• “Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido. Cuando alguien hable, sean sus palabras como palabras de Dios. Cuando alguien preste algún servicio, préstelo con las fuerzas que Dios le da. Todo lo que hagan, háganlo para que Dios sea alabado por medio de Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder para siempre. Amén” (1 Pedro 4:10–11, DHH).

    En julio de 2019, mi amiga Linia Sommer nos pidió ayuda a mi esposo Dan y a mí para medir la exposición de su comunidad al mercurio. Lina vive en la Guyana Francesa, en una remota comunidad de selva tropical llamada Taluene en la cuenca superior del rio Maroni.

    La comida en la comunidad de Lina se ha visto contaminada por la extracción de oro. La meseta de Guyana es una región de América del Sur que incluye a Surinam, Guyana Francesa y el norte de Brasil. Al igual que los pueblos indígenas de todo el mundo, la gente de Linia no tiene el título de sus tierras tradicionales ni el control de lo que sucede en sus países de origen.

    Cuando los gobiernos pactan concesiones mineras en o cerca de los territorios indígenas, las personas que viven allí tienen poco poder contra los intereses nacionales y corporativos.

    Linia es Wayana, y los Wayana y los otros pueblos que viven en el tramo superior del rio Maroni dependen del pescado como fuente principal de alimentación. La minería de oro contamina los peces en los cuales los metales pesados se bioacumulan en sus tejidos. La exposición a metales pesados como el mercurio causa enfermedades neurológicas, muerte prematura e interrupción y desplazamiento de la comunidad.

    Si bien el gobierno francés realiza análisis periódicos a los pueblos indígenas de Guyana Francesa para determinar la toxicidad del mercurio, no comparten los resultados con los miembros de la comunidad.

    Como madre, Linia siente que debería ser informada sobre la amenaza que la extracción de oro representa para sus hijos. Ella cofundó la organización Organization afin de promouvoir l’entraide et la solidarite entre les victimes du mercure (Organización para promover la solidaridad y la ayuda mutua entre las víctimas del mercurio) para intentar abordar el problema.

    Soy una mujer indígena norteamericana, una Tewa. Yo sé lo que es sentirse impotente, una persona pequeña en un mundo donde las leyes y políticas no siempre reflejan los mejores intereses para mi familia o mi gente.

    Cuando Linia nos pidió ayuda para documentar el impacto del mercurio en su gente, Dan y yo aceptamos de inmediato.

    Mi esposo y yo comenzamos a trabajar con los Pueblos Indígenas y Tribales en la meseta de Guyana en 2004. Establecimos el Fondo de Salud Indígena de Surinam sin fines de lucro con sede en Estados Unidos, dedicado a proporcionar a los pueblos indígenas de la región de Guyana los materiales y el apoyo técnico que necesitan para encontrar soluciones por sí mismos.

    Aunque tenemos el equipo científico necesario, es desafiante y costoso lanzar un proyecto internacional que nos haga llegar las muestras y entregue los resultados a los miembros de la comunidad afectados.

    Cuando regresamos a nuestra casa en Washington, le pedí ayuda a la Coalición para el Desmantelamiento de la Doctrina del Descubrimiento. Ellos se comunicaron con su red en todo Estados Unidos, haciendo nuestra petición de kits de prueba de mercurio su campaña de fin de año. En respuesta, el grupo juvenil de Shalom Mennonite en San Francisco, California, EE. UU., eligió la financiación de kits de prueba como su propio evento especial de recaudación de fondos de navidad.

    Con la ayuda de la Coalición, podemos financiar kits de prueba e invertir en infraestructura para ayudarnos a comunicarnos mejor con Linia y con otras comunidades remotas en la meseta de Guyana.

    Si bien el sistema financiero que trivializa la salud de Linia y su comunidad continúa, estamos con ella en la búsqueda de soluciones para su gente. Mientras que el sistema de salud trivializa la participación de las mujeres indígenas, nosotros brindamos los resultados de las pruebas para facilitar la autonomía de las madres que desean participar en la salud de sus hijos.

    Linia espera identificar y transportar alimentos no contaminados a su comunidad para reducir la exposición de su gente a niveles peligrosos de mercurio que causan muertes, enfermedades y discapacidades donde no existen otras alternativas para la mitigación. Sabemos que este es un proyecto ambicioso, pero es el siguiente paso para encontrar una solución culturalmente apropiada y dirigida por la comunidad a una crisis de salud pública. Esperamos unirnos a ella.

    Cuando Linia nos pidió ayuda, pudimos mostrarnos solidarios con ella de inmediato. Cuando le pedimos ayuda a la Coalición para el Desmantelamiento de la Doctrina del Descubrimiento, ellos a su vez pudieron responder al solidarizarse de inmediato con Linia y el pueblo Wayana. Para nosotros, esta es una historia inspiradora de solidaridad.

    —Sarah Augustine es descendiente del Pueblo Tewa, y asiste a la iglesia Menonita Seattle, Washington, EE.UU. Ella es la directora ejecutiva del Centro de Resolución de Disputas de los condados de Yakima y Kittitas. Ella co-fundó el Fondo de Salud Indígena de Surinam y la Coalición Nacional para el Desmantelamiento de la Doctrina del Descubrimiento.

     

     

    Esta historia fue publicada en el paquete de Recursos para el culto del Domingo de la Paz 2020

  • Verso 1: Esuno Kokoro uchini (El corazón de Jesús está reflejado en mi corazón)

    Verso 2: Esuno Heiwa uchini (Tengo la paz de Jesús en mi corazón). 

    Mitsuru Ishido escribió esta canción para animar a Nasu Keiko, otro miembro de la iglesia Menonita que estaba cosiendo máscaras para donar a refugiados, estudiantes extranjeros y a un miembro de la iglesia que tenía problemas pulmonares. Basó la música en la escala pentatónica de Okinawa y la toca en un sanshin, un instrumento japonés tradicional de tres cuerdas utilizado en la región de la isla de Okinawa en Japón. 

