• Comunicado conjunto del Congreso Mundial Menonita y el Comité Central Menonita.

    Bogotá, Colombia – A los pocos días de haber llegado a Bogotá el 21 de agosto de 2003, para cumplir su período de servicio con ¡YAMEN!, Rut Arsari ya presentía que le costaría irse. Sería muy difícil despedirse de la gente maravillosa que conocería y las relaciones estrechas que forjaría.

    Rut, de la congregación GITJ Kelet (que forma parte de Gereja Injili di Tanah Jawa, iglesia miembro del CMM de Indonesia), integra actualmente la Red de Intercambio de Jóvenes Anabautistas Menonitas (¡YAMEN!), programa del Congreso Mundial Menonita y el Comité Central Menonita, colaborando durante once meses con la Iglesia Cristiana Menonita de Colombia, iglesia miembro del CMM.

    Todas las semanas Rut colabora con tres programas diferentes administrados por la Iglesia Menonita de Teusaquillo de Bogotá. Durante la semana ayuda en dos programas alimentarios para niños en los barrios marginales de Los Pinos y San Nicolás, que tienen un gran número de familias desplazadas por la violencia. Los sábados, Rut asiste en un programa que provee comida a personas en situación de calle en un barrio carenciado de Bogotá.

    Lo que más le ha impresionado a Rut son los vínculos que ha establecido con la gente a través de su participación en estas comunidades y congregaciones. Participa en la Iglesia Menonita de Teusaquillo junto con su familia anfitriona, Pedro y Leticia Stucky. Pedro es el pastor principal de la congregación. La han acogido como un miembro más de la familia, y se siente increíblemente bendecida de poder convivir con ellos.

    Otra manera en que la comunidad de la iglesia ha tenido un gran impacto sobre ella es poder ver y oír cómo los miembros comparten abiertamente su fe, luchas y alegrías. Rut contó que escuchar que la gente reconoce verbalmente la presencia de Dios en su vida resultó en que ella tomara mayor conciencia y reconociera de una nueva manera la obra de Dios en su propia vida.

    No sólo se está vinculando con miembros de la iglesia y voluntarios de dichos programas, sino también con los muchos niños que asisten diariamente.

    Sirviendo la comida y enseñando inglés, Rut ha llegado a conocer y a aprender de los niños que tienen un trasfondo muy diferente al de ella. Ha aprendido nuevas maneras de enseñar y de interactuar con los niños, de jugar con ellos y de disciplinarlos cuando fuese necesario. Estos niños también le han enseñado nuevas maneras de comprender y entender el mundo a su alrededor: a valorar lo que tiene, a tener una actitud más humilde, y a descubrir alegría y esperanza en lugares inesperados.

    Durante varios años, Rut ha tenido una pasión y visión de ayudar a los niños. Ella sueña con abrir algún día un hogar en Indonesia para recibir, cuidar y querer a los niños que no tengan familia. Para Rut su tarea en Colombia constituye el primer paso para que su sueño se convierta en realidad.

    Participar en el Programa ¡YAMEN! ha sido y sigue siendo una experiencia increíblemente valiosa para Rut. Le ha permitido una apertura a nuevas perspectivas, a ver el mundo que la rodea a través de los ojos de los demás, y a vivir una experiencia más profunda con Dios.

    2013-2014 Participants YAMEN!

    Gabriela Yaninne Rojas Avila de Bolivia, sirve en Honduras; Thany Dear de Cambodia, sirve en Uganda; Ying Li de China, sirve en Nigeria; Bibiana Astrid Morales Duran de Colombia, sirve en México; Beraldo Lemos Saco de Colombia, sirve en Guatemala; Aaron Mauricio Gonzalez Alpizar de Costa Rica, sirve en Cambodia; Charlotte Keller de France, sirve en Cambodia; Melany Johana Sanchez Solano de Guatemala/Colombia, sirve en Sudáfrica; Cindy Yessenia Padilla Salinas de Honduras, sirve en Bolivia; Walter Rene Diaz Sequeira de Honduras, sirve en Bolivia; Anshika Sagar de India, sirve en Indonesia; Rut Arsari Christy de Indonesia, sirve en Colombia; Stephanie Lukito Setiawan de Indonesia, sirve en Colombia; Southouthone Inthilath de Laos, sirve en Indonesia; Rojina K.C. de Nepal, sirve en Zambia; Ilich Magdiel Aviles Ramirez de Nicaragua, sirve en Honduras.

