Reflexiones sobre Kintsukuroi


Quebrantamiento en gloria 

Kintsukuroi, es una técnica tradicional japonesa, que implica reparar la cerámica con laca y oro, aceptando el daño como parte de la historia de un objeto en lugar de ocultarlo o descartarlo. 

Este proceso conlleva identificar áreas rotas y repararlas delicadamente con oro precioso, dando como resultado piezas únicas que combinan quebrantamiento con magnificencia, elevando su valor y belleza. 

En el ámbito de las relaciones internacionales, la injusticia puede escalar hasta convertirse en conflictos y guerras, fracturando a las familias debido a la falta de respeto y consideración. Al entablar un diálogo similar al de un alfarero que evalúa ángulos rotos y aborda las heridas con amor, comprensión, tolerancia y compasión, se pueden restaurar las relaciones y la paz puede prevalecer. 

La transformación del quebrantamiento en gloria significa un cambio en el que las imperfecciones ya no denotan defectos, sino que simbolizan crecimiento y resiliencia. La incorporación del oro resalta la belleza dentro del quebrantamiento, realzando su valor y significado. 

Durante el Domingo de la Paz se llevó a cabo un acto simbólico con un árbol de papel, donde las personas identificaron a sus “alfareros” a quienes acudirían en busca de apoyo en tiempos difíciles. Esto fomentó una cultura de amor y bondad entre los participantes. 

A pesar de la existencia de conflictos, divisiones e injusticias a nivel mundial, sigue existiendo un camino hacia la paz y la curación al encarnar el papel del alfarero en las manos del Padre, tratando a los demás con amor y compasión, así como el oro que llena las grietas para realzar la belleza y la plenitud. 

Los individuos pueden contribuir a un mundo más armonioso e interconectado. 

Oración 

Querido Padre Celestial, 

A través de tu suave toque, podemos experimentar tu preciosa curación. Nuestras imperfecciones son tratadas con especial honor. 

Padre, por favor ayúdanos a ser sensibles a las heridas de las personas. Que, a través de tu gracia y tus dones, podamos encarnar tu amor, empatía y compasión. 

Estamos dispuestos a satisfacer las necesidades de los demás. 

Concédenos el valor de abrazar nuestro quebrantamiento, recibir sanación y revelar tu gloria a través de nuestras heridas. 

Gracias Padre. Eres Jehová Rafa. Tu curación nos trae unidad y paz. 

En el nombre de Jesús, oramos. Amén. 

—Wincy Wan es miembro de la Comisión de Paz. Es pastora de una iglesia menonita en Hong Kong. 


Arcilla en las manos de Dios 

Kari Traoré en Burkina Faso. Foto: Siaka Traoré

Kintsukuroi, la práctica de crear o recrear a partir de cerámica rota, me llevó a pensar en Jeremías, quien fue enviado por el Señor a ir a la casa de un alfarero. 

Cuando Jeremías llegó allí, notó que “siempre que el objeto de barro que estaba haciendo le salía mal en la mano, lo intentaba de nuevo, haciendo del barro otro objeto de cualquier tipo que quisiera”. 

Entonces el mensaje de Dios fue: “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que, como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel”. (Jeremías 18:4,6 DHH) 

El mensaje del Señor a Jeremías es que Dios hace lo que Dios quiere, a veces según una actitud humana. 

Desafortunadamente, debido a nuestra terquedad, a menudo invertimos roles, considerándonos Dios y Dios el barro. 

Eso es lo que podemos entender en Isaías 29:15-17: “¡Qué modo de pervertir las cosas! Como si el barro fuera igual a aquel que lo trabaja. Un objeto no va a decir al que lo hizo: «Tú no me hiciste», ni una pieza de barro al que la fábrica: «No sabes lo que estás haciendo»”. 

De alguna manera el apóstol Pablo compartió esta idea cuando dijo: “El alfarero tiene el derecho de hacer lo que quiera con el barro, y del mismo barro puede hacer una olla para uso especial y otra para uso común. Dios, queriendo dar un ejemplo de castigo y mostrar su poder, soportó con mucha paciencia a aquellos que merecían el castigo e iban a la perdición. (Romanos 9:21-22). 

Demos al Señor la dirección de nuestras vidas. 

Oración 

¡Oh, Señor!, rompe en mí lo que no es tuyo y reconstrúyeme según lo que tú quieres que sea, para glorificar tu nombre. 

—Kari Traore es miembro de la Comisión de Paz. Es pastor de una iglesia menonita en Burkina Faso. 

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