    Hay una historia de paz y guerra en Okinawa. Okinawa fue una vez un reino Ryukyu, y desde ese entonces tenía la tradición de ser una isla de paz; una isla sin armas. Durante 300 años, Ryukyu mantuvo su independencia a través de su diplomacia de música y danza en lugar de la espada.

    El corazón de Jesús como “príncipe de paz” y el “corazón de paz” de las islas Ryukyu tienen este testimonio común, así que traté de usar la escala tradicional de Ryukyu. Toqué la canción en el shamisen (sanshin) de Okinawa, un instrumento tradicional que usa tres cuerdas y un tambor cubierto de piel de serpiente.

    Mitsuru Ishido con un sanshin, un instrumento de tres cuerdas
    utilizado en la región de la isla de Okinawa en Japón

    En los tiempos modernos, el Reino Ryukyu fue anexado al Shimadzu Han de Japón. Antes de la segunda guerra mundial, se llevó a cabo la construcción de equipos militares. En la actualidad, está cumpliendo el papel de una base estratégica llamada “Piedra angular del Pacífico”, lo cual va en contra de las tradiciones de paz en la isla.

    Durante la segunda guerra mundial, la batalla terrestre más intensa en Japón tuvo lugar en Okinawa. Con el fin de proteger el cuartel general de la parte continental de Tokio, muchos civiles y soldados fueron asesinados durante operaciones que consumieron mucho tiempo. Se escondieron en cuevas de piedra caliza llamadas Gama, pero al final los civiles se vieron obligados a elegir la muerte en lugar de ser atrapados por el enemigo y potencialmente filtrar información. Esto condujo al orden de “autodeterminación masiva” (suicidio obligatorio por mayoría). La tragedia de un hombre de una familia que mató a su madre e hija por mano propia y finalmente intentó suicidarse ha dejado muchas heridas.

    Después de la guerra, los residentes fueron detenidos en campos de concentración. El hambre se hizo prominente a medida que la base militar estadounidense arrebató casas y campos.

    Sin embargo, en medio de la vida mutilada en los campos de concentración, los okinawenses recurrieron a su tradición de paz a través de la música. Sobrevivieron creando un instrumento musical hecho de latas que fueron recogidas de la basura. Estos instrumentos se llaman Sanshin de bote de basura. La música y la mentalidad pacífica y amorosa de Okinawa nunca han muerto. Aunque pisoteada muchas veces, la actitud de vivir sobre la base de la paz y la música ha mantenido viva la música de Okinawa hasta nuestros días.

    —Mitsuru Ishido es el representante ante el Concilio General de Chiku Menonaito Kyokai Rengo, una iglesia Menonita en Japón.  

     

    Esta historia fue publicada en el paquete de Recursos para el culto del Domingo de la Paz 2020

    Haga clic aquí para escuchar la canción de Mitsuru Ishido

  • Justo al escribir estas palabras, nuestro mundo está envuelto por varias luchas. En primer lugar, hemos sido oprimidos por una pandemia mundial que ha alterado cualquier sentido de normalidad que pudiéramos haber asumido. Nuestra segunda lucha es con expresiones evidentes de un racismo profundamente arraigado que continúa matando y oprimiendo a los hermanos y hermanas negros y morenos. Ninguna de las dos, la pandemia ni el racismo sistémico, son luchas aisladas. Ambas ponen de manifiesto la desigualdad (racial y económica) que continúa causando sufrimiento y dolor.

    Estas luchas resaltan la comprensión de que el reino pacífico de Dios no es una realidad aquí en la tierra. Sin embargo, si prestamos atención al clamor de aquellas personas que no pueden respirar, debido al COVID-19 o a la brutalidad policial, podemos aprender a responder en solidaridad con quienes sufren y son oprimidas.

    La narración bíblica nos cuenta la historia de un Dios que camina con aquellas personas que están desanimadas, privadas de sus derechos y que sufren. También invita a quienes creen en este Dios y que siguen a su Hijo Jesucristo, a ver cómo toda la humanidad está interconectada: cuando uno de nosotros sufre, la creación no está bien. Si nuestro interés es encarnar la paz y la justicia de Dios en este mundo, lo que le pase a una persona de nuestro entorno, también debería importarle a las demás personas. Si buscamos ser una Iglesia de Paz, debemos reconocer nuestra interconexión y acompañar a las personas que sufren.

    Sin embargo, reconocer nuestra interconexión significa poner en duda el mito de la “individualidad”. La noción de “la individualidad” sugiere que una persona está “libre” o “separada” de las demás. Este mito da por sentado que una persona puede ser “independiente” del resto; yendo en contra de la idea de que otras personas pueden determinar o afectar las acciones de uno. Por lo tanto, la batalla que se desata cuando tratamos de enfatizar “la individualidad” es una que busca liberarse de los demás.

    Aun así, algo que el COVID-19 ha destacado en los últimos meses es la manera en que todas las personas estamos intrínsecamente ligadas. Y esta es una realidad que aquellas que son oprimidas y explotadas ya nos han expresado. En pocas palabras, lo que hacemos afecta a los demás. Lo que las otras personas hacen nos afecta. Para bien o para mal, la humanidad está inseparablemente vinculada. Solo tenemos que ver cómo el COVID-19 se ha extendido para comprender esta realidad.

    En Sudáfrica, la noción de Ubuntu proporciona un importante recordatorio filosófico. Ubuntu se ha convertido en la abreviatura de la frase umuntu ngumuntu ngabantu que quiere decir “una persona es persona por causa de las otras persona”.

