El espíritu de la tarjeta amarilla

“Uno de los tesoros que han sido comprobados a lo largo del tiempo en el Congreso Mundial Menonita (CMM) es su compromiso con la toma de decisiones por consenso”, afirma Janet Plenert. Como vicepresidenta del 2009 al 2015 y coordinadora de representantes regionales desde el 2024, ella cuenta con amplia experiencia en esta práctica.  

El consenso es un método para tomar decisiones unánimemente o registrar cuidadosamente las voces disidentes antes de avanzar.  

“El consenso no significa uniformidad. Significa que todas las voces han sido escuchadas, todas las inquietudes han sido registradas y todos los miembros están dispuestos a avanzar por el bien común, aunque la decisión no refleje sus propias preferencias”.

“En el CMM, utilizamos la toma de decisiones por consenso porque es coherente con nuestros valores. Fortalece la comunidad, ya que proporciona un contexto colaborativo y armonioso para la toma de decisiones”, explica César García, secretario general del CMM.

El consenso procura escuchar, entender y respetar todas las inquietudes y puntos de vista.

El consenso procura escuchar, entender y respetar todas las inquietudes y puntos de vista. Tomar decisiones usando este método promueve la consulta, el análisis, el cuestionamiento y la reflexión que se apoya en la oración. Valora y busca incorporar la experiencia y la perspectiva de todos los miembros.

Este método hace un llamado a la participación de todas las iglesias en la formulación de decisiones. Crea un entorno para aprender e incluso cambiar de rumbo en el proceso de toma de decisiones.

“El uso de un proceso de toma de decisiones por consenso posibilita que los representantes disciernan juntos la voluntad de Dios (Efesios 5:17) para la iglesia y para el CMM”, afirma Henk Stenvers, presidente del CMM.

En las reuniones del Concilio General y del Comité Ejecutivo del CMM, la toma de decisiones por consenso se facilita mediante tres tarjetas de colores: naranja (sí), amarillo (incierto; hay inquietudes o se necesita claridad), azul (no/detenerse).

  • Si todas las tarjetas levantadas son de color naranja, la decisión está tomada y no es necesaria más conversación. 
  • Si se levantan una o más tarjetas amarillas, nos detenemos y se pide a quienes indicaron reservas que compartan sus preocupaciones. 
  • Una tarjeta azul indica oposición a la propuesta. Si se levanta una sola tarjeta azul, la moción no avanza hasta el consenso. Significa que se necesita más diálogo y discernimiento. 

Como el CMM ha utilizado este método en diversos espacios de toma de decisiones, a veces un miembro puede levantar una tarjeta azul; más frecuentemente, los miembros levantan tarjetas amarillas.

Una tarjeta amarilla en el Congreso Mundial Menonita no se entiende como una causa de división. Es, más bien, un llamado a mayor diálogo y discernimiento.

“Cada tarjeta amarilla es una señal importante: tenemos que escuchar con más atención, considerar otros factores, tomarnos un poco más de tiempo, necesitamos orar juntos”, expresa César García.

Es un llamado a una mejor comprensión, una mayor y más profunda rendición de cuentas, y una comunión más plena entre nosotros. Pero debemos tomarnos el tiempo para detenernos y escuchar las inquietudes.

“Invariablemente, la discusión o acción que sigue a una tarjeta amarilla levantada genera un naranja “más vibrante” cuando la propuesta se vuelve a plantear”, declara Janet Plenert.

La tarjeta amarilla invita una vez más a todos a la mesa para que lo que parecen acciones excluyentes se transformen nuevamente en comunión.

“El CMM ha aprendido a no tener miedo a la tarjeta amarilla”.

consensus in a diversity group