Canadá
Las Escrituras cobran vida de manera nueva cuando las leemos a cielo abierto.
Frases como, “el cielo proclama la gloria de Dios” (Salmos 19,1), “todos los árboles del campo aplaudirán” (Isaías 55,12) y “pero que fluya como agua la justicia” (Amós 5,24), adquieren un significado más profundo cuando reflexionamos sobre la creación como participantes en la alabanza o heraldos de la sabiduría de Dios.
Igualmente, Jesús enseñó al aire libre. A menudo se refería al entorno natural (agua, vides, rocas, pájaros, flores, etc.) para brindar una perspectiva sobre su ministerio y el reino de Dios.
El Espíritu de Dios está continuamente activo en el mundo que nos rodea. Dios se esconde a la vista de todos, y en Burning Bush estamos afinando nuestros sentidos para ser más conscientes de la presencia viva y la inspiración de Dios entre nosotros.
Reunidos y arraigados
La Iglesia Burning Bush Forest tuvo sus comienzos en una epifanía inesperada a fines de 2014. Se recibió una semilla de inspiración, se plantó, permaneció inactiva por un tiempo, luego germinó y echó raíces en nuestro primer culto oficial en marzo de 2016. La idea básica que fundamenta quiénes somos y lo que hacemos es que adoramos al aire libre, todo el año, no solo en medio de la creación, ¡sino con la creación! Nos comprometemos con la tierra de Dios como nuestro lugar de culto, como una extensión de nuestra comunidad de creyentes, y como uno de nuestros líderes de adoración.
Este tipo de culto, invitando a las personas al aire libre a conectarse con el Creador y la creación, parece resonar en muchas personas en una era de diversas crisis ambientales.
Nuestras reuniones son generalmente pequeñas e íntimas (generalmente entre diez y treinta personas).
A medida que nos vamos arraigando, nos integramos de cuerpo entero en el lugar donde estamos reunidos, por medio de nuestros sentidos.
Nuestras reuniones incluyen las Escrituras y la oración, pero no un sermón tradicional. A los participantes se les da tiempo para “recorrer y reflexionar” (generalmente treinta minutos), procurando prestar atención al modo en que perciben la presencia de Dios, que se “expresa” de una variedad de formas.
Hay tiempo para compartir en ronda.
Los niños tienen la libertad de explorar y dar rienda suelta a su curiosidad, y participar junto con sus padres y toda la comunidad. Se valoran sus ideas que, a menudo, son profundas.
En última instancia, adorar al aire libre nos ayuda a tener un sentido más profundo de pertenencia a la “comunidad de la creación” de Dios. A lo largo de los años, nos hemos reunido en diferentes parques públicos de la ciudad. Elegimos como punto principal uno con arroyo y un bosque nativo. Al regresar siempre al mismo lugar, hemos aprendido a conocer los nombres y características de los árboles, las plantas, los pájaros, animales e insectos que nos rodean. Nos hemos visto inmersos en los ritmos de las estaciones a medida que se manifiestan. Hemos aprendido sobre el desapego, la abundancia, interdependencia, muerte, renovación y resurrección, todo inscrito en la creación para que lo veamos.
Modelo práctico
Como ya teníamos un modelo bien establecido de reunirnos deliberadamente al aire libre durante varios años antes de que llegara la pandemia de COVID-19, no sentimos las restricciones tan dramáticamente como otras congregaciones que tuvieron que cerrar las puertas de sus edificios por un tiempo.
Pudimos continuar nuestros cultos con solo algunos ajustes menores, como usar una herramienta de registro en línea (Eventbrite) para pedirles a los participantes que se inscribieran con anticipación. Esto nos permitió mantenernos dentro de los límites permitidos de participantes en cada reunión y, en caso de que fuera necesario, tener información de contacto. También mejoramos nuestro boletín electrónico, agregando más recursos para el compromiso personal y crecimiento espiritual en casa.
En Burning Bush, no decidimos experimentar con la adoración simplemente para ofrecer algo nuevo y diferente, o para descubrir cómo comportarnos en otro contexto. Seguimos la guía de Dios para volver a vincular el corazón, la mente y el alma con la amada comunidad de la creación, lo cual es algo nuevo y a la vez antiguo. Ha sido un camino de renovación y transformación, enraizándonos en la gran visión de Dios de shalom para toda la creación.
—Wendy Janzen, pastora de Burning Bush Forest Church e integrante del equipo ministerial de Mennonite Church Eastern Canada; el ministerio de Wendy se caracteriza por inspirar y motivar a cuidar el medioambiente. Reside en Kitchener, Ontario, Canadá.