    En Sudáfrica, Ubuntu proporcionó una lógica alternativa a la historia y la experiencia del colonialismo y el apartheid. El apartheid, que literalmente significa “capas separadas”, era la estructura rígida que se basaba en la segregación racial. Surgió de la colonización europea y formó un sistema legal que se basaba y promovía la supremacía de las personas blancas y el privilegio dichas personas al mismo tiempo que suprimía y oprimía a aquellas que consideraba “no blancas”. El apartheid fue una forma de ingeniería social que promovió la separación y el miedo al “otro”, justificando así la opresión y la violencia contra aquellas personas que consideraba “no blancas”.

    A lo largo de la lucha contra el apartheid (que terminó oficialmente en 1994) y en los primeros años de la democracia de Sudáfrica, el concepto de Ubuntu proporcionó motivación y visión ¡Destacó cómo el apartheid y su separación y exclusión atacaron no solo la dignidad de la gente, sino su humanidad! Desmond Tutu, por ejemplo, hacía referencia regularmente a la noción de Ubuntu mientras desafiaba la lógica y la práctica de separación del apartheid. “Mi humanidad”, le recordaba él a la gente, “está ligada, está inseparablemente ligada a la tuya; y la tuya a la mía”.[1]

    Me parece que esta noción de Ubuntu es un concepto que tal vez queramos adoptar en este tiempo (si no es que de ahora en adelante). Este nos podría ayudar a comprender mejor Filipenses 2,3-4:

    No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que a sí mismo. Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.

    Cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren.

    Sin embargo, adoptar dicha visión de interconexión tiene sus consecuencias: lo que le sucede a otra persona nos importa, y lo que nos sucede a nosotros es importante para los demás. ¡Y esto puede afectar no solo quiénes somos, sino también lo que hacemos! ¡Ofrece, en otras palabras, una visión social, no individualista!

    No obstante, encarnar tal visión requiere una postura de solidaridad. Supone que no estamos caminando en soledad sino, con otras personas. Hay muchas alegrías al adoptar dicha postura. Pero también significa que compartimos el sufrimiento: cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren.

    Por lo tanto, si queremos estar saludables, también debemos trabajar para asegurarnos que las demás personas puedan estar bien. Si queremos un mundo donde todas las personas sean tratadas con respeto y dignidad, como seres humanos y como dones de Dios, entonces debemos asegurarnos de que el “menor de estos” (es decir, aquellas que no tienen validéz ante los ojos de los principados y los poderes) estén al frente y en el centro de la búsqueda de la dignidad y la humanidad. En el nivel más fundamental, esto es lo que significa ser una persona solidaria con los demás.

    Vivir en solidaridad significa entonces que debemos comprender las luchas que las otras personas enfrentan. En otras palabras, una postura de solidaridad con los demás significa que también debemos ser conscientes y cuestionar nuestras realidades sociales construidas para comprender mejor por qué o cómo están sufriendo los demás.

    Aquí yace el significado del lamento. Comprender el lamento (el llanto de alguien, el dolor de alguien, el tiempo de angustia de alguien) es reconocer que las cosas no son como deberían ser. Y esto nos anima (o debería animarnos) a investigar por qué algunas personas están sufriendo, como también a explorar cómo podríamos confrontar las problemáticas que causan ese sufrimiento. El lamento ofrece una oportunidad para moldear nuestra visión social; nos desafía a reconocer lo que no está bien, los lugares en que la armonía aún no es una realidad y los cambios que se necesitan para que todas las personas podamos experimentar el Shalom de Dios.

    Esto crea una invitación para ser la iglesia, las personas que son “llamadas”, en la actualidad. Ofrece la oportunidad de encarnar la vocación de la iglesia en solidaridad con los demás: luchando para garantizar que todos tengan la atención médica, la alimentación, la seguridad económica y social y la dignidad que necesitan.

    Cuando respondemos a la invitación de ser la iglesia, podemos convertirnos en una visión de esperanza: que Dios está con nosotros, trabaja a través de nosotros y no nos ha abandonado. También nos mueve a la acción para abrazar nuestra vocación particular en y para el mundo y nos mueve a ser testigos del camino de paz de Cristo a medida que participamos en el proceso de dar a conocer la sabiduría múltiple de Dios para el mundo.

    Que Dios nos ayude a responder fielmente,

    Amén.

    —Andrew Suderman

     

    Este testimonio hace parte de los recursos para la adoración del Domingo de la Paz 2020. Haga clic aquí para ver más.

     

    [1] Desmond Tutu, No hay futuro sin perdón, 1ra ed. (New York: Doubleday, 1999), 31.

  • 19 de Junio 2020

    Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

    ¡Saludos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Príncipe de Paz!

    Les escribimos para invitarlos a ustedes y a sus congregaciones para unirse a nuestros hermanos y hermanas de la familia anabautista en todo el mundo, con la finalidad de celebrar juntos el Domingo de la Paz, el día 20 de septiembre de 2020. Junto con esta carta enviamos materiales de adoración y recursos que sus iglesias pueden utilizar en la celebración durante ese día.

    El tema para el Domingo de la Paz este año es: “Cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren: la paz como acompañamiento y solidaridad”.

    La narrativa bíblica nos cuenta la historia de un Dios que acompaña y camina con aquellas personas que están desanimadas, privadas de sus derechos y aquellas que sufren. Es también una invitación para que, aquellas personas que creen en este Dios y que siguen a su hijo Jesucristo, vean que la humanidad está interconectada y para que reconozcan que cuando una de estas personas no se encuentra bien o está sufriendo, la creación está siendo lo que debería ser. Si nuestro interés está en encarnar la paz y la justicia de Dios en este mundo, lo que le pasa a una persona afecta y debería importarle al resto.

    Si buscamos ser una iglesia de Paz, debemos, por lo tanto, reconocer la interconexión que hay entre nosotros; debemos acompañar y actuar solidariamente con los que sufren.

    Que estos recursos puedan ayudarnos en esta búsqueda.