    Artículo de Kristina Toews

  • Uganda— Entre los muchos recuerdos que Shammah Nakawesi trae de regreso de su año de servicio en Indonesia se encuentra una nueva comprensión del amor a Dios y a los demás.

    “Aun ante las incertidumbres de la vida, amar a Dios y amar a los demás es lo que más importa”, dice Nakawesi, quien se desempeñó como profesora de inglés y trabajadora comunitaria en la aldea de Margorejo.

    Nakawesi fue una de 16 participantes del programa de la Red de Intercambio de Jóvenes Anabautistas Menonitas (¡YAMEN!) 2012-2013, que completaron su servicio de un año.

    Este programa conjunto del Comité Central Menonita y el Congreso Mundial Menonita (CMM) asigna tareas interculturales a jóvenes adultos de países que no provengan de Canadá y EE. UU. y que participen activamente en su iglesia local.

    En su informe escrito, Nakawesi dice que uno de los objetivos del programa es ayudar a los jóvenes a crecer espiritualmente en situaciones interculturales. Al principio sentía que esto no se podía lograr porque los cultos en Margorejo se realizan en un idioma que no entiende del todo.

    Esta barrera idiomática, agrega, la hizo más dependiente de la oración y la palabra de Dios. “Estar en Margorejo no sólo me ha acercado más a Dios y a sentir su amor por mí, sino que también me abrió los ojos a lo que significa amar a los demás”.

    “Los dos mayores mandamientos se refieren a amar a Dios y amar a los demás, algo que parece más fácil decir que hacer. Una de las cosas que aprendí y que sigo aprendiendo, es que no puedo amar verdaderamente a los demás si no amo a Dios de todo corazón, con todo lo que soy y todo lo que tengo.”

    “Una vez que comprendí lo que esto significa, el ser amado por Dios y sentir su amor, no podía evitar manifestar mi amor por Él cada día y aprender a entregarme a Él cada día. A partir de ahí, se hizo mucho más fácil amar a mi familia anfitriona, a mis estudiantes, a los profesores, a los jóvenes de la iglesia y a la gente de la comunidad en la que vivo”.

    Para Prashant Nand, de la India, la oportunidad de servir como pasante pastoral en Indonesia también resultó una experiencia enriquecedora.

    Reflexionando sobre la emoción y la confusión de adaptarse a una nueva cultura, escribió lo siguiente: “Frente a todos los altibajos he aprendido una cosa en especial, que el cristianismo tiene que ver con el AMOR.”

    Participaron también en el programa 2012-2013: Patricia Calvimontes Arévalo (de Bolivia), sirvió en Guatemala; Vichara Chum (de Cambodia), sirvió en Sudáfrica; Fang Deng (de China), sirvió en Indonesia; Glenda Aracely (de Guatemala), sirvió en Bolivia; Humberto Lagos Martínez (de Honduras), sirvió en Camboya; MeiLing Dueñas (de Honduras), sirvió en Nicaragua; Cindy Tristiantari (de Indonesia), sirvió en Corea del Sur; Galuh Florentina (de Indonesia), sirvió en Camboya; Heri Purwanto (de Indonesia), sirvió en Bolivia; Youa Xiong (de la República Democrática de Laos), sirvió en Bolivia; María Aranda (de Nicaragua), sirvió en Honduras; Paola Duarte (de Paraguay), sirvió en México; Festus Musamba (de Zambia), sirvió en Sudáfrica y Olivia Muzyamba (de Zambia), sirvió en Indonesia.

    Comunicado de prensa del CMM y Comité Central Menonita

  • Vientián, RDP de Laos – Godswill Muzarabani se crió en Zimbabwe, entre dos culturas. Su padre era shona, grupo étnico mayoritario, y su madre era ndebele, grupo étnico minoritario. Estas clasificaciones generan, en el peor de los casos, violencia entre los grupos y, en el mejor de los casos, constituyen una distinción aceptada.

