Recientemente, el número de jóvenes en las iglesias de Asia ha disminuido significativamente; es probable que se trate de un fenómeno mundial. ¿Por qué creer en Dios se ha convertido en un acto de tontería? Porque en este mundo riguroso, lo que más necesitan los jóvenes es dinero, y para ganar dinero hay que convertirse en un ser “eficiente”.
La generación más joven vive con una abrumadora sensación de ansiedad: el miedo a quedarse atrás, el miedo a no sobrevivir.
Dividen todo en categorías de eficiencia e ineficiencia.
En esa cosmovisión, creer en Dios se considera la máxima ineficiencia. Los métodos para ganar dinero, las estrategias para maximizar la riqueza, se han convertido en las nuevas escrituras sagradas, que se propagan como un reguero de pólvora a través de YouTube y los libros. Como resultado, les preocupan poco las desgracias de sus vecinos, los desastres, la guerra. Incluso el duelo y el dolor, en cierto modo, parecen funcionar bajo las reglas de la eficiencia.
Sin embargo, curiosamente, incluso mientras acumulan riqueza, los jóvenes no encuentran alivio a la ansiedad. En cambio, sufren una depresión aún más severa y algunos se suicidan. Luchan por descubrir el verdadero significado de la vida y su propia identidad. Las redes sociales nos permiten estar constantemente conectados con todos con tan solo el toque de un dedo. Sin embargo, ha hecho que la soledad se sienta insoportablemente vacía. En un entorno así, conectarse con Dios parece casi imposible.
Si soñamos con un mundo donde vivamos por la fe en lugar del dinero, debemos convertirnos en prueba viviente de que el dinero no lo es todo, sino que el amor lo es. Incluso si este camino trae inmensas dificultades, debemos creer verdaderamente que esta es la alegría que Dios nos da. De esta manera, nos conectaremos a través de Él y, a través de Él, también aprenderemos a estar solos sin sentirnos perdidos.
Los desposeídos, los pobres, los afligidos, los que luchan y los que se solidarizan, todos son hijos del Señor.
Como pueblo anabautista de todas las edades, que podamos encontrar la valentía para abrazar la ineficiencia del amor: el amor hacia nuestros semejantes, el amor hacia todas las demás cosas creadas y el amor hacia Dios.

Valentina Kunze, Kkotip Bae, Felix Perez Diener, Gaëlle Oesch, Ebenezer Mondez
Kkot-Ip Bae es la representante de Asia ante el Comité de Jóvenes Anabautistas (YABs). Es miembro de la Iglesia Menonita de Corea.