Dar es contagioso

Desde mi asiento en la plataforma de la Iglesia Menonita de Mopulu en Ngaba, República Democrática del Congo, puedo ver a todos en la congregación durante el culto. Los niños que están adelante se ven cautivados cuando diversos coros pasan al frente a alabar a Dios: el coro de mujeres, el coro de hombres, el coro de mujeres jóvenes... y el coro de niños. Incluso los más pequeños saben que son apreciados y necesarios. 

Como es común en muchas iglesias de África, el momento de la ofrenda es una celebración. Mientras la congregación canta gozosamente y los músicos dan lo mejor de sí, grupos de personas avanzan, uno por uno según su edad y género, hacia una mesa con cinco canastas para la ofrenda.

En secuencia, mujeres adultas, hombres adultos, mujeres jóvenes, hombres jóvenes, niños y niñas pasan adelante danzando con sus regalos. Algunos ponen en cada canasta, otros ponen en una o dos.

Francisca Ibanda, Representante regional del CMM, me comenta que las diversas canastas son para “la ofrenda normal, la ofrenda de ayuda social, la ofrenda para la construcción, la ofrenda para el predicador y la ofrenda para cualquier día especial que se esté celebrando”.

La alegría y la generosidad de quienes ofrendan me recuerdan a los israelitas que daban las ofrendas para construir el tabernáculo. “La gente está trayendo más de lo que se necesita para llevar a cabo la obra que el Señor mandó hacer”, exclamó Moisés, al enterarse de que tenían abundante material para construir la tienda de adoración (Éxodo 36,5).

¡Qué grandes lecciones están aprendiendo los niños de Ngaba!

Con cinco canastas, aprenden la asignación del presupuesto: algunos recursos para las personas necesitadas, algunos para apoyar a los líderes de la iglesia, algunos para las instalaciones y otros para el programa.

Dar es obedecer a Dios; dar es alegría.  

He ayudado con la recaudación de fondos para el Congreso Mundial Menonita y otras entidades de la iglesia. Paradójicamente, las personas que dan hasta que duela son felices. Los cristianos occidentales podríamos aprender de las hermanas y los hermanos africanos: dar los diezmos y las ofrendas visible y gozosamente puede ser un acto de adoración. La próxima generación observa y aprende.

Nelson Kraybill, presidente del CMM (2015–2021), reside en Indiana, EE.UU.

 

Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en abril de 2019.

 

Comentarios