Hace 500 años, hombres y mujeres valientes desafiaron a los poderes de su sociedad para seguir sus convicciones y entender las Escrituras de una forma nueva. En la cuna del anabautismo, esta fe sigue alimentándose a través de nuestras iglesias. Oremos por nuevas formas de que las personas miembros vivan la valentía de amar, de compartir el Espíritu de Dios con los demás. Foto: Karla Braun
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