En momentos de incertidumbre, es normal que nos llenemos de dudas, miedo y pánico.
Recordemos cuando Jesús llamó a Pedro al agua: Pedro dio algunos pasos, pero apenas se fijó en sus circunstancias, se llenó de dudas, temor y pánico. (Mateo 14,22-33).
En esta pandemia mundial, nuestras rutinas se han visto interrumpidas y nuestro futuro es incierto.
En medio del COVID-19 tenemos esperanza: sabemos que nuestro hogar eterno es el cielo, fijamos nuestra mirada en Jesús, de quien procede y quien perfecciona nuestra fe (Hebreos 12,2); y predicamos el evangelio con urgencia.
En segundo lugar, nuestra esperanza está puesta en Dios, nuestro protector. Dios nos cubrirá con sus alas y bajo ellas encontraremos refugio (Salmo 91).
Podemos extraer muchas lecciones de esta pandemia. Aquí hay cinco que tengo mucho en cuenta:
Aprecia a tus seres queridos y siempre diles lo mucho que significan para ti.
Nunca sabemos lo que el mañana nos depara, aun así, vivimos cada día con la esperanza de un futuro. Recordemos que algún día, cada uno de nosotros dará su último suspiro. Aprecia a los que te rodean y aprovecha al máximo los momentos que compartes con ellos. Deberíamos valorar este regalo que llamamos vida.
Confía en el Señor
Esto no es algo fácil de hacer. Confiar en Dios con todo nuestro corazón significa rendirnos a su voluntad y creer que Él tiene los mejores planes para nuestra vida (Proverbios 3,5-6). Confiar en Dios incluso al pasar por el fuego, sabiendo que Él nos rescatará (Daniel 3,7), e incluso cuando nuestros planes no tengan éxito, sabiendo que Él tiene otros planes mejores (Jeremías 29,11).
Acepta la voluntad divina de Dios
Durante esta época, podemos estar llenos de preguntas sobre por qué están sucediendo cosas malas. En vez de eso, te animo a cambiar tu perspectiva. En vez de preguntar “por qué”, confía en que Dios te sostendrá a través de los desafíos. Permite que Dios te sostenga con su diestra victoriosa (Isaías 41,10), y te consuele en tu aflicción.
La autosuficiencia es un mito
Muchos de nosotros solíamos sentirnos seguros y seguras económicamente; pero algunas personas perdieron empleos y fuentes de ingresos a causa de la pandemia. Necesitamos presentarnos ante el altar del arrepentimiento por las veces que creímos en la mentira de la autosuficiencia. Reflexionando sobre la provisión divina de Dios, preguntémonos cómo es que hemos creído que podríamos hacerlo todo por nuestra propia cuenta. Recordemos que Dios nunca nos dejará ni nos desamparará (Deuteronomio 31,6).
La conexión e interacción humana son de suma importancia
Es fácil sentirnos aislados durante este tiempo. La mayoría de nosotras, las personas, no hemos podido ver a nuestros familiares o a nuestras amistades durante mucho tiempo. Reflexionemos sobre la importancia de la conexión y la interacción humana. Pensemos en formas en las que podemos fomentar dichas relaciones a pesar de la distancia.
La Semana de la Fraternidad YABs es un espacio para que los y las jóvenes se conecten e interactúen, superando las barreras de la distancia y la diferencia horaria. Es un tiempo para que testifiquemos del amor de Dios por nosotros y para que celebremos la diversidad del cuerpo de Cristo.
Animo a los y las jóvenes de todas las iglesias afines al anabautismo a participar. Reúnase en sus iglesias, puede ser virtualmente o en un entorno en el que se respete la distancia social, y únase a otras personas jóvenes de diferentes partes del mundo en la celebración de la Semana de la Fraternidad YABs.
Que la paz de Cristo les acompañe.
—Makadunyiswe Doublejoy Ngulube es la representante para África en el Comité de YABs. Es miembro de la iglesia Mount Pleasant de los Hermanos en Cristo de Zimbabue; actualmente se encuentra en Canadá, estudiando ciencias ambientales.
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*Si su grupo de jóvenes o jóvenes adultos celebra la Semana de la Fraternidad YABs, le invitamos a compartir sus historias y fotos con el CMM en photos@mwc-cmm.org.