El evangelio a dos manos: desarrollo físico y espiritual

Malaui 

“Soy yao”, dice Madalitso Blessings Kaputa. En Malaui dicho grupo étnico es considerado musulmán. “Alguien se contactó conmigo.” 

Chewa, yao, lome (los principales grupos étnicos de Malaui): todos ellos pueden ser parte integral de esta familia de Dios, dice Madalitso. 

Como integrante del grupo étnico yao, él puede representar a la iglesia en las zonas musulmanas. “Existe una conexión, una relación, entre las personas musulmanas y la iglesia. Intentamos guiarnos por la idea de dejar que la comunidad musulmana yao se comprenda a sí misma. Somos parte de la familia de Dios. No imponemos. La iglesia trabaja unida.” 

“Soy el testimonio vivo de la iglesia y de cómo los anabautistas viven con otras personas. Si yo no pudiera crecer de esta manera, sería difícil vivir en una comunidad musulmana. Procuro la paz. Comparto el evangelio de la paz.” 

Las iglesias anabautista-menonitas de Malaui proclaman el evangelio con valentía y a la vez ofrecen ayuda y socorro, tanto a los miembros como a la comunidad. 

Hay dos iglesias miembros del CMM en Malaui: Mpingo Wa Abale Mwa Kristu (Hermanos en Cristo) y la Iglesia de los Hermanos Menonitas de Malaui. En sus inicios, ambas fueron promovidas por evangelistas africanos. 

Mpingo Wa Abale Mwa Kristu: como el llamado macedónico 

Un pequeño grupo comenzó a reunirse para orar en 1983, en Blantyre. Se dieron cuenta de la presencia de la Iglesia de los Hermanos en Cristo (BIC, por sus siglas en inglés) en Zimbabue y quisieron vincularse con ella. Al orar, sintieron la inspiración de escribir una carta, invitando a los líderes de Zimbabue a visitarlos. 

La iglesia BIC de Zimbabue recibió el llamado. En 1984, enviaron a los pastores Philemon M. Khumalo y Bekithemba Dube junto con sus familias. 

Una comunidad comenzó a reunirse en Ndirande, un suburbio de Blantyre, el centro industrial y urbano del país. Pronto se estableció una segunda iglesia en Zombe. La iglesia fue inscripta oficialmente en 1986. 

Los primeros líderes fueron Sani Selamani Chibwana, que convocó a los primeros amigos; Melawrie Fred Mbamera asumió la presidencia y Efraín Disi era el secretario. 

La iglesia ha crecido y hoy cuenta con 75 congregaciones en las regiones del sur y centro del país. Está conformada por personas que integran varios grupos étnicos. 

La iglesia tiene ministerios para jóvenes y mujeres. Hay proyectos de evangelización, ministerios para personas afectadas por el VIH/SIDA y otros ministerios de compasión. 

La iglesia desarrolla plenamente su identidad anabautista promoviendo la paz y amándose unos a otros. Procuran vivir como Cristo nos enseñó en Mateo 5. “Necesitamos a Jesús ya que Dios es amor. Esto demuestra nuestra verdadera identidad”, afirma Madalitso. 

Cuando los miembros de la iglesia se acercan con el evangelio y descubren que hay necesidades físicas, ellos ayudan a las personas: orando, acompañándolas, apoyándolas en procura de sanación o recursos. 

También brindan enseñanzas de la Biblia y una comprensión cabal de la necesidad de tener fe en Cristo Jesús, no en falsas doctrinas. 

“Podemos acercarnos a las personas no sólo por una vía sino también por doble vía: atender los aspectos espirituales e incluso los físicos”, dice Madalitso. 

“Estamos presentes. Somos sal y luz, satisfaciendo sus necesidades como personas integrales por medio de un evangelio holístico”, él dice. 

