Virtudes de la toma de decisiones por consenso (“tengan todos un mismo sentir”)
El consenso, una forma de tomar decisiones sin recurrir a la votación, puede favorecer la participación de todos los miembros en las reuniones del Concilio General, propiciar un ambiente de colaboración y armonía para la toma de decisiones, y posibilitar que los representantes disciernan juntos la voluntad de Dios (Ef. 5:17) para la iglesia y para el CMM.
- Llegar a un acuerdo mediante el intercambio de opiniones honesto y respetuoso es un procedimiento muy conocido y aceptado.
- Promueve la consulta, el análisis, el cuestionamiento y la reflexión que se apoya en la oración (no en la confrontación).
- Valora y busca incorporar la experiencia y la perspectiva de todos los miembros.
- Procura escuchar, entender y respetar todas las inquietudes y puntos de vista.
- Promueve la participación de todas las iglesias en el proceso de toma de decisiones.
- Posibilita que las iglesias aprendan unas de otras y profundicen la comunión entre ellas.
Pasos para llegar a un consenso
Estas pautas definen los pasos habituales que se dan en la toma de decisiones por consenso. Quizá no todos los pasos sean convenientes para cada reunión o decisión, pero sería útil seguir estas pautas en la medida de lo posible. A menudo, un paso se une al siguiente sin que se produzca un corte claro en el desarrollo de la reunión. No obstante, cada paso forma parte del proceso en pos del consenso.
1. Información
1.1 Presentación del tema: Se brinda a los miembros del Concilio General (y por lo general se envía antes de la reunión), la siguiente información: los antecedentes del caso que ameriten que se plantee el tema, información que ayude a entender el tema, información que exprese la variedad de posibles perspectivas y la propuesta de las acciones a seguir.
1.2 Aclaración del tema: Cuando se presente un tema en una reunión, los miembros del Concilio General podrán solicitar las aclaraciones del caso, formular preguntas sobre el tema y procurar información que exprese los distintos puntos de vista.
2. Deliberaciones
2.1 Discusión abierta, deliberación: Se incentiva la discusión de los distintos puntos de vista y un intenso debate sobre las diferentes opiniones. Al concluir un discurso o un período de discusión, las personas que en términos generales estén de acuerdo, levantarán tarjetas de color naranja, mientras que aquellos que en términos generales estén en desacuerdo, levantarán tarjetas de color azul. Si las tarjetas no se pudieran visualizar con facilidad, el presidente le indicaría al Concilio el número de tarjetas según cada color. Los miembros levantarán y juntarán sus tarjetas de color naranja y azul, de modo tal que el presidente pueda ver ambas cartas, indicando que la opinión reinante es que el Concilio deberá proceder al siguiente paso. Dicha señal se podrá dar durante o después de los discursos. Estas señales ayudan a evitar discursos repetitivos, posibilitan que el presidente mida el respaldo con el que cuentan las diferentes ideas, o pueden ser un indicio de que se está por llegar a un consenso.
2.2 Elaboración de propuestas: Conforme avanza la discusión abierta, podrían surgir propuestas específicas o se podría manifestar un acuerdo general con la propuesta inicial. Con frecuencia, el trabajo en pequeños grupos ‒ya sea organizados formalmente o de modo espontáneo con aquellos que estén a su alrededor‒ constituye una manera muy provechosa de que los individuos hagan su aporte específico a fin de resolver el asunto en cuestión. El trabajo en pequeños grupos hace posible la participación de todos los miembros en las deliberaciones. Si se trata de un tema sencillo y existe un número reducido de ideas de posible resolución, el presidente o cualquier otro miembro del Concilio podrá resumir una propuesta en firme para que sea discutida. Sin embargo, quizá sea necesario remitir todas las ideas a un Grupo Facilitador, a efectos de que se unifiquen las respuestas y se acuerde una propuesta en firme para que sea sometida a la consideración del Concilio.
