Cuando las pautas para quedarse en casa se flexibilicen, y las puertas de los templos y de los santuarios se vuelvan a abrir, los ministerios de la iglesia y de adoración, sin duda, se verán diferentes a cómo eran antes del brote del COVID-19 (coronavirus). Y así debe ser, para que podamos mantenernos a nosotros mismos y a nuestras comunidades seguros y saludables.
Pero esto significa que los pastores, pastoras y líderes de la iglesia deben prepararse para lo que será la “próxima normalidad” para la congregación y sus ministerios. Las siguientes son algunas cosas que debería considerar antes de invitar a los miembros de su iglesia a retornar al templo.
1. Incluso si se flexibilizan los mandatos de quedarse en casa, ¿debería volver inmediatamente a las actividades de adoración en persona?
Si bien los casos de coronavirus pueden estabilizarse o disminuir en algunos lugares, no ha desaparecido por completo. ¿Será seguro invitar a personas mayores y/o con mayor riesgo a estar en un espacio cerrado con otras personas que puedan tener el virus, pero ser asintomáticas? Quizás sería mejor retrasar su primer culto presencial – y/o un despliegue lento de actividades y programas. Considere comenzar primero con la adoración dominical y espere para ofrecer la Escuela Dominical y otros programas en persona. O bien, encuentre formas creativas de poner espacio entre los asientos en su santuario o templo, o celebre la adoración al aire libre durante los meses más cálidos durante el verano.
2. ¿Qué pasa si las reuniones de la iglesia se limitan inicialmente a no más de 50 personas?
Si las reuniones físicas tienen un tamaño limitado, podría considerar ofrecer más servicios (y/o más cortos) o servicios continuos complementarios en línea. Comience a ser una persona creativa sobre cómo solucionar las posibles limitaciones de asistencia en forma física.
3. ¿Cómo manejará las actividades de los niños?
Para la mayoría de los niños es difícil entender por qué necesitan mantener una cierta distancia entre ellos y sus amigos. ¿Debería retrasar o cancelar las actividades de los niños, como la escuela bíblica vacacional, la escuela dominical infantil y/o el tiempo de los niños? ¿O hay alternativas que podría implementar para tratar de reducir la propagación de virus y gérmenes, pero aun así involucrar a los niños y jóvenes de su iglesia?
4. ¿Cómo recolectará diezmos y ofrendas?
Poner dinero en un plato de ofrendas quizás no será factible. Considere recolectar las ofrendas a través de un recipiente que no se necesite tocar. Si cree que los miembros de su iglesia estarían interesados en dar electrónicamente, también podría ofrecerlo como una opción.
5. ¿Qué modificaciones debe hacer a las liturgias y ceremonias religiosas?
¿Podría su congregación ajustar la forma en que maneja los bautismos, la unción, el lavado de pies y la comunión, tanto a corto como a largo plazo?
6. ¿Deberían los miembros de la iglesia pensar de manera diferente acerca de sus normas para los servicios de culto?
Con el riesgo de brotes adicionales de coronavirus, prácticas que eran comunes como darse la mano, besarse en la mejilla y abrazarse podrían ser demasiado arriesgadas. Piense en algunas de las normas sociales en las que los miembros de la iglesia no podrían representar un peligro para la salud de los demás, y tenga una conversación sobre cómo su congregación podría adaptarse para mantenerse seguros.
7. ¿Qué hará con respecto al tiempo de comunión?
Muchas iglesias ofrecen un breve tiempo para que las personas se reúnan, tomen café o té y hablen entre la adoración y la escuela dominical. Pero, debido al COVID-19, puede ser de interés para todos acortar, o incluso eliminar, este tiempo de comunión para reducir el riesgo de propagar el virus entre sí. De igual manera, el compartir los alimentos también podría poner en riesgo la salud de algunas personar ¿Qué alternativas seguras puede encontrar su iglesia para compartir el pan juntos?
8. ¿Deberían las reuniones de la iglesia ser manejadas de manera diferente?
Ya sea por precaución o debido a personas con horarios atareados, tal vez las reuniones de la iglesia, las reuniones de comité, etc. podrían (o deberían) continuar por teléfono o video. Quién sabe, ¡tal vez otros quieran ser voluntarios para roles de liderazgo si se hacen cambios para que las reuniones sean más flexibles!
9. ¿Cómo manejará las actividades y programas durante la semana?
Desde reuniones de estudio bíblico, hasta servicios de adoración adicionales durante la semana, hasta actividades de voluntariado comunitario: ¿cómo manejará todo lo que sucede dentro de su iglesia o entre los que se congregan durante el resto de la semana? Tome estas decisiones usando la creatividad.
10. ¿Qué pasos adicionales puede tomar para cuidar el templo?
Ahora es el momento de desinfectar y esterilizar adentro del templo, y seguir haciéndolo hasta y después de reabrir físicamente el edificio del templo. Y, si aún no lo ha hecho, piense en colocar desinfectante para manos en áreas comunes, poner espacio entre los asientos de adoración y educación cristiana y/u ofrecer tapabocas a los asistentes.
11. ¿Debería invertir en o actualizar su equipo digital?
La adoración en línea ha ganado popularidad a lo largo de los años, y aún más debido a las pautas de COVID-19 para quedarse en casa. Si su iglesia ha encontrado una manera de crear un sentido significativo de comunidad a través del culto digital, y si las finanzas de su iglesia lo permiten, podría tener sentido invertir en el equipo necesario para ayudar a la iglesia a ser más eficiente y competente en esta área.
12. ¿Necesita ajustar las políticas y/o estructura de su iglesia?
El liderazgo de su iglesia debe hablar sobre la “próxima normalidad” para su comunidad de fe. Esto podría incluir conversaciones y planes actualizados relacionados a las finanzas de la iglesia, la comunicación de crisis y quizás también las políticas de salud e higiene. Donde sea que termine, es importante que las políticas y la estructura de su iglesia tengan en cuenta a todas las personas, especialmente a aquellas con menos recursos.
Las decisiones que usted y su congregación tomen, pueden parecer diferentes a lo que decidan otras iglesias, dado a su contexto específico y las necesidades de la congregación. El liderazgo de su denominación puede tener más pautas y sugerencias, así como la Organización Mundial de la Salud y gobiernos nacionales, regionales y locales.
Estas preguntas son desafiantes e incluso pueden parecer un sacrificio cultural, y por una buena razón. Este es un momento increíblemente difícil para las familias y las comunidades. Al orar y planificar intencionalmente para la “próxima normalidad” de su iglesia, ella estará mejor preparada para cuando las pautas para quedarse en casa se flexibilicen. Los miembros de su iglesia apreciarán el cuidado que usted da a la salud, bienestar físico, financiero y espiritual de ellos.
—Comunicado del Congreso Mundial Menonita escrito por Madalyn Metzger, vicepresidente de marketing, Everence, Este artículo apareció por primera vez en el blog de Everence, y luego en The Mennonite Inc.