Desafíos 

La pandemia fue sólo uno de los principales desafíos que afectó a la iglesia BIC en Malaui. El VIH/SIDA continúa separando a las familias. Es tan solo recientemente que ha disminuido una epidemia de cólera. El cambio climático provoca sequías y condiciones climáticas adversas. Hace poco, el ciclón Freddy arrasó el país, destruyendo viviendas, edificios de iglesias y arrasando jardines y cultivos, lo que resultó en la pérdida de pastores, miembros de iglesias y vecinos. La escasez de alimentos implicará precios más altos. La iglesia está orando sobre la manera de ayudar cuando no haya cosechas. 

Pero la iglesia BIC no sólo se fija en los desafíos. Hay esperanza. 

“Somos el intercesor en quien Dios ha confiado para dar amor a quienes no reciben amor”, dice Madalitso Blessings Kaputa. 

“Aunque en la actualidad tengamos problemas de salud, la iglesia está presente para dar esperanza. 

“Incluso ante desafíos como el cambio climático: Jesús nos brinda esperanza”, dice Madalitso. 

Bautismo: un momento de alegría 

“Si fuera como una taza de té, se le añadiría mucha azúcar a fin de demostrar que hay alegría”, dice Madalitso Blessing Kaputa, sobre un reciente evento de bautismo. 

El bautismo en Malaui, un país mayormente rural, se realiza principalmente en los ríos o en el lago. 

La mayor parte del tiempo hay un grupo numeroso de personas de pie, mirando y celebrando juntas. 

Es un momento de hermandad, por eso a menudo hay comida. 

Nada sucede sin el canto. Cantar forma parte de nuestra alegría. 

A veces el bautismo se realiza después de meses o años de estudio. Pero otras personas se despiertan y dicen, “¡vamos!” y luego pasan a comprender su bautismo. En definitiva, no es el bautismo lo que trae la salvación sino lo que sucede en su corazón. 

—Madalitso Blessing Kaputa, evangelista de la Iglesia de los Hermanos en Cristo de Malaui. 

Leaders at the MBCM annual general conference.
Líderes en la convención general anual de MBCM. Foto: Lyson Makawa

Iglesia de los Hermanos Menonitas de Malaui: multiplicar iglesias 

En 2009, un hombre proveniente de la República Democrática del Congo, estaba en el campo de refugiados de Dzaleka en el distrito de Dowa, Malaui, y vio la necesidad de fundar una iglesia. Safari Mutabesha Bahati (RDC), Onesime Kabula (Ruanda), Charles Isaiah, Chiza Sedata, Gems Mariamungu, Gemeya y sus familias fundaron una iglesia, que empezó a crecer. Se unieron personas de la República Democrática del Congo, Burundi, Etiopía, Ruanda, que hablaban francés, inglés, suajili, y otras personas más fueron participando. 

Su fervor evangelístico los llevó más allá de los límites del campamento para fundar iglesias entre los malauíes locales. 

Hoy en día, existen dos congregaciones en el campamento y hay sesenta que están dispersas por las zonas rurales del país densamente poblado. 

La estrategia es que una congregación debería establecer otra congregación. Estas se constituyen en centros de entre siete y doce congregaciones en torno a un centro misionero, dirigido por un pastor principal, quien rinde cuentas al ejecutivo. Con este rápido crecimiento, no todas las congregaciones tienen un pastor capacitado formalmente. Pero tres veces al año, los pastores se reúnen durante una o dos semanas para recibir capacitación a través de los talleres de Capacitación en Liderazgo Misional de la Comunidad Internacional de Hermanos Menonitas (ICOMB, por sus siglas en inglés). 

Existen fuertes vínculos de solidaridad regional y cultural en la sociedad de Malaui. La iglesia de los Hermanos Menonitas (HM) procura vencer las barreras. “En la iglesia existen todos estos grupos: nuestro lenguaje radica en que Jesucristo es nuestro líder. Lo que nos une es el evangelio”, dice Lyson Makawa. 

Los HM se esfuerzan por fundar iglesias holísticas. La evangelización y el discipulado son prioridades. “Creemos en fomentar la formación de las personas que recién se han acercado a Jesucristo para que puedan crecer en madurez”, dice Lyson Makawa. Se anima a los nuevos creyentes a asistir a clases durante al menos un mes a fin de aprender los conceptos básicos antes del bautismo. 