3. Toma de decisiones
3.1 Discusión de una propuesta específica: En este paso, los oradores se referirán a los beneficios y desventajas de la propuesta. Es de suma importancia que sean escuchados tanto aquellos que respalden la propuesta de forma entusiasta, como aquellos que manifiesten inquietud o desaprobación. Se insta a los miembros a que expresen su acuerdo o desacuerdo mediante el uso de las tarjetas de colores. De vez en cuando, y conforme se escuchen y consideren los puntos de vista, el Concilio podría acordar cambios menores en la redacción.
De vez en cuando, el presidente podrá verificar si el Concilio está por llegar a un consenso, sintetizando hacia dónde cree que se está encaminando el Concilio y formulando la siguiente pregunta: “¿Cuál es su respuesta a dicha propuesta?” Las tarjetas de colores a modo de respuesta habrán de señalar si el Concilio desea continuar con la discusión.
3.2 Verificación del consenso: Cuando el presidente crea que se ha llegado a un consenso (a favor o en contra), se pedirá la ratificación por parte del Concilio. El presidente afirmará que ha tomado conocimiento del punto al que se ha llegado y pedirá que manifiesten su acuerdo o desacuerdo (tarjetas en alto, verbalmente o a mano alzada). Algunas preguntas comunes podrían ser:
- “¿Creen que hemos llegado a un consenso a favor de dicha propuesta?” o,
- “¿Creen que hemos llegado a un consenso en contra de dicha propuesta?”
Si no existiera una respuesta firme a dicha verificación del consenso, la discusión podría continuar a fin de que se pudieran plantear las dudas y preguntas, y seguir con el intercambio de opiniones. Si el apoyo o la falta de apoyo a la propuesta fuera unánime, entonces se ha llegado a un consenso y el Concilio procederá a ratificar el consenso resultante (véase párrafo 3.3).
No obstante, existe una tercera opción. Como resultado de un intenso intercambio de ideas, podría existir un firme apoyo a la propuesta, pero sin que fuera unánime. A fin de conocer el grado aproximado de apoyo existente, el presidente podrá formular preguntas tales como:
- “¿Quién apoya la propuesta?”
- “¿Quién no apoya la propuesta como primera opción, pero está dispuesto a aceptarla?”
- “¿Quién no está dispuesto a aceptar la propuesta?” Si no se responde esta pregunta, el presidente podrá preguntar al Concilio:
- “¿Es necesario seguir discutiendo?”
- “¿Están dispuestos a que se declare el tema resuelto por consenso?”
Si todos están de acuerdo en que se ha llegado a un consenso, el Concilio procederá al paso 3.3.
Si algunos aún no pudieran aceptar la propuesta, el presidente convocará a dichas personas a expresar sus dudas directamente al Concilio en pleno y la discusión podría continuar. En el caso de que un número reducido de personas no pudiera acordar con la mayoría después de un lapso razonable, el Concilio podrá proceder a lo expuesto en el párrafo 3.4. En tal caso, sería necesario que la presidencia fuera muy hábil, a fin de hacer posible que el Concilio evite demoras excesivas.
Es posible que algunos tengan reparos en cuanto a alguna propuesta para avanzar, aunque no sepan verbalizar sus inquietudes. Es posible que la influencia del Espíritu se ponga de manifiesto tanto en el desasosiego como en las sugerencias creativas tendientes a la redacción de una propuesta. Toda persona merece respeto al expresar su postura, y nadie debería sentirse presionado a aceptar una postura en contra de su propio criterio.
3.3 Confirmación del consenso: Una vez ratificado el consenso mediante la forma que se considere más adecuada (tarjetas, verbalmente o a mano alzada), el presidente confirmará la propuesta resuelta por consenso (ya sea aprobada o desaprobada).
3.4 Persistencia de las objeciones: La posibilidad de plantear dudas sobre la propuesta podría aclarar inquietudes o derivar en pequeños cambios que conlleven apoyo o aceptación de la propuesta. El Concilio podrá expresar su apoyo o desaprobación respecto a cualquier cambio menor de la redacción y se procederá a la confirmación del consenso. Si las inquietudes manifestadas indican que es conveniente continuar la discusión, se procederá tal como se señala en el párrafo 3.1. Si surgen objeciones o desacuerdos que afecten la redacción de la propuesta de modo significativo, entonces se podrá presentar al Concilio una propuesta modificada (véase el párrafo 2.2), o que un Grupo Facilitador vuelva a elaborar la propuesta y la presente nuevamente al Concilio. En dicho caso, se procederá a retomar los pasos expuestos en el párrafo 2.2.
