Los ataques terroristas han desplazado a 700.000 personas en la nación de Burkina Faso en África Occidental. Muchos en el país afirman que lo que más necesitan es la oración.
“Solo Dios puede ayudarnos a encontrar una solución; no vendrá por la fuerza militar”, afirmó un gobernador provincial en la ciudad de Bobo-Dioulasso. Habló con 150 líderes religiosos y cívicos cuando estos se reunieron para saludar a los visitantes del Congreso Mundial Menonita.
Los miembros de la delegación, Siaka Traoré de Burkina Faso, Jürg Bräker de Suiza, Jean Paul Pelsy y Didier Bellefleur de Francia, y Nelson Kraybill de los Estados Unidos, llevaron a cabo su visita de diáconos del CMM del 17 al 24 de febrero de 2020. La Misión Intermenonita de África envió a Léonard Kiswangi, de la República Democrática del Congo, al equipo y el Comité Central Menonita ayudó en la logística.
Desde 2016, los pastores y las iglesias en Burkina Faso han sufrido ataques letales. Pero las mezquitas, los municipios, la policía, las escuelas y otras entidades de cohesión social también se han visto afectadas. Doscientos mil niños no pueden asistir a la escuela, y el hambre amenaza debido a que los agricultores no pueden plantar o cosechar.
El respeto a la diversidad
Un portavoz del presidente de la comunidad musulmana en Bobo-Dioulasso, dijo en la reunión que su pueblo busca la paz. “El respeto por la diversidad está en el corazón del islam y la diversidad es una expresión del Creador. Dios nos quiere diferentes, pero juntos”.
Agradeció a los menonitas por su apoyo y citó Isaías 58: “¿No es este el ayuno que elijo…compartir tu pan con el hambriento, y traer a los pobres sin hogar a tu casa?”.
En una reunión aparte, los pastores menonitas indicaron que la violencia ha reducido la confianza en toda la sociedad. Las iglesias deben tener cuidado ya que los espías a veces se hacen pasar por buscadores. “En el pasado, se podía organizar eventos de la iglesia libremente”, comenta Abdias Coulibaly, presidente de Église Évangélique Mennonite du Burkina Faso (iglesia menonita), “pero ahora hay que planificar la seguridad”. Algunas congregaciones solo se reúnen en hogares.
Sufriendo juntos
“Han arriesgado sus vidas para venir a mostrarnos su apoyo”, expresó Siaka Traoré a los miembros de la delegación. “Si un miembro del cuerpo está sufriendo, todos los miembros sufren con él”.
Los visitantes del CMM escucharon repetidamente que la agitación no es fundamentalmente un conflicto musulmán-cristiano. Algunos ataques provienen de extremistas islámicos, pero otros tienen una motivación criminal relacionada a las drogas o la trata de personas. El alto desempleo causa que los jóvenes sean susceptibles a la ideología radical.
Además de reunirse con los pastores menonitas, le delegación se reunió en privado con el Personal de Dirección de la Federation of Churches and Mission of Burkina Faso (FEME, por sus siglas en inglés) en Ouagadougou. También mantuvieron conversaciones con el arzobispo católico romano y con el RoMogho Naba (emperador) del pueblo Mossi, el cual constituye el 40 por ciento de la población de la nación.
Acto de amor
El emperador recibió a la delegación sentado bajo la escultura de un árbol en su palacio. “Las hojas del árbol arriba de usted llevan las palabras paz, reconciliación, armonía, perdón y amor”, informó un miembro de la delegación. “Las escrituras cristinas dicen que el fruto del Espíritu de Dios es amor, gozo, paz. Servimos a Jesús, el Príncipe de Paz, y buscamos lo mismo que usted”.
La delegación agradeció al emperador por su labor de reconciliación en la ayuda a mover a Burkina Faso al gobierno civil en 2015, y le aseguraron que estarían orando. El emperador respondió en el idioma Mòoré: “Gracias por venir a este país. Este acto de amor muestra que verdaderamente son hombres de Dios”.
Cuando la delegación se reunió con el arzobispo, éste citó un proverbio africano: Un dedo no puede recoger la harina para hacer una comida. Los dedos y las manos deben trabajar juntos para cocinar; así mismo, las personas de diversas tradiciones religiosas y culturales deben trabajar juntas.
Señaló que las armas no se fabrican en su país, sino que provienen del exterior. Declaró, “Hacemos un llamado a la comunidad internacional para ayudar a detener eso”.
Comenzando con la oración
Los miembros de la delegación quedaron impresionados con la determinación de los líderes religiosos y civiles de colaborar por la paz, por la valentía de los líderes menonitas y el reconocimiento generalizado de que la violencia tiene raíces espirituales.
“En las sociedades [occidentales] la oración a menudo es simbólica” indicó Jürg Bräker, “y la gente solo quiere salir y hacer lo ‘real’. No es ahí donde comienzan las personas de Burkina Faso”.
—Comunicado del Congreso Mundial Menonita escrito por su presidente J. Nelson Kraybill.
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