El mundo anabautista ha cambiado inmensamente desde la primera Asamblea que el Congreso Mundial Menonita (CMM) organizó en 1925. Nuestra familia mundial ha presenciado una transformación numérica en términos étnicos, geográficos y lingüísticos.
Nuestra diversidad cultural actual es asombrosa. Mientras que durante los primeros años del CMM, el idioma dominante era el alemán y las asambleas mundiales se llevaban a cabo en Europa y Norteamérica, hoy por hoy tratamos de producir todos nuestros materiales en los tres idiomas oficiales del CMM: español, inglés y francés. Tenemos muchos documentos en otros idiomas y nuestras asambleas se turnan entre cinco continentes.
Semejante crecimiento mundial se ha dado en contextos diferentes a los de la fe anabautista. El encuentro con religiones del mundo ha sido inevitable y maravilloso a la vez. Nuestra creencia fundamental en Jesucristo como Señor y Dios, como paradigma normativo para el ser humano y como camino al Padre, nos ha llevado a preguntarnos cómo interactuar con las religiones que nos rodean.
Desafortunadamente, la iglesia cristiana no siempre ha dejado un registro muy alentador de su encuentro con las religiones del mundo. Historias de violencia, opresión, colonialismo y abuso religioso son bien conocidas. Como anabautistas, ¿tenemos algo que ofrecer respecto al encuentro con otras fes?
En este Correo compartimos algunos aprendizajes de nuestra comunidad global en su interacción con religiones del mundo. Las historias aquí relatadas nos hablan de la necesidad de presentar a Jesucristo desde nuestra perspectiva como testigos de lo que Él es y ha hecho en nuestra vida. Dicho testimonio tiene las siguientes características, entre otras:
1. Se ofrece en comunidad e interdependencia
Un testimonio que ofrece ejemplos palpables de perdón, reconciliación, amor y cooperación mutua ha tenido un impacto enorme en nuestro encuentro con otras fes. Mientras que las diferencias culturales, de género, políticas y económicas dividen, la fe en Cristo hace posible una nueva humanidad.
2. Se ofrece teniendo en cuenta al ser humano como un todo
Nuestro encuentro con Cristo nos transforma completamente. Es por eso que nuestro testimonio incluye desarrollo comunitario, resolución de conflictos, fundación de iglesias, justicia restaurativa, ministerios educativos, de consejería y de salud, entre otras cosas. En la persona de Jesús, Dios se interesa por el ser humano en su integralidad, y nosotros damos testimonio de esa realidad.
3. Se ofrece desde una posición incluyente
Un testimonio que privilegia a una raza o esfera social sobre otra no es coherente con la persona de Jesús. Nuestro testimonio del amor de Cristo nos lleva a valorar todas las culturas, evitando patrones de dominio social. Todo ser humano está invitado a unirse con nosotros en la mesa de comunión y disfrutar de una relación con Dios.
4. Se ofrece desde una posición vulnerable
Nuestro testimonio no se presenta desde una posición arrogante o de superioridad. Sabemos por experiencia propia cómo Dios se interesa de forma especial por los más necesitados y a veces excluidos por la sociedad. En nuestro testimonio nos unimos a Dios en ese caminar.
Como testigos, nuestro papel no es convencer al otro. En nuestro encuentro con las religiones del mundo estamos llamados a unirnos a lo que Dios ya está haciendo en esos contextos y, con humildad, compartir lo que Dios ha hecho por nosotros en la persona de Jesús.
Sin embargo, nuestro encuentro con religiones del mundo no ha sido siempre coherente con nuestra fe. Reconocemos que muchas veces nos hemos equivocado lastimando a otros y afectando negativamente nuestro testimonio.
Es nuestra oración que este número de Correo nos anime y desafíe a ser testigos fieles. ¡Que el Espíritu de Dios nos guíe a seguir descubriendo en la práctica, las implicaciones de seguir a Jesús en el contexto multirreligioso en el cual nos encontramos!
—César García, secretario general del CMM, oriundo de Colombia, reside en Kitchener, Ontario, Canadá.