    Godswill se desenvuelve en la cultura y el idioma de ambos grupos por igual. “Soy una persona que puede identificarse con cualquiera”, dijo.

    Esta habilidad le fue muy útil cuando viajó a la Republica Democrática Popular de Laos con ¡YAMEN! en 2011 y 2012. Allí aprendió a respetar las distintas religiones e interpretaciones de la paz, y logró valorar y relacionarse con otras personas.

    La Red de Intercambio de Jóvenes Anabautistas Menonitas (¡YAMEN!) es un programa conjunto del Comité Central Menonita (MCC) y el Congreso Mundial Menonita (CMM), que envía a jóvenes adultos de iglesias miembros del CMM del Sur del mundo a otros países del Sur del mundo en pos de experiencias de aprendizaje intercultural y servicio.

    En cuanto a su viaje a Laos, la mayor preocupación de Muzarabani era cómo se adaptaría a vivir entre budistas e hindúes, habiéndose criado en un país mayorita- riamente cristiano.

    “Creía que iba a ser imposible”, decía Muzarabani, y pensaba: ‘imagínate vivir con alguien que no crea como yo’. Y cuando llegué fue incluso peor porque hasta teníamos que trabajar con budistas”.

    En poco tiempo Muzarabani aprendió a respetar a los budistas por su estilo de vida pacífico. El modo amable en que reaccionan ante un error o cómo conciben el conflicto, lo llevó a concluir que los budistas eran aún más pacíficos que los cristianos.

    En Zimbabwe es común que los conflictos políticos o personales se resuelvan a los golpes, dijo Muzarabani, pero en la RDP de Laos, los conflictos están relacionados con el corazón. La creencia es que “si ofendes a alguien, debes tener cuidado porque podrías lastimar su corazón”. Yprosigue diciendo que, debido a esta creencia, los laosianos tienden a permitir que la gente se aproveche de ellos y que los ricos los exploten.

    “Si pudiera, mezclaría las dos socieda- des: los laosianos no pelearían; sabrían protestar de forma no violenta”, dijo. “Si mis compatriotas tuvieran en cuenta el corazón así como lo hace esta gente, no estarían peleando, pero sí protestarían. Los soldados no nos golpearían porque sabrían que eso nos lastimaría por dentro.”

    La tarea que ¡YAMEN! le asignó a Muzarabani era enseñar inglés en una escuela secundaria y promover la paz a través de “Mittapab”, un club de estudiantes secundarios. Muzarabani se graduó en la Universidad Solusi de Zimbabwe con una Licenciatura en Estudios sobre Paz y Conflicto.

    Conforme iba ganándose su respeto y perfeccionando el idioma lao, los estudiantes buscaban la oportunidad de hablar con él y le preguntaban sobre su cultura y creencias, y él sobre las de ellos.

    Conversaban sobre las diferencias, como el color de piel, pero también sobre las muchas similitudes: la pobreza, la música y el valor de la familia extendida; también sobre la religión.

    “Aquí algunos son musulmanes; otros creen en espíritus. Pueden converser sobre sus respectivas religiones. En algunos casos, la gente se convierte al cristianismo a partir del ejemplo de otra persona. Aprendí a darle la posibilidad al otro para que cambie en vez de juzgarlo e intentar convertirlo.”

    Al ver que estaba dispuesto a escuchar, aprender y compartir, los laosianos lo trataron como si fuera un lugareño. “Tú no eres extranjero; eres uno de nosotros”, le dijeron.

    Si le otorgan la visa el próximo año, Muzarabani será pasante del CMM en la Oficina del MCC en las Naciones Unidas, a través del Programa Internacional de Intercambio de Voluntarios.

    Muzarabani dijo que desea volver a Zimbabwe en algún momento y quedarse allí mucho tiempo. Como hermano mayor, desea cumplir con la responsabilidad de cuidar a su familia y colaborar con su familia extendida.

    Además, se encuentra deseoso de transmitir a sus propias culturas ndebele y shona lo aprendido en Laos, como también lo que aprenderá en EE.UU., y promover la paz entre los jóvenes y en su iglesia.

    Linda Espenshade, coordinadora de noticias del MCC U.