(Perspectivas) Actividades del anabautismo a los 500
Mesa redonda
Con el título, De pie en medio de un mundo en llamas, voces de los cinco continentes se reunieron el 29 de mayo en la Friedenskirche. Con motivo del quincentenario, debatieron un tema candente: ¿cómo permanecer fieles al legado anabautista de paz y no violencia en un mundo desgarrado por el conflicto, la injusticia y el trauma?
Ante numeroso público, el debate se desarrolló en dos partes: cada ponente compartió su testimonio, seguido de una discusión grupal. La moderadora Judith Wipfler, periodista suiza, presentó a cada ponente, creando un hilo conductor de vulnerabilidad, valentía y compromiso.
La ciencia del trauma al servicio de la paz
Carolyn Yoder (autora de El Pequeño Libro de Sanación del Trauma y creadora del programa STAR, Estrategias para la concientización y resiliencia frente al trauma) abrió la sesión.
Oriunda de Estados Unidos, comenzó contando la historia de un padre que, frente a la violencia, optó por una respuesta pacífica, rompiendo así un ciclo destructivo.
Basándose en los recientes avances en neurociencia, continuó explicando que cuando se enfrenta una amenaza, el cerebro humano cambia al modo de supervivencia –huida, lucha o bloqueo–, lo que dificulta nuestra capacidad de regular nuestras emociones, nuestra capacidad de razonar y nuestra conexión con los demás.
Sin embargo, existen “antídotos comunitarios”: el canto, la adoración y la solidaridad. Estas prácticas, arraigadas en la historia anabautista, permiten a las personas volver a participar en un proceso de resiliencia y sanación.
“Debemos proteger nuestros espíritus para no transmitir la violencia que hemos sufrido”, afirmó emocionada, haciendo referencia a un padre en Gaza, una imagen conmovedora de la humanidad herida. “Cuando tomamos conciencia de nuestras heridas, podemos optar por no repetir el sufrimiento.”
Migrantes y dignidad: acompañar a quienes sufren
Basándose en el Salmo 137, Rebeca González Torres habló de la pérdida, el exilio y la nostalgia de tiempos de paz en su trabajo con migrantes en México. En este lamento bíblico, reconoció los sentimientos de aquellos a quienes acompaña: desarraigados, vulnerables, a menudo invisibles.
Junto con su esposo, estableció una “casa de paz” cerca de un centro de detención de migrantes, próximo a la frontera con Estados Unidos. “Recibimos a las personas cuando son liberadas, a veces descalzas, sin nada.” Además de brindar apoyo material, enfatizó la importancia de escuchar: “A veces preparaba comida, pero no la comían. Primero, teníamos que comprender sus necesidades”.
Actualmente, reside en el estado de Morelos (cerca de la Ciudad de México) y sigue apoyando a las familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos. Su mensaje es claro: la Iglesia tiene una vocación de acompañamiento, de compasión activa y debe ser un espacio de escucha para los que sufren.
“Incluso sin dinero, podemos acompañar a quienes buscan a un familiar.”
Servir con humildad en África Occidental
Siaka Traoré, de Burkina Faso, hizo una profunda reflexión sobre lo que significa ser un “consejero” o “animador” en su contexto.
Como representante regional del Congreso Mundial Menonita, está vinculado con diez comunidades que se extienden por varios países de África Occidental y Central, y reúnen a más de 240.000 creyentes.
En una región marcada por la inestabilidad política, las tensiones comunitarias y los desafíos lingüísticos (idiomas oficiales: francés, inglés y portugués, además de las lenguas tribales), trabaja para fortalecer las iglesias mediante la transparencia, la humildad y la fraternidad. “Un líder no está para ser servido, sino para servir”, recordó a la audiencia, citando Marcos 10:45.
Más allá de los conflictos internos en las iglesias, advierte: “Muchos ven el Congreso Mundial Menonita como una ONG. Debemos recordar que es, ante todo, una comunión de iglesias.”
A través de su labor en el terreno, encarna la mediación, la unidad y la paz, enfatizando cómo el aliento mutuo constituye una poderosa motivación en situaciones de crisis.
Donde ser pacifista es un acto de fe
La mera presencia de Amos Chin en Zúrich fue prácticamente un milagro. El pastor de Myanmar tuvo que superar obstáculos administrativos y políticos para salir de un país en guerra. “Myanmar está bajo un régimen militar. Hay que tener valor para ir a la iglesia”, declaró.
Proveniente de una familia budista, enfrentó el rechazo por seguir a Cristo: “Cuando me bauticé, me excluyeron de mi familia”.
Hoy en día, acompaña a una joven generación menonita amenazada por el reclutamiento. Algunos son arrestados, otros viven escondidos. A pesar de ello, su mensaje permanece arraigado en la no violencia. “Enseñamos el pacifismo aun en este contexto extremo.”
Su sentido clamor resonó en la audiencia: “¿Por qué el mundo olvida a Myanmar cuando está tan movilizado por Ucrania? Nuestro sufrimiento es igual de real.”
Fe activa en un mundo en llamas
Hans Ueli (John) Gerber, menonita de Suiza, presentó un resumen sereno pero lúcido. Nos recordó que los conflictos son parte de la vida humana y no son problemáticos en sí mismos. Lo que importa es lo que hacemos con ellos.
“El conflicto es neutral. La violencia, en cambio, siempre es destructiva”, afirmó.
Citando la obra de Aleksandr Solzhenitsyn y Friedrich Hacker, instó a tener cautela respecto a las soluciones violentas: “La violencia sostiene que resolverá el mal, pero es en sí misma el mal que pretende resolver”.
También se refirió a la confusión frecuente entre la paz como ausencia de conflicto y la paz como dinámica de justicia. La paz, en la tradición anabautista, es exigente: requiere verdad, valentía y comunidad.
“Lo que nos sostiene es el amor. Pero lo que nos guía es la humildad.”
Debate
El debate final brindó la oportunidad de intercambiar puntos de vista.
Amos Chin reiteró la importancia de la solidaridad mundial y equitativa.
Carolyn Yoder abogó por una cultura de no violencia activa basada en investigaciones sólidas. Señaló que los conflictos no violentos se resuelven, en promedio, tres veces más rápido que los que conllevan violencia.
Rebeca González Torres instó a las iglesias a ir más allá de una postura puramente espiritual y a comprometerse concretamente con las personas que sufren. “A menudo, simplemente decimos ‘Dios te bendiga’, pero eso no es suficiente.”
Esta mesa redonda será recordada por demostrar poderosamente cómo la tradición anabautista puede seguir brindando una voz profética en un mundo turbulento.
—Maude Burkhalter, editora de Alliance Presse (editorial suiza de material cristiano) y miembro de la Église Évangélique Mennonite Tavannes, Suiza.
Este artículo apareció por primera vez en el boletín de Konferenz Der Mennoniten Der Schweiz/Conférence Mennonite Suisse.





