5 consejos para reducir la ansiedad
Desde guerras hasta desastres climáticos y una recuperación económica post pandémica más lenta de lo esperado, el 2023 ha sido un año desafiante. Mientras navegamos por estos acontecimientos mundiales y reflexionamos sobre su impacto en nuestras vidas, se acerca la Navidad. ¿Cómo acogemos las festividades inminentes (las cenas, las obras de teatro en la iglesia, las decoraciones festivas) cuando el mundo que nos rodea parece desmoronarse? ¿Cómo expresamos gratitud por la salvación cuando la muerte y la destrucción aparecen constantemente en nuestras pantallas?
Virgo Handojo, profesor de psicología en la Universidad Bautista de California y pastor de Jemaat Kristen Indonesia (JKI) Anugerah en California, Estados Unidos señala que, “este año ha traído una multitud de factores estresantes. Los factores estresantes pueden percibirse como amenazas, eventos neutrales u oportunidades de crecimiento: un desafío. Estos se vuelven abrumadores cuando se ven como amenazas a nuestra existencia, haciéndonos perder la perspectiva de lo que realmente importa”.
Para aliviar la ansiedad provocada por factores estresantes, Handojo comparte cinco consejos:
1. Distinguir entre lo que podemos y lo que no podemos controlar, y luego formular elementos procesables.
Priorice y realice cambios en las cosas que puede controlar, mientras ajusta las expectativas para los factores que escapan a su control. Aunque detener los desastres climáticos puede estar fuera de nuestro alcance, lograr un impacto positivo en nuestro microambiente (nuestros hogares, vecindarios o incluso contactar a funcionarios electos) está a nuestro alcance.
2. Establecer una rutina.
La incertidumbre añade estrés y puede provocar ansiedad. Desarrollar patrones regulares (como horarios de comida consistentes, horarios regulares de trabajo o escuela, ejercicio diario con el mismo grupo, tiempos de oración familiar y estudio bíblico semanal) ayuda a recuperar una sensación de control.
3. Especificar los factores estresantes.
La ansiedad surge de pensamientos irracionales; una anticipación que carece de claridad, especificidad y realidad la vuelve abrumadora. Al asignar un nombre al factor estresante, como identificar un aspecto concreto de una condición macroeconómica (por ejemplo, un aumento en las tasas de interés), podemos comenzar a elaborar estrategias y encontrar soluciones.
4. Bajar el volumen del mundo.
Esto puede implicar apagar la televisión, tomar un descanso de las redes sociales o establecer límites con las personas que contribuyen a sus preocupaciones, al menos hasta que haya desarrollado mejores mecanismos para afrontarlas. Esté en contacto con sus pensamientos internos, aquí y ahora.
5. Buscar ayuda.
Hablar con una persona de confianza puede resultar de gran ayuda. El simple hecho de ser escuchados puede asegurarnos que no estamos solos. Si compartir las cargas entre amigos no proporciona alivio, es una indicación de que puede ser necesaria ayuda profesional para evitar que la ansiedad se apodere de nuestras vidas y de nuestra alegría.
Virgo Handojo, además añade que “vivir en este mundo significa experimentar emociones tanto positivas como negativas. No conoceremos la felicidad sin haber experimentado la tristeza, ni el consuelo sin dolor. Lo que debemos recordar es que podemos entregar nuestras mentes y pensamientos a la mano de Dios, confiando en que Dios tiene el control”.
“También tenemos promesas de que Dios conoce nuestras necesidades, se hará cargo de ellas y estará con nosotros tanto en los días buenos como en los malos. Mateo 6:25-34, que aborda la preocupación y la ansiedad, enfatiza buscar primero el reino de Dios y su justicia, con la seguridad de que todas las demás cosas también serán provistas”.
La presencia y guía de Dios, tanto en los buenos como en los malos tiempos, son los regalos celestiales por los que podemos estar agradecidos en esta Navidad.