Menonitas holandeses celebran el 25° aniversario de un proyecto misionero local

Almere, Países Bajos – Hace unos 30 años la Junta de Misiones Menonita Holandesa (DZR por sus siglas en holandés), cuyo enfoque había estado dirigido hacia tierras extranjeras, comenzó un proyecto misionero en su propio suelo. El motivo de esta decisión fue la concientización de la creciente secularización de la sociedad holandesa.

Esto llevó al inicio de un proyecto en un nuevo pueblo llamado Almere, que originalmente fue construido para resolver los problemas de vivienda en y alrededore de Amsterdam. La junta DZR estableció una casa que ofrece su hospitalidad en un barrio ubicado cerca del centro de desarrollo de la ciudad de Almere. Este centro de encuentro, llamado Inloophuis de Ruimte, se propuso tener la puerta abierta y hacer sentir bienvenidos a todos los que entraran por ella.

Iba a ser un lugar donde la gente pudiera reunirse con facilidad y de forma genuina con otros – una tarea nada fácil en una nueva ciudad como Almere, donde cada uno es un “inmigrante” relativamente reciente.  En Inloophuis de Ruimte, estos momentos cotidianos donde la gente se reúne, se respetan como algo santo, a través de los cuales el Espíritu puede obrar y de hecho lo hace.

De forma intencional, la junta DZR eligió abrir un centro de encuentro en vez de seguir métodos misioneros más tradicionales. Por un lado, el centro es un programa de alcance y, por  el otro, es también una experiencia de aprendizaje para los menonitas holandeses proporcionando herramientas que permitan a las congregaciones menonitas a relacionarse con el “mundo” que las rodea.

En noviembre de 2014 este alegre acontecimiento fue conmemorado con la realización de una conferencia que tuvo como objetivo hacer una mirada retrospectiva de agradecimiento pero también ver con ojo crítico los últimos 25 años, mirando el futuro con esperanza.

La conferencia no sólo contó con la presencia de los menonitas holandeses, sino también con la de obreros de otros centros de Misión Urbana y los trabajadores de las agencias locales de salud y bienestar y también con la de miembros de otras denominaciones.    

En la presentación, Stuart Murray, teólogo anabautista del Reino Unido hizo un dibujo del cambio de posición de las iglesias en la sociedad – pasar de estar en el centro a estar en la periferia. Alentó a las iglesias a mostrar una mayor disposición a colaborar con otros, en vez de actuar de forma independiente o tratando de controlar todo.

Las iglesias también deben de ser claras sobre su motivación – el compromiso social por el valor que encierra, no como una fachada para tratar de convertir a la gente. Por último, las iglesias deben mostrar una mayor insistencia en ser explícitas sobre sus bases cristianas y la forma en la que sus convicciones respaldan sus actividades.

Animó a los concilios y a las agencias locales a ir más allá de la sospecha y recibir a las iglesias como socios en las iniciativas que pueden satisfacer las necesidades sociales y participar de forma efectiva en las comunidades locales.

Los socios seculares, dijo, deben aceptar que los cristianos están motivados por su fe y no necesitan ocultar o disculparse por ello, pero esto no quiere decir que vayan a utilizar sus actividades como una fachada para el proselitismo.

En la segunda presentación Andries Baart destacó el “enfoque de la presencia” practicado en el trabajo misionero en los Países Bajos. En este enfoque, dijo, la atención se centra en cultivar relaciones afectivas más que en la resolución de problemas. “Trate de mantenerse cerca de la gente y siempre enfoquese en ellos y nunca los descarte,” sostuvo.

Baart también pidió que reconozcamos la aparente vulnerabilidad de las mujeres y los hombres en la sociedad. Y propuso que el Sistema de Cuidado debería funcionar de una manera reflexiva y relacional en todo momento como los que cuidan a otros y los que reciben cuidado mantienen el diálogo sobre dicho cuidado.

La conferencia atrajo principalmente a dos grupos de visitantes: personas relacionadas  con la iglesia y los que no lo están, tales como trabajadores sociales y profesionales de la salud.

De un artículo de Gerrit Jan Romeijn

 

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