En esta etapa tardía del proceso, es posible que se manifieste alguna consideración importante que haya sido pasada por alto por todos los presentes. Si el presidente considera que tal es el caso, se volverá a la etapa de aclaración del tema (párrafo 1.2), permitiendo así el desarrollo del punto nuevo y la discusión adecuada de los temas conexos.
3.5 Acuerdo, sin unanimidad: Si (tras trabajar con esmero en pos del consenso) existiera un número reducido de personas que no apoyara o aceptara la postura mayoritaria, el presidente podrá preguntar:
- “¿Aquellas personas que no apoyen la propuesta y no estén dispuestas a aceptarla, creen que se ha escuchado su punto de vista, aunque no estén de acuerdo con la propuesta y no puedan aceptarla?”
- “¿Aquellas personas que apoyen o que estén dispuestas a aceptar esta propuesta, creen que han escuchado lo que están diciendo las otras personas del Concilio?”
Si existiera la seguridad de que las opiniones divergentes fueron expresadas y escuchadas, el presidente podrá inquirir acerca de las opiniones sobre las siguientes preguntas:
- “Aquellos que sostienen la postura minoritaria respecto a dicha propuesta, ¿estarían dispuestos a convalidar la opinión mayoritaria y permitir que el Concilio haga constar un acuerdo?”
- “Por consiguiente, ¿el Concilio quisiera hacer constar un acuerdo sobre dicha propuesta?”
Si ninguna persona se manifestara contraria a estas dos preguntas, entonces se haría constar un acuerdo. Si una o más personas se manifestaran contrarias a cualquiera de las dos preguntas, entonces el Concilio procederá al siguiente paso (párrafo 3.6).
3.6 La necesidad de tomar una decisión de forma inmediata: Si no se llegara a un consenso, el Concilio discutirá por medio de procedimientos por consenso la necesidad de tomar una decisión en dicha reunión. Si después de un lapso razonable no existiera un consenso acerca de que se debiera tomar una decisión en dicha reunión, el presidente implementará el procedimiento formal de votación (párrafo 3.7). Si el Concilio no concordara con que se debiera tomar una decisión en dicha reunión, existiría la posibilidad de seguir deliberando y el proceso podría continuar de acuerdo con las opciones incluidas en el párrafo 3.8.
3.7 La toma de decisiones mediante una mayoría formal: Si existiera un consenso de que fuera necesario tomar una decisión de forma inmediata, o si el presidente implementara el procedimiento formal de votación, el Concilio procederá inmediatamente a la discusión final de la propuesta y decidirá el asunto por el voto formal mayoritario.
3.8 Opciones adicionales: En cualquier sesión de toma de decisiones en que el Concilio no haya llegado a un consenso o acuerdo acerca de una propuesta, o cuando haya resuelto que no fuera necesario llegar a una decisión final acerca de una propuesta, las opciones a considerarse podrían ser las siguientes: a) remitir el tema al Comité Ejecutivo para que se pronuncie al respecto; b) remitir nuevamente el tema a quien haya hecho inicialmente la presentación del tema o a otro grupo especial para someterlo a mayor consideración, y posteriormente presentarlo nuevamente al Concilio; o c) decidir que el asunto ya no se trate más.
De cualquiera de dichas formas, se tratará el tema y no se dejará pendiente. Incluso si se decidiera que el asunto ya no se tratara más, se debe señalar el motivo, dejando abierta la posibilidad de mayor estudio y presentación posterior; o hacer un cierre definitivo, estableciendo las razones de dicha decisión.
En los casos en que se dificulte el consenso, les correspondería a aquellos que tuvieran inquietudes que colaboraran estrechamente con aquellos que plantearon inicialmente el tema, a fin de hallar maneras creativas de avanzar, y no solo ejercer el poder de veto negándose a colaborar.
Basado en «Un Manual para las Reuniones», The United Church de Australia, Asamblea 2001, Callingwood, Australia, págs. 25-30.