YAMEN: Abriendo una ventana sobre la iglesia global

YAMEN 2024/2025 orientation, Cambodia.

YAMEN 2024/2025 orientación en Camboya. Foto: Sarah Sarauniya Adamu

“Esta experiencia de servicio, sin duda, fue un hermoso regalo. Descubrí que anhelaba seguir creciendo y sirviendo. Al regresar [de mi asignación de servicio], me di cuenta de que mi lugar estaba en casa, con mi comunidad de fe, pero mi corazón ardía por regresar a las comunidades indígenas mayas popti’ donde había pasado mi tiempo de servicio. Sentí que había encontrado un lugar donde podía seguir siendo parte de la construcción del reino de Dios”. 

—Febe Madrigal, participante de YAMEN de Nicaragua, Jacaltenango Huehuetenango, Guatemala, 2022–2023 

A primera vista, el programa YAMEN (Red de Intercambio de Jóvenes Anabautistas Menonitas) del CCM, operado en nombre del Congreso Mundial Menonita (CMM), podría entenderse como un programa de voluntariado e intercambio multicultural. Sin embargo, si vemos a YAMEN como un espacio para jóvenes que, con curiosidad, vocación de servicio y un ardiente deseo de poner en práctica sus dones y habilidades profesionales, buscan ser parte de la construcción del reino de Dios en diferentes partes del mundo, entonces YAMEN se convierte en una oportunidad para experimentar la complejidad y riqueza de la iglesia global. 

La mayoría de los países donde opera el programa YAMEN enfrentan diferentes crisis: guerra, desplazamientos masivos, catástrofe económica, el impacto devastador de la crisis climática y combinaciones de estos diferentes desafíos. Las iglesias anabautistas rinden culto y testimonio dentro de estos contextos con el afán de responder y generar cambios en sus contextos inmediatos, llevando un mensaje de paz en medio de la violencia que las rodea. 

En algunos contextos, las iglesias se esmeran para evitar que sus personas jóvenes sean reclutadas por grupos armados. Otras comunidades se esfuerzan por transmitir su conocimiento de la tierra a las generaciones más jóvenes para que las personas jóvenes no abandonen el campo. Las iglesias anabautistas de estos contextos ven los programas del CCM como YAMEN, IVEP y Seed como oportunidades para que sus jóvenes establezcan conexiones y adquieran conocimientos de la iglesia anabautista mundial y del mundo en general que puedan llevar de regreso a sus comunidades. 

Diversas habilidades 

En la orientación de YAMEN en 2024, me alegré de conocer a varios jóvenes que en sus países objetan por conciencia el servicio militar. Conocí a jóvenes que se dedican a mejorar sus comunidades mediante la agricultura, música, arte, enseñanza, contabilidad, administración e ingeniería. 

Las diversas habilidades de las personas participantes de YAMEN nos invitan a pensar en lo rica que es la iglesia global. 

La iglesia global está formada por congregaciones en comunidades tanto urbanas como rurales, y estas diferentes comunidades eclesiales nos enseñan nuevas formas de ver el anabautismo y nos muestran nuevas formas de encarnar el llamado a la construcción de la paz en contextos donde las personas se enfrentan a la negligencia o incluso a la violencia del estado. 

Para las comunidades eclesiásticas, enviar a sus jóvenes lejos para un año de servicio en uno de los programas de intercambio del CCM es un paso considerable. Que un líder o lideresa joven de una congregación se ausente durante un año o más de servicio requiere un cambio, pero ese cambio puede convertirse en una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades de liderazgo. Después de que las personas jóvenes adultas participantes en YAMEN amplían su pensamiento y adquieren conocimientos más allá de sus fronteras, regresan a sus comunidades de origen para compartir con ellas nuevas formas de ser el cuerpo de Cristo. Hace unos años, una congregación envió a uno de sus jóvenes a YAMEN, una persona con muchos dones utilizada en el equipo de alabanza y en la escuela dominical de la congregación. Para la iglesia, la partida de este joven por un año de servicio en YAMEN significó una pérdida temporal, pero con la certeza y orgullo de ser representados por ese joven en un país diferente. Este joven, proveniente de un pueblo con una población de aproximadamente 800 personas, dio la vuelta al mundo para compartir sus valores, cultura y forma de ser iglesia que había aprendido en su congregación de origen. A través de su recorrido en YAMEN, no solo encontró oportunidades para visibilizar las fortalezas y adversidades de su comunidad de origen, sino también para compartir las similitudes y diferencias de su hogar temporal. 