    Fundamento del Domingo de la Paz

    Siguiendo la recomendación del Concilio de Paz en Bulawayo en 2003, acerca de establecer un Domingo de la Paz, la Comisión de Paz del CMM reunida en Pasadena en 2006, escogió el domingo más próximo al 21 de septiembre (Día Internacional de la Paz) como el Domingo de la Paz, para que sea conmemorado por las iglesias miembros del Congreso Mundial Menonita.

    El Día Internacional de la Paz fue establecido el 30 de noviembre de 1981 por la resolución 36/67 de las Naciones Unidas, para ser celebrado por primera vez el tercer martes de septiembre de 1982, buscando que coincidiera con la sesión de apertura de la Asamblea General de esa organización. Posteriormente, la Asamblea General de la ONU estableció el 21 de septiembre como la fecha permanente para el Día Internacional de la Paz. En la resolución 55/282 del 7 de septiembre de 2001, se determina lo siguiente:

    “La Asamblea General, reafirmando la contribución de la observancia y celebración del Día Internacional de la Paz al fortalecimiento de los ideales de paz y al alivio de las tensiones y las causas de conflicto (…) declara que el Día Internacional de la Paz se observará en adelante como un día de cesación del fuego y de no violencia a nivel mundial, a fin de que todas las naciones y pueblos se sientan motivados para cumplir una cesación de hostilidades durante todo ese Día”; y asimismo “ (…) invita a todos los Estados Miembros, a las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, a las organizaciones regionales y no gubernamentales y a los particulares, a conmemorar de manera adecuada el Día Internacional de la Paz realizando, entre otras cosas, actividades educativas y de sensibilización de la opinión pública, y a colaborar con las Naciones Unidas en el establecimiento de una cesación del fuego a nivel mundial.”

    A la luz de lo anteriormente expuesto, la Comisión de Paz del Congreso Mundial Menonita, a partir del 11 de marzo de 2006, decidió que:

    1. El domingo más próximo al 21 de septiembre (el Día Internacional de la Paz) será designado como el Domingo de la Paz, para ser celebrado en nuestras iglesias alrededor del mundo. Para este 2019 será el 22 de septiembre.
    2. El personal de la Comisión de Paz del CMM elaborará una serie de sugerencias: lecturas bíblicas, peticiones de oración, reflexiones de nuestra comunidad global e ideas para realizar actividades, lo anterior con el fin de ayudar a las iglesias para celebrar este día.
    3. Se invita a que las iglesias compartan con la Comisión de Paz las actividades llevadas a cabo para celebrar ese día. Por favor enviar sus historias y fotos a photos@mwc-cmm.org.
    4. A las iglesias que ya están celebrando el Domingo de la Paz en un día diferente, se les anima a continuar con su práctica, y se les invita a incluir las peticiones de la iglesia global en sus oraciones durante ese día.

    El CMM quisiera conocer cómo ustedes conmemoran el Domingo de la Paz. Si tienen historias, informes de actividades o eventos en sus congregaciones, por favor enviarlas a la Comisión de Paz del CMM (ver el correo electrónico en la parte inferior) o al correo photos@mwc-cmm.org, de modo que podamos compartirlas con la comunidad mundial de iglesias del Congreso Mundial Menonita. ¡Bendiciones al continuar su labor hacia la paz de Cristo!

    Suyo en la paz de Cristo,

    Andrew G. Suderman

    Secretario de la Comisión de Paz

    AndrewSuderman@mwc-cmm.org

  • Tema

    Cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren. La paz como acompañamiento y solidaridad.

    Si nuestro interés es encarnar la paz y la justicia de Dios en este mundo, lo que le pase a una persona afecta y también debería importarle a los demás.

    Textos biblicos:

    1 Corintios 12,12–27
    Rut 1,1–17
    Efesios 4,1–6
    Gálatas 6,1–5

    Recursos adicionales en este paquete

    • Liturgias sugeridas para el servicio y para la bendición
    • Recurso didáctico
    • Testimonios

    Recursos adicionales disponibles en línea

    Haga clic abajo para descargar

  • Era martes 31 de diciembre, el último día del año 2019, cuando Sangmin Lee me llamó con entusiasmo para darme la noticia de su amnistía.

    A principios de 2014, Lee fue sentenciado a 18 meses de prisión por negarse, por razones de su fe, a completar su servicio militar obligatorio.

    Aunque Lee fue liberado el 30 de julio de 2015, después de haber cumplido 15 meses de su condena, su historial criminal por negarse a participar en el servicio militar le hizo imposible encontrar empleo en muchas empresas y en oficinas relacionadas con el gobierno.

    Aunque yo había escuchado las noticias sobre perdones especiales para 5.174 personas al final del año, no imaginaba que él sería uno de los 1 879 objetores de conciencia (OC) que recibieron un perdón especial esta vez.

    Esta decisión fue tomada en base a fallos de la corte en 2018 en los cuales reconocen el anhelo de décadas y las reiteradas solicitudes, de los Objetores de Conciencia, de tener alternativas al servicio militar.

    El 27 de diciembre de 2019, la Asamblea Nacional de la República de Corea finalmente aprobó un proyecto de ley que permite a los Objetores de Conciencia hacer 36 meses de servicio alternativo. En este punto, el servicio militar obligatorio en la República de Corea normalmente requiere que todos los hombres jóvenes sirvan entre 21 meses (en el ejército) y 23 o 24 meses (en la marina o en la fuerza aérea).

    Ahora, por lo menos, tenemos un servicio alternativo para los OC en la República de Corea.

    Sin embargo, esta opción aun parece más cercana al castigo que una alternativa real. En diciembre del 2019, el ministerio de defensa (no el ministerio de justicia) anunció un proyecto de ley revisado. En este proyecto de ley, los OC servirán alternativamente durante 36 meses en centros correccionales. Tienen que permanecer dentro de las instalaciones correccionales, no se les permite desplazarse. El ministerio de defensa los supervisará.

