Servir en una zona del mundo relativamente cercana al propio país de origen, donde el idioma predominante es el mismo que uno habla, puede ser relativamente fácil, pero los participantes de la Red de Intercambio Anabautista-Menonita para Jóvenes (YAMEN, por su sigla en inglés) que provienen de países de América Latina, y sirven en otros países de la misma región, pueden notar las diferencias de primera mano.
YAMEN es un programa conjunto entre el CCM y el Congreso Mundial Menonita, una comunidad mundial de fe de la tradición anabautista. Una parte importante del programa es entablar conexiones entre las iglesias anabautistas en diferentes partes del mundo.
Los obreros de YAMEN provienen de regiones diferentes a Canadá y los Estados Unidos y realizan su labor de servicio fuera de estos dos países.
He aquí las historias de algunos de los participantes de América Latina:
Juan Torrico Soliz – boliviano sirviendo en México
Juan Torrico Soliz, de 21 años de edad, proviene de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y está sirviendo en la Ciudad de México como asistente de recibimiento en la “Casa de los Amigos”, donde también
reside. Antes de mudarse a México, Soliz estudió Turismo y Administración Hotelera, además trabajó en una guardería.
Uno de los mayores choques para él fue mudarse a una ciudad de 21,2 millones de habitantes. La Gran Ciudad de México empequeñece a su ciudad natal que alberga a un poco más de un millón de personas. El adaptarse a una rutina diaria más estructurada también fue un desafío para él.
“Aquí [en la Ciudad de México], el almuerzo, dependiendo del lugar donde uno trabaje, dura una o dos horas, pero en Bolivia a la hora del almuerzo todo está cerrado. Aquí acostumbro almorzar entre las 3 y las 4 de la tarde, pero en casa, comía a eso de las 12 o 12:30. El horario durante el día es tan diferente que fue difícil acostumbrarme”, dijo Soliz.
Al igual que los otros participantes, tuvo situaciones extrañas con respecto a la manera como se habla su idioma materno.
“En México, una pajita para beber de un vaso es un popote, pero en Bolivia la llaman bombilla, en México bombilla significa foco de luz, lo cual se presta para algunas interacciones cómicas”, comentó Soliz en medio de sonrisas.
Él es uno de los pocos participantes de YAMEN que no está viviendo con una familia anfitriona. Sin embargo, dice que es importante tratar de estar en contacto con las personas a nivel local para entablar relaciones.
“A pesar de no estar viviendo con una familia anfitriona, pienso que es importante mantener un equilibrio entre encontrar apoyo en el país anfitrión e interactuar con la familia propia”, expresó.
Juliana Arboleda Rivas – colombiana sirviendo en Bolivia
Proveniente de Quibdo, Chocó, Colombia, Juliana Arboleda Rivas está sirviendo en Santa Cruz, Bolivia, en el Hogar para Niños Stansberry.
Rivas dijo que los pastores en su comunidad local notaron la pasión que tiene por servir y la animaron a participar de YAMEN.
“Ha sido una experiencia muy enriquecedora. No tengo palabras para expresar la felicidad que siento. Feliz, feliz, feliz, feliz», dijo expresivamente. “Sabía que iba a ser diferente, pero estaba lista para cualquier cosa. Me llamo Juliana, la mujer valiente lista para los desafíos”. Rivas dice que ha aprendido lecciones claves a lo largo del camino. “He aprendido sobre el trabajo en equipo, el valor del servicio asó como el amor y la dedicación que uno da sin esperar nada a cambio. Estoy contenta de conocer a personas que enriquecen mi vida”, manifestó Rivas.
Jhon Alex Martínez Lozano – colombiano sirviendo en Nicaragua
Jhon Alex Martínez Lozano procede de la localidad de Basurú en el Chocó, Colombia, donde trabajó en una mina de oro además de servir como voluntario en la iglesia de los Hermanos Menonitas de la ciudad; adicionalmente, estudió periodismo radial. A través de YAMEN, sirve como asistente comunitario con una organización llamada “Podcasts por la Paz” en la capital de Nicaragua, Managua.
A Lozano le preocupaba que su etnia colombiana fuese una barrera para integrarse en la comunidad.
“Antes de venir aquí me preocupaba el racismo, que tal vez habría discriminación porque soy colombiano y porque Colombia ha sido vulnerable a la drogadicción y el tráfico”, explicó. “Ha habido algunas veces en las que las personas me han hablado sobre eso o han tocado el tema, pero no ha sido tan frecuente”.
De hecho, a Lozano se le advirtió acerca del trabajo en “Podcasts por la Paz” debido a la reputación de la zona en temas relacionados con el crimen.
“No ando por ahí con temor preocupándome de quién va a hacerme daño o a robarme porque siento que estoy con mi familia”, expresó.
“Un día estaba hablando con una familia en Acahualinca y les estaba contando al respecto (la percepción pública sobre el riesgo en la zona) y la familia me dijo que ellos no dejarían que me pasara nada, así que eso me ayudó a sentirme mucho más seguro”.
Lozano comentó que YAMEN le permitió explorar más su fe en diferentes maneras, además, le enseñó a interactuar con personas con las que nunca antes se había relacionado.
“Mi tiempo aquí en Nicaragua ha sido un tiempo para Dios. He aprendido mucho y voy a seguir aprendiendo”, dijo Lozano.
Para conocer más sobre YAMEN, visite mwc-cmm.org/es/yamen
Artículo de Rachel Bergen
Un comunicado conjunto del Congreso Mundial Menonita y del Comité Central Menonita.