¿Por qué importa la comunidad mundial? Profundizar nuestro compromiso común de ser una familia mundial
Como Congreso Mundial Menonita, compartimos el compromiso de ser una hermandad (koinonia) mundial de fe y vida. Juntos, anhelamos ser una hermandad que trascienda las fronteras de nacionalidad, raza, clase, género e idioma. Pero debido a nuestra diversidad, cada iglesia miembro del CMM aporta una singular comprensión de la importancia de la hermandad mundial al participar e invertir en el CMM.
El número de abril 2015 de Courier/Correo/Courrier procura discernir la variedad de razones que motivan a las comunidades anabautistas de todo el mundo a reunirse para constituir el CMM. A continuación, escritores y escritoras reflexionan en sendos artículos sobre la siguiente pregunta: ¿Por qué mi hermandad local o regional necesita una hermandad mundial?
Vislumbramos la iglesia universal
Soy pastor de una congregación menonita del pueblo de Enkenbach, cerca de la ciudad de Kaiserslautern, en la región del Palatinado en el sudoeste de Alemania. Nuestra iglesia tiene 260 miembros y una concurrencia promedio de cien personas al culto dominical.
La congregación fue fundada después de la Segunda Guerra Mundial por refugiados menonitas de Prusia Oriental y Occidental (actualmente Polonia), que tuvieron que dejar su tierra natal a causa de la guerra. (En cambio, otras congregaciones menonitas de la región del Palatinado datan del siglo XVII, cuando refugiados menonitas que huían de la persecución, emigraron de Suiza en busca de refugio.) En Enkenbach, jóvenes no alemanes que realizaban servicio voluntario en Europa a través del programa PAX del Comité Central Menonita -una iniciativa humanitaria de la posguerra-, construyeron casas aquí para refugiados menonitas a modo de asentamientos, haciendo posible que nuestra congregación creciera. La membresía actual está constituida por refugiados que llegaron a una joven edad o por la primera generación de alemanes del “Palatinado”.
Nuestra congregación es una de las más numerosas de Alemania, mucho más que la congregación menonita de la Convención Arbeitsgemeinschaft Mennonitischer Gemeinden (sin contar las congregaciones más numerosas de trasfondo ruso-alemán).
La congregación local cumple una función sumamente importante en la tradición menonita alemana. Los primeros anabautistas destacaban el papel fundamental de la congregación local, y este énfasis ayudó al movimiento a sobrevivir en tiempos de persecución. Sin embargo, a lo largo de los años, el congregacionalismo ha dado origen a ciertas debilidades, e incluso un sentido a veces demasiado grande de autosuficiencia. Por ejemplo, miembros de nuestra congregación se creen no sólo menonitas, sino “menonitas de Enkenbach”, y no les interesa tanto otras tradiciones menonitas. En sus comienzos, nuestra congregación tenía alrededor de quinientos miembros y en las décadas subsiguientes esta membresía numerosa mantenía muchos programas, tornando a la congregación bastante independiente de otros grupos menonitas. Esto ha cambiado en el transcurso de las décadas, debido a que ha disminuido el número de miembros. Aun así, persiste un verdadero peligro: la posibilidad de que las congregaciones se pierdan de vista, desarrollando una mentalidad de “somos quienes somos y los demás hacen de las suyas”.
Afortunadamente, mucha gente de Alemania -incluyendo muchas personas de nuestra congregación- tienen una visión ecuménica. (Es probable que esto surgiera como resultado de la historia alemana, que abarca la principal escisión protestante-católica de la Reforma del siglo XVI.) Valoramos la estrecha colaboración con otras denominaciones a fin de dar mejor testimonio al mundo. En nuestro pueblo, mantenemos vínculos fraternales con congregaciones católicas y otras congregaciones protestantes (Iglesia Unida), albergando el espíritu de unidad de la iglesia cristiana.
A la vez, nuestra congregación necesita entender que la familia anabautista-menonita es más amplia que nuestra congregación local. Esta visión más ampliada del mundo proviene de nuestra participación en el Congreso Mundial Menonita.
La participación en el CMM ofrece varios beneficios concretos. Primero, ayuda a fortalecer nuestra identidad común como menonitas anabautistas. En nuestras congregaciones locales, organizamos dos pequeños grupos para leer y estudiar las convicciones compartidas del CMM, utilizando el libro Lo que juntos creemos, por Alfred Neufeld, de la Colección de Literatura Anabautista-Menonita Mundial. Actualmente, otro pequeño grupo le da lectura a otro libro de la Colección de Literatura del CMM: God’s Shalom Project por Bernhard Ott. Estos libros recomendados nos resultan muy útiles.
Además, la participación en el CMM nos sirve para recordar que la familia anabautista-menonita ha crecido mucho más allá de las culturas étnicas alemanas (suizas o prusianas) de las que el anabautismo se nutrió inicialmente. Por ejemplo, celebramos anualmente el Domingo de la Fraternidad Mundial (WFS, por sus siglas en inglés) en nuestra congregación, y, por consiguiente, recibimos regularmente información interesante sobre la vida de hermanos y hermanas del CMM. Más aun, al celebrar cada WFS recolectamos una ofrenda especial para el CMM, además de lo que donamos a través de nuestra Convención para el Aporte Proporcional Justo del CMM. En 2012, cuando el Concilio General del CMM se reunió en Europa, invitamos a nuestros cultos a dos oradoras (teólogas/pastoras de Japón y la República Democrática del Congo). Esto fue algo singular y nos permitió vislumbrar el advenimiento de la tradición anabautista-menonita en un fenómeno multicultural mundial. En 2011, tuvimos la fortuna de recibir la visita de César García, secretario general del CMM, para dar una charla en nuestra iglesia sobre la labor del CMM, que nos ayudó a mostrarle a nuestra gente la realidad de la fe anabautista mundial.
Asimismo, hemos sido afortunados de recibir a personas de América del Norte a través del Intermenno Trainee Program (Programa Intermenonita de Capacitación Práctica), una iniciativa de intercambio que convoca a jóvenes a vivir en Europa y obtener experiencia directa con la cultura e idiomas europeos. Además, hemos recibido a voluntarios paraguayos que han servido en nuestro medio; algunos, incluso, se han radicado aquí y se han casado.
Más allá de las iniciativas en las congregaciones locales, un gran número de miembros que pudieron costearse los viáticos, asistieron a las Asambleas del CMM en India (1997), Zimbabwe (2003) y Paraguay (2009). En cada instancia, nuestra gente ha regresado enriquecida e impresionada, y han informado sobre sus experiencias.
Sin duda, la interpretación bíblica de la Iglesia es más que sólo la congregación local. Cristianos de muchas tribus y naciones están unidas por algo más que sólo una identidad local. Desde una perspectiva bíblica, la Iglesia es una hermandad de creyentes que trasciende las categorías de nación, etnicidad y raza. Es un cuerpo universal (o católico, en el verdadero sentido de la palabra). Necesitamos al CMM para darlo a conocer y ayudar a que se viva su verdad a nivel de la congregación local. En definitiva, el CMM nos permite vislumbrar la identidad universal, incluso ecuménica, del Pueblo de Dios.
Rainer W. Burkart es pastor de la Iglesia Menonita Enkenbach de Enkenbach, Alemania. Además, ha integrado el Comité Ejecutivo y la Comisión de Fe y Vida del CMM, y ha copresidido la Comisión Internacional de Estudio de la Federación Luterana Mundial/Congreso Mundial Menonita (2005-2008), que sentó las bases para la reconciliación entre luteranos y anabautistas.