¿Es la construcción de paz cristiana diferente de otros tipos de reconciliación? ¿Trabajan los anabautistas en la construcción de la paz en modos que los divida? Varias de las 223 personas provenientes de 36 países respondieron a dichas preguntas en la Segunda Conferencia Mundial de Construcción de Paz Menonita-Anabautista en los Países Bajos que tuvo lugar entre el 27 y 29 de junio de 2019.
“Muchas personas alrededor del mundo trabajan en la reconciliación”, afirmó Prakash Thankachan de India, “pero los cristianos tienen una motivación diferente. Jesús dijo: ‘Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo’ (Juan 14:27)”.
Como diácono ordenado en la iglesia del Norte de India, Prakash trabaja con el Comité Central Menonita formando a otras personas en habilidades para la construcción de paz. Él menciona el relato de 1569, de Dirk Willems, a propósito de una fuga de la prisión en los Países Bajos y el perdón por el tiroteo ocurrido en una escuela Amish en 2006, como ejemplos del testimonio de paz anabautista que lo inspiran en forma especial.
Marcus Weiand, de la iglesia Libre Evangélica, director del instituto para la Transformación del Conflicto en Bienenberg, Suiza, señala a Jesús. “Lo que he aprendido del anabautismo es el fuerte énfasis en el acercamiento de Dios hacia la humanidad a través de Jesucristo para cuidar de los hambrientos y necesitados. Hoy estamos llamados a seguir a Jesús tan de cerca que nuestros pies deben ensuciarse con el polvo de sus pies”.
La guerra civil es el contexto de la construcción de la paz encarnada por los anabautistas en Colombia. La abogada Menonita Katherine Torres, coordinadora de Puentes para la Paz, habló de sus esfuerzos para atraer a los cristianos de muchas denominaciones al proceso de paz al acercarse el final de una guerra civil de 60 años en Colombia. Ellos iniciaron diálogos arriesgados con los grupos armados. “En un momento estuvimos en medio del fuego cruzado”, relata ella.
“La no-violencia es el don de los anabautistas”, comenta Torres. “Los anabautistas trabajan en la construcción de paz partiendo de un fuerte sentido de lo comunitario”.
Etiopía es un ejemplo de testimonio de paz anabautista fundamentado en la comunidad. “Cristo mismo es nuestra paz (Efesios 2)”, expresa Tewodros Beyene, presidente de la iglesia Meserete Kristos (MK), una denominación anabautista. “Es por causa de Cristo que nos reunimos como iglesia”.
Para romper un ciclo de retribución, los miembros de la iglesia MK brindan capacitación vocacional para que los reclusos puedan funcionar de manera productiva al ser liberados. “Si uno mata a alguien en Etiopia”, explica, “inclusive si cumple una larga condena en prisión, morirá asesinado por venganza tan pronto como sea liberado”. La iglesia trabaja preparando a las comunidades de origen de los prisioneros para que los reciban.
Los miembros de la iglesia no dudan en explicarles a otros que hacen este trabajo porque Cristo vino a reconciliarnos. “Cada año, unas 1.200 personas entregan su vida a Cristo a través de este ministerio”, afirma Tewodros.
“El trabajo de paz de la iglesia debe tener una visión enfocada en la misión. Tenemos un evangelio de paz y necesitamos ser evangelistas que llamen a otros a tener una relación pacífica con Dios”.
Grace Carhart, estudiante de posgrado en el instituto de Estudios Cristianos, Toronto, Canadá, ve el potencial de la iglesia para “permitirnos ser moldeados en modos positivos por la comunidad. Si se tiene una base sólida de identidad positiva, la gente de la iglesia no tiene por qué tener temor de interactuar con aquellos que son diferentes”.
Aunque ella misma no es Menonita, Grace Carhart ve a los menonitas como gente abierta a grupos y perspectivas diversas. Héctor Acero Ferrer, de Colombia, quien dirigió un taller junto con ella, expresó: “La iglesia es un lugar en el que las personas una y otra vez pueden contar la historia de ser una víctima, o un victimario”.
Para que los anabaptistas puedan continuar el arduo trabajo de la construcción de paz, Derek Suderman de Conrad Grebel University College en Canadá, subraya que debemos mantener en el centro nuestro lenguaje principal de comprensión bíblica/teológica. Desde esa base surge nuestro lenguaje secundario de los derechos humanos y la legislación internacional. “La supervivencia de la postura de paz Menonita depende de nuestra capacidad de articular las principales razones por las cuales hacemos trabajo de construcción de paz”, asegura. “La construcción de paz debería ser un derivado de nuestra fe, no la cosa en sí misma”.
—J. Nelson Kraybill, presidente del CMM (2015–2021), reside en Indiana, EE.UU.