“También creemos en la fundación de iglesias por medio de la cual se lleve adelante el empoderamiento espiritual y también físico.” 

Un ejemplo es el proyecto de costura que se inició en el campo de refugiados. A las mujeres se les enseña a coser artículos para la venta, y así puedan tener una fuente de ingresos. 

Otro proyecto es la promoción de un sistema de agricultura con kits de baldes, en que el agricultor recibe una herramienta de riego y semillas para plantar hortalizas. 

La iglesia también ha puesto en marcha una incubadora para polluelos para que los pastores críen pollos a fin de obtener alimento e ingresos. 

Desafíos 

Los pastores enfrentan muchas dificultades, desde la falta de educación y los viajes entre aldeas, hasta mantener a sus familias con pocos ingresos. Sus congregaciones esperan de ellos apoyo espiritual mientras que sus familias buscan apoyo financiero. 

Aunque la mayoría de los pastores son hombres, hay una mujer que se desempeña como pastora. Hasta el 70 por ciento de los miembros de la iglesia son mujeres. Aunque las diferencias en las prácticas de fe entre esposos y esposas pueden causar problemas matrimoniales, a veces los problemas matrimoniales llevan a las mujeres a buscar alivio en la iglesia. 

La iglesia HM no se libró de los efectos del Ciclón Freddy. Está centrando sus esfuerzos de ayuda en las personas mayores, las personas con discapacidades y aquellas que de otro modo no pueden mantenerse a sí mismas. 

Reuniones de adoración 

Una reunión del domingo a la mañana comienza con una oración, seguida de unos treinta minutos de enseñanza. Sigue el canto en varios momentos: alabanza animada con danza, adoración más contemplativa y presentaciones del coro. Durante la siguiente hora hay una predicación de la Palabra de Dios por el pastor o un anciano de la iglesia, o incluso de un pastor de otra iglesia. Después se recoge la ofrenda, seguida de la bendición. 

Las congregaciones también pueden realizar cultos entre semana durante alrededor de una hora. 

Las reuniones centradas en la enseñanza de la Palabra de Dios se llevan a cabo los miércoles, a partir de las 15 hs. 

Las mujeres suelen reunirse los jueves. Estas son ocasiones para realizar tareas como decorar la iglesia o animarse unas a otras. 

Los sábados hay reuniones para oraciones de intercesión. “Tenemos un Dios que responde a nuestras oraciones”, dice Lyson Makawa. 

—Lyson Makawa, coordinador de desarrollo de líderes y capacidades de la Iglesia de los Hermanos Menonitas de Malaui. 

Relaciones con otras iglesias 

“Creemos que pertenecemos a la familia más amplia de anabautistas”, dice Lyson Makawa. “Pertenecer a las mismas raíces nos une.”  

Las iglesias anabautista-menonitas de Malaui están vinculadas al cuerpo más amplio de Cristo en todo el mundo, así como entre sí. Tanto la iglesia ‘BIC’ como la iglesia HM se relacionan con el Comité Central Menonita y trabajan en conjunto. 

Los Hermanos Menonitas también han colaborado en el país con un grupo anabautista-menonita conservador en la publicación de material evangelístico. 

Se sigue manteniendo una relación entre las iglesias BIC de Malaui y Zimbabue: A menudo se invita a zimbabuenses a las convenciones de las iglesias de Malaui, que en ocasiones brindan enseñanzas. Una delegación de mujeres de Malaui visitó Zimbabue en un proyecto educativo. 

Siguiendo el ejemplo de su iglesia madre, la iglesia BIC de Malaui también está evangelizando en nuevas regiones. Se está llevando a cabo una planificación estratégica para llegar a la parte norte del país y también al vecino país de Mozambique. “La misión está en nuestros corazones”, dice Madalitso Blessing Kaputa. 

Y la relación con otros organismos eclesiales les recuerda a las hermanas y los hermanos de Malaui que no están solos. “Lo que sea que esté sucediendo en el CMM, concierne incluso a la iglesia de Malaui. No lo damos por sentado: somos una familia”, dice Madalitso.  


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