Ana (nombre ficticio), escapó de sus secuestradores, un grupo paramilitar, de Medellín, Colombia, llegando a Ecuador en el año 2016 después de haber permanecido secuestrada por dos años. Fue sometida a varios abusos y violencia, producto de estos, quedó embarazada, además era obligada a cometer varios delitos. Esta mujer huyó de la violencia de su país, pero el dolor y la rabia le siguieron acompañando durante su estadía en Ecuador.
Así la recibió la Iglesia Menonita de Quito, insegura, temerosa, entristecida, agotada, sin fuerzas ni ganas de vivir, sin embargo, la iglesia y el Proyecto con Personas Refugiadas, la acogieron, la empoderaron e iniciaron un proceso de sanidad.
Desde sus inicios la iglesia se formó como una comunidad multicultural e inclusiva, con la misión de orar y trabajar para promover la justicia y construir la paz, inspirados en la vida de Jesús. En el año 2002 la Iglesia Menonita de Quito en Ecuador, abrió sus puertas como una iniciativa de la Red Menonita de Misiones, la Iglesia Menonita de Colombia y la Conferencia Menonita de Iowa-Nebraska (Central Plains).
La iglesia tuvo el llamado de acompañar a la población refugiada, huyendo del conflicto en Colombia, y por eso creó el Proyecto con Personas Refugiadas, que actualmente recibe a 100 familias cada mes, a las cuales orienta, entrega ropa, alimentos, apoyo psicológico y las herramientas básicas para empezar una nueva vida. Asimismo, la ayuda material entregadas a las familias refugiadas más vulnerables, van más allá del asistencialismo y buscan ser soluciones que se sostengan en el tiempo y que ofrezcan alternativas para una vida digna en Ecuador.
Cada mes, trabajamos en talleres de educación para la paz y valores, dirigido a niños y niñas refugiados y ecuatorianos, con el fin de construir la paz a través de la educación; también se realizan talleres para mujeres de distintas culturas y lugares para compartir sus historias, aprender a cuidarse unas a otras y expresar su voz profética sin miedo, buscando seguir los pasos de Cristo.
Desde este año la iglesia está conformada por un equipo pastoral nacional, compuesto por cuatro mujeres laicas, quienes realizan el trabajo pastoral voluntario y desean fortalecer el liderazgo local a través del discipulado y el acompañamiento pastoral.
La condición multicultural de la iglesia, aporta una diversidad enriquecedora a las personas que asisten, por lo que han encontrado en el anabautismo la puesta en práctica del amor de Dios en gestos concretos de solidaridad, reconciliación, perdón, búsqueda de alternativas para la paz y para sanar las heridas causadas por la violencia en su país.
El Proyecto con Personas Refugiadas recibe el apoyo económico del Comité Central Menonita (MCC) y el apoyo de varias familias e iglesias ecuatorianas, quienes entregan donaciones de ropa y accesorios. Este trabajo compartido nos ha permitido descubrir que la misión y cooperación es un buen camino para avanzar en la ayuda social y lograr objetivos comunes.
La iglesia a través del proyecto, ha podido dar testimonio de fe y servicio, de reconciliación y perdón, de un encuentro armónico entre culturas diversas.
Han sido meses de intenso acompañamiento terapéutico, de caminar con Ana, y de descubrir que la violencia y la injusticia no lograron destruir su capacidad de perdón, su alegría, sus sueños.
Ahora, Ana, aspira y trabaja para obtener una beca para estudiar filosofía en la universidad y ha decidido que, a pesar de todo, por encima de todo, quiere ser feliz. Damos gracias a Dios por permitirnos ser un canal a través del cual su gracia y amor pueden fluir hacia las personas que han sufrido algún tipo de violencia.
—Un comunicado del Congreso Mundial Menonita escrito por Daniela Sánchez y Alexandra Meneses, Coordinadoras Proyecto con Personas Refugiadas de la Iglesia Menonita de Quito.