    Sangmin Lee (al igual que otros OC) cumplió su condena como prisionero por su fe y conciencia. ¿Cuál es la diferencia entre su sentencia a prisión y “36 meses en centros correccionales”, aparte de un periodo de tiempo más largo?

    Me alegra mucho que Sangmin Lee haya sido incluido entre las más de 1800 personas a quienes por fin les fue restaurado su estatus legal completo en la sociedad coreana. Lamentablemente, ahora debemos preparar una prisión más grande para las penas más largas impuestas a los presos de conciencia. ¿Quién les dará una verdadera amnistía?

    Oremos por las personas quienes tienen conciencia y rechazan la violencia. Que reciban una verdadera amnistía o un perdón especial.

    —SeongHan Kim es educador de paz del CCM para el noreste de Asia, está establecido en Gangwon-do, Corea del Sur. Este comunicado de prensa del Congreso Mundial Menonita se publicó por primera vez en el proyecto de narración de historias Somos Testigos (Bearing Witness).

     

    Lea más sobre la historia de SangMin Lee:

    Objetor de conciencia de Corea del Sur excarcelado
    Objetor de conciencia de Corea del Sur pregunta: “¿Puedo matar?”
    Corea del Sur reconoce los derechos de los objetores de conciencia

     

     

  • Apuntes de sermon dia de la paz
     

    Contexto de la carta

    El que escribe

    Una carta profunda de la autoría de Pablo pocas veces nos ponemos a pensar sobre las condiciones desde donde fue escrita la carta a Filipo, pero es importante poder analizar un poco el contexto del autor para de esa manera entender el porqué de sus palabras e intenciones.

    Pablo es puesto en la cárcel no por cometer un delito que atente contra la vida pública o vejación hacia el prójimo, más bien es por causa del evangelio, su fidelidad al proyecto de vida o vocación al cual ha sido llamado lo llevan a una situación extrema dando como resultado su llegada a la cárcel, Su estancia en la cárcel en tanto es condenado o emitida su sentencia le, crea la incertidumbre de lo que puede pasar, y lo notamos en sus palabras cuando expresa para mi el “morir es ganancia” (Filipenses 1,20- 24). Así, para cualquier preso en condiciones extremas la muerte es la mejor salida a su situación, el reto es vivir y encontrar en el sufrimiento una razón de sentido de vida. La convicción de Pablo sobre su misión y propósito en la vida le permiten sobreponerse e ir más allá de sí mismo para que la misión continúe a pesar de las circunstancias (1,12-14).

    Pablo refiere a dos personajes que le están acompañando en este tiempo difícil, uno es Timoteo (Timoteo 1,1) y el otro Epafrodito (2,25) que es enviado en representación de la Iglesia para ayudar en las necesidades a Pablo.

    El escenario

    Existe evidencias literarias del 1o siglo que dan testimonio de las cárceles antiguas. Se dice que eran espacios reducidos, con poco aire, sobrepoblados, oscuros, asquerosos y antihigiénicos. Los presos padecen torturas físicas y mentales, encadenados con grilletes en las manos, pies y cuello, algunos en forma más cruel, otros con vigilancia militar unidos con cadena a un militar. La ejecución muchas veces era retrasada para martirizar más al prisionero, viviendo en incertidumbre de cuándo serían condenados (Filipenses 1,20). Los que mejor condición tenían eran los presos de prestigio que podían están libres de cadenas. Pero según el testimonio de Hechos 16 (Hechos 16,22-24) sus encarcelamientos no eran de gente privilegiada. Así, todo esto nos puede dar idea de qué tipo de experiencia vivía Pablo cuando escribe esta carta. 

    A quién está dirigida

    Dirigida a la iglesia de Filipo, principalmente obispos, diáconos e interesados. El uso de palabras como obispos y diáconos nos habla de una iglesia con cierta organización y estructura establecida. Posiblemente esta organización está influenciada por la estructura de otros grupos griegos (1,1-2). Una iglesia que fue fundada por Pablo de la cual se siente muy cercano a ellos (4,1). La carta está llena de elogios y palabras de amor y amistad (1,3,12). Algo que refleja la carta es el llamado a estar alegres y salta la pregunta ¿Cómo puede Pablo hacer un llamado a la alegría y animar a sus oyentes a estar alegres cuando él se encuentra en semejante situación?

    Otra pregunta que surge es, ¿acaso ésta congregación que dio tantas satisfacciones a Pablo tenía algunas dificultades para perder la alegría, por lo que Pablo les hace un llamado a recuperarla o mantenerla? Amar al otro con quien has creado una historia mutua que está llena de experiencias, satisfacciones y crecimiento mutuo, son las que te pueden impulsar a salir de ti y pensar en el otro aunque te encuentres en situaciones de mucho dolor o riesgo cómo era el caso de Pablo. Esta es una razón por la que Pablo no está pensando en dónde está o la posible muerte o sufrimiento cotidiano en ese terrible lugar; su preocupación por los otros le motiva a escribir para animar y seguir creciendo hasta llegar a la meta (3,12-15). 

     Sibonokuhle Ncube.

    Quiero resaltar tres ideas importantes que nos presenta esta carta que son su preocupación de Pablo:

    1. Cuidarse de los religiosos que imponen rituales (judíos) como si esto fuera lo más importante al seguimiento de Jesús (3,1-10);

    2. Seguir firmes en el Señor con alegría (3,1);

    3. Manifestar su gratitud por todo lo que lo han apoyado en estos tiempos difíciles, con la presencia de Epafrodito (2,25-30). 

    Desde estos lentes podemos entrar a nuestro versículo que nos invitan este año a revisar y poder encontrar dimensiones importantes sobre la paz que supera todo entendimiento.

    Filipenses 4,6–7

    Introducción

    ¿Qué condiciones límite, podemos encontrar en la vida que nos llevan a experimentar la paz de Dios?

