Recuerdos del Congreso Mundial Menonita

El 18 de enero de 2014 nuestra hermana Leonor de Méndez descansó en la paz del Señor. Esta líder latinoamericana de Guatemala sirvió en el Comité Ejecutivo del Congreso Mundial Menonita durante la década de los 90. El siguiente escrito que ella nos dejó relata un poco de su experiencia en su paso por el Congreso Mundial Menonita. Es nuestra oración que Dios continúe levantando mujeres latinoamericanas que sirvan a nuestra comunidad global siguiendo este legado. – César García

 

“Allí es donde predicarás”. dijo la mujer que había venido a recogernos a Mario y a mí al aeropuerto, señalando el estadio de Winnipeg. Cuando recibí la invitación a predicar en la Asamblea 12 del Congreso Mundial Menonita en 1990, no tenía idea de la magnitud del acontecimiento. Pensé en unas 300 personas. Mi experiencia pastoral no me había preparado para un auditorio de 10,000 personas,  pero me hizo sentirme completamente confiada el pensamiento de que aunque esas personas eran de diferentes culturas, razas y lenguas, estábamos unidas por nuestra fe y nuestro amor hacia Jesús.

Linda Shelly hizo un  fantástico trabajo al traducir mi sermón del español al inglés. No sé cómo me fue, pero lo que sé es que no solo prediqué sino que compartí mi vida. Sentí la necesidad de darme a mí misma a toda esa gente por la que había orado aun sin conocerla.  Era el primer encuentro con la iglesia menonita mundial,  una gran multitud que compartió el compañerismo en Cristo escuchando atentamente. También llevo en mi memoria y oraciones a Jack e Irene Suderman, quienes nos hospedaron en su hogar de Steinbach y compartieron su cálido amor menonita con nosotros. A todos ellos transmito mi eterno amor y aliento.

“Nos veremos otra vez en India” era un estribillo que escuché con frecuencia. La Asamblea 12 en 1990 concluyó con la Cena del Señor. Hubo un tiempo durante aquel culto en el que sentí que el Espíritu Santo se movía para hacernos más enteramente uno en nuestra diversidad. Mi segunda convicción fue que nuestra comunidad menonita en Guatemala no estaba trabajando sola para Dios. Eramos parte de algo y de Alguien; y ese sentimiento de pertenencia todavía está en nosotros.

Una Asamblea es un gran encuentro después del cual todos regresamos a nuestros hogares a continuar con nuestra misión, pero siempre mantenemos la esperanza de que nos volveremos a reunir para renovar la visión y el compañerismo.

Mi siguiente experiencia fue en Puerto Rico, donde  tuve el honor de ser elegida miembro del Comité Ejecutivo del Congreso Mundial Menonita.  Ese nombramiento fue muy importante para las mujeres centroamericanas. Era la primera vez que una mujer centroamericana representaría a América Latina en el Comité Ejecutivo del CMM. ¿Podemos considerar mi participación en la Asamblea 12 como una señal de que espacios ministeriales y pastorales se están abriendo para el sexo femenino?

Contrastes dolorosos. Antes de la Asamblea 13 en la India, la agenda incluyó un viaje preparatorio a África, con escalas en EE.UU, Europa y Brasil. Durante aquel tiempo, mientras viajaba por una ciudad europea, me vi frente a frente con los grandes contrastes económicos que existen entre las ciudades europeas y la ciudad de Calcuta y algunas de nuestras ciudades centroamericanas. Todavía no comprendo el misterio del sufrimiento humano. Por qué no pueden todos los seres humanos vivir en las mismas condiciones de dignidad?

Una cosa es cierta. Aquellos que viven en condiciones de abundancia, lo mismo que aquellos que viven en la adversidad, son llamados por el Espíritu Santo a seguir a Jesús con fidelidad y llevar a cabo de manera extraordinaria nuestra vocación como Iglesia de Jesucristo.

Cuando partí de Guatemala hacia Canadá, Europa, África e India, salí con una pequeña imagen mental de mi comunidad menonita y de mi propio papel ministerial. La iglesia de nuestro Señor va más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y nuestras manos tocar. Trasciende barreras de raza, idioma y cultura. Dios está edificando el cuerpo de Cristo en todas las naciones, y nosotros somos partes de ese divino proyecto.

Leonor de Méndez, Guatemala

Leonor de Méndez y Milka Rindzinski Gulla. Leonor solía decir que Milka fue su voz y sus oídos en las reuniones del CMM. Leonor no hablaba ni entendía inglés, entonces ellas siempre se sentaban juntas.

 

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