Uruguay, un desafío para las misiones

Frontera Misionera: Nuestra meta es compartir cada año una frontera misionera con los miembros de las redes de GMF y GASN. Las ideas son para informar, aprender e inspirar sobre el trabajo y los desafíos que las iglesias anabautistas y las organizaciones enfrentan en un país en particular.


Uruguay tiene uns superficie de 176.215Km². En el norte linda con Brasil, en el oeste con Argentina a través del Rió Uruguay y en el sur está el Rio de la Plata y el Océano Atlántico.

En el año 2010 el país contaba con 3.500.000 habitantes, de los cuales la mitad vive en y alrededor de la Capital Montevideo.

Dos gustos comunes entre la agente son el futbol y la política. Se dice que cada niño uruguayo nace con una pelota debajo del brazo. Las elecciones nacionales son obligatorias, lo que hace que el pueblo participa como ningún otro pueblo en la elección de sus gobernantes.

En el comportamiento social y por ser un país pequeño, la gente guarda el estilo tradicional y conservador. Son tranquilos y gustan del vecindario. Son muy receptivos y buenos anfitriones para con el extranjero, por lo cual hay muchas colonias y poblaciones extranjeras en el país. En Uruguay no queda población autóctona de indígenas.

Un creciente numero de hogares tienen solo uno de los padres, por eso un quinto de los hogares uruguayos está dirigido por mujeres solas.

Desde 1916 existe la separación entre Estado e Iglesia. La libertad de culto está confirmada en la Constitución. 60% se consideran Cristianos, 24% no se consideran religiosos o son ateos, 12% son espiritistas, 1.8% judíos. De los que se consideran Cristianos 47% se consideran católicos y 6.5% evangélicos. Por lo menos la mitad de los que se consideran cristianos no participan en ninguna iglesia (Las estadísticas varían mucho). A raíz de la naturaleza laica del estado uruguayo, las festividades cristianas reciben oficialmente otros nombres, Semana Santa es Semana de Turismo, Navidad es Fiesta de la Familia. Muchas creen en Dios “a su manera”. Viven su religiosidad sin identificarse con ninguna confesión, algo que los hace victima facil del relativismo moral e inversión de valores. Tienen desconfianza de los aparatos religiosos. El componente de religiones sincrétistas con las religiones africanas posee creciente importancia.

Esto le da a Uruguay un ambiente religioso muy diferente que el resto del continente. Muchas veces se ha tildado a Uruguay como el cementerio de los misioneros, ya que es difícil plantar una iglesia, obra para la cual se tiene que tener a disposición no menos de 5 años, pero generalmente más.

Los primeros contactos evangélicos en el país llegaron con la ocupación inglesa en 1806, o sea con la llegada de la iglesia Anglicana. En 1839 hubo un primer intento metodista, que se confirmó recién en los años 1860. Desde 1857 comenzaron a llegar los valdenses. En esa época también comenzaron a venir más Luteranos. En 1911 se organizó la primer iglesia bautista y también los Hermanos libres. En 1926 la iglesia evangélica Armenia. Los primeros Mennonitas llegaron en 1948 de Alemania como refugiados de la Segunda Guerra Mundial y pocos años después se comenzó la labor misionera entre los uruguayos. Después llegaron inmigrantes y misioneros de muchos otros grupos.

En las últimas decadas también han llegado a Uruguay grupos llamados evangélicos que en realidad apuntan a la recolección de dinero, pidiendo dinero para orar, sea por los enfermos u otras situaciones de la vida, juntando fortunas y dejando un testimonio pésimo para el mundo evangélico.

Aunque se han hecho esfuerzos específicos de crecer y de plantar más iglesias, todavía existen zonas en el país que tienen muy pocas o ninguna iglesia evangélica, como es la costa del Río de la Plata desde Montevideo hasta Punta del Este y unos cuantos pueblos en el interior del país. De a poco el movimiento evangélico del país se está confirmando en manos locales.

Como Menonitas hemos tenido varias comisiones misioneras para promocionar la plantación de iglesias, y hemos podido crecer algo en número y en congregaciones, pero aun tenemos dificultades en mantener nuestra identidad Anabautista y un esfuerzo unido de extensión.

Al principio del siglo hubo un gran esfuerzo para plantar iglesias a nivel interdenominacional, algo que tuvo un auje, pero después muchos de los puntos conquistados nuevamente fueron perdidos.

Los Misioneros que vienen al país tienen que contar con tiempo, tanto de parte de las congregaciones que los envían como para ellos mismos. Algunos se han tomado un año para colaborar con alguna organización paraeclesiastica para conocer el mundo uruguayo, tanto evangélico como secular. Otra recomendación es que ya conozcan el español o que lo aprendan aquí en el país, algo que les ayudará mucho en su integración, ya que Uruguay tiene sus propias expresiones. Discusiones sobre politica y futbol pueden ser muy intensas, por lo cual es bueno ser cuidadosos con ellas.

El mundo evangélico en uruguay está dividido entre liberales y conservadores, que tienen una tensión importante entre ellos.

Somos un país con un porcentaje de evangélicos bajo y nos cuesta lograr un crecimiento firme.

Por lo cual les pedimos que oren por nosotros y por nuestro país Uruguay, para que el testimonio evangélico pueda crecer.

Hermann Woelke

 

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