Menonitas Concordia, Asunción, Paraguay, integrante de la Convención de los Hermanos Menonitas de Paraguay. Su novio de Paraguay, la fue a visitar en su año de servicio y le propuso matrimonio en el Mar Muerto, y ahora está felizmente casada. 

*La Red de Intercambio de Jóvenes Anabautistas Menonitas (¡YAMEN!) es un programa conjunto del Congreso Mundial Menonita y el Comité Central Menonita. Promueve la fraternidad entre las iglesias de tradición anabautista y el desarrollo de líderes jóvenes de todo el mundo. Participan de experiencias interculturales durante un año, desde agosto hasta el mes de julio siguiente. 

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