    Reina es el nombre de una mujer de Camerún que hizo un recorrido desde su país para lograr el “sueño americano” el que muchos/as persiguen, pensado que es ahí donde se logra una vida plena y de bienestar. Su primer país de llegada fue Brasil, donde pudo quedarse por un año y medio a trabajar y así ahorrar dinero con el cual le permite seguir su viaje rumbo a EE.UU.. Ella platica sobre lo difícil que fue por no hablar portugués, sin embargo, logra aprender y su destreza con las telas y fuerza le permiten desempeñar el oficio de tapicería. Es así como logra juntar un poco de dinero y hacerse de algunas amigas. Inicia su recorrido por los países de América latina, sufre penalidades, hambre y peligros. Pronto se le acaba el dinero y se comunica con una amiga en Brasil para que le preste 100 dólares los cuales le promete devolver cuando ella llegue a EE.UU., es asi como ella logra avanzar y llegar. El recorrido fue largo y lleno de muchos peligros. Menciona que en Panamá solo le dieron 1 hora para cruzar el país, y fue deportada muchas veces por no poder lograrlo hasta que por fin lo hizo. El país más peligroso que ella considera fue Colombia. La guerrilla y el cruce por lugares insólitos fueron zonas de mucho riesgo donde vió morir muchos a su alrededor, en Nicaragua le robaron y solo un puñado de arroz le daban en la mano para comer quien se compadeció de ella. En México hubo gente buena que le ayudó, pero también hubo lugares de mucho cuidado para cruzar. Cuando por fin llegó a la frontera solicitó asilo y fue llevada a un centro de detención, donde duró un año (Centro de Detención GEO en Aurora, Colorado). 

    Ahí no le hizo falta nada, aprendió mejor el español y un poco de inglés, sin embargo, las relaciones eran difíciles ya que no había familia ni porvenir, no podía dar seguimiento a su proceso debido a que no tenía ni un solo papel que la identificara; pensaba que le habían robado su identificación en el camino. Sin embargo, su fe aumentaba y tenía esperanza que sólo Dios podía ayudarla. Una persona desconocida llamada María que radica en EE.UU. se ofrece ayudarle y ser su apoyo, pero necesita una identificación. 

    Reina no la tiene y le pide que en una sola cosa le ayude, que por favor haga una llamada a su amiga de Brasil para que le diga que no se ha olvidado de su deuda y que cuando salga del centro de detección ella trabajara para pagar lo que le debe. Es así, como María habla a Brasil y cuando explica la condición de Reina, la sorpresa que se lleva María es que ¡Reina dejó su identificación en Brasil! ¡Un milagro sucedió! Esto permitió que el proceso pudiera ser posible y Reina saliera libre para poder continuar ese proceso de asilo político. En toda esta narración, salía de su boca a cada instante la expresión “Solo Dios.” Ella mencionaba a cada situación de su travesía “Solo Dios salva, sana, cuida, ama, libera¨ lo dijo cada instante con una voz de convicción y firmeza, y sus ojos destellaban de alegría, sorpresa y admiración al ver el milagro en cada situación donde Dios intervenía. No había explicación humana solo una fe sincera en quien ella creía.

    ¿Cómo puede haber tanta paz en medio de tanto sufrimiento? Y no solo en las personas que la experimentan, sino que son movidos a incitar y motivar a los que están alrededor a vivir y experimentar esa paz que solo viene de lo alto. Pero ¿cómo se hace presente la paz?

    I. Un llamado para experimentar esa paz que sobrepasa el entendiendo.

    Pablo está en la cárcel, encadenado, en condiciones que posiblemente muchos no hemos experimentado. En cualquier situación límite se pueden observar dos formas de vivir las dificultades: a) Victimizarse: Mirarte solo a ti y sufrir por ti mismo y proclamar a los que están a tu lado sobre lo mucho que sufres para que vean tu condición, victimizarse y esperar que todos se muevan alrededor de ti por lo que te pasa, o b) Preocuparte y Ocuparte. Otra opción, preocuparte por ti pero siempre pensando en los que están alrededor de ti y por los que quedaron fuera. 

    La situación límite crea incertidumbre y dolor por el futuro (puede ser físico o emocional). Sin embargo, el amor al otro ya sea de la familia, amigos, iglesia etc, logran que la personas se sobre-pongan a la situación llevándolas a reflexiones profundas para sí mismos y para los que les rodean Es la presencia de Dios que alimenta y orienta, produciendo paz que se puede experimentar en lo imposible haciéndose posible, una paz que a pesar de las circunstancia el corazón puede experimentar confianza, seguridad, salvación y bienestar.

    Las cadenas, la vigilancia militar, el espacio físico como la prisión, la incertidumbre de su sentencia o vivir o morir, no le impiden a Pablo levantar los ojos y ver a sus amados hermanos de Filipo y preocuparse por ellos.

    II. Como viene esa paz profunda

    Acompañando en amor y amistad

    Pablo está acompañado por Timoteo y nos habla de él en varias momentos y circunstancias incluyendo ahora en la cárcel. Parece que su condición de prisionero le permite tener la presencia de Timoteo. También recibe a Epafrodito (3,25-27) una representación de la amada iglesia de Filipo, a través de él, le son enviados recursos para sus necesidades y recibe el cariño que la iglesia le envía (4,15-17).

    Reconciliando (4,2-3)

    Pablo pide a su fiel colaborador (el cual no da el nombre) que sea un mediador para la reconciliación de dos mujeres que trabajaron con Clemente y otros formando un equipo en la predicación del evangelio. Ahora Evodia y Síntique tienen sus diferencias y se han separado. Pablo en la cárcel conoce este asunto y envía estas líneas para animar a la reconciliación. √âl sabe la importancia de las personas y vivir en la paz de Dios a través del diálogo y la reconciliación.

    Alegrándose (4,4-5)

    La situación de cárcel no le impide alegrarse al recordar la iglesia que ama y le pide que también se alegre en el Señor, insistentemente lo dice: “alégrense, otra vez les digo alégrense,” la insistencia es un llamado de atención a poner atención para realizarlo. Las cadenas no pueden limitar la alegría que nos causa nuestras memorias la estrecha relación con las personas a la distancia.

