“No podemos callar nuestra historia, debemos compartirla”. Este fue el mensaje que Danang Kristiawan llevó a casa después de asistir al MERK, Congreso Menonita Europeo (CME por su sigla en español) llevado a cabo del 10 al 13 de mayo de 2018.
La reunión de los menonitas europeos la cual se realiza cada seis años, fue más grande que nunca, con un total de 2300 personas asistentes a alguno de los segmentos del programa.
Hubo cantos multilingües, un recuento multimedia de la historia anabautista, testimonios de numerosos países, sermones, exposiciones de arte además de actividades de sanidad.
Representantes de diferentes generaciones, de nueve conferencias, contribuyeron con la planificación del evento. Dentro de los asistentes se incluyeron menonitas rusos-alemanes y grupos anabautistas emergentes de Italia, Reino Unido, Polonia, Lituania, Ucrania, Serbia y Albania, además de las iglesias anabautistas nacionales de Francia, Países Bajos, Suiza, Alemania, Austria, Portugal y España.
El CME es una de las pocas posibilidades para conocer una cantidad tan significativa de anabautistas a través de las fronteras, expresó Vicky van der Linden, estudiante de Doopsgezinde Gemeente Groningen, quien se está volviendo a capacitar pasando de ser historiadora a teóloga. “Me hace sentir que soy parte de una familia más grande, que entiende y respeta las perspectivas de los demás sobre la vida así como la vida en el espíritu de Cristo”.
Los menonitas holandeses también trajeron con ellos a cuatro jóvenes líderes de la iglesia de Indonesia, como invitados especiales al congreso.
“Fue bueno ver que habían participantes del exterior de Europa”, dijo van der Linden. “Eso es valioso, porque ellos pueden compartir lo que han visto y escuchado en su regreso a casa”.
Kristiawan hizo justamente eso; el primer domingo que estuvo de vuelta, dio un sermón relacionando el tema del congreso, “la trasmisión”, con el trabajo esencial del Espíritu Santo que comenzó en el Pentecostés.
“La transmisión se necesita en dos niveles: hacia las próximas generaciones y hacia otras comunidades”, expresó Kristiawan. Este mensaje fue particularmente oportuno en Indonesia, donde un reciente bombardeo a la iglesia fue llevado a cabo por una familia. “Si los terroristas trasmiten odio y violencia, como comunidad menonita, debemos ser más serios para compartir el amor y la paz, comenzando por la familia”, argumentó el antes mencionado participante.
A través de las discusiones de la conferencia, el CME transmitió amor y unidad en medio de la diversidad y el aprendizaje.
“La mejor parte del CME fue ver que muy tranquilamente, los hermanos y hermanas de la familia menonita, pueden interactuar entre ellos y sentirse como una gran comunidad”, puntualizó van der Linden. “Esto ocurrió especialmente durante las comidas y durante el proyecto de los kits escolares del CCM”.
Basado en sus experiencias en Indonesia, en donde los cristianos son minoría, Kristiawan pudo transmitir otra perspectiva en la discusión con respecto a la demostración de hospitalidad hacia los extranjeros. “La iglesia también necesita percibir nuestra identidad como invitados, invitados que ofrecen e involucran en la paz a sus anfitriones”. “La trasmisión del evangelio desde la iglesia para el mundo, a veces es obstruida por nuestra falta de sensibilidad frente al contexto en el que vivimos”, dijo este participante. “Como la iglesia, necesitamos encarnar el evangelio en nuestro cambiante contexto”.
Van der Linden también fue inspirada por el tema de la transmisión; ella regresa a casa ansiosa, en sus palabras, “de ver si podría darle a mi fe personal un avivamiento mientras la comparto con otros”.
—Comunicado del Congreso Mundial Menonita