200.000 nuevos desplazados por conflicto en Congo oriental

Goma, República Democrática del Congo– Rukimba Furaha abandonó su hogar y campos en la aldea de Kabuya, provincia de Kivu del Norte, de la República Democrática del Congo (RDC), preocupada por la seguridad de sus ocho hijos.

Su esposo se había ido días antes para evitar que el ejército rebelde lo reclutara por la fuerza. La huida fue tan repentina que no pudieron llevar consigo alimentos o pertenencias.

Huyeron a causa del conflicto armado; una vez más, el desplazamiento de la población provoca sufrimiento generalizado en las provincias del este de la RDC.

Desde abril de este año, más de 200.000 personas han abandonado pueblos y campos en la región. Así, el número total de desplazados internos de la RDC excede los dos millones.

Entre 30.000 y 40.000 desplazados se refugiaron en países vecinos como Ruanda y Uganda. Sin embargo, la gran mayoría, incluyendo la familia de Furaha, se ha unido a otras personas en los campos atiborrados superpoblados de Kivu del Norte o del Sur, o con familias anfitrionas de la zona. Muchos  temen alejarse demasiado de sus aldeas ya que se aproxima la época de cosecha y podrían perderla.

Mbatse Dorika, la hija mayor de Furaha, tiene apenas diez años. Junto a sus hermanos menores, caminó más de 59 km de Kabuya a Kibati, cerca de la capital provincial de Goma, donde la familia se refugió en una escuela.

La escuela carece de agua, los servicios sanitarios tienen una fuerte carga impositiva y no habían recibido ningún tipo de asistencia desde mediados de julio. Siete u ocho familias duermen en cada aula y sólo los pupitres de los alumnos, utilizados como divisores, les brindan algo de privacidad.

Integrantes del personal del Comité Central Menonita (MCC) y de los servicios de emergencias de la Iglesia de Cristo del Congo (ECC), asociada hace más de quince años al MCC, visitaron Kibati el 15 de julio. Además de la familia de Furaha, cientos más (incluso muchos niños pequeños) habían llegado la semana anterior tras caminar tres días desde sus aldeas en medio del actual conflicto.

“Me impactó profundamente la falta de recursos como comida o agua, indispensables para atender las necesidades básicas humanas”, informó tras su visita, Ruth Keidel Clemens, directora del programa del MCC. “Muchos de los niños parecían necesitar asistencia médica pero no había recursos para atenderlos. Encontramos familias exhaustas y traumatizadas. Éstos son algunos de los signos visibles de una guerra olvidada que sigue desterrando y matando a miles de personas en Congo oriental.”

El equipo de evaluación de emergencias del ECC identificó a más de 5.500 familias en Kibati y otros tres lugares en la zona de conflicto, que necesitaban asistencia de emergencia para conseguir refugio, alimento, agua, servicios sanitarios y artículos del hogar. El MCC implementará acciones de emergencia en base a este informe.

En otros campos de desplazados, el MCC entregó lonas para 400 familias, y pagó el arancel escolar de 300 niños. Actualmente, el MCC está preparando un gran proyecto alimentario de emergencia para Kivu del Sur y del Norte, que asistirá a mil familias.

Desde la Oficina de Washington del MCC, se envió también una alerta a las organizaciones miembro, pidiéndoles que envíen correos electrónicos o llamen al presidente Barak Obama, solicitándole que tome medidas para atacar las causas de la violencia actual en Congo oriental. Para más información, MCC Action Alert

Desde 1994, cuando varios millones de ruandeses abandonaron su país a raíz del genocidio ruandés, Congo oriental ha sufrido una situación de conflicto permanente entre ejércitos nacionales de la RDC y de países vecinos, así como de diversos grupos rebeldes locales y regionales. El último enfrentamiento comenzó en abril de 2012, cuando un grupo de oficiales congoleños se amotinó y formó un ejército rebelde conocido como el M23 que, desde entonces, ha enfrentado al ejército congoleño y atacado a la población civil.

Las causas del conflicto en Congo oriental constituyen una combinación compleja de cuestiones étnicas y políticas en torno al control de tierras y minerales a nivel local, regional y nacional. Los refugiados y desplazados son las víctimas más vulnerables de estos choques, aunque toda la población de la región sufre la inseguridad y el trauma de los continuos enfrentamientos.

Furuha teme que los soldados rebeldes hayan arrasado sus campos, robado su ganado y saqueado su casa.

Distribución internacional de un comunicado del Comité Central Menonita.

Tim Lind, representante del MCC en la República Democrática del Congo, junto a su esposa Suzanne Lind. Ambos son de Three Rivers (Michigan, EE.UU.).

 

 

Comentarios