El canto permanece: esperanza en un territorio con presencia de pandillas en Honduras

Durante más de 20 años, las pandillas se enfrentaron en el barrio Chamelecón en San Pedro Sula, Honduras. La calle principal servía como una frontera invisible, marcando el territorio de las dos pandillas dominantes. Incluso para las personas que no hacían parte de las pandillas, era peligroso cruzar esta calle.

Este vecindario es el hogar de “Vida en Abundancia”, una iglesia menonita. En 2008, la congregación sintió el llamado a comenzar una escuela primaria para proteger a los niños de la influencia de las pandillas, sin embargo, la violencia continuó. La policía y las pandillas peleaban frente a la escuela e incluso una vez dentro de la misma antes de que comenzaran las clases. En 2013, las amenazas contra la seguridad de los profesores y estudiantes se volvieron tan fuertes que la escuela tuvo que cerrarse. La iglesia acompañó a sus 38 estudiantes en el proceso de cambiarse a escuelas ubicadas fuera de la comunidad.

A pesar del gran temor en la comunidad y del reducido tamaño de su propia congregación, la iglesia estaba decidida a llevar esperanza. Incapaces de influir más en la escuela, los miembros restantes fueron más allá de la seguridad del templo para llevar a cabo actividades en todos los rincones del vecindario, haciendo que la “música de Dios” fuera más fuerte que el sonido de las armas.

El líder de la pandilla que controlaba el territorio escuchó la canción y se sintió atraído a buscar al pastor. Con cierta inquietud, el pastor José Fernández se presentó como aquel a quien el líder de la banda estaba buscando. “Nadie toca a este pastor”, el líder de la pandilla les ordenó a sus seguidores.

Ese momento fortaleció la disposición de la iglesia. Poco a poco, los jóvenes comenzaron a llegar a la congregación huyendo del horror de ese mundo de violencia y resentimiento.

La esperanza comenzó a crecer nuevamente, la gente empezó a regresar. El año pasado, la escuela volvió a abrir. Los adolescentes que se están formando en un programa de misión también contribuyen en la comunidad.

La pequeña iglesia que permaneció firme a pesar de las dificultades está floreciendo, anunciando una canción de esperanza para ahogar el sonido de la violencia.

—Como fue dicho a Oscar Suárez, miembro del Comité YAB`s para Latino América

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Este testimonio hace parte de los recursos para el culto del Domingo de la Fraternidad Mundial 2019. Haga clic aquí para ver más: www.mwc-cmm.org/domingofraternidadmundial