Ajustes de reingreso 

La experiencia de cada participante de YAMEN es tan profunda que, a menudo, el regreso a sus países es un desafío; algunas personas tienen dificultades para encontrar su lugar mientras se readaptan a sus propias culturas. Para las iglesias de envío, el regreso de las personas participantes de YAMEN puede ser un desafío al ver cómo sus jóvenes han cambiado a lo largo del año de servicio. Las comunidades de las iglesias de envío, a veces, pueden sentir que las personas participantes de YAMEN han cambiado tanto que están casi “perdidas”, con sus nuevas perspectivas que desafían las formas tradicionales de funcionamiento de la iglesia. 

Recuerden esto… pero el que siembra muchas semillas, obtendrá una gran cosecha (2 Corintios 9:6b, EASY). Si bien el servicio a través de YAMEN puede traer desafíos, también puede entenderse como plantar una semilla para el futuro de las congregaciones locales, la iglesia global y el CCM. Al final del año de servicio, las semillas que se plantaron florecieron de formas nuevas, a veces inesperadas, y las personas jóvenes traen consigo nuevos dones, ideas y esperanzas para sus iglesias y comunidades de origen. 

Al hablar con ex participantes de YAMEN, he aprendido mucho sobre cómo YAMEN moldea y transforma sus entendimientos de la iglesia. Malin Yem, quien sirvió en Haití durante el año 2018-2019, regresó a Camboya para servir como pastora asistente, incorporando lo aprendido durante su año de servicio a su ministerio. “Para mí, YAMEN me enseñó otras formas de adorar, otras formas de ser iglesia, y eso cambió la forma en que pienso y cómo veo el mundo”, compartió. 

A lo largo de la historia de YAMEN, muchas personas jóvenes han fortalecido sus habilidades de liderazgo, ministeriales y profesionales, así como sus habilidades interpersonales y culturales. Febe Madrigal de Nicaragua explica así la naturaleza transformadora de su año en YAMEN en Jacaltenango Huehuetenango, Guatemala: “La experiencia me transformó. La convivencia con personas de diferentes culturas y la inmersión en un nuevo entorno fueron moldeando mi forma de ser, me reconstruí y aprendí mucho. Descubrí facetas de liderazgo que no sabía que tenía en mí, junto con una responsabilidad que me hizo sentir más cerca de Dios y de mi prójimo”. 

Durante más de dos décadas, la experiencia de YAMEN ha ayudado a muchas personas jóvenes a discernir sus vocaciones y ha ampliado su visión de cómo pueden contribuir a la iglesia en sus contextos de origen. Al mismo tiempo, las personas participantes de YAMEN han ampliado la visión de las iglesias en las que han servido, abriendo una ventana a la riqueza de la iglesia global. 

—Carolina Pérez Cano coordina los programas de servicio para personas jóvenes adultas YAMEN y Semilla del CCM. Vive en Bogotá, Colombia. 

Una versión de este artículo apareció primero en Intersections: Teoría & práctica trimestral del CCM (Invierno 2025, Volumen 13, Número 1). 


​La Red de Intercambio anabautista– menonita para Jóvenes (YAMEN) es un programa conjunto entre el Congreso Mundial Menonita y el Comité Central Menonita. Enfatiza la expansión del compañerismo entre las iglesias de la tradición anabautistay el desarrollo de los jóvenes líderes alrededor del mundo.

Los participantes pasan un año en una asignación intercultural que empieza en agosto y termina el siguiente julio.