Trasfondo bíblico del contenido del sermón

Escojan textos que se apliquen a su contexto.

Antiguo Testamento: Isaías 40,28-31

  • Jesucristo, nuestra esperanza, es un tema que llega en el momento adecuado, un tema apropiado después de cruzar zonas de turbulencia en nuestro mundo y en nuestras vidas en particular. La esperanza es una confianza pura y desinteresada en el futuro. ¿No decimos que cuando no hay vida no tenemos esperanza? Tener esperanza es tener fe, seguir confiando en Dios, aunque todo no salga como queremos. En nuestro contexto de inseguridad, agravado por la crisis del COVID-19 y tantos otros males que se baten furiosos a nuestro alrededor, la esperanza se presenta como el aliento de vida.
  • En cierto momento, los hijos de Israel también pasaron por tales decepciones y momentos de crisis. Según ellos, sentían que a los ojos de Dios ya no eran tan importantes. Muchos pueden tener el mismo sentimiento de no ser tenidos en cuenta por Dios. Esto es común cuando estamos atravesando tiempos de incertidumbre. Dios sabe esto, y conoce nuestros temores y nuestras preocupaciones. A pesar de la incertidumbre, Dios nos habla diciendo, “¡Brinda esperanza a mi pueblo!”
  • Aunque no todo es como antes, Dios es fiel a sus promesas. Dios sigue siendo Dios y no ha cambiado. Dios te pide que pongas tu confianza, tu esperanza en Él. En Isaías 40, Dios dice una y otra vez, “¡Levanta los ojos y mira! ¿Quién creó estas cosas? ¿Quién hace que su ejército marche en orden? Él los llama a todos por su nombre”. Dios dice en Jeremías 29,11 “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo”.
  • Dios quiere darte esperanza cuando piensas que nada va bien en tu vida familiar, tu salud, tu trabajo o tus relaciones con los demás. Dios pide que lo mires. Como Dios, Él quiere que no te canses, ni te aburras. Cuando piensas que nada está bien, Dios te dice que emprendas vuelo como el águila. Dios quiere que pongas tu confianza en Él. No veas todo como un fracaso, sino cuenta los beneficios que él puso delante de ti. Verás que, en la adoración, las bendiciones de Dios son grandes.
  • La esperanza en Dios aumentará nuestra fortaleza para servir al Señor.

Salmos: Salmo 62,1-6

  • David se exhorta a sí mismo a continuar esperando en Dios. Debemos perseverar en el bien que hacemos y esforzarnos por hacer más y más.
  • Todos nos hemos vistos confrontados a las acciones de algunas personas mal intencionadas e irritados por otras. Pero Dios permite estas cosas. Por supuesto, son difíciles de tratar, pero también brindan la oportunidad de desarrollar comportamientos más virtuosos.
  • Cuanto más se ejerce la fe, más activa se torna. Cuanto más meditamos en las perfecciones de Dios, en Sus promesas y en nuestra esperanza, más superamos nuestros miedos y permanecemos en paz (Isaías 26,3). Así como la fe de David se eleva a una certeza inquebrantable, su alegría se convertirá en santo triunfo.

Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial 2023

Evangelio: Lucas 18,35-43

  • Jesús es la esperanza de los marginados. Jesús es el que puede oír la voz de los que no tienen voz. Abramos nuestros oídos, nuestros ojos, para escuchar y ver a los marginados para darles esperanza.
  • Este hombre ciego y desesperado dependía de la generosidad de las personas de buena voluntad. Fue una generosidad que ciertamente no satisfizo todas sus necesidades. Este hombre quería ser independiente. Debe haber oído hablar de Jesús, y puso su esperanza, su fe en Jesús sin haberlo visto. Este hombre se dijo a sí mismo que el día en que Jesús pasara junto a él, no perdería la oportunidad de desafiarlo. Su esperanza estaba en Jesús.
  • Este día es un día de gracia para el ciego. Oye el ruido de una multitud, pregunta y se entera de que es Jesús de Nazaret quien pasa. Se dice a sí mismo “mi esperanza se ha cumplido”. Entonces, más fuerte que todo el ruido de la multitud, escuchan “Jesús, ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” La multitud, por desprecio, le dice “Cállate”. Es entonces cuando grita cada vez más fuerte, “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” Jesús, la esperanza de los desesperanzados, le presta atención y le hace la oferta más hermosa, “¿Qué quieres de mí?” Algunas versiones dicen, “¿Qué quieres que haga?” Jesús, quisiera oírte hacerme esa pregunta todos los días de mi vida, porque tú eres mi esperanza.
  • Al igual que el joven rey Salomón, el ciego pide lo esencial y necesario, y lo que los hombres no han podido darle, “Señor, que recobre la vista”. El Señor le contesta su petición. Está satisfecho y ese día es el hombre más feliz de la tierra.
  • Indudablemente, este hombre fue marginado por su discapacidad física; Jesús era su liberación y su esperanza. Puede ser que no seamos víctimas de un impedimento físico, sino de algún tipo de impedimento que el ojo humano no puede ver. También nosotros debemos clamar a Jesús todos los días, diciendo “Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí”. Así, Jesús sanará nuestros impedimentos físicos y espirituales. A cambio, nos volvemos hacia él en agradecimiento y le preguntamos, como lo hizo Saulo en el camino a Damasco, “Señor, ¿qué quieres que haga?” (Hechos 9,6).
  • Esperar en Cristo puede traer sanidad a nuestras vidas.
  • ¿Qué situación te resulta tan difícil que te cuesta tener esperanza? ¿Quién está tratando de silenciarte? Fija tus ojos en Cristo. No permitas que nadie silencie tu esperanza en Cristo. ¡Grita aún más! Clama a Jesús y él responderá. Jesús presta atención cuando clamas a él con esperanza.

Nuevo Testamento: 1 Pedro 1,3-6

  • Jesús dejó claro a sus discípulos cuál es el precio a pagar por seguirlo. Jesús no nos prometió montañas y maravillas. Al contrario, nos dijo que, si queríamos seguirlo, debemos tomar nuestra cruz, símbolo del sufrimiento y la perseverancia. Los que nos tranquiliza acerca de esta realidad del reino es que Jesús ha prometido estar con nosotros en los momentos buenos y en los malos.
  • Jesús es nuestra esperanza en esta vida presente y es también nuestra esperanza viva en todo momento. Ponemos nuestra confianza en Jesús por la eternidad. No importa lo que te esté pasando, y lo que no esté yendo bien, pon tu confianza en Jesús. No renuncies a Jesús, tu vida espiritual. Levántate y pon tu esperanza una vez más en Jesús.

Contenido del sermón proporcionado por:

  • Siaka Traoré, pastor, Iglesia Evangélica Menonita de Burkina Faso
  • Seliselwe Sibanda de la Iglesia de los Hermanos en Cristo, Zimbabue
  • Pastor Absalom Sibanda, evangelista, Iglesia de los Hermanos en Cristo, Zimbabue