    No preocupándose y orando (4,6)

    Pablo podría estar transmitiendo preocupación en esta carta, sin embargo, es todo lo contrario, la carta refleja a un Pablo que en medio de la adversidad confía plenamente en el Señor, que a pesar de las circunstancias difíciles y un gran desconcierto por el porvenir hay confianza y fe en el Señor. 

    Con todo lo anterior podemos experimentar la paz profunda que sobrepasa todo entendimiento.

    III. La paz que sobrepasa

    El versículo 7 inicia con un “Así”, que tiene la finalidad de hacer un comparativo de lo que es experimentar la Paz que sobrepasa todo entendimiento.

    “Así”, significa: Acompañar en amor y amistad, reconciliándonos, expresando la alegría, no preocupándose sino orando. Todo esto lleva a experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento.

    Este pronunciamiento desde las condiciones extremas como: la cárcel de Pablo, el camino de Reina viajando por Latinoamérica y experimentando peligro de muerte, los anabautistas del siglo 16 que podían cantar ante la muerte y personajes históricos lejanos y cercanos que con su vida y testimonio nos muestran la paz que sobrepasa todo entendimiento.

    Conclusión

    Hoy en cada país y contexto se viven situaciones extremas y este hermoso pasaje vuelve hacer eco en nuestras vidas llamando a vivir esa paz que sobrepasa todo entendimiento y guarda nuestros corazones en Cristo Jesús que es Señor nuestro

    ¿Cuáles situaciones extremas viven en su contexto donde experimentan la paz profunda de Dios?

    Pueden compartir testimonios de vivencias sobre la paz que sobrepasa todo entendimiento desde las crisis y conflictos de la vida.

    ‚ÄîRebeca González Torres (México)

    Este artículo hace parte de los recursos para la adoración del Domingo de la Paz 2019. Haga clic aquí para ver más.

     

  • Colombia se encuentra en las primeras etapas de un proceso de paz, entre el grupo guerrillero más grande del país y el gobierno nacional, firmado a finales del 2016. A pesar de que muchos de nosotros teníamos grandes esperanzas que los acuerdos de paz traerían una transformación a la historia de violencia del país, aún quedan muchos actores armados y se incrementan los casos de corrupción política, asesinatos de líderes sociales y defensores de los derechos humanos. Todo lo anterior impide el cumplimiento de nuestros derechos humanos y nuestro llamado divino a la paz. El contexto de violencia de Colombia afecta a toda nuestra sociedad, incluyendo a las comunidades eclesiales, especialmente aquellas que están en áreas rurales que quedan atrapadas en el fuego cruzado entre grupos armados (legales e ilegales) y son abandonadas por el estado.

    El pasaje en Filipenses 4,7 nos anima a confiar en la promesa de la paz de Dios, una paz que trasciende todo entendimiento. Una comunidad eclesial, en la región suroeste del país, que visité durante la etapa del post-acuerdo, personifica la confianza en la paz de Dios. Los residentes de dicho pueblo han sido testigos de enfrentamientos armados desde la década de 1960. El último enfrentamiento entre dos grupos armados insurgentes duró seis días. Cuando llegué a la comunidad, alrededor de tres días después de que terminaran los enfrentamientos, conocí a varios líderes de la iglesia de esa área. Entre esos líderes se encontraba una pareja campesina indígena que había venido desde la ladera de la montaña donde ocurrieron los enfrentamientos. Los saludé y les pregunté cómo había sido su semana, ellos respondieron “Muy bien por la gracia de Dios”.

    Tras conversar un poco más, la pareja compartió que los enfrentamientos estaban afectando profundamente a su comunidad. Muchas personas tenían miedo de salir de sus hogares ya que los grupos armados habían instalado toques de queda. A varios miembros de la comunidad se les exigió que abandonaran sus tierras. El control de las tierras es el motivo por el que luchan los grupos armados: un suelo rico y fértil perfecto para cultivos ilícitos.

    En efecto, la comunidad eclesial de esta pareja ubicada la montaña estaba enfrentando los efectos reales de la guerra una vez más, sin embargo, se mantuvieron fieles y confiando en la paz de Dios. Organizaron noches de oración comunitaria que iban desde las siete de la noche hasta las tres de la mañana, varias noches a la semana, en las que confiaban sus destinos a Dios. De la misma manera, continuaron alentando a los miembros de su comunidad a que siguieran cultivando alimentos y vegetales; y a no someterse a los cultivos ilícitos. Asimismo se estaban organizando con otros líderes de la iglesia en el área para planear métodos de resistencia no violentos. No iban a ser desplazados; esta era su tierra.

    La pareja me comentó que estaban muy agradecidos por la protección de Dios por esa semana ya que nadie de la comunidad eclesial ni de la comunidad en general había quedado atrapado en el fuego cruzado (aunque hubo algunas muertes en ambos bandos de los grupos armados). “Lo único que podemos hacer», afirmaron, “es compartir el mensaje de Dios a través de Jesús para que esta violencia y guerra puedan terminar”.

    Esto es exactamente lo que hacen. Esta comunidad encarna la promesa de la paz de Dios, la cual sobrepasa todo entendimiento. No tiene sentido orar, cuidar de la tierra u organizarse para mantener una comunidad arraigada cuando hay una guerra que busca destrozar a las personas, destruir cultivos y desplazar comunidades. Sin embargo, estas son las acciones de paz que la comunidad entiende como sinónimo de seguir el camino de Cristo.

    Los enfrentamientos entre los dos grupos armados insurgentes han cesado por el momento, pero los grupos armados y su disputa por el control del territorio permanecen. La iglesia también permanece, demostrando que la paz de Dios es activa y tiene vida incluso en medio de la lucha y la incertidumbre, incluso en medio del fuego cruzado

    —Andrea Moya

    Este testimonio hace parte de los recursos para la adoración del Domingo de la Paz 2019. Haga clic aquí para ver más.

