Una pausa en la presencia de Dios a la hora del almuerzo

Francia

“Felices aquellos a quienes escoges y los llevas a vivir cerca de ti, en las habitaciones de tu templo.” (Salmos 65,4 DHH)

La “pausa para orar” de la congregación menonita de Châtenay-Malabry (París, Francia), surgió como parte de los preparativos para la Semana Santa de marzo/abril de 2021, en medio de la pandemia del COVID-19. Fue iniciada por nuestra ex pastora Silvie Hege, cuya modalidad era la siguiente: una reunión semanal de una hora durante la hora de almuerzo, de 12:30 hs. a 13:30 hs., por medio de Zoom. Este encuentro virtual se llevaría a cabo todos los viernes. desde el inicio de la Cuaresma hasta la Pascua.

Hacer una pausa

Fue una oportunidad para hacer una pausa en nuestra jornada y en nuestra semana, para renovarnos y ser llenos del Espíritu, para caminar con Jesús. Fue un momento para ayunar para quienes así lo deseaban, un momento reservado solo para nosotros, un momento para compartir. La pausa para orar nos permitió realmente sentirnos cerca de Jesús en este momento y cerca unos de otros, unidos por el sacrificio de Jesucristo en la cruz.

Cuando terminó la Pascua de 2021, nos fue imposible concluir esta cita divina, este encuentro semanal con el Padre que tanto bien nos hace.

Entonces asumí la responsabilidad de dirigir este momento de oración, que continúa hasta el día de hoy –incluso durante las vacaciones–, turnándonos si es necesario para guiar las oraciones.

Aunque por conveniencia se cambió el día de los viernes a los miércoles, hemos mantenido el principio original: hacer una pausa a la hora del almuerzo (de aproximadamente una hora y quince minutos) para estar con nuestro Señor, descansar en Su santa presencia y mediar en la brecha.1

Alabanza, adoración y agradecimiento

Durante nuestros encuentros, la lectura de al menos un pasaje bíblico nos permite contemplar a nuestro Dios y orar basándonos en su Palabra. Entonces alabamos y adoramos a Dios, agradeciendo e intercediendo por el mundo, por las peticiones de oración compartidas en nuestra iglesia de Châtenay-Malabry y en este grupo de oración.

Todos los miembros de la iglesia son bienvenidos. El enlace para conectarse es recordado y compartido cada semana a través de los diferentes canales de comunicación de la iglesia. El número de participantes no es muy grande, pero las bendiciones de Dios inmensas; muchas oraciones han sido respondidas.

Hay un número reducido de personas que asisten fielmente a las reuniones, lo que las convierte en un espacio privilegiado donde se establece la confianza, permitiéndonos compartir temas de oración que no siempre podemos expresar los domingos frente a toda la congregación.

Cada tanto, tenemos la alegría de contar con la presencia inesperada de alguien a quien el Espíritu Santo ha guiado para vincularse, a veces de manera muy particular.

Esta “pausa” nos ha permitido ver tantas respuestas y tantas señales de Dios, que ha reforzado la idea de que Él ha estado presente con nosotros en todo este tiempo.

Cada encuentro es un verdadero momento de renovación. Ya sean dos, cuatro o seis personas conectadas, nos sentimos privilegiados de poder participar de este momento de oración, como está escrito en el Salmo 65,4.

Una restricción que resultó ser un beneficio

La idea de este momento de oración virtual a través de Zoom, probablemente no hubiera surgido sin el COVID-19. Este modo de encuentro que inicialmente podríamos haber considerado como una restricción, un obstáculo, resultó ser una verdadera ventaja porque así podíamos participar dondequiera que estuviéramos: desde la casa, la oficina, nuestro lugar de vacaciones, con la única condición de tener acceso a una conexión a internet. Dios verdaderamente hace que todas las cosas obren para el bien de quienes le aman.

En nuestra asamblea local, la pausa para orar es la única reunión semanal aparte del culto. Damos gloria a Dios verdaderamente por esta oportunidad adicional de comunión fraternal y por todo lo que hemos vivido desde el principio durante estos tiempos plenos de bendiciones.

Las dificultades son grandes, pero quisiéramos seguir mediando en la brecha, para que el Señor actúe en las naciones, en nuestras vidas, en todas las situaciones que atravesemos, a fin de que podamos ver la manifestación de la gloria de Dios.

—Nicole Djuissi, miembro del equipo pastoral, líder de las reuniones virtuales de oración y también de un grupo que se reúne en casas. Trabaja como gerente de proyectos digitales. Tiene dos hijos de 13 y 17 años.

1Salmo 106,23; Ezequiel 22,30, Isaias 11-12


Correo Febrero 2023