Testimonios de América Latina
El gozo de pertenecer a la familia anabautista cristiana
La posibilidad de intercambio mutuo y las oportunidades para compartir con el mosaico de hermanos y hermanas del panorama general de las diferentes iglesias anabautistas contribuye a afirmar y cimentar mi fe, espiritualidad e identidad personal como cristiano anabautista. A través de estas interacciones, tengo la oportunidad de enriquecer mi comprensión de la fe y de experimentar la presencia de Dios de maneras diversas y profundas.
A. Perspectivas teológicas anabautistas:
Estoy expuesto a una variedad de perspectivas teológicas y enfoques prácticos de la fe. Esto me ayuda a ampliar mi comprensión de la Biblia, la teología y los valores fundamentales del anabautismo. A través de estas interacciones, puedo profundizar mi fe y verla desde nuevas perspectivas mientras desafío mis prejuicios o formas anteriores de pensar.
Desde mi infancia espiritual en el anabautismo, he crecido hasta desarrollar una identidad anabautista personal segura.
B. La comunidad y el testimonio compartido:
Aprecio el valor de la comunidad y el testimonio compartido. A través de los testimonios de otros, soy testigo de cómo diferentes comunidades encarnan su fe de maneras únicas y diversas, reflejando la “multiforme gracia de Dios” y los dones y experiencias que Dios ha dado a estos creyentes, seguidores de Jesús.
Esto me anima a valorar y celebrar la “pluralidad” en la iglesia y a comprender que la unidad en el seguimiento a Jesús no implica uniformidad, sino armonía en medio de nuestras diferencias.
C. Justicia y reconciliación:
A través de la diversidad de experiencias y perspectivas, soy confrontado con asuntos de justicia y reconciliación.
Al interactuar con personas de diferentes orígenes socioeconómicos, culturas y tradiciones, tengo el desafío de examinar las estructuras de poder y las injusticias presentes en el mundo. Esto alimenta mi compromiso con la justicia social y me lleva a buscar formas de construir puentes y promover la reconciliación en medio de nuestras diferencias.
D. Una identidad que es abierta y arraigada:
Aprendo a apreciar y abrazar mi propia identidad anabautista mientras me abro a la diversidad y la interconexión con otras tradiciones y culturas. Descubrí que mi identidad no está en competencia con otras identidades, sino que se enriquece y fortalece a través del diálogo y las relaciones con personas de diversos trasfondos.
Esta apertura amplía mi horizonte y me permite crecer como persona y como seguidora de Cristo.
El compartir y el intercambio mutuo con un mosaico de personas de nuestro gran mundo de diversos lugares, iglesias y comunidades anabautistas son una bendición en mi vida espiritual. Esto amplía mi comprensión de la fe, fortalece mi identidad personal y fomenta un compromiso más profundo con la justicia y la reconciliación. A través de estas experiencias compartidas, siento más profundamente la presencia de Dios y tengo el desafío de vivir mi fe de una manera más auténtica y comprometida.
—Carlos Avalos, pastor, Iglesia de los Hermanos en Cristo “Bellos Horizontes”, Managua, Nicaragua. |