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  • Así como las partes del corazón, las cuatro comisiones del CMM sirven a la comunidad mundial de iglesias afines al anabautismo, en las áreas de diaconado, fe y vida, paz y misiones. Las comisiones preparan materiales para la consideración del Concilio General, brindan guía y proponen recursos a las iglesias miembros, además, propician redes y compañerismo en relación al CMM trabajando juntos en temas de interés y enfoque común. A continuación, una de las comisiones comparte un mensaje de la perspectiva de su ministerio.


    “Si queremos ser una iglesia de paz”, expone Garcia Pedro Domingos, “también debemos responder y ofrecer otras alternativas a aquellos que necesitan trabajo y estabilidad financiera”.

    Domingos, proveniente de Angola, hizo este comentario durante las reuniones presenciales de la Comisión de Paz. Además, compartió historias sobre algunos de los desafíos de su país, entre ellos, cómo este continúa siendo una sociedad altamente militarizada debido a su larga guerra civil la cual terminó en el año 2002. Una de las realidades actuales, explica Domingos, es que el ejército es uno de los empleadores más estables en un país que sufre debido a las altas tasas de desempleo.

    Esto también afecta al contexto Colombiano, según lo expone Jenny Neme, miembro de la Comisión de Paz (2009 – 2018).

    Cuando Neme compartió parte de la historia de Colombia y de la Iglesia Menonita de ese país, Domingos mostró sorpresa así como alivio, al escuchar sobre cómo otros también luchan con realidades similares, incluso en diferentes continentes.

    A pesar de la distancia y las diferencias, hay una conexión en cuanto a los desafíos que enfrentamos en nuestra búsqueda común de trabajar para avanzar hacia la paz de Dios.

    Algunas veces, dentro del contexto local propio, nuestra perspectiva de la iglesia puede llevarnos a sentirnos aislados. Es posible que no sepamos acerca de las luchas que otros también enfrentan, luchas que pueden ser similares a las nuestras.

    Nuestras iglesias también pueden llegar a parecer bastante homogéneas, por lo que no vemos la diversidad que podríamos desear. Esto, por supuesto, es más cierto en algunos contextos que en otros.

    Sin embargo, cuando solamente miramos nuestro contexto local y nuestras expresiones eclesiales como El fundamento de nuestra iglesia, no reconocemos la manera en que otras iglesias alrededor del mundo ofrecen una idea de quiénes podemos ser de manera conjunta– lo anterior, al compartir los desafíos y las cargas de los demás, así como los dones y las diferencias.

    Además, al tener un enfoque local limitado, no reconocemos la belleza multicultural que se ha convertido en realidad dentro de nuestra comunión global como Congreso Mundial Menonita. Esta perspectiva más amplia proporciona una mirada alentadora que puede alimentar nuestro impulso, para que las congregaciones locales encarnen este mosaico multicultural en nuestros propios contextos.

    Este mosaico de diversidad ofrece una realidad hermosa y esperanzadora. Muestra una iglesia que es verdaderamente global. Gente de todo el mundo, representando diferentes países, realidades socio- económicas, razas, edades y género se reúnen como una familia; esto proporciona una oportunidad para compartir nuestras vidas mutuamente.

    Lo anterior, sin embargo, no quiere decir que no se presenten tensiones, diferencias y/o desafíos. Como en cualquier familia, el desacuerdo es parte de la riqueza de las relaciones. No obstante, esto ofrece oportunidades para aprender los unos de los otros, experimentar diferentes maneras de hacer las cosas, además de volvernos más conscientes de los diferentes desafíos alrededor del mundo.

    Al ampliar nuestra perspectiva a las realidades de otros hermanos y hermanas a nivel mundial, aprendemos sobre los desafíos que conlleva ser testigos de la paz.

    Nuestro mundo continúa sufriendo los efectos de una adicción a la violencia, la avaricia y el egocentrismo, los cuales no nos permiten vivir relaciones adecuadas con los demás, con el mundo y con Dios. Aun así, cuando nos reunimos para adorar, construir relaciones y compartir sobre los desafíos que enfrentamos, abrimos nuestras vidas y nuestras perspectivas del mundo a la presencia del Espíritu Santo que nos transforma a través de estas experiencias.

    Tales experiencias nos proporcionan continuas oportunidades para explorar cómo podemos caminar juntos, siendo testigos de la paz de Dios en el mundo.

    —Un Comunicado del Congreso Mundial Menonita por Andrew Suderman, secretario de Comisión de Paz del CMM

  • Congreso Mundial Menonita

    Declaración de Solidaridad con los Pueblos Indígenas

    En las Escrituras cristianas, encontramos a Dios que escucha los lamentos de los desposeídos y de los que sufren, que siente profunda preocupación por su bienestar y responde para salvarlos. En los Evangelios, Jesucristo, el ejemplo viviente de la iglesia, encarna la presencia preferida de Dios con el prójimo que es excluido, oprimido, ignorado, rechazado o tratado como extranjero. Jesús se vinculaba con la gente marginada, escuchaba y respetaba sus experiencias, y colaboraba en la búsqueda de justicia.

    El Congreso Mundial Menonita quisiera seguir el ejemplo de Jesús al responder al clamor de los pueblos indígenas de todo el mundo. Esta respuesta no solo se refiere al cuidado de la gente que sufre dentro de estructuras injustas; también incluyelos esfuerzos para desarmar (Colosenses2:15) las estructuras opresoras en sí, a fin de que todos los pueblos de Dios y la Creación puedan experimentar la esperanza del salmista: que la verdad y la misericordia se encuentren, y la paz y la justician se besen (Salmos 85,10).


    Fecha de aprobación: abril de 2018

    Aprobado por: Concilio General del CMM